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Baby Pornograph por jotaceh

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Notas del capitulo:

Hola a todos!!!!

Espero que se encuentren muy bien :3

Saben? quería subir el capítulo antes u.u pero tuve que ir a dejar a una prima de mi papá al paredero de micros (buses... o como les digan ustedes xD) y bueno e.e en el camino... quedé casi sordo... como todos andan festejando eso de la copa américa D: 

En realidad no me gusta el fútbol, encuentro que hay cosas más importantes... lo único que rescato es que todos están felices... espero que sea algo bueno D:

.....

Ya quedan pocos capítulos para llegar al final... espero que los difruten mucho y que no lloren cuando todo se acabe u.u en realidad... me está dando nostalgia xD siempre me pasa... con toooodo lo que hago :P

......

Con relación a la próxima historia... ¿ya la han leído? Pues de todos modos quiero aclarar ciertos puntos xD

 

1.- La historia centrada en Lucas, SÍ TENDRÁ LEMON... para que no crean que será muy fome por eso xD

2. Nicolás no quiere ser millonario casándose con alguien rico, o robando... él quiere salir adelante por sus propios medios... así es que no es una historia parecia a Teresa o Rubí como leí por ahí... ni tampoco como Lo que Haga Falta.. si es que la han leido xD

3. Todavía queda tiempo para elegir el fanfic que más les guste :D

Mi nombre es Lucas

Mi nombres es Nicolás....

 

Sin más... les dejo con Renato :D

CAPITULO XXXII: Un amor secreto.

Observo detenidamente el rostro de Kevin, quien no puede despegar la mirada de aquel papel, de ese que le indica si está o no infectado con VIH. -¿Entonces? ¿Qué dice el examen?... ¿Estás bien? ¿Sí?- Pero por más que insisto no recibo respuesta. La desesperación por mi salud ya ha desaparecido, me he salvado, solo que la tensión no desaparece de mi pecho. Aunque ha transcurrido poco tiempo, debo reconocer que he comenzado a encariñarme con el rubio, me importa lo que le pueda suceder y deseo enterarme ahora mismo qué resultados salieron en sus exámenes. Debido a ello, le arrebato el papel bruscamente, aun cuando no recibo batalla en contra.

 

 

 

VIH NEGATIVO

 

 

 

Leo nuevamente. Bolingbroke ha tenido el mismo resultado que yo, aunque su reacción fue diametralmente opuesta. ¿Tanto le sorprendió que no estuviera enfermo? Yo lo único que quiero es saltar y gritar por todo el parque, me siento aliviado, vivo como nunca antes. A la fuerza, hago que el rubio se levante y comienzo a saltar con él, tomo sus dos manos y le hago jugar conmigo a la ronda. –Nos hemos salvado… nos hemos salvado…- Grito con toda la fuerza que mi garganta me ofrece. Parece como si estuviese guiando un títere, porque tras todo el ridículo que hago, Kevin no reacciona, sigue callado y con el rostro inmutable. -¿Qué sucede? ¿Acaso sí querías tener VIH?- Le pregunto finalmente, cuando ya me he cansado de hacerle reaccionar. Por fin vuelve a la normalidad, sin energías me abraza y se refugia en mi hombro, donde muere su respiración y también, tiempo después, sus lágrimas.

-Matías no tuvo tanta suerte como nosotros… seguirá solo, porque ni siquiera en esto puedo acompañarle… ¿será que el destino quiere decirme algo? ¿Tal vez debo olvidarme de él?- Me susurra al oído luego de llorar silenciosamente, de ahogar la tristeza en el calor que mi cuerpo le proporciona. Me cuesta entenderle, porque estando sano puede ayudar mucho más a Della Rovere. –Si estuvieras infectado… ¿no provocaría eso que él se sintiera culpable? Lo mejor que ha podido suceder es quitarle esa responsabilidad de su consciencia.- Le aconsejo tomando su rostro entre mis manos, revelando lo que realmente ha sucedido. El amor le ha enceguecido, le ha convertido en un kamikaze, en un hombre capaz de sufrir la misma enfermedad que su amado con tal de estar a su lado.

Luego de saber el real estado de nuestra salud, pudimos sentirnos más libres, dejar de presionarnos por las posibilidades que nos deparaba un futuro incierto. Dos días después, Diego recibió los resultados de los exámenes y obviamente éstos dieron negativos. El peso sobre los hombros de Matías se redujo, ya no tuvo que lamentar destruir la vida de otra persona y pudo seguir adelante con las fuerzas que poco a poco comenzó a generar, batallando para no dejarse vencer nunca más. Mi hermana le ha ayudado mucho en aquel proceso, le acompaña a las citas con el doctor, le recuerda los horarios de las pastillas, las mismas que ella compra, sin embargo, lo más grandioso que ha hecho, es entregarle esperanza, demostrarle que todavía hay gente en este mundo que confía en él. Lentamente las cosas comienzan a tomar su sitio, luego de mucho tiempo de turbulencias, la paz  reina en nuestras vidas.

Los tres mosqueteros seguimos como buenos amigos, compartiendo los recreos en el colegio, yendo a fiestas y al cine juntos, riendo y viviendo la felicidad unidos. Cada vez que Matías tuvo una recaída, especialmente al inicio del tratamiento con las pastillas, esas tan invasivas que le dejaron postrado en cama, estuvimos acompañándole en su lecho, leyéndole libros y comentándole lo acontecido en el colegio. Por fortuna, ahora se encuentra mucho mejor, estabilizado en cuanto a los medicamentos, con muy buen semblante y por sobre todo, con más ánimo y energía. Kevin le sigue viendo con amor, aquel que difícilmente se desvanezca pronto. –Me di cuenta que no puedo obligarle a que me quiera… Tal vez este sentimiento sea siempre unilateral, pero ya no me importa… dejando que me quede a su lado, es todo lo que necesito para ser feliz…- Dijo el rubio una tarde mientras salíamos de clases. Me impresionó lo maduro que se ha vuelto luego de lo sucedido con Della Rovere. Su seguridad nos demuestra lo mucho que ha cambiado, ya no es aquel chico superficial de antes, ahora es un buen amigo, alguien compasivo y entregado.

Los meses han transcurrido, la primavera nos entregó las primeras flores, aquellas que Recabarren me regaló para mi cumpleaños. Sí, ya tengo catorce años, y estoy seguro que he crecido un par de centímetros, estoy seguro que en algún momento seré más alto que mi novio. Natalia me realizó una fiesta sorpresa, la que gracias a la falta de cordura de Adriana no fue tal. –Hola, ¿cómo has estado?... Te llamaba para saber a qué hora es la fiesta sorpresa por motivo de tu cumpleaños…- Fue lo que escuché a través del auricular un sábado por la mañana. ¿Acaso no entiende la dinámica tras una sorpresa? La idea es que yo no supiera nada, ¿cómo iba a enterarme entonces de la hora de la fiesta? –Ups- Es todo lo que respondió tras darse cuenta que se había equivocado. Debido a ello, al día siguiente tuve que fingir ignorancia, que no sabía nada acerca del evento.

Obviamente necesitaban una distracción, ¿y qué mejor que Diego? Ese domingo llegó muy temprano para invitarme a una obra de teatro. -¿Hoy? ¿No puede ser otro día?.... Digo, quizás este es un día especial…- Le dije fingiendo tristeza, y es que me saludó sin desearme feliz cumpleaños, tal como Natalia lo hizo, supuestamente no se han acordado, así la “sorpresa” sería mayor. Como era de esperar, siguió simulando que aquel día no ocurría nada que celebrar. –Pues… si quieres ir a una obra… yo conozco un teatro muy bueno, ¿me acompañas?- Le dije intentando parecer resignado. El profesor aceptó mi invitación y salimos hacia aquel lugar tan entrañable, hacia el antro donde realizaría una de mis más añoradas fantasías. Si él quería darme una sorpresa en la noche, pues yo se la daría en pleno día.

-La escena del Placer- El pecoso leyó incrédulo el nombre del local al cual habíamos asistido.  Escondido en medio de un laberinto de pasillos comerciales, se encuentra el lugar más fantástico que haya podido existir en esta gran ciudad, el único en su tipo, el templo de todos mis sueños. Fotografías de atractivos modelos decoran la entrada, aquellos varones musculosos en poses sugerentes, fue la mejor respuesta para mi novio, poco a poco comenzó a entender de qué iba todo eso. -¿Es un cine pornográfico?- Me preguntó mientras nos acercábamos a la boletería. –No, te dije que iríamos a un teatro ¿verdad? Pues esto es uno… aquí no se proyecta cintas, sino que se actúa…- Los ojos pardos del hombre se abrieron por la impresión, entendió recién en ese momento qué es lo que pronto sucedería. –Buenos días… somos los actores de la función de mediodía, ¿dónde están los camarines?-Me dirigí al responsable de las boleterías, traté de hablar lo más fuerte posible con tal que Diego pudiera comprender por completo mi intención. Sí, quería tener relaciones frente a toda una multitud que pagó para ello, que estaban sedientos por la visión de dos hombres entregándose, extasiados y sudorosos.

Mi vestuario correspondía al de un estudiante, mientras que el de Recabarren el de un profesor, ¿algo muy alejado de la realidad? -¿En serio tienes dieciocho años? Pareces mucho menor…- Me dijo una vez más el productor, mirándome fijamente de pies a cabeza. –Pues ahí tiene mi cédula de identidad, claramente señala mi fecha de nacimiento… calcule, soy mayor de edad…- Le recordé nuevamente aquella fiel copia del documento legal, la falsificación que le compré a un sujeto por internet. La tenía desde antes, una vez que intenté ingresar a un prostíbulo, en aquel tiempo donde estaba desesperado por perder mi lechuga, mucho antes de conocer a mi amado maestro. El muy incrédulo terminó creyendo en mi palabra y aceptó que me presentara en aquel idílico escenario. –Aunque… ¿estás seguro que tu amigo quiere hacer esto? Se ve muy nervioso.- Encontró nuevamente un impedimento, solo que esa vez era más serio. Me acerqué a Diego para convencerle, antes lo habíamos hecho en una tienda por departamentos, ¿qué diferencia tenía eso? Estaba seguro que muy en el fondo se excitaba con la idea de tener sobre nuestras pieles, un gran número de ojos inquisidores.

En medio del escenario se encontraba una gran cama, recubierta por níveas sábanas blancas que parecían relucir al ser tocadas por las luces provenientes de los focos en el techo.  Salimos al escenario, sintiendo de inmediato las miradas de los espectadores, quienes nos inspeccionaron por completo, deleitándose de todas las posibilidades que luego contemplarían. Me di cuenta por su caminar discontinuo, que Diego no podría tomar la iniciativa, así es como decidí lanzarlo salvajemente al colchón. –Espero tener una buena calificación en esta prueba… profesor…- Le dije sensualmente, no solo a él, sino que para que el resto también escuchara. Una fuerte ovación se produjo inmediatamente después, entre gritos y aplausos a causa de mi intervención. Aquello alimentó mi pasión e incrementó mis deseos por entregar un delicioso espectáculo.

Lentamente me acerqué al cuerpo de quien me observaba aun con miedo, congelado ante la presión que aquellas personas le provocaban. Me hinqué frente a él, para quitarle lentamente los zapatos. Luego de ello vinieron los calcetines y así, dejé al descubierto sus pies. Levantando la mirada comencé a besar sus dedos, entre ellos, como a la vez la planta de cada extremidad. Con deleite disfruté como el rostro de mi amado se sonrojó inmediatamente, extasiado debido a la nueva rutina, a lamer una de las pocas zonas que no había probado de su piel. Cuando terminé con aquella parte, me levanté un poco hasta llegar al nivel adecuado para destrabar el pantalón del profesor. –Ahora le daré la mejor de las respuestas… orales…- Pronuncié nuevamente. Esta vez la ovación tardó en llegar y es que tal parece que mi desfachatez les asombró, sin embargo, dudo mucho que no les haya gustado.

–Suculento…- Escuché de pronto. Por un momento despegué mi atención de aquel bulto creado debajo de la ropa interior, para centrarme en un par de chicas sentadas en primera fila. Estoy casi segura que eran un poco mayores que yo, tal vez unos dieciséis años. ¡Mujeres! Fue lo que más me asombró, porque suponía que a aquel teatro solo asistían hombres. Al recibir mi interés, las muchachas me comenzaron a hacer barras, expectantes por la escena que se desarrollaría. –Bájale la ropa… queremos ver su verga…- Gritaron entre risas, ansiosas por contemplar la grandiosidad de Recabarren. Esas chicas, obsesionadas con las historias homosexuales, estoy seguro que eran lectoras de fanfics yaoi.

Como me lo habían solicitado, bajé aquella prenda con sutileza, dejando en libertad poco a poco la enorme erección provocada en Diego. Estaba seguro de ello, la idea de ser observados sí excitaba al profesor, y no vean de qué manera, jamás le había visto tan entusiasmado, ya saben, dejó la vara alta. Tomé entre mis manos su carne candente y la llevé majestuosamente a mi boca, donde la apreté contra mi paladar, inundándome con su sabor. Mi saliva se deslizó prolijamente sobre aquel falo, mientras subía y bajaba, a la vez que acariciaba con mi lengua su glande, aquel botón que provocaba los más deliciosos gemidos en la boca masculina de mi amado. Dejé por un momento el pene, para concentrarme en sus testículos, los que lamí sin descanso, mordiendo sutilmente aquella piel que les recubre y que sensualmente se colaban entre mis dientes.

Cuando sentí la plenitud en el éxtasis del maestro, supe que debía proseguir, llegar hasta la siguiente fase, esa que nuestro público tanto anhelaba. Me levanté del suelo y contemplando el placer en sus pupilas, comencé a desvestirme con toda la gracia que un delgado puede lograr. Ya saben, no tengo mucha carne sobre mis huesos, pero traté de moverme con encanto, con una sensualidad que hasta ese momento desconocía. -¡Qué rico culito!... ¡Luego quiero ser yo quien lo pruebe!- Gritó un hombre desde los últimos asientos. Justo en ese instante había quedado libre de toda prenda y al volver a observar a Diego, me enteré de lo ofuscado que se había colocado. Por un momento creí que se levantaría para golpear al sujeto, sin embargo al recordar que estaba desnudo, se detuvo. Aquella ira acumulada me servía, el sexo sería mucho más bestial teniendo esa energía en mi favor.

Gemí como la más descarada de las perras, fuerte para que todo el mundo se enterara de lo extasiado que me encontraba. La lengua de mi novio se adentraba en esa cavidad, la misma que buscaba dilatar. Introducía su saliva por medio de sus dedos, aquellos gordos que me llevaban al paraíso. Primero fue uno, luego dos hasta que al final cuatro se colaban entre mis entrañas y me hacían gritar de placer. Todo estaba listo, ahora solo faltaba dar inicio al acto final. –Ahora te daré su calificación… espero que la guardes con cuidado…- Pronunció por primera vez Recabarren, entregándose por completo a la actuación. Inmediatamente después sentí todo su poderío invadir mi cuerpo, entrando sin piedad, recordándome el vigor que aquella carne puede generar. Sus vellos se clavaban en mi espalda, cada vez más fuerte debido a las embestidas de su excitación.

-¡Levántalo!- Gritó otro espectador en medio de la escena. Nunca imaginé que mi novio le haría caso, hasta que le vi desprenderse de mí, para tomarme como a un bebé, depositando luego mis pies en sus hombros. ¡No soy de hule! Recuerdo haber pensado en aquel instante y es que me dolió en un principio, estaba prácticamente doblado a la mitad, aunque no alegué, tenía que entregar un buen espectáculo a mi público cautivo. Tras acomodarnos, sentí cómo el falo erecto de Diego volvió a repletarme, comenzando con las embestidas más extrañas, pero a la vez deliciosas, que había experimentado hasta ese momento.

Sin presagiarlo, debido al torbellino de placer que estaba sintiendo, es como terminé llegando a la cúspide del placer. Al rato sentí como el preservativo usado por Recabarren se repletó con su esencia y así, ambos jadeando y sudados por completo, dimos por finalizada la obra erótica. Los aplausos llegaron a nuestros oídos, a la vez que veíamos cómo los presentes se levantaban de sus asientos para celebrarnos, para darnos a conocer que había sido espectacular. Las cortinas se cerraron y quedamos en medio de la cama, exhaustos y mirándonos detenidamente. Nuestras mentes se habían refrescado ya, cuando escuché la voz del profesor. –Es la mejor experiencia que jamás había vivido… Estás loco, pero haces que llegué al cielo…- Me susurró al oído antes de comenzar a vestirse.

Esa tarde salimos tomados de las manos de aquel antro, con los bolsillos llenos de dinero y es que el productor nos pagó más de lo normal, a causa de las buenas reseñas recibidas por los espectadores. –Espero que quieran volver a actuar pronto… Ambos son geniales.- Es como nos dijo el hombre, sonriéndonos para tratar de convencernos.

Bueno, para qué les hablaré de la fiesta sorpresa, y es que lo que hicimos en el teatro fue mil veces mejor, aquel fue el mejor regalo de cumpleaños. La cosa es que, mi novio me llevó hasta mi casa, donde tras abrir la puerta escuché un enorme estruendo, todos mis cercanos estaban allí cantándome y tirando serpentina. Natalia fue la primera en abrazarme y entregarme su regalo, el que consistía en un paquete de condones y lubricantes. –Para que siempre te protejas y no tengamos más sustos…- Me dijo entre sonriente y seria. Parece que ya se ha resignado a que me he iniciado en el sexo y ya no soy un niño pequeño. Como ya les había comentado, Recabarren me regaló flores, las más hermosas que había recibido, aunque nada en comparación con lo que habíamos hecho antes. Matías me regaló un CD de Cassiopeia, el grupo que me tiene loco y donde canta mi artista favorito, Martín Arístegui. –Espero que te ayude a cumplir tus sueños… y… lo siento por haberte arruinado la sorpresa…- Fue la forma en que Adriana me entregó su regalo: una cámara de video. Creo que algún día le comenté sobre mi idea de ser un director de películas eróticas y gracias a ello, me obsequió aquella máquina que tanto he adorado. ¿Saben cuántos traseros he grabado? Muchos.

Cuando pensé que ya había recibido todos los regalos, llega frente a mí don Benjamín acompañado de Kevin, sonriéndome y haciéndome entrega de su obsequio, uno pequeño, pero que sin embargo caló hondo en mi corazón. Al abrirlo me encontré con la fotografía de una mujer de pelo castaño, largo como el de una princesa, dueña de una sonrisa encantadora, de una piel tostada y de los ojos más brillantes que jamás había contemplado. –La conocí cuando teníamos quince años, en la fiesta que organizaron en la mansión Lancaster para presentarla en sociedad… Lo primero que pensé fue que era la chica más horrenda del mundo, una regordeta de cara manchada… además se dio con la tarea de molestarme durante toda la fiesta, pegándome con sus manos grandotas y gritándome “pajarraco sin plumas”… La odiaba…- Dijo el mayor de los Bolingbroke, mientras sonreía tratando de ocultar el nudo que se había producido en su garganta, ya que la mujer de la fotografía, de quien ahora está hablando, es la misma que me trajo a este mundo, mi madre. –Fuimos creciendo y nuestras familias se acercaron debido a los negocios que habían creado juntas… así no pude sacármela de encima… Un día, sin siquiera darme cuenta, la besé luego de una fuerte discusión… Ahí recién me enteré que era la mujer de mi vida… Nos casamos a los meses, nació Natalia al poco tiempo y luego… al quedar embarazada de ti… murió en el parto. Estoy seguro que esté donde esté, debe amarte mucho  y jamás te ha dejado de vigilar. Sé que fui débil, que te culpé de su muerte… sin embargo, no te conocía… no me había enterado lo mucho que te pareces a ella…. Cada vez que te veo, me haces recordar aquella vez en que la conocí… No te pido que me consideres tu padre, solo anhelo que me dejes contemplarte, hablarte y contarte lo mucho que viví con Fernanda… que me permitas revivirla al estar a tu lado…- Se emocionó  tanto que Kevin tuvo que sostenerle, de lo contrario se hubiese caído.

La mujer en el retrato la contemplo todos los días, ya que colgué el cuadro en mi pieza. Quien me educó e inculcó valores fue Natalia, mientras quien me enseñó cómo debo vivir, quien me entregó la fortaleza necesaria y todo el amor del mundo, fue Cata. Sin embargo, no puedo olvidar que Fernanda Lancaster es quien sacrificó su vida para entregarme una a mí, todo se lo debo a ella y solo tras catorce años,  pude recién conocer su rostro. Luego de aquella fiesta me acerqué más a don Benjamín, tal vez no cómo un padre, pero sí como un muy buen amigo, en quien he encontrado un buen guía, alguien capaz de entregarme los mejores consejos. Probablemente la relación filial jamás llegará, solo que eso no significa que no pueda pertenecer a mi vida. Quienes han sido mis madres no lo eran, el amor de mi vida ha sido mi profesor, mi amante es ahora mi amigo, mi enemigo mi primo y la ex prometida de mi amado es una de mis mejores amiga, ¿cómo no va a poder ser mi padre un buen compañero de vida?

Eso es lo más importante que ha sucedido durante estos meses. He asistido a clases, he tenido calificaciones buenas, no excelentes, pero las suficientes como para haber sido promovido de curso. Tengo sexo salvaje con mi novio cada vez que podemos, salgo a fiestas junto a Kevin y Matías, sigo viviendo con este último mientras que el rubio permanece en el departamento de al frente. Natalia sigue siendo actriz pornográfica, Adriana se ha enamorado de la docencia y seguirá como profesora de lenguaje. Arturo continúa en un centro de menores, recluido pero viviendo rodeado de chicos sexys que hacen su vida toda una aventura. Visito muy seguido a Cata en el cementerio, cada vez que necesito desahogarme con alguien, asisto a su tumba para demostrarle que jamás la olvidaré.

Las clases han terminado hoy, por fin estamos en vacaciones de verano. –Benjamín quiere ir a Bora Bora para estas vacaciones, supongo que vendrás ¿cierto?- Dice Kevin mientras caminamos al edificio. Acabamos de presenciar la ceremonia de final de año y ahora solo queremos llegar a nuestras casas, gritar lo más fuerte y olvidarnos de los estudios. ¿Ir a una isla paradisíaca? Si nunca he salido del país y ahora resulta que tomaré un avión hasta un lugar de otro mundo. –Claro que iré… además es mi fortuna ¿o no?- Le respondo con un poco de infamia, me gusta hacerle enojar con el tema del dinero, que es lo que él siempre recalcó como su más importante virtud. –Aunque la mona se vista de seda... mona queda…- Me dice sonriendo, intentando defenderse de mi ataque. Así seguimos nuestro camino, ahora con un mosquetero menos, debido a que Matías debía ir a doctor en vez de asistir a clases.

Me despido del rubio en el rellano, saco las llaves y abro silenciosamente la puerta. De vez en cuando me gusta asustar a quien esté en casa, camino sigilosamente hasta llegar detrás de mi hermana o Della Rovere, para luego gritar tan fuerte que esa persona salta despavorida por el susto. Hago mi rutina, sin embargo no encuentro a nadie en la sala, luego recorro la cocina sin tener resultados positivos. ¿No hay nadie en casa? De pronto escucho voces a lo lejos. ¡Están platicando en el balcón! Esto será divertido, porque asustaré a los dos al mismo tiempo.

-Lo siento, pero es algo que no pude controlar… Solo sucedió. Traté de luchar contra ello, no quería ser el estúpido perdedor que se enamora de su salvadora, sin embargo siempre que te veía volvía a latir fuerte mi corazón… Natalia, te amo…como nunca amé a nadie…- Escucho escondido detrás de las cortinas, a un palmo de Matías quien habla con convicción. Mi mente colapsa ante aquella revelación, ante el secreto declarado y que ha durado todos estos meses. El chico de los ojos celestes se ha enamorado de mi hermana, de la mujer que le ha ayudado a seguir viviendo, quien le entregó una nueva oportunidad. ¿Qué debería hacer? ¿Acaso este amor está correcto? ¿Y qué sucede con Kevin? Aunque la interrogante que más colma mis pensamientos es aquella relacionada con la actriz pornográfica. ¿Natalia estará enamorada de Matías? ¿Será quizás él el príncipe azul que el destino le ha deparado?  

Notas finales:

¿qué les pareció? D:

Nos leemos!!!!


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