Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Ojos Terroristas” por Jemi-chan

[Reviews - 4]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Fic "Ojos del corazón": http://www.amor-yaoi.com/fanfic/viewstory.php?sid=144392  

Allí podrán leer la continuación del shot y saber la historia de Misaki y algo con Ritsu. Espero le den una aoportunidad.

Los personajes no son míos. Pertenecen a Shungiku Nakamura-sensei.

Notas del capitulo:

Mi querer ser perdonada por no subir capitulo de "Ojos del corazón" y de mis otros fics pues he estado ocupada con el colegio y las festividades que se acercan. Así pues, las soborno con este one shot XD 

 

Bien pues lean. 

                                            One shot

 

                                   “Ojos Terroristas”

 

PV Shinobu

En el tren de las 8:00 am, siempre qué me embarco para ir a la secundaria, él está allí. Su figura es muy varonil, lleva puesto unos anteojos negros a veces y siempre lleva un libro para leer, aún si no hay asientos disponibles. Él no me ve, pero yo sí. Estoy a solo unos cuantos pasos, separándonos una muchedumbre de personas del vagón. 

 

Su mirada parece no ver nada más allá del mundo del libro. Al parecer el libro de hoy es de literatura inglesa. Esa mirada me encanta. Me pregunto ¿Cómo será ser mirado por esos ojos? Eran color negro como su cabello. Vestía además un traje algo formal. Lo podía deducir, él no era de las personas que van en tren, sino que tienen auto propio y gana un salario muy satisfactorio. Tal vez haya tenido una complicación con su vehículo, o puede que su caso sea igual que el mío.

 

Hace unos días tuve una discusión con papá intentando convencerlo de que me dejara ir solo al colegio sin necesidad de que un montón de guardaespaldas en un auto último modelo fueran a recogerme y llevarme.  Padre no lo tomó muy bien que digamos, pero quería acompañar a Misaki ahora más que nunca, pues no hace mucho se había incorporado a la secundaria.  Antes su hermano y Ritsu se encargaban, pero yo también quería ayudarlo.

 

Sin más decidí irme a escondidas de todos en las mañanas y en las tardes. Así fue cómo el primer día, lo conocí. Aunque ahora que lo pienso, debí ser mucho más amable. Supongo, hice el ridículo…

 

Flash Back

 

Me encontraba en perdido en medio de la estación de tren más cercana a mi casa. Estaba decidido a no rendirme, tenía que mostrarle a mi padre que podía valerme por mi mismo (Aunque yo nunca lo haya hecho). Sin embargo era mi primera vez en una estación. ¿Qué se supone qué debo hacer y hacía donde debo ir?

 

Miro a  mi  alrededor. Todo el mundo parece ocupado en sus propios asuntos. Por mi cabeza pasó la idea de pedir ayuda a alguien. Pero era muy orgulloso para hacerlo.

Caminé sin rumbo fijo buscando lo que sería el tablero de información de trenes. Estuve así hasta que lo encontré junto a una cafetería pequeña. Las estaciones eran mucho más grande de lo que pensaba.  Di un largo vistazo. No entendía nada de lo escrito.

 

-Creo, que son ¿Estaciones, el nombre de los trenes, o son los distritos? – Me dije a mi mismo apretando la maleta. Si no me apuraba llegaría tarde, y si lo hacía, mi padre nunca me dejaría salir  solo.

 

Seguí por unos 5 minutos parado en el mismo lugar, sintiendo las miradas de extrañados de los demás. ¿Cómo si me importara realmente?

 

-Hey ¿Estás perdido? – Una voz desconocida hizo que mi cuerpo se erizara. ¿Un ladrón, un pervertido, o un buscapleitos? Por mi cabeza ya me imaginaba secuestrado y con los matones pidiendo la recompensa. Pero su voz no parecía tener malas intenciones, y al momento de girarme, lo comprobé.  Era un hombre de muy buena apariencia, a pesar de ser evidentemente mayor que yo ¿32 puede ser? Además su sola presencia era muy interesante.

 

Me di cuenta de que estaba nervioso.

 

-N-No, estoy bien. – El tartamudeo me tomó por sorpresa. Nunca había tartamudeado. ¿Qué era esta sensación? Tenía algo en el estómago como un nudo, y también mariposas…no, me equivoco, no eran mariposas, eran avispas. ¡Unas avispas asesinas!  Que me iban a carcomer vivo desde adentro con su mar de sensaciones.

 

-No lo pareces. Eres estudiante de la escuela  media ¿No? ¿En qué año estás? –

 

-E-Eso no te importa. – Me miró alzando una ceja, puede que lo haya ofendido de alguna manera, en especial por  mi forma de dirigirme hacía él. Quería correr pero a la vez no.

 

-Solo quiero ayudarte, no soy nadie sospechoso - 

 

-Esa es la frase que diría alguien realmente sospechoso – Lo miré desconfiado. El extraño soltó una sonrisa que me dejó deslumbrado y a punto de soltarle toda mi vida.  Se me acercó  y  con su mano acarició mi cabeza, haciendo que el palpitar de mi corazón se vuelva anormal.

 

-Eres un chico muy inteligente y gracioso. – Esa fue la primera vez que vi sus ojos. Tenía un brillo inusual.

 

-N-no me molestes. – Aparté su mano mientras apartaba mi mirada. Sabía que estaba ruborizado.

 

-Ven conmigo. – Me tomó de la mano y me arrastró (Estaba forcejeando a que me soltara) hacia  un Anden en especial.  – Aquí pasa el tren que va a tu secundaria. Bájate cuando oigas el nombre.  – Creo que vio el sello de mi uniforme.

 

-G-Gracias. -  

 

-Voy por el mismo trayecto que tú. ¿Te acompaño? – Supongo tenía la cara de tonto cuando asentí y lo vi marcharse a unos cuantos metros de mí regresando con unas bebidas. – Para ti. - No dije nada más. Al final cuando llegó el tren, me subí sin quitarle los ojos de encima, nos sentamos en diferentes asientos no tan alejados, y cuando llegó el momento de bajarme con su rostro sonriente me dijo: Buena suerte. –  Entonces se cerraron las puertas.

 

Mierda. No le pregunté el nombre.

 

Fin Flash Back

 

 

Desde entonces parezco como un acosador levantándome temprano solo para tomar el mismo tren que él.  Misaki y Ritsu están algo preocupados por eso. Conseguí lo que quería a fin de cuentas. 

 

-¿A quién miras? – Ritsu buscaba con sus ojos verdes mientras tomaba la mano de Misaki.

 

-A nadie, es tu imaginación. – Por supuesto no lo era. – Solo miraba para ver si estábamos cerca. No te crees cuentos Ritsu. –

 

-Tienes una actitud horrible. – Comentó. - ¿Tú qué crees que nos oculta Misaki? –  El castaño de su lado movió la cabeza hacia nuestra dirección  mostrándonos una risilla burlona.  Sus ojos eran igual de hermosos que los de Ritsu, aunque era una lástima que  no le sirvieran de nada.

 

Misaki era nuestro mejor amigo desde primer grado de primaria. Pero al comenzar quinto, tuvo un accidente junto con su familia, quedando solo él y su hermano. Las consecuencias de eso, Misaki quedó ciego.

 

Aunque a él no parece importarle, cambió un poco, pero sigue siendo el mismo niño alegre e inocente que siempre fue. Además toca el violín muy hermoso. Ritsu tocaba el piano, pero lo dejó por motivos personales.

 

-Creo que lo que sea que fuese,  son cosas privadas de Shinobu. – Dijo. – Además tarde o temprano nos lo tendrá que decir. – Este pequeño pillo tenía toda la razón.

 

-Cállense los dos. -

 

Ellos comenzaron a reír. Yo seguí viendo a mi persona especial, hasta que llegó el momento de bajarnos. Lástima.

 

 Caminamos el resto del trayecto hacia la secundaria. Era nuestro último año, el siguiente seriamos estudiantes de preparatoria y después estaríamos en la universidad (Ambas dirigidas por mi padre).  Ya solo faltaba algunas semanas para graduarnos. 

 

-Mis “padres” hablaron con el tuyo. Quieren que vayas a cenar el fin de semana con tu familia. – Me informa Ritsu.

 

Tanto a él como a mí no nos gustan esas reuniones. 

 

-No sé si vaya. – Recibí una mirada de reproche. – No me vas a convencer. –

 

-Tal vez yo no pero…- Miró a Misaki y lo puso en frente mío. – Él sí. Vamos Misaki, ayúdame, convéncelo. –

 

-Ah etto…-  Como siempre  él es traído hacia nuestras discusiones.  – Shinobu, ¿Podrías…? – La imagen era como si viera a un cachorrito  suplicar.  Odiaba eso.

 

-¡Está bien, lo entiendo! ¡Pero deja de mirarme así! – Al final acepté a regaña diente.

 

Llegamos.

 

El resto del día transcurrió normalmente. Tuvimos clase deportiva, y una conferencia con el comité de eventos, para hablar sobre lo que sería la graduación. Yo era el delegado de la clase así que aunque no quisiera tenía que quedarme hasta tarde allí. Y eso me enfadaba, pues mi momento de regreso también coincidía con el de mi desconocido, y ahora por quedarme hasta tarde, no lo iba a ver. ¡Demonios!

 

Ritsu se había llevado a Misaki primero. Era como su madre.  Y yo me quedé hasta el final, casi por el anochecer.

 

-Está algo aterrador  por aquí. – Los callejones estaban totalmente desiertos. Al bajarme del tren  sentí un poco de inseguridad por lo que hacía. Creo que hubiera sido prudente llamar a casa primero, pero, eso no iba conmigo. 

 

Solo eran unas cuantas cuadras hasta mi casa. No era para tanto. O eso creía en ese momento. 

 

Justo a unas 8 casas de la mía. Percibí una presencia extraña, puede que no solo sea una sino varias. Apresuré el paso y atraje mi maleta hacia mi cuerpo. Endurecí mi expresión (Más de lo que ya era) para no mostrar miedo. Y con sumo cuidado intenté marcarle a Ritsu.

 

-Contesta, vamos contesta. – Estaba desesperado, no solo los sentía cerca de mí, sino que también me estaban rodeando. ¡Y Ritsu no atendía el maldito celular! – Si aparezco en lso periódicos mañana diciendo que me encontraron en una zanja, desnudo y violado, será culpa tuya. – Ni yo me lo pude tomar como una broma.

 

No fue al momento de virar en una esquina, en el que casi me da un paro cardiaco. No eran pocos tipos, sino muchos. Tenían tatuajes en sus hombros de una rata negra. Uno llevaba una pañoleta, otro unas gafas, aretes, y por otro lado la mayoría tenía chaqueta. Era una afirmación. Estaba en problemas.

 

-¿Qué hace una lindura por aquí a estas horas? – Esa voz me dieron ganas de vomitar.

 

-¿Qué cargas en tu bolso? – El hombre de la pañoleta se me acercó tomando la esquina de mi maleta. Yo la abracé más.

 

No quería contestar, quería desaparecer. Estaba asustado.

 

Los tipos comenzaron a rodearme entre ellos. Pude contarlos, eran como 10. Si no hacía algo o sino nadie me ayudaba, estaba muerto. Y no sabía si era en forma figurada.

 

El chico con lentes de sol me toma de la barbilla mientras los otros solo reían al ver mi reacción.  Era asqueroso. Con toda mi fuerza lo empuje hacia adelante alejándolo lo suficiente como para golpearlo con la pierna (Esas películas de artes marciales servían para algo) y salí corriendo a toda prisa.

 

-¡Detente mocoso! – Escuchaba que corrían detrás de mí.  Ya solo faltaban pocas casas ¿Por qué justo me tenía que pasar a mí? Volví a girar en una esquina llegando a un callejón sin salida. Mala suerte…  - Te tenemos. – Literalmente me tenía. Me agarraron de los brazos y me empujaron hacia la pared sin importarles que me lesionara.  – Vas a pagar por el golpe lindura. – Ahora si tenía ganas de derrumbarme y de llorar. Cerré los ojos esperando lo peor.

 

¡Alguien, por favor, alguien sálveme!

 

Escuché entonces un ruido estridente, y  sentí que el peso que antes estaba encima de mí se desvanecía. Había algunos gemidos de dolor y una que otra palabra con maldiciones. Abrí mis parpados. Allí estaba. Aquella persona con la que había añorado volver a hablar,  ser cercano a él, conocer su nombre. En solo unos momentos, logró  derribar a unos cuantos de los delincuentes con sus puños.

 

-Márchense o llamaré a la policía. -  Decretó de manera gélida, haciendo que los que quedaban se erizaran por completo. No dijeron más nada, y con la cabeza gacha, pero sin dejar ver su humillación, se fueron.

 

Rápidamente se volteó a mí. Yo me dejé caer en el piso con agarrándome el cuello de la camisa para taparme el pecho descubierto (Uno de ellos la había roto) Mi cuerpo estaba temblando, tenía las palmas de las manos heladas como un iceberg. Y no podía ordenar las palabras para poder hablar correctamente.

 

Estaba afectado sin duda.

 

Debí parecer muy indefenso.  El pelinegro se saca su saco y me lo pone por encima.

 

-Ya pasó. ¿Estás bien? -  Su mano era tan cálida como la recordaba. Esa sensación de tranquilidad que me invadía.

 

Dejé de temblar después de varios minutos, él no apartaba la vista de mí. Creo que ha de haber pensado en algo para hacerme sentir un poco mejor y dejar de lado lo de unos momentos atrás.

 

-G-Gracias. – Ya era la segunda vez que me ayudaba, aunque parecía no recordarme. Así mejor.

 

No era de las personas que le gusta creer en cosas como el destino, pero para mí, no era solo una coincidencia, había una razón oculta detrás de nuestros encuentros, como si estuviera predestinado desde siempre. Esta persona…Realmente la amaba.

 

Hasta yo creo que es algo ilógico enamorarse a primera vista. Pero era así.

 

-Te acompañaré a casa. – Sugirió.  Asentí tímidamente después de ordenar mis pensamientos.

 

Caminamos el resto del trayecto en silencio ¿Por qué será que las palabras no salen en el momento en que más las necesitas? Sin embargo,  era un silencio nada incómodo.  Mi corazón no paraba de dar brincos por estar a su lado. Su saco olía a él. No sé si era pervertido, y me daba igual, pero, realmente quería verme envuelto en su aroma, ser tocado por él, sentir sus besos.  La prenda tenía un ligero olor a cigarrillo.

 

Así que él fuma

 

Volví a ruborizarme, nunca me gusto esa esencia, me parecía desagradable. Pero si era de él, entonces no me desagradaba tanto. Hasta podría llegar a gustarme su olor. Creo que esto es a lo que llaman “aceptar sus defectos y cualidades, amando cada detalle de él”.

 

-¿Esta es tu casa? – Lamentablemente,  habíamos llegado. La reja estaba cerrada, y los guardaespaldas al verme salieron corriendo apuntándolo con el arma.

 

-¡No! ¡Esperen, él me ayudó! – Grité poniéndome entre ellos. – Lo siento mucho. – Me disculpe por la vergüenza.

 

-¡Shinobu! – Mi padre salió con una cara enfurruñada, yo conocía esta cara. Siempre que la ponía, podía estar seguro de que obtendría una reprimenda. - ¿Qué te pasó? –

 

¿Contestar o no? Si lo hacía,  puede que no me dejen volver a salir solo, y si no lo hacía, las consecuencias podrían desatarse en una tragedia.

 

Al final decidí contestar con dificultad.

 

-C-Casi fui atacado por unos tipos, y él me salvó. – Corto  y conciso, tal y como él quería.

 

Como pensé reaccionó como esperaba.  Sabía que se preocupaba por mí, pero su orgullo no lo dejaba. En eso nos parecíamos. Dirigió su vista al oji-negro.

 

-Gracias por rescatar a mi hijo. – Dio una reverencia, el otro respondió igual alegando que no había nada que agradecer. 

 

-Lo hice porque no tolero a ese tipo de personas. –

 

-¿Cómo puedo recompensarte? –

 

-No se preocupe señor. – Mostró una sonrisa mirándome de nuevo. – Solo que no podía dejar que algo le pasara. –

 

La cara me ardía, solo espero no haber sido tan evidente.

 

-¿Miyagi? – Risako, mi hermana bajaba del coche que recién llegaba a la entrada. Sus ojos parecieron brillar. - ¿Qué haces aquí? –

 

-¿Risako? Qué pequeño es el mundo. –

 

¿Se conocían? ¿De dónde? ¿Por qué? ¿Qué tipo de relación tenían? Me molestaba todo esto. No soy de los que comprende este tipo de situaciones. Pero estaba enojado, triste, mal por todo. Es ridículo, sin embargo aun así,  quería saber. Supongo eran celos.

 

La miré inquisitoriamente al igual que papá. Ella entendió la indirecta.

 

-Era un compañero de mi universidad, no le veía desde mucho tiempo. – Se le acerca enrolando su dedo en su cabello. ¡Estaba coqueteando!  -  ¿Y qué haces aquí? –

 

-Me encontré con tu hermano. – Lo dedujo tal vez. – Lo ayude y aquí estoy. –

 

-Shinobu siempre se mete en problemas. Siento las molestias. –

 

-No es molestia para nada. – 

 

Padre estaba mirando  un tanto extraño, algo  que no comprendía. Enseguida la conversación fue ampliándose más hasta el punto de invitarlo a cenar. Era Miyagi You, tenía 32 años, era profesor graduado en literatura. Por eso es que le gustaba leer. Era el hijo de un matrimonio acomodado con muy buena posición social y el dato que más me importaba. Estaba soltero.

 

Okay tengo 14 años, soy un mocoso puberto ¿Cómo estar tan seguro? No es tan complicado de responder. Simplemente estaba seguro, seguro de que mis sentimientos no cambiarían nunca, seguro de que es mi destino estar con él. Simplemente eso.

 

Aunque algo se interponía en mi magnifica estrategia para conquistarlo. Risako. Durante toda la cena se la pasaron mirando mutuamente sin prestarme mucha atención.

 

Sin darme cuenta, rompí la copa de agua (Todos mirándome con algo de sorpresa. Hasat yo me sorprendí) . No quería estar más allí. Con la excusa de estar muy cansado me retiré. Ya mañana tendría la oportunidad de verlo de nuevo.

 

O eso creí.

 

A la mañana siguiente, él no volvió a aparecer por la estación de tren.

 

Estaba impaciente, quería preguntar por él, pero se vería un poco extraño. Risako parecía estar en contacto con él, pero cuando le secuestré el celular para comprobar el número ¡El maldito aparato tenía una contraseña muy difícil!

 

Pasaron las semanas, yo seguí igual de insiste con saber dónde estaba, intenté seguir a mi hermana, pero siempre le perdía el rastro.

Así me gradué. Ya había perdido las esperanzas. Las  vacaciones fueron insoportables, la preparatoria sería igual de aburrida que la secundaria. El primer día estaba sentado en la última fila junto a un chico de cabello algo grisáceo, más cercano a negro. Era ruidoso, leía manga, y respondía al nombre de Yoshino Chiaki. Creo que no nos llevaríamos bien.

 

Se abrió la puerta. El chico que habíamos elegido como delegado de la clase dio las típicas palabras de: pararse, reverenciarse, y sentarse. No me importaba quien era nuestro profesor. 

 

-Buenos días chicos. – Esa vos resonó en mis oídos alertándome de algo muy valioso estaba allí. – Seré su profesor guía este año. – Tan reconfortante. Esa voz la conocía. Levanté la vista. Al momento me comenzaron a temblar las piernas, a acelerar el pulso. Graciosamente, estoy seguro de que puse la misma cara de tonto de cuando lo conocí. – Soy Miyagi You, espero nos llevemos bien. –

 

Sonreí. Esta era mi oportunidad. Definitivamente era el destino. 

 

 

Notas finales:

Espero les haya gustado. Dejen sus mensajitos que son mi alimento favorito.

Besos y abrazos a tod@s.  

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).