Jongin despertó solo, desnudo, pero feliz. Cada que cerraba sus ojos recordaba lo hermosa, rica y espectacular que fue su noche al lado de Kyungsoo. Su dulce voz aún retumbaba en su memoria, derritiéndose como el más delicioso helado cremoso...
Kyungsoo…
Un delicioso olor, no característico de su apartamento, invadió su sentido del olfato y fue ahí cuando escuchó sonidos en la cocina. Salió de la cama, fue al baño, se lavó los dientes y se aplastó un poco su cabello de cacatúa con las manos y algo de agua.
Tuvo la delicadeza de ponerse unos bóxers antes de salir de la habitación.
En la pequeña cocina estaba Kyungsoo, y Jongin al verlo, inmediatamente caminó deprisa y lo abrazó, casi haciendo que el bajito tirara los trozos de tocino al suelo con todo y sartén.
-Kyungsoo…-Jongin dijo su nombre, con la dulzura de ocho frascos de miel, mientras pegó su cuerpo al del otro y su manos recorrieron en un ritmo sensual la cintura del chico, se posaron en sus caderas y sus pulgares palparon parte del trasero.
Se le antojaba más que el desayuno, ese cuerpecito blanquecino.
-Ejem…ejem…-sonó la voz de Luhan. –Estoy intentando desayunar.
Jongin se giró repentinamente, sintiendo vergüenza por sus actos, al momento en que cuando escuchó aquella voz. Luhan estaba sentado, junto a Sehun en el pequeño comedor que el último y él, Jongin, nunca utilizaban. Sehun sonreía como si Luhan fuera fuente de la mejor dicha que un ser humano podría experimentar…era eso o que Kyungsoo había cocinado un desayuno glorioso.
Definitivamente era el desayuno, Jongin concluyó, cuando el primer bocado tocó sus papilas gustativas. El olor, sabor y textura esponjosa del los huevos revueltos era celestial y el punto de sal y textura crocante del tocino eran los ideales.
-¿Para qué querer una esposa cuando se tiene a Kyungoo?- Jongin comentó y Sehun quedó boquiabierto.
Luhan soltó un gritito. –¡Oye! ¡Esa fue una confesión!
Sorpresivamente a Kyungsoo le causó bastante gracia, río por un rato, sus orejas rojas y Jongin ni siquiera negó que lo era.
Todo era tan hermoso, como en un universo paralelo de arcoiris, algodón de azúcar y dulces de colores…hasta que Sehun y Luhan se besaron y todo se volvió demasiado incómodo para Jongin y tuvo que mirar a otro sitio, ruborizado.
Nunca…nunca había visto a Sehun besar de esa manera a nadie.
Borrando memoria en proceso, 1/ 3 terminado…
------o----------o----------o--------o----------o-------o-------o---------o----------o-------o-----o--
Sehun y Luhan salieron a acompañar al mayor a hacer algunas compras, pero con la cara que tenían de más estaba inferir que iban a hacer alguna cochinada, Kyungsoo pensó, ese era un pensamiento muy hipócrita de su parte, ya que él planeaba quedarse con Jongin y chupársela hasta que el menor literalmente perdiera la consciencia, pero Jongin terminó chupándosela a él. Al principio el moreno luchaba con su reflejo del vomito, luchaba por seguir un ritmo constante con su boca y luchaba con una mandíbula tensa. Poco a poco fue sintiéndose cómodo hasta que Kyungsoo en vez de ser fuente de instrucciones, era una fuente de gimoteos y jadeos ahogados.
-Ah!-Ahí viene…-Kyungsoo advirtió entre dientes, cuando el inevitable orgasmo se anunciaba.
Jongin se asustó un poco, temiendo que se le saliera por la nariz y el otro lo regañara porque no sabía “tragar.” Cerró sus ojos y siguió en lo suyo, respirando por la nariz, controlándose cuando los primeros chorros de líquido tibio golpearon contra su garganta.
Kyungsoo sabía muy bien. Hasta su semen le resultaba delicioso al moreno.
Al final había manejado la situación de maravilla, cuando Jongin por fin dejó salir de su boca el miembro sensible del mayor, éste último lo miraba con una expresión muy parecida a la ternura.
¿Dónde encontraría a alguien tan bueno para él como el moreno? ¿Quién más daría su 150% para complacerlo sin pedir nada a cambio?
Ni siquiera estaba agradecido lo suficiente por ello, todos los “gracias” del mundo no bastaban.
El chico moreno tenía las pestañas mojadas por el esfuerzo que había hecho para controlar las arcadas y se veía feliz, feliz de que había complacido a su hyung una vez más.
Kyungsoo tenía que ser un estúpido para alejarse de alguien como Jongin.
Por suerte Kyungsoo no era estúpido. Kyungsoo quería a Jongin junto a él.
Lo quería.
Kyungsoo quería a Jongin y darse cuenta por fin de ello, le pegó como una ráfaga de aire cortante, que lo desintegró en mil pedazos y lo volvió a unir.
------o----------o----------o--------o----------o-------o-------o---------o----------o-------o-----o--
-Kyungsoo, como te dije voy a expandirme al extranjero y alguien deberá hacerse cargo…
-Creo que sé a dónde va esto y…lo siento, yo no puedo.
Siwon se detuvo a mirarlo anonadado, ese no era el Kyungsoo que siempre obedecía sin importar qué. -¿Disculpa?
-Yo…no quiero hacerlo.
Siwon repetía esa conversación en su cabeza una y mil veces. Kyungsoo se veía decidido e implacable y eso lo sorprendió. Kyungsoo, el Kyungsoo que él había dejado a cargo de su funeraria hace unos meses habría dicho que sí, emocionado.
Tenía que averiguar por qué, o más bien quién hacía que Kyungsoo no quisiera ceder a sus peticiones.
Definitivamente ya tenía sus sospechas.
-o-----o------o------o--------o-------o------o-------o—o—o-o------------o---------o-----o------o--
Jongin venía llegando al trabajo al lado de Sehun, era temprano y ambos se habían propuesto llegar primero que Chanyeol para luego molestarlo por haber llegado después que ellos.
En una esquina los esperaba una figura alta, vestida con un esmoquin y con una postura segura y demandante.
-¿Kim Jongin?-preguntó el hombre.
Jongin lo reconoció, era el jefe de Kyungsoo. –Dime…dígame, señor…señor Choi. –intentó responder formalmente.
-¿Puedo hablar con usted?
Jongin asintió tensamente. Sehun hizo una reverencia extraña y se adelantó, mirando un par de veces hacia atrás, preocupado por lo que tenga que enfrentar su mejor amigo.
-Gusto en conocerte, Jongin. –Siwon le extendió la mano y el menor la tomó dubitativo. - ¿Puedo preguntarte algo?
-Adelante. –dijo Jongin de manera tensa, queriendo ser grosero y cortante, pero Siwon tenía tanta clase que le impedía a él portarse grosero…por ahora.
-¿Tú y Kyungsoo… son pareja?
La pregunta lo tomó desprevenido. –Discúlpeme, pero creo que eso no es asunto suyo. –sinceramente ni él mismo sabía si eran pareja o no…aunque él sentía que se inclinaba más a un sí. –Si tiene algún problema con que su empleado sea homosexual pues se puede meter esa opinión por donde usted ya sabe antes de que alguien y de seguro será Kyungsoo, le dé una buena patada que lo haga aterrizar al siglo veintiuno.
Siwon reía por lo bajo ante las palabras pasivo-agresivas de Jongin. –No tengo discriminación alguna. De hecho que sean pareja no es lo relevante aquí. Sé que se siente invasivo que un extraño como yo te interrogue de esta manera, pero… ¿tú amas a Kyungsoo?
Jongin no se había hecho esa pregunta, pero respondió con una naturalidad que lo sorprendió. –Sí.
Siwon alzó una ceja. -¿Lo amas lo suficiente?
Ya Jongin estaba harto. -¿Eso qué le importa a usted?
-Kyungsoo me importa, es mi mejor empleado, lo entrené desde que tenía dieciséis años, cuando apenas podía hablar con extraños sin tartamudear y trastabillar. Escucha, Jongin, voy a ir directo al asunto; Kyungsoo tiene la oportunidad de irse al extranjero a estudiar. Yo mismo le conseguí una beca para que estudie Administración de Negocios, luego de eso podrá ser el administrador de cualquier funeraria que yo coloque en el extranjero, pero no quiere irse…y me temo que tú eres la razón.
Jongin estaba en shock. -¿Qué? N-nunca me dijo nada...él…
-A mi tampoco, pero es casi tan fácil como sumar dos más dos…antes de conocerte…si él fuese el Kyungsoo que dejé a cargo de mi negocio, se hubiese marchado ya.
-Él debe tener sus razones para quedarse aquí, no tiene que ser por mí.
-Jongin, uno cuando está enamorado hace cosas estúpidas. Kyungsoo podrá quedarse por ti, pero luego, dentro de él, crecerá un rencor…por ti no pudo superarse, por ti no pudo ser alguien más en la vida…y te lo reclamará un día. Si lo amas debes darle alas, debes dejarlo crecer por encima de tu propio egoísmo.
-Mire ya es hora de irme a trabajar. Tenga buen día. –Jongin dijo y esas palabras sonaron como “No me joda y váyase a la mierda” en el tono que utilizó. El chico se alejó, furibundo, sus puños apretados, tanto que sus dedos dolían.
Durante su jornada de trabajo estuvo callado, sonriendo de manera vacía a sus clientes, pensando en Siwon y sus palabras hirientes, pero principalmente en Kyungsoo.
Parecía mentira eso que decía Siwon, hasta sonaba gracioso que Kyungsoo lo amara, tanto como para quedarse atado a él, atado a un trabajo como un simple recepcionista.
Por él, por Kim Jongin, el chico que no tenía muchas aspiraciones y estaba bien con ganar lo suficiente para comer y tener un techo.
“Si lo amas debes darle alas, debes dejarlo crecer por encima de tu propio egoísmo.”
“Si lo amas debes darle alas, debes dejarlo crecer por encima de tu propio egoísmo.”
“Si lo amas debes darle alas, debes dejarlo crecer por encima de tu propio egoísmo.”
Jongin no era egoísta. Kyungsoo no había comentado nada, pero ya tenía sentido el cambio de actitud en el mayor en los últimos días.
Estaba absorto en sus pensamientos cuando cerraba la caja, al finalizar ese fatídico día. Tenía que hacer algo al respecto.
-Hyung. –llamó el moreno a Chanyeol.
Chanyeol, por su naturaleza amable y complaciente atendió a su llamado de inmediato. –Dime.
-¿Podrías hacer algo por mi?