- ¿Seguro que no pasó nada con Sandara?
- Baek, ¿vas a seguirme preguntando de eso toda mi vida?
- Quiero saber… no te ves muy convencido… –hizo un puchero.
Ya había pasado una semana desde que salí del hospital y Baek seguía interrogándome sobre Sandara. Al principio su interés me parecía cómico, pero ahora está teniendo otro rumbo.
- Ya te lo dije. Era una “inversionista” que quería hacer tratos fraudulentos con la empresa de mi padre.
- ¿Nada más?
- Sí –seguí atendiendo mi trabajo.
- Mentirosoooo~ –se colgó de mi cuello – ¿No te hizo nada?
- No estarás feliz hasta que me ahorques, ¿verdad?
- No –movió frenéticamente su cabeza.
- Bien. Sandara se puso borracha, me dijo que le gustaba, que le iba a doler que su hermano quisiera hacerme daño, irrumpió en mi habitación cuando me estaba bañando y me besó en la mejilla, ¿contento?
- Que hizo… ¿qué?
- Querías escucharlo, ¿no?
- ¡ESO SÍ QUE NO!
Baek hizo que me diera la vuelta y me besó con fuerza, pasando sus brazos por mi nuca y una de sus manos aferrándose a mi cabello. No pude evitar gemir de la impresión, dirigiendo mis manos a su cintura y corresponder el beso de la misma forma en la que él lo inició.
No sé cómo pero habíamos avanzado hacia mi cama, y terminé por quedar sentado en ella mientras Baek seguía besándome. Mis manos se dirigieron a la espalda de Baek, acariciándola de abajo hacia arriba y Baek ya había dejado sus manos en mis hombros. De repente, Baek se subió a la cama, dejando sus rodillas en cada lado de mis muslos, provocando un leve roce entre nuestros miembros.
- B-Baek… –rompí el beso – ¿Qué… ocurre?
- No sé quién sea Sandara –me besó – pero no se debió atrever a besarte…
- ¿De qué hablas?
- Tú eres mío, Chanyeol –me miró –. Nadie más debe besarte
Diciendo eso volvió a atacar mis labios, mordiéndolos de vez en cuando provocando que abriera mi boca y Baek pudiera introducir su lengua. De cierta forma estaba sorprendido, pero el lado egoísta de mi parte estaba feliz por saber que Baekhyun estaba celoso, y estaba reclamando lo que era suyo. Porque sí, yo sabía que era de Baek.
- B-Baek, si sigues así… no podré contenerme…
- No quiero que lo hagas –susurró, besando mi cuello.
Esas palabras hicieron que terminara la poca cordura que me quedaba. Volteé a Baek quedando yo arriba de él, besándolo con desenfreno y locura. La sola idea de que Baekhyun sería mío en ese mismo instante me volvía loco.
Abrí minuciosamente su camisa en lo que chupaba su lóbulo y Baek gemía. Cuando ya estaba completamente abierta fue cuando comencé mi expedición por todo su pecho, dejando pequeñas marcas rojas a lo largo de este y su abdomen. Jugué un poco con su ombligo y llegué a su pantalón. Pronto, no hubo rastro ninguno de él.
Baek estaba semidesnudo ante mí, sonrojado pero con una mirada juguetona y excitada. Pude ver cómo se relamía los labios cuando me quitaba mi camisa y la lanzaba lejos, para después quitarme el cinturón y después el pantalón. Evidentemente, un problema MUY grande creció debajo de mi bóxer y dejó a Baek más sonrojado de la cuenta.
- ¿Qué te pasa? –pregunté.
- Yo… no pensé que fuera tan… grande…
- ¿Esto? Jajaja, ¿sabes? Después te arrepentirás de tus palabras.
Lo besé nuevamente, ahora tocando su creciente erección y acariciándola por sobre la tela. Gemidos pequeños eran emitidos por la boca de Baek y silenciados por la mía, sin embargo, poco a poco fueron creciendo en volumen y fuerza.
Cuando terminé de jugar, fui bajando el bóxer de Baek, liberando completamente a su miembro de la presión ejercida por su bóxer. De igual manera me quité el mío e hice que nuestros miembros comenzaran un nuevo roce más necesitado. De esta forma, los gemidos de Baek incrementaron y eso le provocaba a mi mano una insistencia por querer hacerlo más rápido.
- Cha-Chanyeol…
- ¿Mm…?
- Yo… quiero probar algo…
Diciendo eso, se levantó e hizo que me acostara. De repente, se volteó quedando su trasero justo en mi cara y él comenzó a lamer mi miembro del otro lado… Dios… esto era demasiado excitante y pervertido a la vez, pero no perdí la oportunidad de intentarlo.
Empecé a masturbar su miembro en lo que mojaba mis dedos con saliva. Por supuesto que tenía preservativos y lubricante, pero estaban muy lejos y yo no iba a desaprovechar la oportunidad.
Comencé a introducir un dedo en la entrada de Baekhyun a la vez que chupaba su miembro. Suponía que Baek no podía procesar todo lo que estaba pasando, pero sí lo estaba disfrutando. Poco a poco fui aumentando la intensidad de las estocadas así como el número de dedos que introduje llegando sólo a 3 como máximo. Darme cuenta que Baek movía por sí solo sus caderas me daba la señal que estaba esperando.
- Ch-Chanyeol –apenas pudo decir – ya… no aguanto…
- Lo sé, ahh… yo tampoco…
Volteé a Baek para que quedara recostado en la cama y yo pudiera colocarme entre sus piernas. Alcé estas y las puse encima de mis hombros. Le comuniqué total seguridad a Baek a través de mis ojos y el beso que le di, para que no tuviera miedo. Puede que esta fuera “otra vez” que estuviéramos haciendo el amor, pero para el Baek de ahora era la primera vez, y yo quería hacerle sentir eso.
Poco a poco fui introduciendo mi miembro hasta el punto de quedar todo dentro. Baek comenzó a respirar precipitadamente y yo intenté calmarlo con varios besos alrededor de su rostro. Y cuando menos me di cuenta, Baek comenzaba a moverse solo, haciendo que mi miembro entrara y saliera poco.
- B-Baek…
- Hazlo… Te necesito… Chanyeol…
Tomé a Baek de su cadera y empecé a salir y entrar. Cada segundo que pasaba quería hacerlo más rápido, pero también sabía que a Baek no le iba a gustar ese hecho. La entrada de Baek estaba algo estrecha y mi miembro podía sentirlo, pero extrañamente eso se sentía bien, muy bien.
- Chanyeol… más… rápido… ¡Ahh…!
- Eso… hago…
Entrar y salir, entrar y salir, eran las dos únicas cosas que me importaban en este momento. Pude ver claramente, aún acosta del sudor que corría por mi cara, que Baek había encontrado un consuelo masturbándose, por lo que decidí sustituir su mano por la mía, haciendo que él aferrara sus manos a la sábana y morder sus labio inferior.
- Ya… ya no…
- Yo tampoco…
Un grito de ambos fue la señal para estallar en dos distintos sitios: Baek en su abdomen y yo dentro de Baek. La mera sensación le daba a él por soltar espasmos y a mí a seguir entrando y saliendo de Baek hasta que soltara todo mi semen.
Cuando ya me di por vencido, salí de él y me recosté a su lado. Ambos tratábamos de controlar nuestras respiraciones y pude ver que Baek sonreía.
Al tranquilizarnos casi por completo, ambos nos volteamos hacia el otro para abrazarnos. Dejé la cabeza de Baek sumergida en mi pecho y yo coloqué la mía en la de él. De pronto, una risita me sacó de mis pensamientos.
- ¿De qué te ríes? –pregunté.
- Tu corazón late muy rápido.
- Apuesto a que le pasa lo mismo al tuyo.
- No lo niego.
- Oye, Baek.
- ¿Mm?
- ¿De dónde aprendiste… eso?
- ¿Lo que te propuse?
- Sí.
- Bueno… días antes de que salieras del hospital, Kris me enseñó… varias cosas…
- Ah… debí suponerlo…
- ¿Y tú?
- ¿Yo qué?
- ¿Dónde aprendiste a hacer esto? –se sonrojó.
- … la práctica hace al maestro…
- ¿Practicaste con alguien?
- La palabra “práctica” suena feo, pero sí.
- ¿Con quién? –otra vez su tono celoso.
- Contigo –se sonrojó – Jajaja, no te sorprendas.
- No, de hecho me alegro…
- ¿Entonces iniciaste esto por lo que pasó con Sandara?
- ¡No menciones su nombre! La odiaré durante toda mi vida por besarte.
- Jajaja, no puedo creer que seas tan celoso.
- ¡Pues lo soy! ¿Acaso tú no lo serías si alguien viene y me besa?
- No.
- ¿No? –se veía decepcionado.
- No sería celoso, sería un asesino.
- Jajaja –me golpeó el hombro.
- Baek.
- ¿Sí?
- Te amo.
- Yo también –me dio un beso.
- Baek.
- ¿Mm?
- ¿Te gustaría vivir aquí… conmigo?
- Mmm… con una condición.
- ¿Cuál?
- Que me dejes dormir contigo todas las noches.
- Jojo… ¿de verdad quieres hacer esto todos los días?
- ¿Qué? ¡No! ¡No me refería a eso!
- Jaja, niégalo.
- Bueno… me encantaría, pero… ¡AH! ¡No pongas palabras en mi boca! –me dio un golpe con la almohada.
- Me has declarado la guerra.
- ¿Qué? –lo golpeé en la cara.
- ¡Punto para mí!
- ¡Eso es trampa!
Comenzamos a jugar guerra de almohadas y yo resulté vencedor. A decir verdad, no sabía por qué lo estábamos haciendo estando todavía desnudos.
Después de un rato, nos volvimos a vestir y tuvimos otra sesión de besos, claro está que ahora eran con el fin de demostrar el amor que sentíamos el uno por el otro.
Hubo recuerdos olvidados por Baek, otros que yo quise recuperar, pero de algo sí estoy seguro, los que desde ahora íbamos a crear los íbamos a guardar en un lugar más seguro: nuestro corazón.