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Would you Stay? [XiuHan][LuMin] por Chibi Doori

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Notas del capitulo:

¡Lo lamento por actualizar tarde ;;! Pero si se darán cuenta todas las xiuhan shippers que seguiamos ese fic estamos como locas porque ya acabó y entonces me olvidé de este coso...

Dedicado a todas las que pasaron y dejaron un review "shiny fans", ustedes enamoran y a las "shadow amateur" -si, les puse nombre. Estaba aburrida xD-.

Capítulo II: Fisión Nuclear

 

Un despertador era el que sonaba en todo el departamento de LuHan, con solo un movimiento de manos lo tiró al piso casi rompiéndolo pero para su suerte no lo hizo, no quería comprar un quinto. La noche anterior había estado tan ensimismado en su libro que se le olvidó quitar todas las alarmas pues eran vacaciones, unas largas y aburridas vacaciones.

Solo le bastó cambiarse de posición para abrir sus ojos, se quedó ahí, acostado y viendo a la nada como solía hacer siempre, no se podría decir que reflexionara sobre algo en específico, era más bien recordarse que había razones para levantarse y volver a sonreír falsamente, aunque ésta costara más que levantar algo pesado pero eso ya no pasaría, porque eran vacaciones y estaría solo, completamente solo. Ya no tenía que mentir. Las probabilidades de quedarse acostado todo el día eran demasiadas pero el sonido de la puerta ser golpeada con brusquedad le hizo pararse y abrir.

-SeHun. ¿Qué haces aquí? -Su mejor amigo solo hizo una mueca de disgusto-. Te dije que yo estoy bien, debes ir con tu familia.

-Entonces disculpa por querer verte antes de irme, ni siquiera sé que hago aquí -Y en vez de marcharse entró con pasos rápidos.

-No intenté decir eso, tú mismo dijiste que tu familia se va de viaje…

-Pero yo no quiero, lo que quiero hacer es quedarme contigo, en este lugar -dice mientras se tira en la cama del otro, sonriéndole-. Juntos.

-Yo también pero debes irte, no puedo retenerte…

-Si puedes, solo tienes que decirme dos palabras y me quedaré, LuHan. Por favor -Es un ruego que hace, gritándole con su mirada que lo haga-. Dímelo, por favor.

-¡Ay, que gays somos! Ultima vez que te sigo el juego -Es cuando ríe de verdad, cuando su mandíbula está desencajada y líneas trazadas alrededor de sus ojos aparecen.

-¡En verdad que eres feo así!- SeHun también está muriendo de risa en la cama pero después vuelve a ponerse serio-. Pero ya LuHan, habla con mis padres.

-¿Y qué quieres que les diga? ¿qué te parece esto? “Su hijo no quiere viajar con ustedes y prefiere estar conmigo, luego dejarme e irse de fiesta en fiesta y no seré responsable de nada, se los aviso” -son cejas alzadas las que pone mientras se tira hacia la cama, a lado de SeHun-.

-Tampoco así, puedes retocarlo un poco…

-No voy a mentir.

-Lo harías si me amaras, hyung, por favor -Sin que LuHan tenga tiempo para algo, su amigo ya está arriba de él jalándolo una y otra vez de su camisa holgada-. ¡Por favor! Déjame quedar aquí, está muy grande tu apartamento.

-¡Bájate! Este lugar es mi espacio seguro, no quiero niños aquí, ¡se convertiría en una guardería!

-¡Yo no soy un niño! ¡Soy un hombre! ¿cuántas veces debo decírtelo? -El otro solo le ignora mientras le suelta manotazos para que se pueda liberar, ni uno se rinde.

-¡Está bien pero ya bájate! Estás muy gordo.

-No es mi culpa que seas un palo, un palo feo -espeta y sin esperar respuesta sale corriendo lejos de él.

-¿Disculpa? Y yo que te iba a comprar una bebida...

El menor vuelve y se abalanza diciendo: -Eres el mejor hyung, ¡perdóname! Yo tan desconsiderado… ¡Te amo!

-Ya. Está bien pero deja de ser empalagoso, ¿por qué me tocó un amigo tan convenienciero? –pregunta al aire, viendo al techo.

-¿Convenienciero yo? Nunca.

Son peleas sobre que es sarcástico y que el rubio odia eso porque no puede entenderlo bien, “hyung tonto” le ha dicho y son patadas y manotazos que le vuelve a dar hasta que SeHun se retracta, LuHan siempre ha pensado que es lo más cercano a tener un hermano. LuHan siente que el menor le ayuda a olvidar un poco el vacío que tiene. Es el único que le ha hecho sonreír de verdad después de aquel verano.

Ese día fueron por bubble tea.

 

 

 

 

-Levántate amor, ya es hora de que vayas a trabajar.

-¿Qué hora es…?

-Las seis de la mañana.

-¿Por qué no me levantaste antes? -Minseok se levanta rápidamente, como una máquina-. Hoy tengo una reunión importante, lo sabías.

-¿Perdón? Tú fuiste el que me dijo que te levantarías solo, jamás me dijiste que estabas tan cansado.

-Pero puedo creer que si ves que no me levanto a la hora –reclama-; tú puedes hacerlo Chen.

Es una nueva discusión. Siempre es lo mismo. Se pelean y al final se perdonan, terminando en sexo en cualquier lugar que encuentren pero ahora es diferente, ya no llegan al tercer punto. No han tenido relaciones desde hace meses y eso ha hecho que todo esté tan tenso que a veces las conversaciones más sencillas terminan en pleitos.

El castaño solo suspira diciéndole que lo deje, que llegará tarde y entra al baño donde en vez de irse a bañar exactamente, va a escapar, se mira al espejo y no se ve a él, ve a un hombre de veintiséis aparentando uno de treinta, sus ojeras se remarcan y cree que desde lejos se ven igual que de cerca, sus labios están agrietados por lo secos que están y su piel esta pálida, parece enfermo. Quizá sí lo está. Depresión piensa que se llama.

El agua no le ayuda en mucho, no la prepara y solo entra entre gotas frías que siente lo enfrían más de lo que ya está, él se piensa que su corazón ya no late como antes, ahora es más lento y monótono. Su corazón también está muriendo se piensa.

Agarra su toalla y se seca, primero su cabello que ahora nota que ya no es tan castaño, como si todo el color de su vida fuera negro y gris, solo colores opacos. Después de hacerlo se acerca a la puerta y no quiere abrirla, no quiere pelear, ya no más, es suficiente y cuando lo hace nota que Chen ya no está, el lugar se muestra vacío y eso le reconforta un poco, pero el miedo viene otra vez, él no tiene que mostrarse libre o feliz cuando él se va, no debe sentir ese alivio, su relación debe ser perfecta.

Debe serlo.

Minseok solo tiene veintiséis y es uno de los arquitectos importantes de una de las empresas más destacadas de Seúl, es muy respetado y elogiado, amigos le sobran y buena economía pero nada parece real, todo se siente tan frágil, siente que vive en una burbuja.

Se ha vestido como siempre, camisa blanca prolijamente planchada y pantalones de vestir negros, corbata y abrigo del mismo color, cabello ordenado y semblante serio. No luce de su edad, luce diez años más grande y eso le enorgullece y aterra al mismo tiempo, luce como la gente amargada y aburrida que de niño había visto cerca de sus padres, él jamás había soñado lucir tan opaco. Él nunca había soñado eso. Soñaba con ser arquitecto, si, uno exitoso y hasta ahora lo había logrado pero también en su sueño, se vio a sí mismo un hombre feliz y no lo era, aunque se convenciera, sabía muy bien que no lo era.

 Sale entre pasos rápidos hacia su auto y en el camino canciones suenan pero lo único que nota es que la vida avanza, pero él no lo hace, él sólo está atascado en su burbuja, tan frágil. Y la rutina le consume, una donde siempre a la misma hora y en el mismo lugar se baja por un café, el mismo, Café Cappuccino. Él antes amaba el café, antes tenía sabor en su paladar y jamás faltaba un “Mmm” que soltara en el recorrido, ahora solo quedan esos recuerdos, ahora solo es café amargo, ahora no importa si le echa cinco sobres de azúcar o no, ahora solo sabe amargo, como él.

Después de ello, se estaciona en su lugar asignado, puesto de la misma forma y se encamina al elevador como hace siempre, las escaleras le parecen estúpidas pues aunque cuida de su figura, todo lo que sea innecesario es más cansancio; pasos resonando hacia su oficina para recoger papeles importantes sobre diseños y gráficas de su nuevo proyecto.

Poniendo semblante serio se dirige hacia su jefe, quien le espera afuera de la oficina de juntas.

-Justo a tiempo, Minseok.

-Sí, señor.

-Están todos dentro, ¿estás listo? -Es una pregunta que no suena como ello, más bien a un tipo de amenaza, una advertencia-. Los peces más gordos están allá dentro- añade.

-Estoy preparado para todo, señor.

-Confío en ti.

Últimas palabras -que vuelven a sonar en advertencia- antes de entrar y el castaño le sigue quitando su semblante demasiado serio a uno solo serio, sonrisa falsa de vez en cuando para demostrar seguridad en lo que dice, a veces muy engreído y mueca que muestra cuando dudan del éxito de su proyecto, gráficas y diseños que enseñan todo lo contario y cuando parecen contentos con el monto que se ganarán con el nuevo centro comercial, Minseok se piensa que no todo es tan malo, un suspiro de alivio sale cuando le estrechan manos pero lo sabe disimular y al final se dirige hacia su oficina donde solo se sienta y ve a su alrededor, no hay nadie con quien compartir su victoria. Chen no está y se piensa que no sería diferente aunque estuviera ahí. Se imagina diciéndole la noticia y el otro solo asintiendo con sonrisa casi forzada, luego el mayor le preguntaría por qué no está feliz con la noticia.

-He tenido un mal día, Minseok –Un suspiro cansado, casi exagerado, se piensa que soltaría-. Por favor.

-¿Y por qué yo tengo que pagar con eso? ¿No puedes estar feliz solo un momento, por mí?

Después, quizá se convierta en nuevo pleito sobre las diferentes carreras que tienen, un “Mi carrera es agobiantes y lo sabes” y un castaño gritándole que no todo es su carrera, que ser arquitecto no es ser menos.

-Ahí vas de nuevo, siempre tienes que sacar a relucir lo importante –levanta la voz-; que es tu maldita carrera.

-¿Yo? –Chen parándose de la mesa, comenzando a perder la paciencia.

-Sí, ¿acaso no notas que soy uno de los arquitectos más importantes de todo Seúl y pronto de Corea?

-¡Al carajo! ¡Me cansé! Me voy a dormir.

-¡Lárgate entonces! ¡Sé egoísta como siempre!

Si. Minseok con solo imaginárselo ya está estresado, él y Chen ya no funcionan tan bien como antes y eso a veces le duele, cuando está solo y puede reflexionar sobre ellos dos pero jamás le ha pasado por la cabeza terminar con él, quizá es demasiado egoísta, tal vez el miedo es el que le dice que no puede dejarle por una razón, una estúpida razón, Minseok no quiere quedarse solo.

Y antes de que pueda seguir pensando, alguien toca a la puerta, él sabe quiénes son, puede verlos por el cómo sus figuras se traspasan por la puerta de vidrio. Él sonríe y les deja pasar. 

 -Nos hemos enterado de la buena noticia y-

-¡Felicidades! Sabía que lo ibas a lograr, yo siempre-

-¡¿Sabíamos?! Que sínico puedes llegar a ser, me avergüenzas. Minseok. No le creas, el apostó que no lo lograrías.

-¡Cierto! Apostó veinte mil wons, tu bien sabes lo tacaño que es…

El castaño solo se ríe de la escena que ve, sus tres mejores amigos están discutiendo e interrumpiéndose en cada oportunidad que ven, él solo les hace callar. Chanyeol, el más alto es el que empieza por segunda vez.

-Pues que nos hemos enterado de la buena noticia y queríamos felicitarte antes que nadie -los otros dos solo asienten.

-¡Exacto! Como decía antes, yo lo sabía muy bien –Baekhyun sonríe más de lo normal, como pidiendo perdón por haber desconfiado-. Te juro que jamás aposté, están exagerando todo…

-Y tú vuelves a ser sínico, no sé cómo Minseok hyung te soporta –El más bajo de todos alza la voz, Kyung Soo, quien había guardado silencio se acerca más que los otros dos-. Hyung, tu sabes que no miento ¿verdad? ¡Él apostó!

-¡El pasado es pasado! Kyung Soo-yah, olvida eso, solo era una broma para aminorar la tensión que sentíamos…

-Eso no parecía.

-Ya. Tranquilos todos, ustedes vinieron a felicitarme, no a pelear.

-Lo sentimos, Minseok hyung. Pero falta algo –Es un Baekhyun quien empuja a Chanyeol para que lo suelte-. Vamos –masculla bajito.

-Es que… bueno, no fue idea mía ¡porque yo sé que no te gusta! Pero…

-¿Qué? ¿Qué están tramando? ¿Kyung Soo?

-¡Por qué yo! –Es a la exclamación que el otro solo le da una mirada obvia, una que dice “tú nunca mientes” que hace que lo escupa-. Queremos ir a beber, ya sabes, para celebrarlo.

-Sólo un poco, no nos vamos a exceder como la última vez.

-Baek, quisiera confiar en ti… -dice el castaño en tono burlón- pero ¿acaso no recuerdas lo borracho que te pusiste? ¡Incluso llamaste a tu ex novia a media noche!

-¡Dije que el pasado es el pasado! Además fue hace un año eso.

-Está bien –suspira.

 -¿En serio? Muchas gracias hyung -repiten al unísono mientras hacen una venia exagerada-.

-¿Dónde será?

-En el “Ghost Pub”. Este viernes. –dijo Chanyeol.

Y después los tres salieron emocionados, como niños pequeños y Minseok se arrepintió un poco, de verdad que eran malos bebedores. Chanyeol y Baekhyun eran los peores. El castaño juraba que el dolor de cabeza le estaba dando antes de tiempo.

Lo que no sabía era que ese dolor se convertiría en algo más, una sonrisa radiante y baile insinuando algo más, un encuentro, un rostro, una persona especial.

 

 

 

 

El viento le alborota sus cabellos dorados y esconde sus manos casi heladas entre bolsillos de su pantalón desgastado, bufanda casi tapándole la nariz y gorro puesto sobre su cabello casi volando por la fuerza.

-¿Por qué te cubres tanto? –SeHun quien está a su lado le pregunta, éste solo viste un abrigo cómodo sobre su ropa.

-No lo sé –contesta sincero-, pero aún sigo sintiendo frío.

-¿Aún? Hyung, eres muy raro… toma mi abrigo.

-No me lo des, estoy bien –dice cuando el menor se lo está quitando-. En serio.

-Tú dijiste que tienes frío, ahora toma.

Son quejas de LuHan sobre que le deje, que no es tan importante y unos “Deja de ser así, basta de quejas” que SeHun suelta cuando intenta ponérselo encima, el rubio ha notado la autoridad que ha puesto el menor pero no le regaña, le da ternura y aunque es más fuerte que el otro le deja que se lo ponga, a veces parecen pareja, una pareja enamorada disfrazada de mejores amigos. LuHan conoce muy bien esa historia.

-¿Ya sabes qué vas a decir? –el moreno pregunta y el otro rueda los ojos, es la quinta vez que le pregunta y no han pasado ni diez minutos-.

-Que sí. Tendré que mentir por mi hermoso dongsaeng.

-No es mentir, es retocar un poquito la verdad.

SeHun sonríe y toca por fin a la puerta. Una mujer les recibe.

-¡Qué alegría me da verlos! ¿Cómo estás, Luhan?

-Muy bien señora, gracias por preguntar.

La madre del menor siempre ha sido amable con el rubio y a veces lo trata mejor que a su hijo, más cuando SeHun muestra rebeldía. Los dos entran y LuHan siente el aroma de la comida cociéndose, algunos días se iba a dormir en esa casa por proyectos o por peticiones de su amigo, no es como un hogar pues él sabe que no es lo mismo. Él sabe que no es su familia y que Sehun no es su hermano. Un sabor amargo se instala en su boca cada vez que recuerda que está solo. Su propia familia le dio la espalda.

-¿Y qué hacen aquí tan temprano? Su padre aún no llega LuHan, llévalo a comer algo antes de que nos vayamos de viaje –dice mientras se dirige a la cocina-, y mira que lo permito nada más porque no se verán en dos semanas.

-Bueno madre, por eso vino LuHan, para decirte algo.

-¿A sí? ¿Qué es, cariño? –Dolor instalado en su pecho pero sigue sonriendo falsamente como la mayoría de veces hace.

-Señora, yo quería decir… es que, cómo decirle –Palabras tropezando unas contra otras y un leve empujón le hace mantenerse serio-. No se lleve a SeHun, por favor. Déjele quedarse estas vacaciones conmigo. Mi apartamento es muy grande y-

-Y él no quiere quedarse sólo, madre, déjame quedarme con él, por favor –Un abrazo se cuela por las costillas de LuHan y sonrisa radiante cruzando por su labios-.

La madre se muestra seria al principio como meditándolo pero al final una pequeña sonrisa igual que la de su hijo brota en su rostro, ha caído en la trampa y el rubio siente una culpa oprimiéndole, mentir jamás le ha gustado, menos desde aquello.

-Te dije que era fácil, una mentira no hace daño a cualquiera… -dice el menor cerrando la puerta de su casa, maleta en mano-. Ahora podemos hacer lo que queramos, ¡cualquier cosa, Luhan!

-Ajá.

-Me encanta tu ánimo.

-No seas sarcástico, no me gusta, ya te dije que me confunde a veces- dice mirándolo un segundo y vuelve a caminar-, pero… ¿qué quieres hacer? Ya hemos ido a los lugares que amas todos estos años, no veo la diferencia.

-¡Hay mucha diferencia! Ahora no tengo que llegar temprano a casa ni preocuparme sobre beber, somos libres, ¡libres!

-Si te emborrachas, no te cargaré –advierte-. Además, no tengo muchas ganas de gastar mi dinero en tonterías de niños malcriados.

-¿Disculpa? ¡Yo no soy un niño! ¡Hyung, deja de decirme así!

-Está bien, no eres un niño –dice-. Eres un puberto, un adolescente inmaduro.

-¡Hyung!

 

 

 

 

El día se asoma en la ventana de la habitación, dolor de espalda aparece y no tarda en repartirse por todo el cuerpo, muecas de disgusto y dolor surcan por su rostro y quejas pronunciadas en chino salen de su boca.

-Quítate –ordena ahora en coreano-, pesas demasiado.

-Mmm… son vacaciones mamá.

-¡No soy tu mamá! Levántate SeHun –Esta vez LuHan no espera y lo quita de su cuerpo haciendo que caiga de la cama-. Te dije que te quitaras.

Son mechones desordenados los que tiene el menor cuando ve con cara de miedo y enojo a su hyung que no es para nada bueno, lo ha tirado y el piso frío lo ha recibido con los brazos abiertos. El día anterior LuHan le había dicho que odiaba compartir su cama pero a falta de ellas tuvieron que dormirse juntos, él no podía –ni quería- dormir con alguien más y ahora lo hacía con toda razón, no podía sentir su cuerpo. Oh SeHun, pobre SeHun.

-¿Pero por qué me tiras? ¡Eres un hyung malo! –reclama el otro sin prestar atención a la cara de furia de LuHan.-  Siempre maltratándome…

-Ya basta. Juro que si abres otra vez tu boca, voy con tu madre.

El de cabellos negros solo se sacude polvo imaginario de su playera y se levanta del suelo, ve la hora en el reloj y sonríe. –Mira cómo hablo, lalala lala la.

Son tonterías las que hace, presentarse a sí mismo como “Buenas tardes, soy SeHun, el hombre más hermoso que puedas ver en este planeta” o cantar su canción favorita a todo pulmón con desafinaciones que causan muecas de disgusto en LuHan y sin importarle, el menor corre por toda la casa imaginando ser un Idol y que el lugar es su mansión, diciendo disparates sobre que hace días que no ve a su mejor amigo, MinHo de SHINee, el rubio solo rueda sus ojos y también se levanta.

-Te digo que te calles y haces justo lo contrario –se queja-, pero ahora mismo voy con tu madre a decirle que ya no te vienes conmigo.

Y antes de que se vaya a arreglar, el otro suelta: -Mis padres ya se fueron, que lástima.

LuHan entonces entiende el por qué de la actitud del menor pero no ganaría, ese mal criado aprendería muy bien.

-¿Y? La casa no se fue, puedes irte.

-No tengo llaves, hyung –miente-. ¿Me echarás a la calle?

-No me hagas esa cara –dice sin contestarle al ver en el rostro del menor una fingida tristeza-. Te ves feo.

-¿Feo yo? Ni que fuera tú… -¿Perdón? pregunta indignado el mayor a lo que contesta rápidamente:- Nada, hyung.

-Ugh, no sabes cuánto te odio en estos instantes –dice mientras camina a la cocina-.

-Y no sabes cuánto te amo, hyung. ¿Sabes que eres mi mejor amigo? No, eres mi hermano –se corrige-. ¿Lo sabes verdad?

-Si…

-Muy bien, porque vamos a ir a un lugar en la noche.

Miradas serias muestran el desacuerdo, al rubio no le gusta salir, es de las personas que prefiere quedarse en la cama viendo películas o el futbol, comiendo sin parar y leyendo libros que le aíslen del mundo, el menor siempre le ha pregunta porque siempre luce tan delgado y pálido.

-¿Dónde?

-“Ghost Pub”- es un ni loco que suelta el mayor a lo que continua diciendo:-¿por qué? hoy es viernes, LuHan hyung, por favor, no va a haber mucha gente, te lo prometo.

-Aun así, no tengo que ponerme…

-Si tienes –interrumpe-, ¿acaso no recuerdas la ropa que te regalé en navidad? No la has usado y es perfecta para la ocasión.

-Claro, pero… -dice cerrando el refrigerador y viéndolo- no tengo ganas, tengo muchas cosas que hacer y está ésta cosa que tengo que realizar, ya sabes.

-No, no sé. No puedes estar ocupado pues no han dejado tarea, tú mismo me lo dijiste- Rayos piensa LuHan-. Tu solo no quieres venir, jamás quieres hacer nada…

Sonrisa cayendo a decepción en segundos, LuHan sabe qué hace mal pues siempre rechaza la mayoría de invitaciones que sean para salir y divertirse a montones, él solo quiere quedarse en casa y descansar –aunque ni él puede decir de qué descansa-, a él le gusta más la vida tranquila, sin aventuras, las aventuras son peligrosas una vez le dijo su madre, LuHan también sabe que si sigue así puede perder a SeHun quien es muy diferente a él, al menor le gusta irse de fiesta en fiesta y conquistar a cualquier chica que le parezca atractiva… muy diferentes. Y aunque no quisiera salir de su refugio, la contestación que suelta hace que la alegría vuelva al rostro de SeHun.

Una sonrisa radiante y baile insinuando algo más, un encuentro, un rostro, una persona especial. LuHan no sabía lo que le esperaba.

 

 

 

 

La noche estaba estrellada, la luna iluminando intensamente que las calles de Seúl ya no necesitaban de luz artificial y gritos de fiesta acompañando el lugar donde estaban, la gente hacía gran fila para entrar pero ellos solo enseñaron dinero de más a los hombres de negro.

-Les dije. El dinero lo arregla todo –Tono arrogante es el que usa Chanyeol agregando una sonrisa-. Ahora, vamos a festejar el logro de Minseok hyung.

-No es para tanto –dice el mencionado restándole importancia-. Venimos para disfrutar la noche.

-Es lo mismo –contesta Baekhyun-, pero no olviden el alcohol. Es lo más importante.

-Pero Minseok hyung dijo que no teníamos que beber tanto, deja de intentar causar incidentes como la última vez.

Son quejas de que se calle, que Kyung Soo no sabe que él y el más alto ya son expertos, tan tolerantes que aun habiendo diez botellas de alcohol en su cuerpo seguirían consientes. Es una mirada incrédula que da el castaño al escuchar a Baekhyun decir “Sin importar qué, yo no dormiré” pues sabe bien que caerá a la tercera copa. 

Dirigiéndose a una mesa los cuatro atrapan varias miradas de otros en el recorrido, Chanyeol es el que más sonríe mostrando lo narcisista que puede ser y Baekhyun le sigue, el menor de todos solo pone los ojos en blanco y se sienta con el mayor, éste solo se ríe y le dice al pelinegro que vaya por las bebidas, Baek obedece con una mueca. Volviendo a recorrer el mismo camino se va hacia donde está el bartender y las pide, sin querer escucha una conversación amena de dos jóvenes, quizá menores que él.

-LuHan, deja de ser así –dice un castaño con mandíbula afilada y rostro serio-. Dijimos que no serías aguafiestas.

-No lo estoy siendo –contesta el rubio-, sólo que ya me cansé.

-¿Cansarte de qué? ¿De ver a la gente que si se divierte?

Baekhyun también sabe que acercarse a ellos está mal pero lo hace de todas maneras, no es como que afectara en algo hablar un poco con ellos.

-Hola –saluda y los dos le miran, extrañados-, yo… lo siento, escuché su conversación y… ¿saben? tengo un amigo que tampoco le gusta estar mucho aquí.

Él sabe que está hablando demasiado rápido y que es algo raro pues siempre ha sido “sociable” como siempre dice, pero ver al chico con rostro serio le ha puesto nervioso, en ese momento nota que fue tan mala idea e intenta alejarse pero sin esperarlo el rubio le toma del brazo.

-¿Ves? No soy el único que no le gusta este tipo de lugares –espeta-, tú fuiste el que me obligó a venir.

-¿Yo te obligue? ¡Jamás lo hice! –Es entonces cuando el pelinegro es jaloneado ahora por el de cabellos castaños.- Y además, ¿cómo te llamas?

-Baekhyun.

-Bueno, sé cómo Baekhyun, él vino y habló con nosotros sin saber quién rayos somos, LuHan.

-No quiero que me roben y no soy metiche –Es una disculpa que da cuando el mencionado hace una cara de ofendido-, pero no lo compares conmigo.

-Tú fuiste el que lo metió en esto, ¿recuerdas?

-¡Ya! ¡Basta los dos! –grita Baekhyun-. Con ustedes no se puede y miren que apenas los conocí de minutos, díganme, ¿acaso son novios? –Son a miradas incrédulas que vuelve a hablar-: ¡Entonces dejen de pelear!

-¡Es él! –exclaman los dos al unísono señalándose al mismo tiempo.

-Dije que ya basta.

-Baekhyun ¿me puedes llevar contigo?

-¡Ya deja de decir tonterías! –Le responde el rubio-. No te conoce, por Dios. ¿Acaso eres tan idiota, SeHun?

-¡Hyung, no me ofendas! –reprocha el castaño-. Pero es que no quieres divertirte y no me dejas divertirme a mí.

La pelea es interrumpida cuando el bartender le da los cuatro BlueScrew que había pedido antes, son quejas de SeHun –o es como Baekhyun ha escuchado decirle el rubio- y exclamaciones de LuHan, quien al parecer es el mayor de los dos, donde un ya exasperado pelinegro les llama la atención otra vez y los jala con él. En el recorrido ha escuchado como los dos de atrás siguen discutiendo sobre una cama No volverás a dormir conmigo, en el sillón te quedas ha escuchado decir a LuHan y quejas sobre que lo único que quiere el menor es divertirse, Este Baekhyun es buena onda, más que tú. Y respuestas como ¡Es un extraño, quizá nos lleve con gente peligrosa a lo que el mayor de todos sonríe, sus amigos son inofensivos y tontos, pero más tontos se piensa.

Y al momento de llegar, son miradas curiosas sobre unas personas no muy cómodas. Minseok ha visto a su amigo Baekhyun acompañado de otros dos, uno se muestra serio, mandíbula afilada y cabellos cafés que resaltan palidez en su piel.

-¿Qué creen? –pregunta Baekhyun-. Me hice amigo de estos dos.

-Lo hemos notado… -murmulla Chanyeol.

El pelinegro solo ignora al alto e invita a sus amigos a sentarse con el haciendo que Kyung Soo se tenga que mover para dejar entrar a SeHun, LuHan se ha sentado en medio de Chanyeol y el otro, sinceramente en ese momento odia al menor, lo odia y que Dios se ampare de él en la casa.

-Y bueno… -comienza de nuevo-; preséntense, no sean tímidos.

-Si. Soy SeHun.

Simple y seco. Algo incómodo.

-¡¿Es en serio?! Hace unos instantes están amenamente hablando sobre qué querían divertirse, que éste –lo apunta-; no lo quería hacer y yo los traigo, para convivir ¡y lo único que hacen es decir “Oh, soy SeHun”!

Ahora aquellas miradas incrédulas que habían puesto al momento de escucharlo se convierten en risotadas, Minseok se ha reído solo un poco con lo que ha dicho pero no es el único, LuHan sigue con esa incomodidad cuando su amigo –que se supone debería divertirse con él- ya ha empezado a hablar sobre su vida, acerca de que ese día han ido a celebrar por las cortas vacaciones que les han dado en la universidad y cosas por el estilo.

Pero hay dos callados, uno frente a otro, que aún no se ven y ni se imaginan que están tan cerca, que sin estirar mucho la mano se pueden tocar, ellos no se piensan que en vez de estar solos en su burbuja pueden crear una sola para ellos, ellos ni se imaginan.

Y al parecer siempre necesitarán un empujón para atreverse a hacerlo, a creer que son invencibles.

 -Si… LuHan hyung siempre es así, callado cuando no conoce mucho a la gente. De hecho es chino.

Minseok ha despertado, su burbuja ha explotado y el corazón le late fuertemente, lo monótono se le ha ido y abre sus ojos, sorprendido. LuHan. Su LuHan.

El apellido Lu es reconocido allá en China como uno de los más comunes entre la población, el 30% de las familias lo tiene en uso. Aquel LuHan que ve después de escuchar su nombre le hace dar otro vuelco a su corazón. Se encuentra con un LuHan más maduro, sus facciones ya no son de niño pero sus ojos brillantes siguen ahí, la sonrisa tímida que da cuando SeHun le menciona hace ver que es él, es su LuHan… La respiración se corta abruptamente.

-¿Chino? Yo pensé que era coreano –comenta Kyung Soo-, vaya que no pareces chino. ¿Te has pintado el cabello?

-No –contesta después de un tiempo-, soy rubio natural.

-¿Rubio natural? –pregunta ahora Chanyeol.

-Sí, mi madre es rubia.

Son exclamaciones las que se escuchan, un menor que sonríe satisfactoriamente mientras toma una copa que le han invitado diciendo Ese es mi hyung y el mencionado rodando los ojos, todos felices, todos bebiendo y poco a poco LuHan también se mete en la plática, sonriendo y haciendo bromas de vez en cuando.

Entre luces multicolores que iluminan la pista de baile del “Ghost Pub” se encuentra un hombre de veintiséis años admirando a un joven de veintitrés, mirando rasgos y comparándolos con un recuerdo de un niño de solo siete años, se pregunta si es correcto preguntarle si es su LuHan pero la valentía se esconde y el miedo aprovecha para aferrarse a él, cuando la luz se enfoca en la cara de LuHan ve su cara contraerse, rostro arrugándose, mandíbula desencajada y líneas trazándose con fuerza en las esquinas de sus ojos. Su LuHan reía así. Ese, definitivamente, era su LuHan.

-Y bueno, LuHan me sujetaba de brazos y luego me veía agarrado por SeHun –cuenta el pelinegro-, entonces yo me pregunté: ¿cuándo me convertí en un costal de papas?

-Yo en verdad no quería venir pero SeHun me obligó.

-Es que él jamás quiere salir –se defiende-, ya le dije que se va a pudrir en ese departamento.

-¡Exacto! Minseok hyung no quería venir pero después de convencerlo duramente, aceptó.

-Sí, Kyung Soo tiene razón, hyung no venía por nada del mundo –dice el alto-. ¡Y eso que venimos a festejarlo a él!

Ahora es tiempo de LuHan, tiempo de que su corazón vuelque en su cuerpo y lata con intensidad, pare que sus ojos se abran desmesuradamente, para que recuerde a su Minseok entre recuerdos y memorias viejas, para que le mire y abra sus ojos más –si es que es posible-. Minseok no es el mismo, eso lo nota rápidamente cuando aquel niño gordito y tierno se ha vuelto un hombre apuesto y callado. Ha notado la palidez de su piel, enfermiza se piensa, ojos cansados y con ojeras remarcadas, sus pómulos parecen de un muñeco, ¿dónde estaban aquellos cachetes para apretujar cuando él quería? LuHan cree que su Minseok está enfermo, muy enfermo y se preocupa sin querer. El castaño se da cuenta que el menor por fin lo nota, por fin ha descubierto que es él, su mejor amigo de la infancia y en su paladar se crea un sabor agrio. Su mejor amigo de la infancia. A Minseok jamás le ha gustado ese título desde que lo conoció.

“Levanta el rostro. Velo, admíralo, devóralo con los ojos y sonríe como antes. Hazlo.” La mente juega con él pero su cuerpo no puede moverse, un estado de somnolencia que lo adormece pero está despierto, su mirada en la mesa como si un misterio se resolviera con verla fijamente. Él se da pretextos, unos dicen que no es correcto, que es mejor ver a la mesa, que no sabe qué hacer cuando le vea. Miedo recorriendo su cuerpo, aferrándose como en el pasado cuando jamás pudo confesarle a LuHan lo que sentía pero entonces la valentía explota como miles de átomos fisionarse, “partirse en cachitos”, como una fisión nuclear provoca grandes emisiones de energía.

LuHan puede provocar eso en él. Puede provocar mucho más en él.

Sólo un segundo basta para que levante la mirada. Tenaz y sonrisa de pasado, mostrando encías y dientes, como un roedor. Miradas conectadas, sin pestañear. El tiempo ahora avanza más lento, ahora la gente empieza a desvanecer y solo quedan ellos dos, Minseok no sabe lo que provoca en LuHan. Con él no es tan distinto, el siente lo mismo. Puede jurar que una bomba atómica ha explotado en su cuerpo, sonrojos inmediatos y agradece mentalmente el que la luz no enfoque su cara.

-¿Me reconoces? –pregunta, voz fuerte y el ruido no puede opacarla.

A LuHan se le ha escapado el aire.

-Por supuesto, Minseok –responde, al castaño le da un escalofrío al escuchar su nombre pronunciado por LuHan.

-¿Ustedes se conocen? –interrumpe Baekhyun. Bendito Baekhyun se piensan los dos.

-Sí, Baekhyun. Nos conocemos.

-¿Es cierto eso, LuHan hyung? –Miradas puestas sobre los dos y él asiente-. En serio, ¿por qué eres tan reservado hyung? Me estresas –se queja.

-Jamás preguntaste.

-¿Y de dónde se conocen, Minseok hyung? –Kyung Soo es ahora el interesado.

-Fuimos amigos cuando éramos pequeños, él fue dos veranos al pueblo donde yo vivía, iba a visitar a su abuela.

-¿No que eras chino?

-Soy chino, SeHun –responde entre risas-. Mi padre era coreano, soy mitad chino y mitad coreano.

Son “Ah” y muchos “Oh” los que sueltan los cinco alrededor, inclusive SeHun quien se ha molestado solo un poco pensando en que no sabía aquello de su mejor amigo que debe –obligatoriamente- saber.

La velada sigue, ahora Minseok se ha metido en la plática y es por solo una razón, un nombre, una persona. Son risas a carcajadas mientras se turnan para ir por más bebidas menos el mayor porque es el mayor ha dicho cuando le dijeron que le tocaba a él, el rubio se ha reído por la contestación pues recuerda cuando hacía eso de pequeño con él, en un verano de antaño.

Es cuando en un momento dado sus piernas se entumecen y Chanyeol ha sugerido ir a bailar, cinco se paran y dos siguen sentados, preguntas como “¿no irán a bailar? ¿por qué?” y contestaciones tontas sobre el que Minseok está cansado, que ya está viejo cuando apenas tiene veintiséis y respuestas de LuHan hacia un SeHun molesto sobre que a él no le gusta bailar, que no le ve el chiste, que prefiere quedarse sentado. Con Minseok omite decir. Y cuando todos van a la pista de baile un silencio cae entre los dos.

LuHan es el primero en hablar. –Escuché que vinieron aquí a festejarte…

-Si –responde-, he logrado cerrar un trato con otra empresa.

-¿Trato?

-Si –Es a un “¿de qué trabajas?” que responde-. Soy arquitecto.

-¿Arquitecto? Jamás te imaginé como arquitecto, sinceramente.

-¿En serio? Bueno… pues sí y déjame decirte que soy uno de los mejores.

-Veo que tu seguridad en ti mismo no ha desaparecido…

Son risas a carcajadas que sueltan y se sienten más cerca sin tener que moverse de su lugar.

-¿Y tú? ¿Ya trabajas?

-¿Yo? ¿Trabajar? Nunca –bromea-. Aún sigo siendo estudiante.

-Pensé que ya habías acabado la universidad.

-¿Pensaste? ¿Has pensado en mí…? –Es a leves sonrojos que LuHan lo deja-.  Y a tu comentario, aun no la acabo pero me faltan tres meses para ser libre…

-“Libre” no sería la definición para trabajar después de la universidad.

-Tienes razón.

-Siempre la tengo… ¿y qué estudias?

-Estudio para ser editor.

¿Editor? –Ha escuchado un si como respuesta-. Jamás pensé que quisieras serlo, te gustaba más imaginar que leer.

-Yo tampoco creí que quisieras ser arquitecto. Estamos igual.

Siguen hablando entre interrupciones, preguntas sobre la vida del otro y miradas cómplices, sonrisas verdaderas y los dos se convencen de que es culpa del alcohol que han consumido, que las cuatro copas que se ha tomado el rubio están surtiendo efecto tardíamente y Minseok también se intenta engañar cuando en él no funciona simplemente, en un tiempo de su vida el alcohol fue un amigo como la soledad y la tristeza. Minseok ya es tolerante a la bebida, el temblor de su cuerpo y necesidad de mirarlo completamente, observar labios por más de un minuto y querer probarlos corre totalmente por su cuenta.

-¿Y tienes pareja? –pregunta LuHan, nervioso.

Los dos se ponen tensos, uno ni siquiera sabe el por qué está comportándose así.

-Yo… -Titubeos, manos temblorosas escondidas tras una mesa-. ¿Por qué estás aquí, en Seúl? ¿Y tus padres están aquí? –Cambio brusco de tema, LuHan lo resiente.

-Una beca… yo… -Ni siquiera sabe qué decir-. Mis padres… ¿sabes? ¿quieres bailar? Creo que quiero intentarlo, ¿me acompañas?

Ellos fingen normalidad, ellos se dicen que no han mentido, que solo han omitido decir cosas que se pueden decir después, que no es momento para revelar secretos, que hay mucho tiempo para tocar aquellas memorias sensibles. Ellos se mienten a sí mismos, le mienten al otro. Y los dos se piensan que tienen tiempo, pero que equivocados estaban…

Sonrisa colgando en labios mientras se mueven entre personas, unos con permiso y disculpa que pronuncian en el camino, el castaño lo ha llevado a un lugar alejado de los otros cinco y se dice que es porque no quiere que LuHan se sienta incómodo entre las miradas de sus amigos pero sus acciones harían pensar otra cosa. Pobre LuHan, pobre Minseok. Al momento de llegar suena una nueva canción, se piensan que no es buena idea.

Melodía lenta y provocativa a la vez, entre estribillos suena voz ronca provocando y los dos primero torpes y luego sin penas comienzan a bailar, es cuando los dos observan sin decir palabra a las personas moverse de la misma manera que ellos quieren hacerlo, pero los dos tienen miedo, miedo al rechazo. Esta vez LuHan hace algo que jamás se atrevería en vida, pero es ese el punto, él se imagina que solo es un sueño y que no puede –ni quiere- despertar.

Curvas moldeándose en una media luna mientras mirándolo fijamente le agarra la mano y Minseok la sujeta. La primera explosión. Se acercan poco a poco y cuando no hay espacio empiezan a moverse, restregando su cuerpo sobre el otro, es un Minseok quien se atreve a rozar su miembro con el del menor y un gemido escapa de sus bocas. Segunda explosión. Es baile provocativo ya sin penas el que hacen en frente de las personas sin importarles nada, bocas entreabiertas y es un roce, uno pequeño el que hace LuHan sobre el rostro del castaño que hace que todo se vea multicolor. Fisión nuclear.

En ese momento, el pasado y el presente se abrazan, aferrándose fuertemente pidiendo que no los separen, el futuro solo observa sonriendo y los dos tienen miedo, tienen miedo que aun aferrándose no sirva de nada. Solo pensando en el ahora. Chen no existe, la familia de LuHan no existe, solo ellos dos. Infinitos, bailando entre sombras, tanteando por laberintos sin salida.

¡Pobre Minseok, pobre LuHan!

 

 

 

 

LuHan al final de la velada obtiene el número del mayor, éste le ha prometido llamarle en la semana entre sonrojos. Han hecho como si jamás hubiera pasado nada entre los dos, como si se hubieran quedado siempre en la mesa, los miedos vuelven y sus vidas también. Esta vez, el tiempo ha pasado rápido se piensan.

Minseok conduce sobre las calles de Seúl con tres amigos borrachos durmiendo incómodamente en la parte de atrás, él sigue sonriendo sin importar el que Chanyeol esté roncando fuertemente y un Kyung Soo que habla dormido. Él había encontrado a LuHan, su mejor amigo de la infancia.

Y después de dejarlos a todos en sus respectivas casas se dirigió a su departamento donde se encontraba un castaño que con la claridad, sus cabellos brillaban rojos. Esperándole probablemente.   

No se equivocó.

Al momento de abrir la puerta ve a un Chen sentado en sofá viendo televisión quien al verle, la apaga y antes de que diga algo Minseok le abraza y sonríe como jamás había hecho en un tiempo, ingenuo castaño que piensa que son las copas que ha tomado y le abraza moviéndolo hacia el cuarto entre susurros sobre el que tiene que dormir.

¡Pobre Chen!

Es una bella noche. Viento cálido, Luna brillando y cielo estrellado. Se encontraron después de dieciséis años de haberse separado, de haber perdido la chispa.

Los dos, esa noche sueñan con sus memorias inconscientemente, recuerdos salen a la luz como película vieja, como un papel doblado que se ha guardado en su abrigo favorito, con ellos y sus fantasmas quedan expuestos, ellos tienen miedo de que escapen y al final del día el otro descubra su pequeño secreto, uno de sus peores temores, ellos quieren seguir usando sus capas, escondidos.

 

 

Al día siguiente Minseok no llama ni al segundo día, ni al tercero, tampoco al día después de ese. Ha pasado una semana y no hay noticias del castaño. Una semana donde LuHan no se despega de su móvil con la ingenua esperanza de que le llamará y con tristeza llenándole el corazón cada noche al ver que no le ha llamado.

Minseok no cumplió con su palabra. Y duele, duele demasiado. 

Notas finales:

Gracias otra vez si has leído hasta acá.

Quiero dejar una aclaración por una lectora que publicó sus "dudas" sobre el fic. No. Esto es de mi autoría, de mi imaginación, de mi cabeza. Según yo, este fic en lo único que puede tener parecido con otro fic es que los dos son protagonistas -XD-. También pienso que con el resumen y el primer capítulo se dieron cuenta bien de que va la historia... 

Así que, hasta pronto <3


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