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Recuerda por Circe 98

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Notas del capitulo:

Yu-Gi-Oh! es propiedad de Kazuki Takahashi

Yugi Moto miró hacia la pared contraria de su habitación. Después del día en que recuperó esas memorias que nunca adivinó que necesitaba para volver a sentirse él mismo desde la partida de Atem, la añoranza de Heba pasó a ser propia, como si siempre hubiera estado allí, suplantando la necesidad de estar con su otro yo, por desear volver a verlo.

Lo complejo comenzaba en ese punto. Yugi amaba a Atem de una manera muy distinta a la que Heba lo hacía, por lo que la inocencia del niño causaba muchos problemas en el joven japonés. Pequeñas cosas sin importancia para el niño de origen egipcio eran toda una revelación para el otro. Desde el timbre de voz cada vez más presente hasta el aroma que perteneció cuando recién se bañaba.

El latir del corazón de quien fue su hermano mientras ambos estuvieron vivos en la misma época, además de sus bromas privadas o los juegos. Sin contar las veces en que le vio desnudo durante la infancia debido a las reglas de los egipcios.

Eso causaba que Yugi no pudiera controlarse. Varias veces Jonouichi le había sorprendido pensando en Atem. ¿Cómo no le asqueaba que se hubiera enamorado de quien fue su hermano mayor por minutos en el pasado? Jonouichi Katsuya era en verdad alguien extraño. No obstante, las bromas pasaban a segundo plano cuando él, muy asustado, le explicaba qué era lo que había sucedido. El dolor gran movimiento de su estómago de solo recordar pequeñas cosas que vio con otros ojos en su momento.

Quería solo gruñir y buscar al causante, a Heba, pero se recordaba muy bien que él era Heba y que era su misma culpa. Yugi no podía comprender cómo su otro yo había sobrellevado las cosas, su situación, la forma en que las cosas cambiaban. ¿Cómo soportó si Atem le lanzó muchas cosas minúsculas del pasado?

Malditas hormonas.

Pronto se vio sacado de sus pensamientos gracias a la aparición del niño culpable de ese alboroto en su corazón, en sus hormonas y cosas más. Lo miró, poniéndose serio de inmediato.

Cuando desperté te dije que pronto iba a volver a casa, le dijo Heba, con una voz muy parecida a la de su Otro Yo, solo que más infantil. Erróneamente te dejé pensar en que se trataba de dejarte vivir toda tu vida antes de que tú y yo nos uniéramos para completar el alma dividida que nos tocó para salvar a Atum.

—¿De qué estás hablando? —preguntó el japonés al egipcio, levantando la voz por lo molesto que se sentía.

El ritual para completar los ciclos que nos tocó a Atum y a mí. Él vivió durante quince años y a ti se te permitió completar el Rompecabezas contenedor del alma de él hasta los quince años, empezó, quitándole la respiración a Yugi por empezar a ver la relación de las edades. Desde el día de nuestra muerte, mi hermano quedó solo por tres años antes de que todo movimiento orquestado por el demonio Zork empezara en serio. Tres años desde mi muerte para su encierro, causando la muerte de su cuerpo mortal. Ahora, han pasado cuatro años desde el momento en que completaste el Rompecabezas, unas cuantas semanas desde el día en que me encontraste y recuperaste tus memorias como el príncipe sin nombre.

El joven Moto tuvo que recordarse la fecha. La fecha que indicaba la partida de su otro yo todavía iba a ocurrir dentro de dos semanas a futuro. Donde dejarían de ser los dos años de separación y se volverían tres de ellas.

Te habrás dado cuenta, Yugi Moto, que un mes estuviste al lado de mi hermano conociendo este su pasado antes de empezar la Batalla Ceremonial, que es lo que los separó para permitirle el paso a la Otra Vida. Mi castigo por desobedecer órdenes de los Dioses fue este. Soportar tres años desde el momento en que él partiera para poder manifestarme y gritar en reclamo por esa mitad de alma que me fue cortada cuando morí la primera vez. Una vez hecho este reclamo, pasaría el mismo tiempo antes de irme. No iré solo, Yugi Moto, mi alma entera tendrá que pasar por la puerta de Maat.

Un mes conviviendo al lado de Heba. Y ya solo faltaban dos semanas para el tercer año de la partida de Atem.

Yugi se levantó de un solo movimiento, empezando a negar al comprender lo lejos que llegaba todo. Miró a Heba, comenzando a reclamarle de una manera en que jamás lo había hecho hacia nadie. El japonés estaba más que furioso con él, exigiéndole una verdadera respuesta a todo. ¿Por qué ahora? Luego de haber cimentado todo su pasado para un futuro.

Él tenía que morir solo para permitir que Heba pudiera reencontrarse con su familia. Comprendía su anhelo, su deseo. Esa ansia que tenía por ver a sus padres, a los hermanos que estuvieron antes y después que él, a Atem. Estar juntos como lo habían prometido durante la infancia. ¡Pero no le daba derecho a elegir sobre su vida!

Hacerle tener amigos como su más grande deseo, hacerle encariñarse con su familia. Tener en cuenta cada momento al lado de Anzu, Jonouichi, Honda, Bakura, Otogi, Marik e Ishizu, sin contar a Rishid. Tampoco incluir a Kaiba, a quien sí consideraba alguien conocido y a quien apreciaba por sus grandes esfuerzos una vez descubierta la raíz de su comportamiento. El enorme aprecio que tenía a Mokuba, el menor de los dos hermanos.

El egipcio aceptó sus palabras sin intervención alguna. Aceptó ese deseo irrefutable de querer salvar a aquellos con los que se sentía a gusto de tener que soportar su desaparición.

Nunca fue mi intención, Yugi Moto, continuó Heba, mirándolo de manera desafiante. La Gran Diosa Madre fue quien peleó por esa conclusión. Soy solo un niño de doce años, ella entiende que quiero ver a mi familia otra vez en lugar de estar atrapado el resto de la eternidad a un mundo al que ya no pertenezco. Horus el viejo fue quien eligió este destino, Isis, su madre, está obligada a llevar a cabo este destino al lado de Osiris, su padre.

Yugi vio cómo el niño solo se retiraba, regresando a su cámara mental. El japonés se sintió tan impotente de solo saber que cada deseo que había tenido, desde el momento de su nacimiento hasta ese punto, fue una influencia de una vida pasada. Donde el anhelo de amigos era más la tapadera por el alma de Atem, la falta que sentía de no tenerlo a su lado.

Se cubrió las manos mientras la rabia viajaba por las moléculas de su cuerpo. Pensar en encontrarse a su Otro Yo no se le hacía una propuesta negativa, pero tener que abandonar a su abuelo, madre, amigos, sí. No quería dejarlo, saber que iba a morir. Nunca deseó ese destino, ni siquiera cuando tuvo que presentar el examen de admisión de la universidad.

¿Cómo es que había dejado pasar tanto tiempo sin indagar la presencia de Heba sin que pudieran volverse una sola entidad? ¡Él quería vivir! Dentro de las imperfecciones que tenía su cultura, estaban muchas maravillas, esas pequeñas cosas que a él le daba la suficiente importancia.

No le importaba comportarse de otra manera, él quería pelear por su independencia hacia Heba. No iba a ir con él al momento de su retorno a la Otra vida. Era tan extraño lo que su cuerpo pedía, aquella personalidad desarrollada para quedarse y ser el vehículo de Atem no deseaba irse a ningún lado mientras que la otra, la que se intentaba acoplar a él, quería volver con la familia que había dejado atrás.

Amo, le llamó el Mago Silencioso. Se veía preocupada, hasta asustada de su cara. No es elección del amo Heba. Ella movió sus manos para crear la apariencia de un hombre con la cabeza de un halcón. Sobre esta existía una corona doble. Él es Horus el viejo, conocido casi como Horus nada más. Todos los Reyes fueron la representación de él en la Tierra. Los ojos de este dios representan al sol y a la luna. Todos los niños egipcios lo fueron, pero Heba sobresalió como la Luna, aunque muchos lo consideraron el Sol. Atem ya es parte de su ojo, como debió serlo al inicio. Falta la Luna, la Luna que va de compañera del Sol. Por eso creó la condición y todas estas condiciones, fueron puestas por Osiris, su padre. Isis está en contra de retirarte la vida, porque naciste bajo la protección de otro dios. Sin embargo, este otro dios comprende la situación en la que estás envuelto y no va a permitir ningún daño a la Luna faltante en el ojo de Horus el viejo. La Gran Diosa Madre se encariñó del niño que pudo salir de la oscuridad del demonio Zork, lo quiere como a su hijo, pero está obligada a comprender que tienen que cumplir esto. La familia real, la de Aknamkanon, no será más olvidada una vez que vuelvas a ser uno con tu alma.

—No tiene sentido que me hayan hecho esto, Mago Silencioso —respondió, demostrando lo afectado que se encontraba. Enojado, triste, acabado.

Las decisiones de los dioses nunca tienen sentido para los ojos de los mortales, continuó ella, incluso el mismo Heba está consternado de lo rápido que es el momento en que regresarán a ser una sola entidad. Él ha visto toda tu memoria y no entiende muchas cosas de lo que te pasaron al lado del Rey Atem, no puede entender muy bien sus sentimientos hacia él, pero tampoco está contento con la decisión. Cuando le dijo esas palabras sobre su deseo más grande, solo conservaba la mente que había sido encerrada en la tumba y con el demonio, no tenía todas sus aventuras junto a su hermano.

Maestro, llamó el Espadachín Silencioso, silenciándola. Él quiere que usted viva, pero no puede decidir en serio sobre una elección hecha hace más de tres mil años, donde él hubiera intervenido de no estar tan débil, alimentando al demonio Zork en su búsqueda de librarse. De no haber sido por él, habría pasado más tiempo y las condiciones habrían sido muy distintas a las que ocurrieron para el regreso del Rey sin Nombre.

—Todo habría sido distinto de haber hecho caso en primer lugar —respondió Yugi a ambas justificaciones de las palabras del príncipe que le acompañaba—, pero mi naturaleza de defender a todos los que quiero me impidió ver que estaba en un juego más amplio e hice lo que creí correcto y mira ahora las consecuencias —se señaló a sí mismo. Luego, a la habitación en la que estaba—. Mi otro yo fue importante, fue quien en verdad salvó a Egipto, pero si yo hubiera hecho caso... tal vez, ahora, ambos podríamos llevar una vida normal y nunca habría desarrollado este sentimiento tan... extraño e inmoral.

Fue su hermano, admitió el Mago Silencioso con un tono bastante tranquilo. Sin embargo, hace mucho tiempo dejaron de serlo, sus cuerpos están sepultados uno al lado de otro en la misma tumba dentro del Valle de los Reyes. Ahora, sus almas, libres de todo burdo obstáculo, fueron capaces de demostrar lo que en verdad sentían la una por la otra. Los ojos de Horus el viejo nunca se saben sus reacciones. Muchos se odiaron, muchos se amaron, muchos no se conocieron. Usted, amo, y el Rey Atem fueron muchos de los que se amaron, por la forma en que ahora ustedes manifestaron su relación.

Notas finales:

¡¿Qué?! ¿¡Qué!?

¿Ya el capítulo 14? ¡Rayos! ;-;

Sí, Recuerda técnicamente ya terminó, solo falta un capítulo. ¡Dios! ¡No me lo creo!

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