Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Love-30 por Kitty Pasta

[Reviews - 21]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Les juro que no me acordaba que este fanfic estaba imcompleto... estaba convencida que había subido todos los capítulos que tenía, pero ayer me puse a releerlo y me di cuenta que no es así! Menos mal que todavía tengo copias de todos en word, porque si no...

Aviso que estoy subiendo todo a Wattpad de a poco, así que tarde o temprano me mudaré de página ya que en amoryaoi se me dificulta subir y muchas veces me dicen que el link no sirve o algo parecido. De todas formas aviso con tiempo, para que no vayan a pensar que abandoné el fanfic definitivamente. Eso no pasará nunca.

-Fue el momento más memorable de mi vida, hasta ahora- aseguró Allen a todos los que lo rodeaban.- Apenas podía creer que ese fuera yo, que las fotos me las tomaran a mí, que el trofeo fuera para mí y fuera mi pase a un torneo Grand Slam. ¿Se dan cuenta? Me temblaban tanto las piernas que sentí que me iba a derrumbar… solo pude calmarme cuando alcé la vista y los vi a todos allí, apoyándome.- Sonrió con fragilidad.- Gracias a todos, de verdad.

 

Se había organizado una pequeña fiesta de celebración en su honor en el Salón Snowdine (1*) del Hotel Miyama por iniciativa de Roger, y habían sido invitados todos sus amigos y conocidos del club y de la escuela, así como unos pocos periodistas que representaban a la televisión, la radio, la gráfica y la internet. Cuando los periodistas se marcharon una media hora después de iniciada la fiesta Roxy le explicó que, a su modo de ver, había sido mejor incluirlos y permitirles hacer una nota más completa sobre su victoria: de ese modo se aseguraba que al día siguiente nadie lo acusara de antipático o de desdeñar la publicidad que tanto bien le había hecho, y al mismo tiempo le quedaba el resto de la noche libre para disfrutar de la cena y la fiesta en compañía de todos sus seres queridos.

 

-Después de tantos años de vida pública uno aprende a tratar con la prensa, y es mejor tenerlos de amigos que de enemigos. Por eso les pedí venir un rato hoy, ya que si te representaré quiero que tu imagen sea bien conocida y admirada por la gente desde el principio.

 

-De acuerdo- aceptó Allen de buen grado.- Tú sabes lo que haces.

 

-Claro que sí. Y estoy seguro que tienes todo lo necesario para convertirte en un favorito, en alguien que las personas quieran seguir y apoyen.

 

El elogio hizo apenar a Allen y volver su atención a los demás, quienes no paraban de hacerle preguntas sobre que había sentido al ganar ese set decisivo y que sentía sobre su próxima participación en el Abierto de Magalia, un sueño que casi todos se morían por lograr. Frente a él en la mesa había apoyado orgulloso el trofeo del Torneo (dos raquetas doradas cruzadas por el mango sostenidas sobre una base de madera con placa de bronce), para recordarse a sí mismo de que había sido capaz y de que lo aguardaba a la vuelta de la esquina ya era una realidad y un desafío, y no solo una meta distante. Roger lo aprobó con un leve gesto de la cabeza y eso lo animó a charlar con más soltura y a especular un poco sobre sus próximos partidos.

 

-Mi primer rival es Mayer (2*)- explicó, recordando la lista que le proporcionara Roxy más temprano- y el más fuerte de mi cuadro es Berdych (3*), lo cual no les voy a mentir me preocupa un poco, ya que él es un jugador de experiencia. No me será fácil.

 

-Roger, ¿alguna vez te has enfrentado a él?- inquirió Mary Paula.

 

-¿A Berdych? Sí, unas cinco o seis veces. Siempre le he ganado yo, por si se lo preguntan.

 

-Pero a mí me falta mucho para llegar a tu nivel, así que de a partir de mañana tengo que entrenar más duro que nunca- acotó Allen con prudencia desde el otro lado de la mesa. Se había sentado ahí porque creyó que estar al lado mismo del moreno lo embotaría, pero al final salió ganando: desde esa posición podría mirarlo tanto como quisiera sin levantar sospechas, ya que no hubiera sido cortés hablar con él sin mirarlo a la cara. Roger (que dicho sea de paso pensaba igual) sonrió y lo tranquilizó.

 

-Ahora que eres participante del Magalia Open y estamos más cerca de la fecha de inicio, podrás practicar en los courts del Asuka Valley conmigo, incluso en las pistas cubiertas, ¿recuerdas? De modo que incluso si sigue lloviendo hallaremos tiempo para jugar ahí, y conocer el lugar y todo eso. No debes temer.

 

-Gracias, Roger. Me esforzaré.- Se miraron con amor un instante y luego retomaron sus platos y sus conversaciones como si nada, haciendo gala de una perfecta sincronía entre sus pensamientos y acciones de forma individual. A todo eso, Lior se moría por saber que había pasado que de repente Allen ya no lucía tenso ni atormentado por causa de su ídolo, tanto así que había aceptado aquella cena de celebración sin reparos. ¿Habría hallado por sí mismo la manera de olvidarse de Roger como hombre y verlo solo como amigo, o estaba pasando algo más que no era capaz de ver? Por suerte para él, a los postres pudo poner la excusa de ir al baño para seguir al rubio y preguntárselo en privado, ya que hasta el elegante toilette había sido reservado para uso exclusivo de los invitados de la fiesta.

 

-¿Lior? ¿Qué sucede que tienes esa cara?- inquirió el rubio mientras se lavaba las manos.

 

-¿De verdad no te lo imaginas?- refutó Lior con una expresión tirante, preocupado por su amigo.- Me he dado cuenta que ya no te pones nervioso en presencia de Roger… incluso después de ganar el partido hoy al mediodía lo abrazaste frente a todos, lloraste en su hombro, y aceptaste esta cena sin la menor objeción. ¿Qué pasó de ayer a hoy, Ali? El cambio ha sido muy grande y me llama la atención:  que algo pasa, así que me gustaría que confíes en mí y me lo cuentes, que para algo soy tu amigo.

 

-Gracias por preocuparte, Lior, en serio- respondió Allen despacio, eligiendo bien las palabras para no ofenderlo y a la vez no revelar su secreto.- Sí… no niego que de ayer a hoy algo cambió en mí, y que por eso me siento más tranquilo. Pero… (ah, como decirlo) por el momento, solo por el momento, preferiría guardármelo para mí si no te ofende. No es que no confíe en ti- se apresuró a agregar- es solo que ya sabes cuan reservado soy, y esto es importante, así que por ahora no quiero hablarlo con nadie. Necesito tiempo para pensarlo.

 

-¿Y crees que eso, sea lo que sea, te ayudará a estar mejor?- preguntó Lior dolido a pesar de la sutileza de Ali, porque se daba cuenta que se  había cerrado a él.- Porque tú estabas sufriendo mucho hasta ayer. No veo que es diferente ahora.

 

-Estás enojado… Li, por favor, no te enfades, no quiero que peleemos- rogó Allen mirándolo a los ojos- te juro que voy a contártelo todo pronto, pero no hoy, porque no es el momento ni el lugar apropiado. ¿O qué crees, que es sencillo hacer confesiones en el baño de un hotel?- bromeó, logrando sacarle una pequeña sonrisa.- Por ahora solo puedo decirte que ya no tengo miedo de ver a Roger, ni me asusta pensar en el futuro. No te preocupes por mí, en serio, porque estaré bien. Estoy bien- rectificó- es el mejor momento de mi vida.

 

-De acuerdo… si tú lo dices, te creo- capituló al fin el pelinegro, acomodándose el cabello frente al espejo y a través de él mirando a su amigo.- Pero ya sabes que pase lo que pase estoy aquí para escucharte, así que no te vayas a quedar callado si algo sale mal. ¿Me entendiste? Vamos, prométemelo.

 

-Te lo prometo, Li.

 

-Bueno.- Con un último vistazo al espejo suspiró y dijo:- volvamos al salón, entonces. Los demás deben estar extrañándote.

 

Roger se sintió inquieto al verlo regresar con Lior, pero fue una sensación que duró apenas unos segundos; Allen ya no era dependiente de su amigo y venía absorto en sus propios pensamientos, ignorando al alto joven y buscándolo entre los comensales con avidez infantil. Le devolvió la mirada y le tiró un beso con disimulo, divertido por su osadía y por la atolondrada respuesta del menor, que trastabilló al intentar apurarse para llegar rápido a la mesa. ¡Qué sencillo parecía todo de repente! La cena terminó en paz y media hora después casi no quedaban invitados en el salón, por lo que a Roger se le hizo más fácil tomar la mano de Allen por debajo de la mesa y acariciársela, mientras su hermana subía a acostarse pretextando un repentino dolor de cabeza y Roxy entretenía a Lior en un rincón. Para más seguridad, había apagado su celular: aquella noche tenía que ser por entero para Ali. Fuera la lluvia se había reanudado (aunque no tan intensa como el día anterior) y las ganas de tenerlo para sí aumentaban más y más conforme pasaban los minutos, elaborando su mente una docena de ideas a la vez para lograr ese proyecto. Tosió un poco.

 

-¿Ha sido una noche muy linda, no? ¿Te divertiste?

 

-Mucho- afirmó el rubio con la cabeza mientras se desperezaba y bostezaba con disimulo- pero ahora estoy realmente cansado, ¿sabes? Siento que atravesé el día corriendo y llegué al límite…

 

-Bueno, si quieres, puedes subir a la suite y dormir un poco- propuso con aire casual- ya que está lloviendo otra vez, ¿para qué vas a volver a tu departamento si allí estarás solo, y mañana es domingo y no hay apuro? Quédate aquí conmigo…

 

Si bien no lo había dicho con intenciones de hacer nada lujurioso (imposible con tantas personas cerca), comprendió enseguida que había sonado como una proposición atrevida y se arrepintió, pues no quería que Allen pensara que solo lo motivaba el deseo sexual. Además, ¿no era ir muy rápido pedirle al primer día que pasaran una noche bajo el mismo techo? Se apresuró a explicar, todo en voz baja para que no lo oyeran.

 

-La verdad, lo digo porque no quiero separarme de ti- susurró.- Preferiría mil veces que te quedaras así nos hacemos compañía mutuamente y continuáramos nuestra charla de ayer… ¿a ti no te agradaría eso?

 

-S… sí, claro que sí. Me encantaría- reconoció Allen ruborizado y mirando de reojo a Roxy con aire culpable.- Pero… aunque duerma en otro cuarto distinto al tuyo, ellos sospecharán y será una situación incómoda para ti. No quiero causarte molestias.

 

-No será ninguna molestia- le aseguró- además, si es por sospechar ya sospechan y lo que es más estoy seguro que ya saben. ¿Así que para qué voy a ser hipócrita y ocultarte ante ellos si lo que en verdad quiero es que se enteren?

 

-Pero… Roger…

 

-Ali, quedan muy pocos días antes que… bueno… antes que Shanna llegue al país- dijo muy rápido.- Y antes que pase eso debo sincerarme con Roxy y con Romina, porque son mi familia y deben conocer cuáles son mis sentimientos hacia ella y hacia ti. ¿Entiendes? No puedo (ni deseo) ocultar mi relación contigo. Es necesario que lo sepan los que son más cercanos para evitar luego cualquier malentendido.

 

-En verdad te lo estás tomando en serio- comentó el rubio emocionado, olvidando la presencia de Lior y Roxy y girando un poco en su asiento para quedar frente a frente con su enamorado.- Aún me cuesta creerlo, sabes… ¿Por qué es que me quieres tanto?

 

-Podría quedarme aquí toda la noche y responderte, o podemos subir y hablar a solas con tranquilidad- propuso Roger inclinándose un poco, consciente de lo cerca que estaban y de que no resistiría mucho más la tentación de darle un beso.- ¿Qué me dices, querido? No tengas miedo.

 

-Bueno, yo ya me voy yendo- oyeron de repente decir a Lior con un bostezo, evidentemente cansado y un poco mareado a juzgar por su mirada ida.- Muchas gracias por invitarme, Ali… ¿quieres que aproveche y te lleve a tu casa…?

 

-Ah, no, tú así no vas a conducir a ningún lado- se metió Roxy- no te lo permitiré. Si quieres, yo mismo te llevo a tu casa o te pido un taxi, pero tu auto se queda aquí y mañana lo recoges.

 

-No tengo quince años, Charden- se mofó Lior.- puedo conducir mi propio auto si quiero…

 

-Borracho, no- se impuso el mayor con naturalidad, volviéndose hacia Roger y Allen.- Discúlpenlo, se ha pasado un poco de copas nomás. Yo me encargaré de llevarlo. Ali, ¿quieres que te lleve a ti también de paso?

 

-Te lo agradezco, pero me quedaré un poco más para… hablar con Roger.

 

-Ahh… bueno, en ese caso, me voy y no los molesto más- finalizó guiñando un ojo a su amigo y ayudando a Lior a pararse, con un marcado tono cómplice que tuvo la virtud de hacer sonrojar al rubio. Después de las despedidas de rigor al fin se vio a solas con Roger a excepción de los camareros, y sin más ánimos para resistirse le susurró:- Subamos, por favor. Si es como dices yo tampoco quiero esperar más para estar a tu lado.

 

Roger sonrió y lo condujo con discreción a la salida, pensando (por primera vez) que era una suerte que Romina hubiese reservado dos pisos enteros para ellos: de ese modo, tenían derecho a utilizar el ascensor privado del dueño del hotel, que se les había ofrecido como un modo de halagarlos durante su estancia. El corto tramo en el elegante ascensor les dio el tiempo suficiente para echarse uno en los brazos del otro y volver a besarse con toda pasión, con anhelo, sacándose las ganas después de todo un día sin poder darse el gusto. Roger lo apoyó con cuidado contra la pared y se dedicó a comerle lentamente la boca mientras le acariciaba el pelo, los hombros, la cintura, recorriéndole el cuerpo con igual lentitud para poder saborear cada instante, dándose cuenta que a pesar de no tener ninguna experiencia con hombres lo estaba disfrutando muchísimo, como si toda su vida hubiera sido una espera para llegar a ese momento. Allen, con su docilidad y su ternura juvenil, era el perfecto maestro para enseñarle a gozar de aquellas nuevas sensaciones, porque no le exigía de más y se entregaba gustoso a sus mimos, dándole tiempo a acostumbrarse a la situación. Gimió un poco; en verdad no había sensación más hermosa que aquella en todo el mundo, y se sintió muy afortunado de haber podido encontrar esa felicidad.

 

-Roger, para, para- susurró Allen de pronto, completamente colorado y poniendo una mano entre ambos para evitar que el moreno continuara besándolo.- No podemos ir muy lejos aquí, o todos se darán cuenta… esperemos a llegar a la suite, ¿no te parece?

 

-Es que no quiero esperar- protestó éste sin soltarlo del rodo pero reconociendo que tenía razón.- Necesito besarte más y más y necesito hacerlo ahora mismo…

 

-¿Pero de dónde sacaste tú un carácter tan atrevido?- rió Allen por fin, en el fondo encantado de que Roger lo deseara tanto.- No sabía que podías ser así…

 

-Yo tampoco lo sabía, pero ahora que lo descubrí voy a aprovecharlo- bromeó el mayor.

 

Era verdad, pensó con más calma mientras se metían discretamente en la suite por si Romina los veía: nunca antes se había sentido predispuesto a actuar de forma alocada como ahora lo hacía con Allen, porque nunca había sentido una pasión tan grande en su vida. Ni siquiera con Shanna, admitió con algo de culpa; con ella había vivido una hermosa y plácida relación amorosa, bien vista por sus conocidos y por la gente, pero no del tipo que incitaban a cometer locuras tales como frenar el ascensor para besarse, ni le desbordaba el corazón de deseo sin importar la hora o el lugar. Al mirar a Allen experimentaba algo tan fuerte que no podía definirlo pero que estaba seguro era único, y jamás volvería a encontrar. Por eso, no podía dejarlo escapar de su lado a pesar de las dificultades. Debía aprovechar la oportunidad que el destino le había puesto en las manos y amarlo con todo su corazón, honrarlo y respetarlo por su valentía, pues Allen era muy valiente: si no lo fuera, ¿se habría animado a aceptar lo que él le ofrecía, que por el momento no era mucho? Ese tierno rubio le había entregado toda su confianza sin dudar ni un instante de su honestidad, y sin pensar que si los descubrían podría quedar como un amante roba novios. La única manera en que podía retribuirlo era entregándolo todo también, romper con su novia sin pensar en las habladurías y elegirlo como pareja de forma oficial, pues no estaba avergonzado en lo absoluto de amarlo. Y protegerlo, por supuesto: no podría llamarse su novio si no lo protegía de los chismosos y los calumniadores que de seguro aparecerían en el futuro, puesto que él era el mayor y contaba con experiencia en esas lides mientras que Ali no, de modo que resolvió además de todo ser su caballero protector. Ali lo valía. Ali valía cualquier sacrificio.

 

-¿Estás seguro que nadie se dará cuenta que estoy aquí?- le preguntó con timidez ya en la habitación, mientras dejaba su mochila sobre una silla. Él asintió con una sonrisa y se le acercó para abrazarlo por la cintura, como ya era costumbre.

 

-Seguro. Romina debe haberse acostado ya, y al fin y al cabo es muy tarde, y Roxy ha ido a llevar a Lior a su departamento, ¿no? Para cuando vuelva será todavía más tarde, y ni se le ocurrirá pasar por aquí. ¿Con qué objeto?

 

-Con el objeto de ver si me quedé a pasar la noche- respondió el rubio avergonzado.

 

-No lo hará, quédate tranquilo. Roxy no es un entrometido o un aguafiestas, y para saber si tú y yo tenemos algo me lo preguntará cara a cara, en una situación en la que pueda explicarme correctamente. No debes temer: esta noche, será solo para nosotros dos.

 

-¿Y si alguien llama?

 

Roger supo interpretar que con “alguien” se refería a Shanna, de modo que le dio un nuevo beso en los labios, delicado como el roce de una pluma, y contestó:- apagaré mi celular y ordenaré que no me pasen llamada de nadie. ¿Está bien así, Ali?

 

-Sí… sí, está bien.- Suspiró, aliviado.- Estoy muy nervioso y preferiría que todo esté tranquilo, porque con una sola interrupción se me pondrán los pelos de punta. Pero si solo somos tú y yo no hay problema.- Se relajó en los brazos del moreno y susurró:- creo que contigo a mi lado podré pasar una noche perfecta.

 

Roger sintió el impacto de la sensualidad de esas palabras, y volvió a besarlo con todo cuidado y devoción: sus manos le prodigaron mientras tanto hábiles caricias que lo hicieron gemir, primero despacio y luego cada vez más fuerte, hasta que ambos cayeron a la gran cama matrimonial en medio de toda clase de sonidos que no hacían sino acalorarlos más. Allen actuaba de manera instintiva porque su mente había quedado bloqueada, e incapaz de poner orden en sus pensamientos solo atinó a dejarse llevar.  Roger sabía lo que hacía, de eso no cabía duda. No había una sola parte de su cuerpo que no estuviera encendida ante el roce de esas manos suyas, y de esos labios sensuales que le recorrían la cara y el cuello con avidez como nunca creyó posible que sucediera. ¿Y cómo no iba a ser así, si a sus 20 años era la primera vez que un hombre lo tocaba y le daba placer físico? A pesar de lo que muchos creían, él nunca había tenido pareja ni tampoco había buscado con quien entretenerse por solo el hecho de ser mayor de edad. Era completamente virgen, y que el mismísimo Roger Henders de sus sueños fuera el primero, era algo que lo superaba.

 

-Roger, espera- le suplicó muerto de vergüenza cuando el moreno deslizó una mano entre sus piernas para acariciarlo.- Espera por favor. Si seguimos así… no… no podremos parar…

 

-Ya lo sé, es que no puedo resistirme, simplemente… ¡eres tan hermoso!- exclamó con un suspiro, obnubilado por lo que veía y cada vez más sorprendido de que le gustara tanto.-Me encantas, Allen, me encanta todo de ti y quiero sentirte más, por eso no puedo parar. Me gusta sentir tu piel… tu boca… y ver como enrojeces, ¡ah! Es demasiado como para soportarlo…

 

-¡Yo… yo tampoco puedo soportarlo!- gimió, retorciéndose con agitación y muy consciente de que Roger estaba a un pelo de perder la compostura.- ¡Roger, te quiero mucho, pero… no estoy listo! Por eso te lo ruego, no sigas… no puedo hacerlo. Perdóname, pero hoy no, es decir, esta noche…- en ese instante sintió que el mayor aflojaba un poco y lo iba soltando, recuperando el ritmo normal de respiración, y no supo cómo seguir mirándolo sin que le diera culpa.- Lo siento… a lo mejor ahora piensas que soy un tonto, o peor, un niñito, pero es así como me siento y no puedo cambiar…

 

-No… no te preocupes, Ali, no creo que seas un tonto- le aseguró Roger, más calmado tras mirarlo a los ojos y comprendiendo con un ramalazo de pena que se había precipitado.- El tonto soy yo, que te invité de buenas maneras a dormir y lo arruiné todo dejando que la excitación me ganara. ¡Soy yo el que te debe pedir disculpas! Es claro que no podemos tener relaciones sexuales cuando apenas nos conocemos hace seis días…

 

-¿De verdad pasaron solo seis días?- inquirió el rubio despacio, mirándolo a los ojos como si lo viera por primera vez. Las manos aún le temblaban y aferraban las sábanas compulsivamente, por lo que Roger lo ayudó a incorporarse y lo abrazó con ternura, susurrándole al oído para hacerse oír por sobre la persistente lluvia.

 

-Perdóname tú a mí, Ali. Me comporté como un bruto recién, como si solo me interesara tener relaciones contigo, y no es así… te amo- agregó besándole el pelo.- Por eso voy a esperar todo el tiempo que haga falta para que tengamos una primera vez maravillosa, te lo prometo. No es tan importante ahora. Apenas nos conocemos: tomémonos todo el tiempo que necesitemos para conocernos mejor.

 

-Gracias por entenderlo, Roger- balbuceó Allen apretándose contra su pecho.- Yo no quiero decepcionarte la primera vez y sé que hoy te decepcionaría.

 

-Ya está, hagamos de cuenta que no pasó nada- sonrió el moreno.- Vamos a dormir los dos, lo necesitamos, sobre todo tú que has tenido un día tan agitado. Te prestaré ropa mía para que te cambies, y mañana temprano te llevaré a tu departamento para que nadie sospeche. ¿De acuerdo?

 

-Sí. Muchas gracias.

 

Los dos se alegraron de haber podido comunicarse con tanta naturalidad y se lo demostraron con otro beso de los suaves, porque ahora sabían que podrían pasar una noche juntos sin estar incómodos. Roger lo tomó de la mano y lo condujo al vestidor para que eligiera un conjunto de dormir, mientras pensaba con un cosquilleo en el estómago que no quería dejarlo ir nunca, y que justamente por eso tendría que tomar una decisión drástica enseguida con respecto a Shanna. No soportaría tener que fingir con ella que todo seguía igual cuando no era así, y mucho menos compartir la cama con una mujer por quien ya no sentía amor. Con Allen en su vida, ¿cómo podría cometer semejante canallada? Ni hablar. Como era un caballero no se lo diría por teléfono, naturalmente, pero ni bien llegara a Magalia la sentaría y se lo diría cara a cara, de una. No tenía sentido alargar una situación así como no fuera para darle falsas esperanzas a Shanna, y él no quería lastimarla.

 

-Buenas noches, Ali. Que duermas muy bien, mi amor…

 

-Mh… tú también…

 

Le dio un beso en la frente y luego apagó las luces, tan nervioso que sentía como se le cerraba el estómago. Allen se había puesto un sencillo pijama de algodón que le quedaba un tanto grande por ser de una talla mayor, y la apariencia frágil que esa prenda le daba le estrujaba el corazón de un modo insoportable. Al amparo de la oscuridad se animó a acercársele por detrás y a abrazarlo despacio, soltando un incontenible suspiro de placer. ¡Era tan movilizador sentir ese cuerpo joven junto al suyo, brindándole esa calidez tan deliciosa! 

 

-Nadie nos creería si decimos que pasamos la noche juntos durmiendo- susurró Allen de pronto, sonriendo de contento por la fuerte y varonil presencia de Roger detrás suyo. El mayor estuvo de acuerdo y agregó, mientras lo oprimía un poquito más:

 

-Puede ser. Pero no importa, ¿o sí?

 

-No… no importa.

 

-Bien, ahí tienes.

 

Quiso decir algo un poco más romántico pero no se le ocurrió nada, así que solo le besó la mejilla y se quedó en silencio, oyendo la respiración de Ali y el golpeteo de la lluvia en la terraza de la suite. No tenía nada para agregar: todo había salido mejor de lo esperado. Reflexionó, sin embargo, en lo cierto de sus palabras de hacia un rato. ¿Quién iba a creer que en menos de una semana se había enamorado de manera tan fulminante como para estar ya juntos en la cama? No era fácil de entender, y desde luego no lo sería para la única persona a quien aquello le afectaba de forma directa. Suspiró, cansado, y decidió no atormentarse con eso incluso a la hora de dormir. Ya tendría tiempo más que suficiente para poner todo en orden a partir de a partir del día siguiente, cuando (tras una noche con Ali) hubiera cruzado definitivamente la barrera de una simple fantasía.

 

(…)

 

A Roxy no le costó nada meter a Lior en su propio auto, llevarlo a su departamento, subirlo por el ascensor y sentarlo en la sofá de la sala mientras le preparaba café. Lo que si le costó fue verlo lagrimear, cuando la borrachera aún no se le había pasado y el muchacho empezó a hablar de Allen y de Roger con una amargura y un dolor evidentes que no podía ignorar. Se dio cuenta que para el pelinegro, Allen era todo: y no necesariamente porque estuviera enamorado de él, aunque quizá podía ser. Pero más bien le dio la impresión que Lior celaba y quería al menor como si fuera su hermano pequeño, alguien a quien había cuidado y con quien había compartido todo desde hacía diez años, y de ser así entendía el porqué de su rabia contra Roger: ni un ciego podría haber ignorado la fascinación que Allen tenía para con su ídolo, y en ese contexto cualquier otra persona pasaba a segundo plano. Y si en ese momento estaban haciendo lo que él creía que estaban haciendo, no creía que el rubiecito volviera mansamente al lado de Lior nunca. Pero no podía decírselo sin parecer entrometido y sin lastimarlo, así que solo se quedó allí a su lado y le ofreció más café.

 

-Toma esto, que te hará bien. No te preocupes por el sueño que igual te vas a dormir; lo importante ahora es quitarte esos vapores alcohólicos que cargas. Vamos, bebe.

 

-No sé para qué quieres que esté sobrio. ¿Para qué?- repitió con voz apagada, limpiándose las lágrimas con el dorso de la mano.- Si seguro salgo y nadie me necesita. Nadie… ni siquiera puedo entrenar como se debe por esta maldita lesión de porquería. ¿Así que para qué?

 

-¡No digas esas cosas!- lo reprendió Roxy, mirándolo con pena.- La lesión se te curará en un dos por tres, y en cuanto a lo de que no te necesitan, no es cierto. ¿Entiendes? Vamos, cálmate… no pienses en cosas tan negativas, Lior, que no te ayuda.

 

-Allen ya no me quiere- se quejó- ha sido mi mejor amigo desde siempre y ahora ya no me quiere con él porque ese… ese Roger apareció… ¡mierda!- exclamó de golpe sobresaltando a Roxy, quien se le sentó al lado al verlo con tanta angustia encima.

 

-Lior, cálmate por Dios, ¡no es así, hombre!- Pero sus advertencias no dieron resultado y el joven se echó a llorar en el sofá, hundiendo la cara entre los almohadones pero sin poder ahogar en él sus sollozos. De algún modo la escena logró entristecerlo, es decir, más de lo que debería teniendo en cuenta que Lior y él no eran amigos ni nada, y se sintió impotente por no poder ayudarlo. Con torpeza le tomó las manos para hacerlo incorporarse y, al no encontrar resistencia, el pelinegro cayó sobre su pecho como una pluma: estupefacto, vio a Lior refugiarse más a su lado con abandono, pidiéndole sin palabras que por favor no lo dejara solo. Ante esa actitud no había defensa posible, concluyó con seriedad. Lior estaba atravesando una crisis, y en ese momento era el único que podía ayudarlo a superarla. No importaba si no eran más que conocidos, no sería un hombre si abandonaba a alguien que estaba sufriendo delante de sus ojos. Suspiró; luego, lo envolvió tiernamente en sus brazos y lo meció como a una criatura para procurar que se calmara y se durmiera. Resultó ser mucho más fácil de lo que esperaba: el pelinegro tiritó un poco pero luego se fue aquietando y, finalmente, se adormeció sobre él, por fin ya sin lágrimas que empañaran su rostro. Sonrió con tristeza al entender que, de todas maneras, Lior no evitaría que Allen y Roger se enamoraran, y por consiguiente no lograría retenerlo a su lado. En cierto modo era lo que le pasaba a todo el mundo, ¿verdad? Cuando un amigo formaba pareja uno ya no era lo más cercano en sus afectos. “¿Y yo?”, pensó de pronto con un respingo. Roger era su mejor amigo; pero no parecía probable que de ahí en más continuara siendo su principal apoyo cuando éste oficializara a Allen. Y eso pasaría muy pronto, a juzgar por la inminente llegada de Shanna. Eso lo obligaría a tomar una decisión.

 

Volvió a mirar a Lior y en un repentino segundo se sintió más cercano a él que a cualquier otra persona, por lo parecido de sus situaciones; y sin pensarlo demasiado le dio un beso en la mejilla, que encontró suavecita y tibia al tacto. ¿Era todo producto del champagne, de la melancolía y la incertidumbre por el futuro…? No lo sabía, pero lo cierto era que aún así no le importaba. De a partir de ese momento él se encargaría de cuidar a Lior y de evitar que volviera a llorar como esa noche. 

Notas finales:

Aclaraciones: 

1) Snowdine (según la mitología de Magalia) es miembro del Trío Original, o sea, las tres primeras criaturas mágicas que aparecieron en el Universo; se trata de la primer Hada, con poder sobre el hielo y la nieve, mientras que los otros dos (Straseh y Bowen) son, respectivamente, la primer Bruja y el primer Mago. Todo esto viene a cuento del -ya mencionado antes- fanatismo de Hiro Miyama (el dueño del hotel) por la mitología de su país, razón por la cual le pone nombres mitológicos a todo lo que encuentra a su paso.


2) Mayer es Florian Mayer, tenista alemán y actual número 71 del mundo en el ranking ATP.


3) Berdych es Tomas Berdych, tenista checo que actualmente está en el puesto 17 del ranking ATP. Honestamente no es de mis favoritos así que decidí que en este universo, Roger le haya ganado siempre que se enfrentaron (y aquí es cuando un escritor se siente como Dios ^_^)

Apuesto que lo de Roxy y Lior fue una sorpresa! No es que haya pasado nada todavía, pero se sabe, en cualqueir historia yaoi siempre hay más de una pareja... no digo nada y lo digo todo ;) 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).