35 semanas y contando…
Mucho tiempo había pasado, meses, sin mirarlo, sin escucharlo, sin sentirlo y cada momento era más tormentoso que el anterior.
Y si tan siquiera pudiese estrecharlo entre sus brazos, susurrarle al oído esconderse en su suave cuello u oler su dulce y elegante fragancia.
Pero el, le había traicionado.
Simplemente había sido desplazado como si sus sentimientos no fueran importantes, por el ser que idolatraba y consideraba el más perfecto y bello.
- Mi señor, es tiempo tenemos a todas convocadas.
Trato de moverse en su incomodo asiento, estaba cansado y harto. Toda luz se había ido.
- Iré en un momento.
- Pero, ellas lo esperan.
- ¡he dicho que esperen!
- Mi-
- Ahnlia he dicho que esperen- pronuncio lentamente mientras sus ojos se encendían-, ¡déjame en paz!
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- Mi adorado Dris te ves cada día más bello.
- Me honra con sus halagos feien, es un honor agradarle.
- Has crecido bien, cuando eras pequeño estaba preocupado, no parecías muy pegado a las formas pero sin duda la educación recibida, pudo amedrentar esas imperfecciones.
Pero aun no es suficiente ¿verdad?
- Debemos apresurarnos no queremos parecer impuntuales con nuestra futura familia.-Era el momento esperado, y tan solo quería oír esas palabras, hace tanto nadie le decía que era perfecto no desde…
No importaba.
Este era su momento. La admiración floreció en el al mismo tiempo que el nerviosismo, esperaba ser suficiente, ser acepado por aquel ser tan impecable y perfecto.
¿Feran(*), soy tu orgullo ahora?
- Es que no puedo dejar de admirar que hermoso y delicado es nuestro nevien(*2) ¿no lo crees?
- No lo adules, solo lo envanecerá- contesto serio.
- Tienes razón livien(*3)
No debía mostrar el dolor en su rostro, él siempre se mantendría en pie. Siempre.
- Pero- su padre se volteó en el marco de la puerta y sonrió, con una de las esquinas de su boca un sutil, pero encantadora, seguro debería haber conquistado a miles de esa manera dejándolos a todos añorando por una más.-ciertamente nadie puede negar que sea nuestro nevien. Mi nevien.
Su corazón se detuvo. Y luego latió fuerte ralentizándose como después de una larga carrera.
- Me honrar sus palabras no las merezco.- no espero ninguna respuesta y se acercó a la puerta con su Feien.
Este día era importante.
Mientras el carruaje se acercaba a la morada de su prometido, miro a través de las pequeñas ventanillas, como mirando a la nada, no podía evitar sentirse preocupado, algo estaba mal lo sentía, como todos los demás lo hacían había un sentimiento en la ciudad, como si solo estuvieran esperando la… muerte.
Era tan atronador el silencio, el no saber.
Pero siendo gente de apariencias, todo seguía igual pareciera que la vida sería igual siempre, sin cambios, ni alteraciones así que las fiestas se celebraban, las uniones se atestiguaban, los nacimientos eran agradecidos en los templos de las diosas, y él se comprometía.
Cuando menos lo espero habían llegado bajaron y por supuesto alguien ya los esperaba, la enorme propiedad era como un sueño maravilloso envuelta en luz y serenidad con decoraciones en las paredes incluso por fuera con balcones altos y columnas esculpidas finamente.
Se intercambiaron las palabras de rigor y fueron guiados al salón donde una familia conformada por su ilustre señoría Llesac quien estaba entre las personas más influyentes en el Caerum, su hermoso compañero y sus dos vástagos.
El mayor era apuesto con un impresionante cabello rojo y negro, alto, se sentía el poder salir de él; tenía los ojos rojos brillantes y arrogantes, el menor tenía rasgos similares pero eso no importaba. Dris se uniría con Anren el primogénito.
Tras un momento de duda de su parte se acercó a su señoría hizo una profunda reverencia.
- ¡Oh! Por favor no hagas eso querido, pronto tu vientre llevara mi orgullo y el de mi linaje, y el de tus ancestros.
- Señoría es un honor para mí poder ser parte de los suyos.
Retrocedió cerca de sus padres y vio la aprobación hacia sus acciones.
- Siéntense por favor, hay tanto que preparar la boda debe ser correcta.- aprecio Naserin el compañero de Llesac.
Todos tomaron asiento y comenzaron a planear la lista de invitados, que si tal persona no podía asistir por ser de bajos modales, o que su presencia mancharía la sagrada unión.
- Me gustaría- propuso Dris- que se extendiera la invitación a Los Denian, en especial al señorito Sarim.
Espero la respuesta nerviosamente el ambiente se tensó un poco durante unos momentos.
- A pesar- comenzó su faren- de las terribles acciones del padre del joven es un chico de sangre pura, mi nevien mismo lo reconoce, y bien es sabido la manera de pensar de Dris con respecto al tema jamás se contaminaría al juntarse con ese muchacho si no lo fuera.
- Ciertamente Anren mismo me ha contado de su deslumbrante belleza y excelente modales.
Pudo respirar correctamente otra vez, no podría hacer esto si Sarim no estaba cerca suyo para sostenerle.
- Le agradezco enormemente, he llegado a apreciarlo como a un hermano.
- Faren, me gustaría-propuso Anren- poder pasear con Dris un momento, quisiera mostrarle el invernadero, las orquídeas florecen en esta época y es un espectáculo impresionante.
- Por supuesto deben querer estar solos.
- ¿Me acompañas Dris?- ofreció Anren tendiéndole la mano. Y Dris la cogió sin dudar.
- Me encantaría- y no mentía la planificación estaba casi completa solo pequeños detalles deberían ser acordados, además las uniones no siempre eran simples y discretas.
Ambos salieron bajo las miradas alegres de sus progenitores les alegraba que los jóvenes se conociesen.
- Mi Sera, ¿Cómo se encuentra?
- Anren no debes preocuparte.
- Si necesita de mí solo tome.
- Te lo agradezco.
Con lentos movimientos se acercó a la yugular y tomo lo que tanto necesitaba, pero nunca parecía ser suficiente; estar siempre con hambre lo tena al borde.
- Se veía pálido, y me preocupe, es usted tan bello y resplandeciente que nadie lo noto pero yo conociéndolo no he podido ignorar su malestar, ¿no quiere unirse a mí?- pregunto preocupado mientras acariciaba su largos y finos cabellos.
No quería. Pero si no fuera Anren seria alguien más, y jamás se podría unir a Sren, este estaba enamorado de Sarim o eso decía; ya que Dris creía que estaba enamorado del parecido de Sarim con su antiguo amor.
- La ciudad está en tensión, mis padres han dicho que planificaban moverse a otro lugar y se lo recomendaron a los tuyos, y yo también quiero que lo hagamos este lugar se está pudriendo la energía aquí nos envenena. He escuchado que muchos otros ya ha empezado a retirarse discretamente.
El miedo sacudió a Dris mientras se alimentaba.
- Al parecer alguien insinuó que habría una sublevación después del anuncio en el consejo por parte de Hasel.
¿Hasel que estás haciendo?
- Me parece bien, dejemos este lugar- respondió.
- Después de la ceremonia, ten todo preparado partiremos ese mismo día.
Respondió con un asentimiento debería llevarse a Sarim con sigo, seguro su familia partiría pero ya sabía que ellos no le tenían mucha estima y probablemente no les importara, y quien sabe y lo terminarían casando en contra de su voluntad.
Jamás se perdonaría si abandonaba a Sarim a su suerte su hermano, su animiel(*4).
Si el moría, morirían juntos.