-¿Su-san?-
-¿Mm?-
-¿Me amas?-
Están tendidos en la cama, leyendo con las lámparas de noche, escondidos bajo un edredón de gran grosor contra el aire frío escandinavo. Suecia se voltea hacia donde está Finlandia, su cabeza de lado.
-Por supuesto que sí. No podría pedir una mejor esposa-
Finlandia saca la lengua ante eso, golpeando ligeramente el brazo de Suecia -¡Te he dicho que yo no soy tu esposa! Pareja o algo así ¡Yo no soy una niña!-
-Chillas como una cuando te cojo-
-¡Su-san!- Finlandia chirrió indignadamente antes de reír, inclinándose para besar la sonrisa de Suecia -De todas formas Yo también te amo- Le besa de nuevo, y deja a un lado su libro -Es hora de acostarse ¿qué te parece?-
-Claro-
Actuando al unísono apagaron sus luces respectivas y acomodaron en la cama, Finlandia se acurrucó a su lado para sentir la suave piel del hombro de Suecia. Se duerme con facilidad, por lo que no se da cuenta de que Suecia sigue despierto suspirando hacia el techo con una expresión pensativa en su rostro.
***
-Oh, Su-san. ¿No era mi turno para cocinar hoy?- Finlandia pregunta a medida que camina en el pastoreo de sus renos para encontrar a Suecia trabajando sin parar con su horno con un brillo delgado de sudor en su frente.
-Sólo sentí ganas de cocinar-
-¿Puedo ayudarte?-
-Nah. Está bien-
-Voy a tomar una ducha entonces. ¿Cuándo va a estar listo?"
-En una hora más o menos-
***
-Hernekeitto!-
-Ärtsoppa- Suecia le corrige, sonriendo, sentado frente a Finlandia y girando a su alrededor de su sopa de guisantes con la cuchara, mirando a Finlandia como se come un bocado y lo ve con alegría en sus ojos.
-¡Tú la haces mucho mejor que yo!-
Suecia le sonríe y los dos se comen la sopa en relativo silencio, porque Suecia no habla mucho de todos modos y Finlandia cree que sólo se puede estar en silencio cuando la comida está sobre la mesa con las personas que están más cercanas.
El próximo plato es un desastre encantador de carne frita y papas que Finlandia empuja en su boca tan rápido que Suecia está seguro de que no lo está saboreando. Sin embargo el pastoreo de renos es un trabajo duro y hambriento y Finlandia parece contento con lo que está comiendo. Tan contento y concentrado que de hecho, no se da cuenta que Suecia tiene signos reveladores de nerviosismo. Se está empujando constantemente las gafas en la nariz, incluso cuando no han caído, jugueteando con sus pies, mirando distraídamente por la habitación.
El postre es pastel de queso sueco, servido en platos suavemente curvados. Suecia cuidadosamente lo coloca, Finlandia está frente a él, mirándolo con miedo y excitación mientras Finlandia a su vez ve con curiosidad la cajita al lado de su plato.
-¿Compraste una mermelada nueva?- Él le pregunta, mientras comienza a abrir la cajita.
Cuando mira hacia arriba Suecia ya está en marcha, sobre una rodilla en el suelo de la cocina que se ha fregado con fiereza por la tarde en su anticipación ansiosa.
-¿Quieres ser mi esposa de verdad, Tino?-
Eso es todo, su corazón está en su garganta mientras le ofrece a Finlandia su mano, mirando por encima de la parte superior de las gafas un poco borroso pero aun así el increíblemente hermoso rostro.
-Su-san... ya sabes que no me gusta...-
-¡Compañero entonces!-Suecia corrige desesperadamente. -¡Esposo! ¡Lo que sea que quieras!- Suecia toma una respiración profunda, sintiendo mareos por el miedo. -¡Cásate conmigo, Tino!-
Finlandia se le queda viendo, su labio inferior temblando ligeramente -Oh, Su-san...- Él se lanza hacia delante, lanzando sus brazos alrededor del cuello de Suecia, rompiendo a llorar. -¡Sí!- Suecia, puede sentir que Finlandia se mueve detrás de él sabe que se está poniendo el delicado anillo de en el dedo con sus manos temblorosas.
Suecia lo sostiene, casi llorando cuando siente a Finlandia que se aprieta contra él, tan cálido, tan hermoso. Él gira la cabeza para besar la nuca de Finlandia y es recompensado por su prometido que se da vuelta y regresarle el beso con tanta pasión que casi no lo puede soportar. -¡Yo realmente te amo, Su-san!-
- Te amo Tino- Se quedan en el suelo por un tiempo, no muy dispuestos a dejar ir el uno del otro, sin embargo, hasta Suecia, suspira feliz. -Vamos, vamos a terminar de comer-
-Está bien- Finlandia responde
Se levantan lentamente, besándose y besándose mientras nuevamente vuelven a sus respectivos lados de la mesa. Suecia no puede dejar de mirar la forma en que los destellos del anillo chocan contra la piel de Finlandia y Finlandia no puede dejar de mirar a futuro marido, admirándolo en muchos sentidos que es incapaz de contar. Terminan de comer en su silencio habitual.
Sin embargo la tarta de queso nunca ha sabido tan bien antes.