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38. Ravi (04) por dayanstyle

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—De nuevo, ¿quién eres tú? —Hak Yeon preguntó mirando fijamente al elfo. No era Alen. Conocía a Alen. El elfo había dejado una gran impresión en Hak Yeon. Y justo ahora Hak Yeon estaba en extrema necesidad del hombre.

—Mi nombre es Tao. Jongin me envió pero necesitamos apresurarnos, porque si Kris se da cuenta que estoy aquí, se comerá a Jongin.

Ok. Entonces Jaehyo le envió un elfo lunático. Hak Yeon podía tratar con eso.

»¿Cuál es tu plan?”

—Tengo que ir al reino demonio —Hak Yeon respondió mientras miraba alrededor el club donde Min Hyuk y Yu Kwon ahora vivían. Era ruidoso y con demasiadas luces centelleantes. No estaba seguro de cómo los dos hombres podían estar allí. Se volvería loco estando en ese lugar todo el tiempo.

—¿El reino demonio? —Tao preguntó y soltó una sonora carcajada—. No creo que Jongin supiera que querías ir allí.

Hak Yeon mordió sus labios mirando fijamente a Tao, rogando con sus ojos. —¿Entonces no me llevarás?

—¡Te llevaré, pero ni una palabra a mi pareja!

Eso no era problema ya que Hak Yeon no sabía quién era la pareja de Tao. Solo sabía que tenía que encontrar a Alen, entonces el elfo podría ayudarle a encontrar a Ravi.

 

No importaba a quien le preguntara. Cuando mencionaba el nombre de Ravi, todo el mundo cambiaba de tema. Estaba comenzando a ser muy frustrante.

Hak Yeon había hablado con Min Hyuk, quien a su vez le contó a Jaehyo. El vampiro entonces llamó a Jongin y aparentemente el Alfa había enviado a Tao. Estaba agradecido de que a Jongin no  le importara lo que Him Chan pensara o él aún estaría atascado en Japón.

—¿Listo?

Hak Yeon asintió mientras Tao desaparecía llevándolo con él. Sintió su estómago protestar, pero estaba determinado a encontrar a su pareja. Tenía que dejarle saber a Ravi que quería estar acoplado a él. El guerrero había parecido tan angustiado, que él temió por la cordura de Ravi.

Podría pedirle a Tao que lo ayudara a buscar a su pareja, pero no conocía al chico y quería asegurarse de que Him Chan hubiera cumplido su parte del trato con Alen en cuanto a la búsqueda de su hermano.

Además  Tao  tenía  prisa  para  llegar  hasta  donde  necesitaba  ir.

Reclutarlo para ayudar no era una opción.

Hak Yeon no tenía idea del lugar en donde estaba dentro del reino demonio, pero al menos estaba de vuelta. Liberó a Tao y rezó para mantener su almuerzo adentro. Era una forma ingeniosa para viajar, pero su estómago no estaba de acuerdo.

—¡Buena suerte! —Tao le dijo antes de desaparecer.

Hak Yeon buscó a su alrededor y vio un club llamado Diablo. Recordaba ese lugar. Era el mismo sitio en donde había estado cuando el pequeño twink trató de tocar a Ravi. Quizá no debería entrar allí.

Él miró a su derecha y vio El Crisol de Malcor. Le pareció el lugar perfecto para comenzar su búsqueda. Hak Yeon abrió la puerta y entró.

 

El restaurante estaba poco iluminado, dando a sus clientes algo parecido a la privacidad. Entrecerró sus ojos buscando a Alen dentro del restaurante.

Vio al elfo sentado en una mesa con un hombre muy grande. Ese debía ser Soo Man. Hak Yeon tragó al darse cuenta de su error. Según Alen, Soo Man era un imbécil. Él sabía que el elfo no quería que nadie supiera de su asociación con Hak Yeon, pero estaba desesperado.

Se escondió detrás de un muro flotante, mirando a escondidas y haciendo todo lo posible por llamar la atención de Alen sin ganar la de cualquier otra persona. Había varios hombres que rodeaban a Soo Man y al elfo. Hak Yeon podía ver la expresión de aburrimiento en la cara de Alen, hasta que Soo Man lo tocó y entonces Alen parecía que iba a enfermar.

Hak Yeon quería enseñarle al hombre grande una lección acerca de tocar cuando no eres invitado, pero tenía otras cosas que necesitaba atender primero. Cuando Alen miró en su dirección, Hak Yeon salió por un segundo y luego se escondió de nuevo.

Suspiró aliviado cuando vio a Alen decir algo y luego empujarse fuera de la mesa. Él sabía que el elfo se iba a enojar, pero Hak Yeon no podía pensar en otra manera de encontrar a Ravi.

—¿Qué infiernos estás haciendo aquí? —Alen se quejó en voz baja mientras rodeaba la pared—. ¿Sabes lo que Soo Man nos hará a los dos si te encuentra aquí?

—Ravi está perdido —Hak Yeon dijo casi llorando—. Por favor ayúdame a encontrarlo.

Alen suspiró y entonces miró sobre su espalda alrededor del muro flotante, antes de asentir a Hak Yeon y comenzar a desaparecer. —Pero tiene que ser rápido.

Hak Yeon quiso caer a los pies de Alen y agradecerle al elfo mientras los dos se desvanecían del restaurante.

 

Ravi arrancó un pedazo de pelusa de sus pantalones  mientras miraba al suelo. Mil veces había querido correr hacia Hak Yeon y rogarle que volviera con él.

Pero sabía que Hak Yeon necesitaba espacio para crecer. Y eso era algo que Ravi no podía manejar.

Había paseado por la pequeña habitación hasta conocer cada marca en la pared y cada rayón en el suelo, pero nada parecía funcionar. Hak Yeon estaba con él, dentro de él, acosándolo en todos sus pensamientos así como en sus sueños.

Sabía que se estaba deshaciendo lentamente. Su salud mental se le estaba escapando al estar separado de Hak Yeon. El dolor en su pecho no tenía fin mientras Ravi se acurrucaba en la cama. Él era un guerrero y ningún ser humano debería tener este gran dominio sobre él.

Pero Hak Yeon lo tenía.

Él era el único ser humano que lo controlaba.

—¿Ravi?

Ravi tenía miedo de mirar, asustado de que su mente le estuviera jugando una mala pasada. Quería a Hak Yeon tan desesperadamente que temía que su mente se hubiera finalmente quebrado.

Sintió la cama hundirse y manos cálidas que acariciaban sus brazos. Sus músculos se tensaron ante el gentil toque, miedo envolviéndolo al pensar que la mano también fuese un fragmento de su imaginación. Incluso podía oler las flores de cerezo.

Hak Yeon

»Ravi, por favor.

Cautelosamente, cuidadosamente y con curiosidad, Ravi giró su cuerpo. Vio lágrimas no derramadas en los ojos de Hak Yeon mientras le sonreía. —¿Qué estás haciendo aquí?

Hak Yeon limpió sus ojos mientras su cálida mano seguía acariciando el brazo de Ravi. —Porque no puedo vivir sin ti. Te amo Ravi.

Ravi elevó una temblosa mano para acariciar el corto cabello negro de Hak Yeon. —¿De verdad eres tú?

Hak Yeon asintió, sonriéndole a través de las lágrimas. —Tuve que pedirle ayuda al elfo para que te rastreara.

—Realmente estás lleno de sorpresas. —Ravi sonrió, tirando a Hak Yeon entre sus brazos, sosteniéndolo fuertemente en su pecho. Inhaló profundamente el olor de su pareja, resplandeciendo por tener a Hak Yeon una vez más en sus brazos.

—Nunca me dejes otra vez. —Hak Yeon murmuró las suaves palabras—. No puedo vivir sin ti.

—Pero soy un monstruo Hak Yeon. Viste como actué.

—Lo que vi fue a un hombre asustado huyendo de la única persona que mataría por protegerlo. Dame tus temores, no huyas de ellos. Háblame de lo que te asusta, no me grites.

Ravi  asintió.  ¿Cuánto  tiempo  había  deseado  oír  esas   palabras?

¿Toda su vida? Parecía imposible que Hak Yeon estuviera ahora allí junto a él, deseándolo.

—Creí que habías dicho que el destino se había equivocado. — Ravi preguntó, sacando su peor temor.

—Tal vez lo hice. —Hak Yeon respondió empujándose de Ravi, dejando una huella fría en donde el cálido cuerpo había estado.

—¿Estás seguro?

—Mucho. —Hak Yeon le sonrió y luego, lentamente se deslizó hasta la cama. Ravi observó atónito cómo Hak Yeon le desabrochó los pantalones, tirando de ellos a un lado y luego se inclinó hacia adelante, lamiendo la mota de vello sobre la polla de Ravi.

Ligeras caricias hacían cosquillas sobre la piel de su estómago mientras Hak Yeon rozaba su ingle, bebiendo, saboreando y burlándose. Su aliento quedó atrapado en su garganta cuando sintió la  lengua caliente lamer la punta de su polla.

Sus piernas se abrieron dando a Hak Yeon mas espacio. Él se quedó atónito cuando Hak Yeon le apartó las manos. —Colócalas encima de tu cabeza, Ravi.

Sorprendentemente Ravi hizo exactamente lo que le dijo. No tuvo reparos acerca de Hak Yeon tomando el control. Y fue recompensado por su obediencia cuando Hak Yeon liberó su polla, arrastrando los pantalones todo el camino hasta las piernas y tirando de ellos hacia afuera.

»Eres un hombre muy bien construido —Hak Yeon lo alabó antes de arrodillarse entre las piernas de Ravi—. He esperado, anhelado durante demasiados años tener este cuerpo todo para mí, que voy a hacer todo lo que yo quiera.

 

Ravi sabía que Hak Yeon estaba cambiando, creciendo y extendiendo sus alas, pero tal vez no era tan malo. Tal vez darle espacio a Hak Yeon para crecer era una cosa muy buena.

Ravi levantó la cabeza y vio como Hak Yeon curvaba sus dedos alrededor de la polla de Ravi y empezaba a acariciar con la lengua la cabeza en forma de hongo, su expresión de puro placer. La cabeza de Ravi cayó hacia atrás cuando la lengua de Hak Yeon se sumergió en la pequeña ranura, deteniéndose por un momento.

Hipnotizado por el toque de Hak Yeon, su piel cosquilleó  bajo los dedos de su pareja.

Miró de nuevo, ya la cabeza de su polla se había vuelto de un furioso color morado por toda la sangre que había dejado su cuerpo y se había agrupado en su ingle. Hak Yeon estaba demostrando ser un amante hábil y Ravi estaba cosechando las recompensas.

Sus labios se entreabrieron y el aliento abandonó sus pulmones cuando Hak Yeon deslizó un solitario dedo entre su culo.

—Dame más. —Suplicó Ravi mientras sentía la humedad de la boca aterciopelada de Hak Yeon rodeando su polla.

Un gemido salió de sus labios cuando Hak Yeon añadió otro dedo.

Nunca supo que tal placer erótico pudiera venir de esos pequeños dedos.

El aire fresco besó su polla cuando la boca Hak Yeon salió de su eje y comenzó a viajar por su longitud hasta llegar al saco de Ravi. Una turbulencia de pasión y necesidad se arremolinó en Ravi. Una necesidad tan profunda, sintiéndose tan hambriento que parecía que fuera a perder la cabeza.

Ravi gruñó atacando con rapidez para quitar la ropa de Hak Yeon, sacándola de su cuerpo con tal fuerza que cayó al suelo hecha pedazos.

 

Su piel estaba caliente y adolorida mientras sus manos resbalaban sobre la fresca y cremosa carne de su pareja. Era tan suave, tan perfecta. Ravi levantó la vista hacia los negros-como-el-carbón ojos de Hak Yeon, para ver el deseo nadando en sus profundidades.

Se inclinó más cerca cepillando sus labios sobre la hinchada y dulce boca de Hak Yeon mientras alineaba su polla para dejar que el lubricante natural hiciera su magia. Ravi ahuecó la cara de Hak Yeon mientras su lengua se deslizaba sobre los labios y los dientes, degustando el cielo.

—Eres mío pequeña flor.

La respiración de Hak Yeon se enganchó cuando asintió. —Nunca me dejes otra vez. No puedo respirar sin ti.

Su boca cubrió la de Hak Yeon, hambriento por el adictivo beso a medida que Ravi sentía que su piel iba a estallar. Él no era capaz de acercarse lo suficiente. Quería derretirse en el interior de  Hak Yeon. Sus dedos se presionaban en Hak Yeon, acercando la cabeza de su polla y deslizándose en el caliente canal de entrada de su pareja. Hak Yeon gritó  en la boca de Ravi como él avanzó su camino entrando. Ravi tomó en pequeños sorbos el aire mientras besaba a Hak Yeon, sintiendo como si acabara de regresar a casa.

Bajar la guardia con Hak Yeon no se sentía como una debilidad sino como un indulto. Tal vez eso era con lo que había estado luchando. Tal vez Ravi había estado luchando para no dejar de lado todas las heridas y el dolor y el sufrimiento que había padecido durante toda su vida antes de convertirse en un guerrero demonio.

Él empujó su polla profundamente en Hak Yeon colocando sus brazos alrededor de su pareja, sintiendo como si por fin pudiera dejarse ir. Cuando Ravi se abrió plenamente a su compañero, dejando al descubierto sus más profundos y oscuros secretos, pudo sentir sus lazos fortaleciéndose,  como si finalmente encajaran en su lugar.

—Ravi. —Hak Yeon gritó mientras se aferraba al cuerpo de Ravi, sus uñas clavadas en la espalda, ardiendo, quemando, haciendo a Ravi sentirse vivo.

—Pequeña flor —murmuró Ravi mientras sus labios viajaban desde la oreja de Hak Yeon bajando hasta la mandíbula y luego cubría su boca mientras apretaba sus caderas. Podía sentir la polla de Hak Yeon apretada entre ellos, dejando rastros pequeños de líquido preseminal brillando en su piel.

—Di que nunca me dejarás de nuevo pequeña flor. —Ravi gruñó rompiendo el beso—. Dilo.

—Nunca. —Hak Yeon declaró—. Nunca te dejaré de nuevo.

Ravi se echó hacia atrás, empujando las diminutas piernas de Hak Yeon hacia un lado mientras veía el hinchado agujero de su pareja, fruncirse exprimiendo su polla. Se agachó dejando su rastro sobre la apertura, sintiendo su polla deslizarse dentro y fuera.

—Ravi por favor. —Hak Yeon rogó.

Sus labios se inclinaron hacia un lado en una sonrisa malévola mientras disminuía el ritmo. Él sabía lo que quería Hak Yeon, pero Ravi le iba a hacer esperar, iba a exprimirlo.

Sus dedos se envolvieron en los tobillos de su compañero cuando Hak Yeon intentó patear sus piernas. Él no estaría libre, no por un breve momento, por lo menos. Casi había perdido a su pareja una vez. Ravi se iba malditamente a asegurar que Hak Yeon supiera exactamente cuánto le amaba.

—Duro, no despacio. —Hak Yeon se quejó haciendo una mueca.

Ravi llegó alrededor de las piernas Hak Yeon y rozó sus dedos sobre la polla de su pareja, burlándose de él. La cabeza estaba goteando, formando una pequeña piscina en el abdomen.

 

Pasó su dedo por el claro líquido y después lo metió en su boca, sus ojos se cerraron cuando el sabor explotó en su lengua.

Ravi sacó su polla totalmente y luego se metió de nuevo en Hak Yeon, repitiendo el proceso una y otra vez hasta que Hak Yeon estaba rogando para que Ravi lo jodiera. Apiadándose de su pareja,  Ravi golpeó como un taladro dentro de él hasta que Hak Yeon gritó su nombre, haciendo que Ravi estremeciera con el conocimiento de que era  su nombre el que gritaba su pareja en medio de la pasión.

Cuando sus bolas se elevaron contra su cuerpo, Ravi dejó caer las piernas de Hak Yeon sobre la cama y agarró sus caderas, golpeando en el cuerpo de su pequeño compañero, hasta que maravillosas luces brillantes explotaron detrás de sus ojos y él estaba en caída libre.

Hak Yeon le sonrió mientras a Ravi mientras empujaba aire dentro de sus pulmones, su sonrisa pícara y traviesa. —Ahora ese fue un buen saludo.


 

continuara...


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