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4. El Cachorro de JongDae por dayanstyle

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Notas del fanfic:

Aqui les traigo el nuevo fic de la preciada serie...

Para las amantes del ChenMin

Disfruten

Notas del capitulo:

A leer

Xiumin pasó sus dedos sobre su cabeza. Esto era una mierda. ¿Cómo infiernos había terminado de esta forma? Él era un correcto estudiante de 10. Un buen chico. ¿Cómo su mundo se había colapsado tan duro? Frotó su mano en el brazo mientras paseaba en el departamento, sosteniendo esa pequeña caja negra. Desearía que no estuviera vacía. No. Le agradaba que estuviera vacía. ¡No…. Carajo! Quizás una más. Solo una más.

Xiumin se angustiaba sobre lo que debería de hacer. Habían pasado tres días desde su última dosis. Solía ser capaz de aguantar semanas entre dosis, entonces eran solo un par de semanas, entonces cada semana, pero ahora él luchaba con una base diaria que no cedía en pedirla. Su cuerpo hormigueaba, su pecho se oprimía y su corazón dolía. Solo una más. Él podría detenerse después de eso. Solo un viaje más a la “villa del olvido” y él podría regresar  a su vida normal. ¿Cuál era su vida normal? Tenía un pequeño fondo fiduciario para vivir, pero con ese hábito se estaba yendo rápidamente.

Tomando su chaqueta se dirigió al centro comercial. Xiumin maldijo su debilidad, sintiéndose totalmente avergonzado. No debería de estar aquí, no quería estar aquí, pero eso lo llamaba, lo seducía. Solo una vez más.

Xiumin vio al chico en patinetas que siempre rondaba el área de comidas entreteniendo a su amigos idiotas. El chico era un imbécil pero era el único que Xiumin sabía que podría ayudarlo. Viéndolo, Xiumin inclinó la cabeza a un lado haciéndole saber que lo necesitaba.

— Qué sucede, Min Seok.

Dios, él odiaba cuando Jae Poh decía su nombre. Lo hacía sonar sucio. Era suficientemente mal que él estuviera aquí buscando a esa nefasta persona. Siempre le hacía recordar por qué Xiumin estaba aquí.

— ¿Sufriendo?— Jae Poh preguntó.

— Si, ¿Qué tienes?

Ellos entraron en un baño público y salieron dos minutos después, Jae Poh se dirigió al área de comidas y Xiumin a su casa. Su cabeza estaba girando. Ahora que tenía lo que necesitaba, su corazón se aceleró con la anticipación. Pronto, pronto, podría estar bien.

— Hey, chico.

Xiumin se giró para ver a un hombre asentir hacia él. ¿Un policía? ¿Sabría lo que tenía? Aumentando el ritmo rápidamente se dirigió a la salida, entonces empujó la puerta y salió a la luz del sol. Metiendo sus manos en los bolsillos de su chaqueta, Xiumin caminó rápido, cortando a través del estacionamiento.

Xiumin vio hacia atrás para ver si el tipo lo seguía. «Mierda». Su caminar rápido se convirtió en correr. Casi había llegado a la calle cuando unas manos circularon su cintura y lo levantaron.

— Deja de joderme. —Xiumin pateó y movió los brazos furiosamente.

— Tranquilo. No voy a lastimarte. —El tipo sostenía con un fuerte y feroz agarre a Xiumin, que pensaba en lo que tenía en su bolsillo.

— ¿Estoy bajo arresto?— No quería ir a la cárcel. Podrían comérselo vivo en un lugar como ese. Los tipos de la prisión amaban a los chicos como él. Tenía el cabello rojizo, ojos café dorado, medía un metro setenta y era delgado, una perra de prisión. Infiernos no.

Xiumin luchó más duro para escapar, pero el tipo jaló la espalda de Xiumin hacia su pecho sosteniéndolo más cerca. La mano de Xiumin fue hacia el bolsillo, encontrando el paquete y sosteniéndolo.

— No soy policía. Cálmate.

— Si no eres policía, quita tus malditas manos de mí. ¿Tratas de secuestrarme o algo así? No estoy en esa mierda, Suéltame. —Xiumin movió su codo hacia atrás e hizo contacto con el abdomen del tipo. ¿Estaría usando un chaleco contra balas o algo así? El tipo ni parpadeó.

— Tranquilo y te soltaré. —El hombre le prometió al oído.

Xiumin se relajó en los brazos del tipo como si fuera una muñeca de trapo. Tan pronto como él lo soltara, huiría. El maldito tipo debió de haberle leído el pensamiento.

— Ni siquiera pienses en huir. No podrías creer lo rápido que soy. —Dejó a Xiumin de pie y éste comenzó a correr en cuanto sus pies tocaron la tierra. Había corrido casi una cuadra antes de que fuera levantado de nuevo. «¡Maldición!»

— Te dije que no corrieras —el hombre gruñó.

Xiumin pateó y golpeó tratando de liberarse del tipo.

— Bien, está bien. —Xiumin finalmente se tranquilizó, de cualquier modo estaba exhausto. Necesitaba tomar aire antes del siguiente maratón— ¿Si no eres policía, por qué me atrapas?

— Solo quiero hablar contigo.

Xiumin se giró hacia el tipo. «Jodida-y-absolutamente-hermoso». ¿Sus ojos eran realmente plateados? Mierda, lo eran. Sus ojos demandaban atención. Incluso tenía un corte de cabello lindo. Su cabello era de color castaño pasado por agua. Así era como su mamá le llamaba a ese color.

Xiumin bajó la mirada al pecho del chico. Su camiseta se amoldaba en ese pecho y abdominales. Realmente podía ver las crestas del paquete de ocho en su abdomen. ¿Qué podría querer con él, ese tipo con apariencia de modelo? ¿Hablar? ¿Acerca de qué? ¿Por qué?

Se lo preguntó. — ¿De qué?

— De ti. Qué es lo que estás haciendo. Consigue ayuda. Deja ese veneno.

— Jódete. —La atención de Xiumin regresó a su compra. Necesitaba ir a su casa. El corazón comenzó a acelerarse ante la idea de tener la dosis. Necesitaba irse ahora.

Xiumin frotó su mano arriba y abajo por su brazo. Estaba empezando a doler de nuevo. — Después. —Caminó alejándose solo para encontrar que lo seguía— Mira, no necesito tu ayuda.

El tipo no dijo nada, su expresión solemne. Solo se encogió de hombros y continúo siguiendo a Xiumin.

El departamento ya estaba a la vista. Tenía que deshacerse del tipo.

Xiumin se separó corriendo a través del estacionamiento y por un costado del edificio, saltó la cerca y se dirigió a la puerta trasera. Entró, bloqueando la puerta de seguridad detrás de él.

Lanzando el abrigo al sofá se dirigió a la recámara y tomó la caja negra.

¿Qué quería ese tipo? No podría querer ayudarlo. Tenía que ser algún pervertido que estaba detrás de los chicos. Gracias a Dios él había escapado. Quién sabe lo que podría haberle hecho, y no porque tuviera tan buena apariencia significaba que él se lo hubiera permitido.

Xiumin tomó el encendedor de la cómoda antes de dirigirse a la cocina. La caja se cayó de su mano debido al shock. El tipo estaba sentado en su cocina.

 

----- 

Jong Dae sabía lo que su pareja haría y no había manera de que dejara que sucediera. Tomó el brazo del chico y levantó la manga.

El guerrero cerró los ojos, no quería ver lo que sospechaba. Las marcas en sus brazos literalmente parecían una tela de araña. Jong Dae deseó poder sanarlas, pero eran demasiado antiguas para poder hacer algo. Eso sería un constante recordatorio para su pareja de la vida que había llevado.

Su pareja jaló el brazo, la vergüenza se mostraba en su mirada.

— ¿Cómo demonios entraste?— El pequeño hombre se inclinó y tomó una caja negra. Jong Dae se la quitó y la abrió. La parafernalia para usar drogas. Un gruñido rasgó su pecho mientras sacaba los artículos, quebrando y derramando, desgarró la banda de plástico en pequeñas piezas como un hombre loco.

— ¡Détente! ¿Qué estás haciendo? ¡Entrégamelo!— El chico se lanzó a las manos de Jong Dae tratando de salvar lo que pudiera. Jong Dae destruyó todo.

— Entrégame lo que compraste. —Jong Dae sabía por qué el chico estaba en el centro comercial. Había visto la transacción, había visto que metía un pequeño paquete amarillo dentro de la bolsa de su abrigo. El paquete necesitaba ser destruido.

El chico corrió a la recámara, la apariencia del chico indicaba su intención. Oh, su pareja estaba realmente pidiendo que le pateara el trasero. Los ojos de Jong Dae cambiaron, estaba demasiado enojado para sostener a su lobo más tiempo. Su ceño estaba fruncido por la ira cuando pateó la puerta, y vio a su pareja mezclando cosas en el armario. Jong Dae le tomó del brazo jalándolo y recuperando el pequeño paquete amarillo de su palma. Él se dirigió al cuarto de baño y lo tiró en el sanitario.

— ¡No! ¡No! ¡No! ¿Qué has hecho?— El chico estaba gritando, metió las manos en el sanitario tratando de salvar el polvo que se disolvía. Jong Dae lo tomó y lo jaló hacia la cama, cubriendo el cuerpo de su pareja con el suyo mientras el chico luchaba y luchaba duro.

— Lucha. Lucha. No dejaré que ganes. —Sostenía al chico que seguía moviéndose y gritando. El sudor bajaba por las sienes de su pareja, sus ojos se movían salvajemente. Podía sentir el corazón de su pareja latir erráticamente. Jong Dae no había estado más asustado en doscientos veintiocho años.

La lucha del hombre terminó. Jong Dae no lo dejó. Siguió sobre él por horas. El chico ocasionalmente renovaba sus intentos, pero Jong Dae lo sostenía de nuevo fuerte.

Jong Dae se deslizó a un lado, jaló a su pareja a sus brazos, acariciando su cabello y su espalda. — Lucha, bebé. Por favor- rogó en un susurro.

El chico se inclinó a un lado de la cama y vomitó. Jong Dae acarició su cabello y frotó su espalda. Su pareja comenzó a temblar y rodeó su abdomen con su brazo. — Duele —gritó.

Lágrimas llenaban los ojos de Jong Dae mientras tomaba a su pareja y lo bajaba a su regazo. — ¿Cuál es tu nombre? —Quería quitar de la mente de su pareja el dolor. Él sabía que nada funcionaria ahora, pero tenía que intentarlo.

— M-Min Seok, pero me dicen Xiumin. —Jong Dea tomó la manta de los pies de la cama y envolvió a Xiumin en ella. Sacó el teléfono celular de su bolsillo y llamó al guerrero Minho.

Treinta minutos después, Jong Dae estaba cargando a Min Seok fuertemente envuelto y se acercó al vehículo que esperaba.

— ¿Él está bien?

Jong Dae cuidadosamente entraba en la parte de atrás, sosteniendo al jovencito envuelto en el edredón azul y rojo.

— No, solo llévame a casa. —Jong Dae sostenía a Min Seok fuerte contra su pecho, sintiendo el temblor que recorría el cuerpo del jovencito.

El trayecto pareció tomar el triple de tiempo de lo que normalmente tomaba llegar de la ciudad al pequeño pueblo. Llegaron al camino de grava, Minho se detuvo directamente frente a la puerta. Jong Dae salió cuando Minho le abrió la puerta trasera, ayudándole a cruzar la puerta.

Todo el ruido en el estudio cesó. Todas las miradas en él. No podía culpar a sus compañeros Centinelas. Había desaparecido dos semanas, buscando el olor que había descubierto en la ropa de su Comandante, Chanyeol, quien le había dicho sobre el jovencito que se aproximó a él en el centro comercial con información sobre la pareja de Chanyeol que se había perdido. Ese era el único extraño al que se había acercado en todo el día.

Jong Dae había vivido en su camioneta, esperando a ver a su pareja que Chanyeol le había descrito. Finalmente, hoy, lo encontró. Hoy. Chanyeol también le dijo a Jong Dae que Min Seok le había pedido dinero para darle la información. Él sospechaba que usaba drogas, con eso Jong Dae salió de cacería para encontrar a su pareja lo más rápido posible.

Min Seok gimió mientras Jong Dae subía las escaleras, moviéndose bajo la manta.

— Aguanta, bebé. Casi llegamos. —Jong Dae rodeó una esquina y finalmente alcanzó la puerta de la recámara. La empujó y acostó a Min Seok en la cama. ¿Qué se suponía que debía de hacer? De nuevo le habló a Minho mientras veía a su pareja gritar de dolor.

— Necesitas encontrar a alguien en esta jodida casa que sepa qué hacer durante la abstinencia de drogas. —Lanzó el teléfono en la cama y subió a la cama envolviendo con su cuerpo el cuerpo de su pareja.

El comandante Park y los guerreros Minho y E.Den cruzaron la puerta. E.Den llevó una vasija que había traído al cuarto de baño mientras Chanyeol le indicaba a Jong Dae que dejara a su pareja en ropa interior. Jong Dae no le pasó por la mente preocuparse ahora por quién viera a Min Seok en su ropa interior o las marcas que tenía en sus brazos.

E.Den salió con la vasija llena de agua. Le dio a Jong Dae una toallita y él tomó otra. Ellos comenzaron a limpiarlo del sudor y del vómito seco. E.Den llevó la vasija al cuarto de baño y la vació mientras Chanyeol sacaba un cobertor limpio del armario. Todos se quedaron con él, Min Seok gritaba de dolor, y rogaba a todo el mundo que le dieran una dosis más.

Jong Dae estaba exhausto para cuando Min Seok se quedó dormido.

— Tienes que confiar en todos aquí, Jong Dae. Él va a tratar de escapar, va a mentir, y engañar a la gente para salir. Va a estar desesperado por una dosis. Sé paciente. Él atravesará esto. No podría solo, pero todos estamos aquí para él. —Jong Dae asintió mientras el comandante Park se sentaba. Nadie debería atravesar por lo que Min Seok estaba atravesando ahora.

 

 

 

Min Seok despertó en un mundo de dolor. Presionó su frente con los talones de la mano, la náusea amenazaba vaciar su estómago. Todo su cuerpo dolía, y su boca se sentía como si hubiera estado chupando bolas de algodón toda la noche.

— E.Den, toma la cubeta.

¿Quién diablos era ese? Antes de que Min Seok pudiera incluso tratar de saber, vomitó. Manos sobre su costado lo giraron mientras él vomitaba, nada. Su estómago estaba vacío y trataba de lanzar su estómago que dolía como una perra.

Un trapo frío pasó por su boca y cara, manos los rodaron a su espalda. Esto tenía que ser lo más profundo del infierno. Su cuerpo seguro que se sentía jodido como si estuviera en el fuego. —Duele. —Los músculos de Min Seok se sentían como si hubiera estado levantando pesas durante nueve horas seguidas. Sentía calambres en los músculos de su estómago y estaba temblando de nuevo.

— Lo sé, bebé. Aguanta, te tengo.

Recordó esa voz. El tipo del centro comercial. Min Seok no abrió los ojos. Dolían. ¿Dónde infiernos se encontraba? No se sentía como su cama. — ¿Por favor pueden darme algo de beber?

— Minho, ¿puedes traerle aguar?

¿Cuánta gente estaba ahí? En donde sea que estaba.

— Sí.

Min Seok necesitaba salir de ahí, deseaba tener algo de fuerza. Quería ir a su casa. Quería que el dolor se detuviera.

— Acuéstate. No estás en condiciones de ir a ningún lado.

¿Huh? Ni siquiera se dio cuenta que estaba luchando por enderezarse.

Min Seok sintió que lo levantaban ligeramente, Algo duro se presionó contra sus labios y entonces algo húmedo los tocó. El agua. Tomó pequeños tragos, no quería vomitarla. Min Seok estaba acostado de espaldas, alguien lo sostenía.

Se volvió a quedar dormido.

 

 

 

— ¡Ahhhh! duele. Has que se detenga. Por favor, has que se detenga. —Min Seok gritaba cuando salía de su sueño, su cuerpo desgarrándose de dolor. Deseaba arrancarse la piel. Tenía que salir de ahí, necesitaba escapar. Min Seok luchaba, movía sus brazos y piernas, mordía y escupía. El dolor era demasiado. Malditamente demasiado.

— Sostén sus piernas.

Min Seok sintió sus piernas y brazos siendo detenidas con un fuerte agarre. — Déjenme, maldición. ¡Déjenme ir! Jodidos chupa penes, ¡déjenme ir!— Luchó contra las fuertes restricciones sin éxito, no cedían. Min Seok cambió a rogar— Por favor, duele. Solo una más, solo una más. Por favor. Lo prometo, solo una más.

— No, bebé. Lucha. Tienes que luchar.

— ¡Jódete!— Renovó la lucha, gritaba con toda la fuerza de sus pulmones. Él seguía atrapado. Exhausto cayó de espaldas, cerró los ojos, jadeando.

— ¡El balde!

Min Seok se giró y vomitó antes de desmayarse.

 

 

 

Fueron tres días difíciles. Tres días de vómitos, gritos, llanto, ruegos, luchas, maldiciones, temblores y sueño. Jong Dae se sentía como un animal atropellado en el camino.

Los Centinelas habían tomado turnos para ayudar a sostener a Min Seok, llevar el balde y limpiarle la cara. Jong Dae estaba en deuda con todos ellos. El apoyo moral le ayudó a manejar esto.

En la tarde del tercer día Min Seok finalmente abrió los ojos.

— ¿Dónde estoy?

— A salvo. —Jong Dae jaló a su pareja más cerca, pasando sus manos a través de su cabello y buscando signos de náusea o lucha. Min Seok solo estaba acostado viéndose como si hubiera atravesado el fuego del infierno.

— ¿Quién eres?

— Jong Dae, pero tú puedes decirme Chen. Aparte soy alguien que se preocupa por lo que te sucede. —La voz de su pareja era rasposa a causa de las incontables horas de gritar y vomitar. Cuando la náusea reapareciera, él lo atendería. Por ahora, solo lo sostenía.

— Duele.

— Lo sé, bebé, lo sé.

 

Continuara...

Notas finales:

Chennie encontro a su parejaaaa wiiiii... aunque el camino no sera facil.. esta pareja descubrira que el amor puede con todo...

dejen rw


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