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Love-30 por Kitty Pasta

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Notas del capitulo:

Cuando cortás el capítulo anterior en la mejor parte y te demorás mucho en actualizar (por qué eres así?)

Ok, quería usar la frase del meme, pero ya que estamos... les diré que este capítulo tiene partes diferentes a como era la primera vez que lo subí, dicho en fácil, lo reescribí para incluir unos parráfos muy lindos que ya verán. La primera vez me pasé de cursi, tal vez porque Roger y Allen se conocen hace muy poco, pero después de todos los dos son hombres, y pensé, ¿por qué negarles su derecho a gozar juntos?"

En fin, concluye esta trilogía del episodio 7, el final del campeonato y a ver que sigue después de eso... 

La lánguida mirada de Allen le dio luz verde para seguir adelante, de modo que lo tomó por las mejillas y se las acarició lentamente para luego volver a besarlo. La unión de sus labios fue completa e íntima y lo transportó a un lugar más allá de la razón, un lugar hermoso en que no existía nadie más y en el cual podían intercambiar sus corazones sin miedo a las consecuencias. En este nuevo beso Allen se animó a agarrarlo con más confianza, de modo que no tardó en deleitarse con sus jóvenes manos recorriéndole la espalda lo que a su vez lo incitó a él a tocarlo, queriendo conocer en profundidad su esbelto cuerpo. Algo lo bastante atrevido como para que su piel se acalorara al simple tacto. Con delicadeza le introdujo una mano bajo la camisa y la subió lentamente hasta llegar al pecho, palpándoselo despacio y maravillándose de lo suave que era y lo bien que se sentía rozarlo. ¡Y qué sensible era, a juzgar por los ruiditos de placer que emitía Ali! Era embriagador, tanto como para volverlo loco. Al tiempo que llegaba a esa conclusión sintió como el calor se expandía como una hoguera entre ellos, por lo que subió del todo su camisa y contempló con adoración su cuerpo. Sus miradas excitadas se cruzaron por un segundo antes que Allen cerrara los ojos por la vergüenza, pero como no le dijo nada se animó a acercarse y lamió su pecho con deleite, sorprendiéndose de que no le costara nada hacer aquello. Fue tan natural como respirar, el besar sus pequeños pezones, lamerlos, oírlo gemir sin control. Su masculinidad se despertó del todo y Allen pudo sentirlo contra sí, por lo que se asustó un poco y susurró:

-Roger, espera, espera… si seguimos así…

-Lo siento, querido, es que no me puedo contener… ¡eres tan lindo! Si yo hubiera sabido antes que eras tan perfecto… y tan sensual…

-¿Tú si que sabes decir cosas vergonzosas, no?- inquirió Allen mordiéndose el labio.

-Eso parece. Espero que no te moleste, porque no podré evitar decirlas si te tengo siempre a mi lado.- Sonriendo con amor le bajó la camisa y volvió a centrarse en su boca, y en su cuello, queriendo más de ese placer recién descubierto y sin darse cuenta como su erección se chocaba con la del rubio, que sí lo había notado y temblaba como una hoja. Si empezaban a rozarse sería imposible parar, ¿y qué pasaría si justo llegaba alguien y los encontraba haciendo el amor? Pero a la vez, ¿cómo decir “no” a ese hombre tan divino al cual deseaba con todas sus fuerzas? Sabía que un solo gesto suyo bastaría para que Roger se lo hiciera.

-Te amo- le dijo al final con lágrimas en los ojos, lo que bastó para que Roger parara y lo mirara: después de eso, como por arte de magia su deseo se apagó, y solo pudo abrazarlo de nuevo. Ambos se abrazaron, se sostuvieron por un rato, y luego el mayor comprendió que aquel no era el momento ni el lugar para hacerle caricias a su rubio. Se merecía algo mejor y bien podían esperar, en ese momento, todo lo que Ali necesitaba era su apoyo y él se lo daría sin perder de vista los límites.

-Yo también te amo- le contestó con un dulce beso en la frente.

-Estoy tan confundido aún, yo… no lo puedo creer…

-Tranquilo, Ali. Yo me ocuparé de todo. Sé que debes tener muchas dudas, pero ahora me gustaría llevarte a casa primero antes que la tormenta se ponga peor, si es que puede empeorar, digo. ¿Estás de acuerdo?

 

-¿Eh? No sé… supongo que sí, pero…

 

-Quédate tranquilo- interrumpió adivinándole los pensamientos.- Te prometo que no voy a desaparecer después de esto como si fuera un espejismo.

 

-¡Ah! ¿Cómo sabes qué era eso lo que…?

 

-Porque no es difícil de imaginar realmente. Apuesto a que aún estás shockeado y confundido por el hecho de que no solo no rechacé tu declaración, sino que la correspondí y te besé. ¿No era lo que esperabas, verdad? Por ser yo quien soy.

 

-Bueno… sí, tienes razón. No lo esperaba. Pero me gusta- agregó de inmediato, ilusionado- si este no es un sueño, me gusta mucho, porque significaría que tú de verdad me amas…

 

-Claro que sí- afirmó con decisión, rodeándolo por tercera vez por la cintura con ademán cariñoso, como para mostrarle que no era una ilusión.- Aunque lamento no haberme dado cuenta antes.

 

-Pero Roger, nos conocemos hace muy poco- apuntó Allen.- Quiero decir, en persona.

 

-No importa. Mira, sin alargarlo porque realmente quiero llevarte a casa, hace tres días exactamente que me di cuenta de lo que siento por ti: y no es afecto de amigo, ni de padre, ni de hermano. Pero como me callé por miedo tú estuviste sufriendo, y es eso lo que lamento… ¿me perdonarías, Ali, por haberte hecho llorar?

 

Por toda respuesta Allen esbozó una luminosa sonrisa que le hizo latir más fuerte el corazón y se echó sobre él, restregándose contra su pecho y desbordándole el corazón de ternura. Le besó el pelo con profundo amor y lo estrujó en sus brazos sin pensar en nada, excepto en llenarlo de alegría por cada minuto de confuso dolor que había tenido que vivir por él.

 

-Tienes razón en que debemos hablar sobre muchas cosas, y aclarar unas cuantas dudas- dijo al fin Allen, sin el menor deseo de salir de su cómodo refugio.- Pero no hoy… no tengo ganas de pensar o hablar nada que pueda arruinar este momento. Quiero que se quede así de perfecto para siempre… ¿te parece?

 

Roger asintió, tiritando.- Claro que sí. Esta tarde será para siempre nuestra.

 

-¿Roger, estás temblando?- inquirió al percatarse del hecho.- ¡Pero qué desconsiderado soy! Lo siento, me viniste a buscar y ni me di cuenta que estás tan expuesto como yo. Volvamos- propuso de inmediato.- No tiene sentido que nos quedemos aquí más tiempo si vamos a congelarnos.

 

-De acuerdo, pero ya que lo dijiste, ponte una campera o algo. No quiero que tomes frío al salir.

 

Henchido de vanidad por la preocupación del moreno, le hizo caso y se abrigó mientras su mente se iba despejando a pasos agigantados sobre lo que había pasado allí. Ese hombre tan sexy y ardiente (le daba vergüenza incluso pensarlo) le había confesado su propio amor, lo había besado con voracidad dos veces, lo había tocado y acariciado hasta hacerlo temblar, y todo sin la menor vacilación, como si no le importara el mañana, seguro de sus sentimientos como él estaba de los suyos. Lo miró de reojo y sintió que lo miraba a su vez, tiernamente… ¿le alcanzarían las palabras alguna vez para describir lo feliz que era en ese momento?

 

-Roger, espera, una última cosa. ¿Roxy y Romina saben…? Bueno, tú me entiendes. ¿Les has contado de mí?

 

-No me he atrevido- reconoció el mayor acomodándose el pelo erizado bajo la capucha.- Pero no creo que haga falta, sabes. Ellos sospechan; sobre todo Roxy, casi podría jurar que él sabe que estoy sintiendo cosas por ti. Es solo cuestión de tiempo para que me lo pregunten directamente.

 

-Oh, cielos.- Se retorció las manos nervioso y agregó:- ¿Cómo crees que reaccionarán?

 

-Ali, tranquilízate. Tal y como me pediste hace un rato no haré nada que pueda poner en peligro nuestro día, así que me controlaré para que no se note frente a ellos que me gustas. De todas formas ya no hay apuro- añadió con serenidad que a su enamorado le resultó muy atrayente.- Porque los dos sabemos lo que le pasa al otro.

 

-Sí… esta noche podré dormir tranquilo por fin.

 

-Yo al contrario. Recordaré tu boca y no podré dormir de ganas de besarla otra vez.

 

Satisfecho de la reacción turbada del menor Roger recogió su paraguas del suelo y se le acercó, pasándole (¿cuántas veces iban ya?) un brazo por la cintura como despedida, consciente que afuera del vestuario no podría darse ese lujo. Allen pareció pensar lo mismo porque se reclinó contra él y le besó la mejilla sumido en un éxtasis profundo, hablando en un tono dulce que le encantó.

 

-Voy a hacer que te sientas orgulloso de mí mañana, Roger, te lo prometo. Ganaré a Larson muy rápido para que luego podamos hablar tú y yo a solas…

 

-No tengo dudas, mi amor. Ahora que te has quitado un peso de encima podrás concentrarte más y jugar como tú sabes. Estaré apoyándote desde la tribuna, ¿sí?

 

-Sí- asintió dichoso tras oír el apelativo “mi amor”.

 

-¿Tienes todas tus cosas ya? Bueno, volvamos. Si seguimos entreteniéndonos creo que no nos iremos más.

 

Allen tenía un paraguas propio, pero decidió “olvidárselo” sobre el banco para poder ir bien cerca de Roger bajo el suyo; aunque el paseo no era precisamente encantador con los truenos y el agua furiosa cayendo del cielo, al estar junto al hombre de su vida casi del brazo y ambos mirándose con profunda admiración era como si la tormenta no existiera realmente, y solo los llevara a caminar el deseo de gozar de un brillante y soleado día de primavera.

 

En la puerta del colegio vieron enseguida a Roxy y a Romina esperándolos, a juzgar por el hecho de que estaban abrigados y los acompañaba un chofer: sin necesidad de cruzar palabra entre ellos ambos los saludaron con aire despreocupado y casual como si nada raro sucediera y apuraron el paso, mostrando que tan solo eran dos buenos amigos apurados por emprender el regreso a casa.

 

-Los estábamos esperando desde hace rato, ¿Por qué tardaron?- preguntó Romina tiritando y metiendo las manos en los bolsillos de su campera para combatir el sorpresivo frío. Roger miró apenas al rubio y contestó, con total desfachatez:

 

-Lo siento, hermana, nos pusimos a hablar y se nos fue el tiempo sin darnos cuenta.

 

-Bueno, ya está entonces. ¿Podemos regresar al hotel?

 

-Sí, pero primero dejaremos a Allen en su departamento- recordó. Roxy asintió y envió al chofer a acercar el auto a la entrada, pero sin dejar de notar la serena y dulce mirada de Allen que, perdida en un punto cualquiera del espacio, de vez en cuando se desviaba y se centraba en Roger con inusitada veneración, como si se tratara de un joven dios. Comenzó a preguntarse de que habrían hablado en el vestuario y si habrían hablado de algo, y se alegró de haber convencido a Lior de volver a su propio departamento porque él en persona se ocuparía de Allen; si hubiera estado allí podría apostar que hubiera habido una pelea o al menos un cruce de palabras con Roger, todo a causa de ese rubio con aspecto inocente que al parecer los dos se disputaban. “No saben disimular”, pensó con cinismo al verlos tan juntos bajo el mismo paraguas hablando en secreto y riéndose en voz baja; era tan obvio que hubieran deseado estar a solas en ese momento que casi se sentía culpable de estar presente. Curiosamente, el venir sospechando del asunto había amortiguado en mucho la impresión de ver a su mejor amigo con una cara tan feliz en compañía de otra persona que no era Shanna: tal vez fuera que una verdad absoluta no se podía discutir ni poner en tela de juicio, y que Roger tenía sentimientos por Allen era una verdad más grande que el universo. El porqué, el cómo, el cuándo, eran cuestiones aparte. Pero que esos sentimientos existían y (al parecer) eran correspondidos era una realidad y no había vuelta que darle. “¿Y por qué no?”, pensó, ya dentro del auto. Romina se había sentado adelante con el chofer y ellos tres atrás, con Roger en el medio: sin duda la intención había sido la que se veía y era que Allen pudiera recostarse sobre el hombro de su amigo bajo la excusa de estar muy cansado, y si se tomaban la molestia de emplear esa clase de trucos era porque no podían estar lejos sin entristecerse. Si tanto se buscaban y anhelaban la compañía del otro, pensó con benevolencia, sería cruel e inútil tratar de separarlos. Él era un ferviente partidario del amor libre; ¿Por qué entonces iba a meter su nariz en asuntos que no le concernían si Roger lucía tan pleno y era feliz? Tampoco podía subestimarlo, claro está, y suponer que no había calibrado las consecuencias de sus actos. Si a pesar de todas las dificultades que se le presentarían de elegir a Allen como compañero estaba dispuesto a intentarlo, era porque le interesaba más que como una aventura. Roger no era el tipo de hombre que pondría en peligro su noviazgo y su carrera por un simple flirteo. Volvió a observarlos con disimulo y sorprendió a Roger envolviendo protectoramente con su brazo a Allen quien, rendido, dormía sobre él con la expresión tranquila y pura de un ángel. Formaban un cuadro tan íntimo, tan adorable en su simpleza, que no pudo evitar dar un respingo.

 

“¡Cielos!”, exclamó. “¡Pero si están enamorados!”

 

-Ali estaba agotado, ¿no?- preguntó Romina girándose y viéndolo con simpatía.

 

-Sí, pobrecito. Ha sido muy estresante para él- respondió Roger en voz baja para no despertarlo y sabiendo que su actitud levantaría más sospechas, pero sin ánimo para disimular. ¿Cómo iba a rechazar el contacto con Ali si le resultaba de lo más delicioso y le encantaba sentirlo sobre sí, con esa fragilidad que tanto lo seducía? Al principio creyó que se trataba de una pantomima para abrazarlo sin culpa, pero luego sintió su respiración más lenta y comprendió que se había dormido de verdad; bueno, mientras pudiera tenerlo cerca no iba a quejarse, y se dedicó a soñar despierto hasta que llegaron a la puerta del edificio donde éste vivía. Resignado ante tener que dejarlo ir, lo despertó con suavidad.

 

-¿Qué? ¿Me quedé dormido?- musitó Allen irguiéndose y bostezando, mirando a través de la ventanilla.- Ah, vaya, ya llegamos. Muchas gracias a los tres.

 

-No hay de qué, Ali. Ahora cuídate y descansa para el partido de mañana.

 

-Sí. ¡Oh, pero que tonto! Olvidé mi paraguas en la escuela.

 

Aquella vez definitivamente Roger percibió una marcada teatralidad en las palabras del rubio, y tuvo su confirmación al verlo guiñarle un ojo. Captando la idea, se ofreció a llevarlo hasta la puerta él mismo. Si se dio cuenta que la excusa era pésima (hubiera bastado con prestarle su paraguas al menor y no bajar él en persona a acompañarlo), no le importó. Todo cuanto importaba era que tenían una última y magnífica oportunidad para despedirse de verdad, usando las palabras que en verdad querían usar y no correctas frases hechas.

 

-Me apena tener que dejarte solo, Ali. Quisiera quedarme contigo toda la noche… o que tú hubieras venido al hotel conmigo. Te voy a extrañar.

 

-Yo también, pero no podemos por ahora- se lamentó en voz baja el rubiecito, mirando para todos lados como si temiera que los escucharan.

 

-De todas formas, te prometo que ni bien llegue te llamaré a ver si estás bien y para que conversemos otro poco. ¿Mh? ¿Sucede algo?- inquirió al ver su cara vacilante.

 

-No, no… es solo que…- se sonrojó y le susurró al oído:- me hubiera gustado que esta conversación la tengamos en la cama- fue decirlo y desear que la tierra se lo tragara de la vergüenza, porque Roger se lo quedó mirando con una intensidad que no estaba en condiciones de resistir. ¿Pero cómo se le había ocurrido decir una cosa tan atrevida tan pronto, por dios?

 

-La próxima vez- le aseguró con un tono tan profundo como su mirada- dalo por hecho.

 

-¡Ay, Roger, no pienses mal por favor! Me refiero a dormir, nada más, para poder…

 

El moreno soltó una risita y le revolvió el cabello divertido, guiñándole un ojo a falta del beso que no podía darle.- ¡Ali, ya lo sé, no hace falta que te expliques! Ya sé que te refieres a dormir abrazados en la cama y nada más, y me parece muy bien para que sepas. Me imagino lo lindo que sería tenerte a mi lado en la cama, abrazado a mí, sentir tu tibieza y oír tu voz en la oscuridad mientras me voy quedando dormido… por supuesto que estoy ansiando que ese día llegue pronto. No te avergüences de desear lo mismo.

 

-De acuerdo- aceptó con infantil entusiasmo.

 

Romina no quiso decir nada frente al chofer pero, al igual que Roxy, había notado la inusual ternura de su hermano para con el joven rubio y con eso sus tenues sospechas se habían multiplicado en un abrir y cerrar de ojos. A diferencia del manager ella no se lo tomó con serena filosofía si bien tampoco con rabia; podría decirse que le chocó un poco ver a Roger tan cariñoso con un hombre que más parecía adecuado para ella que para él, especialmente porque Shanna era su amiga, pero al fin y al cabo no podía estar segura y acusar y no dijo nada al respecto cuando el moreno regresó al auto. Volvió con una sonrisa muy enigmática que hacía pensar en cosas prohibidas y en confesiones, y eso la puso roja por dentro, quitándole las posibilidades de sacarse la duda. Roger, decidido a ser fiel a la palabra dada, no ofreció pistas ni comentó nada sobre lo que en verdad había sucedido esa tarde.

 

-Mañana veremos un gran partido, ¿saben?- fue su único comentario.

 

(…)

 

A las doce del mediodía del sábado 1º de septiembre, en la ciudad de Magalia, se reanudó la interrumpida final del Torneo Universitario por obra y gracia de la naturaleza ya que, si bien lo llovía, el cielo continuaba despuntando amenazador. La cancha había sido secada y los organizadores habían conferenciado brevemente antes de dar el visto bueno, calculando (gracias al pronóstico meteorológico) que habría tiempo suficiente para jugar un set antes de que otra posible tormenta se desatase en la zona. Claro que nunca se sabía cuánto podía durar un set, y cuanto les tomaría a los jugadores reajustarse al ritmo de un partido suspendido; pero aquella vez eso no sería un problema. A los quince minutos exactos el resultado del partido era de 5-1 a favor de Allen Kanda, y para coronar su maravillosa racha de buena suerte le tocaba servir el que podía ser el último game del encuentro.

 

-Serve for championship (1*)- pronunció Roxy en su idioma natal con increíble respeto y una gran ansiedad dominándolo.- No puedo creer que en menos de media hora Allen haya elevado su nivel a las nubes y destrozado a Larson por completo…

 

-Es como si hubiera amanecido con un ánimo completamente distinto- agregó Romina, mirándolo también con gran admiración- como si fuera otra persona.

 

Roger estaba de acuerdo con ese juicio pero no dijo nada, pensando para sus adentros que era mejor así. Claro que Ali era otro: el peso que se acumulaba a sus espaldas y lo agobiaba había desaparecido desde la noche anterior, y se sentía más que feliz de ser el causante. Tal y como le prometió lo llamó en cuanto estuvo en el hotel con una ansiedad que todos notaron (aunque no le importó), gozando a continuación con una breve pero apasionada charla en la que volvió a reiterarle su amor y total apoyo. De seguro, esa conversación lo había tranquilizado lo suficiente como para dejarlo en condiciones de enfrentar el partido con otra mentalidad.

 

-Cuando uno es feliz, todo parece más fácil- comentó con simpleza.

 

Y Allen era feliz, más feliz que nadie en ese lugar atestado y expectante que era el court principal del colegio. Era feliz porque Roger lo amaba y le había dado su primer beso, era feliz porque sus palabras dulces y sinceras le habían infundido ánimos para enfrentar aquel gran reto, y porque casi podía sentirlo al lado suyo, guiando sus manos (2*). Hizo su primer saque y fue un rotundo ace; hizo el segundo saque y fue otro ace, en el mismo punto que el anterior. Hizo un tercer saque y la gente contuvo el aliento cuando picó en el borde mismo de la línea, resultando en un tercer ace luego del visto bueno del árbitro.

 

-40-0; championship point (3*)- anunció el juez.

 

-Un punto más, Allen, un punto más y es tuyo- rogaban todos sus amigos por lo bajo mientras cruzaban los dedos y abrían los ojos al máximo para no perder detalle.

 

Allen respiró hondo y sacó con todo su corazón, dándole a la pelota una veloz y hermosa trayectoria recta que culminó en el último y definitivo ace de su carrera; en ese mismo momento cayó al piso rendido y el público por entero se volcó a ovacionarlo, marcando el fin de un torneo y el principio de su sueño. Algunas lágrimas mojaron sus mejillas mientras los aplausos se continuaban con gran entusiasmo y sus compañeros del club se paraban y abrazaban entre sí, celebrando la victoria que pertenecía a la Academia Rin gracias a su esfuerzo y perseverancia. Incluso Larson se acercó y le tendió la mano para ayudarlo a pararse, con una sonrisa sin rencores que más tarde fue calificada como “la actitud de un verdadero deportista”. Aceptó el gesto y abrazó a su rival como si fueran hermanos, sin recordar lo alto que era y sin que le importara, ¿y qué si junto a él se veía como una princesa? Aún anonadado, se dirigió a su banco y Lior y Mary Paula lo abrazaron, y tras ellos el capitán Sonomi, Alvin, Diana, Dylan y todos los otros que se habían hecho presentes, así como su entrenador, exultante como un niño en Navidad. Pero lo verdaderamente grandioso vino después, cuando pudo soltarse y subir a la tribuna a saludar a sus invitados especiales llegados de Irlanda: ante un vasto círculo de público, periodistas, conocidos y extraños, él y Roger se abrazaron, con la alegría de saber que nadie iba a sospechar si se excedían en su demostración de cariño o si se hablaban al oído para poder escucharse por sobre el ruido de la multitud. Lo cierto es que algunos supieron ver la verdad detrás de ese abrazo supuestamente amistoso; pero desde luego nadie se atrevió a interrumpirlos o a decir algo comprometedor.

 

-Lo hice- susurró Allen con la voz cortada.- ¡Oh por Dios, lo hice, Roger!

 

-Sí, mi amor. Lo hiciste- confirmó el moreno besándole el pelo.- Eres el mejor de todos y estoy muy orgulloso de ti.

 

-Eso es todo lo que quería oír- agregó, lloriqueando. Enseguida se le acercaron Roxy y Romina para felicitarlo y de paso también cubrirlo, pues su actitud comenzaba a ser demasiado relajada y supusieron que sin un freno los dos terminarían siendo sospechosos. Tenían razón: Roger, vencido por sus propios sentimientos, hubiera sido capaz de mantenerlo entre sus brazos hasta el momento de la premiación, cosa que sin duda habría sido polémico. El verse interrumpido lo ayudó a mantener la compostura y dejar ir a Allen cuando éste tuvo que bajar de nuevo al court para prepararse, por lo que miró con gratitud a su hermana y su entrenador. Ellos sabían; él tendría que sincerarse pronto.

 

-Ustedes…

 

-Ya hablaremos en casa, nosotros- dijo Roxy prontamente para calmarlo.- No hace falta que digas nada aquí, en medio de tanta gente. Pero recuerda… somos tu familia y te queremos, así que no temas hablarnos con el corazón que no vamos a condenarte.

 

-Sí- terció Romina, algo más abierta al respecto que la noche anterior, a fuerza de ver como su hermano suspiraba por el jovencito.- En nosotros puedes confiar pase lo que pase.

 

-De acuerdo- aceptó éste, algo más aliviado.

 

No hubo tiempo para decir más nada porque la organización ya había dado inicio a los discursos, y Allen y Ryan aguardaban su turno de ser premiados; por lo tanto, su atención se volcó adonde debía estar, posponiendo por el momento a todo lo demás.

Notas finales:

Wow! Roger realmente está enamorado, eh? O sea, Allen también lo está pero desde hace años, mientras que él apenas lo conoce y ya está muerto de deseo por él... bien ahí, Ali! :) 

Si me llegan a decir que "el deportista estrella que se enamora del chico que lo admiraba desde la infancia" es un homenaje al Victuri, las cacheteo primero y les recuerdo segundo que este fanfic fue escrito y subido por mí hace ya varios años, mucho antes que YOI existiera, así que no hay ni una pizca de inspiración ni homenaje ni nada. Esto es tenis. Viva el tenis ^_^

(1*): Serve for championship (servir para campeonato) es cuando a un jugador con la ventaja necesaria para ganar un partido le toca servir; lo de campeonato es (obviamente) si el partido en cuestión es una final de torneo, como en este caso.

(2*): Usualmente cuando se quiere ensalzar la figura de alguien a quien se considera un superior (un senpai, vamos) se dice “está guiando sus pasos”, como que la figura “superior” está bendiciendo el camino tomado por su discípulo. En este caso como se trata de tenis Roger está más bien “guiando sus manos”.

(3*): Championship point (punto para campeonato) es el punto definitivo para ganar el torneo, pero creo que no hacía falta que lo aclare…

Nos vemos en el capítulo 8, o como yo le digo "como seguir nuestra relación sin que los demás se enteren". Byebye! 


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