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44. Por el resto de la Eternidad. (05) por dayanstyle

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KiKwang estaba fuera de sí. Dong Woon no había regresado. Tenía que haberle sucedido algo a su pareja. ¿Se asustaría después de que salió y decidió no volver jamás? Las posibilidades eran infinitas, y KiKwang no tenía respuestas.

Salió corriendo de su dormitorio hacia la cocina en donde estaba el teléfono de casa. No había manera de que fuera a desobedecer a Jaehyo de nuevo. Pero podría pedirle al Príncipe que encontrara a Dong Woon por él. Claro, sólo para asegurarse de que el hombre estaba bien.

—Príncipe —dijo KiKwang mientras se mordía la uña de su pulgar—, mi pareja no ha regresado y sabes que tiene una enfermedad en su interior. ¿Puedes por favor averiguar dónde está?

Pudo oír un suspiro de Jaehyo del otro lado de la línea del teléfono. —¿Por qué piensas que hay algo mal, jovencito?

«Porque mi pareja no está aquí conmigo, duh».

 

Por supuesto que no dijo eso en voz alta. Aunque Jaehyo era un Príncipe amable, no estaba tan loco.

—Está enfermo, Príncipe. ¿Qué pasa si algo malo le ha pasado?

—Lo encontraré por ti, KiKwang. Pero no puedes entrar en pánico cada vez que no esté cerca.

Sí que podía. Era un comportamiento perfectamente lógico.

—Gracias —dijo mientras colgaba el teléfono. Si Dong Woon no quería verlo nunca más, KiKwang quería saberlo. Eso lo desgarraría pero al menos sabría la razón de por qué Dong Woon no estaba  aquí.

 

Era el no saber lo que lo estaba volviendo loco. Las cosas malas le pasaban a la gente buena. KiKwang lo sabía. Por eso no quería correr ningún riesgo.

 

Dong Woon se sentó en su sofá, agarró la pelota del hocico de Mango y la arrojó al otro lado de la habitación. No era un juego feliz, y Mango lo sabía. No corría tras la pelota con emoción. El pastor alemán sólo trotaba a través del cuarto, recuperaba el juguete, y luego trotaba de regreso, como si calmara a Dong Woon.

Él se había quedado ahí sentado pensando en Yohan y KiKwang. Pensaba acerca de lo malditamente cansado que estaba todo el tiempo y lo malditamente agradecido de que esa pequeña mierda no lo hubiera hecho sangrar. En los dos últimos meses, el sangrado había sido una gran preocupación para Dong Woon. A veces, era incontrolable y tenía que ir al hospital en busca de ayuda.

Lanzó la pelota de nuevo, sólo que esta vez se estrelló contra la pared tan fuerte que Mango ladró y corrió de vuelta a Dong Woon. Odiaba esta enfermedad, odiaba sentirse  tan jodidamente cansado e impotente. Y si un donante era encontrado para él, estaría aún más indefenso durante la recuperación. Entonces, ¿qué iba a hacer con KiKwang?

—No creo que la pared te haya hecho nada.

 

Dong Woon miró por encima del hombro, no tenía energía para saltar y luchar. Era el Príncipe, estaba de pie junto a las puertas dobles de cristal del patio. Echó un vistazo y vio que las puertas aún estaban cerradas, lo que significaba que el tipo hizo la cosa extraña de aparecerse.

—¿Hay alguna razón por la que estés aquí? —Dong Woon le preguntó mientras seguía sentado, mirando fijamente el lugar al que había lanzado la pelota. Gracias a Dios que solo era una pelota de tenis. No encontró grieta en la pared, pero la planta tomó uno por el equipo.

—Me temo que no me he presentado formalmente. Mi nombre es Ahn Jaehyo Leanthony Espelimbergo. KiKwang me rogó que te encontrara y me asegurara que estés sano y salvo —dijo el Príncipe mientras se apoyaba contra el mostrador de la cocina, uniendo sus manos—. Veo que estás ileso.

Dong Woon se rio, un sonido quebrado y seco. —Depende de tu definición de sano y salvo.

Jaehyo miró a Dong Woon, sus ojos negros muy serios. —Te estás refiriendo a tu enfermedad. —Era una afirmación, no una pregunta.

La voz de Dong Woon era baja, mientras se tragaba su ira. —Si. Jaehyo asintió. Dong Woon vio los negros ojos del hombre, sintiendo como si se estuviera cayendo hacia adelante, en línea recta hacia el Príncipe. Parpadeó un par de veces, comprendiendo.

—Puedes decirle a KiKwang que estoy bien. —Su tono era de irritación.

—¿Y por qué no entregas tú mismo ese mensaje? —El Príncipe preguntó. No parecía molesto por el fuerte tono de Dong Woon, pero Dong Woon casi podía sentir la advertencia en los pasos del hombre mientras él se movía un poco más cerca.

«Al infierno con eso. ¿Por qué ocultar la verdad?» Apestaba admitir su debilidad, pero Dong Woon sentía que KiKwang merecía algún tipo de explicación. El chico había sido más que agradable con Dong Woon.

—Me encontré con uno de los vampiros. Él me quitó el polvo en el estacionamiento. ¿Cómo puedo defender a KiKwang si ni siquiera pude patear el culo de un pequeño pobre imbécil?

Los ojos del Príncipe brillaban cuando dio un paso más cerca. —¿Y ese pequeño pobre imbécil tiene un nombre?

 

—Mira —dijo Dong Woon mientras permanecía de pie, sintiéndose un poco tambaleante—. No necesito que pelees mis batallas. Ya es bastante malo que lograran patearme el culo. ¿Qué pensarán los vecinos si sales a defenderme?

 

Los labios de Jaehyo se elevaron ligeramente, como si estuviera considerando una sonrisa. —De hombre a hombre, yo entiendo tu punto de vista, Dong Woon. Pero de vampiro a humano, hay algunas cosas que debes saber.

—¿Cómo qué?

 

Jaehyo sonrió esta vez. No fue una amplia sonrisa, pero sus labios ascendieron. —Un vampiro defiende a su pareja. ¿Sabes la deshonra que KiKwang sentiría si supiera que te alejas de él porque no puedes defenderlo? Los humanos no pueden derrotar a los vampiros —dijo Jaehyo mientras deslizaba sus delgados dedos en los bolsillos del pantalón—. Simplemente estoy constatando un hecho.

—Entonces, ¿estás diciendo que es el trabajo de KiKwang defenderme? —No importaba cuántas vueltas Dong Woon le daba a esa idea en su mente, sólo no era conveniente. ¿Dong Woon, el duro motociclista necesitaba a un pequeño vampiro para que luchara sus batallas? No, gracias.

—El orgullo viene antes de la caída —dijo el Príncipe y chasqueó la lengua—. ¿Crees que vale la pena que un hombre se mida por su fuerza física?

—Infiernos, sí —dijo Dong Woon, sin duda—. Esa es una gran parte de esto.

—Nunca voy a entender a los humanos. —Jaehyo se inclinó y le dio unas palmaditas en la cabeza a Mango. El pastor alemán gimió y luego se acercó a Dong Woon. Incluso el maldito perro sabía que alguien más poderoso que los dos juntos se encontraba en la sala.

Cuando el Príncipe se giró para ver a Dong Woon, sintió una sacudida de electricidad recorrerlo. —¿Qué acabas de hacerme?

—Nada —respondió el Príncipe—. Sin embargo pido disculpas. A veces mis poderes... —Jaehyo parecía como si estuviera buscando la palabra correcta. De alguna manera Dong Woon sabía que el hombre no tenía problemas para expresarse—. Fluctúan.

«Fluctúan, mi culo». El hombre lo estaba haciendo a propósito, tratando de probar su punto de que los vampiros eran más fuertes que los humanos. Jaehyo no necesitaba demostrar su punto. Yohan ya había sido un excelente profesor.

«Punto demostrado».

 

—Puedes decirle a KiKwang que no deseas ser su pareja. Dong Woon ahogó una carcajada. —Veo lo que estás haciendo.

—¿Y tú? —Jaehyo dijo mientras veía a Mango. ¿Por qué el vampiro seguía viendo a su perro?

—Está bien. —Dong Woon levantó las manos en el aire—. Pero déjame darle primero de comer a Mango. Esto puede tardar un tiempo.

Una vez que Dong Woon revisó que el nivel de agua y comida en las estaciones de alimentación de Mango fueran satisfactorias, cargó sus medicinas en su bolsa de viaje. Había una pequeña puerta junto a las puertas corredizas para que Dong Woon no tuviera que preocuparse de que Mango necesitara salir a la calle y el patio también estaba cercado.

—Vamos.

 

Jaehyo puso su mano sobre el hombro de Dong Woon, y Dong Woon en una milésima de segundo se encontraba en el dormitorio de KiKwang.

—Buena suerte, Dong Woon —dijo Jaehyo un poco demasiado feliz y desapareció.

—¿Estás bien? —KiKwang preguntó saltando de su cama y corriendo hacia Dong Woon, explorando con sus manos el cuerpo de Dong Woon.

Dong Woon se retorcía. Le hacía cosquillas. Abrió la boca para decirle a KiKwang que estaba bien cuando se desmayó y cayó.

 

 

 

—¿Has informado al equipo? —Jaehyo preguntó mientras se sentaba ante su mesa de trabajo, sus ojos fijos en Hong Bin. Después de escuchar la noticia de que la población de rebeldes había crecido de manera exponencial, Jaehyo había enviado el mejor equipo de aniquilación para tratar la amenaza a la ciudad.

Este era su maldito territorio, y planeaba mantenerlo de esa manera. Él estaba tratando de utilizar todas las opciones que tenía antes de usar la última opción que quería explorar.

Tanto como quería reunirse con sus hermanos, despertarlos debido a la población de rebeldes no era la respuesta. Sólo se sumaría al problema. Últimamente Jaehyo estaba empezando a pensar que sus hermanos se estaban convirtiendo en su única opción.

—Ellos lo tienen. Aunque fueron capaces de matar a un gran número, me dijeron que hay más de los que esperábamos.

Jaehyo suspiró ante el informe de Hong Bin. Estaba un poco sorprendido de no haber oído de JongIn o Changjo, los dos lobos Alfas de las manadas de los shifters al este de la mansión. Los rebeldes habían llegado con ellos de vez en cuando. Y si los números se habían triplicado en verdad, entonces él debería de haber oído algo de ellos dos.

—¿Qué necesitas? —dijo Jaehyo.

—Un milagro —dijo Hong Bin en voz baja.

Esa no era la respuesta que Jaehyo quería oír.

 

 

 

KiKwang se dejó caer de rodillas, rodando a Dong Woon mientras lo sacudía. —Dong Woon —gritó y luego vio a su alrededor. KiKwang no tenía idea lo que estaba buscando, pero la impotencia se apoderó de él y le hacía difícil pensar con claridad.

Su pareja se había desmayado delante de él. KiKwang sabía que los humanos a veces se desmayaban. Pero ver a su pareja caer al suelo… ese conocimiento no le servía de nada. Sacudió a Dong Woon de nuevo, rezando en voz alta para que el hombre abriera los ojos.

¿Qué sabía KiKwang acerca de salvar una vida?

 

Él se puso de pie, listo para correr en busca de ayuda cuando escuchó un gemido apenas audible. Se dio la vuelta para ver los párpados de Dong Woon parpadear y abrirse. Volviendo a arrodillarse, KiKwang suavemente tocó el rostro de Dong Woon.

 

—Estoy  bien  —dijo  Dong Woon,  otro  gemido  escapó  de sus labios.

—No estás bien —dijo KiKwang apartándose y dándole espacio al humano para respirar—. Te desmayaste. Eso no se puede considerar como estar bien.

Dong Woon seguía acostado ahí, sus ojos café claros viendo a KiKwang mientras lentamente se formaba una sonrisa. KiKwang no estaba seguro de por qué Dong Woon estaba sonriendo.

Nada en esta situación era gracioso. —Nada de esto es gracioso —dijo KiKwang en su mejor voz de reprimenda—. Te desmayaste. ¿Qué parte de eso es divertido?

—Me desperté con un ángel.

—No lo creo.

—Es una cuestión de opinión.

 

KiKwang no estaba seguro de qué decir. «¿Qué se dice cuando alguien piensa que eres un ángel?» Había un largo debate sobre si los vampiros tenían alma o no. Un debate en el que KiKwang no iba a discutir con Dong Woon en este momento. —Está bien, este ángel quiere saber por qué te desmayaste.

—No absorbí suficiente oxígeno y con mi ya baja cuenta de glóbulos rojos.

KiKwang repitió la frase en su cabeza, y luego abrió los ojos. — Te estás poniendo enfermo, ¿no es así?

—Mira —dijo Dong Woon, sin responder a la pregunta de KiKwang cuando se puso de costado y luego se sentó. KiKwang se alejó para que su pareja pudiera ponerse de pie. No le gustaba la enfermiza palidez de la piel de Dong Woon, pero KiKwang se estaba imaginando que el humano saldría rápidamente. Cuando Dong Woon no quería hablar de algo, no cedía.

Dong Woon se quitó su chaqueta de cuero y la arrojó en un extremo de la cama mientras se sentaba sobre el colchón. —Deja de preocuparte, KiKwang. —Dong Woon extendió la mano, y KiKwang al instante se acercó a él. Él debería de estarle gritando a Dong Woon por restarle importancia a las cosas. Sabía que su pareja estaba haciendo que la situación pareciera menos grave de lo que realmente era. Pero ver a Dong Woon con él, queriendo estar más cerca, hacía que KiKwang no pudiera hacer otra cosa que ir con el hombre.

«Mierda». Se sentía indefenso alrededor de su pareja. Eso significaba que sin importar qué tan enojado KiKwang estuviera con su pareja, todo lo que Dong Woon tenía que hacer era estirar su mano y KiKwang iría corriendo. «Doble mierda». Eso no iba a funcionar si KiKwang era el único que cuidaba a Dong Woon. El humano era demasiado terco para escuchar a alguien.

Incluso si lo que decía era lógico.

 

Dong Woon jaló a KiKwang a sus muslos, apoyando sus grandes manos en la espalda de KiKwang, manteniéndolo cerca. —Deja de preocuparte tanto por mí. Me siento bien.

KiKwang tenía dificultad para apartar la mirada de los expresivos ojos de Dong Woon. Podía ver la verdad en sus profundos ojos café, pero también sabía que si Dong Woon se creía eso, entonces el hombre no creería que estaba mintiendo.

KiKwang no estaba convencido.

 

La piel de todo el cuerpo de KiKwang se erizó en piel de gallina ante el hormigueante calor que le producía la mano de Dong Woon que bajaba lentamente a su trasero,  acunándolo. Maldición si iba a ceder. KiKwang se estremeció, como si una brisa fresca hubiera llegado a él. Dong Woon lo acercó más, la cabeza inclinada hacia KiKwang.

—¿Me quieres, KiKwang? —Su voz era un rico gruñido y sus ojos ardían hacia KiKwang.

—Sí —dijo en voz baja—. Lo hago.

 

La sonrisa de Dong Woon se amplió con placer mientras agarraba la bastilla de la camisa de KiKwang y la levantaba de su cuerpo, dejando al descubierto su delgado pecho. Era una sensación diferente que cuando Dong Woon lo había duchado y lo acostó a dormir ayer.

Esto parecía más íntimo, más atrevido. Lo desnudaba para el placer de Dong Woon, y KiKwang rezó para que el hombre no se detuviera.

—Eres tan pálido —dijo mientras sus dedos tocaban ligeramente la piel de KiKwang. Si Dong Woon no hubiera estado viendo a KiKwang con deseo, hubiera pensado que la declaración era un insulto. Pero los ojos de Dong Woon estaban llenos de pasión, como si un fuego se hubiera encendido detrás de los iris de color café claro.

KiKwang veía a Dong Woon, deseando con su mente que el hombre  terminara  de  desvestirlo.  No  estaba  hechizando  al humano. Eso no debía hacerse con tu propia pareja. Solo se quedó ahí enviando una oración.

Sus piernas temblaban, sintiendo como si hubiera estado de pie durante demasiado tiempo cuando Dong Woon se inclinó hacia adelante y su lengua lentamente salió de su boca y lamió uno de los pezones de KiKwang. El aire frío en la habitación rozó la humedad, haciendo que los discos café se tensaran. Sus piernas temblaban un poco más.

Dong Woon besó el pezón y luego movió la cabeza para probar el otro, el descuidado. KiKwang siseó cuando Dong Woon provocaba su carne con los dientes, rodando a su alrededor. Sus dedos se cerraron a los lados, su pene estaba creciendo cada vez más debajo de sus pantalones cuando Dong Woon chupaba su piel dentro de la boca.

Su pulso latía en su garganta cuando intentó tragar saliva. Pequeñas ondas de placer salían desde su ingle y recorrían el camino hasta su columna, envolviéndose alrededor de su pecho en donde Dong Woon estaba disfrutando con el pezón de KiKwang.

Cambió el peso a su pie derecho, esperando no ser el que se desmayara esta vez. Era una posibilidad real cuando se hundían suavemente en la espalda de KiKwang y se acercaban al rincón entre sus muslos.

KiKwang bajó la mirada al mismo tiempo que Dong Woon la levantó, su humano sonrió alrededor de su duro pezón. Algo profundo y primitivo se rompió en el interior de KiKwang ante la infantil sonrisa. Apartó su pecho de Dong Woon y se quitó los pantalones. Dong Woon se acostó en la cama, apoyándose en los codos mientras veía a KiKwang desnudarse.

Una profunda aprobación inundaba los profundos ojos de Dong Woon cuando KiKwang se acercó, arrastrándose en la  cama. Dong Woon no se movió. Sólo sus ojos seguían a KiKwang cuando él tomó la hebilla del cinto de Dong Woon, y luego empujó las dos tiras de piel a los lados.

 

La intensa mirada de Dong Woon estaba empezando a hacer mella en el valor de KiKwang. Él desvió la mirada, concentrándose en desabrochar el botón en los jeans de Dong Woon. Cuando lo hizo, KiKwang tomó el cierre entre sus dedos y lentamente lo bajó. Podía ver el gran bulto bajo los pantalones de Dong Woon. Pulsando, casi como si estuviera haciéndole señas para que KiKwang liberara la carne.

—No va a morder —dijo Dong Woon, bromeando con su profunda voz de barítono.

No, no lo haría. KiKwang era muy consciente de ese hecho. Metió la mano y pasó los nudillos por la hinchazón bajo los jeans. La erección se sacudió de nuevo. Levantó la vista para ver que Dong Woon le estaba viendo fijamente.

Encajando su dedo índice bajo el elástico de la ropa interior de Dong Woon, bajó la prenda hasta que sus dedos tocaron la mezclilla de los jeans de Dong Woon. Sus ojos miraban el parche de grueso vello que iba desde el ombligo de Dong Woon a su ingle donde se extendía una suave capa de vello y descansaba su glande que se encontraba derramando líquido claro, recorriendo la suave carne suave y entonces tocó el vello. Podía ver las venas sobresaliendo del eje, una gran gota se deslizó por la pretina de la ropa y desapareció.

KiKwang se lamió los labios mientras inhalaba. Podía oler el fuerte olor del líquido pre-seminal de su pareja, junto con el olor a tierra del hombre. «Mi hombre». Moviendo las rodillas hacia atrás, KiKwang se dio el espacio suficiente para inclinarse hacia adelante y probar el líquido claro con la punta de la lengua.

Los muslos de Dong Woon se tensaron y luego se relajó, pero KiKwang podía sentir qué tan rígido estaba realmente debajo de él. Su lengua tomó el líquido, arrastrándola a la pequeña hendidura como un oso toma la miel, lentamente suspiró.

Tuvo que salir del camino cuando sintió a Dong Woon empujar sus pantalones más abajo de sus muslos, dejando al descubierto las musculosas piernas y la fina capa de vello esparcida en   sus piernas. KiKwang pasó los dedos por el vello sintiendo un cosquilleo en su mano.

El pene de Dong Woon latía en la otra mano mientras KiKwang pasaba ligeramente su palma sobre el vello, apenas tocándolo antes de levantar la vista. Su pareja estaba apoyado sobre los codos, sus ojos café claros se oscurecieron a casi el color del cobre.

KiKwang se giró y se acomodó entre los muslos del hombre, bajando de nuevo la cabeza. Sólo que esta vez chupó la salada carne entre sus labios, masajeándola con su lengua mientras recorría la cabeza del pene y se abría camino por el eje. Podía sentir cada borde y hundimiento con su lengua.

Dong Woon gimió y cayó sobre su espalda, sus manos en el cabello de KiKwang, haciendo que su cuero cabelludo hormigueara mientras respiraba por su nariz. Placer extremo venía de Dong Woon como el ardiente calor del pavimento caliente, bailando desde el cuerpo de Dong Woon, era casi visible.

Animado, KiKwang tragó el eje de Dong Woon, tarareando mientras llevaba la carne más profundo en su boca.

—Sí, KiKwang —dijo Dong Woon mientras gemía. Sus muslos se extendieron todo lo que le permitían sus jeans que aun seguían alrededor de las rodillas de Dong Woon. KiKwang se dio un poco más de espacio cambiando el ángulo de su cuerpo hasta que los duros como el acero muslos de Dong Woon estaban contra sus bolas, presionando la piel. El eje se sentía duro como el acero, el vello solo aumentaba las sensaciones, agudas ondas de placer se dispararon de su pene.

—Puedo sentir tu pene contra mi pierna, bebé. Móntame. Móntame duro —Dong Woon dijo en una gruesa declaración mientras empujaba su muslo presionando más las bolas de KiKwang. KiKwang comenzó a moverse arriba y abajo por la pierna de Dong Woon mientras trabajaba la dura carne en su boca. Estaba siendo arrastrado a un torbellino, ahogándose en él mientras las manos de Dong Woon tomaban el cabello de KiKwang más duro.

 

KiKwang liberó el pene de Dong Woon, dejando que la erección se deslizara de sus húmedos labios mientras subía por el cuerpo de su pareja, tomando la negra camiseta y levantándola del duro y ancho pecho de Dong Woon. Pegó sus labios a uno de los pezones de perfecta forma, gimiendo mientras presionaba sus bolas contra el abdomen  de Dong Woon.

El cuerpo de KiKwang se estremeció un poco cuando sintió los mojados dedos de Dong Woon recorrer su agujero mientras sus uñas se clavaban en el pecho de Dong Woon, empujó su cuerpo hacia atrás, provocándolo, queriéndolo.

Gimió cuando las puntas de los dedos de Dong Woon presionaron el interior de su cuerpo. Después, deslizando su mano bajo la almohada, KiKwang tomó la botella de lubricante y la dejó sobre el pecho de Dong Woon, sin levantar la vista hacia su pareja.

Oyó que era destapada, y segundos después la presión estaba de vuelta en su entrada. Era más que un dedo, el aumento de la presión se lo decía. KiKwang se amamantaba del pecho de Dong Woon mientras cerraba los ojos, dejaba salir una jadeante respiración, cuando un estremecimiento recorrió su cuerpo.

—Levanta las caderas, KiKwang —dijo Dong Woon tocando la cadera de KiKwang con su mano libre.

KiKwang soltó el pezón de Dong Woon mientras movía sus caderas, elevándolas al sentir la punta roma del pene de Dong Woon sondear su estirado agujero.

—Ahora baja. Tómate tu tiempo, toma solo lo que puedas. KiKwang asintió mientras se deslizaba  sobre sus rodillas, tomando el pene de Dong Woon en su culo en pequeños y medidos movimientos. Dong Woon circuló sus dedos alrededor de la mandíbula de KiKwang, girando la cabeza de KiKwang hasta que vio los ojos cobrizos. Dong Woon observaba el rostro de KiKwang mientras su cuerpo lentamente bajaba. Sus ojos parpadearon, y sus labios se entreabrieron, su respiración un poco menos estable.

 

—Eres increíblemente hermoso, KiKwang —dijo Dong Woon mientras pasaba la yema de su pulgar sobre el labio inferior de KiKwang—. Tan malditamente magnífico.

KiKwang consiguió esbozar una vacilante sonrisa, cuando finalmente tomó todo el eje y se apoyó hacia atrás.

—Y tan jodida e increíblemente fuerte. —Los dedos de Dong Woon se curvaron alrededor de las caderas de KiKwang, animándole a moverse. KiKwang apoyó sus manos en los bíceps de Dong Woon y se jaló hacia delante. Cuando empezó a sentarse, la pelvis de Dong Woon se movió hacia delante, sus cuerpos chocaban y enviaban eróticas sensaciones que recorrían el cuerpo de KiKwang.

Todo lo que KiKwang pudo hacer fue agarrarse cuando Dong Woon comenzó a empujar su pene hacia el culo de KiKwang. Se lamió los labios, sus ojos centrados en el pulso en el cuello de Dong Woon. Se esforzó, los músculos como cables mientras Dong Woon le hacía el amor.

KiKwang se inclinó hacia delante y lamió un largo camino desde la clavícula de Dong Woon a su oído. —¿Puedo morderte? —le preguntó en torno a la concha de la oreja de su pareja.

—Si. —Dong Woon gruñó la palabra.

 

KiKwang sentía dolor en los dientes y la boca echa agua, pero el miedo se apoderó de él.

Su pareja estaba enfermo, débil. Él sabía que tenía que beber de Dong Woon con el fin de formar el lazo entre ellos. ¿Podría eso lastimar al humano?

Decidió en ese instante a tomar sólo lo suficiente para atarlos. Él siempre bebería carmesí para sostenerse. Mientras su pareja sufriera con su enfermedad, KiKwang no quería beber de él. Dong Woon necesitaba toda la sangre que tuviera y algo más.

Raspó la piel de Dong Woon con sus dientes, su pareja se estremeció y luego se calmó. KiKwang sabía que Dong Woon estaba esperando la mordida, rompiendo la piel KiKwang hundió sus dientes,  tomando  sólo  una  pequeña  cantidad  de  sangre  de Dong Woon, sintiendo que recorría su lengua. Podía saborear la enfermedad. La falta de sabor. Pero no obstante, KiKwang la tragó. Ayer no había estado tan mal. KiKwang sabía que su pareja estaba cada vez peor, ya fuera que Dong Woon estuviera dispuesto a admitir ese hecho o no.

Dong Woon se estremeció debajo de él, su cuerpo temblaba cuando comenzó a mover sus caderas con furia hacia adelante, jodiendo duro a KiKwang mientras gritaba, sus músculos tensos alrededor del cuerpo de KiKwang. KiKwang cerró rápidamente la herida que había infligido y luego se echó hacia atrás, tomando su pene y jalándolo dos veces antes de que él estuviera gritando y chorros de blanca semilla cayeron sobre el pecho de Dong Woon.

Dong Woon se calmó una vez más. KiKwang bajó la vista y el miedo recorrió su columna, su pareja se había desmayado de nuevo. Dong Woon yacía allí sonriéndole, su mirada saciada, cuando retiró el cabello sudado de los ojos de KiKwang.

—Mi pequeño vampiro.

 

KiKwang sonrió mientras presionaba su palma en la mejilla de Dong Woon. Ahora ellos estaban emparejados. Dong Woon debería de vivir tanto tiempo como lo hiciera KiKwang. Pero había una gran fisura corriendo por el plan de KiKwang.

Su compañero aún olía mal.

 

continuara...


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