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Los lugares de mi corazón (novela gay, homoerotica) por patyunam

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Notas del capitulo:

Dedicado a mi querida y pequeña amiga Alexa por su cumpleaños 

 

CAPITULO 5: EL LUGAR DE LA PAREJA.

Una nueva pareja buscando su momento de privacidad luego de un día de trabajo, cariñosos entre chupeteos sensuales, caricias seductoras tocando sobre la ropa para desnudar el torso de su amante. Repartiendo lentamente pequeños besos y lamidas en pezones, torso, abdomen hasta detenerse en aquel enorme y abultado miembro que se levantó expectante en busca de la profundidad de la garganta de Alex que pretendió llevar a la gloria a su novio, con la finalidad de felicitarlo de una manera especial.

Chris se estremeció con el contacto de los labios ardientes de su amado, pero lo que lo hizo casi nublar su visión, fue el contacto visual que le dirigió Alex mientras introdujo hasta su garganta el ansioso miembro. Contuvo de inmediato su placer, no pensó en correrse en la boca de su amante, tenía un poco de fobia a dejarse llevar, a pesar de tener algunas semanas de noviazgo y vivir juntos como una pareja, todavía procuraba conservar algo de su privacidad no pretendía hacerlo tragar “eso” que le parecía sucio.

— Quiero que te corras en mi boca. — expresó Alex sacando de su boca el anhelante eje de Chris.

— No quiero, mejor déjame entrar en ti.

— Vamos Chris, ya te dije que no me molesta y quiero probarte.

El sonrojo cubrió la blanca tez de Chris que casi poseído por sus pensamientos lujuriosos, no pudo volver a rehusarse, sin embargo el timbre sonó una vez.

— Ignóralo, quién puede ser a las once de la noche en viernes. — Aseguró Alex.

Nuevamente el timbre pero acompañado por una voz en la puerta:

— ¡Alex! ¡Soy yo! ¡Tu mejor amigo Adrián!

En voz baja Chris le dijo:

— ¿Y si pretendemos que no estamos?

La respuesta a su pregunta llegó desde la puerta en la que se escuchó nuevamente la voz de Adrián.

— ¡Ya sé que estás ahí, puedo ver la luz bajo la puerta! Si estás con otra de tus conquistas, mejor detienes todo o me regreso a casa y toma en cuenta que vengo a verte desde otro país.

En voz baja Alex exhortó a su novio a aceptar aquella visita:

— ¿Chris podemos dejar esto para otro día? Adrián es mi mejor amigo y tiene ya bastante tiempo que no lo veo.

El ansioso Christian con  la erección al cien pensó que quizá debió correrse en la boca de su amante justo antes de que los interrumpieran. Se levantó y respondió suspirando:

— Voy al sanitario, adelante ábrele a tu amigo.

— ¿Pero no te enojaste?

— Digamos que me la debes y luego me la cobraré, sabes que puedo abusar de ti. No me enojé, sólo estoy algo decepcionado.

— Claro, ya sabes que puedes hacerme lo que tú quieras.

— Eso es tu consentimiento, así que no podrás negarte.

Christian le guiñó un ojo caminando hasta el sanitario. Entre tanto en la puerta nuevamente el timbre sonó un par de veces, hasta que Alex abrió.

— ¡Adrián! ¡Hace cuanto que no te veía! — Gritó Alex a un joven alto, de tés más pálida que la suya, delgado pero atlético, de ojos cafés y un par de gafas de pasta.  

— ¡Alexander cariño! — Lo sujetó emocionado Adrián.

Alex sostuvo con fuerza el cuerpo de su amigo que se colgó de su cuello y abrazado de su cintura con ambas piernas. Le emocionó poder verlo aunque se preguntó la razón de su visita,  aunque sin sentir que su querido amigo lo liberara, tuvo que preguntar, puesto que no podía pasar con él abrazado, sin olvidar un par de maletas en la entrada que lo pusieron a pensar:

— Me da gusto verte Adrián, ¿pero podrías bajar?

— Veo que te has vuelto un aguafiestas Alex, ¿es acaso que ya no eres mi mejor amigo?

— Seguiremos siendo mejores amigos hasta que seamos un par de ancianos locos y gays. Es sólo que estoy acompañado y estaba mirando tus maletas en la entrada.

— ¿De modo que no me invitarás a quedarme? Yo vine exclusivamente por ti, llegué con poco dinero, supuse que podrías darme alojamiento, pero creo que no soy bienvenido, mejor me voy a un hotel y mañana charlamos Alex.

— Espera Adrian, no exageres, pasa un momento. Como te digo tengo compañía.

— Ya sé Alex, siempre fuiste un promiscuo, no puedes verlo otro día para quedarnos solitos.

— No creo que pueda ser así. — Expresó Christian en su sensual voz detrás de Alex.

— Creo que no he sido claro, no es cualquier acompañante, Christian y yo estamos en una relación, de hecho vivimos juntos desde hace algunas semanas. Encontré el amor y ya no salgo con otras personas.

El rostro envidioso de Adrián no pudo ser oculto al escuchar esas palabras que lo golpearon como hielo duro sobre su rostro. Su mente vagó a otros tiempos en un país distinto…

En una escuela preparatoria un par de chicos molestaban a un menudito y delgado chico de rostro tierno afeminado. Lanzaron sus cosas al suelo hasta que apareció a defenderlo otro muchacho de estatura similar pero más robusto, el cual con mucha ira corrió y empujó a uno de ellos al suelo gritando:

— ¡Déjenlo tranquilo! ¡Ya le hablé al prefecto, más les vale largarse!

Aquél menudito chico con lágrimas en los ojos se abrazó del que lo defendió, diciendo efusivamente:

— Gracias, no tengo como pagarte, podría invitarte de mí almuerzo si quieres acompañarme.

— No es necesario, tenía que ayudarte, desde hace unos días noté que esos patanes te molestan por ser como yo. Por cierto mi nombre es Alex, digo Alexander.

— Yo soy Adrián, mucho gusto. ¿Soy cómo tú?

— Ya sabes, ambos somos gay. ¿O no?

A partir de ese instante el corazón de Adrián le perteneció a Alex, no obstante aunque le gustaba mucho, ambos aclararon que preferían ser pasivos, los dos gustaban de imaginar un príncipe azul que los llevara al placer con muchas estocadas. De igual forma Alex nunca sintió nada por Adrián más que simple amistad, de hecho le parecía demasiado llamativo y un poco fastidioso, él prefería ser discreto y verse lo más masculino que podía. En la escuela se apartó de los demás a causa de Adrián que siempre estaba sobre él como mosca, sin embargo no pudo evitar que Alex comenzara a conocer a un sinfín de chicos una vez que tuvieron edad para embriagarse en bares y las escapadas sexuales se volvieron frecuentes.

Alex se hizo vanidoso en el momento que el gimnasio marcó sus músculos y la pancita de su vientre desapareció a base de dieta y ejercicio. A pesar de ello no olvidaba a su entrañable amigo que dejó de frecuentar tan continuamente, pero el cual siempre hacía llamadas o enviaba mensajes a través de redes sociales, conociendo cada una de sus historias de placer a detalle. De cuando en cuando solían salir durante el día e incluso algunas veces lo acompañó a ligar, evitando que se le acercaran otros chicos, con miradas molestas que Adrián dirigió a todo aquél que se aproximó a Alex en un plan amoroso.

Aunque Adrián estaba enamorado, no se limitó a esperar porque Alex le hiciera caso, tenía por sentado que un día se daría cuenta que son el uno para el otro y llegaría a entregarse a sus brazos en un futuro lejano luego de comprender que estaban destinados. Razón por la que tenía citas y relaciones, casi todas más largas que las de su promiscuo amigo, sin entregar su corazón pues esperaba que de alguna forma Alex lo notara como el príncipe azul.

Su enorme capricho podía más que sus deseos, razón por la que comenzó a procurar volverse el activo en las relaciones que buscaba, sin sentir la satisfacción de tener un miembro en su interior, algo que él adoraba. Aquellos chicos con los que logró acostarse nunca desearon darle aquél placer de manera que todos sus esfuerzos iban con la finalidad de algún día ser notado y entregarse a los brazos de su adorado amigo. El tiempo pasó sin que nada pudiera volverlos una pareja, pero luego del rechazo del padre de Alex tuvo que ver a su adorado amigo marcharse del país a buscar una nueva aventura y sin poder aún decir sus sentimientos.

Al inicio los mensajes y llamadas fueron frecuentes, no obstante con el paso de los días dejó de responder a las llamadas y mensajes con pretextos que fueron verídicos y además de creíbles. Por lo que al cabo de unas semanas sin obtener noticias de Alex, Adrián decidió que no soportaba más la espera de encontrarse con su amor imposible.

Alexander siempre marcó una distancia entre su buen amigo y él, ya que percibió desde el primer momento esa sensación de fascinación a la que respondió con sinceridad sobre la continua búsqueda de diversión sin encadenar su corazón a una sola persona. Por lo que la amistad entre ellos le facilitaba tener un vínculo afectivo sin tener ningún compromiso que pudiera evitarle sus salidas frecuentes, asimismo su indefenso y tierno amigo nunca la pareció el ideal masculino que le produjera algún tipo de enamoramiento, simplemente era un hermano pequeño gay que cuidar y proteger. Omitió a Christian de las conversaciones con Adrián, a razón de que no pretendió recibir un sinfín de preguntas que lo acosaran sobre los sentimientos que ni él mismo sabía exactamente poseía.  

De esa manera en el departamento de Alex en Nueva York, Adrián finalmente se había dado cuenta de los alcances de ese primer noviazgo que su mejor amigo le ocultó, cosa que lo hizo sentir romperse su corazón. Sin pensar mucho comprendió que su entrañable amigo estaba listo para sobrellevar una pareja, quizás el tal Chris le serviría para algo, como una comparativa en la que él esperaba ganarle y demostrar ser un pretendiente perfecto y no como se veía el chico rubio que acababa de conocer. Adrián sujetó del brazo amorosamente a Alex y lo abrazó efusivamente controlando su envidia, expresando falsamente: 

— ¡No lo creo Alex! ¡Felicidades! Tienes un novio encantador y sin duda muy guapo. ¿Entonces podría quedarme? Además no tengo mucho dinero, en realidad reuní mis ahorros y  tengo dos semanas de vacaciones, que pedí en el trabajo, Sentí tantas ganas de verte, hace tantos meses que no hablamos. ¿Puedo quedarme en tu sofá?   

Christian sintió crisparse completamente, un intruso que abraza a su novio “¡Mi novio!” Pensó con molestia, además de que lo interrumpió en un momento privado que estaba disfrutando y lo más importante serían los tres en el pequeño departamento de su nuevo novio. Miró con seriedad a Alex, lo jaló de la mano separándolo de Adrián y expresó conteniendo su desagrado:

— ¿Podemos hablar en privado?

— Permíteme un segundo Adrián ya regreso.

Caminaron juntos a la habitación y ahí Christian expresó sus dudas:

— ¿Vas a dejar a ese encimoso tipo quedarse en nuestra casa? Sabía que algo malo ocurriría luego de que mi talismán de buena fortuna se quedó en las cosas que tienen mis padres.

— No puedo dejarlo a su suerte, no era muy adinerado, así que seguramente viene con el dinero justo para pasar sus vacaciones en  Nueva York. Anda no te enojes, sólo serán dos semanas.

— Pero Alex, me da mala espina su actitud, siento que yo le desagrado y que está enamorado de ti.

— Claro que no, sólo somos buenos amigos, recuerda que yo te amo y no seas celoso, que tu compartes mi cama todos los días.

Con un gesto de resignación y sin poder argumentar nada que convenciera a su querido novio respondió:

— Nada más no quiero que se te cuelgue como hace rato.

— Mantendré mi distancia, pero por lo que más quieras no seas grosero, es mi mejor amigo desde la preparatoria.

Salió Alex presuroso a ayudar a su amigo con sus maletas y las colocó en un rincón de su sala expresando con ánimo:

— Adrián eres bienvenido a quedarte en mi sofá, porque como verás no tengo más habitaciones, ¿ya cenaste? Te podemos invitar algunas bebidas y comida que quedó de nuestra celebración.

— ¿Qué celebran?

— El ingreso de Chris al curso de entrenamiento de la policía de Nueva York.

— ¿Entonces andas con un chico que aspira a ser policía? Ya veo… Felicidades entonces. — Sonrió Adrián pensando que no tenía comparación un tipo que seguramente acaba de terminar la preparatoria e intenta ser policía, puesto que en su país no ser requerían muchos estudios para ingresar a la fuerza policíaca y él es universitario, con un doctorado en administración de empresas, aunque en un empleo mal pagado.

— Entraré a la policía puesto que soy licenciado en criminología, pretendo llegar lejos ahí, usar mis conocimientos para entrar a puestos altos.

Las miradas chocaron y Alex interrumpió aquella conversación, antes de que comenzara una pelea diciendo:

— Vamos Adrián, pasa a sentarte a la sala y traeré bebidas.

Durante la noche Chris se sintió algo desplazado con tantas historias cómicas que se contaron el uno al otro, no tenía participación puesto que sus recuerdos se hacían particulares a sus vivencias de sus años en la preparatoria y las múltiples salidas a tantos lugares como buenos amigos. Sin embargo no se movió un minuto del lado de ellos mientras ese tipo no se cansara, mejor Alex comenzó a bostezar puesto que su biorritmo le indicó que llegó su hora de dormir; por lo que partieron a descansar su habitación. Christian sintió una leve molestia en su pecho de escuchar más cosas de Adrián, no quería saber más de ese desagradable tipo, pero su novio le contó una anécdota antes de recostarse en la cama a tal grado que distrajo la atención de su pareja fingiendo mucho interés en el felino que estaba durmiendo sobre la colcha en espera de ellos, sacó el celular y le tomó un par de fotos logrando evitar más plática indeseada.

Se acostó de lado con tal de no verlo y Alex ensimismado simplemente se durmió dejando a su pareja con ganas de muchas cosas, pero olvidándose un poco de él.

Por la mañana les esperaba un desayuno preparado de la forma más increíble, parecía la fotografía de un restaurante. Mucha fruta picada colocada de forma que parecía una carita feliz en el recipiente, también huevos con tocino y pan integral tostado colocado en platos decorados con un par de ramitas de perejil y salsa verde sobre los huevos que Christian desconoció al momento de verlo servido.

Alex se puso muy feliz de poder probar la sazón de su amigo que cocinaba almuerzos para ambos desde la preparatoria, incluso a veces lo invitó a su casa para tratar de conquistarlo por el estómago. No recordaba cuanto extrañaba el picor de aquella comida hasta deleitarse con aquello.

Por su parte, Christian al instante en que metió la cuchara con un poco de huevo y salsa, devolvió la cuchara al plato abrumado por el sabor picante. Nunca en toda su existencia había degustado algo de ese estilo, por lo que escupió la comida olvidando sus tan marcados modales y se levantó corriendo al baño.

Alex y Adrián  lo siguieron mientras el agua de la llave cayó a su boca sin detenerse, a pesar de sus extraños complejos de sólo tomar agua purificada. Contuvo las lágrimas por su orgullo, puesto que los escuchó reírse a sus costillas.

— Es picante Chris, se usa mucho en mi país, si no puedes comerlo no te preocupes, yo no me ofendo, de donde venimos hasta de niños comemos así, si quieres mejor toma la fruta y el pan tostado.  — dijo en tono de burla Adrián.

El gran orgullo de Chris lo hizo enmudecer, no respondería ante una agresión de ese tipo, no tenía la culpa de nunca haber probado picante, menos con ese sabor tan fuerte que ni la sal calmó su ardor. Un rato después con la fruta sintió el alivio, por lo que procuró quedarse callado, mientras su novio y el tipo que comenzaba a odiar seguían ignorándolo puesto que astutamente Adrián sabía de qué hablarle a Alex para entretenerlo. Él también tenía buena conversación, pero no era rival para la serie de aventuras viejas de ellos, razón por la que procuró marcharse a bañar, encontrando ropa sucia en el suelo, las cosas embarradas de jabón e incluso salpicó las toallas secas del mueble pues al salir de la ducha le congelaron la espalda esas partes húmedas. Tenía ganas asesinas luego de percibir la humedad fría de la toalla en su espalda, no obstante volvió a contener la ira una vez más con tal de quejarse con su novio para mandar lejos a Adrián. Seguramente no soportaría tenerlo tantos días viviendo a su lado.

Christian a pesar de ser sábado por la mañana, tenía trabajo que hacer en la cafetería hasta las dos de la tarde, puesto que le tocaba medio turno ese día. En consecuencia, a regañadientes tuvo que irse del lado de Alex pero se iría con un beso apasionado que le quitó al aliento y le dejó una dulce sonrisa que Adrián maldijo en silencio. Simplemente le dirigió una mirada retadora que con más que gusto respondió Chris dándose la vuelta y retirándose del departamento, con un mal presentimiento.

Ya antes había escuchado las historias de desenfreno de su nuevo amante, sin embargo jamás escuchó el nombre de  ese fastidioso tipo, sobretodo puesto que apenas estaban en el proceso de conocerse mejor, se conocían superficialmente sin todavía saber detalles más profundos.

Antes de marcharse Chris dijo en tono preocupado:

— ¿Pasarás por mí al trabajo? De ahí podemos ir a comer.

— Claro, seguro a Adrián le gustará comerse un postre de Nueva York. — Alex respondió entusiasmado, sin notar que los chicos a sus lados pusieron rostros sombríos que procuraron cubrir con caretas falsas de sonrisas.

Durante todo el turno del trabajo parecía ensombrecido, a tal grado que si bien realizaba su trabajo de manera correcta, parecía ahuyentar a las clientas que sólo iban a mirar su hermoso rostro y pedían su número o fotografías con él, cosa que no ocurrió para nada durante esas horas que pasaron lentamente.

El jefe del establecimiento llegó poco antes de media tarde mirando el café vacío, que comúnmente gracias a Chris y sus otros meseros se llenaba con las jovencitas de la preparatoria cercana. Su asombro se incrementó por observar la extraña aura oscura con los ojos de Chris prácticamente llenos de enojo, el gesto adusto en una mueca y sentado en la barra al lado de dos de sus compañeros aburridos con tres clientes ancianitos tomando un poco de té con pastelillos.

Uno de los ancianitos levantó la mano para ordenar algo más y cuando Chris se paró a atenderlo fue detenido por su compañera Brianda diciendo:

— Permíteme hacerlo, tú relájate, no quiero que asustes a esos pobres ancianitos.

Una vez que hubo atendido la mesa, el dueño llamó a su oficina a Brianda la comunicativa, y preguntó por la salud de su empleado, a lo cual no tuvo una respuesta, ya que Chris como era su costumbre prefería sentirse quemado por dentro a expresar sus temores y molestias a alguien que no fuera su amado, el único que logra hacerlo hablar sobre sus emociones; razón por la que Brianda no tenía idea de los problemas en los que su estimado compañero de trabajo pudiera estar. Si bien conocía a Alex de vista puesto que lo vio llegar varias veces por él, no tenía idea exacta de que pudiera ser gay o de que no lo fuera.

Los suspiros pesados de Christian lo tenían imaginando un sinfín de escenarios en los que su novio podría estar gozando de placer al lado de su fastidioso amigo. Los imaginó en besos y burlándose de la misma forma en la que lo hicieron por el picante, sin embargo esta vez a razón de que tuvieran un romance.

A pesar de todo Chris estaba equivocado, Alex de ninguna forma tenía algún sentimiento pasional o de amor por su amigo. Desafortunadamente eso no evitó que salieran juntos a beber a media tarde, olvidando la promesa de pasar al café a recoger a Chris.

Los minutos pasaron, Chris se cambió de ropa mirando por la ventana del café aguardando como un chiquillo por salir a jugar, con diez minutos de retraso de Alex no pudo continuar sin hacer nada. Salió a la calle para no ser escuchado por sus compañeros de trabajo usando su teléfono y sin esperar por la voz de su pareja dijo molesto:

— ¿Dónde estás Alex? Puedo escuchar música. 

— ¡Es cierto! Lo siento tanto, estoy en un bar con Adrián. Olvide que pasaría por ti, por qué no nos alcanzas, estamos en… — Alex trató de decir la dirección del lugar, sin embargo  Chris colgó de inmediato.

El chico rubio totalmente hecho una furia, procuró calmarse dando algunas vueltas por fuera del restaurante y Brianda que lo miró desde adentro, se sintió angustiada por la actitud del chico que siempre parecía sereno. Afortunadamente también se preparaba para salir, por lo cual con timidez se acercó a Chris preguntando:

— ¿Qué sucede? Ya sé que soy un poco metiche pero si necesitas con quien hablar aquí me tienes.

Él respiró profundo llenándose de palabras la cabeza, no quería decir nada, aunque tanta frustración tenía que salir. El control de las situaciones había regresado todas esas semanas viviendo con Alex, la amada rutina lo tenía complacido y relajado. Sin embargo Adrián en tan sólo unas pocas horas había trastocado su micro universo, cambiando su rutina, quitándole la atención de su novio e incluso invadiendo su espacio.   

— ¡Lo odio! ¡Ese tipo es un fastidio! — Dijo finalmente Christian en un cúmulo de sentimientos retenidos.

— Cálmate, permíteme escuchar todo y quizá pueda darte un consejo.

La frustración lo envolvió y respirando pesadamente dio un par de vueltas antes de hablar:

— Es que…

— Creo que deberíamos ir a un lugar más privado. — Expresó Brianda al notar a sus compañeros y jefe en la ventana observándolos detenidamente.

Christian con tanta molestia caminó al lado de Brianda pensando lentamente en una forma de deshacerse de Adrián. La pregunta en su cabeza todo el tiempo fue ¿cómo competir contra el amigo que lo conoce más?

En un parque cercano se sentaron en una banca y Brianda insistió:

— ¿Entonces el chico latino es tu novio?

— Es Alex, y sí.

— ¿Pero tienen problemas?

— El único problema es su estúpido amigo, creo que tengo ganas de golpearlo en la cara cada que me hace ese gesto burlón. El mal nacido está viviendo en nuestro departamento.

— Creo que deberías hablarlo con tu pareja, si no te gusta compartir tu casa es decisión de ambos. Lo mejor es tranquilizarse y decir las cosas con serenidad. Él se ve que es un chico bastante sensato y luce tan feliz cuando viene por ti.

— Es justo eso, cambió nuestra rutina por irse a tomar unas copas con ese flacucho cara de tonto.

— Es bueno cambiar la rutina, les alegra el día y los hace vivir nuevas experiencias. Mucho más cuando estás solo como yo.

La chica con una sonrisa algo melancólica lo hizo salir de su burbuja y respondió con amabilidad:

— Tú eres una agradable persona, sólo deberías ser un poco menos invasiva y los chicos no escaparían de ti.

— Gracias Chris, viniendo de un hombre tan guapo como tu es un halago… creo — Al exclamar aquello Brianda sujetó sus manos que juntas se frotaron con ansiedad.

— ¡Chris al fin te encuentro! — La voz de Alex detrás de Brianda.

Los marrones ojos de Chris esperaron dirigidos a las diminutas y delicadas manos de Brianda, subió con rapidez la vista pero de inmediato la bajó nuevamente sin soltarla. Una molestia se cernió en Alex de mirar esa escena.   La chica se sintió incómoda pretendió soltarlo aunque al no sentir que la liberaban se inquietó sonrojándose y saludo:

— Buenas tardes yo soy Brianda.

Para su alivio fue liberada pues extendió la mano a Alex que no quiso saludarla. Adrián que caminaba a su lado respondió al saludo:

— Tanto gusto pequeña, ¿qué linda amiga tienes Christian? Pareciera que tienen mucha confianza ¡que gusto saber que tienes amigas tan guapas! ¿Verdad Alex?

Cubierto por los celos respondió en tono meloso forzado:

— Si ... Corazón, nunca me hablaste de ella.

— Soy su compañera de trabajo pero ya me iba con mi novio, no se preocupen. Adiós chicos, gusto de conocerlos. — Dijo Brianda con voz nerviosa mintiendo y marchándose con rapidez.

Chris se levantó con seriedad y expresó con pretendida tranquilidad:

— Yo me voy a descansar a casa. Ustedes vayan a divertirse.

— ¿Chris podemos hablar en privado? — Preguntó Alex al ver la molestia de su pareja.

Lo jaló del brazo alejándose de Adrián un poco para decirle bajito:

— ¡Que sucede contigo! Yo quería que nos acompañaras en el bar y me cuelgas. Llego aquí preocupado por ti y te veo con esa zorra seductora.

— ¿Yo? No hice nada. Brianda sólo quería tranquilizarme porque estaba muy molesto. Me dejas esperando, siempre nos vamos juntos los sábados.

— No seas infantil, pareces un mocoso berrinchudo. Adrián está de visita, ¿no puedes ser un poco más flexible?

— ¡Vete a la mierda! Me voy a casa.

La ira creció demasiado entre ambos pero mientras Chris se dio media vuelta, sus palabras le retumbaron deteniendo sus pasos. En realidad no tenía a nadie más, su familia le dio la espalda, y ese chico lo acogió en su casa sin pedir nada. Incluso no podía pagar su parte proporcional de los servicios. Justo antes de decir algo para doblegar su orgullo, una mano lo tocó del hombro:

— Lo siento mucho Chris, no quise decir eso. Es que me dieron celos de ella, recuerda que por poco te casas con una mujer. Simplemente recordé aquello.

— Perdóname tú yo…

— Vamos a beber y olviden sus diferencias. — interrumpió Adrián colocándose justo en medio de ambos, notando que ellos tienen una unión bastante fuerte. No quiso ver como nuevamente uno caía amorosamente en brazos del otro. Lo que estuvo a punto de ocurrir.

Christian finalmente accedió a ir con ellos y ahí uno compitió contra el otro en los tragos, sin embargo ninguno ganó esa competencia sinsentido, dos tipos con la cabeza en la barra fue lo que Alex obtuvo de verlos beber como unos locos. Mientras los llevó ayudados uno a cada lado para partir a casa, las frases amorosas se soltaron:

— Yo te amo Alex, no andes con este patán heterosexual. — Dijo Adrián tocando su barbilla mientras esperaban el taxi.

— No lo toques que él es mío, marica debilucho que te voy a matar a golpes. — Refutó Chris soltándose de Alex para caer en brazos de Adrián tumbándolo al suelo.

Alex sorprendido ante la conducta de ellos, los dejó en suelo para conseguir el taxi. Favorablemente fuera de aquél bar, muchos de ellos aguardaban por los clientes alcoholizados.

Volteó mirando a Chris recostado sobre su amigo y no pudo evitar burlarse de una escena tan extraña.

— Vamos princesas, su carroza llegó.

Sujetó a Chris levantándolo con dificultad, abrió sus alcoholizados ojos y el encanto de amor los bañó un instante que se detuvo con un suave toque de los labios de  su amado rubio que simplemente correspondió con un suspiro.

El tiempo detenido regresó a la normalidad llevando al par de borrachos hasta el departamento.

Recordó aquella mirada melancólica de su amado rubio, en la cama que compartían, observándolo detenidamente dormir pacíficamente luego de caer rendido. Con ternura repasó que tantas noches atrás esas caricias suaves y seductoras lo cautivan con cada rose y cada beso. Conocer a detalle el escultural cuerpo que con pasión muchas noches lo ha llevado lentamente al placer, lo hizo llevar su mano a tocar sus labios cerrando los ojos con la sensación de los labios de Chris sobre los suyos. Entonces pensó:

“Esos ojos tan tristes y bellos”.

Se recostó abrazando a su pareja, que suspiró como un pequeño al que arropa su madre.

El siguiente día fue realmente cansado para todos, Adrián y Christian peleando por la atención de Alex, a cada momento lo fastidiaron. Como un par de niños discutieron sobre el programa en la televisión, la comida a comprar y hasta si debían salir o no. Cosa que los hizo salir cuando no soportó más Alex el tenerlos juntos en el mismo espacio. Los llevó a un lugar donde tendrían que estar en silencio, primero al cine y luego al teatro. Incluso se vio tentado de llevarlos a un templo para orar y disfrutar de la ausencia de ruidos.

Supo de inmediato que Chris es muy competitivo y sus celos son algo fastidiosos, puesto que negó que Adrián pudiera tener malas intenciones luego de tantos años como buenos amigos. Puso en un pedestal ese afecto incondicional que Adrián tenía por él, supuso que nunca llegaría a dañarlo de alguna forma, no obstante nunca notó que con cada sonrisa procuró hacerle ver que es mucho mejor que su actual relación.

Llegar a casa rendidos luego de su paseo que finalizó dando caminata por un parque hasta ponerlos tan cansados que no discutieran más, fue la brillante idea de Alex. Sin embargo, como fue de esperarse, en el camino Adrián cambió su estrategia fastidiosa por una aparentemente alegre y sin enojo hacia nada. De manera que hizo ver a Christian como un gruñón amargado, mucho más por su tono grave de voz portándose como un crío, a lo que los chicos latinos parecíeron muy maduros.

Fue así que sin poder evitar quedar mal ante los ojos de su pareja, Chris estaba cada vez más enfadado, por lo que al llegar lo jaló al baño y abrió la regadera para evitar ser escuchado, mientras le dijo:

— ¡Alex ya no lo soporto! ¡Quiero que se largue! 

— No te ha hecho nada, por qué no te calmas. Todo el día se han comportado como un par de niños peleando por mi atención. Al final él se calmó pero tú seguiste, lo has agredido y él no te ha respondido. ¿No puedes ser una persona cordial? Recuerda que al igual que tú no tiene a donde ir.

El golpe al orgullo dolió en su pecho como ácido derramándose, quemó lentamente mientras sus palabras murieron en su garganta con  un poco de asfixia.

— No te preocupes, yo te pagaré hasta el último centavo cuando me contraten. — expresó en medio de ansiedad combinada con frustración.   

— No quise referirme a que tú seas un invitado como él. Eres mi pareja y necesito tu apoyo como yo te doy el mío. Por favor te suplico que lo dejes quedarse.

— Como tú quieras Alex, creo que iré a dormir.

Partió a la habitación con rabia reprimida, pensó que quizá podría ser mucho más importante una tonta amistad que él. Luego de esas semanas juntos, supuso que podría quedarse al lado de ese hombre el resto de su vida, pero escuchar esas palabras lo hizo reconsiderar su posición como arrimado. Mucho más por tener tan poco tiempo de conocerse, su cabeza reflexionó el hecho de que pudiera ser el enamoramiento vacío de las hormonas.

Fuera del baño Adrián de antemano interpretó el gesto de Christian de apartar a su amigo para hablar, como una fractura en lo que creyó imposible de separar. Sonrió feliz de poder separarlos y se recostó en el sillón prendiendo la televisión  para pretender el no saber de sus problemas. Ahora si tenía que jugar el todo por el todo, preguntar sobre su relación y detalles que lo lleven a descubrir puntos débiles.

A pesar de todo, Christian miro la mañana del lunes con emoción, luego  de la crisis del colapso de su tranquilidad, intentó ser positivo y contaba los días para deshacerse del tipo fastidioso. Imaginó que dos semanas volarían por sus cursos en la academia, de manera que totalmente emocionado partió esa mañana ignorando el hecho que no tendría la posibilidad de vigilar a su pareja en las subsecuentes horas.

A pesar del enfado de Chris, a causa de ser tratado de manera humillante por Alex, le dio un pequeño beso en los labios marcando su territorio y sonrió para sí mismo, observando la envidia de su rival.

En la academia, durante todo su día obtuvo retos tanto físicos como mentales, en los que se sorprendió a si mismo de sus habilidades. No pudo como todas las veces ser el mejor, pero se esforzó como nunca lo hizo antes, sintió frustración de no poder ganar a todo mundo, sin embargo su entereza lo llenó de un ánimo de competitividad.

Alexander con la sensación extraña que le impartió su pareja por ese beso amargo, supuso que debía ser paciente ya que la petición de permitir a su amigo quedarse, creó asperezas en su relación. Sus reflexiones se interrumpieron de inmediato con el timbre, puesto que su amigo Brandon sin falta, los días laborales parte con él a realizar sus rutinas de ejercicio.

Brandon entró observando que en vez del novio rubio de su amigo, un chico delgado y con la piel un poco bronceada se arreglaba en la sala. De inmediato se preguntó si su amigo cambió de relación. Lo llamó aparte y le dijo:

— ¿Alex qué sucedió con Chris?

— Se fue a la academia.

— ¿Entonces tienes un nuevo novio?

Entre risas lo llevó al lado de Adrián que se rasuraba en el baño y lo presentó:

— Brandon, él es Adrián, mi mejor amigo del bachillerato. — Sonriente se dirigió a Adrián y continuó: — Tú crees que Brandon preguntó si eres mi nuevo novio.

Con vergüenza Brandon lo saludó y de inmediato respondió Adrián con astucia:

— Si yo fuera su novio, te aseguro que no se podría mover de la cama, con esos glúteos no podría soltarlo.

Brandon rió forzadamente del comentario y Alex se sonrojó, por lo que corrigió su desacierto:

— Me refiero a que tienes ese par hermoso que necesito hacerme de unos así. Lo bueno es que iremos al gimnasio y tendrás que darme todos tus trucos.

El comentario tranquilizador que por un momento lo hizo sentirse extraño fue olvidado al tomarlo como una simple broma pesada.

 Una vez en el gimnasio, Adrián se puso la ropa más pegada que consiguió y un revelador short hizo a su amigo notarlo de inmediato, pues desde el día viernes sus instintos no habían sido calmados ni por su propia cuenta. La seriedad de su pareja Chris, lo puso un poco molesto y a la vez extrañado de tenerlo así; además de la discusión en la que pidió que echara a su amigo.

Sin conseguir nada con Alex, Adrián se sintió algo desesperado, pensó en cambiar de estrategia procurando ponerse a la altura con un empleo en aquella ciudad. Por lo que luego de acompañar a su entrañable amigo al gimnasio, decidió probar suerte en aquella enorme ciudad. Reflexionó tantas veces en sus acciones, si de verdad podría abandonar toda su vida por una relación a la que se estaba encaprichando, aunque de alguna forma se justificó a sí mismo  en creer firmemente que su amor era tan fuerte que es capaz de entregarse por completo.

Por otra parte su racionalidad lo golpeó varias veces recalcando el enorme error que podía cometer de afianzarse a algo sin futuro certero. Respiró profundo e ignoró el raciocinio, su cuerpo le dictó que ese hombre debería ser suyo de una u otra forma. Esperó demasiado y no se daría por vencido.

Mucho más tarde, sin tener éxito en lograr obtener un empleo, volvió a buscar a Alex al trabajo para irse juntos a su casa. Por supuesto adoró el hecho de no tener que ver a Chris, ya que su empleo en la cafetería lo absorbió, más por el hecho que decidió ganar más para pagar los servicios básicos y no sentirse como un arrimado. Aumentó las horas laborales y su jefe accedió a darle todas las de la tarde luego de la academia. Incluyendo algunas del fin de semana. Además de ganar dinero tendría el pretexto para hacerse el ofendido y no tener que verle la cara al infame Adrián.

Por la noche el chico rubio, fatigado llegó al departamento para encontrar una escena desagradable, su novio al lado del odioso tipo riendo. Con una mano de su amante tocando amigablemente al intruso en el hombro. Sintió hervir su sangre, aunque recordó que su orgullo herido no lo haría luchar por quien no merece su atención. Procuró encerrarse en sí mismo y sin hablarle se metió al baño a ducharse. Una vez aseado, se metió a dormir, puesto que su cena la comió fuera con tal de no probar aquellas cosas extrañas preparadas por Adrián, sin olvidar que su primer día fue realmente agotador. Su cabeza tocó la almohada y voló al mundo de los sueños.

De inmediato Alexander notó la distancia con Christian, lo miró ese día levantarse temprano y a pesar de dormir en la misma cama días atrás, no pretendió ni una sola vez tocarlo de la manera dulce en la que lo hizo cada noche luego de tenerlo como pareja. Las pesadillas volvieron de inmediato, Alex en la madrugada se levantó como un zombie o un poseso. El profundo cansancio de Christian le impidió darse cuenta, aunque el pequeño felino procuró como las anteriores veces despertar al humano para que volviera a dormir, revolcándose en sus piernas para hacer notar su preocupación. Sin éxito Alex se quedó parado frente a la cama empujando la pared lateral de la habitación con ambas manos por horas, hasta que el dolor en sus piernas lo despertó y con esa extraña desorientación de ser sonámbulo volvió a recostarse.

El extraño sueño de Alex que lo llevó a levantarse, reflejó sus temores con una aplastante muralla contra él, de la cual corrió. Con esto como razón, se puso de pie en la realidad, pero en el sueño sin tener a donde huir empujó aquella muralla que al despertar era sólo la pared de su habitación. Lo malo de aquellos sueños realistas de sonambulismo, es que la persona en cuestión no llega al estado del sueño reparador, sino que el esfuerzo físico y el realismo lo mantienen en medio sin dejar que su cuerpo descanse.

Por la mañana el despertador sonó y Christian se levantó mirando a su amante dormir, e ignorándolo partió a sus clases. Adrián lo miró salir y fingió  no prestarle atención, no tendría que saludarlo sino está Alex presente para actuar de ser muy cordial.

Expectante con el desayuno listo, tocó a la puerta de su amigo para apresurarlo. Se percató de su cansancio y como ya lo conoce de años atrás, por todas las veces que habló de sus sueños y síntomas, supo que tuvo un episodio de sonambulismo. Hablar de aquellos sueños lo dejaba descansar en ocasiones, aunque si tenía asuntos sin resolver que originaran algún tipo de culpa, esos sueños no paraban hasta encontrar la causa.

Durante el desayuno, Adrián indagó y sintió un poco de culpa por el estado tan fatigado que produjo en su amigo, a razón de los inconvenientes que origino a propósito. A pesar de ello le agrado saber que problemas en su relación podrían darle esa oportunidad de convertirse en su pareja.

El pobre Alex al siguiente día nuevamente con sonambulismo, por el mismo sueño que se tornó recurrente pues nuevamente esa pared lo persiguió y se miró empujando con tal de no ser aplastado. Chris lo miró levantarse esa noche pero supuso que iría al sanitario, a causa de ello continuó durmiendo sin notar que se quedó parado frente a la pared y comenzó a empujar.

El pasar de los días causó un sobre esfuerzo en Christian que lo puso a tope. Muy temprano a levantarse para hacer ejercicio durante las pruebas físicas en la academia, junto con clases, exámenes y por las tardes atender mesas en la cafetería, originaron un cansancio extra. Mucho más el efecto que produjo ver la simpatía de su amante con su mejor amigo, que mermaron su salud y con una gripa ligera el jueves de esa semana partió a sus cursos. Procuró tomar antigripales y continuó su exhaustiva semana sin claudicar.

Ese mismo día, Adrián no pudo olvidar que el origen de su visita, que en primer lugar fue llegar en la semana de cumpleaños de su querido amigo, con tal de felicitarlo, hacerle saber lo mucho que le importa y quizás conquistarlo finalmente. Se alegró de que su plan surtiera efecto lentamente pues cada vez percibió mucha más empatía de Alex hacia él y discordia con su novio. Con alegría ese día lo despertó con “Las mañanitas” con mariachi desde su celular, por supuesto que aguardó a que Christian partiera. Sin saber que decir, Alex se emocionó y en secreto ese mismo día, Adrián planeo una fiesta sorpresa en el departamento de su querido amigo que acontecería el día sábado. Así le informó discretamente a Brandon durante las rutinas de ejercicio, para que trajera a otros compañeros de su empleo, todos con las cosas necesarias con tal de que no sospechara.

Cada día marcado en el corazón de la pareja como laceraciones que sangrantes dolieron con la distancia, la indiferencia y la falta de afecto. Ni un beso, ni una caricia, incluso las miradas de amor dirigidas a la nada, como si de alguna forma una especie de comunicación silenciosa pudiera hacerle saber el sufrimiento de su compañero. Por supuesto que al no poder transmitir con palabras o acciones los sentimientos se volvieron fútiles, el viento cargó con ellos e hizo eco en el vacío de sus corazones. ¿Una semana es suficiente para apartar a dos seres que se aman? En realidad ninguno lo tenía contemplado de esa forma, pues esa noche un muy feliz Alexander por las felicitaciones en su empleo y con su amigo Adrián que lo acompañó a cenar ese día, llegaron un poco más tarde que Chris y lo encontraron en la cama fingiendo dormir.

El rubio un par de horas antes, al no verlo en casa supuso lo peor, su amante era demasiado atento, para no hacer algo en la cama de ambos, pero imaginó que quizás podrían estar  en algún hotel, porque el distanciamiento lo tenía sospechando que todo tendría un fin muy pronto, tal cual sus anteriores relaciones. Le dolió aquella noche escuchar la puerta y las risas entrar, los sonidos de la voz de su novio con felicidad. Un par de lágrimas se detuvieron con el orgullo impidiendo a toda costa expresar el mar de tormento y pesar que cubrió cada pensamiento.

Al contrario, Alex se encontró feliz y dispuesto a rogar por atenciones de índole sexual, en realidad un poco de besos y dulzura de su pareja anheló con emoción. Decirle de su cumpleaños y celebrar juntos con una noche de pasión silenciosa por tener a Adrián de huésped. Ingresando a la habitación, suspiró al verlo dormir sin poder mirar el rostro que se encontraba volteado hacia la pared. Extrañamente el felino Koi de Alex en los brazos de Chris se envolvió consolando su pena desde que presintió su sufrimiento. El pequeño felino capaz de percibir las sensaciones de sus amigos humanos procuró acompañarlo desde su arribo y recostarse a su lado con tal de tranquilizar su corazón con ronroneos leves. Alexander los miró de esa manera, sintiendo más que nunca la distancia, nunca tuvo la oportunidad de recomponer la situación, ni comentarle de su fecha especial.

Se acomodó a su lado a dormir esperando tener una pequeña oportunidad de hablarle por la mañana.

Con las emociones a flor de piel y sin poder expresarlas Christian se levantó mirando el lado de su amante vació. Las risas en la cocina le dieron la pista de su localización. Pensó por costumbre lo peor:

 “¿Será que Alex tuvo una aventura con Adrián y por eso no quiere compartir nuestra cama?” 

Sin tener idea, esta vez Alex madrugó con tal de encontrárselo y hablar un poco, ya que sus intenciones de arreglar todo no cesaron. Extrañó cada mirada, cada beso y por supuesto esa entrega tan abrasadora que poseía su pareja.

Christian salió como rayo al sanitario tratando de evadir verlos. La tensión fue demasiado espesa entre cada paso que lo hizo sentir deprimido y mucho más agotado. Alex con emoción intentó hablarle pero sin respuesta azotó la puerta. Pretendiendo obtener un poco de afecto tocó a la puerta:

— Chris, abre. ¿Puedes dejarme bañar contigo?

— No me molestes que tengo prisa. — Respondió con fastidio.

El rechazo le dolió de manera que guardó su molestia y con toda intensión de hablarle después pensó en alguna forma de confrontarlo por la noche.

Antes de marcharse a trabajar, Christian contó el dinero reunido desde que adquirió su empleo en la cafetería y se percató que todavía no podría pagar un alojamiento por sí mismo. Le tomaría por lo menos un mes el ahorrar para pagar el depósito y tener para imprevistos, no se marcharía por lo mientras, sin embargo dormir al lado del cual presiente su traición le incomodó. No pretendió más sentir alivio de tener una conexión como la que ambos ostentaban desde que se mudó a su lado.

Por la noche al llegar a casa, Alex lo abordó:

— Chris necesitamos hablar.

— Estoy cansado, no tengo ganas de discutir, mejor ve a hablar con Adrián que te espera en la sala.

— Vamos no te quitaré tu tiempo.

— Alex, trabajo, estudio y tengo un poco de gripe, necesito descansar no puedo estar a tu disposición.

— Yo creí que éramos una pareja y por eso hay que hablar de nuestros problemas.

— Mira novio egoísta, ¿no me ves? Tengo ojeras y estoy cansado. Si de verdad quieres hablar lo hacemos cuando tenga tiempo. Por ahora déjame descansar y sigue divirtiéndote con tu amigo.

— Si así lo quieres… Simplemente … — Un “te extraño” murió en sus labios, el orgullo fue más grande luego de ser tratado de esa forma tan grosera.

— ¿Simplemente qué?

— Creo que trabajas más de la cuenta, ya no te veo.

— Tengo que pagar mi parte de los servicios y renta, no puedo quedarme a ser un arrimado. — Alzó la voz mirando a Adrián al fondo que pretendía no escuchar mirando la televisión.

— Nunca quise insinuar nada como eso. Discúlpame.

— Olvídalo, tienes razón, creo que me voy a dormir que de verdad estoy agotado.

Con la palabra en la boca dejó a Alex que se quedó bastante triste por la mirada fría de esos ojos marrones que jamás creyó recibir. Ni aquella vez que terminó con él por sus padres obtuvo ese desprecio. ¿Podría ser que aquel amor desapareciera? ¿Ese hombre que dejó todo por él perdió el afecto ilimitado que decía poseer? Tantas preguntas se formaron en su cabeza. La sonrisa se le desvaneció y caminó cabizbajo hasta Adrián que no dijo nada y simplemente lo abrazó. El amigo egoísta que no tuvo corazón para rematar sus sentimientos con conjeturas que procuraban separarlos como los días anteriores. Esperaría como los buitres al siguiente día a terminar de comerse las bases que los unen, al fin y al cabo tendría tiempo de charlar con él como los días anteriores.

Alex intentó dormir pero al percibir a su pareja tan resentido, decidió darle un poco de espacio, ciertamente el tener demasiado trabajo es un detonante para la neurosis, por lo que pacientemente aguardaría hasta el día sábado para salir solos sin adrián e incluso no llegar al departamento.

El viernes transcurrió como los días anteriores, cada cual en sus actividades. Por la tarde como los días anteriores, Alex y Adrián juntos charlando hasta que con la sensación de que ocasionaría más celos en su pareja decidió marcharse temprano a dormir. Sin embargo se quedó dormido en la habitación para cuando Chris llegó a recostarse con él.

Los episodios sonámbulos cesaron para Alex esa noche, puesto que comprendió el problema aplastante de no hablar sus sentimientos, de manera que su afán para solucionar los problemas le permitió descansar esa noche.

El sábado llegó y Chris partió a trabajar muy temprano. Alex con mucha alegría esperó sorprenderlo con su visita, sin saber de la fiesta que aguardaba para recibirlo. Al verlo arreglarse para irse con Christian le preguntó con preocupación Adrián:

— ¿Disculpa Alex saldrás hoy?

— Si Adrián, quiero arreglar los problemas con Chris e iremos a pasear por ahí, seguramente no llegaremos hoy, así que te dejo el departamento. Y no hagas fiestas salvajes.

— Respecto a eso… hoy vendrán tus compañeros de trabajo a celebrar tu cumpleaños. Los invité para hacerte una fiesta sorpresa, pero como parece que no estarás tengo que arruinarla.

— ¡Qué dices! Bueno iré por Chris y al rato regresamos por mi sorpresa. ¿A qué hora tengo que estar aquí?

— A las cuatro, se supone que todos llegarán puntuales y juntos para darte la sorpresa.

Pensó con frustración que quizá esa fiesta sería mala idea para su reconciliación, pero dos horas de estar con Chris a solas podrían arreglar sus diferencias. Llegó poco antes de las dos de la tarde y un apurado hombre rubio repartiendo café a todas las mesas con uno solo compañero para ayudarlo parecía estar en el borde del colapso. Ni una persona cabía en esa enorme cafetería, incluso las mesas del exterior llenas a tope, además de la barra y cada silla utilizada por personas.

Se aproximó a él sonriendo mientras Chris esperaba en la barra por la siguiente orden y preguntó:

— ¿No saldrás verdad?

— El jefe me pagará extra si me quedo en lo que llegan los demás, ¿qué no has visto? El lugar está repleto y apenas puedo entregar menús o las peticiones.

— ¿Puedo ayudarte?

Con una persona quejándose de esperar se vio forzado a responder a Alex:

— Si, atrás hay mandiles, toma uno y ayúdame. Los menús están ahí y las libretas de pedidos.

Con la sonrisa más encantadora, los ojos negros de Alex brillaron por sentirse útil a su novio. Trabajaría codo con codo con tal de sentirse cercano. Se esforzaron ambos y cuando dieron casi a las cinco de la tarde llegaron sus compañeros. Christian se sintió de alguna forma feliz y agradecido de las atenciones de su pareja, olvidó de momento sus problemas y al salir sujetó su mano caminando por la calle. De pronto, el teléfono de la mochila de Alex sonó deteniendo el lindo momento y liberando el agarre:

— ¿Dónde estás Alex? Tenemos casi una hora esperando por ti.

— ¡Ya vamos!

Christian recordó su enfado y más por la respuesta tan obediente de su novio. Deseo con fuerza no tener que ver la cara de Adrián ese día y pensó llamar a algún amigo de su fraternidad para ir a beber hasta perderse, inclusive pedir alojamiento. Un distanciamiento quizás le traería un poco de paz. Lo único malo es dejar el uniforme en casa, de manera que caminó al lado de Alex sin decir nada con su sentimiento de hastío.

— Yo quería que habláramos y estuviéramos un rato a solas, pero Adrián me organizó una fiesta de cumpleaños en el departamento, con los compañeros.

— ¿Es tu cumpleaños? — Dijo saliendo de sus abstracciones.

— No, fue el jueves.

— Nunca lo dijiste… Felicidades Alex. — Expresó desganado en medio de sus rencores, pues recordó la salida  que tuvo al lado de Adrián intuyendo que las cosas podrían ser peor de lo que imaginó.

Una vez en casa, pretendió escabullirse luego de las múltiples felicitaciones, sin embargo el par de chicas metiches Valerie y Sandy lo detuvieron regañando por la cara larga, por lo que respondió:

— No es nada chicas. He tenido mucho trabajo últimamente y no he dormido bien.

— Qué curioso Chris, Alex también se ve agotado todos los días. — manifestó Sandy burlonamente, a lo que Valerie completó:

— ¿Será que no lo dejas salir de la habitación?

El sonrojo lo cubrió por el comentario atrevido y negó de inmediato:

— Ambos tenemos mucho trabajo.

Se marchó al instante por la incomodidad caminando a la cocina buscando a Alex. Entre tanto desde la cocina Adrián miró a Chris aproximarse y como último recurso, utilizaría algo que jamás había hecho, pero que sabría partiría la relación como sello final. Contando los segundos para que Chris los viera de “casualidad”, besó a Alex en los labios justo en el momento perfecto.

La ira de Christian se hizo enorme, sus piernas que parecían no responder casi como flotando lo llevaron lejos, no permitiría sentirse burlado de esa desagradable forma. El llanto se atoró con la desdicha, los sonidos de la música y cada uno de los invitados desaparecieron a la vista del rubio caminando sin notar nada, envuelto en esa sensación de deterioro, de podredumbre de su corazón que engañado se aferró a que nunca debió tomar en sus manos su destino. Rememoró a sus controladores padres, puesto que prefería vender su destino a permanecer un segundo más en ese lugar. Suplicar, rogar por el perdón e incluso negar su preferencia sexual hacia los hombres sería un costó pequeño, con tal de escapar. Caminó furioso a la habitación y se sentó en la cama a pensar si debería actuar de esa forma o reclamar por una explicación o disculpa.

Entre tanto en la cocina lo que ocurrió fue un empujón de Alex al sentir los labios de Adrián:

— ¡Qué haces Adrián!

— No seas aguafiestas, solo fue un beso ¿no te gustó? Fue broma amigo, ya regreso. Tengo algo importante que hacer.

Apuntalar las acciones para convencer a Christian de marcharse lo llevó hasta la habitación. Sin cerrar la puerta se aproximó al que se encontraba con las manos cubriendo su rostro sentado en la orilla de la cama.

— Tenemos que hablar Christian.

— ¡Que haces tú aquí! No te atrevas a dirigirme la palabra que voy a matarte a golpes. Lo único que me detiene son esas personas afuera, no quiero darles espectáculo, pero vuelve a hablarme y te mataré.

—  Debes dejarlo libre.

Con un fuerte agarre del cuello de su camisa, lo azotó contra la pared y lo miró con furia. La profunda desesperanza se tornó en cólera, su respiración se agitó y escuchó de su rival otra vez:

— No entiendes que nos amamos y tú interfieres.

Sus ojos llenos de lágrimas inundaron cada parte de rabia que azotó en un puñetazo al rostro del sedicioso.  Alex entró gritando ante la furia de su amante que pateó al tipo en el suelo.

La repentina aparición de Alex se debía a que un par de minutos antes se encontró totalmente contrariado por el beso de Adrián en la cocina, aunque fue interrogado por Valerie que le dijo de inmediato:

— ¿Sucedió algo malo con Chris? Lo acabamos de ver salir con el rostro desencajado, luego Adrián fue tras él.

Sin responder corrió hasta la habitación en donde escuchó la frase de labios del que creyó su mejor amigo:

— No entiendes que nos amamos y tú interfieres.

Tan sólo miró caer el cuerpo de Adrián al suelo con el puñetazo y no sospechó que la ira de su rubio se socavara pronto. Lo tomó por el brazo y le gritó para calmarlo.

— ¡Christian! ¡Detente por favor!

— ¡Traidor! ¡No te atrevas a detenerme que también contigo ajustaré cuentas!

— Adrián me tomó por sorpresa, sus labios solo me tocaron por encima y lo aparté porque no somos nada y él no me importa.

— Mejor déjame tranquilo, no quiero escuchar tus tontas excusas. ¡Sabes que! Me hago aún lado. No soporto más que te burles en mi cara. Ahora ya pueden ser felices. ¡Me largo! — Gritó Christian conteniendo la furia y caminando al armario para tomar sus cosas.

— ¡Cálmate! No siento nada por él, porque yo te amo a ti. ¡Jamás amé a nadie y creo que te he amado desde que te conocí! No te vayas.  ¡Maldita sea! Todo este tiempo que te he conocido me he perdido en ti. No soportaría verte partir. Por favor mírame a la cara y ve la verdad en mis ojos. Tú sabes que nunca entregué mi corazón. ¿No fuiste capaz de verlo con cada beso que nos dimos? ¿O al mirarte mientras te uniste a mí?  

Unas lágrimas amargas rodaron por el rostro de Chris inevitablemente, no supo que decir, un sollozo deprimente escuchó Alex, de manera que lo abrazó por la espalda. Fue en ese instante que escuchó la leve respuesta:

— ¿De verdad?

— Claro que sí, no lo sabía, tenía miedo de reconocerlo, pues al hacerlo no habría marcha atrás. Si de alguna forma tú decidías no ser gay, nuevamente te marcharías, lo supe desde aquella vez que terminaste conmigo. Es que imaginé que si no reconocía las cosas, podría verte partir sin sentir la asfixiante agonía de tu partida. Pero no importa puesto que ya no puedo sacar este amor. 

— ¿Entonces de verdad no tienes nada con él?

— Por supuesto que no. Esta persona desleal se largará de nuestra casa. Señaló a Adrián que se levantaba trabajosamente del suelo.

Los sentimientos ahogados en sentimiento de una tranquilidad combinada con la consternación de todas las cosas reprimidas los últimos días, salieron a flote. Un tierno abrazo del rubio envolvió a su novio sin poder pronunciar una palabra. Se quedaron así hasta sentir la humedad de las lágrimas de ambos.

— Te extrañé tanto Alex. Te necesite todos estos días. ¿Cómo pudiste olvidarte de mí?

— Jamás me olvidaría de ti… porque te amo. No me importa si tú no me. — Interrumpiendo las palabras afligidas respondió:

— También te amo, lo supe cuando mi corazón se rompió al verte besarlo a él.

— Te digo que yo no lo besé, ese tipo mentiroso me tomó por sorpresa. Me gustan únicamente tus besos. Perdóname por dejar quedarse a este sucio hipócrita.

El beso amoroso los cubrió con dulzura, mientras sin notarlo Adrián lastimado tomó sus cosas que se encontraban en el armario de la entrada y se marchó en silencio arrepentido de sus acciones.

En la sala, Valerie al lado de Sandy contrariadas por las reacciones de los tres chicos, habían puesto el volumen muy alto de la música para evitar que se escuchara la discusión. Una canción ruidosa de rock sonó estridentemente contrariando a los invitados, por lo que tiró el control del aparato tras el sillón fingiendo que no podía alcanzarlo, con tal de dar tiempo a su amigo de arreglar las cosas sin que nadie se metiera en sus asuntos. Dio un par de minutos y cambió la canción al ver salir a Adrián del departamento.

Mientras tanto la tensión entre ellos se volcó a la cama. Los besos húmedos y algunas lágrimas de ansiedad, locura y amor, rodaron por la piel de Alex que sin camisa, se sujetó del rostro que con besos bajó lentamente por su pecho hasta morder los pezones.

Con fiereza retiró los pantalones de su chico latino, no preguntó sobre sus deseos, supo desde su corazón enamorado el profundo deseo de unirse y perdonar con esa caricia íntima y profunda cualquier oscuridad que nublara su juicio.

No lo pensó Christian, él que jamás se atrevió a tomarlo en su boca, lo sumergió lo más hondo que pudo. Con gemidos ahogados de Alex se contuvo tratando de no correrse en su boca pues sabía lo especial que su pareja es con respecto a probar cosas indeseadas.

Con fuerza sintió dos dedos explorar su interior, doliendo al inicio pero distrayendo el orgasmo que a cada segundo se tornó  irresistible. El fuego subió desde esa zona quemando cada parte de su anatomía, al instante en que los dedos expertos tocaron su próstata, un gemido salió mientras que le dolieron los testículos al contener su culminación de esa manera tan forzada. Su pareja de inmediato notó el gesto de placer contenido, la locura se apoderó de él y forzó con mucha mayor tensión el punto dulce de Alex frotando con rapidez, mientras introdujo el miembro en su boca hasta causarse una arcada que contuvo al sentir los chorros calientes de la esencia de su pareja, el cual apretó sus cabellos entre sus manos. El asco lo disimuló mientras Alex perdido en el orgasmo se avergonzó un poco diciendo con la respiración cortada:

— No tenías que tragarlo… pudiste escupirlo… Lo siento.

— ¿Puedo ir dentro? Me estoy muriendo de ganas.

— ¡Qué esperas!

De inmediato la penetración apresurada lo hizo respirar con agitación para relajarse, sin embargo los labios dulces con el sabor de su propia esencia  lo besaron anhelando aquella unión. Se introdujo totalmente y se detuvo esperando por sentir la presión desvanecerse. Aunque los besos correspondidos lo trastornaron, forzando sus movimientos que en quejidos detuvieron el avance, para preguntar:

— ¿Te duele?

— No, yo quiero que sigas.

De inmediato ante la negativa de su chico rubio por lastimarlo, se movió a sí mismo pegando las caderas hasta el ansioso miembro que volvió a envestir al tiempo que no detuvo aquellos embates a su cordura. Besó inmerso en la lujuria a su amado hombre y sin notarlo de su boca dijo aquellas palabras contenidas.

— Te amo Alex …nnnnnghh.

Gimió Christian eyaculando en el interior de Alex que al sentir aquellos movimientos pulsantes del miembro en su interior mientras se corría, consiguió en él también un orgasmo desde su próstata, ocasionando que su pareja todavía lograra retorcerse mucho más de placer. 

El problema y todas las tensiones trajeron ese momento especial de reconciliación que los quemó en el ardiente deseo de una pasión de amor. Para finalmente en un pequeño profundo beso sellar el afecto expresado.

Las respiraciones aceleradas y los cuerpos aletargados se recostaron mirando el rostro de su amado sin pronunciar palabra. La música de la fiesta en el exterior los llamó a la realidad que se cernió lentamente como si los sonidos se volvieran cada vez más claros.

— No quiero arruinar el momento pero hay una fiesta en tu honor afuera y creo que debemos ir o sabrán lo que estuvimos haciendo aquí.

— Con esos ruidos seguro que ya lo saben.

Christian se sonrojó totalmente mientras se abotonó su camisa respondiendo:

— Creo que voy a lavarme los dientes y refrescarme en el baño.

— Siento haberme corrido, pero tú me forzaste.

— Olvídalo, sólo deja de mencionarlo que me avergüenzas. Mientras te levantas yo voy a aparecer en la fiesta. Te espero ahí.

 La fiesta esperó mientras interrogaron a Christian el par de chicas metiches, el cual con respuestas cortadas explicó de manera simple el altercado. Algunos minutos después apareció Alex con el rostro lavado y perfume, además de otra camisa seca. De manera que la fiesta continuó un rato más y hasta partieron un pastel con el clásico “Feliz cumpleaños”.

Sin importar todas las felicitaciones y regalos, lo más importante del día para Alexander fue aquella reconciliación tan anhelada que se fundamentó por la noche en mimos, una larga charla con algunos reclamos y  muchas disculpas.

A partir de ese día los problemas comunes aparecieron para llevarlos a pelear continuamente arreglando las cosas sin disgustarse mucho, pero divertirse con su relación que por estar bien afianzada soportó aquellos obstáculos pasados. Lo más preocupante vendría seis meses después cuando una llamada desde el país natal de Alex cortaría la tranquilidad de ese pequeño hogar. Los terribles episodios de sonambulismo regresaron a mermar incluso la seguridad de chico latino que finalmente tendría que enfrentar aquello de lo que escapó hacía poco más de un año.

Notas finales:

Hey todos! si la leen y les gusta no olviden hacérmelo saber que de esa forma me animan a seguirle y gracias n_n de antemano  


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