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44. Por el resto de la Eternidad. (05) por dayanstyle

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Jung Min veía cómo Jaehyo se paseaba tranquilamente de un lado a otro de su oficina. Se estaba convirtiendo en un dolor de cabeza esos malditos viajes al campo con el Príncipe. Por supuesto, él sabía lo importante que era que Jaehyo se asegurara de que sus dos hermanos gemelos no fueran molestados, pero ir a ese lugar frío y aislado, siempre hacía que Jung Min se helara. Le tomaba horas calentarse después de una de esas visitas. Y él todavía no estaba muy contento de tener una venda alrededor de la maldita cabeza.

—Tengo que encontrar una manera de sellar su lugar de descanso para que los Ancianos no puedan encontrarlos. Soy consciente de que estos viajes te están cansando, pero ambos estamos conscientes de las consecuencias en caso de que sean liberados. Hasta ahora, sólo se necesitan dos vampiros para abrir el lugar de reposo de mis hermanos y hay tres Ancianos —Jaehyo dijo y luego le sonrió a Jung Min—. Conoces las matemáticas.

Jung Min sabía muy bien las consecuencias en caso de que Kwangmin y Youngmin fueran puestos en libertad. —¿Has tratado de extender la mano y sentir lo que son los Ancianos?

—Una y otra vez —suspiró profundamente Jaehyo—. Pero algo los bloquea. No puedo obtener una lectura sobre ellos, y eso me preocupa.

El Príncipe preocupado no era una cosa buena en opinión de Jung Min. Se puso de pie, caminando alrededor de su escritorio y colocó la mano sobre el hombro de Jaehyo. —Entonces vamos a ver a tus hermanos. Vamos a encontrar alguna forma de asegurar que los Ancianos no los encuentran.

Jaehyo asintió con gratitud en su mirada mientras vendaba los ojos de Jung Min y luego se difuminaron.

 

 

 

KiKwang tragó mientras veía alrededor del cuarto. No había sido su intención entrar en una de las salas de juego, pero había visto a Yohan y sintió el pánico inundarlo.

Lo último que KiKwang quería era que Yohan supiera que tenía una pareja. Esa fue exactamente la razón por la que KiKwang había alejado a Dong Woon. Pero, ¿su pareja se quedó al margen?

«No».

—Pensé ir al otro pasillo. El que va a la oficina del Príncipe — dijo KiKwang mientras caminaba a la puerta. Rezaba para que Yohan se hubiera ido.

¿Por qué infiernos el vampiro había regresado? ¿Para torturar a KiKwang? El hombre dijo que iba a estar cerca cuando KiKwang cayera. ¿Incluso sabía que estaba buscando a su pareja?

KiKwang estaba tan condenadamente confundido y asustado. Necesitaba conseguir que Dong Woon saliera y regresara a su casa. No debería haber venido aquí esta noche.

—No me siento muy bien. ¿Podemos hacer esto otra noche?

—¿Qué, el juego? —Dong Woon vio a KiKwang impactado y quería gruñir. Eso no era lo que quiso decir.

—No, me refiero a la cita.

 

Dong Woon no se veía muy feliz, pero asintió. —Si eso es lo que quieres.

No, eso no era lo que quería KiKwang. Quería que Yohan lo dejara con un infierno en paz. Quería que Dong Woon lo tomara y lo reclamara —preferiblemente no en este cuarto.

 

Dong Woon abrió la puerta, dando una última mirada hacia KiKwang antes de salir, cerrando la puerta detrás de él.

KiKwang suspiró mientras se difuminaba a su habitación en la mansión. Se desnudó, se duchó, y luego se metió en la cama, rezando para que Dong Woon no se enojara por el abrupto final de su maravillosa noche.

KiKwang estaba en su cama, cerrando los ojos mientras envolvía su mano alrededor de su pene. Con la otra mano, se tocó los labios, recordando los besos que fueron colocados allí. Dong Woon era un infierno de buen besador, haciendo que KiKwang se olvidara de respirar.

Comenzó con un ritmo lento y relajado, pensando en Dong Woon sosteniéndolo mientras bailaban, mientras movía su mano arriba y abajo de su pene. Estaba tan acostumbrado a los hombres que trataban de toquetearlo cuando bailaba que KiKwang se había sorprendido de que Dong Woon no hubiera intentado nada parecido. El hombre sinceramente quería bailar con él.

Empezó a imaginar los besos de Dong Woon viajando más abajo de su caliente carne, pequeños besos y su lengua lamiendo su cuerpo. La piel de KiKwang se estremeció y arqueó la espalda, gimiendo mientras el pulgar recorría la cabeza de su pene, tomando el claro líquido mientras las manos de Dong Woon se deslizaban por su cuerpo, tocando a KiKwang en cada íntimo lugar que poseía.

KiKwang se puso de rodillas, manteniendo la mano sobre su pene y tomando con su otra mano sus apretadas bolas. Se imaginó a Dong Woon detrás de él, lamiendo su agujero mientras KiKwang le rogaba a Dong Woon que lo jodiera.

Balanceándose hacia adelante y hacia atrás, pequeños gemidos salían de los labios de KiKwang mientras sus dedos trazaban su agujero y acariciaba su pene. —Dong Woon —gritó mientras deslizaba un dedo dentro de él.

Oh, Dios mío, ¿por qué no era el dedo de Dong Woon? KiKwang quería urgentemente que fueran los dedos de Dong Woon. Balanceó su cuerpo hacia atrás hasta que el dedo estaba totalmente dentro de él mientras comenzaba a jalar más duro su pene.

Deslizando otro dedo en su culo, KiKwang imaginó a Dong Woon sobre su cuerpo, plantando besos por su espalda y murmurándole dulces palabras. En la oscuridad de su dormitorio, KiKwang permitió que sus colmillos salieran, mordiéndose el labio inferior, cuando un tercer dedo se unió a los otros dos.

—Te quiero, Dong Woon —murmuró KiKwang mientras apretaba la cabeza de su pene con su mano antes de deslizarla por su eje jalándolo una vez más. No era suficiente. Nunca sería suficiente a menos que fuera su pareja el que hiciera esas cosas con el cuerpo de KiKwang. Él sólo estaba soñado, haciendo con su cuerpo lo que ansiaba que Dong Woon le hiciera.

KiKwang lanzó un grito de frustración mientras jodía sus dedos y jalaba su pene. Él necesitaba liberarse de la peor manera. Su cuerpo estaba en llamas por Dong Woon, y el hombre no estaba a la vista. Arqueando su espalda KiKwang gritó el nombre de Dong Woon a las sombras de la noche, derramando su semilla en su mano, y sintiendo el frío recorrerlo cuando lo más alto de su orgasmo se escapaba.

KiKwang quitó la mano y colapsó sobre la cama, sintiéndose tan solo como se había sentido cuando se metió en la cama. Usó una toalla que tenía en su mesita de noche para limpiar su mano antes de jalar los cobertores por encima de su cuerpo. KiKwang tomó una de sus almohadas y la acunó en sus brazos, dejando que su mente imaginara que se trataba de Dong Woon que lo sostenía.

Una noche, pronto, Dong Woon estaría en su cama. KiKwang se aferró a esa esperanza mientras cerraba los ojos.

 

 

 

—Quiero que tú y Jun revisen el sistema de alcantarillado de la ciudad.

 

Hong Bin se rascó el mentón mientras escuchaba a Jaehyo. Había oído al Príncipe decir que los rebeldes estaban empezando a formar una comunidad en el alcantarillado. Sin embargo Hong Bin no estaba muy seguro de que quería ir ahí a saludar.

Llamar a las puertas de los rebeldes no era la cosa más inteligente en el mundo que hacer. —¿Y si encontramos algunos?

—Entonces me informas lo que encuentres —dijo Jaehyo mientras se ponía de pie—. No trato de que se encarguen de ellos. Desde mi entender, ellos se están uniendo. Si uno ataca, estoy casi seguro que los refuerzos llegarán.

—Y yo que pensaba que te agradaba —dijo Hong Bin, poniéndose de pie.

—Eres mi segundo, Hong Bin. No confío en nadie para este trabajo, solo en ti Y Jun. Soy muy consciente de los encantos del lado oscuro para nuestra especie, pero confío en que ustedes dos se resisten a la tentación.

—Mmm, ¿realmente quieres que me resista a convertirme en un asesino sin sentido?

—Deja eso. —Jaehyo sonrió y luego se puso serio—. Sé cuidadoso, Hong Bin. No estoy seguro de cuán serio es el problema al que vas.

—Voy a tratar de evitar que mi culo sea desgarrado —dijo Hong Bin mientras salía de la oficina en busca de Jun. Como de costumbre, encontró a su mejor amigo en la pista de baile, volviendo loco a un humano.

Hong Bin golpeó el brazo de Jun con el dorso de la mano. — Tenemos que salir, hermano.

Jun fulminó con su mirada a Hong Bin por encima del hombro.

—Creo que me alejas de mis donantes.

—Difícilmente. —Hong Bin se rio mientras caminaba hacia la puerta—. Pero, Jaehyo nos dio una misión que hacer.

Jun se encontró con Hong Bin, una curiosa expresión en su rostro. —¿A dónde nos envía?

Hong Bin luchó contra la sonrisa en sus labios mientras señalaba la tapa de una alcantarilla a medio metro de ellos. — Allá abajo.

Jun vio la tapa de hierro y a Hong Bin.  —¿Estás  loco? ¿Él quiere que bajemos por la alcantarilla?

—Sí, y puedes ir primero —dijo Hong Bin mientras levantaba la tapa y la dejaba a un lado, sonriendo hacia Jun—. Las damas primero.

—Nunca en mi vida —respondió Jun mientras daba un paso hacia adelante, mirando hacia abajo a la alcantarilla.

—¿Cobarde? —reprendió Hong Bin antes de pararse y luego descender a las entrañas de la ciudad, aterrizando sobre sus pies. Dio un paso hacia adelante, dando lugar a Jun. Oyó a su mejor amigo caer dentro de la alcantarilla detrás de él un momento después.

Hong Bin vio a su alrededor, abriendo los sentidos a la plaga de vampiros del mundo. —Estamos aquí sólo para ver la cantidad de rebeldes, Jun.

—No te preocupes. Sé como ver y correr.

 

Hong Bin sonrió. Tan asustado como Jun se estaba comportando, sabía de hecho que Wen Jun Hui era un oponente letal. El hombre había luchado en las guerras de vampiros hace quinientos años, saliendo victorioso. No engañaba a Hong Bin.

El agua corría por las paredes de un pequeño tubo de drenaje en la mitad del pasillo, abriéndose camino a través de la red de alcantarillado con poca luz. El agua se veía totalmente negra y repugnante mientras Hong Bin la evitaba alrededor. El aire era frío, y se aferraba a sus manos y rostro. Hong Bin se acercó a la pared para mantener el equilibrio, pero rápidamente retiró la mano de la pared viscosa y llena de moho. Él iba a necesitar una ducha para limpiarse profundamente después de este viaje.

Se detuvo cuando vio ratas corriendo. —¿Por qué jodidos las ratas viven en las alcantarillas?

—¿Quién es el cobarde ahora? —Jun bromeó mientras pasaba a Hong Bin y empezaba a abrir el camino. El hecho de que Hong Bin fuera un vampiro no significaba que le gustaran las ratas. Los pequeños bichos solamente eran... Se estremeció y se apartó de ellos.

Sus pasos eran silenciosos, con movimientos rápidos mientras revisaban las ramas grandes de la red de túneles del alcantarillado subterráneo. Jun se detuvo.  Hong Bin  inclinó  la cabeza, escuchando. Podía oír movimiento delante de ellos. Los rebeldes no eran tan tranquilos como ellos esperaban que fueran. Pasos marcados sin ruidos. Ellos sólo salían a cazar, sin importarles ser sigilosos.

—¿Cuántos? —Hong Bin preguntó en voz baja sólo para que Jun escuchara.

Su amigo se giró a ver a Hong Bin, el ceño fruncido, una sombría expresión en su rostro mientras sacudía la cabeza. Joder, eso no era bueno. Iban a tener que acercarse con el fin de ver. Jun comenzó a moverse, Hong Bin lo siguió, entraron a otro túnel.

Hong Bin se congeló.

 

Extendió la mano y agarró el brazo de Jun cuando rebeldes detrás de ellos los atacaron. ¿Cómo infiernos esos dos se arrastraron silenciosamente? Oyó la maldición de Jun, mientras luchaba con el rebelde frente a él. Hong Bin podía ver a más dirigiéndose hacia ellos. No podía entender por qué los rebeldes se estaban ayudando mutuamente. Eran criaturas solitarias, preferían cazar solos. Y ahora ¿todos venían a ayudar? Algo no estaba nada bien en esto.

Hong Bin pateó al vampiro a su lado, tomó el brazo de Jun y se difuminó hacia la oficina de Jaehyo.

 

—Tenemos un problema.

 

 

 

Dong Woon se lamió los labios, nervioso al entrar al club. Había hecho una reservación para que KiKwang y él fueran a cenar. Él sabía que el hombre tenía alergia al sol, por lo que hizo la reserva para justo después del anochecer. KiKwang le había dicho a Dong Woon que no trabajaba esa noche, por lo que no debería haber ningún problema.

Al entrar al club, Dong Woon vio de inmediato a KiKwang sentado en el segundo piso, rodeado de algunos hombres. Estaba riéndose y pasando un buen momento. Dong Woon pensó que KiKwang era más guapo cuando se reía. Tenía hoyuelos a ambos lados de las mejillas que le daban esa encantadora apariencia juvenil.

Ver esa piel blanca  hizo que el pene de Dong Woon se endureciera mientras subía las escaleras hasta el balcón del segundo piso. Se quedó fascinado por un momento al oír la musical voz de KiKwang por encima de los demás, con un ligero acento.

Apoyado en el barandal, Dong Woon veía al hombre hablar. Se dio cuenta de que podía hacer eso durante horas. Estaba encantado con KiKwang. Cuando el hombre levantó los oscuros ojos y vio a Dong Woon, sintió como si una onda de electricidad lo recorriera. KiKwang sonrió mientras se apartaba de la mesa y se dirigía hacia Dong Woon.

—Buenas noches —dijo Dong Woon cuando KiKwang se detuvo frente a él.

—Hola. —KiKwang le sonrió.

 

—Reservé mesa para ir a cenar. Si mal no recuerdo, es tu noche libre y es de noche. —Dong Woon vio que la sonrisa se deslizaba y la chispa de sus ojos se perdía. ¿Había dicho algo malo?

 

—No puedo salir —dijo KiKwang viendo mas allá de Dong Woon.

 

—¿No puedes? —Dong Woon preguntó—. ¿Qué  quieres decir con que no puedes salir? —Había planeado todo perfectamente. KiKwang no tenía que trabajar, afuera estaba oscuro e incluso Dong Woon se había acordado de llevar un casco y una chaqueta extra para salir en motocicleta. ¿Cuál era el problema?

—No puedo salir —repitió KiKwang finalmente levantando la mirada hacia Dong Woon—. Por favor, entiende.

—No entiendo, KiKwang —dijo Dong Woon mientras trataba malditamente de evitar el dolor y la rabia en su tono—. Explícame por qué no puedes salir de aquí ahora mismo e ir conmigo a cenar.

KiKwang dio un paso atrás, retorciéndose las manos frente a él. —El Príncipe dice que no puedo dejar el club contigo.

Dong Woon sintió que apretaba los dientes tan fuerte que sus molares crujían mientras veía a KiKwang. De todas las excusas que el hombre podía darle, ¿utilizar al Príncipe? Estaba empezando a tener una idea más clara de esto. ¿Era KiKwang alérgico al sol, o era otra excusa para no salir con Dong Woon? Parecía que cada vez que trataba de llevar a KiKwang a algún lado había una excusa.

—Si no quieres ser visto conmigo, sé lo suficiente hombre para admitirlo. Eres un hombre hecho y derecho, KiKwang. Nadie te puede impedir salir. —Dong Woon se giró y bajó las escaleras dirigiéndose directamente a la puerta. No iba a rogarle una maldita cosa al hombre. Si KiKwang no quería ser visto con él, estaba bien.

Sin embargo, aún dolía como el infierno. Él era muy consciente de los tatuajes que manchaban sus brazos, de la dura apariencia que tenía. Pero Dong Woon no iba a cambiar lo que era por nadie. Ni siquiera por el apuesto pequeño hombre que se había introducido en su corazón.

KiKwang se quedó ahí en shock. ¿Creía Dong Woon que él no quería ser visto con él? Oh, Dios mío, ¿qué había hecho? KiKwang quería gritarle al mundo que Dong Woon era suyo. No se avergonzaba de ser visto con el hombre.

KiKwang rápidamente corrió por las escaleras, dejando a Hyun Seung, Dino, y Min Hyuk sentados ante la mesa viéndolo con extrañeza cuando se dirigió a la oficina de Jaehyo. Tenía que explicar las cosas a su pareja. KiKwang no podía dejar que el hombre pensara que él se avergonzaba de él.

Gracias a Dios, él sabía que era un hecho que Jaehyo no estaba en su oficina en este momento. KiKwang había visto al Príncipe con Junhyung en el pasillo de BDSM.

No estaba seguro de dónde buscar. KiKwang no tenía ni idea de dónde vivía Dong Woon. Pero él había oído a Junhyung hablar de un club llamado La cueva del Zorro, donde él y Tiny solían pasar el tiempo. KiKwang se preguntó brevemente por qué a Dong Woon le decían Tiny. El hombre era todo lo contrario. Empujó el increíble pensamiento de su mente mientras se concentraba en la oscura calle de afuera.

Si supiera en dónde estaba el club, podría difuminarse directo ahí, pero como no sabía, KiKwang tendría que preguntar por ahí. Se estremeció cuando apareció en la banqueta frente a The Manacle, rezando para que Jaehyo no se enterara porque había salido.

Ya era bastante malo estar desafiando al Príncipe. Jaehyo era un líder protector del Aquelarre. Pero la paciencia de Jaehyo con KiKwang no tenía fin. Desafiarlo era castigable. Y a pesar de que KiKwang era muy querido por el Príncipe, él no recibiría inmunidad.

Eso significaba que tenía que arrastrar su culo.

 

¿Por qué al menos no había tomado una pequeña muestra de Dong Woon? Encontrarlo hubiera sido mucho más fácil. Él podría haber utilizado la llamada de la sangre para seguir a Dong Woon. Ahora lo único que podía hacer era caminar y adivinar en dónde estaba su pareja.

Le preguntó a algunos extraños y finalmente encontró la dirección correcta. KiKwang se quedó fuera de un bar de aspecto menos que agradable. Había motocicletas alineadas en una fila al frente, y el lugar parecía amenazante y poco atractivo.

Pero KiKwang tenía que convencer a Dong Woon que la situación entre ellos no era lo que su pareja creía. KiKwang sabía que iba a tener que decirle a Dong Woon acerca de los vampiros y el Príncipe, si quería que el humano entendiera. Solo rezaba porque Dong Woon no se lavara las manos en lo concerniente a KiKwang.

Abriendo la puerta empujándola, KiKwang entró en un bar tenuemente iluminado. El olor de los cigarrillos y el alcohol golpeó fuerte su nariz, casi causándole náuseas. Agitando la mano frente a su nariz, KiKwang vio la barra y se acercó a ella, rezando para no seguir oliendo así una vez que se fuera. Se sentó en una de las sillas altas viendo la parte de atrás de la cabeza del barman y esperó a que lo vieran.

—¿Qué tenemos aquí? —un tatuado y robusto hombre preguntó mientras se sentaba al lado de KiKwang. El tipo podría estar construido como Dong Woon, pero el hombre necesitaba una buena ducha y un dentista. Tenía una descuidada barba, que parecía que mantenía migas de bocadillos en el interior de la misma.

—Estoy buscando a Dong Woon. ¿Lo ha visto?

—¿A quién? —preguntó el hombre mientras apoyaba su brazo en la barra.

«Oh,  sí...»  A Dong Woon no lo conocían aquí por ese    nombre.

KiKwang lo había olvidado. —Tiny.

 

El hombre se reía palmeando la barra y viendo alrededor del cuarto. —Él dice que está buscando a Tiny.

KiKwang vio que por lo menos cinco hombres caminaban hacia él. No estaba seguro de lo que estaba pasando, pero las cosas no se veían a favor de que pudiera averiguar en dónde podría estar Dong Woon. —¿Lo ha visto?

—¿Y por qué un hombre tan pequeño como tú busca a Tiny? —preguntó el hombre con curiosidad. KiKwang podría decir que el hombre estaba mordiéndolo. Suspiró. Al parecer, Dong Woon no estaba aquí. KiKwang sabía en su corazón que si Dong Woon estuviera en cualquier parte de este bar, ahora estaría aquí.

—Gracias por su tiempo —dijo KiKwang mientras se deslizaba de la alta silla.

—¿A dónde piensas que vas? —preguntó el hombre tomando el brazo de KiKwang—. Quiero saber por qué estás buscando a Tiny.

—Le sugiero que suelte mi brazo, señor. —Eso fue lo más amable que KiKwang logró ser. Él pudo haber pasado un momento difícil luchando contra los avances de Yohan en el cuarto de atrás, pero asumía que con un humano no tendría ningún problema. Pero KiKwang en verdad no quería ir por ese camino, pero si el humano no le dejaba otra opción...

—¿Has oído eso, hombre? —El hombre se echó a reír—. El pequeño me advierte que lo deje ir.

—Tiny no está aquí —ofreció otro hombre—. Y tu tipo no es bienvenido.

¿Su tipo? ¿Estos hombres sabrían que KiKwang era un vampiro? Curvó su labio superior sobre sus colmillos, haciendo todo lo posible para ocultarlos. —Ya me voy ahora.

El hombre le dio un jalón al brazo de KiKwang. —Tiny no es el tipo de hombre que tenga interés en pequeñas hadas como tú, niño. ¿Qué significaba eso?

 

—Yo diría que te olvides de que has conocido al hombre, que has asomado la cabeza aquí o incluso que tratas de implicar cosas. No te hagas una idea equivocada simplemente porque alguien te dice algo amable. —El hombre apretó el brazo de KiKwang más duro, dolorosamente—. ¿Lo entiendes?

KiKwang dejó escapar un suspiro haciendo todo lo posible para no herir a estos hombres. —Vamos. Suelta. Mi. Brazo

Los seis hombres se echaron a reír mientras que el que sostenía el brazo de KiKwang jalaba su brazo hacia su espalda dolorosamente.

Les había advertido.

 

KiKwang rápido como el rayo, golpeó con su otra mano la nariz del humano, rompiéndosela y sangre salía de su cara cuando liberó a KiKwang para tomar su nariz. —Tú, pequeño imbécil.

Deslizándose por debajo de los neandertales, KiKwang corrió rápidamente hacia la puerta. No había venido aquí para luchar, y no estaba seguro de que Dong Woon le agradeciera que lastimara a sus amigos. KiKwang salió corriendo rodeando el edificio para difuminarse, sólo para ser derribado al suelo.

Esta no estaba resultando ser su noche.

 

Consiguiendo ponerse de pie rápidamente a sus pies, KiKwang maldijo entre dientes cuando vio a dos vampiros rebeldes que estaban ahí frente a él. Sabía que estaba a punto de conseguir entregar su culo. Tal vez le hubiera ido mejor si hubiera desafiado a Jaehyo e ido a cenar con Dong Woon. Por lo menos, podría haber conseguido una jodida en lugar de estar jodido.

—Un bocadillo —dijo uno de los rebeldes riéndose mientras se abalanzaba sobre KiKwang. Se dio la vuelta para evitar que el hombre luchara contra él cuando lo patearon en el costado. KiKwang cayó duro. Eso iba a dejar un maldito moretón.

 

Poniéndose de pie, KiKwang saltó sobre uno de los rebeldes, mordiendo profundamente el cuello del vampiro, sintiendo el sabor de la condenada y contaminada sangre en su lengua cuando trataba de romperle el cuello a la maldita cosa.

Se movió lanzando a KiKwang que cayó al suelo sobre su espalda y sin aire. No tenía tiempo para pensar. Rodó y se puso de pie, justo cuando el rebelde intentó acuchillarlo. Oh mierda, el vampiro tenía un jodido cuchillo de plata.

KiKwang vio el mango de madera y tragó saliva justo antes de que el vampiro al que había mordido lo golpeara en la cara. La cabeza de KiKwang se fue hacia atrás por el golpe, pero se las arregló para mantenerse en pie. Saltó de nuevo, hundiendo sus dientes con profundidad mientras movía la cabeza de un lado a otro.

KiKwang no se sentía cómodo mordiendo carne, pero si le salvaba la vida, mordería a todos los malditos rebeldes por ahí.

El rebelde aulló cuando KiKwang le desgarró la garganta al bastardo. Sabía que no podía terminar con los dos vampiros. Pero ya había acabado con uno. KiKwang podría ser de constitución delgada aunque era musculoso, y ser pequeño para ser un vampiro, pero Jaehyo y Jun le habían enseñado bien cómo defenderse. Lástima que no le había dado una patada en el culo a Yohan ese día en The Manacle.

Haber sido atrapado con la guardia baja y amenazado no había ayudado. Yohan era mucho más fuerte de lo que parecía. Y KiKwang tampoco había estado luchando por su vida ese día. Ahora estaba luchando no sólo por su vida, sino para volver a ver a su pareja.

Si Dong Woon lo perdonaba.

 

Cuando algo duro lo golpeó en la parte de atrás de la cabeza, KiKwang sabía que tenía que salir rápido de ahí. Había tenido suerte con el imbécil al que había matado. Pero la suerte no iba a sonreírle dos veces. Y por mucho que no le gustaban los hombres del interior del bar, no podía arriesgarse a que uno de ellos llegara aquí y perdiera la vida.

Saltando del rebelde muerto, KiKwang rápidamente se difuminó hacia el club. Desafortunadamente, no había pensado en la oficina del Príncipe, así que apareció justo al lado de la barra; sangrando, con moretones y tambaleándose ligeramente.

—¡Mierda! —Jae Kyung gritó mientras corría alrededor de la barra, tomando a KiKwang en sus brazos y llevándolo por el pasillo a la oficina de Jaehyo. Sabía que se veía hecho un desastre. La sangre del rebelde cubría todo el frente de su camisa, su cuello y su cara. También sus nervios estaban matándolo.

—¿Qué ha pasado? —El Príncipe gruñó la pregunta hacia Jae Kyung que dejaba a KiKwang en el sofá de piel. Maldición, su cuerpo dolía como el infierno.

—No sé. Él acaba de aparecer en frente de la barra con ese aspecto.

Jaehyo se arrodilló delante de KiKwang, levantó la camisa de KiKwang y luego apretó la mandíbula. —¿Quién te hizo esto, KiKwang?

Él estaba muy jodido.

 

 continuara...


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