Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Would you Stay? [XiuHan][LuMin] por Chibi Doori

[Reviews - 20]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Mi primer fanfic que publico. 

Capítulo I: Memorias

 

 

Entre pequeños rayos de luz que iluminaban aquel viejo ático, entre telarañas y montones de cajas abiertas y cerradas había dos pequeños niños buscando entre montones de cosas olvidadas algo con el que seguir divirtiéndose.

—¡He encontrado un palo! ¡Minseok hyung, he encontrado un palo! —gritó el niño de cabellos dorados abriéndose paso entre todo aquel revoltijo.

—¿Y para qué querría un palo? —contestó el otro incrédulo desde la otra punta del lugar mientras se empeñaba en buscar algo que si no recordaba mal estaba por alguna de esas cajas.

—Podemos decir que es una espada hyung ¿acaso no tienes imaginación? —respondió entusiasmado mientras en su pequeña cabeza se veía como el mejor caballero de todo el mundo- y pelearemos por una bella dama, obviamente yo ganaré.

—No quiero jugar a eso, estoy cansado… además yo jamás pelearía por una dama —dijo sin dejar de buscar por aquí y por allá.

—¿A sí? Entonces… ¿por quién pelearías?

—Por ti

—¡¿Eh?! —gritó sorprendido mientras entre mejillas sonrosadas evitaba la mirada penetrante del castaño.

—No grites, harás que me duela la cabeza y ahora déjame buscar, sé que estaba por aquí…

Intentando parecer calmado, el más pequeño se acercó tímidamente al lado del otro para ayudarlo a buscar sin tener idea el qué estaban buscando y el por qué, después de un pequeño rato Minseok por fin pudo encontrar esa pequeña tela ya llena de polvo, sacudiéndola un poco se la entregó a LuHan.

—¿Un velo? ¿Para qué quieres un velo de novia?

—Primeramente… ¿quieres intentar algo diferente? Algo que no tenga que ver con espadas y armaduras.

—C-creo… ¿de qué se trata?

—¿Quieres ser mi esposo, LuHan? —arrodillándose, el mayor lo miró sin una pizca de duda, como si lo estuviera diciendo de corazón, quizá si lo hacía pero eran tan niños que todo podía haber sido otra ilusión más del rubio.

—¡¿Qué estás diciendo, hyung?! Los dos somos niños, ¿estás loco? ¿Qué van a decir nuestros padres? ¿Crees que te acepten? ¿Y cuántos hijos tendremos? Yo no quiero muchos, quizá solo diez y cuidamos cada uno cinco… p-pero ¿A dónde iremos a viajar? ¡No tenemos dinero! ¡¿Cómo pagaremos nuestros dulces?!

El más delgado estaba hecho líos, caminando de aquí para allá diciéndole si tendrían perros y que gatos no porque era alérgico y sus hijos también, que tampoco quería patos ni pollos porque estaba seguro que algún día intentarían dominar al mundo y después de preguntas y preguntas el castaño le volvió a preguntar “¿Sí o no, LuHan?” haciendo que el mencionado volviera a sus cabales.

—S-si

Una cara de alivio cruzó por el rostro del otro y así comenzaron los preparativos de la boda, ésta sería secreta pues aunque al principio decidieron invitar a las dos familias luego de ver una película de drama en una noche de viernes donde la madre malvada del novio interrumpía la boda diciendo que era incorrecto y arruinando el amor de la pareja, tomaron la decisión de no decírselo a nadie, un pequeño secreto.

 

 

 

 

—¿Y por qué yo tengo que ser la mujer? ¡Yo no quiero! ¡Soy muy masculino!

—¡Mentira! Pareces una niñita LuHan, además el hombre siempre es el mayor y yo lo soy, por tres años. Deja de quejarte y ponte ese vestido, ya te dije que te ves bonito.

Dejando de lado quién sería la mujer en aquella relación, el rubio volvió a quejarse, ofendido: —¿Bonito? ¡Bah! ¿Que sólo soy bonito? ¿Acaso no tienes ojos, Minseok? ¡Soy más que bonito!

—Está bien… eres hermoso, LuHan, hermoso.

—¿En verdad lo crees? Tú también eres hermoso, hyung —contestó avergonzado entre pupilas dilatadas-.

—¿Estás llorando?

—S-sí, la emoción del momento, ya sabes…

Y después de decorar un poco aquel ático y arreglarse respectivamente, LuHan con un vestido viejo que habían encontrado entre cajas y que cortaron para que le quedara un poco más chico, con velo de novia y sin zapatillas –“son incomodos” había dicho el rubio—. El otro entre hurtadillas robó el traje de su padre y  sombrero de su abuelo, estaban los dos listos; entre mejillas sonrosadas se acercaron juntos al altar, que más bien eran cajas apiladas, caminando por la alfombra que no era más que sabanas viejas dobladas en aquel pequeño tramo, ya correctamente parados en sus lugares continuaron con la pequeña ceremonia.

—Lulu… Prometo amarte para siempre, prometo comprarte todos los dulces que quieras y hacerte feliz por el resto de nuestras vidas, jugaré contigo todos los días hasta que te canses y te protegeré de todos los fantasmas y dragones que existan, nadie te tocará a solo que sea yo, también prometo que tendremos muchos hijos y dos perros, alejaré todos los gatos que estén cerca de ti y lucharé para que los patos y pollos no dominen este mundo.

—Minnie… Prometo comer todos los dulces que me compres, cuidaré bien de nuestros hijos y te prometo que te cocinaré todos los días, haré que todos los juegos sean divertidos, también prometo que no te odiaré nunca aunque me digas que parezco una niñita, que obviamente no soy porque soy bien masculino y, te amaré de aquí al infinito, te amaré para siempre.

—Entonces… ¿quieres estar conmigo para siempre, LuHan?

—¡Claro que sí, Minseok! ¡Por supuesto!

Es un velo que cae al piso y un cuerpo que se abalanza hacia otro, pies resbaladizos en el piso resultando un caos, cayendo uno sobre el otro se abrazan y todo parece perfecto, la mayor alegría de los dos, entonces el rubio se piensa que el juguete que pidió para Navidad ya no tiene nada de excitante pues está abrazando al amor de su vida y si no fueran tan pequeños en ese momento hubieran entendido que quizá aquellos pequeños momentos tan insignificantes serían las únicas memorias que tendrían del otro, un rostro, una boda, un primer amor, uno quizá imposible…

 

 

 

 

El cántico de los pájaros resuena en los oídos del castaño y quiere ahorcar tanto a LuHan pues éste ha tenido la brillante idea de que su “Luna de miel” fuera un día en el lago cercano a las dos casas, el agua es cristalina y el pasto es tan verde que parecería primavera y no verano, hay un pequeño puente de madera ya gastada para poder pescar pero ellos la utilizan para comer pues Minseok ha dicho que las hormigas se podrían meter entre la comida y picar la suave piel de su esposo.

—Yo quería acostarme en el pasto, eres malo, ¡no me dejas hacer nada! Habías dicho que me harías feliz, ¡que me comprarías dulces! Tu solo me das verduras, ¡ugh! —El más pequeño se ha vuelto a quejar otra vez, el otro se piensa que a su esposo si le queda el papel de la esposa pero aun así le ama—. ¡Ya no te amo! Me prometiste que me amarías y que me comprarías dulces, me mentiste, ¡mentiroso! ¡Ya no te amo! ¡No te amo!

El castaño puede escuchar su corazón romperse en pequeños pedacitos, se imagina la vida sin aquel pequeño niño a su lado y no lo soporta, le ama y lo quiere a su lado, sus ojos se dilatan y lágrimas empiezan a caer, es entonces cuando LuHan se da cuenta del grande error que ha cometido, es un acercamiento que hace, un poco tímido y un poco culpable, un abrazo basta para que se calme, para que los brazos del más grande se aferren a su espalda y le llore que no le deje, que ellos se deben de amar para siempre y que quiere tener muchos hijos con él.

—Lo siento tanto, Minnie… —Se separa un poco para poder verlo a la cara y secarle esas lagrimas pero también se da cuenta que está llorando, el otro lo nota también he imita el mismo gesto—. Te amo mucho, mucho, demasiado Baozi.

-¿Baozi?

—Sí, pareces un Baozi, ¿jamás lo habías escuchado? –pregunta y el otro niega—. Es un bollo de pan relleno, lo comemos mucho allá en China.

Y es ahí donde todo se vuelve a ver tan frágil, LuHan solo pasa los veranos en ese pequeño pueblo donde vive Minseok para poder visitar a su abuela, entonces saben los dos que el verano se está acabando y apenas y faltan dos semanas para que se vaya, el castaño no se puede imaginar esperar un año para volver a verlo, entonces en un movimiento sin dudar más acerca sus labios a los otros, un beso casto, solo labios contra otros, sin roce entre medio. Su primer beso. Entonces se preguntarían el por qué tenían que ser tan pequeños que no entendieron en verdad lo que ese beso significaba, una despedida dulce pero agria al pasar los años, los dos se piensan que esas memorias son lo más hermoso que tienen…

Un movimiento rápido por la vergüenza del pequeño hace que caiga al agua y empiece a gritar que no sabe nadar, que alguien le ayude porque no quiere morir joven y en vez de una escena de drama donde todo lo feliz se acaba tan rápido es más bien una escena graciosa, solo tiene que pararse correctamente para poder ver que realmente no se está ahogando pero aun así, el mayor le va a rescatar juguetonamente mientras el otro aun no capta y enojado le grita que se vaya, “Prefiero morir joven antes de que me vuelvas a tocar” dice pero los dos saben que es mentira, el rubio está gritando en su cabeza que le salve como película romántica y le vuelva a besar, lo que le hace volverse a sonrojar por lo que estaba pensando.

 

 

 

 

Son quejas y más quejas las que da una y otra vez el chino, “Me duele mucho” y unos “Creo que estoy muriendo” que el otro solo responde con “Deja de ser dramático, es solo un dolor de estómago” y regaños como “Te dije que no comieras muchos dulces, ¿ya ves?” pero aun así el otro insiste y alega que no lo es, que en verdad siente que muere pero aun así el castaño solo se ocupa de guardar todas las cosas, se ha hecho tarde y falta poco para que puedan ver un atardecer, el primero para LuHan y uno de tantos para Minseok pero éste se piensa que ese es especial porque sería con LuHan, con su mejor amigo si se le puede llamar así con toda y esa tan extraña relación, incluso una insana y repugnante para unos.

Es entonces, en ese momento que pasa, el Sol empieza a ocultarse entre montañas y es todo un espectáculo, los ojos del rubio se abren en fascinación y cree que es lo más hermoso que ha visto pero luego voltea para ver a su acompañante quien solo lo está viendo a él, no al atardecer sino a él, son mejillas sonrojadas y  sonrisas traviesas, un nuevo acercamiento, más y más hasta que el final otra vez no hay espacio entre pequeños cuerpos, es un abrazo y manos unidas, alineamiento de últimos rayos de luz que lo hacen demasiado especial, una escena de romance de ensueño, miradas cómplices, es un secreto, su secreto y nadie más debe saber porque ellos solo son protagonistas de esa historia, nadie más.

—¡Creo que estoy embarazado! —suelta de repente haciendo que el otro se sobresalte y lo mire con toda la confusión que se pueda expresar en un niño de diez años.

—¡¿Embarazado?! ¿De qué tontería estás hablando ciervo tonto? ¡Los hombres no se pueden embarazar! Si quieres hijos, debemos adoptar o algo así me dijo mi mamá. No sé porque me sigo juntando contigo…

El otro le ignora y continúa: —¡Sí! Mi madre me dijo que cuando dos personas se besan, te puedes quedar embarazado ¡por eso me duele el estómago! ¡Vamos a tener un hijo!

Lo que el rubio ha evitado decir es el que su madre se había referido a un beso de un hombre y mujer, no de dos hombres, pero éste cree que no hay diferencia, al final es un beso y él no lo entiende ni lo ve, quizá si jamás hubiera encontrado la diferencia, jamás se hubiera separado de Minseok…

—¡¿Qué haremos?! No tengo mucho dinero LuHan… ¡ni siquiera le he dicho a mis papás que nos casamos!

—¿Y la casa? ¡No tenemos una casa! ¡Viviremos en la calle y moriremos de hambre! ¡No tendremos más dulces que comer!

Y entre preocupaciones y temores se volvieron a abrazar, LuHan sintió que entre sus brazos estaba protegido y que nada le podía lastimar, Minseok pensaba que éste era como un atardecer e incluso más bello pues él era único y tan especial que aun viéndolo todos los días jamás se aburriría y siempre se le iluminarían sus ojos aun solo viéndole desde la lejanía y ambos pensaban lo mismo, juntos eran invencibles, juntos podían formar magia… porque juntos podían hacer, crear y deshacer todo lo que quisieran, eran invencibles

—Podemos resolverlo juntos, podemos comprar una casa cerca de aquí y ver siempre los atardeceres, le enseñaremos a nuestro hijo como jugar futbol y pelear con las espadas con él.

—¿En serio?

—Si.

—¿Me lo prometes, Minseok?

—Te lo prometo, LuHan…

Han repasado miles de veces el plan, se acercan poco a poco a esa casa vieja y si el castaño no le agarrara de la mano el otro perjura que no podría siquiera caminar, tiene tanto miedo como cuando ve películas de miedo o cuando se piensa que hay fantasmas y monstruos tras él pero se dice que debe ser fuerte, por los dos y por su familia, porque el niño gordito que había conocido de solo un verano ya es su familia. Quedan en frente de la puerta, no se atreve a tocar y es entonces cuando en un ataque de pánico quiere huir, él otro solo le agarra firmemente y toca fuerte, sin chistar. La puerta abre y él, literalmente, le tira hacia dentro y se va corriendo a su casa que está a lado, LuHan está solo en esto y piensa que no es justo porque según la información que ha visto en películas viejas, se supone que los dos deberían dar las noticias y no solo él. Minseok debe estar esperándole en arbustos secos. “Yo hubiera planeado todo” se piensa el rubio.

—¿Qué haces afuera solo, cariño? ¿Dónde está tu amiguito? —La madre de LuHan se muestra muy preocupada, como si algo serio hubiera pasado pero el pequeño piensa que es normal, ella siempre es así—. Pasa antes de que te resfríes, apúrate cariño.

Apenas y camina adentro, la mujer le abraza y continúa preguntando en chino: —¿Por qué has llegado solo? Dime, ¿le pasó algo malo a tu amigo? ¿Te lastimaste? Habla, por favor.

Él sabe que si sigue callado su madre puede ponerse peor, mucho peor, él lo sabe mejor que nadie, incluso mejor que su propio padre y es porque es un secreto, solo uno pequeño, no haría daño a nadie o eso se pensaba…

—Madre… te tengo que decir algo.

—¡Dímelo entonces! —Casi grita y se lo carga en brazos llevándolo a la sala, le recuesta como bebé y le dice que continúe.

—Estoy embarazado… —susurró bajo pero no lo suficiente—. Minseok y yo nos dimos un beso… vamos a tener un hijo pero no tenemos dinero ni una casa. ¡Vamos a tener un hijo y somos pobres! Mamá, creo que le quiero…

LuHan ha empezado a llorar pero aun así no se arrepiente, tal vez son las palabras más sinceras que ha dicho en su vida y con mejillas sonrosadas se intenta esconder en el cuerpo de su madre pero ésta lo aleja disimuladamente e intenta que él no se dé cuenta de la cara que ha puesto, una parecida al asco que está sintiendo.

—Cariño mío, no te preocupes que tu padre y yo lo solucionaremos, vamos a dormir que ya es tarde ¿sí? —Le dice con una delicada voz y sonrisa bella pero las dos son tan falsas.

Suben al segundo piso, el rubio se ha olvidado de decirle que Minseok le está esperando pero no parece importante pues lo vería al día siguiente o eso él pensaba, almohadas que ella acomoda para que pueda dormir bien y con cobijas lo arropa, un beso en su frente acompañado de un “Buenas noches” antes de cerrar la puerta, es entonces cuando su actuación ha acabado y lágrimas de miedo, furia e impotencia caen de sus ojos.

 

 

 

 

Se encuentra una mujer dando vueltas por toda la sala cuando se detiene en seco por el sonar de la puerta principal, un hombre de buen ver se aparece después de horas de esperarle, él se acerca para abrazarle después de ir a una salida con algunos vecinos pero se detiene al momento de ver a su esposa llorar.

—¿Qué es lo que tienes, amor? ¿Ha pasado algo? ¿Jessica?

—¡Claro que está pasando algo! ¡LuHan me dijo que lo ama! ¡El niño de al lado corrompió a nuestro hijo! Nuestro indefenso hijo…—Ella dice a casi gritos y rompe en llanto.

—No puede ser, tú sabes cómo es él, siempre hace bromas...

—¡No me importa! Quiero que en este mismo momento volvamos a China, ¡jamás tuvimos que haber venido!

—No nos podemos ir en este momento, mi hijo es un hombre, él no es un mariquita ¡por favor!

—¡No, no lo es! ¡Es ese niño! Tenemos que irnos, por favor… Solo hay que empacar un poco y ya. ¡Por favor! Hay que alejarlo de aquí. No está enfermo, nuestro hijo no es un marica así que hay que irnos, yo no me pienso quedar más tiempo, te juro que me muero si paso una noche más en este maldito lugar, es más… ¡me largo con mi hijo aunque no quieras!

Corriendo escaleras arriba, se va directamente a su cuarto, tirando una maleta hacia la cama empieza a amontonar toda su ropa, son “¡Basta ya!” que dice el hombre pero ella no hace caso, no quiere hacerlo porque no puede quedarse ahí, su hijo no está enfermo. Simplemente no.

—¡Tú nunca me crees! ¡Yo jamás te estaría diciendo esto si no lo supiera! ¿Acaso piensas que estoy loca?

—Entonces dime, ¿quién rayos te dijo que nuestro hijo es así?

—Él mismo, me dijo que se dieron un beso y que piensa que lo quiere…

Eso es lo único que basta para que él empiece a ayudarle, para que a horas de la noche tomen todo lo que habían traído y para que igualmente empaquen cosas de su hijo. Lo estaban alejando de Minseok y no planeaban volver, nunca.

 

 

 

 

Noche y viento cálido, estrellas blancas de marfil y Luna tan brillante que iluminaba perfectamente, algo tan hermoso para ver pero que no encajaba con lo que vendría a continuación. Un LuHan dormido en brazos de la mujer que camina rápido hacia el carro, dejándolo en el asiento de atrás va a ayudar a su esposo a guardar las maletas en la cajuela y a pocos segundos de marcharse un niño castaño y de complexión robusta sale de entre los arbustos al ver que se llevaban al rubio, a su LuHan.

—¿Qué están haciendo?

Los dos adultos se sobresaltan y voltean a verlo, luego se mandan miradas cómplices. El padre se mete en el carro y enciende el auto pero la mujer se queda con el niño.

—Estamos alejando a nuestro hijo de ti y nunca lo volverás a ver —No es cuidadosa con lo que dice, no le importa lo que siente, lo único que quiere es irse y metiéndose al auto, el señor no duda en pisar el acelerador.

Son gritos desgarradores que da Minseok mientras corre tras el carro pero solo tiene diez años y no puede, simplemente no puede porque él era solo un niño, tan indefenso que lo único que puede hacer es llorar porque ante todo, le quitaron a su mejor amigo.

Y LuHan se odiaría siempre, porque se culpa de que no pudo hacer nada para no separarse del castaño, estaba dormido y no se levantó, porque era tan pequeño y se imagina miles de formas en que pudo evitarlo pero al final siempre la realidad lo golpea, eran solo unos niños. Quizá si los padres del rubio no fueran tan cerrados todo pudo haber terminado tan diferente, tal vez en ese momento estuviera a su lado pero solo es una ilusión y él lo sabe.

Es entonces cuando algunas veces, cuando sienten que no tienen algo en que sostenerse para poder levantarse al día siguiente es que buscan esos pequeños recuerdos del otro, sus más preciados tesoros, pero las memorias juegan con ellos, los destruye, porque siempre termina en un primer beso, en una abrazo, un atardecer, miradas cómplices y sonrisas sinceras, promesas vacías y un final trágico para ese pequeño amor imposible. Esperanzas hechas rotas. Y ninguno puede olvidar aunque lo hayan intentado muchas veces, siempre se recuerda y realmente ellos no quieren evitarlo. Se aferran porque sin ello están vacíos por completo. Lagrimas ya no caen, se han quedado secos desde hace mucho tiempo y eso les da miedo, esa dependencia hacia alguien que no han visto desde hace años pero no lo pueden evitar.

Los dos llevan vidas normales y corrientes pero son muertos caminando, porque ellos dos están vacíos y nada puede llenarlos, porque lo único que los mantiene ahí son esas memorias.

Los dos se piensan que esas memorias son lo más hermoso que tienen…

Notas finales:

Muchas gracias por leer hasta acá <3


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).