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El arrepentido deseo de cumpleaños (fanfic koi suru boukun) por patyunam

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Notas del fanfic:

 

PDV  Laura Paty

Primero que nada de nuevo venimos a traer un nuevo fanfic de conjunto, otra vez tengo el honor de trabajar en conjunto con mi buena amiga Gaby, todo por celebrar dos ocasiones especiales el cumple del lindo personaje Morinaga Tetsuhiro y en segundo el haber formado desde hace un año un increíble equipo al lado de esa talentosa mujer. Me encuentro muy agradecida de haberla encontrado pues ella les da vida a las historias que escribo con sus hermosos dibujos.

PDV Gaby Ibarra

Reitero la confianza y  agradezco de todo corazón  la oportunidad de volver a trabajar en conjunto, ya que es bastante divertido, celebrando el cumpleaños de Morinaga Tetsuhiro y el haber conocido a mi autora favorita y amiga Laura Paty , que gracias a sus relatos tan hermosos sobre Koi suru boukun entre otros fue que me introdujo poco a poco al ámbito del fan fic además de motivar las ilustraciones sobre la pareja dispareja favorita, me encantan sus ideas y su forma de narrarlas…muchas muchas  gracias y es cierto ¡¡¡YA ES UN AÑO!!!

Notas del capitulo:

Antes de comenzar Laura Paty estará en el PDV Morinaga y Gaby en el PDV Souichi, que lo disfruten y los personajes pertenecen a la magnífica Hinako Takanaga.

 

.

PDV SEMPAI

La detestable mañana del cumpleaños de Morinaga supe que me obligaría a tener sexo por la noche ¿cómo podría rehusarme con esa cara de perro triste que hace? Además es su cumpleaños y se dé hecho que su familia lo desprecia, por lo cual tendré que sacrificarme un poco.

Mi encimosa familia le preparo una fiesta tonta con un pastel y regalos, Kanako a primera hora me llamó para confirmar que yo llevaría al tonto kohai para la fiesta. Realmente no comprendo la razón para tanto alboroto, a mí no me gustan las fiestas de cumpleaños, cada vez que alguien ha querido celebrarlo me ha fastidiado; la última vez que recuerdo celebrar mi onomástico fue cuando mamá todavía se encontraba viva. De ahí en fuera es incómodo, como extraño buscar una fiesta de cualquier tipo anualmente con ese motivo; no obstante mi encimoso y molesto asistente piensa de distinta forma, quiere que alguien le ponga atención las veinticuatro horas del día y con “alguien” me refiero a mí.

Al salir de mi habitación fui recibido con platillos muy elaborados, todos dispuestos como si se tratara de mi celebración, él de igual forma bastante acicalado, creo que resultaría imposible olvidar la fecha con tantas molestas atenciones. Sospecho que con la finalidad de que yo acceda a tener una noche… de hecho lo he pensado un poco, tantos días que no hemos podido tener nada, supongo que puedo resignarme a tener a este hombre fastidioso, feliz el día de hoy, aunque no sé si podré resistir tantos asedios. Llegué a la mesa y dije desganadamente:

— Feliz cumpleaños Morinaga.

El tipo prácticamente llegó corriendo de la cocina hasta donde yo estaba para abrazarme y luego decir efusivamente:

— ¡Oh gracias sempai! ¡Te acordaste no lo puedo creer!

— ¿Cómo demonios crees que podría olvidarlo luego de que lo has mencionado durante los últimos días? Siento decirte que no podemos salir a pasear como lo pediste, Matsuda está enferma y Kanako me ha pedido que la acompañe al doctor. Pero como es tu cumpleaños si quieres puedes venir con nosotros, seguramente Kanako hará todo un teatro cuando le digas la fecha.

Recordé que Kanako me prohibió contarle de la fiesta, ya que es una sorpresa, incluso me obligó a invitar a los amigos de Morinaga en la universidad, por ello inventó toda esa mentira. No tuve opción, si yo no accedía a los caprichos de esa niña le diría a Morinaga y a todo el mundo que nos descubrió besándonos.

El día que ocurrió, mi tonto asistente se encontraba molesto y bastante deprimido, ya que yo había sido muy grosero con él, a tal grado que a pesar de haberme dicho que me perdonaba, en casa de Matsuda parecía querer llorar, lo seguí y lejos de todos lo besé para quitarle esa cara afligida. No comprendo en que momento el beso se hizo largo, hasta que logré escapar de sus brazos antes que se prendiera el libido de ése tarado. Un rato más tarde Kanako llegó mostrando una foto comprometedora en la cual yo mismo arrinconaba a ese tipo contra la pared y nuestros labios parecían hambrientos uno del otro. Al inicio lo negué, intenté mentir diciendo que Morinaga me obligó, sin embargo las pruebas fueron suficientes para incriminarme. Supliqué, prácticamente me hinqué para que no dijera nada, hasta que se le ocurrió forzarme a hacer cosas buenas por él; la primera de todas es esta.

Sigo sin creer que me pueden chantajear tantas personas, todo por culpa de Morinaga ¡¡Para variar!! ¡¡Y encima tenga que ser amable  con ése empalagoso!! Mis reflexiones fueron interrumpidas con su respuesta:

— Bueno sempai, ni hablar, la familia es muy importante, pero gracias por la invitación, creo que prefiero quedarme en casa o ir con mi amigo Hiroto, seguro que le gustará celebrar conmigo.

No me es posible creerlo ¿se negó a venir? Si no logró llevarlo, Kanako soltará la sopa. No puedo dejar las cosas así, menos ahora que mi hermana invitó a toda la familia y a gente de la universidad.

— Kanako me pidió que vinieras, dijo que si luego de la consulta de Matsuda tu podrías darle un consejo.

— No se preocupe sempai dígale que iré mañana temprano a verla, que hoy es mi cumpleaños y salí a divertirme.

Al escuchar nuevamente su negativa quise ahorcarlo ¿Ahora que rayos le diré para traerlo? Es una persona totalmente franca a la hora de demostrar sus emociones, si le digo de la sorpresa no podrá fingir que no sabe nada y Kanako advertirá que no cumplí el trato. Respiré hondo e intenté nuevamente con algo que no podrá rehusar:

— Maldita sea Morinaga, sé que es tu cumpleaños pero si no vienes esa niña me va a estar molestado. Si me acompañas prometo que haré algo bueno por ti.

El calor rodeo mi rostro, de cualquier forma ya sé de hecho lo que me pedirá y el día de hoy imaginé que sucedería inevitablemente, por lo que prometerlo no me meterá en más problemas.

El idiota sonrió y se abochornó, sus intenciones de abrazarme fueron impedidas por mi mirada asesina, cosa que lo hizo limitarse a responder:

— Iré con usted sempai, no se preocupe yo hablaré con Kanako.

Suspiré notoriamente sintiendo un gran alivio, nos sentamos a la mesa y desayunamos la deliciosa comida, luego de ello preguntó:

— ¿A qué hora tenemos que estar en la casa de la señora Matsuda?

— Kanako dijo que la consulta es a las doce del día, por lo que en un par de horas debemos irnos.

El tiempo pasó aprisa, de antemano comprendo que esta tonta fiesta le hará notar a Morinaga algo que no es verdad, quedaré ante sus ojos como un tonto cursi pero mejor que crea eso a que todos vean esas fotos ¡¡Primero muerto a semejante humillación!!

Nos arreglamos y partimos con anticipación a la fiesta, al llegar toqué el timbre y abrió mi hermanita chantajista emocionada tomando la mano de Morinaga:

— ¡Morinaga! ¡Llegaste! Ven conmigo adentro.

Dio un par de pasos al interior hasta que escuché el clásico:

— ¡SORPRESA!

Todo se convirtió en un mar de felicitaciones, tantas personas lo abrazaron y le entregaron un regalo mientras me fui a sentar a un sillón hasta que llegó totalmente cariñoso a mi lado diciendo:

— Sempai muchas gracias por la fiesta, no puedo creer que juntara a tantas personas, incluso a mis amigos de la universidad.

Me abrazó efusivamente y luego se separó de mí quedando su rostro frente al mío. Sentí mi corazón acelerarse, supe de inmediato que me besaría frente a todos, por lo que inmediatamente lo golpee sin pensarlo.

Su adolorido rostro reflejó molestia y tristeza ¿Pero cómo quiere que yo le dé un beso frente a mi familia y gente de la universidad? ¡Primero muerto ya lo dije y lo reitero!

Me enojé mucho por lo que subí a mi habitación dejándolo con las demás personas de la fiesta, sin advertir que Kanako venía tras de mí:

— ¡Eres cruel hermano! Es su cumpleaños y no pudiste ser un poco menos agresivo, comprendo que las apariencias son todo para ti, he visto lo que eres capaz de hacer con tal de que no diga nada. Pero sabes que, un día Morinaga se cansará de ti y se buscará a alguien que sepa darle amor sin avergonzarse, no como tú.

No aguardó por mi respuesta, sólo se marchó a la fiesta nuevamente, entre tanto no dejé de pensar que quizá ella tiene razón, puede que él idiota un día despertará de sus locas hormonas y buscará algo mejor que yo. Mi pecho dolió al tiempo que ese pensamiento llegó a mi cabeza, me gustaría ser un poco más paciente, pero absolutamente no puedo cambiar lo que soy, me ofusca su estúpida actitud.

Pasaron algunos minutos y bajé nuevamente a la reunión, me oculté entre las personas, saludé a mi familia y procuré estar lo más lejos de Morinaga. No puedo soportar su mirada acusadora, cualquier otro día lo tomaría de forma distinta, sin embargo hoy está más sensible que de costumbre. La fiesta transcurrió como cualquier otra a la que asistiera alguna vez, música, charlas aburridas, las bebidas, comida y la fastidiosa parte donde se parte el pastel de cumpleaños. En la distancia sus ojos verdes se dirigieron a los míos en el momento de abrirlos luego de pensar su deseo, justo para soplar las velas del pastel. Sentí por alguna extraña causa un escalofrío recorrer mi piel y me quedé totalmente estático por unos segundos al igual que él.

Avanzada la noche nos retiramos a casa, se suponía que yo me quedaría a dormir aquí con tal de vigilar a Kurokawa, no obstante ver a Morinaga partir al departamento haciendo esa cara de lástima, me hizo irme a su lado. Además de las nuevas amenazas de Kanako.

— No tenías que venir conmigo, deberías volver a quedarte con tu familia. — Expresó el afligido Morinaga.

— Yo quería volver a casa, ahí no hay lugar para que yo me pueda quedar.

— Sempai… siento mucho haber intentado besarte… es sólo que opino que debería haberme alejado con un empujón, golpearme frente a todos en mi cumpleaños me hizo sentir tan mal.

Suspiré con hastío, ¿Qué rayos puedo decirle? ¿No volveré a hacerlo? Definitivamente volverá a ocurrir si intenta ser tan idiota como siempre.

Llegamos al departamento, por lo que esperé recibir sus lujuriosas atenciones, pero marchó hasta su habitación y dijo:

— Buenas noches sempai.

Es increíble que no hiciera nada, una molestia recorrió mi pecho, algo como ¿decepción? No creo que sea algo así, razón para dormir y evadir a mi estúpida conciencia.

La hermosa luz de la mañana me lleno de energía, todo se sentía tan fresco y bello, la luminosidad tan relajante, los diminutos y agraciados pájaros en la ventana me invitaban a salir a recorrer las calles para disfrutar de todo. De pronto recordé a la persona especial que habita la misma casa que yo, fui muy grosero el día de ayer, razón para disculparme e invitarlo a lo que no pude, a hacer el amor una y otra vez hasta unir nuestras almas en una sola, o por lo menos hacerlo increíblemente feliz como él hace siempre conmigo.

Prácticamente salté por la habitación para vestirme, luego recordé que nada mejor para disculparme como llegar desnudo hasta dónde él. Salí casi a hurtadillas para darle la sorpresa, escuché la ducha y tuve una maravillosa idea:

— ¡Eh Morinaga abre!

— No tardo sempai.

— Abre un minuto sólo para que pueda orinar.

Mis deseos fueron cumplidos a los pocos momentos y el clic de la puerta se escuchó al tiempo que sus palabras:

— Abrí el seguro, sólo espere que me meta del otro lado de la cortina y entre.

No iba a esperar sus instrucciones, simplemente abrí y lo atrapé completamente desnudo mostrando ese suculento trasero que siempre he adorado. Corrí hasta abrazarlo y mis manos recorrieron de inmediato su torso tan exquisito, esos pectorales que se mueven cada que da envestidas, los abdominales tan seductores que muestra todas las veces que levanta la camisa para retirársela. El paraíso esperaba por mí para ser tomado hasta llegar al cielo juntos.  

.

PDV MORINAGA

Siempre he divagado con la loca idea de que mi querido sempai fuera más lindo y atento, pido demasiado eso lo sé de sobra, no es que no aprecie todo el camino que ha recorrido por mí, me lo ha dicho en varias ocasiones ¡Por eso lo amo más cada día! Y debe ser bastante difícil para él lidiar con su forma de ser…además de mi naturaleza que no puedo evitar, pero en serio si de verdad existiera la magia de un deseo de cumpleaños, sería que sempai fuera cada día más expresivo y amoroso en nuestra relación furtiva, como lo soy yo con él.

Despierta Tetsuhiro, deberías resignarte, pensé para mis adentros. Es como dice él, soy un sentimental idiota sin remedio, ya debería estar acostumbrado; además en los últimos años no he celebrado mi cumpleaños, sólo Hiroto me ha felicitado. Aunque ya le haya dicho un par de veces a sempai sobre mi día, de sobra sé que le molesta tanto ésas cosas que pasará  desapercibido  o me dará con la puerta en la nariz por ridículo y cursi, supongo estoy sensible por la fecha …es todo.

Había estado muy pensativo con respecto a la actitud de sempai, la verdad es que no estoy muy de humor luego de lo ocurrido en casa de Tía Matsuda hace poco, ya que fui requerido, supongo en contra de la voluntad de él para una reunión, y que para variar las cosas, ni siquiera recuerdo cómo es que terminé siendo reprimido groseramente por sempai… él quería estar con su familia y yo lo entiendo, pero no tengo la culpa que me hubieran insistido en asistir a la cena, mentiría si no dijera que estaba muy contento por hacerme sentir parte de ellos y no dejé de parlotear sobre qué podría llevar para agradecerles.

¡Me encanta su familia y agradezco tanto sus atenciones! El rechazarlos hubiera sido un poco ofensivo, sólo quería retribuir su amabilidad y terminó en una actitud por demás grosera…diciendo que me callara porque era un empalagoso y cursi sin remedio, además de los clásicos insultos de idiota y tarado. A pesar de todo no respondí nada, sólo continué con mis labores, haciendo una charola de galletas que llevé a la reunión, pero en casi todo ése tiempo, poco le dirigí la palabra.

Aunque  antes de partir a la reunión, intentó disculparse, las palabras no le salieron, sólo se rascó la cabeza y apretó los dientes.

— Morinaga…lo que te dije hace unos días yo…

— Descuida sempai, no tienes por qué decir más…no hay rencores todo está bien.

Claro que es una mentira, él se pondrá incómodo porque su rutina se pone de cabeza con su asistente dándole problemas por sus tonterías sentimentales, más que por ser sincero. De esa forma dejé que él disfrutara de la compañía de ellos, pero sus duras palabras resonaron en mi mente, hubo un punto en que me sentí tan sobrecogido… que fingí malestar para ir al baño y serenarme antes de dar un espectáculo que terminaría por enfadarlo más. Apenas me fui, no había notado que me había seguido, jalándome del brazo y sorprendiéndome con un beso tan apasionado, que por ése momento olvidé todo como siempre.

Verlo tan avergonzado y arrepentido es superior a cualquier enfado que yo tenga, sólo me dijo:

— Olvídalo todo …regresa a la reunión.

Se veía tan lindo sonrojado, que por la emoción hice a un lado todo, en el departamento una vez que regresamos, la noche fue nuestra para demostrarle que lo amaba tanto que no me importan sus desplantes. Sin embargo y para colmo de males, el trabajo empezó a ser bastante en la universidad, entre tareas reportes y experimentos, ya tenemos muchos días que no lo hacemos, terminamos exhaustos, él no tiene ánimo y se encoleriza si hago el mínimo esfuerzo para siquiera abrazarle;  además yo estoy también muy cansado como para recibir reprimendas por querer algo de atención, tal vez cuando todo se tranquilice un poco.

Al pasar de los días y cerca la fecha de mi cumpleaños,  ya le había rogado a sempai salir a pasear un rato y  nada más, pero luego lo pensé mejor, después de todo tenemos trabajo en el laboratorio, sempai ya está bastante presionado, eso sin nombrar el tiempo que estuve ausente por mi entrenamiento para mi trabajo en la Farmacéutica S cuando me titule, pues muchos experimentos se atrasaron.

Además, a sempai no se le dan los detalles, no espero  siquiera un regalo, lo último que recibí de él fueron vitaminas y medicinas cuando estuve enfermo. Me gustaría pasar mi cumpleaños tranquilamente con él, no pido más y menos con el malhumor que ha tenido, por lo que decidí  en el último minuto que es mejor que mi cumpleaños pase sin pena ni gloria. Es más, incluso no haré ningún avance para tener una noche de pasión porque lo veo muy estresado y será mucho peor, pero se lo diré después de la comida que le preparé, un sempai con el estómago lleno es un sempai feliz y tranquilo…

Dispuse todo y llamé a sempai para que viniera:

— Sempai, ya está listo, por favor  ven a comer.

Sempai salió admirando la mesa, los platillos son para él, todo lo que le gusta incluso su cerveza favorita. Ya me bañé y arreglé, sin embargo como dije, en el último momento me arrepentí de salir, pero no hay marcha atrás sólo comeremos y me comportaré para que descanse. Tal vez será bueno que vaya con Hiroto un rato después.

Aun así me siento feliz, tengo sempai a mi lado y no esté tan solo, no obstante una frase llegó a mis oídos.

— Feliz cumpleaños Morinaga.

En ése momento todo el mundo se detuvo, la luz se hizo más brillante y mi corazón brincó de alegría, mis pies tomaron impulso de forma voluntaria y me arrojé a los brazos de un muy gruñón y adorable sempai parado junto a la mesa expresando con emoción:

— ¡Oh gracias sempai! ¡Te acordaste no lo puedo creer!

— ¿Cómo demonios crees que podría olvidarlo luego de que lo has mencionado durante los últimos días? Siento decirte que no podemos salir a pasear como lo pediste, Matsuda está enferma y Kanako me ha pedido que la acompañe al doctor. Pero como es tu cumpleaños si quieres puedes venir

Hubo un momento que iba a decir que sí, pero recordé la última vez que fui …no sería prudente y menos con un familiar enfermo.

— Bueno sempai, ni hablar, la familia es muy importante, pero gracias por la invitación, creo que prefiero quedarme en casa o ir con mi amigo Hiroto, seguro que le gustará celebrar conmigo.

— Kanako me pidió que vinieras, dijo que si luego de la consulta de Matsuda tu podrías darle un consejo.

— No se preocupe sempai dígale que iré mañana temprano a verla, que hoy es mi cumpleaños y salí a divertirme… además la señora Matsuda necesitará reposo y no quería ser molestia.

 Sempai empezó a exasperarse. Supuse que como esto es un asunto familiar, le alegrara no estar preocupado si me le iré encima.

— Maldita sea Morinaga, sé que es tu cumpleaños pero si no vienes esa niña me va a estar molestado. Si me acompañas prometo que haré algo bueno por ti.

Sempai se sonrojó tanto que parecía un tomate radioactivo, se veía muy lindo pero insistente, tal vez quiere calmar su conciencia por los  días pasados.

Estaba tan feliz y abochornado que iba a volver a abrazarle, sin embargo un destello de aura fulminante me hizo desistir  y la mirada asesina de sempai también. Su vista cambio un poco, se tornó expectante, así que tuve que responder:

— Iré con usted sempai, no se preocupe yo hablaré con Kanako.

Suspiré notoriamente sintiendo un gran alivio, nos sentamos a la mesa y desayunamos la deliciosa comida, luego de ello pregunté:

— ¿A qué hora tenemos que estar en la casa de la señora Matsuda?

— Kanako dijo que la consulta es a las doce del día, por lo que en un par de horas debemos irnos.

Por las prisas así me fui, algo formal partimos con anticipación a la casa de Tía Matsuda, al llegar toqué el timbre y abrió  Kanako emocionada tomando mi mano con fuerza:

— ¡Morinaga! ¡Llegaste! Ven conmigo adentro.

Las cosas tan raras, hasta que llegamos al saloncito donde sólo pude escuchar las serpentinas caer y un coro gritar:

— ¡SORPRESA!

Todo se convirtió en un mar de felicitaciones, tantas personas me abrazaron me entregaron un regalo mientras vi cómo sempai se alejaba bastante molesto sentándose en un sillón. Inmerso en el cálido ambiente se llenó mi corazón de alegría, estaba a punto de inflamarse  que podía estallar y morir de felicidad, por lo que llegué hasta él diciendo:

— Sempai muchas gracias por la fiesta, no puedo creer que juntara a tantas personas, incluso a mis amigos de la universidad.

Lo abracé con todas mis fuerzas y luego me separé de él quedando su rostro frente al mío. Sentí mi corazón inflamarse de fuego, no me importó nadie, sólo sus hermosos labios tan cerca y que degustaría con todo mi amor y el afecto que era capaz de sentir; pero un sonoro puñetazo me hizo volver a la realidad, rompiendo mi ensoñación.

La gente empezó a murmurar por el golpe, mirándonos a ambos, me dejé llevar por el calor del momento y ésta es mi consecuencia. Olvidé que mi lugar en casa de los Tatsumi es de un simple amigo y nada más, por lo que mi pecho dolió más que nunca, como si me hubieran atravesado en dos. Luego vi a sempai corriendo fúrico hasta su habitación donde se encerró, sentí como si un nudo se formara en mis entrañas y mi corazón se apesadumbró, contuve mis lágrimas mientras vi a Kanako perseguirlo. Kurokawa y Tomoe se apiadaron de mí tratando de tranquilizarme, pero siempre he sido bueno para fingir.

Por primera vez en mi vida no sólo estoy más que decepcionado, me siento furioso, no quiero ver a Souichi el resto de la velada y espero que acabe todo pronto para poder ir a mi cuarto a llorar.

Pasaron algunos minutos y bajó nuevamente a la reunión, comenzó a evadirme entre los grupos de personas. No puedo dejar de estar molesto, cada vez que lo veo desvío mis ojos, pues en ellos se refleja mi claro disgusto, he tratado de ser complaciente y hasta iba a renunciar de salir con él por mí cumpleaños. He respetado su preciado espacio personal por consideración a su estado anímico ¡Pero ya basta! La fiesta transcurrió llena de música y charlas a las que casi ni puse atención, la verdad ha sido el peor cumpleaños de toda mi vida.

Sólo rogué porque pronto salga el pastel para partirlo y terminar con todo esto. Los Tatsumi lo hicieron de buena fe y lo agradezco a excepción de uno, pero yo sólo necesito irme al departamento y desahogarme. Luego de pensar mi deseo,  miré al delicioso pastel con velitas listo para ello, pero sentía la mirada de sempai sobre mí, así es… ahí estaba atento sin poderse acercar a mí. Afortunadamente, ante la canción más amarga que me pareció de “feliz cumpleaños”, fruncí las cejas con enojo al ver sus fríos ojos color miel.

Por fin tomé aire, cerrando los ojos.

“Que sempai sea cada día más expresivo y amoroso, más de lo que soy yo con él…que no le importe el qué dirán y admita que estamos en una relación, incluso lo declare al mundo entero.”

Soplé las velas mientras un calor me abrasó en todo el cuerpo, no era como cuando la pasión me asaltara, era más denso, inclemente…lo que me hizo pensar que posiblemente me hubiera resfriado. ¡Lo que me faltaba! Al menos fue pretexto para despedirme de los Tatsumi para irme a descansar, viendo que sempai no deja de hostigar a Kurokawa e Isogai empezara a torturar a sempai con el karaoke. No me siento de ánimos siquiera para molestarme con él, como si la alegría se hubiera borrado de mí ser.

Al poco tiempo de salir, con la promesa de tía Matsuda de enviarme bocadillos y pastel, salí cabizbajo y con una sensación fría en el pecho, escuché a sempai llegar conmigo corriendo, Kanako debió reprenderlo, ojalá y se hubiera quedado en su casa, no tenía ganas de ir con él después de todo.

— No tenías que venir conmigo, deberías volver a quedarte con tu familia.

— Yo quería volver a casa, ahí no hay lugar para que yo me pueda quedar.

— Sempai… siento mucho haber intentado besarte… es sólo que opino que deberías haberme alejado con un empujón, golpearme frente a todos en mi cumpleaños me hizo sentir tan mal.

Sólo escuché un suspiro grave y pesado, nada más… pero tenía que sacarlo de mi sistema, estaba muy molesto y decepcionado, sólo quería dormirme ya.  Fue un decepcionante cumpleaños y  no sé qué estaría esperando parado frente a su habitación, yo tan sólo volteé sin ánimo y me despedí antes de entrar a mi cuarto.

— Buenas noches sempai.

Entré a mi cuarto y me puse la pijama, me dejé caer en la cama y no quise saber más, ni siquiera me apiadé de la mirada expectante que tenía, realmente ha sido un fiasco, no quiero saber más de éste día ni de ningún cumpleaños más, en mi vida volveré a celebrar ninguna cursilería más con él.

Me levanté temprano, con dolor en el cuello y los hombros, sigo tensionado por el mal rato de ayer, pero  debíamos ir a la universidad, afortunadamente no tenía clases temprano. No deseo estar hoy cerca de sempai, buscaré un pretexto para hoy no ir al laboratorio, sé que tendrá mucho trabajo, pero Tadokoro y Mika podrán lidiar con él, mañana les compensaré llevándoles dulces y galletas.

Decidí ducharme, mientras intento relajarme con el agua caliente de la regadera, escuché la puerta tocar y bufé con bastante molestia porque supuse es sempai.

— ¡Eh Morinaga abre!

— No tardo sempai.

Un enorme fastidio me inundó ¡Por favor! Yo jamás haría eso de molestarlo en el baño, porque en primer lugar no quiero incomodar y en segundo me estampa en el azulejo cuando intento ver su figura esbelta y oler su fragancia… soy un pervertido, ahora entiendo cuando es al revés.

— Abre un minuto sólo para que pueda orinar.

Lo pensé mejor y creo que no me molestaría a menos que sea una urgencia, por lo cual alargué el brazo cubriéndome con la cortina ¡Maldición! A buena hora se me ocurrió comprar una transparente, razón para darle la espalda y no verlo. Le grité mientras daba la vuelta a la regadera:

— Abrí el seguro, sólo espere que me meta del otro lado de la cortina y entre.

Apenas si me di la vuelta, escuché el clic de la puerta, fue entonces que unos brazos largos y delgados me sujetaron con gran fuerza de mí cintura. Admito que sempai parece frágil pero es engañoso, ya que me empujó con rapidez acorralándome en la esquina de la regadera, sus manos me recorrían como si quisiera grabarse cada centímetro de mi piel. Dándome la vuelta, se replegó contra mi cuerpo y deslizó sus manos directo a mi trasero, sujetándolo firmemente y diciéndome con una expresión realmente lasciva totalmente desconocida de mi tirano.

— ¡Por fin te tengo!

— ¡¡AAH SEMPAI!! ¡¿QUE?!

Sus manos se regodeaban en mis cuartos traseros con firmeza, haciéndome sobresaltar con un sonrojo súbito, quise alejarlo un poco de mí tomándole de los hombros, pero sus manos subieron rápidamente hacia mis pectorales. Su rostro era un giro de ciento ochenta grados, la mirada depredadora y llena de lujuria, sus pupilas titilaban como las de una fiera al acecho. La sonrisa maliciosa mientras se acercaba a mi pecho lamiéndolo hasta prenderse de uno de mis pezones.

—¡SEM..MMNNGH!! — Gemí en medio de una tremenda delectación.

Tan arrebatador y sorprendente, no pude imprimir fuerza alguna para alejarlo de mí, ya que un dulce estremecimiento me recorrió. La mano de sempai hábilmente descendió hasta mi eje que apenas despertaba a causa de las tremendas y sensuales caricias a mi cuerpo. Entrecerré los ojos mientras apretaba la mandíbula y mis manos se aferraron de los hombros fuertes de él.

—Morinaga…mh…¡cómo me enloquece tu cuerpo! ¡Tú pecho bien formado! Firme como una roca. — Dijo entre chupeteos, las descargas eléctricas emanaron por varias partes, su mano empezó a moverse sobre mi miembro cuando  ¡¡OH DIOS!! ¿QUE HACE??

Me sujetó con firmeza replegándome contra la pared, su pecho y el mío se movían al compás de nuestras respiraciones agitadas, comenzó a susurrarme mientras se desataban más descargas eléctricas venidas de mi eje. Un entumecimiento se apoderó de mí en un calor abrasador, noté que sempai se acercó a mi oído susurrándome con voz febril sin soltarme:

— Morinaga…por favor, quiero hacerte sentir bien, siento mucho pero mucho el haber sido tan grosero contigo en tu cumpleaños.

¿Sempai disculpándose?... Debo haberme golpeado o algo, pero no tuve tiempo, me empezó a besar en el cuello, prendido, dejándome rastros del  calor de sus labios, haciéndome perder la poca cordura que me quedaba, aunque quisiera aferrarme a mi orgullo y mi enojo, lamiendo mi oreja sin dejar de hablar con un tono tan dulce y ronco, sobrecogido de emoción, la verdad es que ya no podía más.

— Sem…pai…yo. — Intenté hablar pero los  preciosos ojos color miel me atenazaron, no pude resistir más, es tan sincero, puesto que también sentí su miembro erecto frotarse junto al mío, con su cálida voz llamándome y besándome:

— Mo…ri…eres todo para mí. — Me miró a los ojos con una sonrisa tan diferente, tan radiante, y las palabras que tanto anhelé salieron: — Siento que me vuelves loco y que las cosas dan vueltas, que quiero estar contigo para ser uno y nunca dejarnos ir.

Suficiente para mí, abracé a mi entregado amante  con todo mi ser llenándole de besos, saboreé su lengua y su dulce saliva. Me soltó para abrazarse de mi cuello, pero yo ya estoy bastante encendido, por lo que ambos salimos del baño en medio de vapor y humedad hasta la cama, en donde sempai rudamente me aventó y saltó encima de mí. Con los codos me subí a la cama en medio de candentes besos en todo mi cuerpo, mientras sempai se acomodó ¡Increíble era como si ya estuviera preparado!

— Mori…Mori, tu piel es tan suave como un melocotón, tan sensible, tu cabello sedoso es exquisito.

Me sonrojé tanto que hasta me apené como un colegial,  lo miré asombrado, no puedo creerlo ¡Es mi deseo de cumpleaños hecho realidad!

Tomó arrojadamente mi eje dirigiéndolo a su entrada, seguro de sí mismo, como si siempre  lo hubiera hecho, mientras lo introdujo y poco a poco bajó hasta llegar a juntar mis caderas con las de él. No dejó de abrir su corazón  sin ninguna vergüenza, sin temores sin prejuicios que le ataran más.

— Tienes unos preciosos ojos verdes muy brillantes y estás tan lindo sonrojado, me hace pensar que eres una dulce fresa que voy a engullir…neh. — Sus gemidos al bajar y dejar que mi eje lo llené son tan suaves, con su cadencioso  movimiento al empezar nuestro coloquio. Lo tomé de sus caderas sobre mí ¡Él me esté montando! ¡Tomó la iniciativa!

Sus movimientos son fuertes, con una expresión de éxtasis mezclada con dolor, razón por la que me preocupé un poco de que por lo intempestivo se hubiera lastimado, pero de un momento todo cambió, el calor nos envolvió gradualmente y el entumecimiento tan agradable se volvió olas de fuego que se centran desde nuestras caderas y recorren cada palmo de nuestros cuerpos. Me levanté y abracé la breve cintura de sempai, aferrándome a ella, él me peinaba el cabello totalmente descompuesto, me aferré a sus caderas y penetré cada vez más profundo, hacia arriba y abajo, chupando sus pezones, besando su blanca piel. Me alzó la cara con sus manos, su sonrisa es tan brillante, tan distinta a su gesto de placer y lucha consigo mismo, sé que le encanta y disfruta nuestros momentos íntimos, pero siempre tiene ése rostro con un leve dejo de contradicción.

Una minúscula partícula siempre parecía luchar a su entrega, a pesar de que siempre termina haciéndolo  y es tan tierno, pero… ¡El ver la expresión de total libertad y desinhibición es superior a mis fuerzas!

Ahora soy yo el avergonzado de su seguridad,  por la sincera respuesta de su cuerpo hacia mí ¡PERO NO ESTOY ACOSTUMBRADO!! Sin embargo no perdí ritmo, hundí mi rostro en su hombro escondiendo mi sonrojo, entonces advertí que sempai me apretó más con su gemido profundo y agudo que me hizo notar la cercanía de su clímax y de igual forma el mío venía con el de él. Cerré los ojos mientras aceleré las estocadas en su cálido y contraído interior suave, volviéndome loco por sus jadeos y sus palabras ahogadas en pasión.

—¡MORI…MORI…MORI!!

No sé de dónde sacó el llamarme así, sólo me centré en su voz, empujando más y más hondo, al fin me hizo levantar el rosto con ambas manos en lo que nos atenazó con tremenda fuerza un orgasmo sincronizado como el golpe de una llamarada. Percibí  su interior pulsando cuando mi eje lo llenó con su calor, su esencia quedó en mi vientre mezclándose con mi sudor sacudiéndonos en movimientos lentos y constantes, profundos, para estremecernos al unísono junto a un potente gemido ronco e intenso de nuestras gargantas.

Nos dejamos caer en la cama envueltos en el cálido rumor de nuestras respiraciones desacompasadas, el sudor se mezcló con las sábanas, tenía entrecerrados los ojos como si fuera un sueño y me sentía flotar, las manos de sempai peinaron mis cabellos y me dio pequeños besos en los labios.

—Sempai…estuviste…arrebatador. — Comenté entre jadeos percibiendo su cuerpo sobre mí. Una lágrima se me salió mientras continué diciendo aún envuelto en el calor del momento: — Sempai… ¿Me amas?

Me observó un poco extrañado como si hubiera hablado en otro idioma. Levantó la ceja y desvió la mirada como si intentara buscar una respuesta en el aire.

— No … no sé qué es el amor, no sabría decirlo. — Expresó dudoso sempai.

Un agudo dolor se estampó en mi pecho, mis cejas se juntaron en una expresión de decepción, con una terrible frustración que me envolvió. Honestamente quiero escuchar ésas palabras, por lo que mi vista bajó poco a poco. Creo que sería inmensamente feliz si alguna vez puedo oírlo decir ésa frase, aunque sea una vez para dejar de estar inseguro y de dudar. Debió leerlo en mi rostro, porque inmediatamente  me acercó hacia él con ambas manos y dijo de una forma casi desesperada, como si temiera el haberme lastimado:

— Pero siento algo tan grande por ti que no sabría cómo describirlo… las palabras no alcanzan para decírtelo… En serio,  quiero estar contigo siempre.

Sus brazos me cubrieron con fuerza, como si de ello dependiera su vida, se siente tan honesto y lo es. Todo el tiempo mi sempai es intachable, nunca dudaré de sus acciones o palabras, sé que esto es parte de él, aún y con mi deseo, sempai siempre será el mismo, sólo es cuestión que se acostumbre …tal vez pronto pueda escuchar las palabras que tanto busco en él.

Abrazados nos dejamos llevar un momento, el sueño nos arropó y de pronto….¡YA ERA MAS DEL MEDIODIA!

— ¡¡WHAAAA!! ¡ES TARDEE!  ¡LAS CLASES¡ ¡EL LABORATORIO!! — Salté de la cama apurado a levantar a un amodorrado sempai que se negaba a salir de mi lecho, metiéndolo en la ducha, nos bañamos juntos y casi fue una pelea campal pues sempai estaba toqueteándome dispuesto a otra ronda pero me negué rotundamente.

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PDV SEMPAI

La pasión consumió mis sentidos, supe de inmediato al tener este hombre tan seductor que no podré controlarme más, siempre resisto todas esas arrebatadoras emociones, pero el día de hoy simplemente he dejado de tener ese control exhaustivo, ahora soy capaz de comprender y apreciar todo desde la libertad de mis deseos.

Tomé entre mi boca uno de sus pezones tal cual él siempre hace con los míos, por lo que conseguí un gemido fascinante que impactó mi cabeza:

—¡SEM..MMNNGH!!

En todos estos años nunca comprendí la razón para decirme persuasivamente lo mucho que ama mis gemidos, pero en estos momentos comprendo que es una completa delicia causarle placer, siento como mi pene se mueve y punza en un micro orgasmo que lleva a todo mi cuerpo a un profundo goce. Decidí continuar, pensé un poco en detenerme sin razón aparente, pero olvidé todo una vez que tuve ese miembro que crecía endureciéndose entre mis dedos, lo toqué como si fuera el mío propio, con el mismo ánimo y ganas de hacerlo correrse y temblar. Cerró sus ojos y me tomó de los hombros sosteniendo su cuerpo débil, por lo cual dije lo que pensé al instante:

— Morinaga…mh…¡cómo me enloquece tu cuerpo! ¡Tú pecho bien formado! Firme como una roca.     

Lo empujé contra la pared y finalmente supe que debía disculparme antes de continuar:

— Morinaga…por favor, quiero hacerte sentir bien, siento mucho pero mucho el haber sido tan grosero contigo en tu cumpleaños.

Intentó responder pero no pudo decirme nada, lucía totalmente sorprendido, sin embargo lleno de las mismas emociones que yo percibí recorrer mi cuerpo, lo sé puesto que lo veo en sus ojos. Esa dulce mirada tan encantadora que siempre me dice palabras dulces, que me atiborra los sentidos de tantas impresiones hermosas que dan vueltas una y otra vez por mi cabeza haciéndome perder la razón, solo quiero…

— Siento que me vuelves loco y que las cosas dan vueltas, que quiero estar contigo para ser uno y nunca dejarnos ir. — Dije finalmente para procurar unir nuestros pensamientos.

Me llevó a la habitación en la que me entregué al deseo de ser uno, no quise esperar a sus atenciones de siempre, no podría aguantar la lentitud de sus caricias amorosas, lo único que pretendo es volvernos uno, que llene el enorme vació de mi corazón con su calidez inigualable. En cada parte y cada paso continué diciendo una y otra vez todos los pensamientos de mi cabeza, las cosas que veo y que siento, lo hacen feliz como a mí me hace tan feliz saber lo mucho que me ama.

Necesité tocarlo para volverlo real, sé que lo hemos hecho un sinfín de veces, no obstante en esta ocasión en la que mis emociones son tan libres creo que he muerto y he vuelto a nacer para ser suyo por siempre.  La dolorosa punzada de su miembro entrado con lentitud pasó brevemente al tiempo que me relajé completamente para poder mover la cadera y mirar las expresiones de delectación en su rostro. Sus movimientos se volvieron certeros como todas las veces y de pronto percibí ese agradable calor rodear todo mi ser, escuché su respiración en mi cuello y sus manos apretaron un poco mi cuerpo mientras yo mismo me dejé guiar a su lado hasta donde las pasiones se mezclan con los sentimientos.

Lo miré tan dulce y frágil al lado mío, que lo acaricié totalmente feliz luego de nuestro placentero orgasmo. Me miró con ternura y dijo:

— Sempai… estuviste… arrebatador… Sempai ¿Me amas?

No pensé mucho simplemente respondí:

— No … no sé qué es el amor, no sabría decirlo… Pero siento algo tan grande por ti que no sabría cómo describirlo… las palabras no alcanzan para decírtelo… En serio,  quiero estar contigo siempre.

Lo volví a abrazar luego de expresar mis más profundos pensamientos, comprendí que todas estas cosas que siento es agradable decirlas puesto que me dan una increíble felicidad.

Me dormí entre sus cálidos brazos hasta que se liberó y gritó despertándome de golpe:

— ¡¡WHAAAA!! ¡ES TARDEE!  ¡LAS CLASES¡ ¡EL LABORATORIO!!

No tenía intensión de apartarme de su lado, finalmente me siento tan tranquilo conmigo mismo y comprendo que es gracias a él que puedo tener todas estas emociones que me hacen querer gritar de alegría. Cosa que siempre negué, pues intenté toda la vida evadir ese cosquilleo que se apodera de mí, siendo que al dejarme llevar puedo obtener tanta paz y tranquilidad.

Lo abracé jalándolo a la cama nuevamente, creo que quiero tenerlo dentro de mí otra vez, un poco de estimulación puede ponernos a compartir lo de hace algunas horas, sin embargo él me separó para llevarme con engaños hasta la ducha. Bajo la regadera me prometió nuevamente los dulces placeres del sexo, yo procuré tocarlo lascivamente para encantar sus sentidos, aunque continuó argumentado que es nuestro deber ir a la universidad, ya que tiene responsabilidades que cumplir al igual que yo. Continué intentando tocarlo incluso noté sus pupilas dilatadas mientras me besó, pero respiró profundo y abrió el agua fría para quitarme completamente la erección. Prácticamente salió corriendo de la ducha sin toalla pues la jale y miré su trasero desnudo encerrarse en su habitación. Con un poco de desánimo entré a mi habitación para vestirme pues creo prudente ir a ver que hacen mis eficientes asistentes a los que siempre maltrato para que se apuren con el trabajo. Mientras me puse mi ropa lo miré en la entrada de mi habitación con un enorme sonrojo en su rostro, al tiempo que me sonrió con esa expresión que pone cada vez que me dice “te amo”. Una razón más para preguntar ¿qué demonios es el amor? Porque seguramente esto que siento puede serlo y si lo es debo decírselo a él y mi familia antes de que se marchen.

Antes de salir lo volví a besar y pregunté una vez más:

— ¿No prefieres que nos quedemos a tener sexo todo el día? Sé que no puedo todo el tiempo recibirte pues me lastimas luego de hacerlo un par de veces, pero si yo te lo hago, también podemos hacerlo más veces hasta cansarnos.

— ¿Sempai tú quieres que? Esto debe ser un sueño, pero de verdad tengo que llegar a mi clase. Te prometo que si por la noche todavía te es viable, lo haremos las veces que quieras.

Lo besé y salimos prácticamente unidos de nuestros labios, caminó frente a mí y yo sentí una profunda emoción de estar a su lado, ir junto a él no me pareció suficiente hasta que al llegar al campus miré una pareja tomada de la mano, entonces supe lo que nos faltaba, ya que somos una pareja no formal desde hace un año. Sujeté su mano al tiempo que le dirigí una mirada y ahora el parece un tomate por lo rojo que se puso, no obstante nunca había visto esa felicidad en sus verdes ojos, por lo que suspiré y caminamos de esa forma hasta llegar al edificio en el cual me soltó y dijo:

— Nos vemos más tarde, yo me quedo aquí en los salones de abajo pues tengo una clase. — Pero no lo solté, lo que hizo apresurarse más a Tetsuhiro por lo corto del tiempo.

— Debo ir a mi clase sempai, nos vemos luego en el …mgh. — Súbitamente lo tomé del cuello de la camisa y le estampé un raudo beso, de buenas el pasillo estaba sólo y se alejó de mí con urgencia.

— ¡¡¡Sempai aquí no!!!  ¡No deben vernos! — Mori se acomodó la camisa y tenía un gesto tan lindo, su sonrojo era evidente cuando me relamí los labios y dije aguzando la mirada:

— Esa regla va a cambiar pronto. — Vi claramente cómo se estremeció mientras caminé con seguridad por el pasillo, tengo la impresión que serán unos días muy emocionantes.

Una profunda decepción se albergó en mi corazón al verlo entrar a su salón, todo el tiempo ignoré esa angustia de alejarnos, recuerdo que procuré siempre entretenerme en otras cosas para no sentir pesadez al despedirnos. Todas las veces creí que era una tremenda estupidez el extrañar sus ardientes labios cuando no nos besamos, pero ahora que simplemente me vale lo que cualquiera pueda pensar de nosotros me doy cuenta que necesito besarlo una vez más. Primero partí al laboratorio a ver el avance de mis kohais Mika y Tadokoro, una vez que me percaté que todo está bien y aclaré algunas dudas tenía que verlo, no quise evadir mis sentimientos, razón para prácticamente correr hasta su salón. Mi corazón emocionado por hacer algo tan abierto, que es tan natural latió desesperado, sólo un beso requiero y así me relajaré nuevamente. Arribé al salón de clases y abrí la puerta:

— ¿Profesor Fukushima podría salir Morinaga un momento?

— ¿Qué sucede Tatsumi-kun? Estamos un poco ocupados.

— No es algo muy trascendental, es sólo que no me dio un beso de despedida y no me puedo relajar sin ello.

Las personas en la clase rieron, en realidad no me importó eso sino la reacción de Morinaga que se encogió y azotó la cabeza contra su pupitre. El profesor se rió también un poco y respondió:

— ¡Vaya, eso sí que es una sorpresa! Morinaga ya despídete de tu sempai que nos quita el tiempo.

Lo vi levantarse de su asiento y me jaló de la mano hasta fuera del aula. Una vez en el pasillo expresó:

— ¡¿Sempai pero que rayos hace en mi clase declarando ese tipo de cosas?!

— ¿No siempre dijiste que te gustaría gritarlo a los cuatro vientos? Lo dije porque así lo pensé, no creí que tuvieras ese tipo de prejuicios de los que tanto me has criticado estos años.

— Es que no es algo para gritar precisamente a los cuatro vientos, tengo que convivir con estos compañeros todavía seis meses más y será difícil con personas de mente cerrada que nos pueden  despreciar por tener “ese tipo de relación”. — Dijo con tono fastidioso justo al final de la oración.

Unas punzadas por sus desdenes me atacaron, por lo que insistí sacando a flote mis reflexiones:

— No lo sé Morinaga, yo sólo quería un beso, ¡necesito un beso! Porque me has dicho que intente no fumar y tus labios son la única cosa que me tranquilizan esas ansias por un cigarrillo. Además pensé que te gusta al igual que a mí y yo... mmmmmnnnn.

Sus labios se unieron pasionalmente a los míos, bajé mis manos a su cintura y finalmente los posé sobre los bolsillos traseros de sus pantalones.

— Sempai, ya te besé, vuelve al laboratorio, tengo que tomar esta clase y después otra, prometo que al rato iré a buscarte.

— No te vayas, vamos a besarnos un poco más y quiero que me des un orgasmo con tu boca como lo haces en casa. Vamos a un lugar privado.

— No sempai, te digo que ahora no, de verdad tengo que tomar esta clase.

— Pero Morinaga.

— ¡Qué no sempai!

— Tantos años que dices estar enamorado de mí y ahora no quieres unas caricias Tetsuhiro.

Le dije su nombre a ver si lo conmovía un poco, a lo cual se molestó y respiró profundo pensando que responder hasta que se abrió la puerta del salón:

— Chicos, ustedes saben a mí no me molesta que estén juntos, creo que hacen un buen equipo y no tiene nada de malo lo que hagan en la privacidad, pero hablan muy fuerte y distraen a los demás. Por último les recomiendo ser discretos con estas cosas puesto que hay muchas personas prejuiciosas en el mundo y no quiero que algo malo les ocurra.

— Si profesor, lo sentimos mucho.

Me molestó terriblemente el que intenten impedir nuestras muestras de afecto públicas, entonces le repliqué al profesor y a Morinaga:

— Sé que a muchos les incomoda, a mí en un principio lo hacía, pero me encanta lo que este hombre hace conmigo. ¿Si las demás parejas lo hacen porque nosotros no?

— Porque nosotros no somos una pareja sempai, nunca quiso que fuera así y si me disculpa me voy a clase. — Miró al profesor y le dijo: — Entremos, no tengo nada más que decirle.

Morinaga tiene razón, nunca quise que avanzáramos más ya que pensé que me perdía a mí mismo con cada parte que entregué, no obstante no comprendí mis propios deseos, los desconocí totalmente, negué afanosamente e intenté convencerme de que no me gusta ninguna cosa de las que hacemos, aunque ahora creo que he comprendido que quiero llegar lejos con él y quedarme a su lado toda mi vida a plena luz del día y frente a las miradas de cualquiera. Marché hasta el laboratorio pensando una y otra vez en pedirle ser novios o esposos o algo mucho más que las dos anteriores. Ingresé y miré a los chicos trabajando por lo que los detuve:

— Vamos a comer algo, necesitan un descanso y yo quiero una opinión.

Marchamos a la cafetería y les pregunté:

— ¿Qué piensan que es mejor? ¿Pedirle que sea mi novio o pedirle que nos casemos? Aunque no sé si eso es posible aquí pero en San francisco sí.

— ¡Qué! — gritaron Mika y Tadokoro al unísono.

— Tatsumi sempai, creo que escuchamos mal ¿dijo novio y casarse en la última oración? — Preguntó asombrada Mika.

— Si eso fue lo que dije ¿A ustedes tampoco les parece?

— ¿Morinaga y usted son? — Expresó con intriga Tadokoro.

— No somos, por eso es que les pregunto qué es mejor ¿pedirle matrimonio o noviazgo? Creo que tenemos un año viviendo juntos sin aclarar la situación, a él le gusta lo que tenemos y a mí también ¿por qué querría alargarlo más si puedo hacerlo jurarme amor por siempre? “Amor” se escucha tan bonita esa palabra, tengo que saber lo que significa.

Los rostros asombrados de los chicos no pronunciaron ninguna palabra, hasta que Mika me sonrió:

— Ahora entiendo todo Tatsumi sempai, por eso Morinaga se comporta tan aprensivo con usted, no tenía idea que ambos estuvieran juntos, pero creo que debe ir paso a paso y primero pedirle ser novios.

Miró con dulzura a su lado y le sonrió a Tadokoro, lo tomó de la mano y asintieron. Sin saberlo les sonreí, me relajé un poco y comimos. Tantas cosas nuevas me tensan, además del sexo matutino que me quitó mucha de mi energía, sin embargo el sólo pensar en él me devuelve el ánimo, seguramente se pondrá feliz de que le pida tener un compromiso.

Volvimos al laboratorio y trabajamos un rato hasta que partí a buscar a Morinaga fuera de sus clases. Todos habían salido, sin embargo él platicaba con un chico bastante sonriente, al igual que una chica a su lado. Los miré a la distancia y pude notar que ella posó su mano en el hombro de él, luego bajó la mano hasta su espalda y finalmente lo abrazó. La sangre me hirvió ¡Cómo se atreve a engañarme! ¡El que no tengamos un compromiso no le da derecho a coquetear descaradamente con una maldita bruja seductora!

— ¿Morinaga que rayos piensas que haces? ¿Quién es esta zorra coqueta?

La chica lo soltó al instante, me miró asustada y mi querido asistente se puso grosero:

— Sempai ya cálmate, ella es una compañera y no me está coqueteando.

— En realidad si lo hago Morinaga, me gustas ¿No eres gay o sí? — Expresó la zorra.

— Yo bueno… es que sempai …

— ¿Vas a negar lo nuestro? ¡Aléjate de él! Tetsuhiro es mío, tenemos más de un año viviendo juntos, además me hace suyo, así que nunca lo tendrás, ¡él me desea a mí! — Repliqué aclarando la situación.

— ¡Sempai detente! ¡¿Qué estás haciendo?! No debes pregonar nuestros asuntos así como así.

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  PDV MORINAGA

Íbamos de prisa, llegamos apenas a la Universidad, aún no me saco de la cabeza  las palabras de sempai.

“¿No prefieres que nos quedemos a tener sexo todo el día? Sé que no puedo todo el tiempo recibirte pues me lastimas luego de hacerlo un par de veces, pero si yo te lo hago también podemos hacerlo más veces hasta cansarnos.”

¡¡No puedo creer que incluso él …el tirano del que me enamoré  me diga eso!!

No estoy diciendo que me moleste o tenga miedo… pero ¡¡Es tan raro oírlo tan dispuesto!! ¡Y me propuso a cambiar de lugar! Honestamente sí es mi sueño hecho realidad,  bueno el ser  tomado no tanto, pero estoy tan feliz que sí estoy considerando la idea de que sempai me haga suyo… sin embargo todavía no es tiempo, tengo miedo a que sea muy rudo porque está siendo bastante impulsivo y atrevido, podría lastimarme sin querer.

Al llegar al campus, mientras no dejaba de cavilar y asimilar el cambio tan grande de un día para otro, sigo feliz y podría morirme ahora mismo sin tener nada de que arrepentirme, pero a la vez algo me advertía, un ligero escalofrío en mi columna se asentó como si de alguna forma no fuese todo perfecto ¡¡Pero nada en la vida lo es!! ¿Qué puede salir mal?

 Hasta que advertí el calor y la fuerza de una mano estrechar la mía ¡Sempai tomó mi mano y no me soltaba! Me sonrojé por lo espontáneo de su acción,  sólo lo miré bobamente, en las nubes, se veía tan relajado y hasta suspiró, por mí hubiéramos seguido así, pero recordé que no todos los alumnos o incluso maestros están de acuerdo con una relación gay, por tanto, no quiero comprometer a sempai a verse inmiscuido en algún problema, más por su fama de homofóbico que todavía ostenta, así que lo solté al llegar al edificio y dije un poco desangelado.

— Nos vemos más tarde, yo me quedo aquí en los salones de abajo pues tengo una clase.

La mirada que me lanzó de profunda tristeza me achicó el corazón, es como verme en un espejo,  ésa misma  expresión ponía al separarme de sempai varias veces, ¿me pregunto si así se siente él alguna vez por mí como lo estoy ahora?

Ambos nos separamos, suspiré un poco triste por recordar la cara de gatito maullando para que lo dejaran entrar, con ésa idea traté de concentrarme en la clase, hasta que alguien tocó la puerta del salón, la voz de sempai me hizo brincar del asiento.

— ¿Profesor Fukushima podría salir Morinaga un momento?

— ¿Qué sucede Tatsumi-kun? Estamos un poco ocupados.

— No es algo muy trascendental, es sólo que no me dio un beso de despedida y no me puedo relajar sin ello.

¡¡¿¿QUE LE PASA A SEMPAI!!??? ¡¡Y LO DICE TAN SERIO!! Los colores se me subieron al rostro e involuntariamente estrellé mi cabeza contra el pupitre, quería saber si no era un sueño, no …no lo era, dolió el golpe y mucho.

Afortunadamente y conociendo lo sarcástico que es sempai, todos pensaron que es su muy particular forma de decir “tengo asuntos con él y no les incumbe”.

— ¡Vaya, eso sí que es una sorpresa! Morinaga ya despídete de tu sempai que nos quita el tiempo.

Obvio salí muy apresurado entre risas y burlas de mis compañeros, incluso el profesor Fukushima se carcajeó un poco, agarré discretamente a sempai de la mano, cerrando la puerta, hasta el pasillo donde en tono bajo le reclamé bastante apenado.

— ¡¿Sempai pero que rayos hace en mi clase declarando ese tipo de cosas?!

— ¿No siempre dijiste que te gustaría gritarlo a los cuatro vientos? Lo dije porque así lo pensé, no creí que tuvieras ese tipo de prejuicios de los que tanto me has criticado estos años.

— Es que no es algo para gritar precisamente a los cuatro vientos, tengo que convivir con estos compañeros todavía seis meses más y será difícil con personas de mente cerrada que nos pueden  despreciar por tener “ese tipo de relación”.

Sus cejas se juntaron en señal de tristeza, me sentí mal por instante de estar reclamándole, pero hay que tener mesura, es por su bien ya que no quiero lo metan en problemas, debía ser firme en esto.

— No lo sé Morinaga, yo sólo quería un beso, ¡necesito un beso! Porque me has dicho que intente no fumar y tus labios son la única cosa que me tranquilizan esas ansias por un cigarrillo. Además pensé que te gusta al igual que a mí y yo... mmmmmnnnn.

Me tomó de sorpresa, rápidamente unió sus labios a los míos en un beso profundo, ni siquiera medio tiempo de cerrar la boca, por tanto introdujo su lengua en la mía, entrelazándola juguetonamente, gemí tratando de protestar, fue entonces que unas manos se deslizaron con firmeza por mi cintura, me pegó a su cadera de manera brusca, sintiendo el roce de su ingle…si no detenía esto, acabaría por tener una erección ¡Pero de la vergüenza que nos vieran así!

— Sempai, ya te besé, vuelve al laboratorio, tengo que tomar esta clase y después otra, prometo que al rato iré a buscarte. — Me separé con algo de rudeza, me acaloré bastante, junto con sempai que respiró agitado y tiene otra vez ésa mirada depredadora que me sobrecogió.

— No te vayas, vamos a besarnos un poco más y quiero que me des un orgasmo con tu boca como lo haces en casa. Vamos a un lugar privado.

— No sempai, te digo que ahora no, de verdad tengo que tomar esta clase.

— Pero Morinaga.

— ¡Qué no sempai! —Terminantemente protesté subiendo la voz.

— Tantos años que dices estar enamorado de mí y ahora no quieres unas caricias Tetsuhiro.

¿Cómo? ¿Me está chantajeando? ¡Esto es ridículo! Fruncí el ceño un poco molesto, dicen que hormona mata neurona, pero la regla no aplicó a sempai que solía ser la frialdad encarnada, en otras circunstancias decir mi nombre sería una bendición porque es él, sin embargo está tratando de controlar mi enojo para no hacer una escena.

Y salió la luz, en éste caso el profesor Fukushima.

— Chicos, ustedes saben a mí no me molesta que estén juntos, creo que hacen un buen equipo y no tiene nada de malo lo que hagan en la privacidad, pero hablan muy fuerte y distraen a los demás. Por último les recomiendo ser discretos con estas cosas puesto que hay muchas personas prejuiciosas en el mundo y no quiero que algo malo les ocurra.

— Si profesor, lo sentimos mucho. — Dije bastante apenado por el comportamiento de sempai, el cual parecía estar dispuesto a seguir la discusión.

— Sé que a muchos les incomoda, a mí en un principio lo hacía, pero me encanta lo que este hombre hace conmigo. ¿Si las demás parejas lo hacen porque nosotros no?

¡¡TENIA QUE SER TAN INDISCRETO!! Es por demás, esto es un berrinche de adolescente hormonal, así que ya no pude reprimir mi enojo y estallé tratando de ser claro y no hacer el lío más grande.

— Porque nosotros no somos una pareja sempai, nunca quiso que fuera así y si me disculpa me voy a clase. — Miré al profesor y le dije: — Entremos, no tengo nada más que decirle.

Una parte de mí le dolió haber espetado ésas palabras, pero eran ciertas, vivimos juntos, hacemos cosas de pareja, tenemos sexo, pero realmente siempre mantuvo ésa distancia, ni siquiera las veces que estuve a punto de renunciar a todo hizo por tratar de ver si funcionaba, sólo me retuvo, me dice que soy el único que permite a su lado, pero no avanza más, decirle yo algo es como una sentencia de muerte.

El día transcurrió largo, en éstos momentos reflexiono si mi impulsivo deseo generado por la decepción y la ira no fue lo más acertado, después tenía que hablar seriamente con él.

Unas horas después y ya más calmado, decidí que debía hablar tranquilamente con sempai, preparé algo de cenar y aclararemos  algunas cosas. Sin embargo dos de mis compañeros me alcanzaron para pedir ayuda con algunas cosas y pasar apuntes, entonces la chica a quien creí novia de mi compañero se empezó a acercar demasiado y pasó su mano suavemente por mi espalda, no lo tomé a mal, las chicas suelen ser muy lindas conmigo.

Hasta que una ronca e inconfundible voz resonó por el pasillo con fuerza.

— ¿Morinaga que rayos piensas que haces? ¿Quién es esta zorra coqueta?

La chica me soltó al instante, lo miró asustada y tuve que salir en su defensa:

— Sempai ya cálmate, ella es una compañera y no me está coqueteando.

— En realidad si lo hago Morinaga, me gustas ¿No eres gay o sí?

— Yo bueno… es que sempai … — La verdad no me esperé esto, ahora sempai se puso furioso y todo por ser tan incauto.

— Vas a negar lo nuestro ¡Aléjate de él! Tetsuhiro es mío, ayer me volvió a hacer suyo así que nunca lo tendrás.

Sentí la cara arder de vergüenza, en otras circunstancias ver celoso a sempai sería toda una escena que recordar con beneplácito, pero en primera, es por una chica y de sobra sabe que soy gay, segunda… ¡¿TIENE QUE PREGONAR NUESTRAS INTIMIDADES?!

— ¡Lo siento mucho chicos! sempai no se ha sentido muy bien y ha estado bajo mucho estrés… — Reí intentando calmar las cosas: —  Suele tener un horrible humor ácido cuando está así ¡a qué sempai tan bromista!

— ¡Mori!

— ¡Ya sé ya sé sempai! Iremos a revisar otra vez los apuntes del proyecto, ya voy al laboratorio… lo siento chicos.

Muerto de pena me disculpé en lo que agarré a sempai del brazo y lo arrastré de los pasillos con rapidez, ellos nos miraron confundidos, pero saben de sobra que Souichi tiene la fama de ser homofóbico, que quizás yo soy la única persona en el mundo que él tolera a pesar de serlo, así que lo tomarán como una forma muy propia de molestarme o eso espero y si no ya veré que excusa saco.

— ¡Estás loco sempai! ¿Cómo te atreves a gritar nuestra intimidad de ésa forma?

Él se puso bastante molesto, ya que de pronto su mano se estampó en la pared junto a mí rostro, hasta hizo eco en el solitario pasillo, me arrinconó asustándome un poco por la tensión que vi en su brazo y la forma en que se me acercó con el ceño fruncido y apretando los dientes. Aunque soy más alto, es demasiado intimidante su actitud.

Así como si nada, apresó mis labios con los de él, mordisqueándolos con avidez, por inercia, correspondí abriendo mi boca y dejando que su lengua se paseara, delineando mis dientes y mi paladar. Un dulce chupeteo se dejó escuchar bajando un poco mi inesperado enojo… ¡Dios! ¡Cómo hizo éste hombre para hacer rápido una técnica propia para besar!

  Al separarnos, sempai dio otro beso en mi labio inferior sonriendo, es tan seductor y audaz, una parte de mí continuó diciendo que es una mala idea, la otra no puede más que dejarme llevar por la intensidad de sus acciones, el resplandor voraz de sus ojos cuando me murmuró:

— Mori … sólo soy sincero, pero no dejaré que ningún hombre o mujer te arrebate de mi lado, no sin antes dar pelea con garras y dientes.

Tragué grueso, debía ser firme y un poco serio dije:

— Pero no tienes que divulgar lo que hacemos, podrías meternos en problemas y…

— ¡Y SI ALGUIEN QUIERE TOCARTE UN SOLO CABELLO SE LAS VE CONMIGO PRIMERO!! Por mí ni te preocupes que puedo encargarme de dejar en mal estado al que se atreva a decir o hacernos nada— Sempai se tronó los nudillos,  por loco que se escuchara, suspiré hondo como un colegial idiota, me agarró de la mano y me jaló con firmeza continuando: —Vámonos, ya quiero llegar a casa.

Sólo pude asentir como un robot, aún idiotizado por la nueva actitud de sempai, no hay mucha gente en el campus ya, tampoco importó mucho, por lo que caminamos tomados de las manos  hasta salir a las calles. Es una sensación nueva, pero no me es posible olvidar las palabras del profesor Fukushima.

“Que hay muchas personas prejuiciosas en el mundo y no quiero que algo malo les ocurra.”

No supe hasta cuando nos detuvimos en un restaurante, argumentando Souichi que no quiere abusar de mí para preparar la cena, consentirme de vez en vez puesto que me esmero en tener todo en orden desde el proyecto en el laboratorio, hasta en el departamento. Así pues pidió para llevar, en tanto me hallé absorto en mis pensamientos, siempre soñé con que mi sempai dejara sus prejuicios  e intentara establecer una relación formal conmigo, dejar de estar a las sombras por el qué dirán, sin embargo no he cavilado en un riesgo.

Yo estoy acostumbrado al rechazo de otros, incluso el de mis padres, soy capaz de encararlo pues alguna vez fui agredido, pero por lo mismo que pasé, no me deseo que sempai pase por algún problema mayor… mucho menos verse en un lío, tal vez el mantener una cierta discreción no es del todo malo, por el bienestar y tranquilidad nuestro.

Llegando al departamento, aunque la cena fue muy deliciosa, me sentí extraño que sempai intente ser… complaciente conmigo, no estoy acostumbrado, siempre huraño a gastar nada más porque sí, ahora quiere consentirme… Admito que me encanta ésta idea, estuvo charlando conmigo sobre cosas triviales, en vez de estar serio enfrascado en apuntes o regañándome por esto u aquello ¡Hasta me ayudó a ordenar la cocina y me preparó el baño! Es como si el viejo sempai gruñón desapareciera, el nuevo intenta buscar mi aprobación y lo ha logrado en parte.

Pero al permanecer a solas en la regadera, recordando las veces en que casi grita a los cuatro vientos sobre nuestra vida íntima, tratando de chantajearme y de alguna manera tener segura nuestra relación, me hizo pensar en el anterior Souichi serio, inmerso en sus apuntes y su investigación, diciéndome que de alguna forma manipulo las cosas a mi conveniencia. Al terminar de ducharme un suspiro salió de mí y con ello la sensación de nostalgia.

¿Siempre fui un empalagoso manipulador y chantajista?

Mi respuesta fueron unos brazos delgados pero fuertes que atraparon mi cintura al salir del baño, la nariz de Souichi aspiró con suavidad mi piel, haciéndome estremecer, olvidé todos mis pensamientos cuando escuché la voz ronca de sempai en mi nuca:

— Hueles muy bien Mori.

La toalla resbaló de mis manos, ya que las suyas me apresaron con más fuerza, haciéndome retroceder de la puerta de mi cuarto, el sonrojo asaltó mi rostro, pues yo desnudo y él también nos guió sin que yo oponer resistencia hasta…¡¡SU CUARTO!!

— ¡Sempai!... ¿A dónde me…?

El beso en mi cuello me encendió y ya no pude hablar más, el suave chupeteo de sus labios me hizo una leve marca que no me importó, un gemido suave se escapó de mi boca, en lo que soy prácticamente llevado al cuarto de sempai, al que nunca he ingresado sin su consentimiento, en el que nunca hemos estado de ésta manera, porque es su espacio, su terreno, un lugar donde ni en sueños yo podría intimar con él.

Me llevó hasta la cama, por un instante me quedé estático ante la sobriedad de su recinto, es como ir a un lugar prohibido. Me siento nervioso e incómodo pues ambos teníamos muy arraigados nuestros límites, pero el mismo Souichi … mi sempai lo notó, no dejó de atacar mi cuello en besos fogosos mientras me habló:

— No te pongas así, algún día teníamos que hacerlo aquí.

Me dejé recostar en las pulcras sábanas, entrecerrando los ojos. Fue cuando escuché aún más:

— Dentro de poco tal vez te pida compartamos el mismo cuarto definitivamente…y quien sabe, hasta quizás me puedas cumplir mi capricho.

Finalmente dejé que la pasión me arrebatara los sentidos, me di la vuelta apresando a sempai, besándole y envolviéndole en mí calor. Francamente si Souichi se sigue comportando de ésta forma, terminaré cediendo a su petición…y lo haré sin titubear por poner feliz a mi complaciente sempai.

La noche nos cubrió, dejándonos llevar por el éxtasis, robándome el aliento con sus besos y la cordura con las caricias de sus manos ansiosas por grabar cada centímetro de mi piel, fue nuestra en su recinto más preciado.

Al otro día, luego de ésa cálida experiencia de despertar envuelto en sus brazos, en su cama, me sentí tan renuente de tener que levantarme, pero debó corresponder éste hermoso gesto. Con trabajo me senté en la orilla de la cama para marchar al baño a ducharme cuando mi celular llamó. Afortunadamente sempai aún ronca y no se dio cuenta cuando contesté.

— ¿Bueno? — Una voz sumamente conocida me hizo sacudir mis hombros, al reconocerla.

— ¿Tetsuhiro? ¡Qué gusto volver a escuchar tu voz!

Habiendo acordado no volver a vernos, no sabía qué contestar, Masaki no es de las personas que faltan a su palabra, así que algo muy importante debe estar pasando para que se atreva a llamarme sabiendo cuánto lo aborrece Souichi.

— Ma...Masaki. — Respondí en voz baja.

Fui a esconderme a mi cuarto bajando la voz tratando de no alterarme y le recordé:

— Pero…¿Qué pasa? ¿Acaso no acordamos que…

— Sí lo sé, estoy faltando a mi palabra pero descuida es por una buena razón, necesito…bueno, necesitamos reunirnos, es algo muy muy importante.

Contuve el aire en lo que después de un titubeo respondí:

— Pero y…¿Kunihiro ya sabe que tú estás aquí?

— Perdón, no supe explicarme Tetsuhiro… al decir necesitamos reunirnos, me refería a los tres, Kunihiro, tú y yo… tenemos un asunto muy serio que tratar, de preferencia que Tatsumi san no se entere, es cuestión personal.


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