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Love-30 por Kitty Pasta

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Notas del capitulo:

Si la suerte me acompaña, voy a actualizar un capítulo por semana de esta historia: quedan todavía unos cuantos que resubir, y ya después mi idea es actualizar cada quince días, hasta llegar al verdadero final que es la final del Abierto de Magalia. Sé bien entre quienes se va a disputar ese partido, y qué actitud tomarán cuando por fin llegue el momento de volver a casa.

En este capítulo Roger debe tomar una dura decisión: terminar su noviazgo con Shanna.

Romina entendía perfectamente que su hermano y Roxy necesitaran tener charlas de hombres en las que –obviamente- no estaba incluida, por lo que no le importó en verdad que no la incluyeran en la salida de esa tarde, dado que seguro iban a hablar de lo que venía pasándole a su hermano con Allen y eso requería cierta privacidad. Pero lo que no podía perdonarles con facilidad era que no le avisaran que ambos iban a llegar tan tarde y cada uno por su lado, después de seguro haber pasado un día maravilloso mientras ella se aburría sola en el hotel. Le pareció ofensivo que ambos dieran por descontado que iba a entender, cuando la realidad era que sentía tanta curiosidad como Roxy y tenía más derecho a saber la verdad por ser la hermana de Roger, y la que debía dar la cara (por así decirlo) ante Shanna cuando ésta llamaba a su novio y no lo encontraba. En resumen, a los dos amigos no los sorprendió que Romina se negara a cenar con ellos y les echara una bronca por ser unos desconsiderados antes de cerrarles la puerta en la cara.


-Romina, ábrenos por favor- pidió Roger algo culpable.- No era nuestra intención hacerte a un lado ni nada de eso. Ven, tengamos una cena tranquila los tres…


-No quiero. Los dejaré solos para que continúen su charla, ya que a mí no me necesitan.


-Pero hermana, no es así. ¡Yo quiero contarte lo que me pasó!- aseguró Roger con humildad, cruzando una breve mirada con Roxy.- Cenemos juntos y te lo contaré todo; no pienses que ignoro lo mucho que te debo, ya que eres tú la que me escuda de mis responsabilidades al hablar con Shanna en mi lugar. Pero eso se terminó, ¿sabes?


-¿Ah, sí?- un visible titubeo en su tono le dio más confianza al moreno.


-Sí, se terminó. He decidido actuar como un hombre y hacer las cosas correctamente, empezando por Shanna, y no puedo hacerlo sin ayuda. Vamos Romi, sal. Sí que te necesito.


Hubo ruidoso de pasos y luego apareció Romina más compuesta, decidiendo que ya había estado bien de hacerse la dura y que ahora le correspondía oír a su hermano, para luego reaccionar según lo ameritara el caso. No se equivocó: Roger abrió una vez más su corazón y confesó estar perdidamente enamorado de Allen Kanda, a pesar de siempre haber sido heterosexual, a pesar de tener una novia esperándolo, y agregó con sentimiento que por él terminaría con Shanna puesto que ya no era capaz de vivir sin su presencia. A pesar de lo melodramático que podía sonar aquello a oídos ajenos, Romina supo comprenderlo, y le creyó. Roger era inteligente. No arrojaría su vida por la borda solo por un capricho, de modo que si estaba dispuesto a darlo todo era porque verdaderamente se había enamorado de Allen. Suspiró.


-Honestamente, Roger, no puedo decir que esté en contra. Ya lo venía imaginando yo…


-¿Y entonces?


-¿Y entonces, qué? Pues tienes que llamar a Shanna y decírselo. Es lo justo, lo mejor para todos. Sería imperdonable que dejes que siga ilusionándose con una boda que no ocurrirá.


-¿Pero por teléfono? ¡Romina, eso sería demasiado cruel! ¿Cómo voy a dejar a mi prometida por teléfono? No soy un canalla. No puedo hacerle eso a Sha.


-¿Pero si puedes permitir que ella venga a Magalia en unos días, creyendo que todo sigue igual, y apenas aparezca por el hotel le anuncias que vas a dejarla?- preguntó Romina con incredulidad.- Eso no solo sería canallesco sino peligroso, porque podría cruzarse con Allen y armarse un lío de órdago. ¿Es eso lo que quieres, Roger?


-¡Diablos, no! Pero entonces me quedo sin opciones. No puedo decírselo por teléfono, ni esperar a que venga porque tendría que irse enseguida, y menos que menos esperar hasta que termine el torneo porque eso significaría obligar a Allen a fingir que solo es mi amigo, y ahí sí que estaría fregado. Ali no me perdonaría esa humillación.


-Bueno, tú sabías que no sería fácil. Piensa… algo se te tiene que ocurrir para que nadie salga lastimado por esto. Roxy, tú también, piensa en algo- conminó al mayor, que hasta entonces había seguido la conversación en silencio.


-¿Qué se yo? Tal vez podrías advertirle a Shanna que tienes algo que decirle cuando venga… algo no muy bueno, así ya queda preparada…


-No, eso no sirve. Solo lograría preocuparla y hacerla venir más rápido.


-Bueno, caramba, tampoco puedes ir tú allá en un viaje relámpago para decírselo- soltó Roxy nervioso, agitando un pie y estrujándose la mente en busca de una idea.- Si no, no te quedará más remedio que llamarla y pedirle que no venga. Sí, eso sería lo mejor- se interrumpió a sí mismo con repentina seguridad, mirando a Roger con fijeza- te ayudaría a ganar tiempo y no tendrías que dejarla por teléfono, porque lo harías al regresar a Irlanda. Después de todo no quieres que venga, ¿verdad?, así que lo más adecuado es que se lo pidas ahora y no esperes a que ya sea muy tarde, sin mencionar que eso le dará una pista de tus intenciones. A lo mejor hasta lo adivina sin que tengas que decírselo. ¿Qué opinas, Romina?


-Que me siento horrible por tener que discutir esto sabiendo que Shanna sufrirá, pero como no hay más remedio me parece buena idea- contestó ella con sinceridad, volteando a mirar a su hermano.- Roger, todas las alternativas son horribles, pero no puedes escapar a tu responsabilidad. Si dices a Shanna que no quieres que venga y ella te pregunta si pasa algo malo, no puedes negárselo. Eso sería mentir y postergar lo inevitable, así que si sucede sé honesto y dile que ya no la amas. Explícaselo lo mejor posible, y por nada del mundo vayas a mencionarle a Allen. No hay nada más doloroso para una mujer que ser dejada y saber que es por otra persona, todo en la misma conversación y sin previo aviso. Ella va a saberlo tarde o temprano, pero no hay necesidad de que se entere tan temprano y por teléfono… ¿entiendes?


-Sí, sí. Tienes razón- dijo Roger despacio, imaginándose esa charla y estremeciéndose un poco- después de todo ni Allen ni yo deseamos que se sepa por ahora… bah, en realidad es él quien no quería, pero ahora que lo dices a mí tampoco me conviene, por el simple hecho de que eso humillaría a Shanna y yo no quiero herirla. Vaya, en verdad me han ayudado- finalizó con alivio, parcial pero alivio al fin.- Es lo mejor que puedo hacer dadas las circunstancias, y si ella no lo capta ya tendré que decirle al volver a Irlanda que no habrá casamiento. Será duro, pero no hay otra alternativa. Tengo que pensar en Ali también. Cuando… ah… demonios.


-¿Qué? ¿Qué se te ocurrió?- inquirió Roxy al verlo titubear.


-Cuando regresemos a Irlanda Allen vendrá con nosotros: ¿pero qué va a pensar él si llegamos allá y Shanna me recibe como mi novia, en nuestra casa, y tiene que verlo y callarse la boca? Eso va a destruirlo, lo sé, por más que le explique todo lo que se nos acaba de ocurrir él solo sentirá el dolor de verme con otra persona. Yo le prometí que la dejaría. Esperar casi un mes solo para hacérmela más fácil no sería cumplir esa promesa.


-Ah, rayos, visto así… tienes razón.


-No puedo esperar volver a mi casa para dejar a Shanna. Como dijiste hace un rato, sería solo postergar lo inevitable- dijo mirando a su hermana.- Y sería también posibilitar que ellos se conozcan, y la verdad lo ideal sería que no se crucen jamás. Eso solo me deja la primera opción… dárselo a entender por teléfono y…


-Esperar a que ella lo note- completó Romina, triste.- No es muy honorable, pero creo que en tus circunstancias sería lo mejor que puede pasar.


Roger se quedó callado y tras unos instantes dejó su plato, incapaz de seguir comiendo mientras ese problema lo amenazara como una gigantesca espada de Damocles: cayó al fin en la cuenta de la magnitud de lo que debía hacer y eso le cerró el estómago y le obnubiló la vista, puesto que realmente no habían pasado tantos días desde que llamara “mi amor” a Shanna. ¿Hacía tan pocos meses que le había propuesto matrimonio, en un lejano hotel de París? (1*) Parecía un siglo, pero solo porque ahora su corazón latía por Allen. Abatido, abandonó la mesa y regresó a su cuarto a dar vueltas como un león enjaulado, reuniendo fuerzas para llamar a su novia y pedirle que encendiera su computadora. Tal vez con una videoconferencia se le hiciera más fácil, pensó, o le daría menos culpa si por lo menos la miraba a los ojos mientras la dejaba. Y si iba a hacerlo era mejor que lo hiciera cuanto antes.


(…)


Shanna no era una mujer tonta. No necesitaba ser adivina para saber que Roger estaba escondiéndole algo importante, por el simple hecho de que nunca antes la había evadido y rechazado sus llamadas; actuar de un modo tan sospechoso no condecía con su modo de ser habitual, por eso sabía que estaba pasando algo malo. Angustiada, se preguntó qué demonios podía haber cambiado entre ellos de un día para el otro, cuando hasta antes del viaje eran la pareja perfecta y la armonía reinaba sus días: repasó en su cabeza una y otra vez las últimas conversaciones sostenidas con Roger en busca de una pista, y las breves charlas con Romina (a quien notaba incómoda por tener que justificar las ausencias del hermano), pero no descubrió nada que indicara un cambio de pensamiento en Roger, algo que lo hubiera disgustado con ella y lo llevara a ocultarse en Magalia. Aquello llegó a asfixiarla. No soportaba tener que levantarse sin saber si ese día podría hablar con su novio, imaginando una y mil teorías absurdas por las cuales el podría haberse enojado. Comenzó a incubar el deseo de suspender sus contratos para exhibiciones y marcharse enseguida a Magalia para averiguar qué pasaba, pero por supuesto nunca llegó a hacerlo. Extrañamente, entre todas sus teorías nunca figuró que él estuviera engañándola: lo conocía a fondo y le tenía total confianza, porque sabía que era un hombre incapaz de tener amantes. Por eso, no llegó ni a sospechar que otra persona le hubiera robado el amor de Roger. Hasta ese día.


Llegó de cumplir una cita de trabajo al departamento que tenía en Nueva York con Roger, y halló un mail suyo en la computadora con fecha de hacía dos horas; sorprendida y tensa no tardó en acomodarse frente a su escritorio con prisas, dudando solo a la hora de abrirlo por lo que pudiera llegar a contener. Era un sentimiento muy humano el rehuir algo que se deseaba saber por miedo a que fuera algo malo, y ella sabía que era por algo malo el que Roger la estuviera evitando.


-¿Y bien? ¿Qué hiciste al final?- preguntó Romina a su hermano, tomando un café en su cuarto mientras él se sentaba ante su laptop cruzando y descruzando los brazos en actitud compulsiva de forma permanente. Roger la miró de reojo.


-Le envié un mail hace dos horas. Pidiéndole que se conectara para que tuviéramos una charla más íntima, ya me entiendes, para que no fuera tan impersonal cuando… ya debe haberlo recibido- se interrumpió a sí mismo inquieto, sin saber si quería que le contestara enseguida o no.- Así que no pasará de esta noche. Como quisiera…


En ese mismo momento un zumbido le indicó que Shanna se había conectado a su cuenta, y supo que era ella sin necesidad de ver la pantalla: lo sabía porque imaginaba la confusión de la mujer, su frustración e inquietud, y en ese contexto sabía que haría cualquier cosa con tal de comunicarse con él. Romina, discretamente, salió de la habitación.


-Bueno, aquí estoy. Me conecté como querías- escribió ella deseando que su frialdad se transmitiera a través de las letras.- ¿Has tardado un poco en llamarme, no? Se ve que has estado muy ocupado en Magalia.


-Lo siento, Shanna- se disculpó Roger con humildad.- No pretendía que las cosas fueran así, pero se me escapó de las manos. He tenido… ciertas dificultades aquí, y para no preocuparte preferí arreglármelas solo por un tiempo.


-Bueno- repitió ella, sintiendo más curiosidad que enfado, y enviando una solicitud de web cam que él aceptó de inmediato. Volver a verlo (aunque fuera a través de un monitor) aflojó toda su tensión y reavivó todo su amor por él como si esos días pasados no hubieran existido, porque en definitiva lo único que le importaba era verlo; pero, por desgracia, no tardó más que unos segundos en darse cuenta que Roger no sonreía, si o que por el contrario se lo veía sería y distante. Sintió un nudo en la garganta que amenazaba con derrumbar todas sus esperanzas en un instante, en una frase, cuando él se decidiera a hablar. Lo veía en sus ojos y en la postura encorvada de su cuerpo, y sintió tan repentino vértigo en el estómago que debió hacer un gran esfuerzo para controlarse y no llorar.- ¿Y ahora, ya está todo bien?


-No… no exactamente.- Vaciló.- Aún hay cosas que debo resolver, ¿sabes? Mi vida se ha vuelto muy complicada desde que llegué a Magalia, y aunque no lo elegí es lo que me tocó y debo hacer frente a mis problemas, sin involucrar a nadie más.- Le costaba ser más específico, sobre todo porque veía en los ojos de Shanna un temor que no quería confirmarle.- Por eso, me gustaría pedirte… Shanna, querida…


-¿En qué andas, Roger?- preguntó ella alterada, oscilando entre la indignación y el temor por la actitud débil y esquiva de su novio.- ¿Vas a decirme que te pasa, y por qué estás portándote tan raro desde hace unos días? No atiendes mis llamadas ni me llamas tú, ¡haces que Romina te niegue! Y cuando por fin te dignas aparecer andas con tantos rodeos que es imposible entender de que hablas. ¿Cómo te atreves a tratarme así, por Dios? Habla de una vez. Sea cual sea el problema que tengas, me incumbe y merezco saberlo.


-Tienes razón- admitió Roger armándose de valor- perdóname, Shanna, en verdad que siento haberme portado tan mal. No quería que salieras lastimada. Pero… debo ser sincero contigo y conmigo mismo, y la verdad es que ya no quiero que vengas a Magalia.- Se horrorizó por el impacto de sus propias palabras y por la repentina expresión dolida de Shanna, y se apresuró a agregar, lleno de culpa:- no es nada personal, Sha, te lo juro, no es que hayas hecho nada mal, pero… si vienes harás un viaje en balde, y terminarás arrepintiéndote y yo no quiero que sufras.


-¿Y por qué voy a sufrir si voy? ¿Qué es lo que has hecho, Roger?- increpó de repente la rubia tenista, enojada y con ganas de traspasar la pantalla para agarrar a su novio por la camisa.- Teníamos muchos planes para cumplir juntos en Magalia, me lo prometiste hace tan solo unos días, ¡y ahora resulta que no quieres que vaya! ¿Por qué? ¿Qué te he hecho?


-Nada, Shanna, ya te lo dije, no me has hecho nada- aseguró Roger transpirando un poco, con el pulso acelerado- siempre has sido una mujer formidable conmigo, una novia que me enorgullecí de tener y amar… nunca me arrepentiré de los años que pasé a tu lado, te lo juro.


-Momento, momento, momento- frenó ella a punto de estallar.- ¿Por qué hablas en pasado? Te recuerdo que tú y yo nos vamos a casar en diciembre… o acaso…


Ninguno de los dos pudo decir más nada, pero se quedaron mirando como si no los separaran miles y miles de kilómetros; como si se hubieran reunido mágicamente en el mismo lugar y de pronto se vieran obligados a hablarse con sinceridad, a decirse las cosas que pensaban y no les hubiera quedado ni una vía de escape posible. Shanna se sintió repentinamente floja y sin fortaleza para calmarse y comenzó a llorar, en silencio y sin histeria, pero con las lágrimas cayendo sin contención por su rostro y destrozando a Roger por la inevitable culpa. ¿Pero cómo podía evitarle el dolor, si no podía renunciar a Allen? Durante un breve instante se imaginó que daba marcha atrás con el joven y volvía a Irlanda junto a su novia, y se espantó tanto que supo que jamás podría hacerlo: por más que le doliera romper las ilusiones de Shanna, le dolería mucho más renunciar al hermoso rubio de quien se había enamorado. No podía hacerlo, no podía deshacerse de un amor tan fulminante y profundo como si nunca hubiera existido. Tendría que seguir adelante aunque eso significara destruir todo lo que iba dejando atrás, y caminar sobre sus cenizas hasta que éstas se dispersaran en el tiempo.


-No creo… que vaya a haber casamiento, Shanna. No lo creo- repitió, desviando la vista.- Sé que esto te toma de sorpresa y lo siento en el alma por ti, de veras te pido perdón, pero ya lo he meditado a fondo y no puedo hacerlo. No puedo casarme.


-¿Por qué?- inquirió con la voz quebrada y sin tomarse la molestia de enjugar sus crecientes lágrimas.- ¿Es que has dejado de amarme así como así?


-No, así como así no, pero…


-¿Entonces por qué?- reclamó Shanna con el inmenso deseo de gritar para descargarse.- ¿Por qué otro motivo me dirías que ya no quieres casarte, y que ya no quieres que vaya a Magalia cuando lo teníamos bien planeado? ¿Es que acaso te das cuenta de lo que me estás diciendo, Roger? ¿Qué clase de broma cruel me estás haciendo?- exclamó de pronto con furia, pateando el escritorio como si nada y taladrando con los ojos al moreno para obligarlo a responder. Desolada, tuvo que admitir que en el rostro de Roger no había ni el menor signo de estar haciendo una broma.


-No estoy bromeando, Shanna. Sería incapaz de jugar con algo así, porque respeto los años que llevamos de novios y no reniego de que hasta hace poco deseaba casarme contigo… nunca fui hipócrita ni fingí cosas, ni me dejé arrastrar por nadie. Te quise, te quise más que a nadie, pero te debo ahora la misma sinceridad que siempre tuve, y la verdad es que ya no siento por ti lo mismo que antes y por eso no puedo casarme.- Shanna se puso pálida y su cara evidenció deseos de vomitar, pero él ya no podía dejar la conversación a la mitad y siguió, por doloroso que fuera para ambos.- Por eso te pido que no vengas a Magalia, porque solo servirá para hacerte sufrir y no tiene sentido porque no cambiaré de opinión. Quiero protegerte, Sha- arriesgó decir- sé que nos debemos una charla seria cara a cara y la tendremos, pero no aquí, no ahora.


-¿Me estás dejando?- increpó ella sin creérselo del todo. Aquello parecía más una horrible pesadilla que la realidad, por lo que no se rindió fácilmente y continuó haciéndole preguntas, aún cuando se arriesgara a recibir respuestas que no eran las que quería oír.- ¿Cómo puedes…? No es posible que estés hablando en serio. ¡No es posible!


-Shanna…


-Cuando viajaste a Magalia estábamos perfectamente. ¿Qué cambió en solo ocho días para que quieras dejarme, cancelar nuestra boda…? ¿Qué cambió, Roger? ¡Merezco una respuesta lógica, no más evasivas!- exigió, llorando y enjugándose las lágrimas con la manga de su blazer.- ¡El amor no desaparece de un día para el otro! No puedes decirme de repente que ya no sientes cosas por mí, en especial… porque he sido una buena novia, confiable, compañera… ¡y no merezco esta clase de trato! ¡No lo merezco, maldita sea!


-Claro que no lo mereces, tienes razón. Por eso no me alcanzan las palabras para pedirte disculpas, y sí, también tienes razón en que el amor no desaparece de un día para el otro, al menos en la mayoría de los casos; pero en mi caso…


-¿Hace cuanto tiempo que querías dejarme, a ver?- gritó Shanna con ira.


-¡No, no me malinterpretes! No quise decir que llevo tiempo deseando una separación, ni mucho menos. Nunca pensé que terminaríamos así, de hecho… cuando te pedí matrimonio lo hice totalmente convencido de que sería para toda la vida, y en esto te pido que me creas: nunca jugué con tus sentimientos, ni me forcé a sentir amor por por ti por motivos egoístas.


-¿Y entonces…? ¿Adónde se ha ido todo tu amor…?


-Ay, Shanna… te prometí la verdad y eso es lo menos que puedo darte, pero sé que la verdad solo hará más grande tu herida, y no quisiera romper tu corazón. Yo aún te aprecio.


-Pues si es por eso, mi corazón ya está roto- sollozó Shanna.


Sobrevino a eso otro silencio incomodo, durante el cual Shanna tuvo tiempo al fin de pensar en esa posibilidad que hasta entonces había rechazado por imposible; temblando y con la voz absolutamente quebrada se atrevió a preguntar a Roger si era eso, pero deseando con todas sus fuerzas que se tratara de otra cosa porque “eso” era lo único que no podía remediar por sí misma. Lo único a lo que temía.


-¿Hay otra mujer, verdad?- inquirió, con la piel de gallina.- Has conocido en Magalia a otra mujer que te gusta más que yo y por eso quieres dejarme.


-No, Shanna… no se trata de ninguna mujer.


-¡No me mientas!- explotó en su dolor, parándose y desconectando el micrófono en el acto. Con dedos temblorosos lo volvió a conectar y prosiguió, colorada.- Seguro que es otra mujer, ¿Qué más te llevaría a hacer lo que me estás haciendo? ¡Roger, por Dios, prometiste que serías sincero conmigo al menos! ¿Por qué no me dices que te has enamorado de otra? Si es eso… si tú… ¡es lo único que podría apartarte de mí, lo sé! No quiero oírlo… ¡pero si tengo razón por favor dímelo de una vez y no sigas torturándome!- finalizó, tapándose la cara con ambas manos para que él no viera como su llanto se salía de control. Sin embargo, sirvió para que Roger se decidiera a dejar de lado las indirectas y fuera al grano: ya no podía hacer nada para consolar a Shanna, de modo que no tenía sentido seguir esperando una revelación que tarde o temprano tendría que hacerle.


-Sabes que nunca me hubiera fijado en otra persona a propósito, Sha, porque con una novia como tú no necesité jamás salir en busca de aventuras- empezó.- Pero llegué aquí y conocí a alguien muy especial… ni siquiera sé cómo o cuando pasó. Miro hacia atrás y me pregunto, ¿es de verdad? Todo sucedió tan rápido que siento como si estos ocho días hubieran sido once meses (2*), y por eso me cuesta creerlo tanto como tú. Pero sucedió, y no hay nada que pueda hacer para remediarlo. Me enamoré por completo de…


-No… ¡nooo!- Shanna no pudo contener ese agudo gemido de dolor al oír la verdad que más temía: su novio, a quien adoraba, no solo se había fijado en otra si no que se había enamorado, lo cual lo ponía irremediablemente fuera de su alcance. Ahora podría llorar, patalear, insultarlo, amenazarlo, que de todas formas no conseguiría volver a la vida de antes porque Roger amaba a otra persona. Todas sus esperanzas terminaron por desaparecer en un segundo y el llanto le cortó el aliento por la desesperación, porque comprendió que todo se había terminado y no podía aceptarlo ya que ella seguía queriéndolo. Roger vaciló.


-Sha, por favor, no llores… no es tu culpa, querida…


-Roger, no, ¡yo te pido por favor, dime que no es cierto!- suplicó, olvidada la rabia y el orgullo- ¡por favor dime que es mentira! Por favor, dímelo… rogó.- Dime que no es cierto…


-Shanna, lo siento, pero no puedo engañarte- se plantó Roger con firmeza.- No puedo decirte que todo está bien cuando no es así, y no puedo decirte que aún te amo porque no es así. Yo amo a alguien más ahora. No estaba en mis planes, no lo busqué y definitivamente no será fácil, pero mi corazón ahora es suyo y quiero intentarlo. Si no lo hago, pasaré el resto de mi vida lamentándome por haber sido un cobarde que no se atrevió a vivir un amor que lo llena solo por el qué dirán.


-¿Tanto… tanto te enamoraste?- inquirió la rubia con amargo dolor, recostándose sobre el respaldo de su silla giratoria para recuperar el ritmo normal de respiración.- ¿Qué tiene ella que te ha encandilado tanto, al punto de…? ¿Qué tiene esa mujer que no tenga yo?


-No se trata de que te falte o te sobre algo, Shanna, porque como dije antes no andaba en busca de una amante. Si hubiera sido así, podrías pensar que busqué afuera lo que faltaba en casa, una mujer más bella, más adinerada, más joven, o lo que fuera; pero no es así porque era muy feliz contigo, y esto es algo que me ha pasado de repente y sin previo aviso. Por lo tanto, no te tortures pensando que es tu culpa porque no lo es.


-Pero Roger… ¡nos íbamos a casar!- volvió a gemir ella, destrozada.- ¿Qué haré ahora cuando alguien me pregunte…? ¡Dios mío, si ya teníamos todo previsto, hasta nuestra nueva casa y el tiempo que nos tomaríamos de los torneos para tener nuestra luna de miel! Todo eso… ¿ya no significa nada? ¿No vale nada?


-Significó y mucho, pero ya no hay nada que hacer, Shanna. No puedo dar marcha atrás a la fuerza; quiero seguir adelante con la persona que amo, y por mucho que te duela esa persona ya no eres tú.- Hizo una pausa.- No te pido que me entiendas, ni siquiera que me perdones. En este momento estás en tu derecho de odiarme y maldecirme, así que si lo haces yo lo entenderé y lo soportaré. Lo único que te pido es que me creas que no lo hice a propósito y no cometas una tontería por la impresión, porque a pesar de todo no deseo terminar mal contigo. Me gustaría que volviéramos a hablar cuando regrese a Irlanda, para ponerlo todo en claro y tener una separación limpia como se debe… no nos hagamos daño a estar alturas, Shanna, porque a ninguno de los dos nos beneficiará. No cambiará nada el que nos peleemos, excepto para empañar todos los buenos recuerdos que tenemos juntos.


-Eres un egoísta hijo de puta- dijo Shanna al fin, secándose los ojos.- No te importa que yo me sienta culpable o no, ¡todo lo que te importa de verdad es no sentirte mal  por estar dejándome, porque sabes el mal que me estás haciendo!


-Shanna…


-Y a pesar de todo- lo interrumpió ella, sofocada- a pesar de todo, no puedo dejar de estar de acuerdo contigo en una cosa, y es que de nada me servirá reprocharte y hacerte la vida imposible como te mereces. Ahora te quedarás muy feliz en Magalia con esa desgraciada mientras yo tengo que poner la cara ante todos nuestros conocidos, lo cual ameritaría que llame a todos los medios para hundirte, pero aún si lo hiciera no podría… quitarme el dolor que siento… ¿y cómo podría yo misma generar un odio entre nosotros, cuando te amo?- dijo amargamente, mirándolo a los ojos hasta el final.- Te amo y no quiero perder hasta los recuerdos de mi vida contigo… ¡maldito miserable! ¡Mira a lo que me has llevado!


-No puedo hacer más que pedirte perdón otra vez, Shanna- murmuró Roger, avergonzado.


-¡No me interesan tus disculpas!- espetó ella, furiosa con su condescendencia.- Guárdatelas donde te plazca, que no las necesito para nada, desgraciado. Vete a hacer tu vida feliz con esa… esa… que ya te arrepentirás tarde o temprano- amenazó, odiándose por mostrar tal debilidad sabiendo que no surtiría el menor efecto.- No voy a hacer nada en tu contra, no voy a rogarte para que cambies de opinión ni nada por el estilo. Pero te advierto que volveremos a vernos… algún día, y más pronto de lo que esperas, nos veremos las caras otra vez y entonces tendrás que dar explicaciones de verdad de por qué estás tirando por la borda dos años de relación y una boda que ya estaba casi lista.


-Por supuesto que volveremos a vernos, Shanna, por Dios. En cuanto el Abierto de Magalia termine volveré a casa unos días, tal vez una semana, y serás la primera a la que busque para hablar. Tendremos que solucionar muchas cosas. Además… bueno, yo no pretendo hacerme a un lado como si nada, caramba. Me haré cargo de la parte que me toque cuando nuestras familias quieran saber por qué nos separamos, y no voy a exhibirme con Ali para evitar que la prensa esparza rumores y eso no afecte, en especial a ti, que no tienes ninguna culpa en este asunto. Ah- exclamó de repente, tapándose la boca al caer en la cuenta de que había mencionado el nombre de Allen cuando se suponía que no debía hacerlo. Shanna, irguiéndose repentinamente, también lo notó. Ambos se miraron a los ojos por un segundo antes que ella preguntara con un hilo de voz:


-¿Ali? ¿Así se llama esa mujer?


-Ay, por Dios…


-Vamos, Roger, ahora no te acobardes. Ya empezaste y ahora debes terminar. ¿Quién es Ali? ¿Cómo la conociste? ¡Mírame a la cara cuando te hablo!- exigió al ver que él apartaba la vista sonrojado. Roger, sorprendido en falta, obedeció con un suspiro.


-Ahora te pido por favor que no vayas a pensar mal de mí, mejor dicho que no vayas a pensar peor. Ali no es ninguna chica.- Shanna abrió desmesuradamente los ojos.- Es un estudiante universitario y se llama Allen, y lo conocí porque participaba en el Torneo Universitario que vine a ver con Roxy.

Notas finales:

Las aclaraciones son cortas:

(1*): cuando Roger menciona el no muy lejano día en que propuso matrimonio a Shanna en París, se refiere a cuando ambos estuvieron participando en el torneo Roland Garros, segundo Grand Slam del año. Realmente fue hace poco... 

(2*): esta solo podría hacerme gracia a mí :) pero cuando Roger dice que siente que esos ocho días fueron once meses, es porque en la historia pasaron ocho días, pero yo tardé once meses en escribirla así que no me resulta "raro" que sus sentimientos hayan cambiado tanto... ok a eso se le llama tiempo desparejo creo yo.

Recuerdo que escribir esto fue muy duro, porque no veía el modo de hacerlo sin dejar a Roger malparado. Al fin y al cabo él la está dejando, y eso siempre duele. Bueno. En el próximo capítulo la reacción de Shanna y el principio de la libertad de Allen y Roger. 


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