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Tras la caída del muro por eggy33

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La universidad se convirtió en una serte de pueblo fantasma, más de la mitad de el estudiantado había colgado los estudios para trabajar para las grandes cadenas multinacionales cuyos locales había abierto sus puertas tras la caída del muro. En la actual situación de Berlín, trabajar en un McDonald’s resultaba mil veces más provechoso que estarse años estudiando una carrera que se traduciría, inevitablemente, en un sueldo penoso.

Kay estudiaba física, lo más parecido a la astronomía que había en la limitada universidad de Berlín oriental. En su carrera ya solo quedaban 73 alumnos de los 240 que había habido anteriormente. Kiefer, siguiendo la nueva moda, también abandonó sus estudios de ingeniería para emplearse en un Pizza Hut pese a las suplicas de su madre.

La ciudad comenzó a sufrir cambios: ante la amplia oferta de productos extranjeros, mucho más baratos que los alemanes, montones de fábricas cerraron sus puertas para luego ser convertidas en elegantes conjuntos de lofts ocupados por gente bohemia y cosmopolita. Además de eso, la ciudad se llenó de bares, clubes y discotecas de todo tipo.

Fue gracias a eso que Lukas obtuvo su primer trabajo en Berlín: decorar con murales las paredes de un nuevo club. El club en cuestión contaría con música en vivo para darle oportunidad a las bandas principiantes, Lukas se valió de una mezcla de graffitis, murales y mosaicos para dejar le local con un ambiente alternativo.

El club prometía, y en la noche de su inauguración había una enorme cola esperando en la entrada y un puñado de grupos medianamente conocidos tocando en el escenario. Por supuesto, Kiefer no iba a perderse semejante evento y no tuvo reparos en arrastrar a un aterrorizado Kay con él.

Lukas también estaba con su grupo de amigos ya que el dueño les había invitado al evento, Jens ya estaba bastante borracho: había pasado la etapa de beber con desconfianza a la de bailar como un poseso y ahora se encontraba en su etapa parlanchina, Derek solo rogaba que no entrara en su fase violenta, ya los habían vetado de demasiados clubes por eso.

-¿Te haz dado cuenta que los pies son como las manos de nuestras piernas?-preguntó Jens sintiéndose como un genio por haber pensado algo tan profundo como eso. Derek puso los ojos en blanco mientras Lukas sonreía divertido.

-Sí, me he dado cuenta-respondió Lukas mientras encendía un cigarrillo y miraba a la banda en el escenario, eran malísimos: demasiados sintetizadores y poca música.

-¿Y también te haz fijado que las narices son como dedos gordos en la cara?-siguió Jens con un ligero hipido.

-En efecto-coincidió Lukas sin escucharlo del todo mientras seguía paseando la mirada por el local. De pronto su mirada se topó con un chico al fondo del local, era muy bajito, de cabello rojizo y desordenados y unos curiosos ojos del color de la mantequilla fundida. Estaba pegado a la pared con un vaso lleno en la mano y completamente rígido, era obvio que se sentía incomodo, bastaba con ver su intensa y desaprobatoria mirada y la manera en la que hundía los dedos en el vaso de plástico abollándolo ligeramente. Lukas se sentía intrigado con aquel chico con aspecto de niño y actitud de anciano, el chico se giró y se quedó viendo una de las paredes que Lukas había decorado, aquello lo alegró: nadie miraba las paredes, parecían muy concentrados mirando a los gilipollas en el escenario.

En efecto, Kay había visto como Kiefer desparecía entre la multitud para bailar con una chica dejándolo solo en aquel lugar lleno de música, cuerpos sudorosos y luces azulada e intermitentes que le ponían nervioso ¿y si era epiléptico? ¿Es que nadie había pensado en eso?

Se volteó a mirar una pared mas por hacer algo que por otra cosa, había un graffiti de un hombre ahorcado con un globo rojo, el ahorcado flotaba gracias al globo sobre una ciudad enorme. El hombre no era mas que un delgada silueta negra y la ciudad era gris así que el único toque de color lo aportaba el globo rojo. Kay había visto otros graffitis antes pero no habían sido más que meras pintarrajeadas de gamberros anti-sistema, pero aquello era diferente, era hermoso: era arte.

-¿Te gusta?-preguntó una voz a sus espaldas sacándole de su trance artístico. Kay dio un salto y se giró para quedar cara a cara con un chico de lo mas extraño. Era un chico alto y delgado con el pelo teñido de un curioso color celeste,  tenía un piercing en la ceja y tres agujeros en un oreja, vestía unos ajustados pantalones de cuadros escoceses, pesadas botas que Kay reconoció, con horror, como del ejército nazi y una camiseta de The Clash. Kay se sintió completamente fuera de lugar con su camisa de franela y sus vaqueros rectos.

-Es lindo…-murmuró Kay evitando el contacto visual.-Me gusta el globo, le da…color. Pero no demasiado, solo lo suficiente. No se si me explico-dijo Kay sorprendido consigo mismo por haber hablado tanto. No solía ser tan comunicativo con lo extraños, mucho menos con extraños tan…,bueno, tan extraños.

-Me alegra que te guste-dijo Lukas.-Eso es exactamente lo que quería lograr: usar el color justo, algo así como Banksy-Kay asintió aunque no  tenía idea de quien era Banksy.

-¿Tú lo pintaste?-preguntó Kay.

-Todo el local-respondió Lukas orgulloso.- ¿Viniste solo?

-Con un amigo-dijo Kay sintiéndose como un perdedor, ¿tanto se notaba lo solo que estaba allí?-Pero nos separamos y desapareció.

-Suele pasar-dijo Lukas con gesto distraído mientras se pasaba la lengua por el dorso de la mano para luego apagar el cigarrillo contra este, Kay se quedó perplejo preguntándose si aquel tipo seria uno de esos psicópatas que la señorita Lautenbach, su maestra de primaria, aseguraba que había en el mundo capitalista.-¿Qué tienes ahí?-inquirió señalando su vaso.

-Jugo de grosellas, no bebo-dijo Kay avergonzado, siempre se había sentido orgulloso de no beber, pero con Lukas se sentía ridículo, como un niño. Kay se sintió extraño al percatarse de que nunca había deseado tanto agradarle a una persona.

-Ven conmigo, te presentare a mis amigos.-Kay asintió, cualquier cosa era mejor que quedarse mirando la pared.

Avanzaron con dificultad por entre la multitud que se meneaba al ritmo de la música intentando no derramar las cubatas en el proceso, por fin llegaron a una pequeña barra apartada en un rincón del local mucho más despejada que la barra principal. Lukas se acercó a un par de chicos con un aspecto tan extraño como el suyo: había un tipo delgado y rubio evidentemente borracho con unos grandes ojos celestes y un rostro precioso. Kay pensó que el chico podría ser perfectamente un ángel si no fuera por su pinta: pantalones de cuero rojo muy ajustados y una camiseta azul marino con las mangas arrancadas que mostraba un grotesca escena de María Antonieta en la guillotina con su cabeza, cortada, en una cesta.

A su lado había un tipo de casi dos metros,  tenía unas piernas largas y una espalda ancha lo cual le daba un aspecto esbelto pero fuerte,  tenía un revuelto cabello castaño oscuro y llevaba jeans negros, chaqueta de cuero negro y una camiseta blanca sin dibujo alguno. Tenía cara de hastío mientras el rubio le hablaba casi a los gritos de una película de zombies que había visto de pequeño.

-Chicos-dijo Lukas llamando su atención-Este es Kay-luego se volvió hacia el aludido-El rubio es Jens, el gigante es Derek.

-¿No es un poco joven para ti?-preguntó Derek arqueando una ceja.

-Tengo dieciocho-dijo Kay con una vocecita insegura y atropellada.

-¿Lo ves?-dijo Lukas-Yo y Jens tenemos veinte y tu veintidós, es perfecto.

En ese momento se acercaron unas chicas a pedir unas bebidas en la barra, Jens siguió hablando animadamente sin percatarse que Derek ya no lo escuchaba y se había enfrascado en una animada conversación con una de las chicas. Lukas hizo lo propio con la otra.

-¿Quieres follar conmigo?-preguntó Lukas con una sonrisa rodeando a la chica rubia con un brazo. La muchacha se deshizo del agarre con brusquedad mirando a Lukas con arrogancia.

-Busco algo serio-soltó la chica intentando darle la espalda.

-Tranquila-dijo Lukas con una sonrisa maliciosa mientras jugueteaba con el pelo de la chica.-Sé follar sin reírme.

El tipo de la barra, que lo había escuchado todo, prorrumpió en carcajadas mientras la chica se alejaba indignada dejando a su amiga con Derek. Estos no tardaron en salir a bailar y Lukas y Kay se instalaron en la barra. Kay miraba a Lukas con desconfianza, era un guarro por decirle algo así a una señorita. Pero también era la única persona que se había dignado a hablarle en toda la noche por lo que no podía ponerse demasiado selectivo.

-Creciste en la RDA-dijo Lukas. Fue una afirmación, no una pregunta así que Kay no se dignó a contestar.-Yo acabó de llegar de Nueva York, allí es una locura.

-¿Eres alemán?-preguntó Kay.

-Si, crecí en Berlín occidental pero me fui a los dieciocho, cuando vi que estaban derrumbando el muro vine aquí enseguida. Supongo que necesitaba…despedirme-murmuró Lukas con la vista fija en su vaso de vodka con hielo.

-¿Tu familia sigue aquí?-dijo Kay mientras bebía un trago de jugo.

-No, se fueron a Río de Janeiro cuando yo  tenía dieciséis.-dijo Lukas terminando su vodka de un trago, le hizo un gesto al cantinero para que le rellenara el vaso y preguntó-¿Y que hay de ti?¿vives aquí con tus padres?

-No, ellos son de un pueblito de más al norte. Yo recibí una beca universitaria y me vine a vivir aquí. Vivo en una residencia.

-¿Qué estudias?

-Física, aunque la verdad yo quería astronomía. El problema es que esa carrera no existe en la universidad-dijo Kay apenado.-las estrellas son increíbles, un astrónomo nunca se aburre porque siempre habrá nuevas cosas que descubrir. El universo siempre esta cambiado y es fascinante ver como lo hace, al fin y al cabo es bonito saber que todos somos polvo de estrellas-en cuanto terminó de decirlo, se arrepintió. Lo que había dicho era completamente infantil, ¿polvo de estrellas? ¿En serio?

-Eso es precioso, supongo que si vives la vida sabiendo que todos somos polvo de estrellas podrás disfrutarla mucho mas. Lo tendré en cuenta.-dijo Lukas, le había fascinado la manera en que Kay había dicho su discurso: había emoción en sus ojos, una autentica pasión. A Lukas le encantaba las personas apasionadas y le divertía que Kay, aquel chico aparentemente tímido y anodino, fuera una.

Ambos compartieron una mirada de complicidad. Mientras tanto Jens miraba de manera asesina a Derek y la chica bailando, demasiado pegados a su parecer. Sintió que una ira ardiente comenzaba a invadirlo, no solo era porque el alcohol se le estuviera subiendo a la cabeza: él y Derek eran amantes desde hacía cinco años, y Jens estaba celoso, muy pero que muy celoso.

Su relación siempre había sido extraña, cuando Jens  tenía quince años Derek le había quitado la virginidad en un baño de la estación de trenes. Desde entonces, él y Derek se habían estado acostando regularmente. Pero eso era todo: sexo. Aunque Jens estaba completamente enamorado de Derek, él no estaba dispuesto a tener una relación con nadie y se acostaba con quien le apetecía. Aunque Jens suponía que también podía hacer lo mismo, Derek era la única persona con la que se había acostado en la vida y Derek lo sabía.

Jens observo como las manos de Derek se deslizaban hasta el trasero de la chica, aquello fue suficiente como para sacarlo de sus casillas y antes de darse cuenta ya estaba intentando rajar a Derek con su navaja. Lo siguiente pasó muy rápido: Derek le inmovilizó con facilidad, los echaron del local y Derek no quiso hablarle en todo el camino a su pequeño apartamento. Jens se sentía horrible, amaba a Derek y detestaba que este se enojara con él. Mientras tanto Lukas y Kay seguían en el club charlando animadamente como si nada.

-¿Por qué tus amigos se pelearon?-preguntó Kay.

-Lo típico, Derek se pone a coquetear con otra persona y Jens se pone celoso. Llevan así desde hace cinco años, Jens esta enamorado de Derek pero este solo le quiere para follarselo.

Kay se puso completamente rojo mientras miraba a Lukas con la esperanza de que se tratara de otra de sus bromas de mal gusto pero él parecía hablar completamente en serio. Pensó en todo lo que había escuchado sobre la homosexualidad, principalmente en la iglesia, y quedó aterrorizado y confuso.

-¿Qué te pasa?-preguntó Lukas preocupado.

-¿Y tú estas bien con eso? ¿Estás bien con dos hombres haciendo…cosas?

-Claro-dijo Lukas extrañado.-Yo también he estado con un par de chicos al fin y al cabo.

-¿Eres…homosexual?-dijo, como si la propia palabra tuviera un sabor desagradable.

-Bisexual mas bien, también me gustan las chicas-aclaró Lukas.

-Me tengo que ir-dijo Kay levantándose. Lukas frunció el entrecejo ante la reacción de Kay, en Nueva York a nadie le importaba tu sexualidad, parafilias o fetiches. Él creía que la homofobia era cosa de ancianos, no le entraba que una persona joven como Kay tuviera esa clase de prejuicios. Lejos de ofenderlo, aquello le pareció divertido. No había tenido ninguna intención de llevarse a Kay a la cama pero molestarlo un poco era algo demasiado tentador como para dejarlo pasar.

En cuanto Kay se paro Lukas aprovecho de acorralarlo contra la pared, pegó su cuerpo al suyo y acercó su boca al oído de Kay.

-¿No te apetece experimentar un poco?-le susurró. Kay se estremeció al sentir el aliento tibio del otro en su oreja y negó frenéticamente con la cabeza.-¿Seguro?-preguntó Lukas mientras deslizaba su mano hacia el trasero de Kay.-Te haría pasar muy bien.

  1. Después de eso lo soltó, Kay se precipitó corriendo a la salida demasiado aturdido como para despedirse apropiadamente. Lukas miro como se alejaba para luego intercambiar una mirada con el chico de la barra, un autentico metiche, y troncharse de la risa juntos.
Notas finales:

-Bueno, para los que no sepan banksy es un artista urbano bastante conocido. Si tienen curiosidad pueden consultarle a San Google que todo lo sabe.

-Aquí presente a las dos parejas principales y en el proximo capitulo, lo juro, habra lemon.

-Garcias por leer ¡dejen reviews!


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