Caminaba despacio por los bosques de esa imponente aldea.
Rodeado de cerros, bosques enormes.
Dando inevitablemente una media sonrisa. Respiro profundo, dejando que el viento limpiara sus pulmones y a la vez las corrientes, removieran por completo sus ropas y su cabello oscuro
Mirando al cielo pudo ver varias hojas de los arboles flotar despacio, elevándose hacia el cielo, tomo una que había caído en su mano, mirándole casi con orgullo
Konoha
La aldea en que sus padres habían nacido, crecido, peleado en ella y por ella…
Camino despacio por un pequeño sendero, llegando a ver perfectamente las caras de los kages anteriores, todos leyendas, esperaba algún día ver su rostro, a un lado de su padre.
O ser recordado por los niños
Como el más fuerte y poderoso guerrero
Temido o respetado, era genial. …l era un anbu pero solo con 16 años. No era para menos, todos decían que tenía buenos genes, dos sangres guerreras en sus venas que juntas…
Lograban una combinación completamente imposible de derrotar. Era respetado, le gustaba
Su padre siempre le hablaba desde pequeño que debía ser el mismo, debía confiar en lo que él creía correcto y defenderlo hasta la muerte, lo incentivaba a hacer todo lo posible. Dándole valor desde pequeño y una compañía casi como su mejor amigo…
No era para menos, después de todo, a pesar de la grandeza de su padre, solo se tenían el uno al otro…
No tenía abuelos, no tenía tíos, no tenía hermanos, consideraba su familia a sus más cercanos, amigos de su padre, todos protegiéndoles como si fuera un tesoro. El más valioso según el
-ya te cansaste de caminar? – escucho una voz ronca atrás suyo, antes de sorprenderse que alguien lo tomara en brazos, llevándole apenas a sujetado con un brazo, como si fuera muy liviano
- ¡! No. Bájame puedo caminar solo...- fruncio el ceño. No le gustaba que le trataran de aquella manera, mirando de mala manera a quien le llevaba así
- vamos, no seas amargado peke…-lo bajo de sus brazos, regalándole una sonrisa tranquila, serena, era un hermoso, hombre rubio, ojos azules. Mucho más alto que el, a pesar de llegar a los 30 y más se veía realmente apuesto – camina, se nos hace tarde – le tendió su mano, viendo si le dejaba ir así
No tuvo más remedio que sacar la lengua en son de molestia, antes de aferrarse bien a su manito. Entrelazando sus dedos, su padre era el ser más tranquilo e inteligente que conocía. No entendía como sus tíos y más conocidos.
Le contaban de las travesuras y estupideces que hacía a su edad, que gritaba y comía mucho. Podría comerse el puesto completo de hichiraku y seguir vivo para ir a pelear y correr cada vez que enojada a tía sakura y recibía su buena paliza.
Pero él nunca lo había visto así, siempre con los papeles que debía firmar y leer, hablando con los consejeros de la aldea y en todo momento sereno, parecía un hombre imposible de sorprender. Pero completamente cariñoso.
A el jamás le había faltado un solo día la compañía de su padre, a pesar del duro trabajo como kage, había ido cada día a buscarle cuando era pequeño. Entrenarle cada vez que se lo pedía, salir de la aldea juntos a algún otro lugar, mientras su padre conversaba con altos cargos.
Sabía que se esforzaba mucho por aparentar una calma y tranquilidad que era su mejor arma, pero no engañaba a nadie. Todas las grandes aldeas y sus actuales líderes habían conocido al rubio cuando pequeño. Antes de la cuarta guerra ninja, antes que todo y ese no era quien había sorprendido al mundo ninja en momentos de crisis.
Naruto Uzumaki se había esfumado tras otra persona más…
Miro de reojo al rostro de su padre. Algo oculto para él. Su cabello algo más largo tapaba perfectamente sus ojos, en una actitud callada y pensativa
-Papá…papá – logro llamar su atención, dándole una pequeña sonrisa, buscando darle ánimo.
-estoy bien cariño…lo prometo – apretó más su mano, llegando al fin a un lugar abierto, cientos de lapidas, ninjas caídos, mujeres, niños. Pero mucha gente ese día, se reunía en una sola. Todas guardando silencio mientras cada uno iban dejando flores, recordando en sus memorias el momento que había compartido o conocido a esa persona
El pequeño miro a su alrededor, tanta gente, sonrisas melancólicas y nostálgicas. Como si la muerte de esa persona había sido un error, aun había tenido mucho que hacer…
-too-san…-hablo bajito, tras una pequeña ceremonia. Ya para él desde bebe iba, era toda una tradición venir ese día al año a recordar a alguien que no había alcanzado a conocer
-dime…
-aun lo extrañas mucho? – la pregunta era inocente y tonta, pero notaba cierta preocupación
-si peke – sonrió, suspirando profundo – cada día…
- siempre me cuentas y parecía alguien muy importante...
-lo era para todos, una meta para mi – vio a su alrededor, viendo la gente marcharse dejo una pequeña rosa frente a la tumba, pasando despacio sus dedos por el nombre y la insignia sobre esta.
- me hubiera gustado conocerle. Decían que era muy fuerte, realmente, y muy lindo…- hizo una sonrisa pícara a su padre. Siempre repetía eso una y mil veces. Lo lindo y tierno que podía ser
Rio bajito. Revolviendo sus cabellitos oscuros – te diré un secreto – vio la carita atenta del pequeño- eres exactamente igual a el…hasta de rostro eres igual a él, igual de amargadito – le hizo caras, pellizcando una de sus mejillas
-¡! Tks! –lo miro molesto, sobándose con cuidado – que malo eres…
-ve caminando a casa cariño. Yo iré en un rato – lo vio con carita molesta, levantándose fue corriendo tras sus tíos. Mirando nuevamente hacia adelante, despacio se fue sentando. Mirando con amor aquel lugar
- al menos te traje a konoha…-trato de hacer una sonrisa, borrándose en segundos para dar paso a un rostro sorprendido y arrepentido – lo siento…por no cumplir mi promesa..por no apoyarte bien – acaricio su cuello. Era en el único lugar del mundo que se podía ver aun al chiquillo, mostrar otro sentimiento que no fuera su seriedad - sé que esto fue mi culpa también…
Sabía que no recibiría ningún tipo de respuestas, pero le hacía bien hablar eso alguna vez – kisuke ha crecido mucho estos años – comenzó a relatar – es idéntico a ti. Pero sus ojos son míos…-ladeo su rostro – me hubiera gustado que tuviera los tuyos…pero aun así, sabe utilizar el sharingan…kakashi le explica cómo, me siento inútil, sin poder decirle que hacer…tiene tú mismo cabello y apostaría a que podría ser tu gemelo…-rio bajito ante sus propias palabras.
Sintiendo el silencio una soledad muy fuerte, no había querido tener a nadie más
-se te echa de menos…sasuke
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