El color dorado de las luces, que atraviesan los candelabros de cristal en el techo complementan el ambiente animado, y en cierto punto recatado de la noche de gala. Varios de los patinadores conversaban, bebían, o saludaban a personas que tenían tiempo sin ver.
—¡Yuuri! — Reclamó Victor, con aquel tono peculiar con el que entona el nombre de su Omega, quitándole una segunda copa de su mano a medio llenar—. Está bien que te relajes, pero no creo que debamos revivir nuestro encuentro.
—Pero Victor, solo es un poco. — Yuuri tomo gusto por el champagne después de las cenas de gala cuando fue patinador—. Además, este es suave; no es que tenga problemas con el alcohol...solo tomo un poco en estos eventos.
—El problema no es cuantas tomas— Sonrió el Alfa, sacando su celular y mostrándole aquellas fotos, de un japonés con poca ropa—, sino lo mucho que te diviertes después.
—Oh— Una tersa voz, grave llama su atención—. Yo tengo un video en muy buena calidad de esa cena.
—¡Chris! — Saluda Victor, abrazando a su amigo—. Pensé que te habías retirado.
—Vaya forma de recibirme Victor— Ríe el Alfa de cabellos rubios—. Vine asesorando a un junior, y un poco para recordar viejas glorias— Sostiene su barbilla en su mano pasando algunas fotos de aquella infame noche donde Yuuri y el bailaron en un tubo.
—¿Puedes pasarme el video que mencionaste? — Se acerca Victor notando varias tomas que llamaron su atención.
—Yo también recuerdo eso— agrega Yuri, a un costado del suizo—. ¿Tienes cuando le gane al katsudon en ese concurso de baile?
—¡Victor! ¡O-oigan! ¡Borren eso!
Por otra parte, Jean y Otabek llegaron tan discretamente como les fue posible, pero no sin ser detectados inmediatamente por los padres del canadiense, su ahora Omega. El kazajo esperaba que, al ser Betas, no pudieran darse cuenta de nada.
—No veo a mis padres— comenta el moreno, recorriendo la multitud en aquel elegante lugar con la mirada.
—Mi entrenador parece estar al fondo— Otabek esperaba que los entrenadores, y sobretodo padres del medallista de oro no aparecieran en un rato.
—Beka, tengo que decirte algo— Jala de su manga con pequeños tirones Jean, queriendo la atención del Alfa, quien gruño algo exasperado, dado que estaba alerta ante la aparición del padre de Jean.
Otabek volteo hacia Jean, escuchándole atentamente, y pensando que de cualquier manera tendría que enfrentar aquello.
—En unos años, talvez cuando puedas ganar el oro; anunciare en una conferencia de prensa todo.
—Jean, piensa un poco lo que haces, si dices eso significa...
—Que me retirare, supongo— Interrumpe; perfectamente consciente de lo que le paso al único Omega antes que él, que llego al podio en la final—. Pero es mi decisión.
—Yuri tiene razón en algo— Suspira el Alfa, tomando unos bocadillos de una mesa cercana—, tienes una gran boca.
—Supongo, me gusta conversar mucho— responde, sin comprender del todo que aquello era un insulto del Alfa ruso.
Jean se removía un poco, recargando su peso en una pierna, y en la otra; su cuerpo se sentía diferente, la marca cubierta por el cuello de su camisa le era imposible de ignorar. También se sentía cansado, un tanto adolorido, y a pesar de ser un atleta de alto rendimiento, como lo adaptable que es el cuerpo de un Omega, la posición inusual; el hacer algo a lo que no está acostumbrado se hicieron presentes en sus músculos; no pudo evitar hacer una mueca cuando camino un poco hacia la mesa donde estaba la comida.
Otabek se sintió un poco culpable, sabiendo que se dejó llevar un poco, perdiendo el control de lo que hacía en cierto punto de la noche anterior; claro que no podía ocultar el Alfa, aquellas diferencias de satisfacción en su rostro, o lo contento que estaba.
El extraño comportamiento del kazajo, hizo juntar las cejas de Mila extrañada que estaba con el equipo ruso; el Alfa tenía una amistosa relación; esto tampoco pasó desapercibido por los alterados padres de Jean que llegaron agitados a la fiesta, buscando a su hijo.
—Jean-Jacques Leroy— Su madre se veía molesta, algo que asusto a los jóvenes, en especial al Omega, dado que la Beta no era alguien que perdiera la calma—. ¿Dónde estabas? ¿Acaso no llevas siempre el celular contigo?
—Si mamá— Se cohibió el joven, algo casi imposible en el infame JJ—, solo que...olvide cargarlo.
Su padre clavo una mirada sombría, inclemente en el kazajo, que comenzaba a resignarse a tener una larga platica con los padres de, ahora, su pareja. La madre de Jean se llevó a su hijo a hablar a solas, mientras Otabek era sometido a un extenso, y bastante estresante interrogatorio por Alain.
La Beta en cambio, dio una extensa platica de relaciones responsables y consejos de salud; Jean, impulsivo y demasiado honesto como era, termino delatando el hecho de que el Alfa lo marco; a Otabek le hubiera gustado que esperaran un poco.
Los padres del Omega bastante furiosos, terminaron haciendo al kazajo llamar a su casa, sin importar la hora, y agendar una reunión de ambas familias; Yuri Plisetsky estaba aguantándose la risa en una esquina, entendiendo un poco la situación.
—¡Nos vemos pronto Beka! — Abrazo Jean a su Alfa, al final de fiesta, provocando que el castaño mirara aterrado a Alain; pero conociendo lo afectuoso, e impulsivo que era Jean, solo le quedo esperar a que nada malo pasara.
Pero cada dificultad valía la pena.