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44. Por el resto de la Eternidad. (05) por dayanstyle

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Mango se quedó viendo a Jaehyo con  la cabeza inclinada, como si estudiara al Príncipe. Kikwang se estremeció. No estaba seguro de cómo Jaehyo tomaría a un perro en su Aquelarre, pero había crecido su gusto por el pastor alemán.

—¿Dices que los alertó de la presencia de un rebelde antes de que el vampiro atacara tu casa? —Jaehyo dijo mientras veía a Mango. Una sonrisa estaba tratando de formarse en los labios de Kikwang, pero la reprimió. El Príncipe de los vampiros y el perro parecían estar considerándose entre sí.

Kikwang no quería disminuir las probabilidades a favor de Mango.

—Sí, Jaehyo. Gruñó y luego retrocedió ladrando antes de que la criatura atacara —dijo Dong Woon mientras veía a las dos criaturas viéndose uno a otro.

—¿Cuáles son sus... necesidades? —preguntó Jaehyo.

—Puedo asegurarte que son atendidas. He estado cuidando de sus necesidades desde que lo traje a casa — respondió Dong Woon. Kikwang podría decir que Dong Woon era muy sobreprotector con el perro por el tono de su voz. Su mirada se suavizó cuando vio hacia abajo a Mango—. Es un buen perro, Jaehyo. —Sus palabras fueron pronunciadas con convicción.

—Muy bien —dijo Jaehyo mientras daba una ligera inclinación de cabeza—. Pero si desgarra algo o deja cualquier pequeño regalo tirado, te haré responsable, Dong Woon. —Jaehyo hizo un gesto con la mano al perro, su expresión aun reservada—. No estoy seguro si fue sólo una casualidad o si realmente puede detectar a los rebeldes.

 

Kikwang quería levantar el brazo en señal de triunfo, pero se controló y mordió la sonrisa. Sabía, al igual que Dong Woon, que su pareja no podía ir a casa otra vez, en algún momento pronto. Así que el que Jaehyo aprobara a Mango era importante.

Si Jaehyo hubiera dicho que Mango no podía quedarse, él sabía que Dong Woon hubiera tomado a Mango y se hubiera ido. No era un riesgo que Kikwang quisiera correr. Rezaba para que Jaehyo dijera que sí, o las cosas se pondrían difíciles. Kikwang no iba a permitir que su pareja se fuera sin él, y Kikwang sin duda seguiría al humano.

El problema habría sido el apestoso sol. Convertirse en crujiente freído no era su idea de un buen momento. Cuando Jaehyo salió de la habitación, Kikwang sonrió ampliamente hacia Dong Woon. —Te dije que diría que sí.

—Estás sudando a mares. Admítelo —contestó Dong Woon dando unos golpecitos con el dedo a la punta de la nariz de Kikwang—. Podía ver el brillo del sudor en tu frente.

—Los vampiros no sudamos —dijo Kikwang y luego sonrió—. Pero estaba un poco tenso. —Le dio una palmadita a Mango en la cabeza, sorprendido con lo rápido que se estaba acostumbrando al gran perro. La primera vez que vio al pastor alemán que venía hacia él en la casa de Dong Woon, pensó que se iba a orinar.

Gracias a Dios que no había ocurrido.

 

—Tengo que conseguirle algo de comida y tazones. Él también necesita sus juguetes —dijo Dong Woon mientras palmeaba a Mango. El perro meneó la cola viendo a Dong Woon como si fuera el queso en sus galletas.

—Eso tendrá que esperar hasta el atardecer. El amanecer está demasiado cerca. ¿Puede comer sobras?

Dong Woon pareció sorprendido. —¿Qué tipo de sobras encuentras en la casa de un vampiro?

—D.K y Taeho comen alimentos humanos, y también Hyun Seung. Puedo buscar en el refrigerador algo que le guste a Mango. —Kikwang vio al perro—. ¿Qué le gusta?

Dong Woon se rio. —Cualquier cosa.

 

Kikwang vio cómo las persianas de las ventanas lentamente comenzaban a bajar, lo que indicaba que el alba estaba llegando. El sonido del metal cayendo en su lugar era fuerte en su dormitorio. Dong Woon levantó la vista, viendo cómo el metal se deslizaba hasta que el exterior no podía ser visto.

—Ahora regreso —dijo Kikwang mientras palmeaba la cabeza de Mango y salió de la habitación en busca de Jaehyo. Tenía preguntas, sabía que sólo el Príncipe tenía las respuestas. Encontró al hombre en el pasillo, levantaba a su hijo sobre su hombro mientras palmeaba la espalda del vampiro bebé.

Hong Seok lloraba suavemente sobre el hombro del Príncipe mientras Jaehyo paseaba de un lado a otro del pasillo. La única vez que Kikwang veía a Jaehyo salir de la habitación con el bebé era cuando estaba tratando de no despertar a sus parejas.

—¿Hay algo que necesitas, jovencito? —Jaehyo preguntó acomodando al bebé en sus brazos y luego alimentando al bebé con su muñeca. Era normal alimentar a un bebé vampiro de esta manera. Después de todo, necesitaban su alimento. Kikwang sabía que entre más rápido bebía Hong Seok, más rápido iba a crecer. Los bebés vampiros se desarrollaban a un ritmo más rápido que los bebés humanos. Cuando Hong Seok tuviera seis meses, se vería como un niño humano de dos años de edad.

—Quería preguntarte algo acerca de Dong Woon.

—Adelante.

—Sabes que está enfermo, ¿verdad?

—Soy consciente de eso —dijo Jaehyo, sus ojos oscuros estudiando a Kikwang—. ¿Y quieres saber por qué todavía está enfermo, incluso después de emparejarse contigo?

 

Kikwang se estremecía cuando Jaehyo hacía eso. El vampiro era extremada y misteriosamente preciso en el punto. — Si.

Jaehyo acomodó al niño en sus brazos. Pequeños sonidos lactando se oían en el pasillo. —Él llegó a ti enfermo, Kikwang. El solo emparejarse no va a curarlo. Sólo la conversión lo haría. Un humano puede vivir tanto como su pareja cuando es reclamado, siempre y cuando esté sano. Dong Woon no lo está.

Odiaba cuando el Príncipe decía cosas como esa de manera casual. Sabía que Jaehyo no estaba tratando de ser insensible, pero vaya si el hombre no parecía precisamente eso. Kikwang sintió que su pecho se hacía pesado. Dong Woon se había negado a ser convertido, y él no estaba seguro de poder hacer que el hombre cambiara de opinión.

—¿Puedo ayudarte en algo?

—No.

 

Kikwang podía sentir su garganta contraerse mientras observaba a Hong Seok alimentarse. Sentía injusto todo esto, injusto por fin haber encontrado a su pareja solo para que ese vínculo estuviera en peligro debido a una enfermedad humana, una enfermedad sobre la que no tenía poder para hacer algo al respecto. Sentía una fuerte necesidad de ir a su habitación y forzar a Dong Woon a convertirse, pero sabía que su pareja estaría enojado por toda la eternidad.

Y una maldita eternidad era mucho tiempo para que alguien estuviera enojado con él.

—Habla con él, Kikwang. Explícale completamente lo que es ser una pareja y lo que implica ser un vampiro. Él puede cambiar de opinión.

—He hablado con él —dijo Kikwang—. Él no me va a escuchar. Dice que cada uno tiene su tiempo y él no va a engañar a la muerte. —Decir las palabras en voz alta puso furioso a Kikwang. Él amaba a Dong Woon. Quería al hombre terco para toda la eternidad, si solo tuviera la oportunidad de tener eso, si solo su pareja dijera sí a convertirse en un vampiro.

—Entonces, me temo que no hay nada que ninguno de nosotros pueda hacer —dijo Jaehyo, su voz más suave a medida que hablaba—. Por duro y cruel como oigas mis palabras, debes aceptar su decisión y disfrutar del tiempo que tengas con él.

El saber que Kikwang iba a perder a su grande motociclista era como una fría daga de acero encajada en su corazón. La agonía de la soledad que pronto sentiría ya estaba empezando a llenar su cuerpo.

Él iba a vivir por toda la eternidad, a menos que alguien lo matara, e iba a estar solo. Él quería odiar a Dong Woon por ser tan egoísta, por condenarlo a una vida de sólo existir, pero sabía que el hombre tenía derecho a elegir, incluso si no eligió a Kikwang.

Sintiéndose derrotado y roto, Kikwang se alejó del Príncipe y del bebé. No tenía ningún derecho para obligar al humano a hacer lo que él quería.

—Kikwang.

Giró para ver al Príncipe.

—Todavía tiene tiempo para elegir. Dale una razón para querer vivir.

Kikwang asintió y luego desapareció al doblar la esquina, mirando sus pies todo el camino hacia su dormitorio. Se había preocupado por ser la pareja perfecta cuando descubrió por primera vez que Dong Woon era su pareja. Se había inquietado por no ser lo suficientemente bueno para el hombre. Él se reía cínicamente consigo mismo mientras caminaba. Al parecer, se había preocupado por nada. Dong Woon no iba a estar el tiempo suficiente para que Kikwang averiguara qué clase de hombre atraía a Dong Woon.

 

Y el jodido pensamiento que ahora tenía Kikwang, era que al parecer no era el tipo de Dong Woon. No, si Dong Woon no estaba dispuesto a quedarse con él.

Kikwang dejó escapar un profundo suspiro al tiempo que abría la puerta de su habitación para ver a Dong Woon jugando con Mango. Con tanto que quería resentirse con su compañero, simplemente no estaba en él hacerlo. El único sentimiento que brotó al ver que el perro trataba de romper la camisa de las manos de Dong Woon, era el amor puro y sin restricciones.

 

 

 

One Junn caminaba por el perímetro de la mansión, sintiendo el sol golpear su espalda como una mano de metal caliente. El sudor corría por su espalda y se aferraba a su piel como un enorme traje húmedo no invitado.

La única razón por la que había tomado este trabajo se debía a que era muy bien pagado. Necesitaba el dinero, pero también un lugar para descansar después de vagar durante tanto tiempo. La única razón por la que no se había unido a una manada se debía a que One Junn odiaba la jerarquía de los Alfas, los Betas y así sucesivamente. Le gustaba hacer las cosas a su manera, en sus términos.

Se quitó la corbata, sintiendo el aire caliente rápidamente recorrer su piel. Era otoño, pero los días aun eran muy calientes. Se dirigió a la sombra mientras sus ojos recorrían la zona. One Junn no estaba seguro de cuánto tiempo mantendría este trabajo. Dar vueltas alrededor de la casa todo el día no era muy atractivo para él.

Pero el dinero lo era.

Jaehyo no le había dado un plazo de tiempo específico ni le hizo firmar un contrato, por lo que él sabía que era libre de irse en cualquier momento. No le importaba mucho la idea de ser  la niñera de vampiros, pero este trabajo era mejor pagado que cualquier otro que hubiera tenido.

Inclinó la cabeza hacia uno de los otros shifters que el vampiro había contratado. Él no confiaba en ellos. Los ojos del rubio mantenía a One Junn al borde. Había algo en esos calculadores pequeños ojos azules, que hacía que el vello de Logan se erizara. El hombre era un poco demasiado engreído y condescendiente cuando había dejado el club antes de despedirse.

El rubio había dejado muy claro a One Junn y al otro  shifter, ¿cuál era su nombre? No importaba. El rubio había dejado bien claro que no le gustaban los vampiros, pero no obstante quería la paga.

One Junn había sido empleado antes por gente que no le interesaba, pero al rubio no es que no le gustaran los vampiros, francamente los aborrecía. Así que ahora One Junn no sólo vigilaba los alrededores de los terrenos para detectar a los cazadores de vampiros y a los rebeldes, sino también vigilaba al rubio shifter.

Su trabajo consistía en proteger al Aquelarre de vampiros, y si dejaba que el shifter lleno de odio matara a vampiros, el jefe de los vampiros no le pagaría. One Junn no tenía ninguna duda de que el shifter quería hacer precisamente eso.

Se apartó el cabello de la cara, sintiendo que el sudor ya goteaba a sus ojos. Una ligera brisa flotaba entre los árboles, moviendo las hojas, pero eso nunca bajaba, no hacia él.

One Junn se puso rígido cuando olió humanos en el aire. Ojalá que realmente atacaran en su primer día de trabajo. Dios, eso esperaba. Eso rompería con la monotonía de simplemente caminar en un maldito círculo.

Rodeando una esquina, One Junn percibió un movimiento entre los árboles que se alineaban en la parte de atrás de la mansión. Yuppie, la diversión estaba a punto de comenzar.

 

 

 

—¿Qué pasa? —Dong Woon preguntó, cuando  Mango comenzó a ladrar. Era un ruido duro y afilado que decía que algo andaba mal. Era el mismo ladrido que Mango había usado cuando esa cosa apestosa había estrellado las puertas corredizas de vidrio de Dong Woon.

La puerta se abrió, y Dong Woon se levantó de inmediato colocándose entre la puerta y Kikwang. Su pequeño vampiro estaba dormido en la cama, incapaz de defenderse a sí mismo. Dong Woon se relajó cuando vio que era Jaehyo.

—¿Por qué está haciendo tanto ruido? —Jaehyo dijo mientras señalaba a Mango, que seguía ladrando. Cuando Jaehyo se movió más en la habitación, Mango salió corriendo directamente hacia el pasillo.

—Tiene que haber un intruso —dijo Dong Woon mientras corría detrás del pastor alemán. Podía sentir los pasos de Jaehyo siguiéndolo de cerca mientras subía las escaleras hasta la casa arriba de ellos. Había una pesada puerta de acero en la parte superior de las escaleras. Dong Woon la abrió de un empujón con el hombro, dejando que Mango guiara el camino, una vez que abrió la puerta.

—¿Un intruso? —Jaehyo dijo mientras subía al piso de arriba con Dong Woon—. Tenemos shifters custodiando el recinto. One Junn me habría avisado por radio si algo andaba mal.

Dong Woon se encogió de hombros mientras corría tras Mango hacia una de las ventanas del comedor, saltando y apoyando sus patas delanteras en el alféizar mientras seguía ladrando.

—No estoy seguro de qué jodidos es un shifter, pero Mango sintió a alguien. Es posible que desees sacar tu… —iba a decir pistola, pero luego se acordó quien estaba detrás de él— tus colmillos.

 

Con las cejas finamente arqueadas el Príncipe sonrió. —¿Mis colmillos?

Dong Woon se encogió de hombros mientras movía la pesada cortina a un lado y veía hacia fuera. Acarició la cabeza de Mango mientras revisaba el área. Pensamientos de Kikwang siéndole desgarradas las entrañas le llegaron a la mente cuando vio a un hombre arrastrándose entre los árboles a lo largo de la calzada, con una pistola en la mano.

Si el hombre no hubiera estado armado, Dong Woon habría abierto la puerta y dejado que Mango jugara a la pelota con las bolas del intruso. El tipo no podría ser un vampiro rebelde. Era de día, por lo que éste tenía que ser un humano.

Quizás.

Ya nunca estaría muy seguro de qué infiernos caminaba sobre la tierra.

—¿Qué es un shifter?

—Un hombre que puede transformarse en un animal.

 

Dong Woon no quería escuchar ese dato de la información. Él no debió de haber preguntado. —Bueno, hay un hombre acercándose a la casa.

Jaehyo inmediatamente llegó a su lado, siseando cuando vio al intruso cada vez más cerca. —¿Dónde infiernos están los shifters que contraté?

—Probablemente jugando a la pelota en el patio   trasero.

¿Qué es lo que quieres hacer acerca de este tipo? —Sabía que no tenía la fuerza para luchar con su enfermedad, pero dispararle al tipo le parecía una malditamente buena idea a Dong Woon.

—Déjalo que se acerque —dijo Jaehyo con ira—. Si es tan tonto como para entrar en mi mansión, se merece lo que le haré.

—¿Sediento de sangre? —Dong Woon preguntó mientras apartaba a Mango de la ventana y tranquilizaba al  perro pasando su mano por el hocico de Mango.

—Mi Aquelarre duerme un piso debajo de nosotros. Mis parejas y mi hijo están aquí. Voy a matar a cualquiera que los amenace.

Dong Woon sentía lo mismo acerca de Kikwang, pero había muerte pura en los oscuros ojos negros como la tinta. Dong Woon se estremeció ante la idea de volver a enojar a este tipo. Parecía que podía romper la garganta de una persona con una sola mano.

¿Y Dong Woon que se creía un tipo duro? Jaehyo le ganaba por mucho.

Dong Woon le murmuraba a Mango para que se tranquilizara cuando la perilla de la puerta delantera se movió. El tipo que irrumpía era audaz como el infierno al usar la puerta principal, y también no demasiado astuto. Sólo esperaba que no fuera uno de los shifter de los que Jaehyo hablaba y el hombre se transformara en un maldito oso pardo o algo tan grande como eso.

—Él es humano —dijo Jaehyo con el borde de su labio levantado.

—Es bueno saberlo. —¿Cómo demonios hizo el Príncipe para saber eso? Dong Woon se había sentido atraído por la noche, el lado oscuro de las cosas, toda su vida, pero ahora él era una parte de eso, y estaba empezando a cuestionarse la curiosidad a lo desconocido.

Cuando la puerta se abrió, Jaehyo estuvo al lado del hombre, rompiéndole la garganta antes de que Dong Woon pudiera siquiera parpadear. El vampiro se había movido tan rápida y silenciosamente que Dong Woon no había visto que se movió. Un minuto estaba de pie junto a Dong Woon, al siguiente había atravesado el cuarto y mataba al intruso.

«Maldición».

 

Mango ladró y Dong Woon apenas agarró el cuello del perro antes de que se uniera a la lucha. Los pastores alemanes son muy buenos perros guardianes, y protegen a su familia con fiereza, pero Dong Woon estaba muy seguro de que Jaehyo lo tenía bajo control.

El espectáculo hizo que su estómago se revolviera. Había demasiada maldita sangre. Cuando Jaehyo dejó caer el cuerpo, la sangre cubrió el frente del desconocido como si alguien hubiera lanzado un galón de pintura roja sobre él. Su garganta estaba rota, la sangre seguía saliendo del gran agujero que Jaehyo le había causado.

El Príncipe no se veía mucho mejor. La sangre cubría su boca, corría por el cuello y la camisa cuando tomó al hombre y lo arrojó fuera de la puerta. Dong Woon estaba parado ahí, congelado, sin saber lo que estaba viendo realmente. No tenía miedo, estaba asombrado, pero no se movía.

Jaehyo lo vio, sus ojos carmesí y sus colmillos largos y afilados como el infierno, casi llegaban a la barbilla. Dong Woon alejó la vista.

¿Qué tenía que decir? Se asomó por la ventana y vio a alguien recoger el cadáver y llevarlo a la parte de atrás de la mansión.

Ese debe haber sido uno de los shifter.

 

—¿Mi apariencia te asusta, Dong Woon?

—Sí —admitió. No había ninguna razón para mentir. De todos modos el vampiro probablemente sabría si mentía.

—¿Suficiente para que dejes a Kikwang?

—No —respondió sin vacilar. Dong Woon no creía que hubiera algo que lo asustara lo suficiente para dejar a su pequeño vampiro. Pero después de presenciar lo que el hombre delante de él acababa de hacer, Dong Woon acababa de tener una gran dosis de realidad.

 

¿Podría vivir en este mundo donde había vampiros, buenos y malos, y algunos que se cernían en la zona gris? ¿Podría enfrentar el hecho de que había gente justo fuera que podía cambiar a algún animal?

Su mano pasó por encima de la suave piel de Mango mientras se concentraba en el jardín del frente, negándose a mirar hacia atrás al vampiro con sangre. Ya era bastante malo el fuerte olor a cobre que se aferraba al aire alrededor de él, haciéndole sentir como si estuviera a punto de vomitar.

—¿Voy a ser como tú si me convierto? —Dong Woon no estaba seguro de por qué hizo la pregunta. Quizás en algún lugar muy dentro de él estaba considerando la posibilidad de engañar a la muerte y vivir por una eternidad, o tal vez sólo estaba confirmando por qué no quería en absoluto convertirse.

—No —respondió Jaehyo—. Aunque existe una posibilidad que tendrías que… —Jaehyo hizo una pausa, por lo que Dong Woon giró la cabeza.

¿Por qué giro la cabeza? «Maldición». La sangre todavía estaba allí, aferrándose al vampiro como un triste recordatorio de lo que acababa de suceder. —Considerar la fuerza física para mantener a salvo a Kikwang —finalizó.

¿Podría romper la garganta de una persona para mantener a Kikwang seguro? Dong Woon pensó en Yohan, y se preguntó si podía hacer algo por el estilo. La necesidad de proteger el vampiro que le había robado su corazón era grande, pero ¿podría arrancar la carne del cuerpo de un hombre?

Matar no era una pregunta que Dong Woon no se hubiera hecho una o dos veces cuando vio llegar al otro tipo. Era la idea de los colmillos lo que lo detenía.

—Hay algunas cosas en la vida que un hombre hace para mantener a la persona que ama seguro y feliz. ¿Eres lo suficientemente hombre, Dong Woon?

 

De alguna manera sabía que el Príncipe estaba hablando sobre la conversión de Dong Woon. Se dio la vuelta, viendo una vez más a través de la ventana, a la hierba de un verde intenso y los arbustos que el sol estaba bañando con calor. —¿Es seguro salir?

—Yo creo que sí.

 

Dong Woon tomó a Mango del cuello y pasó por un lado de Jaehyo, negándose a ver hacia el hombre mientras salía al aire limpio. Tomó una profunda bocanada de aire mientras veía alrededor. Jaehyo había golpeado una llaga dentro de Dong Woon, y el hombre lo sabía. No había estado pensando en otra cosa que en la posibilidad de ser convertido desde que había oído hablar a Kikwang y a Jaehyo de eso en la oficina del Príncipe.

¿Era lo suficientemente hombre? ¿Era incluso una pregunta el ser lo suficiente hombre? tomó el camino de la entrada, Mango a su lado, guardaba silencio, pero permanecía a su lado.

Dong Woon no había sido un santo en su vida y nunca pretendió ser uno. Pero él había tratado de vivir por algún tipo de código moral. Él sabía que Jaehyo sólo había defendido su hogar y su familia del intruso que entró por la puerta, pero la imagen de toda esa sangre seguía apareciendo frente a los ojos de Dong Woon.

No estaba seguro de por qué, pero al ver la sangre sólo le recordó a Dong Woon las muy pocas células rojas de sangre que llevaba en su interior. Sabía que quería más tiempo con Kikwang, más tiempo para explorar lo que podrían tener entre ellos, pero también sabía que no podía haber una muy buena posibilidad de encontrar un donante.

No sólo tenía un trastorno sanguíneo poco común, también tenía la jodida suerte de tener un tipo de sangre poco común.

Hablando acerca del destino que lo había jodido realmente.

Hurra, por él.

 

continuara...


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