Spring~Interlude~Summer
-¿Qué quieres ahora?—resoplé, resignado y tomándome del puente de la nariz con la mano libre, con la otra luchaba para no cortarle la llamada a mi madre—. Cuando quiero estar contigo, desapareces con papá para una gala y no sé qué más. Ahora que estoy ocupado, me buscas. ¿Quién te entiende?—guardé silencio, mirando al vacío mientras me hablaba—. Sí, estoy bien. No quiero volver a casa… ¡Estoy con alguien, mamá!—Luhan alejó la cabeza y cerró la boca, limpiándose los restos con la lengua y acariciándome la punta por última vez con las manos, dejando salir hasta la última gota: claramente no se podía continuar, menos mal que habíamos terminado los dos a tiempo—. Estoy con…con… –miré a mi Hyung desnudo, acurrucado entre mis piernas y con la sábana de capa, cayéndosele a medida que se enderezaba y sentaba—. Estoy en pareja, y estoy con él ahora—sus ojos se abrieron como platos, acompañando el grito de mi madre—. Sí, mamá, es un hombre. Sí, es el de la otra vez…no, no es travesti—me golpeé la frente, Luhan aguantó una risa amarga (no era la primera vez que se lo decían) —. Se llama Luhan…M…No pienso decirte…pues…sí, obvio que ya “estuve” con él…somos…él es…Mamá, mamá…
Quince minutos duró el tartamudeo debido a sus interrupciones: no pensaba contarle a mi madre cómo me follaba a mi chico o cómo él me atendía; a ver, me había quedado todo un fin de semana. Me daba vergüenza contarle, y aparte en un fin de semana uno hace muchas cosas…muchas cosas.
Resoplando una vez más, me disculpé y prometí llevarlo a cenar algún día. Le dije a mi madre que sí, que me estaba cuidando y que sí, que ya habíamos revelado nuestro historial antes de meternos a la cama. Despidiéndola con el rubor marcado a fibra en mis mejillas, corté la llamada y me tapé la cara, humilladísimo.
-¿Le caigo bien?—oí en la oscuridad de mi vista cerrada. Asentí y su risita resonó en mis oídos, acompañando las palabras con una caricia de sus manos en las caras internas de mis muslos—. Yo también debería presentarte a mi familia. Lástima que están lejos, lástima que tampoco me quieren—me destapé la cara y se encogió de hombros—. No pasa nada, poco a poco lo superaré.
Y mirándonos a los ojos, le pedí sin palabras un beso.
Gateando sobre mí, se colgó de mi cuello y sonrió sobre mis labios: estaba casi, casi seguro de que aquello era amor.
-La madre de Chen fue a hacerse un chequeo al hospital—sonrió Luhan, perdido en su teléfono mientras yo ponía la mesa para recibir a los chicos—. Tardarán un poco en llegar con Yixing, dice que ella está bien y que puede permanecer en la casa.
-Eso ameritará tres botellas más—conté, yendo al freezer a revisar que las botellas alcanzasen—. ¿Chanyeol y Baekhyun confirmaron? Me dijeron que tenían planes pero que pensaban cancelarlos.
-Vienen—asintió, rascándose la nuca y revisando los mensajes camino a la pileta de la cocina; apoyándose con una mano, chasqueó la lengua contra el paladar, haciendo ruidos raros con su boca—. Jongin y Kyungsoo también vienen, Tao dice que tiene algo importante que hacer.
Dejé de moverme, viendo las baldosas y mis pies.
El viento cálido levantaba las cortinas del piso, las separaba de la pared; la luz entraba y lo iluminaba todo, no había necesidad alguna de prender la luz. Nuestros cuerpos se iban fundiendo en el sillón o en la silla y la ropa se nos pegaba, pero estaba bien. Era primavera, éramos muchos y el ventilador no llegaba a apaciguar el calor que teníamos.
Éramos muchos, pero estábamos todos allí por lo mismo. Exactamente lo mismo.
Con la mente dormida y la cabeza hecha polvo, miré a los demás, poco a poco y examinándolos por completo: primero…primero tocó Jongin. Siempre tocaría él primero, siempre el que encabezase la lista sería él. Tenía ese cabello castaño que se había teñido hacía rato, tenía el flequillo levemente adherido a la frente, gotas de sudor que bajaban por su sien a su mandíbula y de ahí a su cuell, perdiéndose en la clavícula y hundiéndose en su pecho, casi totalmente expuesto por una remera sin mangas suelta. Holgadísima, porque podía verle los pezones de frente y las costillas si me paraba a su lado. Casi que esa vista era un regalo, pero estaba tan inclinado para adelante que podías verle los pezones y los codos sobre las rodillas al mismo tiempo, desviando los ojos así hasta sus manos…entrelazadas con las manos de otro.
Instantáneamente estiré mis dedos, para cerciorarme. Y no, mis manos estaban dormidas por el calor, pero no estaban cerca de sus manos…de hecho, yo estaba sentado frente a él, con una pequeña mesa ratona separándonos, dividiéndonos, partiendo la sala en dos.
Quise llorar, porque tenía la mente apagada y ya no podía tranquilizarme con que Jongin no me gustaba, con que Luhan era mejor, era lo mejor que me había pasado en mi vida y…y que lo quería más de lo que lo quería a Jongin…
…pero tenía la mente apagada, así que me limité a tragar con fuerza y dejar que las lágrimas picaran acumuladas en mis ojos.
Kyungsoo estaba bastante expuesto también, se ve que Kai le había empezado a vestir: tenía bermudas, no llevaba medias (como solía hacer para tapar algo en compensación con el largo del pantalón) y las ojotas dejaban a la vista sus pies. Nunca había visto los pies de Kyungsoo. Por la zona del pecho, simplemente llevaba una camiseta de manga corta que sabíamos que lo estaba matando, pues había manchas oscuras bajo sus axilas y probablemente también en la espalda.
La remera que llevaba había pertenecido alguna vez a Jongin. Pero no dije nada…no serviría de nada hablar. Sería armar más lío del necesario, porque ya estábamos todos preocupados por otra cosa y metidos en otro lío.
Kyungsoo estaba sentado en el apoyabrazos del sillón de un solo cuerpo, pegado a Jongin. Eso dejaba el sofá de tres cuerpos a disposición total de Yixing y Jongdae, que también se tomaban de la mano y escuchaban con ojos somnolientos, cabezas juntas: Yixing tenía facilidad para la poca ropa, prácticamente iba desnudo con esa musculosa de tirantes…prácticamente inexistentes. Sus jeans hasta la rodilla asfixiaban sus piernas, pero le hacían ver bien. Marcaban de más sus muslos y su entrepierna, pero se veía bien. Jongdae, en cambio, era un desastre para vestirse, y se había puesto terrible cantidad de cosas arriba, arruinándose…llevaba una musculosa idéntica a la de Yixing (de hilo, blanca, casi si tirantes de lo finito que eran) con una camisa de jean arriba, en la cual se notaba una gradiente en las mangas que terminaba en una especie de naranja o amarillo. No puedo describirlo bien hoy…porque en ese momento tenía la mente apagada.
En fin, ambos chicos bañados en collares y pulseras asentían, asentían y asentían. Incluso Baekhyun y Chanyeol asentían, aunque más despiertos y atendiendo a la conversación, porque alguien hablaba pero yo tenía tapados los oídos. Alguien hablaba y Chanyeol le respondía, escuchando una voz nasal pero grave por culpa de mis oídos: no podía entender nada, pero en ese tapón de voces podía escuchar un sonido grueso y mantenido, que probablemente sería su voz.
Chanyeol se había cortado el pelo, dejando a la vista sus raras orejas, que a Baekhyun le encantaban. Pero Baekhyun estaba preocupado, metido en otra cosa, hablando por lo bajo y ladeando la cabeza, como no convencido de lo que él mismo explicaba o proponía. Entrecerraba los ojos, mostrando su inseguridad, movía las manos pero aparentemente no avanzaba.
Y yo sólo escuchaba voces apagadas, gruesas o algún que otro resoplido…porque tenía los oídos tapados y la cabeza apagada.
Sólo entonces pasé a la figura que estaba delante de mí y me empezaba a tapar la vista de los demás, moviendo solamente su cintura para mirarlos a todos pero sin dar un paso a la izquierda, a la derecha, hacia delante o hacia atrás. Esa figura tenía pies pequeños y ojotas azules, unas pantorrillas bien marcadas y unos muslos perfectos, escondidos bajo una especie de malla azul y blanca suelta. Me habré quedado cinco o diez minutos mirándole el trasero, cuando caí en la cuenta de que alguien podía mirarme y descubrirme en el acto.
Con las manos en la masa. O más bien, los ojos en el trasero.
Subí hasta su espalda, levemente acosada por la tela de su musculosa negra. Había líneas e sudor en la zona de la columna y los omóplatos, se debía estar muriendo de calor. Pero sus brazos seguían moviéndose, sus manos aún gesticulaban y acompañaban el zumbido agudo y a veces grave, que iba cambiando de acuerdo a su preocupación.
Esos bíceps…esos bíceps no estaban tan torneados como los míos, pero estaban de espanto. Automáticamente recordé las sesiones de besos donde los pellizcaba y acariciaba: la curvatura bajo las palmas de mis manos me encantaba, y también lo volvían a él loco, lo sabía, siempre lo tuve y lo tengo en cuenta.
Su nuca…su nuca también se veía apetitosa, más allá de las gotas de sudor. Porque Luhan también se había cortado un poco el pelo, dejando más de su rostro a la vista, más cuello a disposición.
Pero Luhan no me miraba, si no que iba de una cara a otra, pasando por lo que estaban en los sillones. Y yo estaba en una silla, detrás de él. Pero bueno…yo había propuesto eso, yo había sugerido esa especie de reunión, porque…al fin y al cabo…
-¿Bien? Bien. Entonces ya llamo a la policía.
…Tao estaba perdido hacía tres días y nadie había hecho nada.