Suni y su madre nunca lograron entenderse, menos cuando el joven aun resentia lo que paso en su niñez y parte de su juventud; así que mirarse en silencio, esperando a cualquier cosa que los sacará de esa situación era en lo que se convirtió su primer encuentro.
—Si, han salido de compras— decidió el Omega interrumpir el silencio, mirando el piso, al igual que Shin—. Regresan pronto.
—Ya veo— murmuró Shin, dando paso otra vez al pesado silencio.
Con el suave sonido de la cerradura de la puerta, y varios pares de pasos, aparecieron en el recibidor Hye, con Mae de su mano, y a su lado Teuk, cargando algunas cosas.
En cuanto la puerta cerró, y los recién llegados fueron a la sala curiosos, al incomodarse con el aroma de un Alfa y Omega cargado de tensión.
Los que estaban aun evitando mirarse, respiraron aliviados al ya no tener que estar solos.
Las sonrisas de Suni y Shin se esfumaron por ver a Hye, para tonarse en un ceño fruncido , al ver a un Beta entrar, y que observaba al Omega mayor con absoluta ternura.
Teuk siente las miradas clavarsele sin piedad, y se plantea salir lentamente.
Aun con sus cejas juntas y aroma hostil, Shin se para para saludar a Hye.
— ¿El es Mae?— Suaviza su expresión la mujer, dando rápidos vistazos a Teuk.
—Asi es— afirma contento Hye— Ella es tu abuela, saludala— Empuja suavemente Hye al niño que analizaba curioso a la Alfa.
El chiquillo de siete años ladea su cabeza; con paso firme y su brazito estirado ofreciendo su mano, anuncia con una sonrisa:
— Soy Byung Mae— el niño estrecho la mano de una sorprendida Shin tan fuerte como pudo—. Mamá,— Volteo Mae para ver a Suni y soltando la mano de la mujer — Tengo hambre.
—Vamos a la cocina por algo entonces— indicó Suni, con un movimiento de cabeza.
Hye ve la expresión de Shin al examinar a Teuk; sin intenciones de ocultar nada, respira hondo, y se aclara la garganta para tener la atención de la Alfa;
— Deberíamos sentarnos— pidió amable el Omega—. Tengo algo que decirte Shin.
— ¿Qué es lo que quieres hablar Hye?— inquiere curiosa Shin.
— Antes, el es Kim Teuk, ella es Park Shin— introduce el Omega, procediendo a pensar como comenzar—.Pues...— suspira con la mirada en sus manos, y un nervioso Teuk a lado—. Estamos juntos...saliendo el y yo.
Las facciones de la Alfa se endurecen, enterrando sus penetrantes ojos azules en el Beta.
— ¿Con un Beta?
— Por favor, no lo trates así— suplico Hye, manteniendo una incomoda calma— En todo caso, yo soy el que tiene que culparse de algo.
—¿Culpa?— preguntan los otros dos hombres al unísono.
—Si...después de todo, estoy con alguien casi diez años menor— susurra cerrando los ojos apenado.
— Para mí no es importante— le consuela Teuk, ganando una mirada agradecida del Omega.
Shin ve su cercanía triste; tragandose su orgullo, y controlando su temperamento, que quiere salir en mordaces palabras, mira a la pareja.
—Espero...que cuides a Hye— su voz, era contenida; un nudo de furia y congoja se formó en su garganta—. Suerte...Hye.
La Alfa se trago su orgullo, por más que sintiera asfixiante el pronunciar esas palabras; Hye asiente, agradeciendo su sacrificio.
—Abuela— saluda Mae, entregándole un plato de galletas a la Alfa— Hay que atender a los invitados; ¿Verdad abuelo?— Gira su cuerpo el niño, meneandose contento ante la felicitación de su abuelo.
El niño veía impresionado, lo alta que Shin se veía incluso sentada. Mae observaba impaciente como Shin mordía algunas galletas, y sonreía para indicarle al infante lo bien que las galletas estaban.
— No se si...si quieres algo de tomar— En los labios de Suni, se quedó la palabra "Mamá" sin ser pronunciada.
Aun no estaba listo para olvidar; las marcas de sus heridas estaban ahí, pero, al ver la aceptación incondicional de Mae, y la expresión de calidez en Shin, quizá...
Quizá era posible volver a comenzar.
Ante la vista discreta de los presentes, la dura expresión de Shin, desparecio; en el elegante rostro de la mujer, estaba la expresión de alguien conmovido, de alguien feliz,
De calidez auténtica;
Una sonrisa tímida y sincera era lo que apareció.