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29. El Secreto de Dongho (21) por dayanstyle

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Notas del fanfic:

volvimos a la manada KIM BEBESSS.... pronto pronto sabran de los demonios y que pasara en la manda del este.... por ahora a reir y llorar con este nuevo fic en la casa de los Moon que se volvera de cabeza con los ataques de las parejas-..

Notas del capitulo:

a leerrrr

—Ah, ya veo. Lo que quieres es recluirme. Maldito Willy- wuss (willy el conbarde). ¿No es así?

—¿Qué infiernos es un Willy-wuss?

 

Dongho entrecerró los ojos hacia Junho y tomó su bolsa de mensajero. —No cambies el tema. Admítelo. —Destrozaba a Dongho que su primo fuera igual que su padrastro. Ninguno de ellos lo entendía, y ninguno de ellos lo querían alrededor. Su padrastro había renunciado a él y enviado a Dongho a vivir con Junho y sus padres. Y ahora Junho estaba comenzando con esa mierda. Algún día no iba a poder mantener sus viejos párpados abiertos.

No dolió tanto como cuando su querido padrastro le dijo a Dongho que estaba loco. Pero por alguna razón dolía como el infierno cuando venía de Junho.

—No estoy tratando de recluirte, Dongho. Solo le pedí a mi mejor amigo que te ayudara — Junho protestó.

—¿Ayudarme en qué? ¿Hmm?

 

Junho sacudió la cabeza y movía su dedo de un lado a otro frente a él. —Oh no, no te atrevas a atraparme con esa pregunta. Solo estás tratando de enredarme. —Los labios de Junho eran una delgada línea mientras veía a Dongho.

Dongho no escuchaba. Sacó unas camisetas de la canasta, levantó un perdido calcetín del suelo, y tomó su granja de hormigas. Trató sin resultado de meter la granja en la bolsa. La maldita cosa era demasiado grande.

 

 

Mirando alrededor vio una bolsa de plástico de compras en una esquina. Dongho cruzó el cuarto y la levantó, lanzó su cepillo de dientes, su revista Mad—Con el especial de Spy vs. Spy—y un cepillo en la bolsa de plástico.

Después de atarla en la hebilla de su cinturón, se pasó la correa de su bolsa de mensajero por la cabeza asegurándola sobre su hombro. Finalmente caminó hacia la cama, levantó su granja de hormigas y la apretó contra su pecho. —Bueno, me largo.

—Te digo que no te estoy insultando — Junho decía detrás de él—. Solo estoy tratando de ayudar —agregó.

—Ayuda esto. —Dongho se giró, sacó la lengua, se volvió a girar y se dirigió a la puerta del frente y bajó los escalones del porche. No había manera de que dejara que Junho lo recluyera. Con esa pálida piel, el blanco se le veía terrible. Esas camisas de fuerza deberían de venir en una variedad de colores. Qué mal que no tuvieran los colores del arco iris.

Rodó los ojos cuando oyó los fuertes pasos de Junho bajar las escaleras detrás de él.

—No te atrevas a salir de aquí. — Junho corrió frente a Dongho y colocó sus puños en sus caderas, sus labios eran una delgada línea de nuevo, su mirada sosteniéndola con valor—. Regresa arriba, señor.

Dongho miró fijamente a Junho, aturdido durante un momento antes de soltar una carcajada. —Soy unos años mayor que tú, en caso de que lo hayas olvidado.

 

 

—No actúas como tal.

—No estoy tratando de recluir a un miembro de mi familia

—argumentó.

 

Junho levantó las manos y gruñó hacia el cielo. —No estoy tratando de recluirte, por centésima vez. Todo lo que quiero es que hables con mi amigo Zelo.

Dongho trató de rodear a Junho, pero su primo no se  movía.

r13;Mira, es lo mismo que mi padrastro dijo. Todo lo que tenía que hacer era hablar con su amigo, el doctor. No voy a caer en eso de nuevo. ¡Ahora muévete!

Junho levantó las manos frente a él, como si tratara de detener a Dongho sin tocarlo. —Bien, no tienes que hablar con él.

Dongho veía a Junho. No estaba seguro si debería confiar o no en él. Había sido engañado antes. Su padrastro le había dicho que el hombre era un doctor en medicina pero cuando llego ahí, el doctor  ya tenía los papeles para ordenar su internación. Dongho había tenido que hablar bien rápidamente para salir de ahí. Gracias a los dioses el doctor había estado de acuerdo con él y no con su padrastro.

Después de eso, su padrastro, Soo Bin, lo había echado de la casa, empacó las cosas del cuarto de Dongho y lo trajo aquí. No podía entender por qué infiernos todo el mundo hacía tanto alboroto por eso. Él era tan normal como ellos—a pesar de su pequeño secreto.

—Júralo —Dongho dijo cautelosamente—. Júrame que no me llevarás con engaños a ningún lugar cerca de tu amigo.

—Lo juro.

 

—Infiernos no, muéstrame tus dedos. —Dongho señaló con la cabeza la mano que Junho mantenía tras su espalda.

—¡Bien! —Junho puso su mano frente a su cuerpo y extendió los dedos—. Lo juro.

 

Para ser honesto, Dongho no tenía idea de adónde podría ir. Estaba aterrado de pensar en irse de aquí y entrar a lo desconocido. Miró a los ojos a Junho por un momento y entonces subió las escaleras. Esperanzado de poder confiar en la palabra de su primo.

Hasta donde conocía a Junho él no era un tramposo, pero Dongho no podía evitar preocuparse. Dejó la granja de hormigas en el escritorio y entonces desanudó la bolsa de la presilla del cinturón y sacó la revista y el cepillo de dientes.

Sentándose en la cama, Dongho se preguntaba por qué todo el mundo estaba infernalmente inclinado a enviarlo lejos. ¿Era tan terrible estar alrededor de él que hacía que la gente quisiera deshacerse de él?

Pasó la correa de su bolsa de mensajero por su cabeza y la dejó en la cama a su lado. Dongho estaba cansado de decirle a la gente que él no necesitaba que le examinaran la cabeza. No había lógica detrás de sus declaraciones. ¿Qué había hecho mal para que todo el mundo estuviera listo para enviarlo al manicomio?

—Hey —Junho dijo desde la puerta. Su voz más  suave—. Realmente no estoy tratando de recluirte.

 

Dongho se encogió de hombros y vio hacia sus manos. Veía sus uñas preguntándose por qué Junho estaba listo para deshacerse de él en un minuto y le hablaba tan amablemente al  siguiente.

¿Sería un tipo de engaño? ¿Estaba tratando de que las defensas de Dongho bajaran  para poder aprovecharse?

—Tengo una motocicleta que estoy arreglando en el granero. ¿Quieres ayudar?

Dongho lo vio sorprendido. ¿Cuándo había sido la última vez que pasó tiempo con él? ¿Por su propia voluntad?

 

—Seguro. —Trató de oírse indiferente, como si no le importara; cuando de hecho le importaba.

—Vamos. Te llevaré al granero. —Junho se alejó y Dongho saltó para seguirlo. No le importaba si fuera a levantar mierda de vaca. Alguien realmente quería pasar tiempo con él.

Eso era un gran bono en su libro.

 

Junho sólo estaba aumentando una nota en el libro de gente amable de Dongho. Claro, ese sólo tenía a dos personas. Su mamá y ahora a Junho. Su mamá tenía el segundo lugar, porque ella no luchó por él. Ella era linda con él, como se supone que una madre debe de ser. Pero tenía la misma mirada en sus ojos que su padrastro.

Lástima.

 

Dongho ni quería ni necesitaba eso. Odiaba la lástima con cada una de sus respiraciones. —¿En qué tipo de motocicleta estás trabajando?

—Es una vieja Honda. No es tan linda como las Harley o esas crotchrockets  que ves que la gente maneja, pero es mía.

r13;Dongho podía oír el orgullo en la voz de Junho. El mismo que él sentía por su granja de hormigas. Eran hormigas comunes, pero eran suyas. Eso las hacía especiales. Aunque eran realmente especiales. Era fascinante y divertido verlas. Esas pequeñas hormigas tan industriosas, tenían tan diferentes niveles de inteligencia que hacía que Dongho las viera durante horas.

Ellas comían, bebían y parecía que pasaban un buen tiempo  ahí.  Algunas  veces  Dongho  deseaba  poder  encogerse y unirse a ellas en su granja. Probablemente sería más aceptado con ellas que con cualquiera de los que lo rodeaban.

Aunque eso fuera tonto, lo hacía sentir calidez en su interior el saber que tenía toda una granja que lo amaba y que él amaba.

Incluso si era de hormigas.

 

Dongho siguió a Junho dentro del grande y rojo granero, sintiendo unos grados más fresco cuando entraron en el interior del granero. Notó el desván y unas caballerizas vacías que parecían no haber tenido ocupantes en mucho tiempo.

En el suelo en medio del establo, estaban todas las partes de la motocicleta de Junho sobre una sucia manta. —No me dijiste que estaba como un rompecabezas.

Junho se reía mientras se sentaba en un cajón y tomaba algunas partes. —La he desarmado y armado tantas veces que ya perdí la cuenta.

Dongho tomó una caja de una de las caballerizas y la llevó a donde estaba Junho sentado. Se sentó y cerró sus manos entre las rodillas. —Temo que no sé mucho sobre motocicletas.

—Está bien. Sólo estaba buscando algo de compañía r13;dijo Junho tomando un trapo y comenzando a limpiar una pequeña pieza con atento cuidado.

—Oh, está bien —dijo Dongho mientras veía todas las diferentes pequeñas piezas frente a él. No tenía idea qué era ninguna de ellas. Él sólo disfrutaba el hecho de que alguien quisiera estar con él.

Nada menos que familia.

 

Dongho se inclinó y tomó un trapo y una de las partes. Charló con Junho mientras limpiaban la brillante pieza. Dongho no tenía idea de lo que era, pero tenía que admitir que el hecho de limpiar la pieza era relajante.

 

Quizás Junho usaba su tiempo aquí afuera como un tipo de sesión de terapia. Todo el mundo necesitaba algo. Esa era la opinión de Dongho. El miró a Junho cuando el hombre empezó a reírse. —¿Qué?

Su primo señaló la pieza oblonga en sus manos. —Estás dándole brillo a una bujía. Aunque está bien que la limpies.

Dongho vio la pieza en su mano. ¿Cómo se supone que sabría que esa particular pieza no necesitaba pulirse? Ni siquiera sabía qué infiernos era una bujía. Quizás era mejor que sólo se sentara ahí y le observara.

Se inclinó y dejó el trapo y la bujía en la manta. «Con lo mucho que lo mantenía ocupado».

Sus ojos vieron hacia las caballerizas vacías. —¿Dónde están los caballos?

Junho levantó la vista de lo que estaba haciendo, viendo alrededor mientras le contestaba a Dongho. —No ha habido animales desde los tiempos de mi abuelo.

—Pero eso no tiene sentido. ¿Cómo sobrevive una granja sin animales? —Dongho le cuestionó. Dongho sabía que tenía mucho que aprender. Su madre sólo se había casado con su padrastro hace unos meses, así que él no tenía idea de la vida de Junho y de su familia.

 Dongho ni siquiera quería referirse al imbécil como su padrastro, pero su mamá insistió. Soo Bin era realmente desagradable. ¿Qué infiernos habría visto su mamá en ese tipo? El único beneficio que Dongho podía ver era haber conocido a Junho. El chico era realmente cool.

Cuando no estaba tratando de recluirlo. 

—Mi papá tiene su negocio en línea. Yo uso el granero para mi momento de calma. Un chico debe de tener uno.

 

Dongho estaba totalmente de acuerdo con eso. Vagabundeó por las caballerizas y apoyó el mentón en una de las puertas. Sería lindo tener un caballo aquí. Dongho no sabía nada de ellos, ni de granjas—excepto de sus hormigas—pero estaba seguro de que sería lindo tener caballos.

Nunca había visto uno, excepto en imágenes o en televisión. Aunque eran hermosos. Al menos eso creía.

—Necesito ir al pueblo. ¿Quieres ir?

 

Dongho se giró, sintiendo pánico en su pecho ante las palabras de Junho. ¿Eso sería un engaño? ¿Sería posible que su primo le estuviera dando un falso sentido de seguridad para atraerlo?

—Tranquilo. Te dije que no voy a hacer que vayas.

 

—¿Entonces por qué quieres ir a la ciudad? —preguntó cautelosamente.

—Hay una nueva tienda de motocicletas que acaban de abrir. Quiero revisar lo que pueden tener. Aun no has ido el pueblo. Date al menos la oportunidad de explorar la Villa Kim.

Eso era cierto. Dongho llevaba aquí dos semanas y aun no había explorado los alrededores. Él estaba tan confundido cuando llegó aquí, que se quedaba principalmente en su cuarto. Se sentía descartado y no querido. Sí, realmente esas no eran grandes motivaciones para querer explorar los nuevos alrededores.

—Vamos, traeré mi camioneta. —Junho se levantó, dejó el trapo en el suelo, se estiró y entonces se alejó. Dongho tuvo un momento de miedo. Si Junho quisiera realmente recluirlo, no iba a haber mucho que pudiera hacer. Junho era un hombre grande, muy capaz de forzar a Dongho a que hiciera lo que infiernos quisiera que hiciera.

 

Lentamente siguió al hombre, preguntándose si no debería regresar a su habitación. Dongho encontró a Junho en una gran camioneta roja, vio la oxidada cosa antes de abrir la puerta del pasajero. Las bisagras rechinaron cuando Dongho subió y cerró la puerta tras él.

La puerta se volvió a abrir.

 

Dongho la alcanzó y la cerró de nuevo. La puerta se volvió a abrir.

—Sostenla —dijo Junho caminando hacia el lado de Dongho—. En ocasiones se cuelga. —Junho hizo algo en el lado de la puerta y entonces la cerró. Esta vez se quedó cerrada. Dongho no estaba seguro cómo iban viajar con una puerta quebrada. Rápidamente se abrochó el cinturón de seguridad. Si la cosa se abría en el camino, al menos él tendría el cinturón de seguridad.

Tomó el tablero con sus manos, cuando Junho encendió la camioneta y parecía que iba a explotar. El motor se detuvo un momento, haciendo que Dongho sudara frío mientras que la gran chatarra de metal empezaba a hacer un ruido.

Dongho esperó, pero sería mejor si la camioneta no encendía. Sonrió cuando Junho movió la camioneta en reversa mientras Dongho se aferraba fuertemente a su cinturón de seguridad. Rezó porque no se quedaran tirados en la orilla del camino. La camioneta actuaba como si protestara en cada movimiento del camino de tierra.

—¿Qué es ese olor? —Dongho preguntó mientras soltaba una mano del cinturón de seguridad y se pellizcaba la nariz. Buen dios, olía como si Junho hubiera dejado la basura en la caja de la camioneta durante el calor de esos días. Dongho quería vomitar.

—Le llevé fertilizante a un amigo. No he tenido oportunidad de limpiar la caja —Junho gritó sobre el fuerte ruido.

 

Dongho tomó la manija de la ventana, cuidando de que la puerta no se abriera. Jaló. Entonces jaló de nuevo.

—No funciona. Necesito quitar la puerta para arreglar el mecanismo.

Dongho estaba sentado dentro de la camioneta que se oía como si se fuera a caer en pedazos, en un caluroso día con mierda seca de vaca en la caja y la ventana no podía abrirse. Sí, quizás debería de haberse quedado en su cuarto. Gritó cuando la camioneta saltó y el motor se apagó.

—Maldición. —Junho llevó la camioneta a un lado del camino—. Dame un minuto. —Puso el freno de emergencia y levantó el cofre. Dongho lo vio salir e ir al frente de la camioneta.

—Genial —Dongho murmuró mientras veía hacia afuera por la sucia ventana. Su cerebro se sentía como si se fuera a derretir en el interior de la camioneta. Se desabrochó el cinturón de seguridad y esperó a que regresara. No sucedió.

Dongho lanzó el cinturón a un lado y abrió la puerta, inmediatamente sintió el aire caliente. Pero comparado con el calor en el interior de la cabina, se sentía unos grados más frescos. No salió, sólo giró el cuerpo a un lado mientras escuchaba a Junho trabajar bajo el cofre.

—Creo que ya lo descubrí —Junho gritó—. Enciéndela.

 

Dongho miró el asiento del conductor, pensar en un gran infierno no estaba en sus planes.

El asiento parecía haber sido retirado…para un metro ochenta. El volante tenía manchas de grasa por todos lados. Dongho tendría que mover toda la banca sólo para alcanzar el pedal.

—Apúrate, está caliente aquí afuera —Junho gritó.

 

¿En serio? ¿Estaría más fresco dentro de la camioneta? Dongho suspiró y cruzó la banca, su pie no estaba ni malditamente cerca del pedal del acelerador. Se deslizó en el asiento y gritó, apartando la mano del contacto cuando vio una cosa peluda.

¿Era un mapache lo que estaba ahí abajo?

 

—¿Qué infiernos gritaste? —Junho preguntó acercándose a la puerta del conductor—. Sólo enciéndela.

Está bien, Dongho ahora estaba enojado. Hacía calor y había una cosa peluda en la maldita camioneta. —Hay algo peludo bajo el asiento —señaló bajo sus piernas.

—¿Peludo? —Junho abrió la puerta y empujó la pierna de Dongho a un lado asomando la cabeza bajo el tablero y el asiento.

Dongho tenía la imagen de Junho saliendo con un animal pegado a su cara y moviendo los brazos mientras corría en círculos.

—¿Deberías asomar tu cara bajo eso? —preguntó cauteloso.

Junho se reía levantando la cabeza y sacando su brazo. Dongho saltó tratando de cruzar el asiento de la camioneta y salir mientras Junho sostenía un pequeño peludo animal en su mano. Su primo se reía tan fuerte que Dongho saltó hacia afuera del asiento de pasajeros y entonces usó la puerta como un escudo.

—Es mi ardilla de peluche. —La levantó y la sostuvo mientras Dongho asomaba la cabeza detrás de la puerta.

Dongho vio la cosa de cerca, como si fuera real en lugar de un animal de peluche.

Su corazón estaba latiendo fuera de control dentro de su pecho mientras sus dedos se aferraban a la puerta.

—¿Ahora puedes encenderla mientras regreso bajo el cofre?— Junho le preguntó mientras lanzaba la ardilla a la banca del asiento. Dongho volvió a entrar, empujando el juguete con  los dedos hacia el asiento del pasajero. Una vez que estaba de nuevo en el asiento, esta vez encontró la palanca y jaló el asiento hacia adelante.

Tomó la llave y la giró…nada sucedió.

 

—¿Giraste la llave? —Junho le gritó.

 

Infiernos, ellos deberían mejor ir  caminando al pueblo.  No se sorprendería si hubiera cinta industrial manteniendo la gran chatarra unida.

Dongho giró la llave y entonces encendió, gritó cuando se oyó que iba a explotar de nuevo. El cofre bajó y Junho corrió hacia la puerta del chofer. Dongho se salió del camino mientras Junho entraba al asiento del chofer y aceleraba.

¿Eso era sabio?

 

—Creo que estaremos bien —dijo Junho mientras cerraba la puerta.

Dongho alcanzó la puerta y la cerró. Se abrió de nuevo.

Ese no era su día.

 

—Alcanza un lado de la puerta. Dongho movió la mano alrededor.

—¿Sientes una pequeña uña?

 

—Sí.

 

—Muévela.

 

Toda la maldita camioneta se movía. Dongho movió la cosa como uña y entonces cerró la puerta.

Se quedó cerrada.

 

Rápidamente se colocó el cinturón de seguridad y se sostuvo de nuevo como si fuera una tabla de salvación.

«Nota mental, No regreses al pueblo nuuuunca en esto de nuevo».

 

Para cuando Junho estacionó la camioneta y apagó el motor. Dongho estaba empapado de sudor. Todo lo que quería era un lugar fresco. Su cuerpo estaba empapado y caliente y se sentía mareado.

—Vamos, la tienda esta aquí. —Junho señaló el edificio mientras salía. Dongho notó que la parte de atrás de la camisa de Junho se veía como si acabara de salir de un lago. Estaba empapada. Los músculos de su espalda estaban claramente definidos con la camiseta pegada a él.

Bueno. Al menos él no era el único cerca de desmayarse debido al calor. Dongho desabrochó el cinturón de seguridad y salió, prácticamente corrió al interior de la tienda. Rezaba para que ellos tuvieran aire acondicionado.

El golpe del aire frío en su cuerpo, hizo que rodara los ojos. Solo se quedó ahí junto a la puerta con los brazos a los lados, tomando el aire frío.

—¿Estás bien, amigo? —Una voz china le preguntó desde algún lugar de la tienda.

Dongho lo ignoró mientras su cerebro se recuperaba. Ya no se sentía como si estuviera derritiéndose y pegado a los lados del cráneo. —Ahhhhhhhh —dijo la palabra en un silbido mientras la piel se le erizaba debido al aire frío.

—Genial, amigo —dijo Junho empujando a Dongho a un lado y entrando.

—¿Él está contigo?

 

—Si. Es mi primo  Dongho.

 

Dongho finalmente dejó que sus ojos vieran el lugar, vio a tres grandes hombres viéndolo fijamente con curiosidad. Ellos eran del mismo tamaño que Junho y también muy musculosos.

Junho se los presentó como Kris, Suho, y Yongguk Wu, los propietarios de la tienda de motocicletas. Dongho tomó asiento cerca del mostrador mientras Junho hablaba con los hermanos. No le importaba cuánto se tardara Junho, entre más mejor.

Eso significaba que no tendría que regresar pronto a la camioneta.

Quizás podría pedir un aventón para regresar a casa. Cualquier cosa era mejor que regresar al interior de esa camioneta.

—Estoy listo —Junho declaró una hora después.

 

Dongho no podía entender cómo alguien podía pasar una hora en una tienda de motocicletas si él no tenía las partes. ¿Qué en la tienda le tomó una hora?

—Encantado de conocerte, Dongho —los hermanos le dijeron mientras caminaba hacia la puerta. Le agradaron, eran amistosos. Está bien, el que tenía la bandana amarilla en la cabeza se veía como si fuera a aprovecharse cuando dormías y robarte tus galletas, pero el hombre había sido amable con él.

—Igualmente. —Dijo adiós con la mano y salió a lo que parecía un horno encendido. Vio la camioneta mientras se aproximaban, rezando por no morir de regreso a casa. Era suficientemente malo que la casa no tuviera clima central. No quería asarse también en la camioneta. Dongho subió justo cuando otra camioneta se estacionó al lado de ellos. Dongho rápidamente cerró la puerta.

Y entonces se abrió de nuevo.

 

Gruñó, alcanzando la puerta y sintiendo la cosa esa en forma de uña. La movió y la cerró de nuevo.

Afortunadamente se quedó cerrada.

 

Junho entró y giró la llave, pero la camioneta no encendió. Oh infiernos. «Sólo empuja una manzana en mi boca y declárame rostizado».

Junho trató de nuevo, con la misma suerte. Se oía como si luchara por regresar a la vida, pero no lo lograba.

La cabeza de Dongho golpeó el respaldo del asiento, preguntándose si su cerebro se derretiría de nuevo, o quizás su cuerpo se derretiría resbalando hacia abajo por el tablero para formar un charco de Dongho, al lado de la gran cosa peluda que lo veía fijamente.

—¿Necesitan ayuda, chicos?

 

Dongho giró la cabeza y vio a un hombre apoyando su brazo en la puerta del lado de Junho. Su cuerpo ligeramente inclinado para poder ver dentro de la camioneta.

«Santo infierno».

 

Él era el más malditamente atractivo hombre que hubiera visto en su vida.

Y veía directamente a Dongho.

 

 

 continuara...

Dongho

ni  siquiera

quería

referirse   al   imbécil

como   su

padrastro,

pero   su

mamá

insistió.   Soo Bin            era

realmente

desagradable. ¿Qué infiernos habría visto su mamá en esetipo?

Notas finales:

dejen rw o no actualiza poruqe me gusta hacerlas sufrir


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