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Memorias por Circe 98

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Notas del capitulo:

Buenos días, buenas tardes, buenas noches, buenas madrugadas, depende del horario en que lean esto.

Primero, disclaimer: Yu-Gi-Oh! Es propiedad total de Kazuki Takahashi, partes de la trama de este mismo fanfic pertenecen a la obra original. Sin embargo, también estoy volcando ideas totalmente mías en este trabajo.

Segundo, contador de palabras

Total de palabras: 1051

Cuarto, espero que lo disfruten

Al anochecer de aquel día de escape de Bakura, Atem se fue de la sala del Trono y buscó uno de los balcones para relajarse, viendo las estrellas y lo que los guardias estaban haciendo. La brisa nocturna le relajaba ligeramente, dejándole pensar con más calma ante su arrebato de ira tras haberse controlado por largo rato de las constantes burlas de aquel ladrón.

Había logrado calmarse, regresar a la serenidad que siempre le caracterizó pero escuchaba aquella aniñada voz llamarle, gritar el viejo nombre que usó: Atón. En aquellas condiciones le daban mayor fuerza, incluso dándole un poco de dolor de cabeza de tanto pensar en algo que no podía sacar.

Shimon se acercó, anunciándose para no asustarle de haber dado una llegada silenciosa. Los sacerdotes también aparecieron, rompiendo solo un poco la calma que poseía en el lugar. Su visir anunció la rapidez con la que su padre regresaría a su descanso, eso le daba paz. Escuchó a Mahad hablar, disculpándose, un movimiento y le escuchó hablar, continuando con sus disculpas y adquiriendo toda responsabilidad por la carencia de todo. Se atrevió a pedirle un castigo severo ante su ineptitud para mantener a salvo la tumba del rey Aknamkanon.

Atem se giró, encarando a su viejo amigo, demostrando un poco la carga que ya había adquirido en sus hombros. La pelea sí que tuvo sus séquelas con su Ba, nunca había convocado a algún monstruo. Y… los castigos que siempre dio eran demasiado severos, llevando a la locura a aquellos que los sufrían.

—Mahad… Mira por favor que mi padre sea enterrado con respeto —habló con calma, demostrando el abrupto cambio que ya tenía. El hombre se sorprendió por la clemencia de su rey. Sin embargo, solo bajó la cabeza, en señal de respeto.

—Sí, por mi vida —respondió.

—Mahad —llamó el visir al joven portador del Sennen Ring—. El rey anterior dio los artículos a los sacerdotes y estos artículos castigan el mal que hay en el mundo.

El sacerdote se quedó mudo ante aquellas palabras. No sabía cómo responder eso.

—El faraón no puede castigar a alguien en quien ha puesto su confianza —continuó, ganándose una pequeña sorpresa pero no habló—. ¡Eso iría contra los deseos del anterior faraón!

Tras un rato de ver que Atem lo que deseaba era estar solo, los sacerdotes y el visir se retiraron, el último recomendándole que se fuera a descansar lo más pronto posible para recuperar sus fuerzas. Tras largo rato estando de nueva cuenta relajándose y muchas más cosas, hizo una promesa a Bakura: derrotarlo en nombre del anterior faraón.


Mientras, en el templo de Udyat, el sacerdote Aknadin y Seto conversaban sobre la situación, viendo las tablas contenedoras de los legendarios mitos, nadie convocándolos nunca por desconocer sus verdaderos nombres. Ahora uno lo conocían.

Ambos hablaron respecto a la búsqueda del ladrón de tumbas, pensando y compartiendo sus pensamientos respecto a lo que pasaría en el pueblo con aquel sujeto suelto. El sacerdote Seto lo que quería era ir al pueblo para recolectar a distintos hombres y mujeres con un Ka lo suficientemente fuerte y desarrollado, buscando entrenarlo para darle cara a Bakura y su Diabound.

Aknadin se volvió contra él, diciéndole que aquella idea iba en contra del mimo faraón y que se negaría completamente a que se realizara por mucha paz que trajera hacia el pueblo, por más seguridad que previeran a futuro, sencillamente iban a encerrar a la gente inocente del pueblo.

Seto se defendió con que el Faraón era visto como un Dios y que no se atrevería a dañar la paz de los ciudadanos con eso pero los Sacerdotes se volvían la sombra del mismo y debían cuidar al palacio a quien vivía en él, con la política de la sombra.

A Aknadin aquello le trajo agrios recuerdos.

Y el joven portador del Sennen Rod prometió crear un Ka que superaría a los guardianes del templo de Udyat, superaría a los mismos Dioses.


Atem seguía afuera, viendo hacia el cielo, observando todas aquellas estrellas. Colocó una mano sobre su pecho, a la altura del corazón. Pensaba en aquella extraña voz que le hablaba con un pequeño cariño, como si le conociera de toda la vida pero él no recordaba.

Separó la mano de su pecho y la regresó a los costados, respirando de manera profunda. Quería alguna respuesta. Hasta donde sabía, nadie le había llamado Atum, tampoco Atón salvo su propio padre y, quizá, una madre que murió mucho tiempo atrás y también su nodriza, mujer que amó como a una segunda madre y que le encantaría ver nuevamente si no estuviera muerta.

Miró entre los edificios que saltaban del palacio y la ciudad, viéndola unirse con el horizonte y la arena, más adelante. ¿Quién le llamaría? ¿A quién pertenecería aquella voz?

—Creo que estoy pensando de más —susurró. Miró una última vez el cielo. Nut estaba llena, ¿qué pensaría la Diosa en aquellos momentos?

Algún día materializaré mi Ka y será tu fiel sirviente.

¿Y cuál sería tu Ka?

No lo sé, si fuera mago me gustaría que fuera como el de Mahad, su Mago de las Ilusiones.


Mago Silencioso.

—¿Estás seguro de que es su Ka? —preguntó Yami, mirando a Atem quien seguía revisando su pared de recuerdos.

—Muy seguro —respondió el moreno, agregando una que otra anotación, sabiendo que era una pérdida de tiempo pero no importándole, algún día sería borrado así que no importaba realmente esa recopilación pero les gustaba tenerla—. El Mago Silencioso es el Ka de Yugi. Si él cuando fue Heba hubiera podido demostrarlo, estoy totalmente seguro de que el Mago Silencioso hubiera salido de su cuerpo.

—¿Cuál habría sido la reacción de todos? —se atrevió a preguntar, ya sabiendo la respuesta.

—Bueno, el visir Shimon hubiera dicho que le faltaba entrenamiento pero… se habría reservado sus verdaderos pensamientos porque es de los pocos monstruos que conocía que provenían de la luz, una luz pura. Seto se habría burlado, Mana y Mahad lo hubieran ayudado al ver que era un mago. Aknadin habría pedido que se retirara, Isis, Shada y Karim desconozco su reacción pero no lo habrían juzgado, de eso estoy seguro.

—¿Y tú? —preguntó nuevamente, capturan la atención de Atem—. ¿Qué habrías dicho?

El moreno se quedó en silencio completamente.

Notas finales:

Dejenme decirles que estoy realmente frustrada en estos momentos. Tengo para largo rato y a la vez corto para escribir esto de Memorias pero ¿saben algo? ¡No tengo ni la más maldita idea de cómo materializar la muerte de Atem! Si sigo el canon del manga, primero va el enfrentamiento contra Zorc y luego la batalla contra el sacerdote Seto pero ¿cómo? Digo, según que fue al enfrentarse a Zorc pero tengo mi tremenda duda de cómo lo hago. En ese caso tendría que hacerlo tal cual el anime, véase, primero lo de la pelea contra Seto y luego el encierro porque todos sabemos que la razón de que fuera tan distinto a lo antes planteado fue tanto por Bakura como por la intervención de sus amigos del presente pero como los estoy borrando, queda más que claro que no tengo idea. Siento que Horackti nunca pudo ser creada en la versión original (véase, la verdadera historia de la muerte de Atem y la razón de que renaciera en el presente) eso siento, tengo que releer esa parte del manga nuevamente. Y el prólogo será editado muy pronto (más allá de la edición para quitar me HORRORES ortográficos) porque ya me leí el final de la batalla ceremonial y... digamos que Yami/Atem dice algo como "Muchas gracias mi compañero... Mis amigos" antes de cruzar enteramente la puerta por lo que deberé replantearme eso.

Por ahora *se larga a tirarse a la cama tras un exhaustivo tipeo y conversión del manga de Yu-Gi-Oh! a este y otros dos capítulos sumado a una pequeña escena de duelo* Nos leemos!


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