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Trouble Town. por MitcheKiller117

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Notas del capitulo:

Aclaraciones:

—Diálogos.

"Pensamientos".

Puntos a remarcar.

-

Recuerdos

-

 

Advertencia: Quizá sea largo. El final de este capítulo podría contener algo que podría disgustarte... O no.

A leer.

Capítulo 24: ¡Bam, bam!

“Truly, madly, deeply I am.
Foolishly, completely falling
and somehow you kick all my walls in
So baby say you'll always keep me,
truly, madly, crazy, deeply in love with you
In love with you”. — Truly, madly, deeply, 1D.

 

.

 

Miércoles 26 de Febrero.

 

 

—Te juro que n-no te entiendo C-ChanYeol.

El vaso de vidrio hizo un ruido escandaloso cuando chocó contra la madera de la alta barra sobre la que uno de los presentes estaba prácticamente tumbado.

El aturdidor contenido del recipiente salpicó un poco aquello que parecía ser caoba y el responsable se la mío los labios, parecía tener la boca seca pese haber acabado de beberse quién sabe cuántas botellas.

Sin inmutarse realmente, el aludido permaneció con los brazos tendidos sobre la barra y la cabeza sobre ellos, la expresión de su rostro dando a entender que no tenía ninguna intensión de moverse del lugar en que se encontraba. El más ebrio de los dos protagonistas volvió a golpear el pequeño vasito contra la barra y Minseok se apresuró a sujetarlo para que parase después de la mirada reprobatoria que el dueño les dedicó.

—JongIn-ee, has bebido suficiente. — El mayor dijo, recostando la cabeza sobre la barra para pronunciar un puchero en sus labios visible para el moreno. — ¿Dejémoslo, sí?

Pero el menor negó apresuradamente, moviendo sus recién teñidos cabellos platinados de un lugar a otro. El gigante, todavía en la misma posición resopló, causando que uno de sus desalineados cabellos se alzara graciosamente sobre su frente.

SeHun le sirvió otra copa y el Park la miró con intensidad, como si con hacerlo fuese a lograr que el líquido resbalase dentro de su boca con total facilidad.

El mayor de los Kim le dedicó una mirada furtiva a la puerta.

El dueño jamás diría nada con tal de ganar algunos won, pero él no quería enfrentarse a problemas con alguna ajumma muy tradicional que se atreviese a asomar la cabeza dentro del local. Era el único de los presentes que tenía permitido beber, después de todo pero no lo aparentaba y los chiquillos a su cuidado estaban demasiado ebrios como para pararse, así que no quería imaginar cómo se verían intentando correr fuera para no ser atrapados.

—JongIn-ee… — El de mejillas regordetas lo jaloneó por el brazo, intentando convencerlo con un adorable puchero.

Pero el aludido volvió a negar rotundamente, meneando la cabeza de forma descontrolada. — ¡No Hyung! ¡No hasta que este esssstúpido orejón me explique! — Chilló, señalando infantilmente al gigante que todavía permanecía en la misma posición, con cara de querer salir corriendo y arrojarse a algún auto, si por ahí pasaran autos.

El mayor suspiró y tomó asiento en el último banquito, junto a su primo, sabiendo que hacer cambiar de opinión a Kim JongIn, era tan difícil como para él cambiar un neumático.

—Bueno… — SeHun intervino al fin, alargando la letra e. — ¡Pues dime qué no entiendes porque yo lo veo todo muy claro Bro! — Exclamó, arrastrando desgarradoramente también la s.

—¡Pues todo! — El moreno asintió y luego entrecerró los ojos. Minseok temió que fuese a vomitar sobre la barra y el intimidante dueño fuese a molerlos a palos antes de llamar a la policía local, afortunadamente lo único que salió de los carnosos labios de su primo fue un jodido hipido. — ¡Ya dinos ChanYeol!

—JongIn — El Hyung jaló la oreja derecha del bailarín y lo reprendió con la mirada, aunque claro, el aludido no podía mantenerse mirando un punto fijo sin llegar a marearse, así que temiendo ser regado por alguna asquerosa sustancia, XiuMin decidió soltarlo, acto seguido, suspiró y creyendo que el gigante ya estaba más inconsciente que despierto, susurró. — ChanYeol dijo que perdió a BaekHyun, no creo que quiera repetirlo.

Sorprendiéndolos a todos y haciendo que Kai casi se cayese de su banco, el orejón se incorporó y tomó entre sus gigantonas manos el pequeño vaso tequilero que SeHun le había servido.

No se tambaleaba sobre su propia figura como el moreno, ni hipaba descontroladamente como el Maknae. Solo miraba fijamente el líquido moverse dentro del vaso, producto de los movimientos circulares que hacía su mano.

Minseok se sonrojó, deseando haber preferido continuar callado pero ChanYeol no le dedicó una mirada asesina, como hubiese esperado, ni lo golpeó, como hubiese estado bien merecido, sino que se pasó toda la bebida dentro del vaso de un trago y después sonrió con amargura.

—BaekHyun-ee, yah… Es la persona más hermosa que mis ojos han visto. — Empezó, y su voz sonó perfectamente estable —. Cuando conocí a BaekHyun-ee, pensé que era un total desperdicio que alguien como él estuviese mandando su vida al carajo fumándose un cigarrillo, así que con la excusa de que molestaba a los niños, me le acerqué para detenerlo. — Su sonrisa se pronunció y el corazón de Minseok se estremeció al saberlo tan herido— Me arrepentí al instante, era un jodido arrogante. El mismo jodido arrogante en quien no pude dejar de pensar incluso una semana después del incidente… Yo siquiera sabía su nombre pero… ya lo llevaba tatuado en la piel.

SeHun recargó un codo sobre la barra y sujetó el filo de su rostro con una sola palma, el gigante prosiguió sin que nadie tuviese que invitarlo a hacerlo.

—BaekHyun-ee es esa maldita quemadura de cigarrillo que llevo en la muñeca izquierda, es el dolor que me provocó hacérmela pero que hizo que parara de hacerse daño a sí mismo… — La risa que se escapó de su garganta estaba cargada de melancolía— Le dije que cuando él sufría, yo también lo hacía… Nos enamoramos rápido, algunos dirían que demasiado, para cuando me di cuenta, me era difícil respirar mientras temía que fuese a dejarme. — Intranquilo, dejó el vaso vacío sobre la barra y se echó hacía atrás. — Creí… Realmente creí que iba a aburrirse de mí. Que una vez que lo obtuviese todo, no volvería a verlo pero… Pero BaekHyun se paró frente a mi casa una madrugada, encontró la manera de abrir la ventana de mi habitación y se coló entre mis mantas, jurándome que me extrañaba demasiado como para esperar al día siguiente.

El recuerdo se materializó involuntariamente en la cabeza de ChanYeol.

BaekHyun acurrucándose en su pecho y sus largos brazos rodeando aquel pequeño cuerpo que se posaba sobre el suyo inocentemente.

A Baek le caía el flequillo sobre el rostro y estaba sonriéndole. Lo sabía pese a que la habitación estaba jodidamente oscura, porque cuando BaekHyun sonreía, algo muy en lo profundo del corazón del gigante se rompía y lo hacía sentir increíblemente afortunado.

—Yeol-ee, ¿puedo quedarme contigo esta noche?

El gigante pasó una de sus grandes manos sobre su cabello rubio, acariciándolo y como era costumbre, el mayor cerró los ojos para disfrutar de la suave caricia. Tenía las pestañas largas y el puente de su nariz era tan exquisito, que siempre que lo veía lo incitaba a besarlo.

Y ChanYeol no se resistía, ChanYeol nunca podía resistirse si se trataba de Byun BaekHyun.

Así que agachó la cabeza y estiró perezosamente los labios, rozando delicadamente la piel de la nariz del pequeñito en un beso suave y paulatino. Tan profundo, que le robó un suspiro al rubio que lo miraba con ternura.

—Y la siguiente, y la siguiente, y la siguiente.

A ChanYeol le hubiese gustado pronunciar las palabras para siempre mientras entrelazaba sus piernas y ambos cerraban los ojos antes de caer profundamente dormidos.

Pero ChanYeol siempre fue la clase de persona que le teme al futuro, la que sabe que es incierto, quien es consciente que la vida nos juega sucio. Así que dejó que murieran en su garganta, al igual que la madrugada detrás de las cortinas moviéndose al compás del viento, que se colaba por la ventana que Baek había olvidado cerrar.

Y todavía podía sentirlas, vilmente asesinadas en ese punto exacto del esófago donde inicia el cuello.

La suave piel de BaekHyun se volvió dura y, cuando abrió los ojos nuevamente, el Byun no estaba por ningún lado. Sus dedos volvían a acariciar la antigua caoba con que la barra de aquel bar había sido construida.

Las lágrimas se le amontonaron en el borde de los ojos.

Minseok le dio un apretón a su hombro en señal de apoyo. — ChanYeol-ah… — Murmuró y acto seguido zarandeó la cabeza en negación, pidiéndole que se detuviese si le hacía daño.

Pero el orejón le sonrió tristemente y echó la cabeza hacía atrás, enfocando su mirada en el eterno techo del establecimiento.

—Tenía un mal presentimiento… — Volvió a empezar, conteniendo las lágrimas con un dejo de valentía—. Así que corrí lo más rápido que mis piernas me lo permitieron. Afortunadamente, BaekHyun estaba en perfecto estado cuando lo encontré…

 

-

 

Estaba oscuro…  Pero ChanYeol había traído la luz consigo.

BaekHyun se giró sorprendido y cuando lo vio a los ojos, el gigante supo que algo no andaba bien.

Su corazón martilleaba en sus oídos.

—BaekHyun… ¿quién es este muchacho?

El joven Park levantó el rostro.

Sentada cómodamente sobre el sofá para una persona, había una mujer ridículamente bien vestida. Usaba tacones altos y reposaba sus delgados brazos sobre los del sillón. Sus piernas estaban cruzadas, envueltas en finas medias oscuras.

Cabello corto, castaño.

Y esos ojos…

Nadie pronunció palabra alguna pero ChanYeol lo sabía.

Esa mujer… era idéntica a BaekHyun. No hacía falta pensar nada.

—S-Señora Byun. — El gigante saludó, haciendo una inclinación de noventa grados para saludarla respetuosamente.

Pero su novio lo empujó hacia atrás y después entrelazó sus dedos, negando con la cabeza, pidiéndole a gritos con la mirada que se detuviera.

Eran raras las veces que el pequeño rubio mencionaba a la mujer que tenían enfrente y, a la que sin embargo no le prestaban atención, pese a ello, cuando lo hacía, siempre se refería a ella de la manera más burda en que ChanYeol había oído a alguien referirse de su madre.

BaekHyun siempre torcía los ojos. Siempre hacía muecas. Para BaekHyun, hablar de su madre era algo que prefería evitar y, erróneamente, ChanYeol se propuso que así fuera, de modo que nunca intentó mencionarla a menos que el pequeño la trajera al tema cosa que increíblemente, nunca sucedió.

—¿Tu eres?

Para cuando ambos se dieron cuenta, la mujer de preciosas facciones ya se encontraba parada y a un par de pasos de donde estaban ellos.

Baek chasqueó la lengua y se volvió para mirarla. — Es mi novio. — Escupió y, por primera vez desde que lo conoció, Yeol creyó que su Hyung parecía una serpiente.

La mujer parpadeó, mirándolos de uno a uno y luego ladeó la cabeza, en un adorable gesto de confusión.

ChanYeol no sabía cuántos años tenía, pero estaba seguro de que no aparentaba su edad. ChanYeol no sabía a qué se dedicaba, pero también estaba completamente seguro de que no era algo estresante que le permitiese mortificar su apariencia.

—¿Mi BaekHyun-ee tiene novio?

Mi BaekHyun-ee…

—BaekHyun, soy BaekHyun para ti. — El mayor escupió, su voz casi se asimilaba a la de un perro gruñón y no por nada al pequeño solían apodarle puppy.

La señora lo ignoró olímpicamente, pasando de él y dirigiéndose a ChanYeol. — Así que tú eres el novio de mi BaekHyun-ee, ¿cuidas de él? ¿Ha estado comiendo bien?

El ceño del gigante se frunció inevitablemente al escuchar la última pregunta formulada por los labios de la mujer. Abrió la boca, dispuesto a dar una respuesta concreta y respetuosa, cuando BaekHyun y su pequeña estatura se metieron como el agua entre su cuerpo y el de su progenitora.

—Por supuesto que ChanYeol cuida de mí. — Afirmó, cruzándose de brazos. Mirando a su madre de forma despectiva añadió— Es la única persona que se preocupa por mí, a decir verdad.

La señora Byun suspiró.

—Soy Park Min Young — Dijo con una linda sonrisa, estirando su mano para que el grandote la tomase. ChanYeol le dedicó una mirada y después acercó la suya, pero BaekHyun palmeó la de su madre, apartándola. — BaekHyun, ¿qué son esos modales? No seas grosero.

—Son los modales que me enseñé yo mismo. — Replicó el bajito, echándose para atrás y empujando con su espalda al gigante. — ¿Qué estás haciendo aquí de todos modos? ¿De dónde te salió el papel de madre tan repentinamente? ¿Necesitas ensayar para algunos de tus castings fallidos? Porque no vamos a ayudarte.

Pese a que no podía pensar en nada con claridad, a ChanYeol le encantó escuchar la palabra vamos saliendo de los labios de un pequeño pero intimidante BaekHyun. Vamos, como juntos. Vamos, como si ambos fuesen uno solo.

Vamos, siempre vamos…

—BaekHyun. — La mujer lo miró y había algo en su mirada, que ninguno podría descifrar a simple vista— Vine para verte.

El aludido resopló. — Bien, ya me viste, ya te puedes ir.

Cuando BaekHyun se giró y lo empujó levemente hacía la puerta, el más alto volvió a entrelazar sus dedos, llenando al mayor con una increíble sensación de calidez y confianza.

Nunca estaría solo…

—¿Qué hay de Diseño de Modas?

El más bajo se detuvo, cesando los empujones y de alguna extraña manera, el agarre de sus manos se volvió frio.

ChanYeol se giró para mirar a la mujer y se encontró con la desesperación plasmada en su rostro, los hombros totalmente caídos, como si hubiese terminado rindiéndose y un asomo de sonrisa en la boca, uno que pese a parecer sincero hacía que el corazón del gigante latiera descontroladamente.

No.

—Creí que mi castigo era ser un Ingeniero…

La negación instantánea de la mujer le produjo al Park una extraña descarga de calosfríos. — Ha sido suficiente BaekHyun-ee, te extraño en casa, únicamente quería darte una lección.

El aludido se quedó de pie, mirándola. No terminando de creerle, no terminando de confiar en ella. No entendía cómo podría simplemente esa mujer extrañarlo, ella no tenía razones para hacerlo, en Seúl, él nunca estaba en casa.

—¿Dejarme sin un techo y sin comida te parece una lección?

Las cejas de la señora Byun se volvieron dos acantilados profundos cuando negó con nerviosismo. — Me equivoqué BaekHyun, estuve mal, sabes que nunca he sabido cómo actuar, por eso estoy aquí, quiero reparar todo el daño que te he hecho.

El pequeño rodó los ojos.

Ya no le dolía.

Lo había superado.

Lo dejó atrás.

Era pasado.

Ella no tenía por qué volver a traer los tormentosos recuerdos a su cabeza.

Nunca supo cómo actuar, no. Siempre estuvo mal, sí. Pero, ¿reparar todo el daño que le había hecho? ¿Acaso se había vuelto loca de remate? ¿O había mandado construir una estúpida máquina del tiempo?

El bajito se aferró al agarre de su mano entrelazada con la de Yeol y negó, mirándola con incredulidad. —No puedes reparar el daño. La herida está ahí, déjala seguir creciendo.

—Baek-

—No Min Young, no siempre vas a obtener lo que tú quieres. — BaekHyun espetó, alzando la voz pero pronunciando pacíficamente las palabras. El cambio de actitud alarmó al gigante, que casi inmediatamente se puso a su lado, imponente, demostrando que eran ellos dos…

Los dos…

Los dos o ninguno.

—Baek-

—Y-Yo no soy mi padre, Min Young. — El aludido volvió a interrumpirla, las lágrimas acumulándose en el borde de los ojos. El color rojo apoderándose de su rostro. Quería largarse a llorar, pero no porque se sintiese triste, no… Ya no era esa clase de sensación. Estaba enojado, muy enojado… La tristeza que alguna vez había golpeado profundamente el interior de su corazón, con el paso de los años dio paso al enojo. — No puedes irte, venir y esperar que te perdone.

Park Min Young arqueó las cejas y un brillo extraño se apoderó de sus ojos, uno que le dijo a un ChanYeol que no estaba seguro de estar entendiendo del todo, que estaba realmente sorprendida por lo que acababa de salir de los labios de su pequeño.

—BaekHyun-ee… ¿Todavía…

—BaekHyun. — La cortó él, meneando la cabeza y dejando que de sus ojos resbalaran unas incontrolables lágrimas, negándose a soltar a ChanYeol y apresurándose a secárselas con el borde de su mano libre. — ¿Todavía? Sí, Min Young, todavía.

La mujer se acercó un paso.

Baek y ChanYeol retrocedieron dos.

—Nos dejaste. — BaekHyun espetó mordazmente, casi mordiéndose la lengua de lo rápido que habló. — Nos dejaste porque no nos querías, volviste porque no te dieron lo que necesitabas. — Sonrío amargamente, sintiendo las caricias de ChanYeol en sus nudillos repartiendo oleadas de comprensión por todo su cuerpo. — Dinero, dinero, siempre dinero…

—Baek…

—¡Deja de decir mi nombre como si con eso fueses a arreglar las cosas, joder! ¡No lo repitas, me enferma!

Las lágrimas seguían brotando y ChanYeol no podía esperar ni un segundo más para envolverlo entre sus brazos, acariciarlo y susurrarle despacio, que todo, absolutamente todo estaría bien.

Porque ChanYeol no lo sabía y estaba completamente seguro de que jamás lo entendería, no del modo en que BaekHyun lo esperaba, porque no lo había vivido, porque no lo había sentido o por la razón que fuese. Pero ChanYeol siempre estaría ahí para él, se lo daría todo, todo lo que tuviera y todo lo que no.

—E-Entiendo que no puedas perdonarme pero déjame recompensarte, y-yo…

Las palabras desesperadas de la mujer hicieron que BaekHyun se estremeciera y ChanYeol pudo sentirlo.

—H-Hablé con tu padre, todo-todo está en orden… Tú matricula está lista, el-el semestre comienza en A-Abril… BaekHyun, es tu sueño, los mejores maestros, ¿recuerdas? ¿Armani? ¿Givenchy? ¿Channel? ¿Gucci? ¿Ser tan grande como ellos? M-Mira, no… no te pido que me perdones pero… No, no dejes que arruine tu vida BaekHyun, es… es tú vida.

Los ojos del pequeño se cerraron sobre las lágrimas que brotaban de ellos sin cesar.

Estaba temblando, todo su pequeño cuerpo lo hacía.

Una decisión.

ChanYeol tiró de su mano y lo recibió entre sus brazos.

Su corazón se rompió en pedazos cuando el pequeño levantó el rostro y lo encontró empapado en lágrimas. Su mirada… Estaba preguntándole a gritos qué era lo que debía de hacer y el gigante negó, acariciándole el rostro como en tantas ocasiones lo había hecho, delineando su fino perfil, perdiéndose entre caricias sobre ese puente de nariz que tanto le fascinaba… trazando suaves círculos en sus mejillas, borrando y volviendo a dibujar aquellos pequeños lunares que a Baek tanto le disgustaban y a él tanto le fascinaban.

Sus pestañas empapadas le recordaron el día en que prendió un cigarrillo y lo estampó contra su muñeca. El día en que ChanYeol casi suplicó a Baek que dejase de fumar.

La impotencia revuelta con lágrimas en los pequeños ojos del mayor, era la misma que se deslizaba goteante fuera de los ojos del menor en ese preciso instante.

La burda forma en que Baek lo abrazó y juró que jamás volvería a hacerlo de nuevo, era idéntica a lo que él hacía en ese momento.

Aferrarse.                                     

Se aferraba a lo poco que le quedaba.

A la idea, al recuerdo.

Recuerdos, todo eran recuerdos…

BaekHyun sonriéndole desde el cuarto de baño, desabotonando lentamente su camisa. BaekHyun gimiendo su nombre en su oído. BaekHyun y su cabello pegado a la frente con sudor… BaekHyun, siempre BaekHyun.

Esa mirada inexplicable, tan pequeña y profunda a la vez a la que ChanYeol simplemente no podía encontrarle una explicación.

El lunar cerca de su oreja. Los lunares esparcidos por todo su pecho que ChanYeol pretendió contar un día y terminó durmiéndose en su regazo. BaekHyun sentado en las escaleras de su edificio en la Universidad. Los suaves labios de BaekHyun acariciando los suyos mientras una sonrisa se pronunciaba sobre ambos.

Sus traviesas y delicadas manos. Sus regordetas y perfectas piernas. BaekHyun sonriéndole una mañana al despertar, con la claridad colándose por la ventana haciéndolo lucir maravillosamente angelical, con los ojos tan cansados que pudieron haberse cerrado en cualquier segundo. Pero sonriendo, siempre sonriéndole.

BaekHyun era ese trocito de cielo que ChanYeol agradecía a la vida por haberle otorgado.

Pero la vida siempre es astuta y pocas veces bondadosa.

Y así de rápido como se lo había dado, también pretendía quitárselo.

ChanYeol se apartó un poco, sujetando sus hombros con sus manos e inclinándose para besar suavemente su frente. BaekHyun lo miró sin entender, sus ojos todavía empañados, la piel de su rostro levemente enrojecida.

Vamos…

—Creo que vas a ser un excelente Diseñador de Modas… — El gigante susurró, forzándose a sonreír. — Es una lástima que tu novio sea un estúpido pueblerino que no se sabe vestir.

Como si fuese a durar para siempre.

Los brazos de BaekHyun rodearon su cuello, fundiéndolos en un abrazo tan profundo, que difícilmente alguien hubiese podido distinguir dónde empezaba uno y comenzaba otro.

BaekHyun no limpió los rastros de las lágrimas en el rostro de ChanYeol porque supo lo fuerte que su gigante estaba intentando ser por él y temía que se derrumbara, tal y cómo él podría hacerlo en cualquier instante.

ChanYeol siempre había sido el pilar entre ambos.

El soporte que le impedía tocar fondo. El estúpido del que se había enamorado. El imbécil que era capaz de todo por él… incluso de dejarlo ir.

—Chan-ee… — Baek susurró a su oído, su cálido aliento haciéndole cosquillas al mover su cabello. — ¿podemos quedarnos juntos?

El gigante cerró sus manos sobre su cintura con fuerza, aferrándose a su cuerpo como si la vida dependiese de ello.

BaekHyun también lo hizo, enterrando su rostro en el cuello del menor, absorbiendo toda su fragancia como si fuese a marcharse en ese momento.

BaekHyun… Siempre BaekHyu.

Orillándolo a decir cosas, que estando cuerdo jamás haría.

—Para siempre…

Pero una cosa era segura…

ChanYeol nunca había estado del todo cuerdo desde que conoció a BaekHyun.

 

-

 

 

 

Casa de los normales Kim.

Madrugada del Jueves 27 de Febrero.

 

 

—Gracias por ayudarme a traerlos.

Los ojos de Minseok buscaron los suyos.

—No te preocupes Hyung. Creo que… será mejor que me vaya.

El mayor lo sujetó por la muñeca antes de que pudiera marcharse, ChanYeol se giró para mirarlo y se encontró con los saltones ojos del de mejillas regordetas adorablemente inundados en lágrimas.

Esbozó una sonrisa triste y Minseok rompió en llanto, cubriéndose el rostro con las manos, avergonzado de ser él quién lloraba en lugar del gigante. Patético, siendo que estaba completamente seguro de todo lo que el menor debía estar sufriendo silenciosamente.

Las manos del Park lo rodearon gentilmente en un abrazo y el cachetón se aferró a su espalda, sintiéndose demasiado pequeño en esa posición y sobre todo tímido, quizá avergonzado, por empapar el suéter que el gigante llevaba puesto.

—L-Lo siento y-yo…

Yeol le acarició la cabeza. — No deberías preocuparte por nosotros, Hyung.

Nosotros.

El mayor levantó la mirada y un escalofrío recorrió la espalda de ChanYeol cuando lo vio. Una imagen demasiado similar con la que había tenido que lidiar hace poco, dándole un vuelco a su corazón.

—Tú y BaekHyun-ah siempre están refiriéndose a ambos de esa forma tan linda…

El gigante aprovechó para secar sus lágrimas con el dorso de una de sus manos, nunca dejando de abrazarlo. Y, la sonrisa que se apoderó de sus labios, le pareció un poco más sincera a Minseok.

—Eso es porque BaekHyun y yo nos queremos mucho. — El menor asintió, sonriendo un poco más. — Así como tú y JongDae.

El pelinegro asintió levemente. ChanYeol ladeó la cabeza tiernamente.

—Hyung… No creas que puedes engañarme. — Musitó y se apartó, agachándose frente a él para poder mirarlo directamente a los ojos—. Sé que estás preocupado por mí, pero también estás preocupado por ti…

Un sonrojo se apoderó de las mejillas regordetas del aludido, su corazón latiendo lentamente ante las punzadas que lo surcaron de pronto.

Yeol suspiró. —BaekHyun no es el único que estaba aquí castigado… He conocido a Tao desde hace más de un año y, Hyung, su madre es una persona muy buena. Sé que ella encontrará la forma de sacarlos de aquí, porque bueno… ¿Quién querría vivir en esta ciudad de todos modos?

El mayor asintió y cuando agachó la cabeza, le dijo a ChanYeol que había dado justo en el blanco. El gigante lo tomó por la barbilla y lo obligó a mirarlo. Los ojos llorosos del Hyung se pusieron a temblar mientras las lágrimas escurrían por sus mejillas.

Yeol sujetó con ambas manos su rostro y se acercó, depositando un suave beso en su frente. — No es el final Hyung… — susurró en lo que parecía ser una promesa. —Tenemos que luchar por lo que queremos y… ellos también lo harán.

Cuando Minseok cerró la puerta de la casa de sus tíos –que insistían en que también era suya ahora-, se dio cuenta de qué tan profundo habían tocado las palabras del niño gigante que acababa de marcharse.

Caminó hacía el cuarto de JongIn, donde había dejado a su pequeño primo encerrado junto a SeHun y se preguntó, qué tantas cosas tendrían que pasar para que finalmente ellos pudiesen estar en paz.

Al abrir la puerta, se encontró con los dos borrachos sentados en la cama frunciendo el ceño y con cara de querer lanzarse por un precipicio.

—Yah, pero ¿qué sucede dongsaengs? — Inquirió, cerrando la puerta a sus espaldas— ¿Acaso estoy viendo a los muchachitos grandes completamente capaces de beber de hace unas horas? — Espetó juguetonamente, imitando las voces de los chiquillos y citando las mismas palabras que ellos habían dicho.

JongIn le sacó la lengua y Minseok se echó a reír, porque realmente le sorprendía que todavía tuviese fuerzas para hacer algo, considerando claro, que ChanYeol había tenido que cargarlo para sacarlo del Bar.

—Hyung… — SeHun murmuró, llevándose las manos a la cabeza y haciendo un puchero. — No más bebidas para nosotros, ¿sí?

El mayor asintió, pasándole una mano por el cabello verde y despeinándolo adorablemente. SeHun nunca dejaría de ser un niño y, el color del que se había teñido el cabello apenas un día antes junto con JongIn, lo decía a gritos.

JongIn lo sujetó por la mano antes de que la apartara y Minseok se obligó a mirarlo.

—¿Qué sucede JongIn-ee?

—Minseok Hyung, ¿por qué has llorado?

El aludido apartó la mano y se la llevó al rostro, limpiándose el rastro que las lágrimas habían dejado en sus mejillas, aunque había creído acabar con ellos antes de hacer acto de presencia en la habitación.

—¿Cómo te diste cuenta?

JongIn lo miró con profundidad. — Tus ojos, Hyung.

El mayor suspiró, rindiéndose. No importaba lo mucho que se los tallara, seguirían igual de rojos. SeHun se desplomó sobre la cama, al lado de JongIn y ambos le dedicaron atención por un momento.

—¡Aigo! ¡Demonios, soy tan afortunado!

Pese a haberlo casi gritado, las palabras fueron pronunciadas con tanta ligereza y voluntad, que SeHun sonaba literalmente sincero pese a estar borracho y prolongar demás algunas consonantes.

Minseok se sentó a su lado y lo picoteó con uno de sus dedos, como si fuese un animal salvaje que te encuentras en el bosque y tientas para saber si está o no muerto.

El de cabello verde se pasó ambas manos por el rostro, frotándolo en un intento vago por mantenerse despierto.

—¡LuHan Hyung es…! ¡LuHan Hyung! ¡LuHan Hyung!

El mayor se echó a reír, apresurándose a dejar escapar un largo shh de sus labios. — No importa cuánto grites, SeHun-ee, LuHan no va a aparecer por aquí, son las tres de la mañana y tienes suerte de que mis tíos no estén o ya te habrían sacado a patadas.

El Maknae le sonrío y, todavía estando en estado de ebriedad, esa sonrisa deforme se veía lo triple de graciosa de lo normal. — Aigo Hyung… — Hizo un puchero —. ¡Pero es que no lo entiendes, soy el hombre más afortunado sobre la tierra! Cada vez que lo toco… — sus manos se dirigieron a su pecho, palpando su corazón como si se estuviese dando a sí mismo electrochoques para volver a la vida. — ¡BAM! ¡BAM!

—¿Bam, bam? — Minseok arqueó una ceja, divertido.

—¡BAM, BAM! Hyung, mi corazón se acelera y luego… ¡BAM, BAM! ¡Se detiene! ¡Es una locura, Hyung! LuHan es tan precioso y yo, ¡yo soy el más afortunado.

El de mejillas regordetas río, acariciando el cabello teñido del pequeño y suspirando después, bien dicen que los borrachos y los niños siempre dicen la verdad.

SeHun debía estar siendo muy sincero, porque él era tanto un borracho, como un niño.

JongIn se desplomó junto a su mejor amigo, estirando el codo para molestarlo picoteando sus costillas. — Yah, yah, estás loco Bro. — Espetó y luego hizo un puchero extraño en dirección al mayor. — Hyung, también quiero cariñitos… ¿O sha no me quieres?

El ahora pelinegro se río más fuerte y negó con la cabeza, subiéndose a la cama y colocándose detrás de esos cabezas de chorlito que eran su adoración. Luego de haberse sentado con las piernas a medio cruzar, sintió las cabezas de ambos colocarse sobre ellas y el sonoro ruido de sus cabezas al chocar.

—¡Yah!

Minseok los acarició, reprimiendo una carcajada. — D-Dejen de ser unos tontos…

Kai suspiró, golpeando con su hombro a SeHun en plan de bronca. Y Minseok no se sorprendió en absoluto de que incluso borracho, su primo fuese un buscapleitos.

—Tú no eres el hombre más afortunado sobre la tierra. — JongIn no tardó mucho en replicar, el mayor lo miró atentamente señalarse a sí mismo con el dedo corazón. — Yo. Yo. Yo.

—¿Tú? — SeHun se impacientó.

—¡Yo soy el hombre más afortunado sobre la tierra!

El menor bufó. — Ay, por favor.

—¡Yah, Yah! — El nuevo rubio se incorporó de golpe, deteniéndose al instante para llevarse ambas manos a la cabeza y sujetarla con fuerza. Dolía horrores y maldijo por lo bajo ser tan estúpido, incluso estando ebrio sabía que hacer eso era prácticamente un suicidio, así que volvió a recostarse sobre las piernas de Minseok, que rodó los ojos y continuó escuchando a sus dongsaengs. — Sé que estás diciendo eso porque no me he acostado con KyungSoo.

El mayor prestó más atención.

SeHun río bajito. — Ni tampoco lo harás.

—¡Te has acostado una sola vez con LuHan!

—¿LuHan? — Minseok espetó, dándole un golpesito en la cabeza a su primo.

—LuHan Hyung… — corrigió casi de inmediato el moreno. — Como sea, fue solo una vez, no creas que eso te hace la gran cosa.

—Pues tengo la gran cosa…

—Imbécil.

—Seh…

Minseok rodó los ojos, justo cuando estaba creyendo que ya se les había pasado, volvían a comportarse como los borrachos infantiles que eran. Ciertamente no entendía cómo LuHan y KyungSoo soportaban tal grado de inmadurez…

La imagen de Chen pataleando sobre el sillón porque ya no transmitirían Bob el Constructor por la televisión vino a su rostro y XiuMin se mordió la lengua.

Kai prolongó un fuerte aish y luego se llevó una mano a la frente. — Sé que KyungSoo no quiere acostarse conmigo porque piensa que si lo hace voy a dejarlo, está loco… está loco. ¿Qué haría yo sin mi Kyung-ee?

—¿Respirar?

El moreno volvió a golpear a su mejor amigo con el codo y SeHun gimió, haciendo un puchero.

—¡yah, estoy tan loco por él! — Exclamó JongIn, moviendo la cabeza de un lugar a otro, como si pretendiese ponerse a rodar por la cama— ¡Hyung, ¿sientes esto?! — la mano de XiuMin fue a parar directamente al pecho húmedo de Kai, probablemente se había tirado una botella encima, o eso le gustaría creer… — Mi corazón late y late cuando se trata de KyungSoo, sé que nunca lo hemos hecho, sé que no quiere hacerlo, sé que tiene miedo Hyung pero…  Pero si supiera lo que siento cuando lo acaricio, cuando tan solo un tramo de su piel queda expuesta y yo puedo tocarlo, muero Hyung, muero y vuelvo a nacer únicamente para seguir tocándolo. Sé que suena bobo pero, lo quiero Hyung, lo quiero y nunca creí decirlo pero con él… incluso una estúpida caricia se siente como hacer el amor.

Las mejillas de Minseok se coloraron, ardiendo por las palabras de su primo. Su corazón latió tan rápido como incontrolable y, ahí, en la oscuridad de la habitación de JongIn, Minseok se dio cuenta de que esas palabras describían exactamente cómo se sentía él.

SeHun se había quedado profundamente dormido cuando Kai giró el rostro y una sonrisa se asomó en los carnosos labios del moreno antes de cerrar sus ojos también.

El mayor los acarició dulcemente, sintiendo su corazón latir más y más rápido mientras la figura de alguien se materializaba en sus pensamientos.

ChanYeol tenía razón, no había motivo por el cual rendirse, no sí sabía qué era lo que quería.

Y Minseok sabía lo que quería. Y lo que quería tenía un nombre.

Kim JongDae.

 

 

 

Casa de los adinerados Kim.

Sábado 1ero de Marzo.

 

 

 

Cuando Minseok llegó, se aseguró de cerrar bien la puerta detrás de sí y se quitó los zapatos con una bonita sonrisa, sosteniendo bien la bolsa con el pastel que había decidido llevar.

De chocolate, el favorito de su novio.

Tao lo recibió con un puchero al final del tradicional pasillo que había que cruzar para llegar a la sala y lazó a sus brazos, murmurando un montón de cosas como que estaba agotado y necesitaba urgentemente a su gege y luego cosas en chino que XiuMin nunca sería capaz de comprender por más que lo intentase.

—Dice que no puede creer que Kris no haya venido todavía y que si no hubieses llegado, probablemente él hubiese salido corriendo a la calle lo mucho que necesita a su Kris gege. — BaekHyun canturreó desde la bajita mesita de la sala, que estaba en ese momento repleta de libros de diferentes asignaturas.

El rubio estaba sentado de espaldas al sillón más pequeño, con los brazos extendidos sobre un montón de cuadernos, sujetando un lápiz de puntillas y, al parecer, dando todo de sí para que mágicamente otra puntilla apareciese.

Minseok no había visto a BaekHyun en toda la semana y había escuchado de Chen que había estado en Seúl durante un par de días.

Si lo veía otra vez, XiuMin podría darse cuenta de que aunque fuese un poco, el chico realmente parecía cambiado. No de una forma mala, sino que parecía más bien determinado.

—Pero… BaekHyun-ah, ¿tú sabes chino? — Murmuró el de cabello negro, con Tao todavía colgando de su cuello extrañamente, siendo que el chino era muchísimo más alto que él.

El aludido dejó de prestarle atención a su tan estresante tarea y lo miró, parpadeando. — Por supuesto que no sé chino, chico bollo. ¡A estado repitiéndolo toda la jodida tarde! ¡Kris gege! ¡Kris gege! Una vez tras otra, siempre lo mismo.

El panda hizo un puchero soltándolo finalmente y mirándolo interrogativamente mientras señalaba la bolsa que llevaba encima.

Minseok asintió, sonriente y Tao prácticamente se la arrebató antes de alejarse dando saltitos hacía la cocina. — ¡Azúcar!

BaekHyun hizo un gesto con la cabeza, incitándolo a sentarse a su lado y el mayor obedeció rápidamente, mirando con curiosidad las libretas en las que el rubio trabaja tan arduamente… O más bien pretendía trabajar, porque pasaron cinco minutos y el chico seguía prendiendo y apagando la calculadora sin conseguir nada.

—¿Es física? — XiuMin inquirió, buscando alejar el sepulcral silencio.

Baek lo miró rápidamente y negó. — Cálculo, ¿por qué? ¿Sabes Física? Porque tengo esta tarea justo aquí que… — El rubio sacó de bajo el puño de libretas y libros un par con más números garabateados en ellos, números que Minseok no hubiese podido entender ni aunque estuviese en la misma carrera. El menor estudió su expresión y suspiró, dejando caer la cabeza sobre la mesa. — Demonios, a este paso realmente voy a reprobar.

El de cabello negro lo miró, como pidiendo disculpas pero el rubio simplemente negó, dejando escapar un suspiro. — No es tu culpa, chico bollo, es culpa del que inventó los números.

—No culpes a esos genios, amigo mío, culpa a tu cabezota.

La voz de JoonMyun hizo que ambos se giraran para mirarlo.

Baek le sacó la lengua y Minseok sonrío con timidez.

SuHo frunció las cejas, asintiendo como saludo y después caminó hasta el sillón de enfrente, dejando caer su trasero sobre la suave superficie.

—Y, ¿quién te manda a irte a Seúl, eh?

El Byun se cortó la cabeza con una mano y sacó la lengua en expresión de muerte. — Mi madre, mi padre, mis criados, etcétera.

—No me vengas a presumir que vuelves a ser rico en mi propia casa, niño.

Baek sonrío, levantándose y comenzando a estirar los pies. — Yah, ¿Cuándo piensa venir JongDae, eh? ¡Dijo que iba a bañarse, no a nadar en la tina!

SuHo rodó los ojos, recogiendo la taza de café ya frío sobre la mesa y llevándosela a la boca con un gesto que pretendía ser indiferente pero Baek, el experto Baek, notó cómo le temblaba la mano y le dedicaba una mirada casi efímera al mayor, que estaba distraído pasando páginas de un libro del que no entendía nada.

—Mejor siéntate Baek, JongDae es de los que no se bañan, sino que entran en estado de descomposición.

Tiffany bajó alegremente las escaleras, dando saltitos y sacudiendo una franela, ondeándola en el aire como si con eso la casa se fuese  limpiar sola.

—Oh, ¡XiuMin, estás aquí! — La chica exclamó, soltando los calcetines que había estado recolectando y dejándolos caer al suelo.

SuHo frunció el ceño. — Tiff-

—¡Voy a decirle a JongDae, seguro que se pone feliz y sale una hora antes! — Para cuando el ricachón quiso replicar, la joven ya había subido todas las escaleras, dejando un desastre al final de éstas.

Baek pescó descaradamente el puente de su nariz y negó con la cabeza. — Iugh, creo que iré al baño voluntariamente antes de que ese olor me provoque arcadas. — Espetó, estirándose de brazos y echándose a caminar en dirección a las escaleras.  — Usaré tu baño Myun-ee — canturreó, saltando las calcetas tiradas antes de comenzar a subir.

SuHo se llevó una mano a la cien y se la frotó mientras dejaba la taza de café ya frío en el lugar donde había permanecido seguramente un buen rato.

Cuando Minseok levantó la mirada, saliendo del mundo numérico del que no entendía nada donde se había sumergido accidentalmente, se encontró con la profunda mirada del mayor de los Kim clavada sobre él.

Un escalofrío recorrió su cuerpo entero.

JoonMyun nunca lo miraba.

Nervioso, le dedicó una tímida sonrisa, dudando de si quedarse ahí o echarse a correr escaleras arriba en busca de los brazos de su novio donde seguramente estaría a salvo.

Tao se detuvo detrás del sofá donde Joonmyun estaba sentado, les dedicó una mirada, ladeó la cabeza y al darse cuenta de que la tensión podía cortarse con el tenedor que llevaba en un brazo, se encogió de hombros y subió rápidamente las escaleras con su trozo de pastel en la otra mano.

Minseok no era de los que maldecían. Pero maldijo mentalmente al panda.

Y sí se iba a comer su pastel, el muy desgraciado.

—Borra esa sonrisa.

La voz del adinerado lo sacó de sus pensamientos, aturdiéndolo completamente. SuHo nunca se dirigía directamente hacía él, pero cuando lo hacía, nunca había usado ese tono de voz con él.

Minseok comenzaba a preguntarse si lo evitaba porque JongDae estaba presente.

—No pongas esa cara.

El mayor se estremeció y la luz en sus ojos se oscureció, perdiendo completamente el brillo de felicidad que había abundado en ellos antes.

La línea de los labios de JoonMyun estaba recta. Sus cejas fruncidas.

Estaba molesto y lo peor del caso es que XiuMin no tenía ni idea de por qué.

—Sé que lo sabes, así que deja de fingir.

O tal vez…

Una sonrisa triste volvió a trazarse en los labios del mayor.

Sí.

A JoonMyun le picaban los ojos.

Él no podía sentirlo, eran personas diferentes, cuerpos diferentes, sentimientos diferentes. Pero lo sabía y la expresión decaída repentina en el rostro del menor de los dos, lo delató.

Quería llorar. Las lágrimas acumulándose en sus ojos lo decían. El temblor de sus labios y mejillas, lo gritaba.

Minseok simplemente cerró sus puños sobre su pantalón y continúo mirándolo.

Francamente, nunca pensó que ese día realmente fuese a llegar. Pero ahí estaban. Frente a frente y solos, completamente solos al fin, y por lo menos durante un par de minutos.

Sin personas que pudiesen interponerse, sin censura.

Sin palabras que ocultar.

—Te duele. — SuHo afirmó. — Te duele tanto que sientes que el aire se te escapa… ¿Por qué demonios sigues sonriendo?

En un abrir y cerrar de ojos, el mayor descubrió que le pesaban las pestañas más de lo que era debido y cuando una lágrima cayó, resbalando de ellas, supo que estaba perdido.

Cuando en su mente imaginó ese momento llegar, se prometió a sí mismo que no lloraría.

Dijo que sería fuerte porque necesitaba serlo. No solamente por él, sino también por JongDae, por JoonMyun, por todos…

Las palabras de ChanYeol hicieron eco en su cabeza, aturdiéndolo.

¿Qué había que pensar ahí?

SuHo es el primero en ceder.

Sube sus cortas piernas al sillón, obligando su cuerpo a topar con el respaldo del sofá y las envuelve con sus brazos, sumergiendo la cabeza entre ellas. Haciéndose un ovillo indefenso, largándose a llorar sin poder contener las lágrimas.

Kim JoonMyun…

No JoonMyun sino Kim JoonMyun.

Nunca SuHo.

Kim. Todo el tiempo Kim. Atormentándolo.

—JoonMyun-ah…

El aludido niega, reusándose a escuchar lo que tenga para decir.

JongDae, siempre quiso lo mejor para JongDae y lo sabía, sabía que a quien tenía enfrente lo era y era precisamente eso lo que más le dolía de todo en el universo.

Era el correcto, no era el único seguro de ello.

Y por su culpa…

—JoonMyun-ah…

La cálida mano de Minseok fue a parar a su espalda y la suave caricia con que se movió, hizo que el aludido se irguiera para mirarlo.

Fue totalmente nueva la imagen que tenía frente a sus ojos.

Kim JoonMyun nunca llora.

O al menos no que la gente sepa.

Kim JoonMyun no siente.

O al menos no que lo demuestre.

No desde aquel entonces.

—L-Lo siento mucho…

Minseok no lo entiende pero asiente y lo rodea con sus brazos, pero JoonMyun se aleja, negando.

Intentando controlarse, el rubio teñido tomó una larga bocanada de aire y agachó la cabeza, mirando distraídamente cómo los dedos de sus pies se movían dentro de sus calcetines, haciendo sus manos un nuevo y enroscándolas con nerviosismo.

—Fue hace dos años… JongDae se preparaba para la Universidad años antes de lo que debía, siempre ha sido un genio, ya debes de saber…

El de cabello negro asintió despacio, probablemente preguntándose qué era tan importante en la vida de los dueños de aquella casa ocurrido hace dos años.

JoonMyun suspiró profundamente. — Nosotros no éramos como nos ves ahora. Un día, JongDae trajo a casa a esta chica que había sido su mejor amiga durante años…

Minseok le dedicó una mirada confundida.

—Su nombre era Susan, era extranjera. Después de conocerla yo… Creí que me había enamorado, nunca había conocido a nadie igual y ella era… Todo lo que alguna vez imaginé en una mujer perfecta. Así que le pedí a JongDae traerla siempre que pudiera a casa yo… Supongo que estuve tan ciego que nunca me di cuenta de que ella se interesaba más por mi billetera que por tomar mi mano.

El mayor frunció el ceño y apretó los puños, preguntándose cómo era posible que existiesen personas así. No conocía demasiado a su cuñado pero, estaba completamente seguro de que era una buena persona…

“Todas las personas buenas sufren” pensó.

SuHo sonrío y había una pizca de amargura en su sonrisa melancólica. —JongDae… él no estaba de acuerdo en que yo comprase tantas cosas para ella, decía que era muy pronto como para estar enamorado pero ella me había puesto una venda en los ojos... — Minseok no culpaba la oleada de suspiros en que su cuerpo se había convertido. — Un día, mientras cenábamos, Tao la llamó interesada de forma indiscreta, yo estaba furioso, tan furioso que no me di cuenta de que Susan no se inmutó. Ella era sincera, lo suficiente como para ser solo lo suficientemente cariñosa para obtener lo que quería, JongDae de pronto dejó de pasar tiempo con ella y apenas me miraba…

El corazón del mayor se estremeció.

—Me lo advirtieron, todos y cada uno. Pero yo no podía creerles… — JoonMyun continúo, haciendo pequeñas pausas cada tanto, buscando la manera correcta de proseguir y anudando todavía más sus manos. — Susan me pidió que transfiriera una gran cantidad de dinero a su cuenta bancaria porque tenía un pago urgente que hacer, juro que yo no entendía que podía ser, pero ella estaba tan alarmada… Tenía mucho miedo de que estuviese en peligro.

—Así que lo hiciste.

El millonario asintió y el apretón a sus puños le hizo saber al mayor que estaba realmente avergonzado. — No volví a ver a Susan después de ese día.

Minseok lo sujetó con una mano por el hombro. — JoonMyun-ah…

—Fui un completo idiota.

—Todos somos tontos cuando nos enamoramos…

El rubio teñido le dedicó una mirada culpable. — La-La historia aún no termina…

Temiendo que el otro pudiera odiarlo, como lo había temido durante los últimos meses, el adinerado se echó hacía atrás, apartándolo de nuevo y sintió las lágrimas acumularse en sus ojos.

—Papá descubrió los movimientos en mi tarjeta de crédito y se aterrorizó con la cantidad que había retirado, así que vino a mí para reprenderme por gastar tanto dinero. Nuestra relación nunca ha sido buena, yo estaba… realmente devastado por lo que había sucedido con Susan y cuando él… Bueno cuando él se enteró…

XiuMin tragó saliva.

Un escalofrío bajando por su espina dorsal, lo hizo estremecer y millones de focos se encendieron en su cabeza, aclarando las revueltas ideas que había estado tratando de unir durante tanto tiempo.

Y como si hubiese sido hace poco, vio a JongDae sonriéndole en el sillón del frente.

 

-

 

—Nuestro padre cree que somos irresponsables. No me sorprendería que encontrase un hijo postizo y le heredara su empresa… — Murmuró el de sonrisa gatuna, jugando con sus manos entrelazadas a las suyas. — A mí realmente no me importa, la administración y producción no me interesa… La de JoonMyun es otra historia.

Minseok recargó acogedoramente la cabeza en el hombro de su novio. — ¿JoonMyun quiere volver a Seúl?

El castaño asintió, ordenando el cabello fuera de lugar que caía sobre la frente del que por aquellos entonces todavía era su mejor amigo. — JoonMyun quiere que el exilio termine cuanto antes, por eso se esfuerza tanto en ser perfecto, no quiere más fallas.

-

La voz de JoonMyun hizo que las últimas palabras que JongDae había pronunciado aquella vez se repitieran en su cabeza.

—… Fue una pesadilla y después, después la madre de Tao intervino por nosotros, haciendo que el castigo fuese mucho menos absurdo o doloroso… — Los ojos del adinerado brillaban con algo que el mayor distinguió como agradecimiento, la madre del panda parecía ser una buena persona después de todo. — Y así fue como llegamos aquí.

Minseok intentó volver a tocarlo pero el rubio teñido se levantó, mirándolo con lágrimas en los ojos a punto de desbordarse por sus mejillas.

Los recuerdos volcaron la mente del adinerado, que estalló en temblores y contuvo lo más que le fue posible las lágrimas.

-

El único de cabello castaño en la habitación se encogió de hombros. — Sabes muy bien de quién habla. — Gruñó, apenas tocando la comida. — Pero a mí no me gusta. — Añadió.

SuHo frunció el ceño. — Y mejor que sea así.

—¿Y qué si me gustara?

—Es mayor que tú, JongDae, no sabes que mañas pueda tener.

—No lo conoces. —Protestó Chen.

—No lo conoces, Omma. — Terció Tao.

—¿Y tú sí?

JongDae volvió a fulminarlo con la mirada y asintió de mala gana. — ¿No puede gustarme porque no tiene dinero, verdad?

SuHo abrió la boca pero no respondió al instante.

—Cállate JongDae.

-

—¡Deja de intentar consolarme! ¿No lo entiendes? ¡Es mi culpa! — Las palabras salieron de su boca como si hubiese estado ensayándolas durante mucho tiempo. — JongDae no fue a la universidad a la que con tanto esmero había intentado incorporarse, está aquí… ¡En esta mugrienta ciudad! Pudo haber tenido la mejor de las educaciones pero está aquí y esculpa mía…. ¡Se alejó de todo el mundo! ¡Yo no podía hacer que hablase con nadie por más que las personas quisiesen hacerlo, él las alejaba Minseok! ¡Se sentía culpable por algo que fue totalmente mi responsabilidad!

El de cabello negro negó, sentado todavía en el sofá pero SuHo todavía no había terminado de culparse.

—Y luego llegaste tú… ¡Intenté alejarlo de ti por todos los medios! Deberías odiarme, ¿por qué estás mirándome así? No quiero tu lastima, necesito que me odies porque me lo merezco…

Minseok lo sabía.

Lo sabía y por eso seguía haciendo ademanes de negación con la cabeza.

-

—¿Por qué has venido?

Minseok agachó el rostro, ciertamente entristecido. Estaba seguro de no agradarle al hermano mayor de JongDae y sin embargo, no creyó que fuese para tanto. JoonMyun, por su parte, también se sentía bastante triste y no era para menos, sabiendo todo lo que su hermano tenía que sufrir.

Los rosados labios del mayor se abrieron para hablar pero SuHo lo detuvo, apartando su mano de su pecho y agachando la cabeza, logrando que el flequillo le cubriera los ojos.

—No digas nada. — Pidió el rubio, señalando el interior de la casa con una cabezada. — Hace frío, entra.

-

Lo supo siempre. Así como también sabía que jamás podría odiar a JoonMyun por algo como eso.

—Él te encontró a ti y yo estaba desesperado porque papá lo dijo, dijo que nunca volvería a aceptar que un pobretón se entrometiera en la familia, dijo que esa era la razón por la que no nos mezclábamos por esa gente. Tú no lo entiendes Minseok… Lo que él podría hacernos a todos… ¡No lo entiendes!

Cuando JoonMyun estalló en lágrimas desesperadas, Minseok también entendió lo culpable que se sentía por haberse enamorado de Lay y lo verificó cuando el otro prosiguió, tan concentrado en sus explicaciones que no se daba cuenta de lo mucho que había estado subiendo la voz.

—Y luego ahí estaba yo, cometiendo el grandísimo error de enamorarme cuando sé que no me lo merezco, cuando nunca voy a ser digno de esa persona, cuando sé lo complicadas que enrealidad son las cosas… Pero seguía juzgándote, seguía sintiéndome con el derecho de desear que desaparecieras… ¡Vamos, dilo, di lo mucho que me odias, no me mientas, sé que lo haces! ¡Soy el culpable de-

—¡Es suficiente!

JongDae apareció al final de la escalera junto a las cabezas atormentadas de ZiTao, BaekHyun y Tiffany, que les hicieron saber que habían estado escuchándolo todo.

Los implicados se giraron y se encontraron con los ojos cargados en lágrimas del castaño de sonrisa gatuna ausente.

Minseok negó rápidamente y tomó al millonario por los hombros antes de que su novio siquiera pensara en bajar las escaleras.

—¡No fue culpa tuya! — Su voz se quebró apenas hubo pronunciado palabra alguna y Chen se apresuró a bajar las escaleras para estar a su lado mientras el rubio lo miraba con los ojos bien abiertos.

Minseok nunca alzaba la voz y casi siempre a penas se dejaba escuchar, pero ahí, frente a él, había una persona totalmente distinta, una persona dispuesta a luchar por lo que quería.

—La culpa fue de esa chica, pero eso quedó en el pasado JoonMyun-ah, necesitas dejarlo ir… Fue un error, los errores los hemos cometido todos alguna vez, ¡Somos humanos!

Sus palabras retumbaron en la mente del aludido, JongDae se detuvo frente a ellos, sin atreverse a interrumpir el monologo que su decidido novio estaba pronunciando.

—JongDae no te odia, yo no te odio y JoonMyun-ah, tú no tienes por qué odiarte… — Le espetó, tomando sus frías manos entre las suyas y apretándolas con fuerza en una especie de consuelo. — No digas cosas como esas, eres muy digno de Yixing ge y estoy seguro de que él piensa lo mismo, date una oportunidad, no dejes que el miedo pueda contigo…

Los ojos del adinerado se encontraron con los suyos y Minseok estuvo feliz al darse cuenta de que las lágrimas habían parado de brotar y, aunque aún temblaba, sus palabras parecían estar haciendo efecto sobre SuHo.

Dejando escapar un suspiro, el mayor prosiguió — Cierto gigante me dijo una vez que no podemos rendirnos solamente porque parezca que todo terminó… Que no ha terminado, que tenemos que luchar por lo que queremos y hacer que ellos luchen a nuestro lado también…

BaekHyun sonrío mientras llegaba al primer piso junto a un silencioso Tao que dejaba escapar algunas lágrimas de sus ojos.

—No es el final, JonMyun-ah, tenemos que estar seguros de lo que queremos para así poder luchar por ello…

El aludido asintió, despacio y JongDae se lanzó sobre él, abrazándolo con fuerza y transmitiéndole con sus brazos lo que no podía decirle.

ZiTao también se acercó para formar parte del abrazo, afirmando la unión que ellos tres simbolizaban como familia.

BaekHyun se paró junto a Minseok y le dio unas palmaditas en la espalda, haciéndole saber que había hecho lo correcto.

Cuando los tres implicados alzaron la cabeza, Minseok pudo abrazar por fin a JoonMyun, alejándose tan solo un momento después para limpiarle las lágrimas con sus pulgares y revolver cariñosamente su cabello.

No importaba lo valiente o lo mayor que pretendiese ser SuHo, XiuMin sabía que incluso las personas más fuertes llegaban a romperse.

—Nosotros encontraremos una manera, JoonMyun-ah… — Le aseguró, dedicándole una de sus bonitas sonrisas al adinerado. — No tienes que preocuparte más por JongDae porque te prometo que yo cuidaré de él…

El aludido asintió despacio, dejando escapar un suspiro y dibujando un asomo de sonrisa en su boca.

Era un cuadro bastante acogedor, por no llamarlo sentimental, todos se dedicaban miradas de comprensión y sabían que en realidad les faltaba mucho por superar pero que cada vez estaban más cerca de poder vivir felices durante mucho tiempo.

—Nosotros también encontraremos una manera…

La voz de Lay los descolocó a todos y cuando se giraron, se encontraron con el unicornio en la entrada del pasillo, con la cara enrojecida, las lágrimas corriendo libremente por sus mejillas y absorbiendo de vez en cuando por la nariz para que no se le salieran los mocos.

Sin pensárselo dos veces, JoonMyun se lanzó hacía él para abrazarlo con fuerza cuando cayó en la cuenta de que lo había escuchado todo.

Sí.

Lay era lo que él quería.

Y sí, definitivamente iban a encontrar una manera.

 

 

 

Habitación del Millonario Kim JoonMyun.

Domingo 2 de Marzo.

 

 

 

—No creas que me olvidé de que no me contaste la verdad.

Las palabras de Yixing sacaron a JoonMyun del plan de estudios muy elaborado que él mismo había hecho para pasar los exámenes con las mejores notas.

El adinerado frunció los labios, había pasado un día pero su corazón todavía se oprimía nada más al recordar lo que había sucedido.

—Lo siento Lay…

El unicornio se encogió de hombros, ahí, sentado en el borde de la cama como había permanecido casi toda la tarde y JoonMyun hizo ademán de incorporarse cuando el otro negó, levantándose mientras lo miraba desde arriba.

—Myun-ee, esa noche dijiste que ambos teníamos problemas más grandes que nosotros mismos pero que de todos modos ibas a quedarte a mí lado.

Incorporándose sobre sus codos, el adinerado asintió despacio. — Y me quedaré, Lay yo-

—Myun-ee… — El aludido interrumpió, dejando escapar un suspiro antes de mirarlo con decisión. — Si vamos a estar juntos, entonces quiero que confíes en mí.

—Ya confío en ti. — JoonMyun replicó.

—No es suficiente Myun-ee, necesitas de verdad confiar en mí, decirme las cosas… — La adorable mirada que el chino le dedicó hizo que el corazón del millonario casi se le saliera del pecho, razón por la cual probablemente se encontró a sí mismo asintiendo como un bobo, Yixing sonrío, mostrándole ese adorable hoyuelo que lo volvía loco... — No me gusta verte triste…

El coreano estuvo a punto de negar cuando observó a su novio sentarse sobre su regazo, invadiendo su espacio personal luego de apartar el libro que el ricachón llevaba entre las manos y provocando que sus narices casi se rozaran.

—No estaré triste de nuevo si te quedas conmigo.

Lay asintió rápidamente, ladeando la cabeza para depositar un corto beso en los labios del millonario. — Creo que me quedaré contigo.

SuHo río. — Creo que yo también lo haré.

Sus bocas se juntaron prácticamente por instinto y Joonmyun suspiró en el beso, dejando que el peso del unicornio cayera sobre su pecho y acostándose para que el otro quedara sobre él.

Sus lenguas danzaron, encontrándose como viejas amigas y encerrándolos todavía más en su burbuja apasionante.

No fue sino hasta que Lay lo acarició levemente por debajo de la camisa, que SuHo se dio cuenta de que era la primera vez que llevaban sus acciones tan lejos y una alarma se encendió en su cabeza, haciendo que se apartara bruscamente, rompiendo el beso.

—Pe-pero entonces… ¿Cómo vamos a hacer esto?

Lay se sonrío y su perfecta dentadura resplandeció bajo la tenue luz de la habitación.

Acercándose peligrosamente de nuevo, el unicornio le besó de forma lenta y profunda, separándose solo lo necesario para mirarlo divertido antes de volver a continuar.

—Déjate llevar, Myun-ee…

El aludido quiso responderle que no quería dejarse llevar si eso significaba terminar sin poder sentarse, pero el flamante beso que el azabache le plantó en la comisura del labio terminó volviéndolo completamente loco, tan loco, como para olvidarlo todo y echarle las manos al cuello al unicornio para profundizar su agarre.

JoonMyun únicamente había visto a Lay bailar una vez.

Recuerda que fue cuando recién llegaron a ese lugar, el unicornio tenía todo un club de fans donde se daba a desear, y los chicos coreaban la canción de fondo mientras Yixing se deslizaba audazmente sobre el escenario.

Si lo pensaba, todo Lay era como un baile.

A veces iba lento y se movía de forma tan exquisita, que le robaba el aliento. Otras en cambio se movía con una fluidez nata, poniéndolo a sudar y a temblar, rozando zonas que seguramente no debía ser legal tocar sin ponerle un dedo encima. Era todo repentino y asombroso, detallado y delicioso.

La vida de Yixing, al igual que todo lo que él era, podía ser como una complicada coreografía.

Las caderas del unicornio se movieron sobre las suyas y sus delgadas manos sobre la cintura de JoonMyun lograron que éste se acoplara a sus movimientos.

Alejándose un instante de sus labios y aprovechando para respirar, SuHo se dio cuenta de que Lay estaba viéndolo.

Podía reconocer el hoyuelo en su rostro gracias a la luz en la habitación, aunque claro, detalles como esos poco importaban cuando Yixing se arrancaba la camisa por el cuello y dejaba su exquisito y plano pecho al descubierto.

Tenía abdominales marcados, demostrándole al ricachón que no perdía el tiempo y se ejercitaba como era debido. Nunca lo dudó, dado que Yixing se tomaba muy enserio su carrera como bailarín, y sin embargo, debía admitir que tampoco se había detenido a imaginarlo.

Así que sus manos se movieron casi involuntariamente para delinear cada parte de su pecho, logrando poner a Lay, que se mordió el labio inferior y lo guío deseosamente, incitándolo a tocar sus pectorales.

Oh.

A Yixing le gustaba que lo tocasen ahí… ¿Eso lo hacía el pasivo, no?

¿A los activos no les gusta? ¿Cómo podría el saberlo?

Sus dedos trazaron los imperfectos círculos de los pezones de Lay que gimió, mordiéndose el labio inferior con más fuerza. SuHo se incorporó, aferrándose siempre a la cintura del menor y succionó uno de sus botones cafeces.

Joder…

Sabía tan bien como se veía.

El bailarín jadeo, echando la cabeza hacía atrás y arqueándose levemente mientras JoonMyun el inexperto intentaba explorar la zona a su disposición.

El unicornio comenzó a moverse en círculos, rozando sus zonas intimas con parsimonia y a SuHo también le vinieron las ganas de retorcerse. Lay parecía estar disfrutando a lo grande y la curiosidad repentina que cosquilleaba por todo su cuerpo, iba a matarlo si no se detenía.

Él era el activo, ¿no? Sí, sí lo era. Y los activos no desean estar en el lugar de los pasivos. No. Eso simplemente no es posible. Es antinatural.

Como si le leyese la mente, Yixing le miró de forma indescifrable trazando una sonrisa traviesa en sus labios y le sacó al millonario la camiseta por el cuello, lanzándola fuera de su alcance.

SuHo jamás se sintió más abochornado en toda su vida.

Y no era que tuviese un mal cuerpo, era totalmente normal, pero la mirada cachonda que el unicornio estaba dedicándole no pasó desapercibida a sus ojos y le fue inevitable sentir otro tirón en su entrepierna.

Otro más a la larga lista.

Si no de detenía, explotaría antes de siquiera pensar en meterla.

Pero todo pensamiento y vergüenza se desvaneció cuando los labios del bailarín se cerraron sobre uno de sus rozados pezones, haciéndolo suspirar de la manera más homosexual que pudo haberlo hecho.

¿Era enserio? ¿Estaba mal que lo disfrutara? ¡Pero si sentía jodidamente bien!

Yixing lo miró desde abajo cuando opuso resistencia, sonriéndole con esa dulzura que lo caracterizaba, como si pretendiese tranquilizarlo con ella. — Myun-ee… Déjate llevar.

Sí, bueno, probablemente si se dejara llevar Yixing aprovecharía y se lo montaría.

Aunque si lo pensaba, sintiendo la erección del otro restregarse contra la suya incluso bajo las telas del pantalón de Yixing y la de su ropa interior, tal vez la idea no era tan mala.

El jodido hoyuelo del unicornio era pornográfico.

SuHo pudo haberse venido cuando volvió a tumbarlo en la cama y le sonrió. Pero decidió que simplemente era demasiado pronto y se mordió  los labios intentando contener los gemidos.

Su pequeño Yixing no era tan inocente como muchos podían llegar a creer, y SuHo lo confirmó cuando el menor le bajó el bóxer, que por suerte no se había tomado la molestia de usar pantalones gracias a su sesión de estudio, y le proporcionó una perezosa caricia al falo de su erecto miembro.

Los ojos de JoonMyun brillaron.

Se había pasado los innumerables días criticando a los pervertidos de sus amigos, sus hermanos incluidos, y ahora mismo no podía evitar sentirse también como uno.

—L-Lay…

El menor alzó la mirada, sonriéndole como si fuese la más normal de las ocasiones, como si no fuese su pene lo que tenía en la mano y miraba de forma tan lasciva, como si fuese un simple plátano a la hora de la cena.

—T-Tócate para mí.

SuHo pasó saliva rápidamente, sintiendo el sonrojo volver a inundar su rostro ante la mirada perpleja que el chino le dedicó, aunque por supuesto, ésta no duró más de un segundo antes de que Yixing se las arreglase para sacarse también el bóxer y volver a sentarse con las piernas a los costados de su cuerpo.

—Sabes lo que quieres. — Ronroneó.

¿Los unicornios ronroneaban?

Pero más importante, ¿quién se preguntaba eso cuando se tenía a Yixing enfrente, mordiéndose un dedo y comenzando a frotar su extensión con la otra mano? ¡Concéntrate JoonMyun!

La mano de Yixing se movió primero hacía abajo y luego hacía arriba. Estaba bien despierto, duro y no era para nada pequeño. SuHo observó fascinado la cabeza de durazno que el miembro del chino poseía, gruesa, incluso un poco más que la suya y se mordió el labio deseando poder probarla.

Bien, sí.

Era homosexual.

Era tan homosexual que estaba fascinado con un pene.

O bueno, tal vez era Yixingsexual. Después de todo no se había fascinado con un pene cualquiera, ¡era el pene de Yixing!

¡SuHo, concéntrate!

El unicornio jadeaba libremente sobre él, cerrando el puño alrededor de su falo y recorriéndolo en su total plenitud, dedicándole atención a sus bolas con la otra mano, cerrando los ojos mientras el mayor lo miraba atentamente.

—¡Mnh! ¡Myun-ee!

Astutamente, Lay mezcló sus gemidos con movimientos de caderas, simulando ser embestido por el rubio teñido, que empezó a tocarse también sin poder evitarlo ante la erótica escena que estaba presenciando.

El azabache se detuvo lentamente mientras volvía a abrir los ojos, con su palma mojada con el líquido pre-seminal que había estado saliendo de su miembro erguido.

—¿Quieres meterla? — Le espetó sin vergüenza alguna.

JoonMyun comenzaba a preguntarse si acaso el menor era un experto y Yixing se encogió de hombros ante su insistente mirada, girándose para quedar todavía sentado aunque dándole la espalda.

—Myun-ee… Esta no es mi primera vez.

La confesión no le resultó extraña al adinerado, que suspiró y continuó frotándose con una mano mientras sujetaba la cadera del menor con otra.

La manera en que le chino se giró y lo miró apenado mientras hacía un puchero con sus labios, le pareció totalmente adorable — ¿Estás enojado?

SuHo negó rápidamente, atreviéndose a rozar su mano con uno de los bien formados cachetes traseros del unicornio. — Está bien, llegue un poco tarde a tu vida…

—¡No! —El menor se apresuró a negar. — Llegaste justo a tiempo, Myun-ee, yo lo he hecho antes pero nunca he tomado este papel.

JoonMyun comenzó a sudar frío. — ¿A-ah no?

El azabache zarandeó la cabeza con simpleza. — No, pero podemos empezar por aquí porque tú  quieres.

Y, ahí, sobre él, Yixing se puso de rodillas, mostrándole un muy bonito primer plano de su culo abierto, como si estuviese a su total disposición.

No tenía ni una puta idea de a lo que el menor se refería con empezar por ahí, pero las descargas en su miembro cuando vio lo que tenía enfrente, le hicieron olvidarse de todo para darle una buena nalgada.

El aludido gimió, sonriéndole desde donde se encontraba y sacándose los dedos húmedos de la boca para llevarlo a su entrada.

—Me-Me voy a preparar para ti, Myun-ee…

Sí, bueno, esas debían ser las palabras más excitantes que el virginal rubio adinerado había escuchado en toda su vida. Y sí, virginal. Porque a diferencia del bailarín aparentemente experto que estaba viendo, SuHo era totalmente virgen así que ver como el menor se metía dos dedos en la entrada lentamente mientras todo su cuerpo temblaba, terminó de ponerlo.

¡Joder!

Tenía que controlarse si no quería venirse y defraudar la primera vez anal de Yixing.

Los largos dedos del bailarín se movieron como tijeras en su interior, siendo cuidadoso consigo mismo aunque rápido, no queriendo hacer esperar a su novio, quien lucía bastante desesperado a decir verdad. Pero no importaba… no importaba en absoluto lo poco que fuese a dudar, ni mucho menos lo que tuviese que hacer.

Yixing no pudo reprimir una sonrisa siniestra aunque, afortunadamente, JoonMyun estaba demasiado embobado viendo cómo hacía su trabajo como para notarlo.

Un dedo más y las piernas del unicornio por poco se vienen abajo, el adinerado lo sujetó para que no cayera y se animó a explorar, introduciendo uno de sus dedos dentro del unicornio luego de humedecerlo.

El menor chilló de dolor y se mordió el labio mientras sentía sus ojos humedecerse.

Oh, iba a vengarse.

Todos esos días mirándole el trasero al ricachón no iban a ser en vano. SuHo tenía un trasero mucho mejor que el suyo, podía disfrutar y soportar más, mucho más… Además, Yixing había visto claramente como le ponían las cosas de pasivos, que no quisiese aceptarlo era diferente.

Una descarga eléctrica recorrió la espina dorsal del unicornio de principio a fin cuando el curioso dedo de JoonMyun tocó fondo en su interior, sí, de sentía delicioso y su polla palpitaba urgida, necesitaba apresurarse.

—M-Myun-ee… — Susurró mientras apartaba los dedos y obligaba al otro a que hiciese lo mismo, dejando caer su redondo trasero sobre las piernas del millonario. — ¿E-Estás listo?

Ansioso, el rubio teñido asintió.

Yixing tragó duro y asintió también cerrando los ojos antes de tomar el miembro de JoonMyun con una mano para mantenerlo en su lugar y comenzar a sentarse poco a poco en él.

No hacía ni falta preguntar si no iba a usar preservativo.

Lay sabía…

No hacía ninguna falta.

El dolor punzó en todo su cuerpo cuando el miembro ajeno lo taladró hasta tocar fondo.

SuHo estaba condenadamente bien dotado, a decir verdad, los dos eran obras maestras, bendiciones del cielo o algo por el estilo.

Con mucho trabajo y conteniendo las lágrimas, el chino movió su cuerpo hacía abajo y hacía arriba mientras JoonMyun permanecía inmóvil debajo suyo.

Le temblaba absolutamente todo y tenía los ojos bien abiertos, se sentía… tan… jodidamente… increíble.

Su polla palpitaba dentro de la abundante estreches del bailarín y SuHo comenzaba a dudar de haberlo preparado lo suficiente pero decidió que ya no era tiempo de pensar en eso cuando lo escuchó gemir.

Algo despertó en su interior en ese momento, provocando que impulsara sus caderas hacía arriba, embistiendo con fuerza al unicornio y tocando de inmediato el punto dulce del otro, que echó la cabeza hacía atrás y arqueó la espalda de forma exquisita.

JoonMyun bajó y luego subió, penetrándolo lenta y profundamente una vez más y luego otra, sintiendo las perladas gotas de sudor resbalar por su cuerpo y viendo las de Lay hacerlo también. Todo su miembro vibraba.

Joder, debía ser un  fracaso, pero se sentía tan excepcionalmente bien que SuHo no pudo evitar embestirlo cada vez más y más rápido hasta que sintió que estaba a punto de explotar.

—¡L-Lay! — Advirtió en un gritito.

El unicornio gimió en respuesta y SuHo solamente tuvo que ver su rostro girándose para terminar dentro suyo volviéndose flácido nuevamente.

Cerró los ojos y trató de recuperar el aliento.

Sintió a Lay zafarse de su miembro y moverse de la cama, pero no fue sino hasta que dejó de sentir su peso sobre el mueble que JoonMyun abrió los ojos de nuevo, alarmado.

¿Y si no le había gustado?

Las piernas de Lay temblaban un poco pero eso no le impedía estar parado frente a él. La viscosa sustancia que había derramado en su interior se escurría por sus piernas pero ese no era ningún impedimento al parecer, porque Yixing estaba acariciando su todavía dura extensión y lo miraba profundamente de esa forma indescifrable que comenzaba a darle miedo.

—¿L-Lay?

Esa jodida sonrisa…

Ese maldito hoyuelo.

Yixing se lanzó sobre él, aprisionando sus muñecas contra el colchón y acercándose a su oído para susurrarle lenta y seductoramente con una voz ronca que JoonMyun no conocía.

—Eso fue increíble Myun-ee… Ahora por favor, no te resistas.

¿Resistirse?

Los dedos del bailarín se deslizaron nuevamente sobre su pecho, reparando mayormente en la zona de sus pezones y acariciándolos con descaro mientras le miraba.

Y ahí lo supo.

Supo que le había encantado follarse a Lay, supo que había sido maravilloso y que definitivamente el chino también lo había disfrutado. Pero supo también que desde que la idea surcó su mente por primera vez, había estado esperando por ese preciso instante.

Quería que Lay se lo follase, quería que tocara fondo en su interior y le provocara no poder caminar, quería que sus piernas flaquearan tal como las del unicornio lo habían hecho. Quería que la esencia de Lay también escurriese por sus piernas.

Y Yixing, demonios, Yixing estaba dispuesto a cumplirle todos sus deseos.

—¡Mnh! ¡Lay!

Sus ojos se abrieron rápidamente cuando sintió uno de los huesudos dedos del chino hundirse en él.

Había resbalado fácilmente y, cuando se detuvo a mirarlo, de dio cuenta de que el menor realmente había usado su propio semen como lubricante.

Joder… joder…

La situación era tan excitante que ya volvía a estar duro y Yixing era tan descarado que continuaba frotándose frente a sus narices mientras lo preparaba. No iba a negar que la situación era bastante incómoda y que, cuando los dedos se volvieron dos y tres respectivamente no chilló como una nenita.

Pero nunca le pidió que parara.

Esperó, sintiendo sus entrañas contraerse cada vez que Lay era un poco rudo. El unicornio era el cielo… Sí, ¡Definitivamente no se había equivocado, Yixing era todo un baile! Un sorpresivo y suculento baile.

—Myun-ee… ¿Quieres esto, no es así?

Mordiéndose los labios, SuHo supo que el menor siempre había tenido las riendas sobre el asunto y se limitó a asentir desesperadamente en dirección al miembro ajeno.

El azabache sonrío y se inclinó para darle un beso húmedo.

Sus lenguas se encontraron salvajemente, la una siguiéndole el paso a la otra, dejando rastros de sonidos extraños y a un sudoroso JoonMyun, que se aferró al cuello de Lay para susurrarle al oído que literalmente lo partiese en dos.

La sonrisa perversa de Yixing era algo a lo que él debía acostumbrarse.

No iba a hacerse del rogar.

Sus dedos se cerraron en su cintura, sujetándolo calmadamente mientras su caliente cabeza hinchada se movía trazando círculos en su palpitante entrada.

—Lay… — suplicó y el aludido lo silenció con otro beso húmedo.

No fue sino hasta que lo penetró de una sola estocada que JoonMyun supo que ese beso y las caricias circulares en su cintura eran únicamente una vil distracción para el doloroso momento que se encontró viviendo segundos después.

Yixing palpitaba caliente en su interior, todavía inmóvil y SuHo meneó las caderas ansiosamente, ganándose un tierno beso en la coronilla por parte de su bonito unicornio.

Las lágrimas le picaban los ojos pero lo había prometido a su novio que no volvería a llorar ese día y estaba totalmente dispuesto a cumplirlo.

Yixing contrajo las caderas, casi sacando su miembro de su interior y volvió a embestirlo, haciendo que el adinerado de olvidase de su nombre y hasta de el número de ceros en sus cuentas bancarias.

JoonMyun estaba tocando el jodido cielo con la punta de las manos mientras Lay lo taladraba, primero lento y sensual y después jodidamente rápido y más, mucho más sensual.

Uhm… ¡ah! Uhmm… Yixing era muchísimo mejor que esos…

¿Mil?

¿Cien mil?

¿Cientos de miles?

Agh, de nuevo estaba pensando en los ceros que poseía. Le clavó los dientes en el hombro al unicornio mientras todo su interior volvía a rugir: ¡Concéntrate JoonMyun!

Podía escuchar los ruidosos gemidos de Lay en su oído y sabía que sus gritos seguramente estaban escuchándolos hasta en México.

Quiso sentir pena por sus hermanos menores pero después recordó que ellos también eran unos sin vergüenzas y se le pasó.

Lay volvió a estampar sus labios contra los suyos, haciéndolo gozar con embestidas cada vez más profundas que lo hacían retorcerse bajo su cuerpo y le daban espasmos alrededor de todo el cuerpo.

Contrario a lo que él había hecho, Yixing tuvo consideración con su hinchada erección rozando sus abdómenes y comenzó a masturbarlo justo a tiempo.

SuHo se mordió los labios para dejar de gemir pero sabía que poco podía reprimir.

—¡A-Ah, Myun-ee! Voy a ve-venirme… — El unicornio le susurró al oído de una forma tan caliente, que el adinerado sintió toda su sangre hervir.

Él también estaba listo, así que se lo hizo saber desgarrando su exquisitamente bien formada espalda con las uñas de sus manos.

—¡Lay!

—¡Myun-ee!

Todo era respiraciones agitadas nuevamente.

El cuerpo de Lay se desplomó inmediatamente sobre el suyo y SuHo lo atrapó entre sus brazos, uniéndolos en un empapado abrazo.

El aliento del unicornio le hacía cosquillas en la oreja.

—Eso fue…

El bailarín hizo una pausa, concentrando lo que le quedaba de fuerza en levantar la cabeza y dedicarle una mirada intensa.

—Maravilloso. — Los dos pronunciaron.

Un segundo pasó antes de que se echaran a reír… El rostro de Lay volvió a caer sobre su pecho y luego rodó sobre sí mismo para caer tendido a su lado sobre la cama.

JoonMyun aprovechó para echarse el flequillo rubio hacía atrás y luego atraer al bailarín nuevamente a sus brazos para acariciar su pelo. ¡Al demonio el examen de contaduría que tenía a primera hora, no había nada mejor que su precioso unicornio!

Yixing suspiró, evidentemente exhausto pero con las suficientes fuerzas como para devolverle una sonrisa dulzona.

Era tan increíble.

—Creo yo que a eso se le llama descargar toda la frustración sexual.

JoonMyun río ante su comentario y le besó la coronilla con dulzura.

—Así que… Tú primero…

Los dos se echaron a reír nuevamente por haber hablado al mismo tiempo y SuHo frunció el ceño. — Creí que los que poseían telepatía eran JongDae y Minseok.

El unicornio se encogió de hombros. — Tal vez se contagia, Myun-ee.

—O tal vez solo es amor… — El aludido suspiró.

Yixing deslizó dos bailarines dedos sobre el pecho de su amante mientras sonreía. — Así que… ¿versátiles?

SuHo se ruborizó pero terminó por asentir. — Sí, eso creo.

El unicornio entrelazó sus manos juntas sobre su pecho y asintió también. —Eso suena bien.

—Muy bien. — Replicó el adinerado.

Lay sonrío mostrándole su hoyuelo por última vez antes de cerrar los ojos para intentar dormir. SuHo lo imitó y se hizo el silencio en la habitación.

—¿Sabes Lay? —Después de un rato, el adinerado habló—. Tal-Tal vez la próxima vez yo deba ir abajo primero.

La sonora carcajada de Yixing seguramente despertó a los vecinos.

 

Notas finales:

Ayer, en lugar de irme a atragantar primero con pollo, ensalada, buñuelos, pan y galletas, terminé de escribir el lemon más raro y extremo que he escrito en toda mi vida(? ¡Me encantó escribirlo! La verdad me divertí muchísimo y, pese a que sé que muchas de ustedes realmente no pueden ver a JoonMyun como uke (aunque juro que no entiendo por qué), decidí darles el papel de sukes porque pues… Para mí Lay azota al SuHo. ¡Viva el LayHo! ¡Y benditas sean las horas de baile que le dieron esas piernotas a Lay, que aguantaron dos rondas!

Para quien no lo sepa, aunque seguro todos lo saben: Versátil es aquel que da y recibe amiguitas.

En cuanto al resto del capítulo, yo realmente espero les haya gustado como se van cerrando las cosas. Todavía faltan dos capítulos más y tal vez algunos detalles las sorprendan, o no. La cosa es que ya casi se acaba esto x’D –se va a llorar gheimente a su rincón-

Decidí ya no implorarles por reviews y que sea lo que San siwon quiera(? Llegué a la conclusión de que ya me enfadé jajajaja y no gano nada ni pidiendo ni enfadándome. Si les gusta comenten, o no comenten pero a mí me gusta que lo hagan porque me entero :v

Como sea, hoy es primero y espero que todos se hayan divertido ayer. Así como les deseo las mejores cosas para este 2015 que apenas empieza. La verdad me he vuelto medio amargada, por así decirlo, y no tengo mucho qué decir al respecto. Coman mucho recalentado y rueden, rueden junto a su autora :v

Y felices 1000 días con EXO, iba a hacer un OS OT12 bien ghei al respecto pero creo que lo dejaré para cuando cumplan otro añito.

Como siempre, les dejo la photo ghei del capítulo: ¡Bam, bam!

Y un OS KyuMin(que deberían leer si les gusta el KyuMin) bien ghei (enserio es muy ghei, aka sentimental(?) por el cumpleaños del Conejo que escribí y subí ayer (Y enserio deberían leer, les guste o no el KyuMin, léanlo :v) : Valientes.

Ya me voy.

Coman bien, ¡No se olviden de atragantarse con recalentado como yo lo haré! y si tienen Instagram, Facebook o WhatsApp ahí nos leemos :*

Besitos homosexualitos: Aka XOXO.

PD: A las que les prometí algo y adivinaron correctamente el orden en Instagram, les tengo una sorpresa para después.


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