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Dos palabras y una sonrisa por Maiza_Herlo

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Notas del fanfic:

Un regalo de cumpleaños para una persona muy especial,

La noche ha cubierto con su manto negro y estrellado el cielo azul, indicando a todos que es hora de dormir, descansar de aquella jornada que los tiene exhausto, para reponer energía y estar listos para el día siguiente, eso es en teoría lo que tendría que pasar, en teoría pero la teoría no siempre es aplicable en la realidad y eso lo estaba comprobando Albafika.

 

El caballero de la doceava casa  abre y cierra sus ojos, de esa manera ha estado durante toda la noche, esa noche  le es particularmente difícil tratar de conciliar el sueño, por un suceso que para muchos es normal pero que para él no,  eso es saludar a otro,  cambia de nuevo de posición, termina sentado en el piso, enredad un par de dedos en su cabello mientras intenta contar oveja pero termina imaginándose a Shion brincando una cerca y mejor se olvida de eso,  Alfabika  se termina rindiendo aquella noche en verdad no iba poder dormir absolutamente nada. Su cabeza era un volcán que terminaría por explotar en cualquier momento de la noche, pero la principal es que había creído que era capaz de abrazar únicamente y por siempre a su amada compañera quien era la soledad, pero... la vida le dio una bofetada y comprobó que no es era de la manera que él pensaba.

 

Siempre procuraba salir  a entrenar apenas el sol fuera saliendo, de esa manera evitaría a los otros caballeros, no entendió como sus pies tuvieron voluntad propia en aquellos acantilados para acercársele, lo único que tenía que haber hecho era seguir su camino, continuar sin mirar atrás pero no lo hizo  y su boca profirió un simple saludo que Defteros respondió y deprisa que sus palabras apenas se entendieron, tuvo un poco de miedo en haberle incomodado, ¿Miedo? Desde cuando él sentía miedo. Estaba experimentando sensaciones bastante extrañas.

 

Albafika se cuestionaba la razón de su acción, si siempre hacía que ¿Quizás fue atraído por la soledad del otro? ¿Se vio reflejado en Defteros? ¿Quizás deseaba conversar con alguien? Él había creído que era capaz de vivir en soledad por el bien de las otras personas, pero él le atrajo y no pudo evitarlo ejerció una fuerza de atracción a su persona, que  cuando se dio cuenta de su cercanía, se sorprendió de lo que hizo.

 

Se da por vencido y termina parándose de la cama, para caminar descalzo por la casa de Piscis, el perfume de las rosas se vuelve particularmente fuerte durante la noche y parece envolver su cuerpo para tratar de tranquilizarlo. Su figura se ha clavado en su mente y no puede sacarla, por más intentos que ha hecho.

Las horas pasaron y el sol comenzaba ya a salir, mientras que sus pies danzaban en un jugueteo con el viento, sentando en el techo de la Doceava casa, bostezando  un par de veces, se ve en la necesidad de bajar de aquel sitio, es hora de ir a entrenar.

 

Se viste con pereza, la culpa de esto es la falta de sueño, que no debería significar ningún problema para un caballero de su categoría como él debido a su fortaleza, pero aquella falta de sueño no se debía a una guerra o fuerte entrenamiento se debía a una persona y esa persona tenía un nombre es Defteros, no conocía su rostro, solamente su nombre y eso le bastaba para no dormir, por qué aunque conocía el rostro de Aspros y  quería ver su rostro sin aquella máscara.

 

Con eso afirmaba que la falta de sueño era lo bastante mala para hacerle pensar todas aquellas cosas, él debía permanecer alejados de los demás por su propio bien, de esa manera los protegía del veneno que corría por cuerpo y que un día lo mataría. Pero después de todo era un humano y no le gustaba sentir esos revoltijos en su cabeza.

 

Comienza a correr deprisa para intentar borrar cualquier pensamiento en su cabeza, solamente el viento es capaz de hacerle sentir que todo se desvanece, pero no podría correr por siempre en un momento se tendría que detener y volvería a pensar de nuevo en todo aquello.

 

Pero no tenía ni la más remota idea que aquella misma confusión que él sentía la estaba sintiendo Defteros, quien nunca había recibido un gesto amable por parte de los otros, que nunca era visto y simplemente era llamado la sombra de Aspros.

 

Durante toda la noche se hizo preguntas.- ¿Por qué me saludo? ¿Me confundió con mi hermano? ¡Por supuesto que no! Mi hermano nunca usaría esa máscara.-y volvía a llegar al mismo razonamiento, ese saludo fue para él, solamente para él.  De todos los caballeros al que se dirigió fue a él. No le consideraba simplemente una sombra, se sabía su nombre, para cualquier persona aquel gesto de cortesía era cosa de todos los días, pero para él fue la alegría más grande en todos esos años desde que llego al santuario.

 

Ese día él le saludaría y estuvo ensayando de qué manera hacerlo durante toda la noche, que si no tuviera la máscara seguramente, podría ver las impresionantes ojeras que tenía a causa de pensar todo el tiempo en Albafika, si porqué en su mente le llamaba por su nombre, el cual era muy hermoso.

Y lo bueno que nadie en el Santuario podía leer la mente, que si no sabrían todo lo que estaba pensando y se moriría de pena que se enterara Albafika, que pensaba que era un acosador y no quería que el otro tuviera una mala imagen suya, quería  verse lo mejor que le fuera posible frente a sus ojos.

 

Se tenía que apurar a correr a los acantilados, para poderle saludar y aunque eso no fuera posible por lo menos verle. El veneno que decían que recorría su cuerpo no le importaba en lo absoluto, solamente por estar a su lado unos segundo bien valía la pena morir, si era capaz de ver su imagen antes de hacerlo y que pronunciara su nombre, por ello sería capaz de dar su vida, solamente por estar en sus pensamientos un segundo.

 

Pudo ver Albafika  corriendo con rapidez, como su cabello ondeaba al viento, era la misma imagen de la perfección hecho humano, y no tenía que divagar de nuevo. Pero era prácticamente imposible aquello. Sus pies se movieron con rapidez para alcanzarlo, y sus labios temblaban al tratar de pronunciar su nombre.

 

-Albafika.-logro decir al caballero presuroso.

 

-Defteros.-dice su nombre Albafika, mordiéndose el labio inferior al hacerlo.  Se sorprendía que fuera capaz de acercarse  y que no tuviera miedo de hacerlo. Se dio cuenta que le seguía y había bajado el paso para que le alcanzará.

 

-Buenos días.-dice Defteros respirando con un tanto de dificultad a causa de esa carrera.


-Buenos días.-le responde Albafika.

 

Ambos siguen sus caminos, con unas sonrisas un tanto idiotas en sus labios, aquellas simples palabras les hicieron tan felices, que seguramente no podrían dormir en la noche en espera del día siguiente, donde una vez más solamente se dirían aquellas palabras… pero que algún día se convertirían en el inicio de su historia de amor.

Continuara…


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