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~Four seasons with you~ por KaiSo

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Notas del fanfic:

¿Qué hay que decir después del tiempo que paso escribiendo este fic? No me dedico a este a tiempo completo, lo hago aveces por diversión y en ocasiones porque me encanta leer y elaborar historias como estas.

Notas del capitulo:

Es simplemente...un odio irrelevante.


~Enjoy, please^^

                21 de marzo-Llegada de la primavera. Lindo día para recibirla, ¿no?

 

Bajó de las escaleras algo apresurado, que si no se detenía antes un buen golpe hubiera recibido por la velocidad a la que bajaba.

Ya se encontraba abajo, con la respiración agitada y una que otra gota de sudor que se resbalaba desde su mentón dirigiéndose al cuello. Su madre lo había llamado ya varias veces, así que el apuro era lo que más importaba.

-¿Algo pasa?-se aferró al hombro de su madre para no caer de la carrera que había hecho minutos antes. Su respiración era entrecortada por el cansancio, que se había extendido a sus piernas haciendo que éstas flaqueasen un poco.

-Tenemos un nuevo invitado.-dijo alegre la señora mostrando su felicidad con una sonrisa dirigida a su hijo.-Él es Lee JinKi. Vivirá con nosotros algo de tiempo, así que espero que aprendan a llevarse bien.-la madre de nuevo miró a su hijo dándole una pequeña advertencia con sus ojos, lo cual pasó desapercibido por el nuevo integrante de la familia y los padres de éste.

Lo analizó con la mirada empezando desde abajo y subiendo poco a poco. Era algo alto, no más que él pero tampoco tan bajo, la estatura normal para un chico como él. Sus ojos eran pequeños comparados con los de él mismo y su pelo los cubría sólo un poco. El color de su cabello se asemejaba a un castaño claro, ni tan claro ni tan obscuro, normal.

Lo describía como una persona común, simple…normal.

-Pues…mamá, ¿podemos hablar un pequeño momento?-la encaminó a la cocina que no se encontraba lejos de la sala de entrada.-Dime, ¿en qué momento te volviste loca para aceptarlo a él?-sus palabras salían en susurros, así se aseguraba de que nadie escuchara la conversación privada.

-¡Choi Minho! Me vuelves a decir loca y no sabes cómo te va a ir.-sin embargo, ella no cooperaba mucho en guardar silencio.

-Baja la voz, podrían escucharnos.-miró hacia afuera de la cocina y vio como los padres del tal JinKi conversaban gustosamente.-Explícame… ¿cómo, por qué, cuándo decidiste esto sin mi consentimiento?-se señaló así mismo un tanto indignado por la poca confianza que su madre le tenía.

-¿De cuándo acá necesito TU consentimiento?-la señora sacudió un poco la cabeza y continuó hablando.-Minho, él se quedará con nosotros por razones que su familia no quiere que te explique, así que haz un pequeño esfuerzo para llevarte bien con él. Prométemelo, ¿sí?-dijo en tono de ruego.

-Sólo porque eres mi mamá lo intentaré…pero no te prometo nada.

-Minho…-el mencionado salió inmediatamente de la cocina para evitar molestias, dejando a su madre un tanto enojada.

-Bueno, ya que todos estamos reunidos aquí, es tiempo de que me presente…soy Choi Minho.-dijo abriendo sus brazos de par en par, como esperando a que le abrasasen, un tanto arrogante.

-Pero si serás un pedazo de…-jaló de su oreja bajándolo hasta su altura. Recuperó la cordura cuando recordó a la otra familia, la cual permanecía un tanto asustada por su comportamiento.-Lo siento, él es mi hijo Minho.-palmeó el hombro del alto. Forzó una sonrisa para evitar malos entendidos.

-Mamá, pero si esta parece una casa de locos…-dijo el castaño con miedo en sus palabras.

Y los “locos” cambiaron su expresión a una completamente divertida, al menos divertida para JinKi.

-Amor, no pienso dejarte para siempre aquí. Volveré, te lo prometo.-tomó la mano del castaño y la acarició levemente, con una sonrisa tierna y dejando paz en JinKi.

Los padres de JinKi se despidieron amablemente de la señora que ahora cuidaría de su hijo. La madre de Minho se quedó unos minutos hablando con ellos en la puerta, dejando así un poco de privacidad para los dos jóvenes de conocerse un poco más.

Al sentir el aire tan denso, JinKi decidió cortarlo con unas simples palabras.

-Puedes llamarme Onew si quieres.-tomó la iniciativa de dirigir  una mano hacia el alto, pero fue olímpicamente ignorado por éste.

-Como si importase.-dijo sarcástico Minho.-No sé quien seas y tampoco es como si quisiera descubrirlo, ¿entendido?-el castaño asintió con la cabeza frenéticamente. La actitud del alto le había asustado, pero nada que no solucione una buena ducha mental para despejar ideas.

El cuarto de JinKi quedaba justo enfrente del de Minho. El último cerraba con seguro la puerta, mientras que el castaño sólo la dejaba normal.

-Muy pronto te acostumbrarás, siempre es así al principio, pero nada que no dure unas semanas.-le sonrió la madre de Minho, quien lo veía desde el umbral de la puerta con una sonrisa.

Él asintió de manera suave y se acostó en su cama, era un poco incómoda, pero como se lo mencionaron anteriormente, se iba a acostumbrar de poco en poco.

*~*~*~*~*

“No entres a mi cuarto”

¿Ya cuántas veces había escuchado esa advertencia por parte del alto?

Había ido a avisarle que la comida estaba lista. Sólo llevaba unos días ahí y todo iba de mal en peor. Pero se iba a acostumbrar, lo haría.

-No entres a mi cuarto, ¿cuántas veces necesito repetírtelo?-dijo enojado tomando bruscamente a JinKi y sacándolo fuera del cuarto.

-Está lista la comida…puedes ir cuando gustes.-dijo desde afuera observando cómo un simple trozo de manera dividía sus cuerpos. Suspiró y decidió bajar.

Al llegar a la cocina, se encontró con la mamá de Minho ya comiendo.

-Lo siento si no te esperé, pero el hambre me consumía por dentro.

-No hay problema.

El consumir los alimentos se había vuelto tan aburrido, no había ningún tema de conversación que los dos siguiesen, había un silencio incómodo que los hundía.

-Disculpe, señora, ¿Minho nunca come con usted?-preguntó de repente, dejando a la de mayor edad confundida por tan repentina pregunta.

-Bueno, solíamos comer todos juntos en familia cuando el padre de Minho aún seguía aquí. Minho tiene una hermana, pero ella se mudó y no hemos sabido nada de ella. Comemos juntos sólo cuando la situación lo amerite.

-Ya veo, perdón por preguntar así.-se disculpó honestamente el castaño.

-No te preocupes, de todos modos no es nada de qué avergonzarse.-le sonrió la señora.

Los dos terminaron y se dirigieron a la sala. Minho no salía de su cuarto, por lo que la señora pensó que era uno de esos días donde al alto le da la loquera de dormir todo el día.

Decidió, pues, salir a comprar unas cuantas flores para adornar su casa. La primavera se estaba reflejando muy bien en esos días.

Dejó a JinKi encargado de la casa  en lo que ella volvía.

-Minho, tu mamá fue a comprar algunas flores.-el bajo fue hasta el cuarto del pelinegro y susurró del otro lado de donde se encontraba el alto.

-Gracias por avisarme.

¿Había escuchado bien? Por primera vez Minho le había dado las gracias, por algo pequeño, pero le dio las gracias.

JinKi sonrió y bajó a la sala, sin saber qué era lo que se escondía detrás de esa amable actitud tan repentina.

Notas finales:

La verdad es que no sé si ha quedado bueno el capítulo. 

Aún lo sigo escribiendo y modificando, así que si tardo en actualizar es por faltra de inspiración.

¿Qué dicen? ¿Le dan el visto bueno, o simplemente es un asco?

Los reviews es una forma de expresarme lo que piensan...se acepta de todo, criticas o felicitaciones, hasta amenazas si quieren. Soy demasiado sumiso en estos temas.

Bye.

El siguiente capítulo depende de la cantidad de reviews que reciba este primer capítulo. Por lo tanto, depende de ustedes si actualizo pronto o no.


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