Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Love-30 por Kitty Pasta

[Reviews - 21]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Isela Conte muestra sus verdaderas intenciones para con Allen... cómo se lo tomará Roger?

14 de Septiembre. Magalia Open. Día 5 (Viernes)

Isela Conte se preparó para su partido como siempre, tranquilo, de buen ánimo, confiado pero no mucho. Mientras esperaba a que fuera su turno de salir a la cancha, silbaba una tonada que hacía sonreír también a los ayudantes y demás personal del torneo.

Él sabía que no era el mejor tenista del Abierto, pero no dejaba que eso lo desanimara. Jugaba siempre dando lo mejor de sí, de ese modo ganara o perdiera no tendría arrepentimientos. Era un sistema que le funcionaba y a veces desconcertaba a sus rivales, que podían pensar al verlo tan despreocupado que no se lo tomaba en serio. Pero, desde luego, él siempre se lo tomaba en serio, tanto por sí mismo como por sus fans. Decepcionar a las personas que lo veían era quizá lo único que lo perturbaba, y por eso no lo hacía nunca. Rato después, con su mejor sonrisa felina, ingresó a la pista tirando besos a las tribunas y a las cámaras. Si las personas que le importaban lo estaban viendo, quería que se llevaran la mejor de las impresiones.

(…)

-Es un payaso…- murmuró Roger apretando una pelota anti estrés mientras Romina servía unas bebidas para ambos. Dado que tenía un rato libre antes de su partido, Romina había supuesto que querría pasarlo con Allen, o entrenando con Roxy en el Asuka Valley. Por eso se sorprendió muchísimo cuando Roger declaró que quería quedarse en el hotel y comer algo ligero en su habitación mientras veía el encuentro entre Isela Conte y su oponente, un polaco nuevo en el ranking.

-¿Qué dijiste, Roger?- preguntó acercándole la bandeja con bebidas y mirando a la pantalla. Isela saludaba a la multitud con mucho entusiasmo.- ¿Quién es un payaso?

-¿Quién más?- contestó su hermano mayor, quien lucía evidentemente irritado.- Sé que Allen y los otros lo admiran, pero eso no quita que sea un payaso. ¡Solo míralo! No debería estar haciendo el tonto frente a cámara, sino practicando peloteo.

-Bueno, Roger, no es asunto tuyo. Además no es el único tenista al que le gusta alegrar el ambiente, ¿no? Djokovic imita a sus colegas. Garbo se saca selfies. ¿Qué tiene que Conte salude a la gente con besos? Vamos, toma esto. El almuerzo estará en cinco minutos.

Roger asintió sin mirarla y decidió despojarse de sus prejuicios para observar el juego de la estrella local. Era bueno; al igual que Allen era veloz, pero con un saque mucho más fuerte. No podía reprocharle sus movimientos y estilo de juegos, pero no le gustaba su tendencia a querer llamar la atención cada vez que lo enfocaba la cámara. Se preguntó si Allen, en casa de Lior en esos momentos, también estaría viendo el partido.

(…)

-¿Y dices que te invitó a tomar algo? ¡Jo, que suerte!- exclamó Ryan, que bebía una cerveza y lo miraba con sana envidia.- Isela es el mejor, yo daría un brazo por conocerlo y salir con él a cualquier lugar.

-¿Crees que no hubiera querido? Pero Roxy dijo que no teníamos tiempo, y yo me tomo en serio la agenda que él hace para mí. No puedo empezar ya de entrada con caprichos…

-Tal cual. Lo primero es el torneo- intervino Stuart, que no hablaba mucho pero había ido a instancias de Ryan, o mejor dicho arrastrado por él a la casa de Lior Farlane. El dueño de casa, resfriado, no había podido ir a ver el partido en vivo como hubiera deseado y todos se habían reunido allí en solidaridad con él, lo cual agradecía. Observando el juego de Isela al tiempo que oía la charla, comentó:

-Tienes que tratar de hablar de nuevo con él, desde luego. En cuanto se presente otra oportunidad, agárrala y no la sueltes. Isela es un gran profesional, y pertenece a la AMT, podrías aprender mucho de él.

Allen estaba de acuerdo, pero no mencionó la inquietud de un posible segundo encuentro porque ni él mismo entendía por qué se sentía así. No había nada extraño ni preocupante en Isela, un hombre de lo más simpático que le había hablado como si fueran amigos. Hasta Roger opinaba que era motivo de orgullo contar con su apoyo, así que… ¿por qué recelaba de encontrárselo otra vez? Sacudió la cabeza para despejarse de sus temores y sonrió, y volvió a concentrarse en el partido. Isela acaba de ganar el primer set con bastante facilidad, por lo que se estaba anunciando una pausa.

-Ahora vengo- dijo, aprovechando el interludio para ir al baño.- ¡Me avisan si empieza mientras no estoy, eh!

-Pues claro, ¿qué te crees?- retrucó Lior, sonándose la nariz y bebiendo más jugo de naranja. Ryan parecía muy ocupado en hablar de algo con Stuart, por lo que solo él se dio cuenta del particular comportamiento de Isela durante ese breve descanso: como era usual las cámaras enfocaban a los jugadores y al público mientras los locutores analizaban el set jugado. Y cuando lo enfocaron a él pudo verse claramente que decía algo, aunque no se lo oyó. Sin embargo, al ser un plano tan de cerca resultaba fácil leerle los labios; Lior se quedó algo tieso, completamente seguro de que Isela había dicho “esto es para ti, Meteoro bonito”.

“¿Meteoro? ¿Se lo dedicó a Meteoro? Pero eso… ¡no puede ser! ¡Meteoro es Allen!” pensó agitado observando a su amigo que volvía del baño como si nada. El rubio, tomando asiento a su lado, pareció notar su perturbación y le preguntó:

-¿Te sientes bien, Lior? Pareces algo nervioso.

(…)

Roger también se había quedado tieso al leer los labios de Isela y comprender que acababa de dedicar el set ganado a su novio. Las palabras “meteoro bonito” habían flotado de forma casi tangible en torno a él, y como todo el mundo sabía ese era el apodo de Allen. Allen era su novio, pero otro hombre le estaba coqueteando descaradamente. De repente y sin previo aviso arrojó la pelota anti estrés con todas sus fuerzas, rompiendo un florero y alertando a su hermana que lo miró alarmada.

-¡Santo cielo, Roger! ¿Por qué hiciste eso?

-¡Ese hombre, ese payaso!- explotó dando rienda suelta a sus frustraciones.- Acaba de decir “esto es para ti, Meteoro bonito”. ¿¿Quién se cree que es??

-¿Pero como diantres vas a saber lo que dijo si no se oye nada, Roger? ¿Estás loco?

-No estoy loco. Le leí los labios. Ese tipo está buscando llamar la atención de Allen, solamente a Allen le dicen Meteoro y sé bien que la otra vez lo quiso invitar a salir. ¡Así que no me vengas a tratar como si estuviera inventando cosas!

Romina no quiso discutir al notar lo alterado que estaba, así que se alejó con toda la discreción que pudo y llamó a Roxy. Era la primera vez que veía a su hermano tan enojado y no sabía cómo actuar, además no tenía idea de si su arranque estaba justificado o solamente estaba celoso de Isela. Parecía mentira… ¡Roger Henders, celoso! Pero la situación no era graciosa así que evitó sonreír, y lo miró por el rabillo del ojo para verificar que siguiera bien. Desde luego, así era. Una vez desahogada su rabia Roger volvía a ser el de siempre, aunque por dentro seguía convencido de tener la razón y eso le dolía. No quería que otra persona aparte de él mirara a Allen de esa forma, porque eso le hacía sentir aún más impotencia por no poder revelarlo. Si su relación no fuera un secreto él podría poner a Isela en su lugar, pero no podía. Estaba obligado a permanecer callado mientras un idiota intentaba conquistar a su rubio delante de sus narices. Para cuando Roxy llegó Roger ya se había calmado del todo, pero lucía inusualmente deprimido. Su amigo y entrenador se sentó junto a él y Romina se retiró con discreción, dejándolos que tuvieran una charla de hombres.

-Amigo, vamos, mírame… ¿qué te está pasando? Tú nunca te desanimas.

-Sí, ya lo sé. Pero tal vez nunca había tenido motivos para desanimarme.- Suspiró.- Quizás soy un estúpido por deprimirme por cosas que no han pasado, pero no lo puedo evitar. De pronto sentí miedo de perder a Allen ante otro hombre. Uno que no tenga que ocultarse como yo.

-No vas a perder a Allen con nadie. Ese chico te ama y se le nota en los ojos cada vez que te mira, que eres el único para él. ¿Por qué crees que podrías perderlo?

-Es que ese hombre…

-¿Isela Conte? Olvídate de él. Aún si estuviera interesado en Ali, eso es asunto suyo. No significa que vaya a ser correspondido.

-Sí, lo sé… pero es que aún así…

-Aún así nada. No digo que sea agradable ver a otro sujeto detrás de tu novio, pero no puedes deprimirte por cada uno de esos que aparezca. En primer lugar no es algo que puedas controlar, y en segundo lugar da igual cuantos admiradores tenga. Allen no se ha pasado la mitad de su vida enamorado de ti para cambiarte por el primero que se le cruce.

Roger se animó un poco al oír eso, y mejoró su postura encorvada.- Eso es verdad. Allen me quiere a mí, siempre me ha querido. Nadie podrá cambiar eso.

-Exacto. Tu novio es tuyo y te tiene que importar un rábano si hay uno o veinte hombres detrás de él. Es como si Allen se pusiera celoso de cualquiera de tus admiradores, simplemente es perder el tiempo preocupándose por cosas que no valen la pena.

-Lo único que me gustaría- reflexionó Roger- es tener la libertad de hablar de lo nuestro en público. Juro que si pudiera hacer eso no me sentiría ni celoso, ni confundido, ni nada. Pero saber que alguien puede declarársele a Allen y yo no podré responderle públicamente es algo que me irrita como no te imaginas.

-Estás demasiado sensible con eso- advirtió Roxy- sabes que no será un secreto por siempre ni mucho menos. Probablemente en cuanto termine el Abierto se vayan a vivir juntos, así que para con el drama.

Roger rompió a reír y al hacerlo sintió como los miedos lo abandonaban, y el peso en su espalda desaparecía. De verdad, ¿cómo había podido montar una escena semejante por tan poca cosa? Por suerte Allen no lo había visto, porque si no… de repente dejó de reír, se secó una lágrima y le pidió a Roxy con calma:- por favor, no vayas a decirle a Allen que me puse tan melodramático, ¿puede ser? No quiero preocuparlo ni distraerlo con estas tonterías.

-Seguro, no se lo diré. Pero tú promete que vas a conservar la calma. Tú también tienes que concentrarte en tus partidos, así que sugiero que te des una ducha y vayamos yendo al Asuka Valley. Es temprano, pero podrás entrenarte y despejarte al mismo tiempo.

Roger asintió y tomó alguna ropa para cambiarse, pero antes envió un mensaje a Allen invitándolo a su práctica. Tal vez no pudieran ser muy explícitos, pero quería tenerlo cerca tanto como pudiera y gozar de su compañía como solo él tenía permitido. La rápida respuesta afirmativa del rubio lo dejó de buen humor, y listo para seguir adelante como si aquel bochornoso episodio nunca hubiera sucedido.

(…)

Roger ganó fácilmente su partido y se convirtió en el primero de su bloque en pasar a los cuartos de final, lo que le aseguró buena publicidad y elogios por parte de todo el mundo, como era costumbre. Eso estaba bien. Sin embargo, lo que más le importó fue ver la mirada de orgullo de Allen en la tribuna, mirada que un rápido camarógrafo había visto y retransmitido a todo el estadio; estaba rodeado de muchas personas, por supuesto, lo que ayudaba a disimular, pero lo cierto era que todo el mundo había visto a Ali aplaudiendo y eso era algo que lo llenaba de alegría mal disimulada. Más tarde, cuando regresó al vestuario y se topó con Roxy y Allen, no dudó en abrazarlos a ambos. No le importaba que no estuvieran solos.

-Felicidades, Roger. Una victoria impecable, como siempre.

-Gracias, Rox. Seguiré esforzándome hasta el final.- Luego miró a Allen con cariño y le guiñó el ojo.- ¿Te gustó el partido?

-Una maravilla… ojalá yo pueda jugar a ese nivel pronto.

-Es una pena que no pueda enseñarte más trucos porque somos rivales, pero sé que lo harás magníficamente por tu cuenta. Esfuérzate tú también.

-Bueno, Roger, no es que quiera meter prisa pero tenemos cosas que hacer. ¿Por qué no te alistas mientras te esperamos en el auto?

Su único compromiso era volver con Allen al hotel, pero agradecía que Roxy fuera lo bastante astuto como para hacerlo ver de otra manera, por si alguien los estaba oyendo. Una vez en el auto ellos se sentaron atrás mientras Roxy conducía, y aprovecharon para abrazarse y besarse un poco mientras fingían que oían a su manager.

-En cuanto los deje en el hotel iré a casa de Lior, así que… ¿pueden dejar de besuquearse un momento? Así que si quieren inventarse una historia, hablen con Romina. A propósito, Allen, ¿lo notaste mejor hoy? ¿No levantó fiebre ni nada?

-Nada de eso, quédate tranquilo. Lior tiene buenas defensas, descansará hoy y ya verás como mañana amanece como nuevo. Ryan y yo le hicimos algunas compras, así que no necesitará salir.

No inventaría ninguna excusa con Romina, decidió Roger, mirándolo intensamente. Lo que haría sería aprovechar la tarde para encerrarse con Ali en su cuarto y comérselo a besos, entre otras travesuras, ya que con cada día que pasaba su deseo aumentaba un poco más. Sabía que un buen deportista debía cuidar su energía durante el torneo, pero tampoco iba a desplomarse por pasar un rato de calidad con su novio. Además, lo necesitaba. Toda esa diversión inocente comenzaba a resultarle muy poco, y estaba seguro de que a Allen le pasaba igual.

-Allen- le preguntó un poco después en voz baja, mirándolo de forma profunda.- ¿Subimos?

Con solo oír su tono de voz el rubio entendió su estado de ánimo, y reprimió un sonrojo que pugnaba por cubrirle la cara. Roger podía parecer muy serio pero en verdad era un hombre apasionado, que gozaba de los asuntos del cuerpo tanto como cualquiera. Hasta el momento no habían ido muy lejos, pero no por falta de ganas. Asintió débilmente, preguntándose si ese día cruzarían la barrera de los jugueteos. Tal vez. La posibilidad le aceleró el corazón, porque para ser honesto era algo que anhelaba aún más que ganar el Abierto. Roger y él, solos, besándose, quitándose la ropa, desarmando una cama prolijamente tendida para…

-Vaya, vaya, vaya… ¡pero esto sí que es una sorpresa! ¡Allen Kanda en persona!

-¿Qué…?- el rubio se quedó atónito al ver acercarse a Isela Conte y su entrenador, radiante como siempre y levantando una mano en el aire para saludarlo. Al llegar a él le dio un beso en la mejilla como era normal, pero a Roger le dio un apretón de manos que éste sintió como el toque de una serpiente. Allen tampoco supo cómo reaccionar, era evidente que aquella aparición había irritado a Roger y él sabía o intuía por qué, pero no podía simplemente ignorar a Isela y quedar como un maleducado. Tendría que fingir.

-¡Señor Isela! ¿Qué está haciendo aquí? ¿Cambió de hospedaje?

-¡Jaja, no, ojalá! Este hotel es precioso, ya me gustaría pasar una semana aquí hasta el final del torneo. Pero no, vinimos con Patrick por una reunión de trabajo. Con un patrocinador nuevo- añadió, volteando a mirar a su entrenador.- Pat, ¿por qué no vas a buscar el auto? Yo ya te alcanzo.

-Ok, pero date prisa. Debemos estar en King´s Court en dos horas.

Sí…- dijo arrastrando la palabra con aire divertido y luego añadiendo:- a Pat le gusta trabajar más que divertirse, pero es un estupendo amigo. Y entrena como los dioses.

-Igual que Roxy. Oh, por cierto, estoy siendo muy torpe al no presentarlos…- se interrumpió, pero Isela hizo un gesto de que no hacía falta y miró a Roger.

-No es necesario, querido, por supuesto que conozco a Roger Henders. ¿Quién no lo conoce? Señor Henders- dijo extendiéndole la mano- es un placer.

-El placer es mío- mintió Roger sonriendo y observándolo de cerca, procurando grabar su imagen en su mente. Isela Conte era casi tan alto como él, y era muy atractivo para ser honesto: su cabello era color chocolate oscuro, rapado a los costados y con una ligera onda como flequillo; tenía asombrosos ojos verdes, oscuros también, y un lunar en la comisura izquierda que supuso todas las mujeres le elogiarían. Su nariz era quizá demasiado grande, pero de alguna forma lograba armonizar tan bien con el resto de su rostro que no importaba. Además, su sonrisa era perfecta, como de comercial. Vestía una musculosa verde militar y eso dejaba a la vista unos músculos muy bien desarrollados. Y, desde luego, era más joven que él.

-Vi una parte de su partido de hoy. Déjeme decirle que estuvo magnífico, ¡un talento que no se repite dos veces! Allen: ¿no estás de acuerdo?

-Sí, claro… Roger es maravilloso.

-Maravilloso, sí. Pero tú no te quedas atrás, ¿verdad? Señor Henders, ¿no cree que Allen está haciendo un excelente trabajo en su primer torneo?

-Desde luego. No le costará mucho ascender en el ranking y superarnos a todos.

Isela asintió riendo.- ¡Seguramente! Oye, Allen… cuando te vuelvas la estrella indiscutida de la ATP, ¿te acordarás de mí?

Era un coqueteo abierto, franco y repugnante. Ahora sí que Romina no podría decirle que estaba loco, o que exageraba las cosas, ese mocoso de Isela trataba de seducir a Allen. Y que lo hiciera enfrente suyo no hacía sino molestarlo más. Allen, que era inocente pero no estúpido, no tardó en sentirse incómodo por los halagos y descubrió pronto el por qué, al ver en los ojos serios de Roger la llama de los celos. Se sintió terriblemente avergonzado por eso, ya que en ningún momento previo se le había ocurrido que el famoso Isela trataría de coquetearle. Hasta hacía poco tiempo estaba en todas las fotografías de las revistas de chismes junto a la actriz Helena Watsky, con quien había vacacionado en Suiza. Luego recordó, con un escalofrío, que también Roger tenía una mujer y una vida diferente hasta hacía poco. Para ser precisos, hasta que lo conoció a él. La perspectiva no era muy agradable.

-Este… Isela, ¿no te está esperando tu entrenador?

-¡Ah, sí! Pero, para serte sincero, prefiero estar aquí hablando contigo.

La forma en la que lo ignoraba le estaba dando ganas de partirle la cara, pero se contuvo para no armar un escándalo. Allen lo miró de reojo y decidió cortar por lo sano, antes que el pobre Roger perdiera la paciencia ante tanta osadía.

-Eres muy cordial, pero no me gustaría ser la causa de que descuides tus obligaciones. Podemos… hablar otro día.

-¿Sí? ¿Podemos?- Allen hizo un gran esfuerzo para no ponerse rojo, pero la forma en la que Isela le estaba sonriendo era muy incitante. Como si esperara una respuesta positiva.

-Eh… sí, ¿por qué no? Ahora tenemos que trabajar.- No se animaba a decirle “vete de una vez”, pero Isela pareció conformarse y se despidió con otro beso en la mejilla; más tarde, en el ascensor, Roger continuaba mirando el infinito con expresión pétrea. Parecía estar haciendo un gran esfuerzo por no estallar, y no se animó a decirle nada hasta que estuvieron a solas en el cuarto, con las luces bajas.

-Roger, mi amor… ¿estás bien? ¿No dirás nada?

-Sí. Que te amo profundamente.

El rubio se quedó descolocado unos segundos, hasta que Roger se acercó a él y lo abrazó firmemente por la cintura. Luego lo besó, y de una forma tan completa que pronto Isela desapareció de su mente. Ambos se quitaron las deportivas y se sentaron en la cama para mirarse y besarse un poco más, logrando que la temperatura de sus cuerpos aumentara al punto de hacerlos gemir. Luego, Roger tomó sus mejillas y las acarició, sonriendo débilmente y poniendo las cosas en claro como debía ser.

-Ninguna persona en el mundo puede hacerme enfadar contigo, Ali. Quiero que tengas eso en mente siempre. Yo confío en ti, por lo tanto no tengo por qué hacerte una escena ni reclamarte nada.

-No sabes cuánto me alivia oírte decir eso… yo creía…

-Olvídalo. Sé que me amas y con eso me alcanza. Por lo demás… es cuestión de tiempo. Un día no muy lejano lo nuestro ya no será un secreto, y entonces no tendremos que pasar por momentos incómodos como el de recién.

Para no seguir hablando del asunto y caer en el riesgo de una rabieta, Roger lo acostó delicadamente y se colocó encima de él. Se agachó para besarle el cuello como sabía que le gustaba, y se sintió más que recompensado al oír su risa de placer. Era tan lindo… y fue mucho más lindo cuando le quitó la remera y le acarició el pecho, le lamió el vientre y le dio un sutil masaje a sus pezones. Ali era tan sensible que no paraba de gemir y de retorcerse, y eso le encantaba. Con decisión se quitó su propia remera y se quedó un segundo mirándolo, consciente que su entrepierna estaba cada vez más hinchada y caliente.

-Ali- susurró- ven aquí, por favor…

El rubio se irguió y observó excitado lo fuerte y amplio del pecho de su novio, al que también acarició y besó con ganas. Los jadeos del moreno eran mucho más masculinos que los suyos y eso lo volvía loco, como si no creyera tener tanta buena suerte. Mientras jugaban a tocarse y se besaban con descaro, sus erecciones se chocaron y eso los paralizó a ambos: nunca habían estado tan cerca de hacer el amor, y esta vez no había nadie que se los impidiera. Con lentitud, pero sin pausa, Roger se movió hacia atrás y hacia adelante buscando rozarse más con Ali, y el resultado lo llevó a un éxtasis profundo y maravilloso. El rubio se cubrió la boca para no gritar, pero a él también lo estaba enloqueciendo el calor y el fuego que desprendían sus sexos. Con gran audacia dejó que sus dedos exploraran la anatomía de Roger, suave y luego más fuerte, pegada a la suya. Lo humedecía de un modo obsceno. Roger lo instó con ojos encendidos.

-Si quieres hacerlo, mi amor, yo ya estoy listo. Hace mucho que estoy listo.

 -Yo también- contestó con voz ronca- después de esto, no podría esperar más. Te deseo tanto, Roger… te deseo y te necesito. No quiero esperar ni un día más.

Notas finales:

Irónicamente van a tener que esperar varios días más para la siguiente parte :( 

Lo siento de verdad, no me gusta tener que cortar el capítulo antes de lo bueno, pero es necesario. Un capítulo el doble de largo es muy trabajoso de hacer, por lo que cortándolo en dos se ajusta mejor a mis necesidades. Dado que (no es un secreto) la siguiente parte incluirá escenas hard entre los protagonistas, voy a tratar de actualizar lo más rápido posible para que no se queden con las ganas.

Por una vez el tenis no va a tener ninguna relevancia. Solo el amor fluyendo por fin.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).