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Un regalo de Navidad en cuatro días por NEY OTAKU

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Notas del fanfic:

Originalmente este iba  aser in one soot, pero jajaja me he metido en aprietos, dejando libarar mis ideas, para quienes les prometi el soot, espero les  guste y dejen sus comantarios si no, pues gracias d etodas maneras leer ok jajaj no problem gracias

Mi inetnción no es ponerlo tristes, más bien que piensen en lo bonito que es amar a alguien

 

Notas del capitulo:

Bien yo aquí de nuevo, un one soot que se convirtio en un fic de bueno pocos capítulos unos cuatro a nomas ok, no me linchen. ajsdkals

Regalo de Navidad en cuatro días.

Capítulo 1: Navidad.

Taemin desde pequeño ha sido un niño con sueños dulces, llenos de fantasía y caramelos. Se portaba bien, obedecía lo que se le ordenaba, en la escuela era de los primeros de la clase, sus calificaciones eran de promedio excelente, los maestros lo tenían con una expectativa muy buena.

“Un chico perfecto”

Es increíble que un niño de escasos seis años sea así de perfecto, tan amoroso, tan simpático, sus rosadas mejillas lo hacían ver como un querubín. Toda la gente que lo veía se maravillaba de él. Inspiraba ternura por donde quiera que vaya.

Eso es lo que veían o querían ver. La realidad es que desde que nació ha luchado por ser aceptado por las personas más importantes para él, sus padres.

Taemin para su desgracia no fue planeado para venir a este mundo, sus padres se había casado muy jóvenes y sin amarse ya que cuando eran novios, al tener sexo no se cuidaron y su madre salió embarazada. Los abuelos maternos fueron quienes decidieron que debían estar juntos “por el bien del bebe”, ese niño necesitaba un hogar y una familia con la que pudiera crecer, un lugar donde refugiarse, unos brazos que lo acunaran para ayudarlo cuando sintiera, miedo, dolor, amor, felicidad, todo aquel sentimiento que iría experimentando poco a poco.

Es increíble pensar que tu propia madre no haga valida tu existencia, pero  así fue, era joven, bonita, social, con muchos pretendientes, pero en cuanto recibió la noticia de que estaba embarazada, todo su mundo de transformo, ella misma se volvió un caos.

Su padre, bien y era irresponsable. Estuvo con su madre poco tiempo, su belleza lo atrajo, menos sus sentimientos. Para él fue “una aventura más”, de la cual todo según él, resulto fatal, pues iba a ser padre muy joven y eso implicaba RESPONSABILIDAD, segunda palabra a la que le huía, pues la primera esa COMPROMISO.

Cuando él nació, fue en un principio para sus abuelos, pura felicidad, pero sus padres en cambio, solo lo veían como una carga, un compromiso al que estaban atados para el resto de su vida. Aun así trataron de sentir amor por su hijo, Trataron.

Pasaron seis años y ese niño, durante ese tiempo lucho aun siendo muy pequeño, por la atención de sus padres. No con berrinches, no con travesuras, no con caprichos, si no con lo que se la había otorgado como un don, le don de la bondad.

Jamás replicó alguna orden, siempre era educado, siempre tierno.

Pero nunca tomado en cuenta.

Los niños de su edad lo consideraban tan débil y tonto. No tenía amigos, buenos amigos. Estaba solo, más aun cuando sus abuelos murieron en  un accidente. Después de eso, apenas recordaban su nombre en su propia casa.

Sin embargo él se las arreglaba, al ser hijo único no tenía con quien hablar ni jugar, pero todo eso era  substituido por sus amigos de felpa, una vaca, un tigre, un mapache y una rana. Fueron un obsequio de su cumpleaños numeró 4, regalos claro de sus abuelos.

Podía pasar horas jugando son ellos, imaginaba mundos en los que él era un aventurero y sus peluches sus fieles amigos. Siguiéndolo por caminos peligrosos, junglas con animales exótico, incluso ir a la luna. Todo era más que divertido. Más por una razón, porque nadie más que él podía escucharlos hablar. Sí, ellos hablaban solo con él.

Todo pasó una navidad, la navidad de sus 4 años, en el gran árbol adornado de luces y figuras propias de la temporada. Había despertado temprano esperando a ver lo que el hombre gordo de rosadas mejillas y voz graciosa le había dejado esa noche. Desde que tiene consciencia lo hace, siempre esperando la navidad como un día mágico en que cualquier deseo se hace realidad.

A penas abrió los ojos, salió de su cama y salió de su habitación que se encontraba en la planta alta, aun con su pijama de puntos azules, con al cabello despeinado y descalzo. La casa estaba en silencio y sus pasos apenas se escuchaban. Bajó las escaleras de que daban al primer piso y ahí estaban, sentados en el tronco de árbol mirando hacia su dirección, como dándole la bienvenida.

-Wa~~~  -salió de su garganta, su expresión era de total felicidad. Corrió hasta ellos y los tomo todos, abrazándolos con ternura. Los reviso uno a uno y se maravillaba de los bellos que eran. Los miro uno a uno con una gran sonrisa, revisaba cada rincón suave y lo detalles que lo hacían tan peculiares. Pero algo le llamó la atención.

Había una nota tirada en el suelo, justo en el lugar donde los tomo, la recogió, a pesar de ser pequeño ya sabía cómo leer algunas oraciones, no por nada su maestros de jardín de niños lo consideraba un niño prodigio:  “Tu felicidad llegará, si tienes paciencia y no te rindes, todo se te recompensará”; sin embargo, aun cuando pudo leer perfectamente la nota, no entendió del todo su contenido, en ese pedazo de papel había una palabra que nunca había conocido el no entendió, “Felicidad”.

Un niño, triste que jamás ha recibido un abrazo de sus padres, le costaba entender esa palabra. No le dio importancia, volvió a tomar los animales de felpa y  abrazarlos con fuerza.

-¡Hey no tan fuerte! –el mapache dijo. Taemin se asustó y los soltó de golpe. Cayó al suelo sentado.

-¡ya lo asustaste que no ves! –ahora fue le tigre.

-yah! Ustedes dejen de discutir –la vaca replico.

-se pueden calmar –la rana trato de detenerlos…

El pequeño tenía, los ojos bien abiertos. Sus regalos, sus peluches, le estaban hablando, y discutiendo entre ellos. Se preguntaba si era un sueño, si seguía dormido o si todo era producto de su imaginación. O tal vez santa se esforzó para darle un regalo muy bueno.

-Hey Taemin no te asustes–la vaca lo llamo. Eso se estaba poniendo aún más extraño de lo que podía pensar –no te haremos nada…

Taemin se sentó frente a ellos, los analizaba con la mirada, tomo  a la vaca y empezó a punzarlo con sus dedos, para ver si había algo que hiciera tan sonora voz salir de esa animal de felpa.

-¡hay! No lo hagas –grito –duele

-lo siento –dijo y lo dejo en el suelo –pero ¿Cómo  sabes mi nombre…?

-porque se nos encomendó saberlo…-la rana había hablado y los otros le afirmaron con un “si”, a coro.

-pero ¿por qué?

-Porque nos necesitas, de ahora en adelante no estarás solo en esta casa –el mapache le contesto.

-Para eso hemos venido, para cuidarte y ser tus amigo… -el tigre parecía haber sonreído cuando dijo eso. O esa sensación le dio, más que tigre parecía dinosaurio.

-Taemin dime –la vaca lo llamo -¿hay algo que desees?  ¿Hay algo que realmente  pedirías si te pudieran conceder un deseo?

Taemin se lo pensó,  nunca le habían preguntado eso, todo se lo daban, casa, juguetes, dulces, comida, etc. , excepto una cosa, algo de lo que gozaban los demás niños y podían presumir de ellos sin cansarse, algo hermoso de lo que la mayoría gozaba y al él se le había negado.

Había escuchado a mucho niños hablar de ello, el no entendía muy bien a lo que se referían pero, todos quedaban con un sonrisa deslumbrante cuando pronunciaban esas palabras.

-“ser amado” –lo dijo sin más, como algo común. Aun no sabía exactamente lo que significaba, pero por lo  que había visto y escuchado, parecía que así lo llamaban los adultos, AMOR.

Esa agradable sensación de calidez en tu corazón.

-Entonces espera y lo obtendrás… -le dijeron a coro.

Taemin sin pensarlo sonrió, que más daba, sus muñecos le estaban hablando, por más listo que sea, es un niño de 4 años que nunca ha recibido amor de familia, su imaginación sobrepasaba su apenas en construcción, razón.  Sentía afecto por lo que los grandes definirían “objetos inanimados”, pero se sentía bien ahora tenía con quien hablar.

-¿Qué haces ahí? –la voz ronca y seca de su madre lo asusto. Giro para verla y le sonrió.  Ella bajaba las escaleras que hace pocos minutos él recorrió. Se levantó  a gran velocidad y corrió para  abrazarla.

-¡umma lo muñecos están vivos! –Taemin quería compartir su descubrimiento con su madre, quería que compartieran tan grata experiencia.

-Deja de decir tonterías –la mujer lo alejo de un empujón –vete a lavar que hare al desayuno –ella lo miro como a un loco. Como un tonto, como un niño torpe que solo la hace estresar.

-Pero umma…

-¡Pero nada ve hacer lo que te dije si no quieres que te de una tunda! –su voz subió su volumen, haciendo que el pequeño retrocediera por el susto.

Ni porque era navidad su madre intentaba ser amable, ese era su comportamiento siempre. Tan gruñona, tan distante, tan cortante, sin tacto y alzándole la voz cada que lo veía. Su cara reflejaba la edad de  una mujer de 40 años aunque ella rayaba todavía los 25 años. Estaba tan vacía. Tan triste.

Su madre desapareció en el pasillo. El giro hacia los animales de felpa.

-No te preocupes, todo estará bien –dijeron a coro. Cuando hablaban todos se producía un ruido chistoso, que hacia vibrar lo oídos de Taemin, provocándole muchas cosquillas en el cuerpo, e inevitablemente hacerlo sonreír.

¿Podría ser la magia de la Navidad? Esa fu su explicación, sí, todo era obra del gordito que viste de rojo. “Gracias Santa” pensó.

Taemin los llevo a su habitación. Los tomo a todos y subió las escaleras a prisa, de una u otra forma tenía que obedecer si no quería otro regaño.

 

Después de ese día de navidad las cosas no fueron igual. La tristeza fue suplantada por la amistad, la amistad de sus nuevos y carismáticos amigos.

Aun cuando sus padres lo seguían ignorando, Taemin había encontrado su refugió. Su pequeño mundo, donde podía correr, gritar, brincar siempre que lo desee.

Dos años pasaron, dos años de amistad. Que duro tan poco.

Las  cosas se complicaron.

En la navidad de sus seis años, su padre  los abandonó, se fue con su otra familia que desde hace tiempo había formado. Su madre quien no acepto la idea de ser madre soltera y que además no recibió más que él rechazo de los padres de su esposo después de aquello, decidió dar en adopción a su pequeño hijo.

Taemin le estorbaba, le impedía seguir con su vida, la vida que ella siempre deseo y que no pudo hacer por “ser madre”. No quería  su propio hijo, eso bastaba para explicar.

Esa noche, su madre tomo algunos de sus objetos personales, unas mudas de ropa, su cepillo de dientes y una cobija.  Despertó a Taemin y lo jalo para sacarlo de la cama, no le importo llevárselos casi a rastras. Le puso un abrigo que apenas le daba calor.

Afuera el frío era insoportable, estaba nevando. Los pronósticos del clima decían que la temperatura era de 2°, y que seguiría bajando.

-¿A dónde vamos umma? –el no entendía nada, aún tenía sueño y quería regresar a su cama calientita, junto  a sus cuatro mejores amigos, que  reposaban inmóviles en su cama. Se frotaba los ojos con las manos, con sus pequeñas manos, que empezaban a sentir el frío, pues no llevaba guantes.

-A un bonito lugar –ella sonrío. Taemin se sorprendió de ello, nunca su madre la regaló tal sonrisa como la que ahora se formó en sus labios. El pequeño sonrió, pensó que tal vez saldrían de paseo como lo hacían las otras familias. Poca importancia tenía si estaba nevando.

Miro hacia su cama y los vio,  a sus mejores amigos, le sonrió y sacudió sus manos en señal de un “nos veremos pronto”.

Salieron de casa. Taemin iba rebosante de felicidad, daba pequeños saltitos a cada  momento. Su madre le había tomado la mano para caminar juntos, la primera vez que  caminarían juntos. Se sentía ese calor entre las manos. Esa inexplicable experiencia de calor que recorría su cuerpo con rapidez.

Llegaron frente  a un portón grande de metal. Una casa enorme pensó él. su madre llamo a la puerta.

-¿Qué hacemos aquí umma? –no le contestaron –umma…

-Taemin cariño podrías esperar aquí…mamá olvido algo y necesita ir por él –ella le entregó la pequeña mochila que cargaba en el hombro.

-¿P…por qué umma? –titiritaba con los dientes, apenas podía pronunciar las palabras.

-Mamá no tardara solo espera, cierra los ojos y cuenta hasta 10 si –lo hizo sentarse frente  a la puerta, él asintió no podía desconfiar de su madre;  mientras ella se alejaba del lugar.

1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10…Y su madre ya no estaba, solo una corriente fría de aire.

El portón de metal de abrió dejando ver a una mujer de avanzada edad, sonreírle y extendiendo su mano para ayudarlo a entrar.

Esa también fue la primera vez que se sintió traicionado.

Taemin creció con duras palabras que atacaban  su corazón “La felicidad y el amor no existen”

Mucho menos en navidad.

 

 

12 años después…

Taemin  tenía ya  18 años, su cabello corto  café con tonos rojizos, su complexión fina le hacía tener un porte de modelo, su rostro es hermoso a pesar de ser un chico, pero sus expresiones mostraban a una persona triste y sola.

 

Arreglaba  su apartamento, acababa de mudarse. Había conseguido entrar a la mejor universidad que ofrecía música. Amaba tocar el piano, podía sentarse horas y tocar sin  cansarse. La música era su resguardo de todos los recuerdos dolorosos de pasado.

Hoy es 20 de diciembre, cuatro días más y la navidad se haría presente. Junto con las malas memorias.

Desde aquel día que lo abandonaron se propuso ser una persona fuerte, sin piedad, severo, como lo habían sido con él. No tenía amigos, ni familia,  era como un viejo ermitaño, tan gruñón, tan cansado, tan aburrido.

Gracias a ese orfanato logro acomodarse con familias de buena posición. Más nunca tardaba más de un año en fastidiarse y hacer miles de cosas para que lo botaran.

“Para que formar lazos que después se destruirán, eso es lo que pensaba”

A base de su bien dotado conocimiento logro terminar hasta su escuela preparatoria sin complicaciones, becado además, ahora quería alcanzar su más grande reto, ser el mejor pianista de Corea. “Ser el mejor” solo se movía a través de su orgullo y dureza.

El niño que creía en los cuentos de hadas desapareció, no creía en nada,  ni en la mistad, ni en el amor, ni en la familia. Nunca dejaba que alguien más se le acercara más de lo debido, las chicas que intentaban tener algo con él siempre salían llorando, las traicionaba, las usaba, y las botaba.

“Todos te dan la espalda al final” ese era su lema. “La felicidad y el amor no existen”

Lo que no sabía es que esta noche algo fuera de lo común pasaría.

 

Había terminado de acomodar todo, sus libros, su ropa, sus muebles hasta el piano que con mucho esfuerzo había logrado rescatar, porque estaba hecho un desastre, en la basura. Un día que regresaba de la preparatoria lo vio, ahí abandonado, sucio pero aun funcional, no lo pensó, ese piano iba ser para él, logro repararlo y ahora luce como nuevo.

Su apartamento lucia como un día normal, no había adornos, ni luces, ni imágenes navideñas, ninguna de  Santa, reno o duende…mucho menos un árbol de navidad, nada, así esa mejor para él, no se molestaba en gastar en cosas que detestaba.

Eran alrededor de las nueve de la noche, estaba cansado y con hambre, no  había parado de acomodar desde la mañana, aprovecho que sus vacaciones habían empezado para arreglar su hogar.

-Pensé que no terminaría jamás –se dijo caminando hacia su cocina, sobándose la pansa. Fue directo al refrigerador y se preparó un sándwich. Se sentó en una banquita de madera frente  a su comedor.

Tocaron  a la puerta y se levantó con pereza para abrir.

-¿Quién es? –nadie le respondía. Abrió de un golpe la puerta, pero no había nadie, miro por los por los lados y nada, cuando iba  acerrar la puerta noto que había algo en el suelo, una pequeña hoja de papel doblada a  la mitad, sellada con lo que parece la huella de un gato hecho a tinta,  la tomo.

-Extraño –se dijo. La desdoblo, su expresión cambio a sorpresa.

 “Tu felicidad llegará, si tienes paciencia y no te rindes, todo se te recompensará”

 Esas palabras se le hacían tan conocidas, peor no lograba recordar de que, si era por una persona, por algún lugar, o algo…no le dio importancia.

Entro de nuevo a su apartamento y cerró con llave, era tarde y quería dormir. Fue  a la cocina para limpiar, cuando acabo se dio un baño, se cepillo los dientes y se puso su pijama. Fue hasta su habitación, fue directo a su cama y calló rendido.

Se dejó envolver por el sueño un largo rato…

 

“la la la…nunan neomu yeppeoso…”

Se dejó escuchar por toda la habitación como un susurro…Taemin  apenas de removió entre las sábanas…

“…Ring Ding Dong…”

El sonido se escuchaba cerca…

“…Juliette…oh…”

Se sintió un aire frio por toda la habitación.

“Hello, Hello…Taemin…”

 

Taemin  abrió los ojos asustado. Claramente sintió como susurraban su nombre en su oído. Él nunca ha sido una persona temerosa, no cree en los fantasmas ni esas cosas que a la gente le da miedo.  Volvió a cerrar los ojos tratando de conciliar el sueño e ignorando aquel mensaje.

-¿Es que nunca piensas despertar?

Esta vez  la voz se escuchaba a escasos pasos de él, lo que hizo que levantara medio cuerpo lo que hizo que se topara con un chico rubio, con un par de ojos café claro, tan rasgados que parecían de gato.

-ah!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! –grito. Trato de pararse pero lo único que consiguió fue caer al suelo.

-Mira cómo has crecido Taemin…omo…y además te has vuelto todo un galán…

-¿Q…quien eres tu…? ¿Y cómo sabes mi nombre?  –dijo desde el suelo, mirando a esta ¿persona? Esta sentado en su cama, vestido todo de negro y con un gran libro abrazado a su pecho.

-¿Qué? Oh~~ ¿Es que no reconoces mi voz…?

-¿Cómo rayos puedo hacerlo  si no te conozco?

-Ahss de veras que tu mocoso… -*puhs, desapareció*  -jugamos tanto tiempo y no puedes recordarme…ahora entiendo porque nos mandaron otra vez hacia ti…-el chico apareció sentado a un lado de Taemin mirando lo con aburrimiento.

-C…como…

-Es normal que no nos recuerde deja de fastidiarlo…-esa voz provenía de su otro costado, volteo de inmediato y vio a otro chico, vestido de igual color  negro, de piel morena y cabello negro obscuro, jugaba con un reloj de bolsillo.

-¿Quiénes son ustedes…? –volvió a cuestionar. Se paró rápidamente del suelo y se dirigió hacia la puerta.

-Tus mejores amigos –volteo para ver detrás de él. Uno más. Con sombrero de copa y bastón, estaba apoyado en la puerta y lo miraba fijamente.

-Ustedes no son mis amigos, yo no tengo amigos…

-Ese es el problema Taemin…no tienes amigos…no tienes familia…y no tienes a quien amar…-dijo este mismo.

Taemin le dio una mirada asesina, la mirada de desprecio que le deba a toda la gente cuando decían algo que  de su total desagrado.

-¡Deja te de patrañas!.. ¡Váyanse, fuera! –gritó totalmente alterado, esos eran los temas que más le desagradaban para hablar.

-No podemos hacer eso… -el chico de mirada felina se levantó y de un brinco llegó hasta Taemin – Aquí –abrió su libro y dejo las hojas correr, cuando llego a la sección adecuada las hojas se detuvieron y el apunto con su dedo, levantó el libro hasta la altura de los  ojos de Taemin – Dice que antes de navidad te enamoraras…

Y ahí estaba, sobre la línea…  “Lee Taemin, antes del 25 de diciembre estará totalmente  enamorado”

Taemin lo miro y rio, le parecías una estupidez…

-Eso jamás…, ahora largo… -fue su última palabra, fu hacia la puerta y la abrió en su totalidad empujando al chico de sombrero de copa.

-Fuera…

-Eso lo veremos…-dijeron a coro.

En ese mismo instante tocaron  a la puerta y los tres desaparecieron en el aire. Taemin estaba aturdido, se cuestionaba  si eso que acababa de pasar fue un sueño o una  alucinación, el  golpeteo de puerta lo regreso  a la realidad.

Sacudió la cabeza para despejar las ideas y corrió hacia la puerta. Antes de abrir la puerta miro al reloj de la pared, eran  las 12:00 en punto. Frunció el ceño por eso, no entendía como alguien pudiera estar tocando a su puerta a esas horas y con este frío que congelaba  hasta los huesos.  Estaba decidido a reclamarle a esa persona su total desconsideración por llamar a su puerta. Abrió la puerta de golpe.

-Qué demonios  crees…   

-Hola disculpa la molestia…es que me preguntaba si podrías dejar que me quede una noche en tu apartamento… -se rasca la cabeza

Un chico, alto, moreno, de cabello castaño oscuro,  de mirada profunda y ojos grandes le sonreía. Tenía las manos en los bolsillos, vestía una bufanda marrón  y un gran abrigo de color hueso, una gran bolsa de viaje colgaba de su hombro.

Taemin no reaccionaba, su voz se fue, su conciencia se fue y la sensación de calidez en el cuerpo lo invadió. Experiencias nuevas ha de mencionar. Nunca en su vida, había tenido estas sensaciones, por nada, por nadie.

- oh perdona mi descortesía –dijo al ver que no había respuesta por el dueño del departamento –Mi nombre es Choi Minho.

Tres gatos negros miraban curiosos de tras de Taemin, se miraba  uno a otros. El reloj marco las 12:01 am.

“En cuatro días…Taemin…”

El susurro se escabullo en los oídos de Taemin erizándole la piel….

Continuara>>>>

Notas finales:

ok espero les guste proxomamente el segundo de cuatro? o cinco kkk lo siento depende de como slagan las ideas ok bexos

*Una cosa más no espero que termine meramente el 25 de dic, pero si las circunstancias se dan sería genial ajsdkads gracias

si les alcanza manden un review.

att Ney -otaku


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