Su mirada estuvo fija en la fuente que estaba a cinco metros de él. Había llegado a ese parque desde muy la mañana, apenas había despertado se había bañado y arreglado y corrió sin detenerse, llegando sin aliento a la banca de ese parque conocido. Se había sentado, con sus piernas algo flexionadas y abiertas, encorvándose hacia adelante y metiendo sus manos entre sus muslos, colgando entre sus dedos un peluche de gato con pelaje rosa.
No sintió pasar el tiempo, ni el viento revolver su cabellera rubia y tampoco el parpadear de sus ojos, el sólo tacto de la satinada pelusa del peluche lo aferraba a la tierra, a esa banca que le hacia sentir lejos de todo pero tan cerca a la nada.
De un momento a otro su cabeza cayó y parpadeó rápidamente, notado el mortecino y efímero atardecer a su alrededor, las lágrimas humedeciendo sus ojos y pestañas, la sorda sensación de soledad en su interior.
Sonrió.
—Quizá haya ido a la cafetería.
Su voz rota no le impidió reír tontamente, sintiéndose estúpido. Por supuesto que no, él no había ido a la cafetería. Sólo... Ya no iba, ni estaba, ni se sentía.
Decidió que ya no podía seguir así, no era lo correcto, ya su corazón no lo soportaba.
—Es hora de olvidarte y aceptar que en ninguna vida estaremos juntos.
Y sus propias palabras lo apuñalaron tan bruscamente que soltó un jadeo ahogado, resbalando una finas lagrimas por sus tersas mejillas. Se levantó de su puesto una vez recuperado y con su zurda apretó el peluche contra su pecho mientras se encaminaba a la casa que alguna vez compartió con el menor. Ya no vivía allí, era demasiado masoquista. Ya estando ahí sin detenerse se fue a su habitación y miró a JinKiBum en su puesto, al lado derecho de la cama, tan solitario como podría serlo... El conejo de peluche estaba incluso más solo que él. Se acercó sin hacer ruido y con mucha cautela dejo al gato al lado izquierdo, a la misma altura del otro sin vida. Al lado de su corazón. Mordió sus labios y termino por juntarlos, muy juntos en la mitad de la cama.
-Ahora lo tienes a él -musitó dirigiéndose a JinKiBum-, no te sientas solo. Te visitare más seguido. Aún no se cómo se llama, tu omma es quien pone los nombres aquí. Por ahora llamémosle PinKey ¿te parece?
Asintió a la muda afirmación de su conejo. Suspiró alto y sacó una nota de su bolsillo trasero del pantalón.
"Si estuvieras aquí te obligaría a comer pastel, te cargaría en estilo matrimonial y seguramente susurraría, pues tendría de tus golpes, un 'feliz cumpleaños, Bummie. Ya estas viejo' ".
Dejó la nota caer y sin mucha determinación salió de la casa rumbo al hotel donde volvía a vivir. Se encontraría con JongHyun esa noche y más valía estar presentable, no quería que su novio le viera en esa triste actitud. Sonrió con amor. Jjongie...
Esperaba que, donde fuera que se encontrara Key, su Bummie... Estuviera sonriendo, disfrutando ese día tan importante, riendo y haciendo que la gente alrededor disfrutará de su risa aguda y escandalosa. El día donde cumplía 23 años de vida Kim KiBum.