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Love-30 por Kitty Pasta

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Notas del capitulo:

Por fin ha llegado el día del esperado debut de Allen en el Magalia Open. Podrá dominar sus nervios y tener su primera victoria?

11 de Septiembre. Magalia Open, día 2. (Martes)

-Bueno, hoy es el maldito día. Si no lo hago bien hoy ya puedo despedirme del torneo, del tenis y de todos mis sueños. Le diré adiós a las pistas y viviré de mi título, tendré una vida normal y envejeceré con la mancha de la deshonra persiguiéndome en mi mente hasta que ingrese en mi respectiva tumba. ¡Que dios me ayude!

-¡Ali, por favor, no seas tan dramático! Hay que ver… Roger, ¿quieres decirle algo a tu novio a ver si se calma?

-¿Piensas que no lo intenté ya? Pero es inútil, cuando se pone así de nervioso no lo convencería ni que el rival se rindiese en medio de la cancha.

En aquel almuerzo se podía cortar el aire con un cuchillo de tanta tensión acumulada, y nadie podía culpar a nadie por eso. Los jóvenes sabían que ellos estarían igual que Allen si les tocara debutar en un torneo profesional, y los mayores recordaban a la perfección lo que se sentía ser el nuevo en un deporte altamente competitivo como el tenis. Por lo tanto, nadie se cruzó en el camino del rubio cuando éste dejó su plato y se excusó para retirarse de la mesa, incapaz de conversar de forma decente y por lo tanto decidiendo que era mejor estar solo.

Sentía emoción, alegría, miedo, nervios, tensión, y otro centenar de cosas al mismo tiempo ante la idea de jugar su primer partido profesional. Si perdía en primera ronda, ¿con qué cara miraría a todas las personas que confiaban en él y lo alentaban? ¿A Roxy, que lo había elegido personalmente, a Roger, que estaba tan orgulloso de su progreso? Era tan horrible que no quería ni pensarlo, pero aún así lo pensaba. El martirio solo se vio interrumpido cuando alguien llamó suavemente a su puerta y entró, despacio para no perturbarlo. Era Roger, con su amable sonrisa de siempre, quien después de pasar cerró la puerta de nuevo para que sus voces no llegaran al comedor y pudieran hablar tranquilos. Allen compuso rápido una expresión más calmada pero no logró engañarlo, y entonces el moreno lo tomó de las manos con amor. Le preguntó, con tacto:

-¿Necesitas ir al baño, querido?

-¿Qué? No, por dios… no estoy tan nervioso…

-Oh. Lo digo porque, cuando yo debuté en un torneo, en el Abierto de Miami más precisamente, estaba tan nervioso que me pasé toda la noche anterior yendo al baño.- Ante la incrédula expresión de Allen Roger prosiguió, como si nada:- no podía dormir y me dio tanta vergüenza que al día siguiente no podía mirar a mi entrenador a la cara, porque tenía miedo que si me veía a los ojos se diera cuenta que no había descansado ni un poco.

-¿Por qué me cuentas eso, Roger?

-Porque quiero que veas que todos están o hemos estado en tu lugar, mi amor- explicó el mayor con serenidad y sentido práctico.-Y que aunque lo parezca no es el fin del mundo, y no tienes por qué angustiarte hasta este punto, tan luego tú, que siempre estás tan lleno de optimismo. Debes respirar hondo… mírame, así; y luego borrar de tu mente todo lo que no sean reglas del tenis, porque una vez en la pista es lo único que necesitarás para ganar. Ni recordarás quien es tu rival o que puede pasar al terminar el partido, todo lo que vas a tener tiempo de pensar es en como se juega y en hacerlo lo mejor posible.

-¿Tú crees?- repentinamente Allen le tendió los brazos a su novio para que lo abrazara y Roger así lo hizo, con una expresión muy ufana.-Eso espero porque, con toda sinceridad, perder me dolería más por ustedes que por mí. Roxy se lo ha tomado muy en serio.

-Roxy ha sobrevivido a cosas peores así que no te preocupes por él. Tú solo piensa en jugar al tenis, que es lo que amas y sabes hacer, y todo andará bien, Ali, te lo aseguro.

-Ojalá. Quiero hacer esto como no te imaginas.

(…)

El plan del día incluía ir al Asuka Valley desde temprano, por supuesto, pero no para ver partido sino para entrenar, como correspondía a dos participantes. Allen no paraba de sentirse como un intruso cuando los organizadores lo dejaron pasar a las pistas de entrenamiento, como si fuera un fan o un periodista que hubiera logrado colarse en el recinto. La enorme multitud a las puertas del complejo le recordó la cantidad de veces que él había estado ahí, con Lior y otros amigos, sentado en el césped y conversando con alegría mientras esperaba a entrar, o viendo el partido allí mismo para ahorrar dinero para los encuentros principales. Era un verdadero festival del que se había sentido orgulloso de participar. ¿Cómo podía ser que ahora él estuviera del otro lado del complejo? No a las puertas, sino dentro. Con un ex número uno del mundo como entrenador y las cámaras de televisión enfocándolo desde lejos, para llevar esas imágenes a todos los fanáticos del tenis que seguían el torneo desde sus casas por ESPN. ¿En verdad era él? ¿O se trataba de algún tipo de distorsión dimensional que lo había llevado a un mundo paralelo?

-Ali- le llamó la atención Roxy al verlo tan disperso.-No les prestes atención porque eso te desconcentra. Vamos a hacer unos tiros para afinar tu puntería, ¿sí? Empieza apuntándole a la T que yo te alcanzaré las pelotas.

Bueno, era más fácil decirlo que hacerlo, pero al final logró olvidarse de los demás y concentrarse en lo suyo, lo cual ayudó mucho a templarle los nervios y prepararlo para el gran momento. Él no tenía experiencia con periodistas y fanáticos pero si sabía jugar al tenis y eso era lo que le había dicho Roger: “olvídate de todo menos de las reglas del tenis”. Era increíblemente satisfactorio clavar la pelota en los ángulos más difíciles, sentir como sus músculos le permitían un variado repertorio de movimientos acrobáticos gracias al entrenamiento de Roxy, y todo eso a la vista de tantos extraños; le daba la sensación de tener un enorme par de alas en la espalda con las cuales podría volar muy alto dentro de nada, arrasando en el Abierto como un verdadero meteoro.

El tiempo empezó a correr más aprisa y pronto fue la hora de prepararse para su partido, de modo que abandonaron la cancha de prácticas y fueron hacia los vestuarios, donde había más actividad de la que él creía. Tres jugadores estaban cambiándose, dos de ellos con ropa de calle y uno con un conjunto Adidas, lo que significaba que a ése le tocaba jugar y los otros dos ya habían terminado sus respectivos partidos. No reconoció a ninguno, y tampoco vio a Mayer, pero supuso que era mejor así: no quería que nadie lo desconcentrara y sacara de su eje y para eso precisaba estar solo, o lo más solo que fuera posible, y ver a su rival antes de tiempo no iba a ayudar para nada. Roxy seguía a su lado y le daba los últimos consejos antes de irse a la tribuna con los demás.

-Si llegas a tener alguna duda no dudes en pedir el ojo de halcón, pero recuerda que solo tendrás tres (1*)- advirtió el irlandés serio- con esto te quiero decir que debes estar en alerta permanente y con los ojos fijos en la pelota, para que no te roben jugadas, así que lo ideal sería que los guardes para cuando de verdad sientas que hay algo mal. Y no discutas mucho con el umpire; o mejor dicho, discute todo lo que quieras, siempre y cuando sepas que tienes la razón. Si discutes y se te escapa un insulto y luego resulta que el que estaba equivocado eras tú, podrían sancionarte por conducta antideportiva.

-Lo tendré en cuenta- prometió Allen- pero no creo que llegue a pasar, yo nunca he sido discutidor o de mal genio. Aún cuando he ido perdiendo.

-Por suerte. Yo aún recuerdo el Indian Wells de hace seis años y como me expulsaron por decirle al umpire que era un imbécil ciego de los dos ojos- se lamentó el mayor.

-No. Te expulsaron porque después de eso escupiste hacia su silla diciendo que eso era lo que pensabas de su arbitraje- corrigió Allen conteniendo la risa.

-En qué estaba pensando- murmuró Roxy avergonzado.-Bueno, ¡pero no hablemos más de mis errores que no viene al caso y continuemos con lo tuyo! Queda muy poco tiempo y no quiero olvidarme de nada. Presta atención…

(…)

-¡Roxy! ¿Y? ¿Cómo está Ali, como lo dejaste? ¿Estaba bien?

-Bueno, obviamente no estaba tan nervioso como tú- bromeó Roxy sentándose.

Acababa de llegar a la tribuna directo desde el vestuario tras aconsejar a su pupilo, y lo primero que vio fue a Roger en un estado de gran ansiedad, algo incompatible con una figura de su talla; pero como las circunstancias eran especiales no dijo nada y lo tranquilizó también a él, explicándole que Allen estaba tranquilo y ansioso por entrar a la pista de una vez. Roger exhaló un pequeño suspiro y se quedó quieto en su sitio, esperando ahora sí como los demás a que Allen y Mayer aparecieran y dieran comienzo al partido, un partido que por cierto estaba teñido de expectativas de toda clase. Ali, tal y como previera, estaba convirtiéndose en una figura popular. En gran medida porque se trataba de un jugador local y eso era un orgullo, pero lo cierto era que dos tercios del público llevaban banderas y carteles en apoyo a Allen y no todos eran magalianos; reconoció, por ejemplo, a un grupo de escoceses sentados a su derecha, que tenían un cartel con la leyenda Let´s Go, Blond Meteor!. Aquello lo hizo sentir lleno de orgullo como ninguna otra cosa en la vida y por primera vez en mucho tiempo lloró en público, unas pocas lágrimas de emoción y felicidad que por suerte para él nadie más llegó a advertir. Excepto, tal vez, su madre: Denise le tomó brevemente la mano y sonrió, luego de lo cual él recobró el aplomo.

-Gracias- musitó divertido.-Supongo que, en algunas cosas, sigo siendo un mocoso.

-Todos se ponen así cuando están enamorados- sentenció ella con aire cómplice.

-¡Oigan!- interrumpió Romina.- ¡Ya están saliendo!

(…)

Allen saludó con mucho respeto a Mayer cuando por fin se cruzaron en el pasillo, ya que después de todo era otro profesional al que veía por primera vez. Suprimió sus nervios lo mejor que pudo, respiró hondo, y en cuanto se lo indicaron salió a la cancha con paso aplomado detrás de su rival.

“Cielos” pensó al ver la enorme cantidad de espectadores que se habían congregado en las tribunas, muchos de los cuales lucían los colores nacionales ya fuera en banderas o en sus propias ropas. El ruido de aquella entusiasta multitud, las voces de los comentaristas, la música de fondo, todo se combinaba en lo que para él era una sinfonía perfecta, un cuadro maravilloso de profesionalismo tal y como se veía en la tele. Por un momento se llegó a sentir fuera de su cuerpo, como un fantasma o un ente espiritual que observaba de cerca pero no estaba allí; pero luego vio a través de una de las pantallas a Roger, y todo su autocontrol se transformó en pura alegría, cayendo al fin en la cuenta de lo que le estaba pasando. ¡Debutaba como profesional aún antes de entrar al ranking! ¡Y sus padres, amigos, compañeros y novio lo estaban viendo allí mismo, desde una de las gradas! No podía fallarles a todos ellos. En ese, el momento cúlmine de sus veinte años de vida, demostraría que tenía talento para el tenis o perecería en el intento (bueno… quizá no al extremo de perecer, pero lo intentaría hasta las últimas consecuencias). Trató de aislar algún sonido para saber como iban los comentarios del pre-partido, pero se hacía difícil y lo dejó antes de que eso lo desconcentrara.

-Soy Juan José Arriaga y esta, amigos, es la décima edición del Magalia Open- se presentó el locutor oficial al público.-El cuarto Grand Slam de la temporada y, podría decirse, el más esperado, por las innovaciones que se han introducido… en este partido de primera ronda, ¡tenemos una sorpresa! La inclusión de un jugador del circuito amateur, Allen Kanda, ganador del Torneo Universitario y lo que podríamos decir una revelación. ¿Qué opina mi compañero, Lorenzo Frana?

-Buenas tardes, Juan José. Mira, concuerdo en que podría tratarse de la gran sorpresa del torneo, más allá de quién gane; estamos hablando de un muchacho que ha logrado asombrosos resultados en su circuito, lo que habla del gran talento que tiene, ¿no? Sin mencionar que ya ha logrado impresionar a dos leyendas del tenis, hablamos de Roxy Charden y Roger Henders. Allen podría (y de hecho ya se está) volviendo una figura del tenis nacional.

-Y hablando de ellos, allí está el mismísimo Roger Henders, que ayer por la tarde ha hecho un excelente debut…- las cámaras enfocaron a Roger en la tribuna y éste sonrió con tranquilidad, procurando que su expresión no revelara nada más que el entusiasmo normal que se siente por un amigo. Miró a Allen mientras se acomodaba en su banco y el orgullo hizo que su sonrisa se intensificara, pero de todos modos logró mantenerse ahí y no ponerse a tirar besos u otra cosa igual de comprometedora. Igual, bien le hubiera gustado: Allen estaba precioso vestido de negro y con su pelo fuertemente sujetado en una cola de caballo, peloteando ya contra Mayer mientras por las pantallas se mostraban las fichas técnicas de ambos. Si bien la de él era casi insignificante, era alentadora. Se hacía hincapié en su buen desempeño y sus números positivos- edad, altura, etc- como factores posibles de triunfo, además de repasar su última y espectacular victoria en la final del Torneo Universitario. Roxy, que no tenía nada que ocultar, gesticulaba y lanzaba exclamaciones a cada rato.

-Pero miren eso. ¡Mira eso, Roger! Allen está en su punto justo (no te ofendas, Li): catorce victorias consecutivas, ninguna lesión y un promedio de tiempos francamente asombrosos, ¡es el momento ideal para su debut! Me la juego a que gana los tres sets, pero me la juego.

-Y ahí en la tribuna podemos ver también a Roxy Charden… ex número uno del mundo y actual entrenador de Henders- comentó Lorenzo Frana desde la cabina- se lo ve muy animado, recordemos que además de ser el coach de Roger también entrena a Allen Kanda, una decisión podríamos decir visionaria, ya que Kanda se perfila como la revelación del torneo.

-Sí, si bien esta semana se ha hablado más de él por asuntos personales- agregó Juan José Arriaga- Charden siempre ha sido reconocido por su habilidad para jugar y enseñar a jugar al tenis, de manera que si ha puesto sus ojos en Kanda podemos esperar grandes cosas de este chico, muy grandes cosas, Lorenzo. ¡Oh, y parece que ya van a hacer el sorteo!- se interrumpió al ver que el umpire llamaba a ambos jugadores a la red.

Allen sintió un cosquilleo en el estómago al momento de acercarse y participar del sorteo; podía sentir intensamente las miradas de la gente del estadio y también de los que estaban en sus casas en ese momento, esperando que él como representante de Magalia hiciera un buen papel y ganara el partido. Sintió su curiosidad y sus esperanzas, e incluso su admiración, y los nervios se le transformaron en orgullo. Por fin había llegado a un Grand Slam, algo con lo que había fantaseado la mitad de su vida y por lo cual había rogado fervientemente. Ahora que estaba ahí con esa gran oportunidad en las manos, no podía desaprovecharla bajo ningún concepto. Haría que no solo sus seres queridos se sintieran orgullosos, sino también cada fanático magaliano que desde su casa estuviera viéndolo en ese momento. Así como lo hiciera Isela Conte el día anterior, él honraría esa arena sagrada jugando de la mejor manera posible.

-Al servicio, Mayer- dictaminó el árbitro tras que éste ganara el sorteo con su raqueta.

(…)

Si hubo personas que empezaron a ver el partido con escepticismo (y las hubo, claro), suponiendo de antemano que el rubio tendría debut y despedida allí mismo, al cabo de un rato debieron empezar a replantearse sus opiniones.

Allen se lo tomó muy en serio desde el primer momento, y fue evidente su enorme dedicación y amor por el tenis a lo largo de esos tres sets: se tomó su tiempo para estudiar los movimientos de su rival, corriendo de un lado a otro de la pista para aprender bien sus golpes y devoluciones, y cuando todo se estaba volviendo rutinario asombró a los presentes contraatacando con una velocidad pocas veces vista en un principiante, recuperando uno a uno los puntos perdidos.

Por la cara de Mayer él tampoco podía creer que su contrincante hubiera sido tan astuto como para estudiar su estilo y neutralizarlo, tan luego un jugador amateur en su primer partido profesional, que se suponía debía estar todavía muy lejos del nivel necesario para usar una técnica de esas. Pero no, ahí estaba el rubio usándola a gusto y generando exclamaciones de asombro en todo el mundo. El primer set lo ganó con lo justo (6-4), y el segundo le costó un poco más (7-6). Fue en ese segundo set que demostró un alto nivel de resistencia al perseguir cada pelota difícil, estirando al máximo piernas y brazos hasta equiparar en puntos a su rival, lo cual le valió varias salvas de aplausos en diversos momentos. Parecía mentira que a esas alturas pudiera hacer movimientos tan estilizados y correr tan aprisa, como comentó Juan José Arriaga, pero la habilidad de Allen parecía no conocer límites. Sin mencionar el golpe de gracia del tercer set, que fue un potente smash cruzado que dejó a todo el público con la boca abierta: Allen había saltado realmente alto para asegurarse que el tiro entrara, y su aspecto en esos escasos segundos- su postura, su mirada, incluso su cabello alborotado por el viento- era como el de un joven samurái. Al caer al suelo todos volvieron a ovacionarlo y esta vez de pie, asombrados por semejante hazaña y queriendo mostrarle su apoyo y su entusiasmo. Roger, por supuesto, fue el que aplaudió más fuerte, aunque no se notara. Era mejor que no oyeran ciertas cosas por entre los aplausos, como sus silbidos amorosos y sus exclamaciones íntimas, como le hizo notar Roxy con un codazo.

-Móderate, hombre, que las cámaras te están enfocando- le dijo sonriendo y pasándole un brazo por los hombros para disimular, ya que había notado la expresión arrobada de su compañero.-Si quieres que nadie se de cuenta debes disimular mejor.

Allen, fascinado por su victoria, recogió sus cosas sonriendo y saludando al público. Con el corazón aún agitado se puso una campera sobre la camiseta y se colgó los raqueteros al hombro listo para irse, aunque antes debió cumplir con una formalidad para orgullo de su gente: dar una pequeña entrevista a Noah Simmons, uno de los periodistas de campo de ESPN que cubría los partidos de primera ronda.

-¡Bueno, Allen, felicitaciones, has ganado tu primer partido!- lo elogió el alto Noah, un pelirrojo que llevaba dos años trabajando para la cadena.-Ha sido un gran encuentro, dime, ¿cómo te sientes? ¿Crees que fue un partido sencillo para ser tu debut?

-¿Sen…? No, no diría que fue sencillo, al contrario- respondió Allen con modestia- tuve que esforzarme mucho para ganar y es lógico, porque me tocó un rival impresionante y yo estaba bastante nervioso.- Se rió brevemente y el público lo adoró de inmediato, comprando su actitud humilde y su innegable carisma. A Roger se le cayó la baba al verlo tan radiante en la pantalla, acomodando su pelo con un gesto distraído y regando su luz por todo el estadio.

-Como seguramente sabes hay cuatro tenistas magalianos participando en el torneo; ayer ganó Isela Conte, hoy ganaste tú… ¿sientes alguna presión como local para avanzar en el torneo, o te sientes tranquilo?

-Mentiría si dijera que no siento nada, pero creo que es algo mío, nadie me ha “presionado” literalmente ni me he sentido incómodo por ningún motivo. Sé que es natural que los que me conocen y me apoyan quieran que yo gane, pero no lo considero una presión.-Hizo una ligera pausa.-Obviamente, por dentro sé que es algo increíble y pienso, “wow, ¿de verdad estoy participando yo? ¿Igual que los profesionales?”. Y al pensar eso pienso también “quiero ganar, quiero ser como ellos, tengo que esforzarme para enorgullecer a mi país”- al decir aquello Noah y el público compartieron su alegría.-Lo único que puedo decirte es que voy a hacer mi mejor intento para llegar lo más lejos posible y no decepcionar a las personas que creen en mí.

-¿Crees que tienes posibilidades de llegar a la final?

-Mmm… no sé si tanto, pero dejemos que el tiempo lo diga.

-¿Sientes que ayuda haber sido descubierto por Roxy Charden, a quien dicho sea de paso allí vemos saludando?- añadió para gracia de la gente, que podían ver al irlandés haciendo gestos cómicos. Allen giró brevemente la cabeza hacia Roxy y lo saludó a su vez, encantado con la situación.

-Por supuesto. Roxy es uno de los mejores entrenadores del mundo y me siento orgulloso de que me haya elegido como alumno. Estoy seguro que aprenderé muchas cosas a su lado.

-Allen, por último: ¿quieres saludar a alguien especial para dedicarle esta victoria?

Por un fugaz momento Allen se sintió descubierto y quiso abandonar la prudencia, pero luego recordó por cuantos motivos no era aconsejable y se despidió de manera tradicional.

-No en especial. Se lo dedico por igual a mis padres, amigos y compañeros del club de tenis de la Academia Rin, porque todos y cada uno de ellos me han ayudado a su manera a llegar hasta aquí.

Notas finales:

(1*): Un tenista solo puede pedir tres veces que se revise una jugada con el ojo de halcón, por eso es mejor que lo pida solo cuando está muy convencido de necesitarlo.

Se siente muy bien volver a Love-30 después de tanto tiempo! Más allá de cuando subí el episodio anterior, de este en adelante es material que nunca llegué a publicar, así que resulta emocionante para mí. Es como saldar una gran deuda pendiente con esta historia que tanto quiero.

Habrá algunos personajes nuevos, y enredos, y tal vez alguna que otra escena de amor... y por fin podremos saber quien gana el torneo. Ese va a ser el verdadero final.

Pueden encontrarme en FB como Kitty Pasta Historias BL para cualquier duda o pregunta que tengan. Nos vemos en el próximo episodio.

 

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