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Memorias por Circe 98

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Notas del capitulo:

Buenos días, buenas tardes, buenas noches, buenas madrugadas, depende de la hora en que me lean.

Primero, Yu-Gi-Oh! Es propiedad de Kazuki Takahashi, partes importantes de la trama de este fanfic son a base de su obra original pero también vuelco parte de mi imaginación a base de una teoría que creé hace mucho rato.

Segundo, contador de palabras.

Total de palabras: 2613

Tercero, espero que lo disfruten

Katsuya Jonouichi estaba revisando la baraja de Yugi mientras éste revisaba la suya. Encontrarse con que había desaparecido al Mago Oscuro era bastante fuerte, siendo que le había visto como a un amigo pero comprendía que no deseaba a un sirviente de quien fue el faraón. Lo que le sorprendió todavía más era encontrar que su deck era exactamente como muchos habían dicho: el deck de un duelista silencioso.

Yugi buscaba la forma de que el Mago Silencioso fuera beneficiado, incluido el Espadachín, usando a Malvavisco también pero se concentraba demasiado en ella.

—Yugi —le llamó, captando su atención—. ¿Este eres tú?

El tricolor solo se rio mientras tomaba la carta del Mago Silencioso y la veía, teniendo cierto presentimiento.

—De alguna manera —respondió, apartando la vista, demostrándole al Espadachín de Flama—. Igual que tú te consideraste este en un tiempo. Ahora sé que tu eres Ojos Rojos. Algo me grita que mi deck del Silencio me ayudará bastante aunque pocos le vean de utilidad, a decir verdad. No es muy conocido realmente. Bueno, conocido sí pero utilizado no.

—Era Atem quien usaba el deck Oscuro, ¿verdad? —preguntó y Yugi solo asintió, sin caer realmente en la tristeza. Hacía mucho tiempo que superó la pérdida, ya no era como aquel primer mes. O el segundo.

O tercero.

Jonouichi terminó por reírse aunque no quisiera, ganándose la atención nuevamente de su amigo quien le cuestionó de su arranque de risa. El rubio no le respondió a la primera por seguir pensando en la ironía más grande que pudo encontrar hasta ese momento. La segunda vez tampoco respondió, pensando en que podría herirlo al tocar esa llaga. Pero se obligó a contestarlo, fue su propia tontería quien le hizo caer en eso.

—Atem usaba un deck con elemento predominante de Oscuridad mientras que tú usas uno de Luz —respondió al constante cuestionamiento.

Yugi solo se llevó su mano al cuello, donde el cartucho se escondía debajo de su ropa. Era irónico porque… nunca supo usar verdaderamente bien ese deck, siempre era su otro yo quien debía manejarlo y comprendía el por qué.

Hasta el final lo supo, creando aquel deck con el que derrotó al Bakura Oscuro y que mejoró para hacer frente a su otro yo.


Un sujeto vestido como el anterior faraón se colocó frente al palacio, soltando pequeñas risas. Iba rodeado de cientos de joyas y una momia a su lado, tirada, atada del cuello. Los guardias le detuvieron de inmediato pero su escalofriante figura hizo que los mismos le obedecieran, entrando a palacio, guiándolo sin saberlo hasta la Corte de Sacerdotes, anunciando quién había llegado pero sin saber realmente cómo llamarlo. Varios de los guardias fueron lanzados con fuerza mientras un hombre se abría paso, sonriendo con malicia y superioridad.

El único guardia que se opuso yacía sin vida a los pies de aquel hombre quien dio un profundo respiro y, de manera burlona, se alegró de estar donde estaba: la Sala del Trono. Shimon y Atem le vieron con total recelo mientras que los Sacerdotes pusieron una expresión seria, bloqueando todo camino hacia el Gran Faraón, protegiéndolo inclusive si su vida corría riesgo.

El hombre soltó todas las joyas rituales de la tumba de su padre, gritando de manera orgullosa de dónde los había tomado y, después, levantó a la momia, del cuello ya que estaba atada en ese preciso lugar.

—¿No pueden colocar mejores trampas? —se burló. Shimon se enfureció, decir que sus trampas eran inútiles y qué decir del pueblo al que pidió ayuda. El hombre comenzó a reírse a pierna suelta, burlándose—. ¿Van a juzgarme bastardos? ¿¡A mí!? ¡Bakura!

Atem y Bakura tuvieron un pequeño duelo de miradas. El Gran Faraón sorprendido mientras que el Ladrón de Tumbas estaba riéndose, contento de lo que había hecho. Los sacerdotes interrumpieron la mirada fija del ladrón, diciéndole que el castigo que le esperaba sería terrible.

Bakura no se sintió atemorizado, alegando que las reliquias funerarias eran baratijas inservibles y lo que realmente deseaba eran los artículos que colgaban en el cuello de la Corte Real. Por aquella palabrería, el sacerdote Seto comenzó a reírse, divertido de la actitud del hombre delante de él.

—Que un ladrón miserable como tú se atreva a plantarse frente a los sacerdotes requiere coraje. Me aseguraré de preparar un tarro para tus tripas igual de grande.

Aknadin decidió delegar las palabras del muchacho y tratar de hacerle entender a Bakura el riesgo que se corría el tomar los artículos siendo no elegido por estos. Diciéndole todos los riesgos que había incluso para ellos pero el ladrón solo se rio, calmo, suave, alegre de saber todo eso, deseándolos mucho más. El sacerdote Seto fue quien le dijo nuevamente su castigo, con una mirada de superioridad acompañada de una sonrisa ladina.

Bakura desafió a los seis sacerdotes, diciendo que sería interesante hacerlo, seguro de lo que era capaz.

Shimon tranquilizó a Atem, narrándole que, al ser un mero ladrón, Bakura no debería tener un monstruo tan fuerte y que el único preocupado debería ser ese hombre, al carecer de un heka tan fuerte como el que en palacio residía por la combinación de todos aquellos que fueron elegidos por los artículos, sumado al hecho de que, en su más profundo pensamiento, sabía que Mahad era mucho más fuerte de lo que se demostraba a simple vista.

Atem se dio cuenta muy tarde de lo que sus soldados habían hecho en el momento de la distracción de Bakura al alardear demasiado: traer una lápida de piedra. Sus sacerdotes pensaban en cómo encerrar y liberar a aquel sujeto de su maldad.

Sin embargo, los artículos se habían vuelto locos. La balanza era incapaz de determinar la maldad del ladrón, el collar le mostraba a Isis el futuro que le esperaba al mundo entero con aquel Ka tan malvado. La sortija no se mantenía quieta, señalando a todas direcciones y el ojo era incapaz de mostrarle a Aknadin la forma de aquel monstruo residente de Bakura. Solo era capaz de ver un pozo oscuro y sin fondo, lleno de odio, rencor, sed de venganza, incapaz de ver las cosas como ellos. Su justicia era otra.

Aknadin anunció varias advertencias a Shada cuando este tomó su lugar con la Sennen Ank para revelar a todos aquel monstruo. Este hizo caso pero se encontró con un poderoso Ka dentro de un vil y vulgar ladrón, sorprendiéndose de ser atacado. Se asustó por lo mismo y dio varios pasos hacia atrás, tratando de esquivarlo, tropezándose con sus propios pies. Estaba alterado, asustado, sudaba frío.

Miró a la tabla de piedra y anunció algo que ninguno de los presentes creyó: que sería incapaz de contener al monstruo. Bakura se rio bajo al tiempo en que convocaba a su monstruo Ka, Aknadin puso el aviso a los demás, pendiente de lo que ese hombre hacía.

Todos se sorprendieron ante la aparición del demonio que residía dentro de Bakura. Estaban incrédulos de que algo así existiera dentro de un miserable ladrón.

—No es un demonio —dijo tranquilo, satisfecho de ver la incredulidad en todo el mundo—. Él es Diabound, el espíritu de la Muerte.

Shimon estaba más que incrédulo, viendo aquel Ka maligno.

Imposible, un Ka nivel Dios, un nivel sagrado, no debiera existir en el corazón malvado de un ladrón.

Seto ignoró la sorpresa previa y solo retó a Bakura, diciéndole que jamás subestimara a los artículos y selló a la bestia en la lápida de piedra de un rápido movimiento. Claro, tuvo aires de suficiencia al ver que sí había logrado lo que se propuso en un inicio aunque pronto desapareció al ver cómo Diabound rompía la lápida y salía de la misma.

Una mirada oscura apareció en el rostro de Seto, preparado para retar a Bakura. Aknadin pidió al mismo que le permitiera ayudarle por el enorme poder de esa bestia pero negó, alegando que él era más que suficiente para derrotarlo.

Comenzó a lanzar un cántico en hierático, logrando que una lápida apareciera en el suelo, atravesándolo poco a poco, nunca se detuvo por más que tuviera que cambiarlo, llamando a uno de sus varios sirvientes, llamando la atención de los guardias que estaban cerca del santuario de Udyat, murmurando entre sí lo que debería estar pasando dentro como para ser necesario llamarlo.

Llamó a Galestgoras. Un monstruo parecido a un dragón con un largo y grueso cuello, brazos extremadamente largos rematados en cuatro garras. Furioso se puso contra Diabound, gruñendo.

—¡Diaha!

Bakura se burló de la bestia llamada por Seto, alegando que ningún maldito monstruo de cualquier criminal estúpido le llegaría a su dios porque él era el Rey de los Ladrones. Seto le regresó la burla con más toque propio, sonriendo y diciendo que aquel patético monstruo llamado Diabound sería destruido. Galestgoras atacó a Diabound en un brazo, mordiéndolo con fuerza, hiriendo a Bakura quien se enfureció al ver que tal monstruo quería hacerle daño, mandando que la boca de serpiente que atacó al monstruo del sacerdote.

El ladrón de tumbas sonrió al ver eso pero pronto vio su error, al ver que Galestgoras no tenía ni un rasguño y, por lo tanto, Seto no sufría el ataque. El hombre con el Sennen Rod mandó a que su bestia diera el último ataque.

Los monstruos peleaban, Diabound no permitía que ningún ataque fuera concretado por parte de Galestgoras y pasaba de manera viceversa hasta que el enorme dragón quedó arriba del de Bakura, pensando que era el momento del golpe final cuando Diabound atravesó el suelo.

—Diabound no regresó a mi cuerpo —se burló—. Solo activé su habilidad especial —con una sonrisa, esperando a que su monstruo llegara, continuó hablando—. El Ka que habita en mi corazón puede obtener cualquier poder que yo quiera. ¿Tienes una idea?

Galestgoras esperaba a que Diabound apareciera, en un estado de alerta absoluto.

—¡Soy un ladrón de tumbas! ¿Sabes qué poder me gustaría tener para atrapar más tesoros? —Seto gruñó bajo, ya sabiendo qué era lo que desearía—. ¡Pasar libremente a través de las paredes!

Shimon estaba sorprendido, ¿era tan poderoso? ¡Era irreal!

—Una cosa más —dijo Bakura, sonriendo con sorna—. ¡Si la lápida de la que invocaste a ese demonio es destruida, él también lo será!

Seto regresó la espalda demasiado tarde. Apenas ató cabos en ese instante con lo que había dicho. Vio con absoluta sorpresa que la imagen de Diabound empezaba a aparecer para, después, explotar la lápida, liberando al monstruo, destruyendo a Galestgoras.

Miró al faraón nuevamente, quien estaba serio por lo que presenciaba, preguntándose las verdaderas intenciones de aquel ser.

—¡Tú y yo tenemos una pelea pendiente Rey! —exclamó, señalándolo.

Los sacerdotes se preguntaban cómo podía ser que aquella poderosa bestia fuera destruida. Seto solo se lamentaba de que fuera así, un monstruo menos para divertirse. Bakura se burlaba completamente del pobre nivel de esas bestias, alegando que insignificantes pececillos le hirieran a su poderoso monstruo.

—¿Qué dices? Si yo pierdo tendrás mi cabeza pero si tú pierdes yo tomaré tu vida, tus adornos de oro y… ¡esos artículos!

Aknadin saltó de inmediato, regañándolo con severidad al atreverse a hablarle con tanta falta de respeto al gobernante de Egipto, diciéndole que una misericordia sería inconcebible para él, con tan vulgar y vil lengua.

—¡Bakura! —llamó Atem desde su lugar, haciéndose sonar por primera vez después de mucho rato—. ¿Para qué quieres los Artículos?

Bakura bufó y levantó a la momia que traía atada por el cuello.

—¡Deberías preguntarle a él!

Atem miró con absoluta sorpresa el cadáver que traía en mano. Alguien gritó el nombre de su predecesor. Seto solo anunció la carencia de perdón ante la gravísima falta de respeto que tuvo Bakura con el cuerpo de Aknamkanon. Había sido arrastrado por toda la ciudad hasta ese lugar, había sido profanado su lugar de descanso. Demasiada ira contenían todos los presentes. Atem conocía a la momia mejor que nadie pues había sido el encargado de que todos y cada uno de los ritos funerarios fueran cumplidos al pie de la letra.

—¿Qué vas a saber tú del Rey Aknamkanon? —cuestionó Aknadin, señalando a Bakura—. ¡Gobernó por más de cuarenta años y terminó con las guerras que habían asolado en esta tierra, trayendo paz a Egipto! ¡La razón de que existan estos artículos era por su deseo de paz por más de un milenio a este país devastado por las guerras!

Cada uno de los sacerdotes iba diciendo un motivo para la creación de aquellos artículos mientras que Bakura solo se reía de cada una de esas patéticas excusas según sus ojos. Les reveló una palabra clave: Kul Elna.

Aknadin fue el único que cayó en cuenta de eso.

—Esa aldea está en ruina ahora pero un santuario secreto está oculto allí y en ese santuario está la piedra del más allá. Quien ponga los siete artículos sobre esa piedra… ¡Le será concedido el poder de las sombras por el Dios del mal Zorc Necrophades!

En su mente, Atem gruñó. Y soltó un pequeño sonido al momento en que Bakura jaló de la cuerda el cuerpo de su padre, anunciando calumnias del mismo, alegando que quería el poder oscuro que confería la creación de esos artículos.

El faraón se puso de pie, completamente enojado.

—¡Bakura! —llamó, elevando varios tonos su voz—. ¡No toques ese cuerpo!

El ladrón sonrió ladino y orgulloso.

—Entonces… finalmente conseguí tu trasero fuera del trono… señor Rey.

Todos los sacerdotes se enojaron ante las faltas de respeto que ese sujeto estaba teniendo hacia su rey y llamaron a sus lápidas, convocando a distintos monstruos. Atem bajó la cabeza mientras escuchaba a Shimon narrar la cantidad de años en que sirvió a su padre y la personalidad que este había tenido pero se detuvo, llamando al hijo de Aknamkanon para que regresara al trono debido a que los monstruos estaban a punto de hacer colisión. Le suplicó varias veces, viendo cómo aquellos monstruos: Spiria, el Mago de las Ilusiones, Duos y más.

Pero Atem pasó al lado de los mismos, sintiendo el furor de la batalla pero ignorándolo por necesidad de llegar al otro lado, a Bakura pero no buscando llegar a él realmente. Hacía demasiado tiempo que no deseaba entrar a un campo de batalla en venganza, todo debía ir con paz, tal y como su padre quiso que fuera para siempre, deseando prosperidad a su tierra.

La momia yacía olvidada a los pies de Bakura quien controlaba a Diabound en su ataque. Riéndose a pierna suelta al presenciar los patéticos ataques de este. Shada, Mahad, Isis, Aknadin sufrieron demasiado con aquellos ataques directos pero el portador del Sennen Eye los obligó a mantenerse fuertes.

—Solo muévete —escucharon una voz grave, proveniente de detrás de Bakura quien fue empujado por Atem. Este se hizo a un lado, sorprendido de lo que había ignorado. Estaba completamente sorprendido de que un solo hombre atravesara ese campo de batalla y llegara hasta donde él estaba. El joven Rey tomó en brazos a la momia, viéndola con profundo cariño.

—Mi padre… —llamó con anhelo. Hacía setenta días se declaró muerto, hacía setenta días que fue la última vez que vio aquel rostro que le crio con vida. Hacía un día lo había sepultado en la mejor de las tumbas y, ahora, él yacía en aquel lugar, rebajado, humillado. Bakura se rio entre dientes.

—¡Qué emotiva reunión! ¿No es verdad, señor Rey? —preguntó con sorna. Atem se mantuvo momentáneamente en silencio, viendo el cadáver de su progenitor y de los que fueron sus hermanos y hermanas.

—Solo espera… ahora mismo… te haré pedazo —murmuró frío, carente de emociones.

Notas finales:

Quiero hacer una anotación ahora mismo. Según el manga, el alma se dividía en dos: Ba y Ka. El Ba es una energía inmortal y es la que alimenta el alma mientras que el Ka es el reflejo de lo que la persona es realmente, su naturaleza y puede salir del cuerpo. Un alma buena dará paso a un Ka bueno mientras que un alma malvada dará paso a un monstruo (véase, un ser maligno) y la fuerza de cada uno de estos monstruos está determinada por la fuerza del Ba.

Diaha era la forma del antiguo Egipto (según el manga) de decir "Duelo"

Sí! Vamos avanzando de a dos capítulos del manga por uno de estos episodios. Aquellos que quieran el manga en español, al menos de los Tomos 32-36, pueden pedírmelo en mi página de facebook. Ya saben cómo es luego del típico triple "w" punto facebook punto "com" barra y es mi nombre de usuario "CirceSalazar16" mándenme un mensaje privado y les contesto n-n los tomos más adelante, vease, los últimos dos, los traduciré del inglés.

Nos leemos!


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