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Cliché por SasuDaiii

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Notas del fanfic:

Naruto y sus personajes pertenecen a Masashi Kishimoto. 

Notas del capitulo:

En general he estado bastante enferma, no me quejo. No es como si estuviese muriendo. Aparte de eso, siendo mi último año en el colegio he estado bastante ocupada. No me excusaré más... prometo terminar cuanto antes los próximos capítulos de mis otras historias.

 

Pronto publicaré el siguiente y último episodio de Vecinos, también me centraré en SasuNaru y Desahogo sexual.

OoC A lo loco. 

Pareja 100% Suke.

 

Cliché.

 

Cuando Naruto se adentró en su hogar, lo primero que escuchó fue el sonido asfixiado proveniente de la garganta de su novia, el rechinar de la cama y el golpe seco de ésta contra la pared.

Caminó apacigüe, arrojó las llaves al mesón de la cocina, tomó un sorbo helado de agua (recién servida) para de calmar la resequedad de su garganta y, con las yemas de sus dedos, acarició los tensos músculos de su cuello, se palpaban rígidos y dolía el simple contacto.

 

Retomó el caminar, dirigiéndose a la habitación que compartía con su futura ex novia; suspiró con cansancio, para luego empujar la puerta entre abierta con desgano.

No mencionó palabra; los observó por largo tiempo, esperando a que ambos se percataran de su presencia pero, muy al contrario de aquello, la rubia continuó embistiéndose a sí misma, con rapidez. 

 

Naruto pudo jurar que, en todos los años de su desgastada relación, la chica nunca se había mostrado tan pasional como ahora; y eso, hería profundamente su orgullo. 

Carraspeó, atrayendo la atención de ambos, dañándoles el posible y muy acelerado orgasmo. El pelinegro, quien estaba debajo de la rubia, la tomó por la cadera y, literalmente, la arrojó fuera de la cama.

 

El rubio no deseaba comenzar una disputa, su día había sido catastrófico. Aunque, ciertamente, no era propio en él mantener la calma. 

Naruto Namikaze se caracterizaba por ser una persona bulliciosa, impulsiva y sagaz; sin embargo, el que Ino le engañase no podía importarle menos. Era tan simple y predecible el hecho de que no la amaba que, en parte, lograba experimentar alivio. Ahora, ella terminaría siendo quien decidió botar todo a la mierda luego de que él le entregara el cielo, la tierra y muchas más promesas que, según los demás, ya estaba cumpliendo o, en su efecto, estaba por cumplir.

 

La de ojos claros, con su desnudo cuerpo sobre la alfombra, comenzó a diferir, provocando en él jaqueca. Fingió dolor, rabia e impotencia. Todo expuesto en su ahora cobarde y engañosa mirada. —Lo siento, Naruto. En realidad, te amo, pero nunca estás en casa. Me sentía sola. Por favor...

 

—No recurras a la lástima. Y vos, iros de mi vista— Musitó con recelo al hombre que esperaba impaciente, sentado sobre su cama. Esperó vehemente y, una vez éste con la ropa en sus manos, salió de su habitación, se permitió suspirar.

 

— Naruto... ¿Por qué no estás gritando?— Cuestionó, enseñando su desnudez. Naruto retiró la vista y se dirigió hasta el borde de su cama, para así retirarse el calzado —¿Tan poco te importo?

 

—¿Por qué debería importarme tus acciones?— Preguntó, sin mirarle fijamente.

 

—Somos pareja.

 

—Éramos. Tienes hasta el anochecer para sacar tu basura de mi casa.

 

—Pe-pero no tengo a donde ir.

 

El rubio le sonrió con indolencia —En ese caso, Ino, te recomiendo que empieces a buscar desde ya, que os hace tarde. 

 

 

 

 

 

 

—¿Te encuentras bien?

 

Perfectamente— Inquirió,  tomando un sorbo del whisky frente a él.

 

—Ino está realmente apenada.

 

Risita inquieta —Lo imagino.

 

—Hijo, deberías charlar con ella... perdonar es de sabios.

 

Para la desgracia de ambos nunca he sido muy inteligente, por lo que mi accionar no será un problema— Retiró el teléfono de su oído y escuchó vagamente el sermón de su madre mientras, con un movimiento de mano, llamaba la atención de una de las meseras. La castaña lo miraba curiosa —Otro whisky, abundante hielo. 

 

—¿Naruto?

 

Mamá tengo que irme, adiós— No espero respuesta y colgó. 

 

La mesera no tardó en regresar con su bebida. No pudo evitar mirarla de manera intensa, era bastante linda. Le sonrió y ésta se sonrojó de inmediato. Naruto estuvo satisfecho, no demoraría en conseguir alguien con quien acostarse, porque era sólo eso lo que necesitaba. Mero sexo. Unas piernas jóvenes, cuerpos firmes; Mujeres con voces agudas y bustos prominentes, u hombres afeminados, con rostros perfectos y caderas estrechas. 

 

No se demoró en seducirla, y ella, que según recordaba se llamaba Sara, le correspondió enseguida. Charlaron, fingió interés, le tocó los muslos debajo de la mesa, le besó dulcemente aparentando el deseo de conocerla, excusó su comportamiento, utilizó su breve historia de desamor y, luego de aquello, el llevársela a la cama resultó muy sencillo. Evadiendo el concepto de cama, ya que una vez Sara lo permitió, él se complació en tener sucio sexo en el baño del sitio.

 

Al día siguiente, cambió mínimamente su rutina. Llegó temprano al trabajo como hace mucho no hacía, y vistió más elegante que nunca. Todo tenía una razón, el más influyente concejal de la cuidad le visitaba. No era un secreto para nadie la cantidad que dinero que éste robaba del gobierno; sin embargo, y para la extrañeza de muchos, la mayoría de los ciudadanos lo amaban. Era callado, reservado, apático y todas sus derivaciones. Él, en lo personal, no era un gran adulador, pero ser su representante legal era simplemente improcedente.

 

El Concejal Uchiha y su esposa pasaban por un escandaloso divorcio, donde disputaban la custodia de su hijo menor: Sasuke Uchiha, de 17 años de edad. A esa edad Sasuke era auto-suficiente para decidir con quién marcharse; pero, luego de no presentar declaraciones, la corte estipuló que una vez el juicio terminase él vería con quién convendría que el Uchiha menor se quedase.

 

—Sr. Namikaze— Arguyó su secretaria frente a su escritorio. Asintió para que continuara —El Señor Uchiha se encuentra aquí.

 

Sonrió benevolente —Hazle pasar.

 

Segundos después, Fugaku Uchiha y su hijo Sasuke se encontraban frente a él. Les hizo tomar asiento y escuchó atentamente el caso, del cual conocía prácticamente todo. 

 

Sasuke se mantuvo al margen de la conversación, con el rostro pasivo y un auricular en su oído izquierdo. Hasta su asiento lograba escuchar la exorbitante música, parca y tenue. Agradable para sus oídos. Algo en ese adolescente le llamaba la atención. Parecía ególatra y brioso. Su rostro era bastante atrayente y sus ojos negros reflejaban una historia sombría tras ellos. 

Sonrió abiertamente y, seguidamente, le recomendó al mayor que Sasuke se presentase solo a las reuniones. Toda para su propia satisfacción.

 

Fugaku no dudó mucho, realizó preguntas convencionales sobre el caso, para luego confiarle a Sasuke con una alarmante mirada. Minutos después, aceptó, y una hora después se marchó dejando a Sasuke a solas con Naruto.

 

—¿Cuántos años tienes?

 

El moreno sonrió petulante —Es bastante maleducado que preguntes de esa manera sin habernos conocido antes.

 

—Evades mi pregunta.

 

—¿Eso crees?

 

Naruto imitó su sonreír —¿Te parece bien si me presento primero?— El Uchiha lo pensó durante unos instantes y, acto seguido, asintió sin mucho interés — Soy Naruto Namikaze, tengo 26 años, soy signo libra, soltero, estudiante de Derecho en la Universidad Local, trabajo acá hace...— Realizó cuentas mentales —Cuatro años y tres meses. Soy un bebedor compulsivo, adicto al tequila, o whisky, en su efecto. Escucho todo tipo de música, en especial el jazz.

 

—Conmovedora historia— Ironizó Sasuke.

 

—Tu turno.

 

—Sasuke Uchiha, 17 años, último año de secundaria. 

 

El mayor enarcó sarcástico una de sus cejas —¿Eso es todo?

 

—Todo lo que necesitas saber. El resto es mera habladuría.

 

—Quiero saberlo— Admitió.

 

Sasuke le observó perecedero, detallando el porte infantil del adulto frente a él —Vaya que eres insoportable... Soy signo leo, aunque no creo en esa basura. Pienso estudiar Negocios, o eso creo— Admitió frustrado —¿En qué universidad...? No lo sé. Imagino que papá conseguirá algo. Soltero, sin relevancia— Susurró por lo bajo —Adicto a los cítricos, o algo parecido a la adicción. El caso es que me gustan bastante. Me agrada el rock, el reggae y la lectura es mi musa. Mi escritor favorito es... honestamente no tengo idea, son demasiados. Aunque admito que Stephen King mueve mi mundo. Ahora que lo pienso, eso sonó bastante afeminado. 

 

Naruto escuchó y escuchó. Bastante intrigado, a decir verdad. Sasuke resultaba simplemente fascinante. 

 

—¿Por qué me miras así, idiota?— Preguntó el bruno, irritado.

 

Naruto se rió fuertemente, logrando que Sasuke relajara su ceño —Nada en especial. Vamos, muero de hambre. En el camino puedes seguir con la charla sobre lo que te gusta—  Ignoró la mueca disconforme del Uchiha y, pasando de largo, se dirigió hacia el elevador. No hubo necesidad de mirar hacia atrás para notar que, en efecto, el azabache le seguía a una prudencial distancia; parecía que si decías las palabras correctas o de manera precisa, Sasuke se sometía así mismo divagando entre obedecer o no. 

 

 

Una vez se encontraron en el restaurante, Naruto ordenó por Sasuke, y, aunque éste no mostrara abiertamente su disconformidad ante ese hecho, con el paso del tiempo el rubio fue capaz de notarlo. No podía evitarlo, se sentía embriagadoramente bien. Se disculpó por aquello y le permitió cambiar su pedido; sin saber el de ojos color ónix que aquello era exactamente una orden. Siempre había sido empedernidamente controlador, esa era la razón del por qué había llegado tan lejos, luego de perder todo lo que su vida representaba en un accidente doméstico. También, esa "cualidad" era la explicación de sus siempre fallidas relaciones. Todo tesón, por llamarlo de algún modo, traía cosas positivas y negativas. 

 

—¿Tienes alguna idea sobre qué hacer con tu vida?— Cuestionó con parsimonia mientras masticaba un trozo carne. 

 

—No— Admitió —Con el tiempo he comprendido que la mayoría de las personas se ven impulsadas a tener una vida mejor luego de pasar dificultades. Siempre he tenido cuanto he querido... ese es exactamente el problema de mi vida odiseica. Nada me impulsa. Ni la superación personal o el dinero. Soy lo mejor que puedo ser, sólo me espera el éxito aún si no excedo el total de mis capacidades.  

 

Honestidad.  Sin recelo se confesaba. Inusual en todos los aspectos, era sin excepción alguna la persona más contradictoria que había conocido. 

 

Le sonrió entre dientes —Falta de inspiración. Eso es todo. Creo honestamente que algo surgirá... tendrás tu musa; aparte de la lectura.

 

—Vaya, me has escuchado realmente. 

 

—Cada palabra.

 

—Ciertamente pensé que eras de esas personas que aparentaba estar a la escucha para lograr algo más. Sorprendente, tu imagen de idiota despista.

 

Naruto ignoró el sutil insulto —Tengo que decir que pasa exactamente lo mismo contigo. Tu imagen de ególatra opaca tu interna inseguridad.

 

—Hey, calla. Eres mayor que yo, no deberías igualarte a mí. 

 

—Por mí está bien.

 

—Me siento extrañamente responsable de tu conducta, o, ¿Es que acaso siempre eres así?

 

—En efecto, no. Contigo soy natural y verídico, ignorando el hecho del parecido simbólico de ambas palabras; al menos así ha sido las últimas horas. Los demás son mayores pretendiendo madurez. Me enferma.

 

Sasuke sonrió petulante — Eso quiere decir que te esfuerzas por encajar—Afirmó tomando después un largo trago de vino.

 

—Hey, hey... Un menor de edad no debería estar tomando alcohol; y sí. Es común en la sociedad fingir estar en armonía con la multitud.

 

—Es tan sólo vino, lo bebo desde los trece años de edad.

 

—Aun así, no deberías.

 

—Como sea, larguémonos de aquí.

 

El rubio suspiró pesadamente —¿Por qué la prisa?

 

—Si seguimos charlando me agradarás, y para mi padre y para mí eres solamente un abogado más.

 

—¿Qué con eso?— Preguntó, llamando con una mano al mesero —Abogado o no... si nos conocimos, fue por algo.

 

Minutos después, una vez Naruto pagó la cuenta, se marcharon del lugar. La lluvia los recibió de lleno, empapando ambos cuerpos por completo. El mayor de los dos ofreció su hogar en busca de calor. Sasuke aceptó a regañadientes.

 

El apartamento era amplio, extrañamente disconforme con la personalidad del rubio. Bastante sobrio y temple. Con un toque hogareño. Sin tapujos, el más pálido se adentró a la sala de estar, sentándose de inmediato en el sofá principal. Naruto no parecía molesto con aquello, y mucho menos irritado, aunque éste hubiese empapado el tapiz bajo él. 

 

—¿Algo de tomar?

 

—¿Qué tienes por ofrecer? 

 

7up, agua, café o té helado.

 

El otro lo pensó brevemente —Café caliente con dos de azúcar. 

 

El rubio desapareció de su vista, perdiéndose en la cocina. El moreno, por su parte, comenzó a husmear, especialmente donde se encontraban todos los cd's de música. Uno de ellos llamó particularmente su atención. The doors. Lo tomó sin premeditamientos y lo puso a reproducir; dejó que sonasen por ciclo, una por una y, echándose en la alfombra, delante del sofá donde antes se hallaba sentado, se dispuso a escuchar.

 

Naruto apareció minutos después con dos cafés sobre una bandeja color plata. Lo observó intrigante y, sin mencionar palabra, se sentó junto a él. 

 

—Toma— Inquirió luego de unos segundos. Sasuke recibió el café a gusto.  

 

—Pensé que escuchabas música meramente comercial.

 

—¿Acaso The doors no era comercial?

 

—Lo era, en efecto, en el siglo 17 y 18.

 

—Introducción de la música con Sasuke Uchiha— Bromeó, mirándole directamente a los ojos —Le has atinado. Escucho bandas comerciales, pero me doy el gusto de experimentar con cada música hasta encontrar una pieza maestra.

 

—¿Debería estar impresionado?

 

—Sí.

 

Sasuke le sonrió de medio lado, luego, tomó un sorbo de su café caliente e ignoró cuanto le decía que, tal vez, Naruto ya le agradaba demasiado.

 

Los minutos pasaron y la lluvia parecía no disminuir. Extrañamente, a ninguno de los dos pareció importarle. Naruto le ofreció un poco de ropa seca a Sasuke una vez acabó con su café, él también se cambió, prefería evitar un molesto resfriado. La ropa que le había brindado a Sasuke le quedaba enternecedoramente grande, aun cuando a simple vista la diferencia de estatura no sobrepasada los 5 centímetros, y sus contexturas resultaban jodidamente parecidas. 

 

—¿Quieres jugar algo o ver tal vez tv?

 

—No me hables como a un niño.

 

—No lo hago.

 

—Sí lo haces. Ahora qué dirás... ¿Ve a ver televisión mientras yo realizo unas cuantas llamadas?

 

Una vivaracha carcajada brotó de los labios de Naruto —Sí que tienes demonios internos. Está bien, ¿Qué desea hacer el Sr. Uchiha?

 

—Escuchar un poco de música sin que tí pronuncies palabra.

 

—Hey, pero esta es mi casa, ¿Eso no me da algún privilegio?

 

—No influye en lo absoluto.

 

El rubio se sentó junto al más pequeño, aceptando nimiamente a sus demandas. Al menos así fue los primeros 10 minutos.

 

—Me cansé. Hablemos. 

 

Un bufido molesto por parte del moreno se escuchó —Ya sabes toda mi jodida vida, ¿Qué más quieres?

 

—Todo... conocer todo. Me cautivas Sasuke, no me prives de ese deleite— Admitió, seriamente.

 

La canción de fondo acabó y comenzó a reproducirse otra; en ese lapso de tiempo ambas miradas se conectaron. Ambas con misma intensidad.

 

— Joder, eres una molestia. 

 

—Lo sé.

 

—Mi vida es tan intensa como la de una coral de mar.

 

El rubio remangó los brazos de su suéter y se dio media vuelta para mirarle mejor —Estoy a la escucha.

 

El bruno suspiró e imitó su movimiento, quedando frente a frente —¿Qué quieres saber?

 

—Todo— Concluyó.

 

—¿Te molestaría ser más específico?

 

El mayor negó suavemente —Para ser breves, preguntaré de manera rápida y tú responderás cuanto se te os ocurra.

 

La novedad con la que expresaba lo que, según creía, era una mala idea, lo atrajo apreciablemente —De acuerdo.

 

El rubio juntó sus manos infantilmente, dando la apariencia de un niño ante sus ojos — Animal preferido.

 

—Serpiente.

 

—Esperaba algo básico. Ya sabes, gato, perro o en su efecto conejo.

 

El sonido gutural de Sasuke le intrigó aún más; con certeza, afirmaría que el ser tan diferente al resto no le era del todo gustoso.

 

—Continuemos. ¿Color que te guste?

 

—Negro.

 

Sonrío lentamente —Película.

 

—El gran truco, supongo.

 

—Libro.

 

Se demoró un poco más de lo normal —Cumbres borrascosas... esto me está aburriendo.

 

—Algo muy diferente me pasa a mí, pero si te es tan pesado, acabaré de preguntar.

 

El Uchiha apoyó su cabeza sobre el sofá y, con la cabeza gacha, le continuó mirando, expectante. A Naruto, por doceava vez en el día, Sasuke le resultó hermoso. Tal vez demasiado. De una forma peligrosa y cautivante, parecía el tipo de persona que quebraba corazones sin apuro, muy oscuro y maligno pero elegante y afable. 

 

—Cuando tenía ocho años, papá dijo que si alguien te conocía del todo le sería más fácil el destruirte. Lo extraño de esto es que en un día, o en la mitad de uno, has logrado conocerme más que la mayoría de las personas de mi círculo social común— Naruto le acarició receloso el rostro, Sasuke sonrió —Al contrario de mí, que no te conoce más allá de lo banal.

 

Tomó entre sus largos dedos un mechón de cabello —Haberlo dicho antes.

 

—Dime... algo sobre ti.

 

Naruto sonrió tiernamente y en un ágil movimiento besó su frente —Hace unos días terminé una relación. O algo así— Se acercó más a Sasuke, ambos rostros se hallaban extremadamente cerca. Imitó el movimiento del bruno y apoyo la cabeza en el sofá —La verdad es que me engañó.

 

—¿Dolió?— Naruto negó comedido.

 

—Entre otras novedades... hace unos días regresé de España, duré tanto tiempo ahí que el hablar se estaba acomodando a mi dialecto— El Uchiha sonrió sincero —Pesé a ello, me gustó bastante estar ahí. 

 

—Nunca he salido del país.

 

—¿Por qué?

 

—No lo sé, nunca he querido hacerlo.

 

—Excéntrico.

 

El menor bufó fingiendo molestia —Me agradas— Admitió mediante una sonrisa. 

 

—No debería. Soy el chico malo que hacer sufrir a los demás, bebe en exceso, utiliza el sexo por conveniencia y engaña por dinero.

 

—¿Y qué? Todos lo somos, mas pocos lo admitimos. 

 

—¿Me estás justificando?

 

—Sí, o eso parece ¿No?— Musitó, cerrando precario sus ojos. 

 

Naruto se puso de pie, llamando la atención de Sasuke. Tomó ambas tazas ya vacías y, con una sonrisa, se marchó hacia la cocina. Minutos después, regresó con más café para ambos.  Ambos pocillos reposaron sobre la mesa de noche, humeantes. 

 

—Debo admitir que, para ser un mocoso, sabes mantener una buena conversación.

 

Ignorando cómo le había llamado, Sasuke le sonrió, manteniendo fija su mirada en él —Aun cuando eres un cabrón, me la dejas fácil.

 

—¿Alguna vez has tenido novia?

 

—No. 

 

—¿No serás gay o sí?

 

—¿Y si así es qué?— Retó grotescamente.

 

—Nada sucede. Sería hipócrita decir algo cuando mantengo relaciones con ambos sexos. 

 

— No soy gay. O eso creo... honestamente no tengo idea. 

 

El rubio le sonrió abiertamente, acariciando de nuevo su rostro —Al parecer no tienes idea sobre nada.

 

—¿Cuál fue tu primera pista?— Bromeó sin sonrisa alguna, contradictorio.

 

Naruto le miró fijamente sin atreverse a inquirir nada, perdiéndose en las oscuras cuencas del menor. Se sentía identificado con aquella sensación, la conocía bastante bien. A esa edad, cuando hacía las típicas cosas de adolescentes, se encontraba perdido; y, a diferencia de Sasuke, él no tenía el futuro decidido. 

 

—¿Qué me ves?

 

—Eres... demasiado... simplemente demasiado.

 

—¿Bueno o malo?

 

—No lo sé. 

 

Con un toque de humor golpeó con el dedo índice la frente del ojiazul —Esa es mi línea. 

 

Naruto tomó el dedo del Uchiha entre los suyos, todo ante la atenta mirada del otro —No eres tan apático como haces ver.

 

El Uchiha se limitó a sonreír, efímero. La lluvia continuó con su rumbo, cada vez más perecedera y su tiempo juntos se limitaba a ella; en cuanto terminara, Sasuke regresaría a su casa, y quién sabe cuándo se verían de nuevo. Suspiró cansado, provocando que el moreno lo mirara intrigado. 

 

—¿Cuándo nos veremos otra vez?— Farfulló temeroso.

 

—¿Por qué piensas eso cuando aún estamos juntos?

 

Naruto besó dulcemente el dedo índice de Sasuke, que aun sostenía entre sus palmas —Cierto. No te alejes demasiado, ¿De acuerdo?

 

—Pedófilo.

 

—Si Fugaku se enterara de esto...

 

—Morirías de inmediato— Interrumpió determinante —Pero... no estamos haciendo... nada malo.

 

—Es bastante obvio que me gustas.

 

El Uchiha sonrió entre dientes, con las mejillas tiernamente sonrojadas, y el cabello color negro esparcido por todo su rostro. Parecía ligeramente agitado y su pecho latía descompasado —Soy menor de edad.

 

—¿Y qué?

 

—¿No es acaso eso ilegal?

 

—Vernos fijamente, ciertamente, no lo es.

 

—Eres un niño— Musitó parco.

   

—Puedo esperar un año.

 

—¿Esa deducción la haces luego de conocerme unas cuantas horas?

 

—Sí.

 

—Ridículo. ¿No será tu típica charla para conseguir lo que quieres?— Infirió, sonriendo débilmente. 

 

—Para nada... mucho menos que eso funciona y no tengo que decir necesariamente que me gustan para convencerlos de mi interés. 

 

—Entonces...

 

—Ya te dije, realmente me gustas, postergando tu físico y atrayente desinterés ante todo. 

 

—¿Mi desinterés te parece atrayente?

 

—Cautivador.

 

—Eres un pederasta.

 

—Lo soy.

 

La lluvia terminó su estruendosa danza y sólo el fondo de la música se escuchó en toda la habitación —Tengo que irme.

 

—Te llevaré a tu casa.

 

—No soy una chica.

 

—Lo sé... sólo quiero pasar más tiempo contigo.

 

El azabache enarcó una de sus cejas intrigante y, sin pensarlo, acercó un poco más sus rostros. 

 

Naruto besó la punta de la nariz del otro mediante un toque simple, observando cómo Sasuke cerraba los ojos de manera serena y una sonrisa se dibujaba sobre sus labios.

 

—Este es el momento donde te golpeo por acercarte tan abruptamente.

 

—¿Por qué no lo haces entonces?

 

—Supongo que porque... eres tú. 

 

El ojiazul imitó la sonrisa del otro —Halagador.

 

—Cállate. 

 

—¿Qué sigue después?

 

El moreno le observó fijamente por, por lo menos, dos minutos —Dime tú.

 

El ambiente se tornó tenso y la música detuvo su reproducción. Entonces, Sasuke, sin pensarlo dos veces, se acercó a Naruto hasta dejar ambos labios extremadamente cerca, rozando ambas respiraciones —¿Estás seguro?— El otro tan sólo asintió y Naruto, sin meditarlo demasiado, terminó de unir ambos labios de manera tierna e inocente. Impropia en él. Sasuke se inclinó un poco más a él y, como un gato, astuto y elegante, acarició su rostro.

 

El contacto se tornó más tosco y necesitado, y Sasuke tuvo por primera vez un beso con lengua. No deseaba verse demasiado necesitado o inexperto, se caracterizaba por hacer todo bien. Perdidamente bien. Y ahora estaba ahí, besando a alguien mayor que él, con más experiencia y unos labios terroríficamente tersos. 


El rubio le tomó de la parte de atrás de la nuca, fuerte y sin vacilar. Ambos estuvieron muy cerca, tal vez demasiado y, con delicadeza, ingresó su lengua en la boca contraria, luchando por territorio, aprovechando todo lo que el Uchiha le permitía. 


Segundos después, demasiado efímeros, se separaron en busca de oxígeno. Sasuke mantenía los ojos entrecerrados y Naruto sintió una peligrosa punzada en su entrepierna, le observó lamerse lentamente los labios y de imprevisto unió sus labios en otro beso, más corto que el otro.


—No hagas eso.


—¿Hacer qué?— Murmuró de rodillas frente al mayor, acercándose cada vez más a él.


—Lamerte los labios.


—Oh, eso— Se mofó, uniendo sus labios en un casto beso.


—Es suficiente por hoy... es mejor que te lleve a casa.


El azabache mordió dócil su mandíbula y repartió cortos besos alrededor de ella —¿Por qué?


Naruto le tomó de los hombros y lo separó con demasiada dificultad, lo observó atento a los ojos y detalló el leve sonrojo de las mejillas del otro. Demasiado excitante. —No lograré detenerme... es peligroso para ambos.

 

Sasuke respiró por la boca mientras fruncía el ceño —No me harás daño.

 

—No es ese tipo de peligroso, idiota— Musitó —Tu papá te espera— Argumentó, besando dulcemente los labios del de ojos color ónix.

 

Sasuke asintió a regañadientes. Naruto estuvo satisfecho, o en parte así fue; se levantó del suelo y ayudó a Sasuke a ponerse de pie. 

 

—Eres un hijo de puta, ¿Sabías?

 

—Y aun así te gusto.

 

—En parte, sí. 

 

 

Notas finales:

Sasuke Naruto : A happy Yaoi Family.

Gracias contabilidad por eso :3

 

No estoy muy... bien ahora, me encuentro estresada, sin ganas de estudiar y un terrible ardor sobre todo mi rostro y brazos peeero todo mejorará, les agradezco por leer la historia. Espero que sea de su agrado :3 

Pd: El Gran truco es mi película favorita, no pude evitarlo. 

Saludes. 


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