Taemin se acurrucó más cerca de su primo dentro de la caja de carga cuando las puertas se abrieron, la luz lo cegó después de días de oscuridad. Además de su primo había otros tres hombres con él. Ellos gimieron cuando fueron rudamente levantados. Taemin se colocó en frente de Ren. No iba a permitir que ninguno de esos hombres lastimara a su primo.
— Llévate a estos a la van. —Un coreano con ruda apariencia jaló a los otros tres hombres sacándolos de la caja. Taemin con temor se preguntaba por qué él y Ren habían sido separados de los otros.
Ren se aferraba a la parte de atrás de su camisa, temblando incontrolablemente. Un gemido escapó de los labios de su primo mientras se agarraba aún más fuerte. Taemin apretó la mano de Ren, tratando de darle algún pequeño consuelo.
Ser secuestrados de las calles de Japón fue aterrador. Los secuestradores no tenían idea de que Taemin hablaba fluidamente coreano. Ellos hablaban como si los cinco hombres ni siquiera importaran. Hablaban de cómo los cinco serían vendidos y cómo los compradores ya estaban alineados.
Taemin sabía que cada año se traficaba con millones de personas que eran vendidas para el beneficio de gente ambiciosa que solo les importaba el dinero y el poder, pero nunca pensó que su primo y él fueran parte de eso.
Pensó que su mundo ya no existía, él y su primo serian esclavos sexuales para algún pervertido y tensó los músculos de su estómago. Él tenía que conservar la cabeza fría para nada más que para mantener a su primo a salvo.
— Quiero a esos dos para mi uso personal. —El feo coreano señaló un gran bote y ordenó a un tipo gordo que llevara a Taemin y Ren a su camarote.
Taemin luchó con el hombre gordo, trató desesperadamente de salvarse y a su primo. Él media un metro setenta y siete y no era musculoso pero era tremendamente feroz si luchaba por sus vidas. El hombre gordo abofeteó a Taemin y amenazó con matar a Ren si no se comportaba. El feo hombre que estaba a cargo se rió y levantó el mentón de Taemin para examinar su cara. Bajó esos dedos como salchichas, la piel de Taemin ardía con disgusto. Sabiendo que no tenía elección, Taemin cedió.
Mientras ellos se acercaban al gran bote, Taemin mordió al hombre, desgarrando la carne mientras luchaba como un hombre loco. El americano aulló de dolor y liberó a Taemin, quien tomó a Ren y salió huyendo. No tenía idea de a dónde ir. Este era un país desconocido, un lugar que nunca había visto, pero incluso saltar al agua y arriesgarse a ahogarse era mejor que esperar a que ellos los atraparan.
Ren lloraba mientras corría rápido detrás de Tamin, sin tener idea de lo que su primo estaba haciendo. Taemin apretó la mano de Ren mientras corrían por el muelle. Debería haber un lugar en donde pudieran esconderse.
Temiendo ser atrapado por esos coreanos que se acercaban a ellos, Taemin jaló a Ren mientras saltaba hacia el bote más cercano a ellos. Tomó una lona del suelo, empujando a su primo al suelo, acurrucándose con él y cubriéndose con la lona. Rezando por no saltar de un lio a otro. Rezó porque el propietario del pequeño bote no quisiera traficar con ellos como lo habían hecho los coreanos.
— Silencio. —Taemin jaló a su primo a sus brazos mientras ellos esperaban un milagro