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ICING [ JJBek] [Omegaverse] por soreto

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El pisar el hielo por primera vez, estar ante la mirada expectante y crítica de cientos de ojos mostrándole la magnitud de estar expuesto, de los estándares, aun siendo un niño que no lo comprendía; ser conscientes de los Alfas que le juzgaban, que podrían juzgarlo sin atisbo de amabilidad, se sintió expuesto, devorado por la presión; un Jean de apenas nueve años tembló en los brazos de su madre apenas dejo la pista, y sonrió hermosamente a las cámaras después, como si nada hubiera pasado;

 

Así aprendió que mantener la cabeza en alto era la forma de que esos ojos no le mirarán con lástima.

 

La escarcha se amontonaba en sus recuerdos, tanto como de su primera medalla en pleno invierno; el día que patinó por primera vez de la mano de sus padres, y la fría tarde que sus ojos cruzaron los imponentes de Otabek, grises, decididos, enfocándose en él.

 

Y es por eso que le gustaba tanto la escarcha, esperando a veces al ver a las ramas pesadas por ella, ver a aquel Alfa, tal como Otabek anhelaba: querer saber de él; entender al otro. La escarcha le recordaba su hogar también, los largos y magníficos inviernos de Canadá, verla le recordaba su familia.

 

Ninguno de los dos tenía idea de lo profundo que calo la presencia del otro en sus vidas.

 

A Otabek también le gustaban los días fríos, la escarcha azulada por la luz del sol, recordándole los dulces ojos azules de un ruidoso chico, el cual, en ese momento, desapareció del punto en el público donde el Alfa lo vio;  Otabek bajo la mirada, sonriendo un poco a los ánimos de Yuri.

 

Escucho el eco de los altavoces, y las voces corteses de quienes lo presentaban, iniciar aquellas frases bien ensayadas, Otabek cerró los ojos para concentrarse, y quizá volver a buscar a Jean al otro lado de la pista.

 

 

 

________________

 

 

 

Jean se alejó de sus padres, deseando estar más cerca de la pista para observar a los competidores restantes de aquel día. El moreno caminaba saludando a algunos de sus fans, como dejando que algún fotógrafo de prensa le tomara fotos, JJ nunca defraudaba a su público.

 

Llegando cerca del límite de la pista, diviso a la pareja Katsuki-Nikiforov, acelero su paso para saludarles, y desearle suerte a Yuri. Victor veía la pista con gesto reflexivo, mientras el japonés peinaba algunos cabellos rebeldes del revoltoso rubio, que estaba rojo por lo avergonzado que estaba de las atenciones del mayor.

 

—¡Ya déjame katsudon! — se alejó refunfuñando, y llendo a sentarse para observar la rutina de su amigo que estaba por iniciar.

 

El canadiense sonrió ante la escena, acercándose a donde el Alfa de cabellos claros estaba parado, sin fijarse en la pista por ver a Yuri ser seguido del Omega de cabellos oscuros para ayudarle con otros detalles en su vestuario.

 

—¡Jean! — saluda alegre Victor, dejando sus cavilaciones.

 

—He visto las últimas competencias de Yuri; definitivamente los veré en el Grand Prix Final, ¿verdad? — aseguro el moreno, haciendo sonreír a Victor.

 

—Es pronto para eso, aunque Yurio hace un poco más de caso con los consejos— Bromeó Victor cruzandose de brazos—. Por cierto, no sabía que conocías a Otabek.

 

Parpadea un par de veces confundido por el cambio de tema tan abrupto—. Lo conozco, de hace unos años... ¿Por qué?

 

—hmm— sujeta su barbilla el Alfa entre sus manos enguantadas, ampliando su sonrisa, como si comprendiera algo— Nada en especial, solo que es amigo de Yurio— Victor vuelve su atención a la pista, esta vez sobre Otabek que está esperando a que inicie la música que selecciono—, y está compitiendo justo ahora.

 

Jean, que hasta el momento no había visto a Otabek, gira abriendo sus ojos un poco sorprendido, con la expresión altiva y carismática que siempre porta desapareciendo, dejando más que algo peculiar entre incredulidad, y alegría.

 

Con eso Victor confirmo cual era el problema del kazajo, que al parecer también era compartido por el Beta a su lado. Otabek al girarse para colocarse en posición, vio al canadiense, con una expresión que nunca le vio antes.

 

El Alfa se sentía anhelante con esos ojos cristalinos en su persona; con la seguridad en acentuándose en sus próximos movimientos, Otabek sonrió con suficiencia, pero gentilmente a Jean, quien se ruborizo de manera imperceptible, correspondiendo aquella expresión con su usual sonrisa confiada.

 

Victor, a pesar de lo que se podría creer, era bastante observador; analizando lo que les dijo Yuri hace unos minutos, observo de reojo al canadiense, que estaba absorto en la sinfonía que se combinaba con los movimientos de Otabek.

 

¿Qué era aquello diferente, extraño, en Jean?

 

Desde que lo conoció, y por la amistosa relación que tenía con ellos, sentía algo fuera de lugar; Yuuri actuaba diferente con el canadiense también, diferente a como lo hacía con otros patinadores, aumentando la posibilidad de cierta suposición. Victor esperaba equivocarse, recordar lo que paso con la persona más importante para él, siempre le pesaba.

 

—JJ— nombro amable, casi cariñoso, usando el apodo del chico, algo que rara vez usaba— ¿Sabes porque se retiró Yuuri? — El Alfa no estaba seguro de que obtendría al decirle un poco de eso, o si sería tomado como una indirecta.

 

Con su atención aun en las expresiones de Otabek; su mente salió de sus emociones, sintiendo un vacío en el estómago al escuchar aquella pregunta, solo atino a asentir con la cabeza, secándosele la boca. El Omega sabia poco, y pensar en eso le asustaba.

 

—Revelo en una rueda de prensa...que era un Omega— susurro el menor, sintiéndose inseguro, expuesto por pensar en las tantas posibilidades que una decisión, en apariencia simple, podía tener.

 

Victor mesuraba la reacción de Jean, confirmando las suposiciones que tenía, y estaba seguro era algo en lo que Yuuri tenía certeza.

 

—Esa es la principal razón— dijo el ruso—, una de varias, y la punta del iceberg. Fueron demasiadas cosas, demasiadas limitaciones externas, de un sistema que ni si quiera yo vi, hasta ese momento.

 

—¿Por qué...—El Omega interrumpió su pregunta, incapaz de mantener su mirada en el suelo, pero tampoco con el valor de ver a Victor— ¿Por qué lo hizo?

 

Su rostro se dirigió hacia donde estaba Otabek, finalizando su presentación, y recibiendo la ovación del público. Su cuerpo se quedó paralizado, ante la expresión vulnerable, frágil de Jean en ese momento; aquel lado instintivo, protector de su naturaleza le hizo querer acercarse y alejar al otro de lo que fuera que lo afectaba, aun si era el mismo Victor Nikiforov. Pero no pudo, su entrenador lo jalo para recibir los resultados en cuanto el kazajo salió de la pista.

 

—Tantas opiniones de lo que tenía o no que hacer, muchas cosas— respondió vagamente el mayor, no queriendo ahondar en algo que era doloroso y personal para su pareja— ¿Qué harías si ganaras el oro? — Los ojos azules, en ese momento con emociones indefinidas miraron al canadiense.

 

Jean siente su piel helada, sus manos entumidas, sus ojos permanecen en las líneas que cruzan el lustroso hielo. Sabe que está dejando ver un lado oculto de él, aquella parte débil; intentando no dejarse dominar por sus dudas, coloca una mano en el hombro de Victor de manera amigable.

 

— ¡Ya pensare en eso! — exclama, con su voz algo contenida— Les daré la oportunidad de saber— Guiñe el ojo, alejándose con una enorme sonrisa.

 

Ya lo pensaría... ¿Tendría el valor de decir la verdad?

 

Camino sin rumbo fijo, lejos de la pista; algo aturdido por el peso de lo que una sola decisión podía tener. No entendía del todo, porque quería ver al kazajo con tal intensidad, porque sentía que se sentiría seguro y confortado con su presencia.

 

—Jean— Una voz profunda a sus espaldas, suave, retumba en su mente, haciéndole voltear para encontrarse con los ojos oscuros de Otabek Altin.

 

—¡Otabek! — Alegre, enmascarando su caos emocional saludo Jean—¡Tanto tiempo!

 

El kazajo no responde inmediatamente, en parte porque no está seguro que decir, ni cómo explicar que estaba buscándolo.

 

—Estas encabezando el marcador— comenta, intentando no incomodar al otro. Su olfato busco leer las emociones del moreno, sin éxito, sabía que con un Beta no tenía caso, pero seguía intentándolo.

 

—Tu estas en cuarto, si sigues así no tendrás problemas— opino, colocando sus manos en su cadera, buscando firmeza en su pose—. Se de lo que hablo, así que no tienes que dudar. — El teléfono del Omega vibra en su bolsillo, sacándolo inmediatamente— Son mensajes de mi club de fans, parece que visitaron un orfanato...— Lee el mensaje, compartiéndolo al instante.

 

—¿Orfanato? — pregunta el castaño.

 

—Bueno...hago algunas donaciones— sonríe sutilmente— ¡Ya se! — Jean pasa su brazo por los hombros de Otabek, colocando la cámara frontal de su celular— Les enviare una foto contigo— Sin dar tiempo a reaccionar, toma la foto, con un Otabek de expresión extraña.

 

—¡Oh! — admira el canadiense— Gracias por hacer caras divertidas, a los niños les gustara.

 

Otabek quería molestarse, y reclamarle que borrara la foto, pero la dulce sonrisa del mayor se lo impidió, así que dejo que la foto fuera publicada.

 

—Creo que tienes algunos admiradores—Sonrió el canadiense de forma amplia al ver las notificaciones, aun con el brazo en los hombros del Alfa lo acerco.

 

Y Otabek se preguntaría, si todos los Betas tenían un toque dulce, casi imposible de detectar en una esencia que  no debería tener particularidades;

 

Que ese aroma floral, tan sutil como una cautivadora ilusión no tendría que existir.

Notas finales:

gracias por leer :)


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