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Botella Borracha por amorosa

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Notas del fanfic:

todos los personajes pertenecen a Masami Kurumada.

Notas del capitulo:

Este fic es en celebracion al cumple cumple de Milo de Escorpio.

espero les guste.

 

Reunidos en tan bella mansión, propiedad de Mistumasa Kido, celebraban el cumple de su mejor amiga, compañera de batallas, ex novia de Shun, amiga de la infancia durante el arduo entrenamiento. (June) Saori, siendo alguna vez generosa con sus guerreros, recompensándolos por tantas luchas por salvar su vida, ofreciendo abiertamente su casa para una pequeña reunión entre los conocidos de la cumpleañera, colegas, antiguos enemigos…

La pasarían re-chevere en esta “fiesta”. Habría sexo a montón, bebidas alcohólicas, música sensual y atrevida, strippers, alguno que otro calato, etc.

 

-Camus…ven rápido  a la mansión de la bruja…digo de Saori, estamos organizando un reventón-inquirió Hyoga.

 

-Hyoga lo siento pero sabes que a mí no me gustan las fiestas…-contestó el aludido francés.

 

-Por favor maestro…-suplicó el cisne.

 

-No, Hyoga lo siento…-contestó el hielito hermoso.

 

-Buaaa maestrooo…-fingiendo llorar-…yo quiero que usted esté acá, es el ser que me ha enseñado todo en la vida y deseo pasar un rato con usted; además le iba a presentar a mi novio…BUAAA

 

-Está bien, pero ya no llores muchacho, eso no es lo que te enseñé-Exclamó Camus.

 

Colgó. Nadie sabía que estaba muy cerca a la casa de su diosa, ella personalmente lo había invitado, y siendo una orden de ella, no pudo negarse, no pudo formular el simple monosílabo: “NO”. Tras haber recibido hoy el llamado de su querido pupilo, y haberlo

escuchado llorar, no tenía opción más que cumplir con la orden y con el pedido de su discípulo favorito. Quizás Milo, su mejor amigo durante años fuese; querida verlo, desde hace un mes que se mudó a la mansión como guardaespaldas de Saori y ni siquiera una carta, un escrito, un texto, una simple palabra pero…nada de nada.

 

-Estoy seguro que estará ahí, el conoció a June y además…hoy es su cumpleaños-Dijo el acuariano al viento.

 

-Necesito confesarle mis sentimientos…necesito decirle cuanto lo amo, pero tengo miedo de no ser correspondido, ser demasiado poca cosa para él…-susurró el copo con melancolía; más al instante se le olvidó su pena y se sonrojó de solo imaginarse la escena.

 

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Ya a las tres de la tarde, estaba muy guapo, presentable, con sus mejores ropas y su mejor fragancia corporal…solo una duda asaltaba su cabeza: ¿Por dónde se supone que debería empezar de hablar sobre el inicio de sus sentimientos hacia ese bicho rastrero, casanova y rompecorazones?. Él no tenía experiencia en esas cosas, inclusive seguía siendo virgen. Esto era lo que más le preocupaba, se sabía de antemano, por rumores, chismes o ex amantes del escorpión…que le gustaban los chicos experimentados, apasionados, guapos y muy ardientes en la cama.

No podría con eso, si se enteraba de su  estado, lo dejaría sin hacerle caso. Pero debía arriesgarse si quería ganar. Así lo haría.

 

Se presentó justo cuando la fiesta comenzó, y sin sorprenderse lo vio, al hombre que le quitaba el sueño, el dueño de su corazón, su razón secreta de vivir, su Milo, su todo. Sorprendentemente no había ruido alguna, si era una fiesta como podría estar sin música??-se preguntó.

 

-Vengan todos…vamos a jugar a la botella borracha…-propuso Shun.

 

-Siiii…-contestaron todos menos un turbado Camus.

 

Sin rechistar u oponerse, obedeció lo dicho. Se sentó al lado de Seiya, y observando la actitud de los demás presentes intentó relajarse y dejarse llevar por el momento.

 

La agasajada giró la botella, quedando la punta en dirección de Shun y la otra parte hacia Hyoga.

 

-Bien mi patito bello…te ordeno que le des un abrazo de oso a June…-susurró Andrómeda.

 

El cisne de hielo obedeció, cumpliendo la orden chistosamente. Cuando volvió a su lugar, la botella volvió a girar apuntando esta vez a Shiryu y Camus, quien daba la orden por desgracia o suerte era el de bronce.

 

-Haber Camus, te ordeno que vayas con Milo al baño y se dan un beso de diez minutos…-Exclamó el dragón al mismo tiempo que le quiñaba discretamente un ojo al bichin.

 

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Un rojo carmesí muy tonante se instaló en las mejillas del galo, el destino había querido que ellos tuvieran que cumplir el reto. Esta era una oportunidad perfecta para declarársele, y pese a estar demasiado nervioso, se controlaría para poder hablar, no desperdiciaría un momento como aquel. Además era solo un beso…que de malo podía pasar en tan solo 10 minutos??

 

Más su pregunta mental fue contestada el mismo instante que encerrándose en el baño junto a su hermoso caballero de armas, este lo toma de la cintura y lo besa suave al principio, volviendo aquel  simple contacto en uno más profundo, llevando su lengua al borde de los labios casi inexpertos del francés, buscando con este gesto que el otro abriera la boca para jugar con esa tersa lengua, explorar la cálida cavidad. La humedad de ese lugar le gustaba, lo estaba excitando el solo hecho de que sus manos que ya antes habían tocado otro cuerpo, lo cogían de la estrecha cintura, con una mano lo sujetaba y con la otra recorría su espalda hasta llegar a la altura de los riñones y detenerse sin atreverse a avanzar más.

 

Camus se sentía flotar, tocaba el cielo con sus manos, estaba en el paraíso, incluso llegó por un momento a ver a Buda. No podía creer que sus labios tocaban directamente los del octavo guardián. Una mano juguetona recorría su espalda, pero sintiéndola más abajo, por sus glúteos, no pudo reprimir un gemido involuntario que salió de su garganta inconscientemente.

 

-Ahhhhh…-gimió el acuariano.

 

Milo mostró una encantadora sonrisa, gracias a ese sonido que era como música para sus oídos, supo su compañero disfrutaba de sus caricias, pero no podían seguir así, ninguno de los dos, se deseaban internamente, era una pasión contenida desde hace mucho. Sin saberlo, el sentimiento era mutuo, hace un par de meses que notaron que cupido los había flechado, pero no hubieron tenido valor de ser sinceros con la persona amada.

 

No se dieron cuenta del tiempo transcurrido. Lo único que sentían era e cuerpo ahora desnudo del contrario arder, quemar, provocándoles un placer inigualable al rozar en un movimiento sensual sus pieles, sus erecciones, al compartir besos, fluidos…

 

El griego estaba entre las piernas de Camus, recorría con besos lentos el cuerpo del francés, dejaba rastros de saliva por donde pasaba, sus labios, su cuello, su pecho…deteniéndose en los pezones.

 

-Ahhh…Milo…Ahhh…Ahhhhh…-gemía el galo sin control.

Sus protuberancias rosadas estaban duras como rocas por las atenciones recibidas. Sin duda alguna la lengua del oji-celeste era experta, con lengüetazos, succiones y lamidas suaves en esa zona tan delicada, hubo logrado enloquecerlo a tal punto de que arrebatándose y perdiendo los estribos le quitó la ropa estorbosa del griego y susurró con dificultad la frase que tanto deseaba oír.

 

-Mi…Milo…te quiero dentro de mí…-murmuró apneas logrando una oración coherente.

 

De solo escucharlo su sexo se irguió por completo, su cuerpo exigía dolorosamente la culminación y si su hielito se lo había pedido, gustoso aceptaría poseerlo.

 

Lo tumbó en el piso bocabajo, descendió en besos por la espalda amplia de Camie, hasta llegar al lugar escondido entre sus nalgas….SU VIRGEN ENTRADITA. Separando ambas redondeces con sus dedos, encontró el lugar exacto, por un rato solo lo contempló, y vio que ese masculino se contraía una y otra vez por pequeños espasmos de placer. Era muy estrecho. Demasiado. Usaría su lengua y dedos para delatarlo y poder fundirse con él sin lastimarlo demasiado, sería gentil y cuidadoso, ya que no deseaba que su amor se lastimara, no quería darle una mala experiencia y recuerdos en su primera vez.

 

Al terminar de dilatarlo, se colocó en posición, y empezó a empujar lentamente, lágrimas de dolor escapaban furtivamente de los zafiros de Camie, el griego lo besaba en la mejilla para tratar de distraerlo y relajarlo, haciendo con esto más fácil la penetración.

 

-Tranquilo…ya pasará…-consoló Milo.

 

No se equivocó, empezó con embestidas suaves, poco profundas, mientras pasaban los minutos, Camus dejaba de sentir dolor y la mueca de su cara se tornaba en una de mucho placer. Entre feroces embestidas ambos derramaron su esencia, perteneciéndose ahora y para siempre…

 

Al normalizar su respiración, Camus intentó decir algo pero Milo lo calló y dijo:

 

-Camus yo…te amo...-Confesó sin rodeos.

 

Se miraron por un rato, eterno para Milo, corto para el acuariano, en donde Camie pensó correctamente en su sincera respuesta.

 

-Yo también te amo…Milo-contestó.

 

Se fundieron en un dulce beso, abrazándose durante el proceso.

¿Que estarían diciendo los demás ahí afuera de su demora en un simple “beso”?

Bueno ya les darían una buena explicación luego.

 

 

 

 

FIN

Notas finales:

ojala fuera de su agrado.

muchas gracias por leer.


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