El viaje me parecía eterno y el calor insoportable. Estaba recostado sobre el asiento trasero de la mini van y parecía que me iba a fundir en el asiento de cuero. Sentía el sudor deslizarse por mi espalda y nuca. A mi lado Derek se abanicaba fatigosamente con el mapa plegable. Parecía como si en cualquier momento abriría la ventana de la desesperación y sacaría la cabeza como un labrador. En los asientos delanteros Andrew tenía la mirada fija en la carretera .Conducía con gesto atento y aire optimista como era usual en él. Pero ¿acaso este hombre no transpiraba? Me ponía nervioso su actitud tranquila. Al contrario Connor que por estar al frente el sol le daba de pleno, estaba casi desfallecido en el asiento del copiloto.
El calor del sol que se filtraba por la ventana y el calor que producía el motor del automóvil definitivamente no eran una buena combinación cuando estas a pleno verano y a 30°C. Como agradecería por un aire acondicionaron o un ventilador. Pero no me quedaba otra cosa que aceptar la dura realidad o morirme carbonizado en el intento. Bueno talvez este exagerando. De todas formas ¿que esperaba?
Estire los brazos y piernas entumecidos sobre el asiento como pude. Me gire e incline hacia el espacio detrás de Derek y de mí.
-¿Alguien quiere fanta?-pregunte.
-¡Yo!-Derek y Connor contestaron a coro.
Mire a Andrew que no había quitado la vista de enfrente.
-¿Tu no quieres?
Me miro por el espejo retrovisor y me sonrió a través de él.
-No, gracias
-Como quieras.- conteste y seguí tratando de abrirme pasó entre los bolsos y mochilas hasta llegar al mini refrigerador. Fui sacando la gaseosa de una en una y se las pase a Derek para que se la diera a Connor. Me volví a acomodar en mi lugar. Derek sostenía la gaseosa y la de Connor a ambos lados de su nuca.
-Me podría quedar así todo el viaje.-dijo. Connor le quito su fanta y se inclinó hacia adelante para cambiar la emisora de radio hasta dar con una que pasaba canciones antiguas. De repente comenzó a sonar una canción. No le preste atención hasta que Derek y Connor comenzaron a cantar. Cuando llego el estribillo gritaron a todo pulmón. Y casi me dejan sordo. Andrew los miraba divertido y subiéndole más el volumen comenzó a cantar también. No había caso, los había perdido. Derek agitaba la lata peligrosamente y Connor tocaba una guitarra de aire. Andrew solo se limitaba a tamborilear los dedos sobre el volante.
-¡Vamos, Chris!-me grito sobre el barullo.
Puse los ojos en blanco y lo fulmine con la mirada. El me miro con su típica sonrisa burlona y mirada suplicante. Suspire derrotado ¿qué más daba? No es como si alguien estuviese viéndonos. Tampoco quería ser un aguafiestas. Bebí la lata de gaseosa hasta el fondo. Y comenzó a cantar con ellos. A decir verdad me estaba divirtiendo. Cuando estaba a punto de terminar grite la parte final ocho octavas más fuertes que el cantante. A lo que se sumaron Derek y Connor. Andrew se reía a carcajadas de nuestra estupidez. De repente el auto se había convertido en un manicomio. Que pensara la gente de otros autos. Al momento no parecía importarme mucho. Así le siguieron otras dos canciones. Derek les cambiaba la letra y les inventaba unas más graciosas. Ahora no sentía tanto calor como antes. Íbamos por la tercer canción cuando de repente la mini van freno casi de golpe. Andrew se volteo y me sonrió
-Llegamos.
Mire por la ventana y me encontré con la vista de la playa. ¿Cuándo tiempo habíamos estado cantando? ¿Tan despistado era?
Andrew abrió la puerta y bajo de un salto.
-¡Chicos, vengan a ayudarme con los bolsos!- grito mientras abría la puerta trasera y sacaba su mochila. Me desabroche el cinturón y baje seguido de Derek y Connor. Mire a mí alrededor. Enfrente de nosotros se alzaba una gran casa de campo de dos pisos.
Andrew nos hizo pasar y Derek pasó corriendo internándose en la casona. Andrew tiro su mochila a un lado del sillón y se acostó en él; y poniendo los pies en la mesa ratona dijo:
-Bienvenidos a mi dulce hogar
Derek apareció en la puerta de la cocina y grito exaltado:-¡PISCINA! ¡NO ME HABIAS CONTADO QUE TENIAS PISCINA!
-¿Qué estabas haciendo?-pregunto Connor.
-Nada, explorando. Por cierto la habitación cerca del baño es mía.-le contesto y subió corriendo las escaleras a tropezones.
-El viaje parece haberle afectado-comento Andrew. Los tres nos miramos.
-Bueno, ¿elegimos las habitaciones?-rompió el silencio Connor. Asentí y comenzó a subir las escaleras.
-¡DEREK! ¡NO CREAS QUE TE QUEDARAS CON ESA HABITACION!-grito antes de desaparecer por el pasillo del segundo piso. Por lo que parece esto iba a ser difícil. Inflé mis mejillas y resople. Puse mi mochila al hombre y comencé a subir las escaleras. Si quería tener una buena habitación debía apurarme.
-Chris- me detuve y me gire hacia Andrew quien me miraba con una mirada indescifrable.-Gracias.
-No empieces-le advertí.
Me devolvió una sonrisa triste. No me gustaba para nada cuando se ponía nostálgico. Su actitud cambiaba drásticamente y era más sensible de lo que ya era de por sí. No quería que me hiciese acordar de las cosas tristes. Quería pasarla bien y esperaba que él también lo hiciera. Sería el último verano antes de que partiese a la ciudad para asistir a la universidad. A pesar de que podíamos seguir viéndonos y eso no significaba que nos separaríamos por siempre no nos podríamos ver tan seguido. Al año siguiente yo estaría solo en el instituto. Pero no lo culpaba por eso. Él siempre me había tratado como a un hermano pequeño desde que íbamos a la primaria. No me haría mal dejar de depender de él. Haría nuevos amigos y le probaría que estaría bien solo. Así que antes de que siquiera mencionara algo le dije:
-Si no te apurras, se elijaran las mejores habitaciones.- me voltee hacia al pasillo de donde se escuchaba a Derek y Connor discutir sobre quien se quedaría con qué. Permanecí en esa posición unos segundos. Andrew estaba meditando sus palabras o quizás estaba pensando. No lo sé. No quise darme la vuelta por miedo a que las lágrimas que trataba de reprimir se precipitaran. No quería mirar su rostro. Recordar esas cosas me había afectado. En el fondo sabía que no estaba preparado para que él se fuera. Tenía que ser fuerte por él. Escuche una risa gutural y el sonido del sillón. Me trague las ganas de llorar y lo mire.
-Es mi casa. La mejor habitación se la queda el anfitrión- dijo con ambos brazos apoyados en la cadera y aire superior. Había vuelto a ser el mismo de siempre.-Solo porque eres mi hermanito pequeño te dejare la segunda habitación más grande después de la mía.
Y sonrió como siempre, con esa aura característica que emanaba carisma y amabilidad. Y no pude evitar sonreír también. ¿Qué importaba si en el futuro el ya no estaría más y nos separaríamos? Lo que importa es el presente. Y ahora tenía a Andrew enfrente mío, lo menos que podía hacer era disfrutar el presente mientras que todavía estuviese el a mi lado.
Sonrei y él me correspondió. Pero el motivo de mi alegría no era el mismo del de mi amigo. Andrew pasó a mi lado de las escaleras y se adelantó. Pude escuchar las voces cercanas de mis amigos. Este sería un largo día.