Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Rainy Love, Wild Paradise ~ Winter (We Were In Love) por JHS_LCFR

[Reviews - 264]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo: Bruises ya tiene su extra! :D

Winter ~ Interlude ~ Spring

 

Fue una cosa de…segundos, literalmente. Segundos. Fue sonreír, caminar hasta el cuarto para buscar la última caja y luego parar, detenerme ante una imagen borrosa y que creí producto de mi imaginación. Fue volver sobre mis pasos, dejando las cajas y a Kyungsoo esperándome en la cocina, y ver. Verla.

No estaba equivocado, era real. Lo había sido todo el tiempo y seguiría siéndolo. Sobre todo, sería una especie de pesadilla, de horrible y culposa carga si no me largaba de ahí cuanto antes…pero no podía reaccionar, no podía moverme: Había nacido una barrera en aquel marco, en aquella puerta. No podía pasar, temía hacerlo y que todo saliera mal. El aire rondaba a mí alrededor como pequeñas partículas de polvo: si respiraba, me ahogaría. Los pies se me habían atornillado al suelo y no podía avanzar ni retroceder, todo sería un paso en falso. Tenía la campera en mi mano izquierda, la apreté con fuerza y los nudillos se volvieron blancos, completamente blancos.

Cuando enfoqué mejor mi vista, supe reconocer mejor aquel bulto en la cama, aquella manera de dormir, ese pelo…ese olor a cigarrillo.

Mamá había vuelto.

Justo ahora, en ése justísimo momento se le había dado por volver pero, ¿Cuándo había vuelto? ¿Cómo no la había visto? El olor a tabaco entonces se intensificaba y llegaba hasta mi garganta, tirando de ella y de la boca de mi estómago…me tenía que ir rápido, no podía dudar ni acobardarme a último momento.

Agradecí escuchar a Kyungsoo perdido en el bolso con ropa y el embalaje, posiblemente reacomodándolo todo y guardando más cosas hasta el punto de hacer las cajas explotar. Con dolor, sopesé mis opciones, consideré el abanico de oportunidades. Pero no, no podía quedarme.

Dando un paso hacia delante, intenté ser lo más silencioso posible y me acerqué a los pies de la cama, viéndola descansar de costado y con el maquillaje corrido, destrozando sus facciones e hinchándole más los ojos. Tenía el pelo suelto y sucio, había barro en el piso alrededor de sus tacos y capté un par de billetes arrugados al lado de ellos, ya escondiéndose bajo el lecho: papá la echó, incluso le dio dinero para que se fuese. Pasando por arriba de los zapatos, me agaché hasta la mesa de luz y extendí la mano hacia un portarretrato con dos fotos nuestras: la más grande de ambos abrazándonos cuando egresé de la primaria; la segunda, tomada durante nuestra primera cena en el departamento.

Ella quería comenzar su nueva vida de una manera especial.

Tardé en notar que lloraba y solté el portarretratos: No puedo llevarme lo último que le quedará de mí, no podría. Cerrando los ojos y mordiéndome el labio para no gemir, me alejé despacio y bordeé la cama, corriendo suavemente la cortina para que la luz no le diese en los ojos, abrigándola con otra frazada pues temblaba con los breteles del vestido tan delgados como los de su sostén, acomodando levemente su almohada que amenazaba con caerse.

Quise tocarla, quise despertarla por lo menos para decirle que me iba, que me iría y no pensaba volver. Quería que, aunque estuviese medio dormida, escuchara que éramos iguales, que nos buscábamos sólo cuando nos necesitábamos pero que yo iba a cambiar. Quería decirle que había conocido al amor de mi vida y que lo cuidaría como tuve que haberla cuidado a ella, que pondría todo de mí en hacer a Kyungsoo feliz y que la seguiría amando amargamente a ella por siempre…porque mi madre había desaparecido tras mi padre cuando más la necesitaba. Porque, si bien gracias a ella había conocido a Kyungsoo, me había arrancado de mi hogar y me había arrastrado usando la carta de la lástima, de la vergüenza.

“No, no me quedaré contigo. No me sentaré a esperar que vuelvas a dormirte”.

No tendría el coraje para decirle esas palabras si la despertaba y le contaba la verdad. Me quebraría.

Con temor y la vista borrosa por las lágrimas, acaricié su pelo y rasqué de entre mis yemas los grumos de tierra: quién sabe, quizás había bebido y se había caído de camino a casa. Pero no importaba ya, sinceramente no quería saber nada sobre el tema. Levantándome e inspirando con fuerza, salí al pasillo para ir a mi cuarto y tomar los últimos dos sobres con dinero que me habían llegado de papá: serían los últimos, estaba seguro.

Una vez logré controlarme y volver a la sala, Kyungsoo se encontraba en el suelo doblando de nuevo mi ropa interior: con una sonrisa me retó, diciendo que era un desarreglado sin remedio.

-¿Pasó algo?—musitó sorprendido al no verme sonreír, sólo encogerme de hombros—¿Y la caja que falta? Tardaste mucho y volviste sin ella—le negué suavemente con la cabeza.

-Son demasiadas fotos, no quiero inundarte la casa con ellas—si mamá quiere verme, ahí las tiene…no le permitiré acercarse, ni a Kyungsoo ni a mí—¿Nos vamos? Tengo hambre, quiero ver a los chicos.

-Baekhyun me dijo que están rediseñando los uniformes para el cambio de estación. Podríamos ir y ver cómo van con eso—mientras hablaba cargaba mi bolso, yo llevé la caja con los útiles escolares contra mi pecho y asentí—Luego, por supuesto, te pones a estudiar—y volví a asentir—Bien, vamos. Se alegrarán de saber que al fin viviremos juntos.

Se le veía feliz, demasiado sonriente. Caminaba con decisión hacia afuera cuando me detuve, mirando la mesa vacía y la luz filtrarse por entre las cortinas, pegando de lleno en el mantel y generándome una sensación de…muerte, como una fea despedida.

-Ya voy—le avisé sin levantar mucho el tono de voz—Déjame revisar algo.

En el medio del mantel dejé los sobres de mi papá. No era mucho, pero sabía que ella se las arreglaría bien: atrapando varias lágrimas en su camino por mis mejillas, parpadeé intensamente y apreté los labios. No le arruines el día a Kyungsoo. No se lo merece.

Cargué la caja de nuevo y caminé, dejando la puerta abierta y mis recuerdos detrás, todo aquello que me lastimaba dentro de aquellas paredes, de aquellos cuartos y todo mi asqueroso pasado plasmado en las fotos que mamá encontraría y atesoraría con dolor o arrepentimiento, quizás ambas. Porque…quién sabe…mamá y yo éramos iguales. Tarde o temprano, si todo salía mal, nos encontraríamos y necesitaríamos mutuamente hasta lograr encontrar otra distracción…otro juego.

Kyungsoo no es un juego.

 

 

Era ya medianoche cuando sonó el teléfono; Kyungsoo dormía en su cuarto y yo me había desvelado por ningún motivo en especial y por todos al mismo tiempo, por lo que descansaba en el sillón de la sala de tres cuerpos y con Jjanggu mordiéndome el pulgar del pie. Sobre mi pecho, vibraba el celular, pasaron quince segundos hasta que pude contestar.

-Tu madre está desesperada—su voz áspera, ronca y afónica…sonaba como si nunca hubiera dejado de llorar—¿Dónde estás?

-En un lugar donde no puede tocarme—respondí luego de carraspear, buscando valor en mi voz—Estoy en donde soy feliz, en donde debería haber estado desde hace mucho tiempo.

-No voy a decirte lo que tienes que hacer, pero sabes que no puedes hacerle esto a tu madre.

-¿Por qué te llama a ti y no a mí, entonces? Sabe mi número, lo tiene, lo sabe de memoria. ¿Por qué no me escribe, eh? ¿Por qué va llorando a tus brazos?—arqueé una ceja ante su silencio, sentí la furia brotar desde el fondo de mi ser—Sabías, sabías que estaba acostándose con mi papá, ¿Verdad? Qué hijo de puta, Sehun, eres un verdadero hijo de puta.

-…Pensé que volverías al barrio y que estaríamos juntos de nuevo.

-Pensaste mal. Pensaste en lo que te convenía, no en lo que de verdad estaba pasando.

-…Quiero verte—suplicó, se tomaba su tiempo para contestar—Te extraño.

-Soy de Kyungsoo. Si nos vamos a ver, que sea como amigos.

-Sabes que no voy a soportarlo—rió con sequedad—No me pidas lo que no puedo hacer.

-Entonces adiós.

-¡No!—bramó cuando alejé el teléfono de mi oído, podía imaginarlo temblando en una esquina de su cuarto, rodeado de la oscuridad absoluta y con una mano casi tapándose la boca para que nadie lo escuchase—No…por favor, hablemos unos segundos más. Tu voz…tu voz me cura.

-Yo no sé si me hace bien tener esta conversación contigo.

-¿Podemos vernos en alguna parte? Necesito decirte algo.

-No voy a caer, no soy estúpido.

-No te estoy tratando de tonto, así arreglamos siempre que querías follarme—espetó, enojado—Siempre, ¡Siempre que tenías ganas yo lo hice! ¡Te di todo y me abandonaste, no puedes ser…!

Corté la llamada y tiré el teléfono detrás del sillón cuando oí sus débiles pasos provenir del cuarto. Le sonreí a Jjanggu y agité mis pies para entretenerlo y seguir jugando, pretendiendo que sólo me había despertado de pronto por una pesadilla, fingiendo que no pasaba nada y que sólo necesitaba respirar mirando el paisaje nocturno por la ventana desde el sofá.

-¿Qué haces aquí?—preguntó bostezando y rascándose la cabeza; giré la mía para mirarlo con una amplia sonrisa y le llamé con una mano, se acostó a mi lado como pudo y miramos cómo el cielo se iba tiñendo poco a poco de un color naranjo: faltaba poco para el amanecer—Mañana podemos ir a patinar o algo, ¿No?

-Me parece perfecto—junté mi mejilla con la suya, enredando nuestras piernas y sintiendo sus dedos dibujar círculos en mi estómago—Pero vayamos solos…necesito estar sólo contigo—robándole una sonrisa y el sonrojo, le besé la nariz con cuidado: Si me porto bien, incluso si eso significa destruir a otros, podré seguir estando con Kyungsoo. Podré seguir siendo feliz, haciéndolo feliz a él.

No lo arruines, Jongin…Kyungsoo no se lo merece.

 

 

 

Fin.

Notas finales:

En la primavera, ¿A quién le toca florecer? :)

(chiste malo, LO SÉ XD)


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).