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Una Navidad diferente por itami no megami

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Notas del capitulo:

Disclaimer: Los personajes pertenecen en su totalidad a Kishi-sensei

Aquí uno más, espero que les guste.

Lean las notas finales.

Corre fic~

"Hace frío"

 

"¿Qué sigo haciendo afuera?"

 

Un pequeño de seis años se hallaba sentado sobre uno de los columpios del parque que solía frecuentar, abrigado hasta la mitad del rostro con una bufanda que no dejaba ver sus tres marquitas en cada sonrosada mejilla.

Sus dorados cabellos se ocultaban bajo un gracioso gorrito con forma de rana de color verde, tirito un poco. El ambiente comenzaba a calarle hasta los huesos, logrando que sus dientes castañearan y su nariz estuviese completamente roja.

Miró el paisaje desolador que ante sus ojos se presentaba, sólo estaba él, solo.

"Como siempre" agachó la mirada y reprimio las lágrimas que se amontonaban en sus añiles ojos, se abrazó a si mismo y decidió que ya era hora de regresar a su casa. No podía llamarle hogar, no cuando lo único que le esperaba al llegar era el silencio y la soledad, su siempre fiel compañera.

 

Caminó lentamente sin levantar los ojos, lo único que se escuchaba era el silencio, en las calles ya no había nadie, pero dentro de las casas se escuchaba un sinfín de algarabías, felicitaciones y demás, ignorando por completo al monstruo, como en ese entonces le llamaban. Su infantil mente no terminaba de entender el porque del comportamiento de todos los aldeanos para con su persona, el no había hecho nada, hasta donde podía recordar, sí, era un niño travieso, pero sólo lo hacía para poder llamar la atención.

Él quería lo que los demás tenían y a lo que jamás tendría acceso, una familia.

En su pecho, una opresión más que conocida le atacó, no lloraría, no donde los demás le verían y tendrían ocasión de burlarse de él.

Todos los años era lo mismo, nunca recibió un abrazo ni felicitación, cualquier acontecimiento importante, ya fuera su cumpleaños o Navidad. Sorbio su nariz, levantó la mirada en dirección al monumento con las caras talladas de los anteriores Hokages, en su mirada un brillo de algo que no se podía identificar fácilmente se hizo presente, una muda promesa hacia el mismo.

"Me convertire en Hokage y algún día todos reconocerán mí existencia"

 

Asintió firmemente y corrió en dirección a su pequeño departamento, pero al pasar por una de las calles se dio cuenta de una silueta tirada en un callejón oscuro. Armandose de un valor que no poseía sé decidió ir a investigar, la poca luz de las farolas le impedía ver bien, pero si se dio cuenta de que era un hombre joven.

De inmediato notó que se encontraba inconsciente, y se le encogió el corazón por alguna razón extraña, sentía empatía por él, sólos ambos en un día así, y al parecer, a nadie le importaban.

Una idea surgió en su mente, dio media vuelta y corrió hasta su hogar.

 

Diez minutos después estaba frente al desconocido de nuevo, en sus manitas cargaba con un par de cobertores, un termo con té y algo de ramen caliente.

Se acercó con cuidado hasta donde estaba, no sabía que podría hacerle en caso de que despertará y le viera junto a él. Sabía que no era bien recibido por ninguna persona perteneciente a Konoha, pero eso no podía evitar que quisiera ayudar a una persona que se encontraba sola, e inconsciente.

Tomó una de las cobijas y cubrió con ella el cuerpo contrario, asegurándose de que estuviese bien abrigado, se acurruco a su lado y se cubrió el mismo con el otro.

Estuvo un tiempo así hasta que cayó dormido sin darse cuenta.

 

Se sentía cálido, a gusto, un calor desconocido se hallaba arrullando su ser, su cuerpo de niño lo agradecía, jamás había sentido algo igual. Estaba feliz.

 

Sus ojos se fueron abriendo, enfocó la vista pero no pudo distinguir nada más que las vagas siluetas del callejón. Aún estaba oscuro, se preguntó que hora era, sin poder hallar una respuesta se levantó poco a poco.

Observó nuevamente al joven a su lado, seguía dormido, tal vez estaba borracho cuando cayó desmayado, se dijo.

 

El grito de una mujer lo sacó de su ensoñación, se paró rápidamente, el miedo hizo mella en su mente, no quiso imaginarse lo que pasaría sí lo hallaban junto a una persona en el estado en el que se encontraba, tal vez hasta lo acusarían de matarlo. Después de eso lo golpearían.

Su corazón latio con fuerza, no soportaría algo así, no de nuevo, ya era consciente de lo que esas personas podían hacer de enfadarse con él.

 

Tomó entre sus manos el cobertor con el que hasta entonces estuvo arropado, puso el termo y el ramen, que aún estaban calientes, junto al cuerpo y salió corriendo en dirección a otra de las calles. A lo lejos, la algarabía propia de las fiestas se escuchaba con claridad, no pudo evitar que la nostalgia se apoderara de su mente una vez más, se preguntaba, que sería de él sí tuviera familia, tal vez, jamás tendría una respuesta a ello.

Unos pasos cercanos lo sacaron de su ensoñación.

Se asomo con cuidado y haciendo el menor ruido posible, frente a él una figura femenina se acercó a paso veloz hasta la entrada del callejón en el que estuvo momentos antes. Se agachó hasta quedar casi a la altura del suelo y mantuvo fija la vista. Una mujer joven, que por alguna razón no podía ver con claridad, de larga cabellera, se perdió al momento de divisar la silueta difusa dentro del callejón.

Momentos después salieron ambos, al parecer los gritos de aquella mujer despertaron al otro, se veía un poco confundido, aunque, borracho no lucía, ya no llevaba la manta encima, pero en su rostro una sonrisa se mostraba.

Sin saber porque, él también sonrió mientras una calidez reconfortante le llenaba de felicidad.

Les vio marcharse momentos después, pero antes de perderlos de vista ambos voltearon hacia donde se encontraba y le regalaron una sonrisa. La sonrisa más bonita que en sus cortos años de vida había visto, sus labios formularon un gracias silencioso, entonces se desvanecieron como la neblina que cubría suavemente a lo lejos.

Salió rápidamente de su "escondite", en el interior del callejón vio que su cobertura estaba perfectamente doblado, el termo a su lado estaba vacío, al igual que el plato con ramen, se alegro mucho, aunque se preguntaba como lo comió tan rápido.

Descartó fácilmente el asunto y se decidió a recoger las cosas para caminar hasta su casa. Nuevamente se entristecio, recordar que estaría sólo en una fecha como esta no le hacía nada bien, suspiró y tomó entre sus manos el cobertor doblado, notando de inmediato que estaba un poco más pesado que lo usual.

Extrañado lo dejó en el suelo, arrodillandose al lado. Lo desdoblo y sendas lágrimas corrieron por sus mejillas mientras una sonrisa de extrema felicidad se posaba en carita de niño.

 

Justo frente a sus ojos una pequeña nota rezaba:

 

 

Feliz Navidad Naruto

Gracias por todo.

 

Atte. N. M. y U. K.

 

 

 

 

Bueno, tal vez la Navidad no era tan mala después de todo, ya que, a un lado de dicha nota, un pequeño peluche con forma de zorrito color naranja le miraba fijamente con sus ojos negros.

 

Quien sabe, tal vez algún día esté podría volverse una fecha feliz, en la que disfrutará junto a sus amigos.

Notas finales:

¿Les gusto? ¿No les gusto? Quiero saber :D

Siento que me quedo un poco extraño, pero así lo quería :pDíganmee si tengo faltas de ortografía, o sí no se entiende del todo, ya saben, dudas o aclaraciones no duden en mandar un rw.

Nos vemos mañana en el sig. capítulo.

 

Yo fuera...


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