POV Taek Woon
Entre alegremente como lo hacía todos los días, salude a las personas de administración que ya me conocían y me dirigí al cuarto de Xero. Escondí el pequeño ramo de rosas blancas de tras de mí.
-Buenas tardes.-Salude con una sonrisa. Xero se encontraba leyendo en su cama pero en cuanto me escucho, alejo su vista de aquel libro-que por cierto yo le había regalado- y la poso en mí.
-¡Leo!-Sonrió al verme.
-¿Cómo has estado?-Pregunte. El titubeo unos segundos en responder.
-Estoy bien Leo, como ayer.-Rio
-Me alegro pequeño.-Sonreí. Me acerque a su cama y le mostré el ramo de rosas.-Para ti.-Se las entregue y sus ojos brillaron.
-Son hermosas.-Las tomo y las olio.
-Igual que tu.-Me acerque a su cara y le di un beso.
-Me pones rojo Leo.-Coloco sus manos en sus mejillas e hiso un hermoso Aegyo.
-Me encantas.-Volví a besarlo y me senté a un lado de él.
-¿Por qué estás conmigo?-pregunto, desconcertarme.
-Porque te amo Xero, por eso estoy contigo.-Conteste con sinceridad.
-Moriré pronto.-Mencionó angustiado pero realista.- La leucemia es avanzada y no creo vivir mucho.
-No digas eso Xero, te vas a curar y vamos a vivir felices juntos ¿entendido?-Hable positivo pero sabía que eso no era verdad.
-Leo aunque lo niegues y lo evites ambos sabemos que es verdad.
-Ji Ho no hablemos de eso, por favor.-Hable angustiado
-Está bien Leo pero prométeme que cuando me vaya buscaras a alguien con quien estar.-Comento con una sonrisa
-¿De qué hablas Xero? No creo poder amar a alguien más o inclusive igual de lo que te amo a ti y jamás dejare de hacerlo.-Mis ojos se llenaron de lágrimas.
-¿Cómo lo sabes? Llevamos dos años juntos y no te has dado la oportunidad de conocer con alguien más. Tienes 17 y mucho por vivir.
-Yo quiero estar contigo.
-Sabes que eso no será posible. Prométeme que buscaras a alguien con quien puedas compartir tu vida, no importa si es hombre o mujer, mientras seas feliz Taek Woon.-Tomo mis manos y las apretó fuerte. Su voz comenzó a volverse un susurro
-Lo prometo.-Dije solo para hacerlo sonreir.-Te amo Ji Ho.-
-Y yo a ti Leo, me hiciste muy feliz estos dos últimos años de mi vida y te lo agradezco.-Sonrió. Me acerque y lo bese.- Te amo.-Susurro y lentamente cerro sus ojos. El aparato que marcaba su ritmo cardiaco comenzó a hacer “¡piiiiiiiiiiiii!” indicando que el corazón de Xero ya no latía.
-¡XERO! ¡XERO! ¡POR FAVOR NO TE VAYAS! ¡¡AYUDA!! ¡¡AYUDA!!-Grite desesperado, casi de inmediato enfermeras y doctores entraron y me sacaron prácticamente a rastras.- ¡NO POR FAVOR! ¡TE AMO! ¡NO ME DEJES SOLO!-Grite mientras dos sujetos de me sacaban de la sala. Lo último que logre ver fue al doctor intentado hacerle reanimación cardiaca.
Desperté.
Las lágrimas corrían por mis mejillas, mi respiración irregular.
De nuevo soñaba aquella situación. Hace ya dos años que Xero había fallecido pero aquellas imágenes se seguían repitiendo de vez en cuando; en algunas ocasiones era su funeral, el día en que nos conocimos, nuestra primera vez o, como en esta ocasión, el día de su muerte.
Suspire y recobre mi respiración natural pero un nudo en mi garganta se formó, causándome unos sollozos.
Tome mi celular con las manos temblorosas y busque en la galería unas fotos que tenía para estos casos. En las fotos nos encontrábamos Xero y yo sonriendo. Algunas eran bastante viejas, cuando el aún tenía su hermoso cabello, hace 4 años. Tan solo 6 meses después de conocerlo le detectaron leucemia, los pronósticos eran buenos, dijeron que con tratamiento él podría tener una vida normal. Él tenía 13 años y yo 14, ambos teníamos mucho que vivir juntos. Pero al año las cosas empeoraron. El divorcio de sus padres debido a que su madre no podía con “las presiones” de su enfermedad le afecto demasiado, los elevados costos del tratamiento obligo a su padre-quien obtuvo la custodia de él y su pequeña hermana y por ende no tuvo que darle dinero a su ex esposa- a trabajar horas extras, pero ni así era suficiente hasta que mis padres decidieron aportar el dinero faltante para pagar los tratamientos, dinero nos sobraba-y lo sigue haciendo- además de que Xero ya era parte de la familia. Además de que por cuestione de salud había tenido que abandonar su pasión; El baile.
Durante un año estuvo entrando y saliendo del hospital, entre su padre yo y en ocasiones mi madre cuidábamos a Xero. Su padre lo cuidaba por las mañanas mientras yo iba a la escuela, siempre llevando las tareas y proyectos que los profesores encargaban. Algunos de ellos grababan sus clases y se las mandaban a Xero por correo electrónico. Él era muy querido en la escuela por ser un chico risueño y siempre tener una sonrisa en su hermoso rostro, no existía nadie que odiara a Ji Ho.
Suspire. Recordar no me hacía bien.
“Prométeme que buscaras a alguien con quien puedas compartir tu vida, no importa si es hombre o mujer, mientras seas feliz Taek Woon.”
Su voz resonó en mi cabeza. Ciertamente le había prometido que buscaría a alguien más pero también cientos o millones de veces le había jurado que no amaría a nadie más de lo que lo ame a él.
Y no lo había hecho, en los últimos dos años había conocido a muchos chicos y chicas pero nadie llamaba mi atención.
Hasta que D.O llego a mi vida.
No era como si me hubiera enamorado de el a primera vista pero sin duda me había atraído mucho. Su personalidad me recordaba mucho a Xero. Tan risueño e impulsivo que no pude contenerme a intentar algo con él.
Esa noche llore hasta quedarme dormido. En la mañana desperté con los ojos hinchados y rojos. Me di un baño rápido y me aliste para ir a la escuela. Salí en mi auto con dirección al Starbooks, compre un café y me fui a la escuela.
Cuando entre los vi a todos con cara de preocupación y observe como D.O era arrastrado por uno de sus amigos a no-se-donde-demonios pero decidí mejor acercarme a los demás. En cuanto estuve cerca el ambiente se volvió tenso debido a la mirada de Jong In sobre mí.
-¿Qué ocurre?-Pregunte ignorando la mirada del moreno.
-No encontramos a Su Ho ni a Lay.-Respondo Ji Min. Y fue entonces cuando el celular de Kai sonó, este rápidamente contesto.
-¿Bueno?... ¡SU HO!... ¿Que?... ¿Dónde están?... ¿Cómo ocurrió?... ¿Cómo está?.. Está bien, yo les digo... ¿Tu estas bien? Bueno terminando la escuela iremos... Cuídense.-Colgó
-¿Qué ocurrió?-Pregunto Tao nervioso.
-Lay se rompió un hueso de la rodilla bailando.-Hablo serio, todos pusieron cara de tristeza.-Están en el hospital y Lay esta devastado, tal vez no pueda volver a bailar- ¿Y cómo no estarlo? Xero amaba bailar y una vez se lastimo la pierna y lloro por dos días seguidos porque no podría bailar en un tiempo, cuando su cuerpo se debilito a causa de la leucemia dejar de bailar fue lo que más le afecto.
-No puede ser.-Hablo Se Hun echo un mar de lágrimas, el más que nadie lo comprendía.
A pesar de no conocer mucho a Lay me sentí triste por él. Me recordó a mi pequeño Xero.