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ICING [ JJBek] [Omegaverse] por soreto

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Jean estaba pensativo, distraído, y  callado, fuera de lo habitual, se sentía ligero, con la mente muy aparte de su cuerpo, como su entorno; hasta algo olvidadizo, su madre estaba un poco preocupada; su padre, que vio aquel gesto entre su hijo y Otabek Altin, estaba disgustado, pero Nathalie no creía que fuera algo de lo que reclamarle, Alain solo se quedó callado, bastante molesto.


Claro que después de aquel gesto del kazajo, el Omega se sintió inquieto, jamás habiendo estado cerca de un Alfa de esa manera, ni tenido interacción cercana, más que con algunos patinadores, con los cuales llevaba una mera relación profesional; era sobrecogedor, como esa naturaleza que nunca tomo en cuenta se hacía presente, queriendo, deseando y añorando un contacto más íntimo.


Otabek estaba más concentrado, pero también estaba algo ensimismado, con un Yuri furioso porque su amigo, solo le contestaba con monosílabos; Victor encontraba divertido molestarle, y contarle de eso a Mila por mensaje, quien llamaba al joven rubio para molestarlo un poco.


Jean vio el programa libre de Otabek, con el corazón en un ritmo vertiginoso en el pecho, y las dudas amontonándosele en sus hombros; decidiendo entre las cosas que deseaba, las verdades que le aquejaban, después de aquello quiso evitar al Alfa, intentando poner en tela de juicio sus sentimientos; que tan lejos los dejaría llegar, y que tipo de relación podrían tener.


Con su semblante algo decaído, les dijo a sus padres que quería caminar un poco en la aquella noche en Chicago.


Alain tenía idea de que podía aquejar al joven, pero cedió ante la petición de su hijo mayor—. Solo no regreses tarde, aun si el vuelo de mañana es en la noche.


Necesitaba algo de tiempo solo, esperando que el viento nocturno le calmará.


 


____________________


 


Otabek examinaba sus alrededores, buscando a Jean, queriendo explicar porque paso aquello, o por lo menos saber si había algo parecido a lo que el sentía en el canadiense; aun si fuera platónico, quería tener la esperanza.


Yuri suspiro fastidiado, pero ya más resignado a lo que, gracias a una pequeña platica con Yuuri y Victor, comenzaba a comprender le pasaba al kazajo. Sabiendo un poco de las costumbres de Jean, por haber estado en competencias anteriores, decide ayudar al Alfa castaño.


—Si lo buscas, puede estar en un café cercano o a veces va a caminar con sus padres a un parque no muy lejos de aquí; pero esta vez lo vi salir solo— Mira hacia otro lado cuando el castaño se muestra algo sorprendido por la ayuda de Yuri—. Ya es tu problema si quieres estar con su enorme boca.


—Eso es cierto, el habla sin pensar Yura— Sonríe al ruso que con un gesto de su mano le dice que se vaya— Gracias.


Corre hacia los vestidores, poniéndose lo que tiene a la mano; siente que el tiempo se derrama presuroso en esos instantes, como si el no ir a buscar a Jean cada vez que siente la necesidad de hacerlo, pudiera alejarlo otros años más.


El parque era grande, bastante cerca de las instalaciones de donde estuvieron compitiendo los últimos días; las farolas y luminarias diversas se desperdigaban entre los árboles, como luciérnagas fijas, altas que resplandecían contra el cielo nocturno.


Corrió entre los diferentes senderos, buscando al canadiense, hasta llegar a una zona circular con varias bancas en ella, donde Jean estaba observando el suelo, con una expresión reflexiva, extraña en él. Con su presencia notada, el moreno se levantó, pareciendo algo nervioso, pero componiéndose inmediatamente, para saludarle de lo más normal.


—¡Beka! — Lo recibe, con esa sonrisa tan característica en él, que muestra todos los dientes sin pena alguna—Felicidades por el tercer lugar, que Yuri nos superó a los dos.


—Jean— La voz del Alfa parecía exigente, casi desesperada por evitar que el otro le hiciera imposible de confesar lo que quería decir.


El castaño da un paso al frente, queriendo tocar al otro, como si quisiera evitar que huyera, provocando que el canadiense se tensara, alejándose de manera inconsciente, sintiéndose algo fuera de lugar con un Alfa tan cerca, algo que no quiso demostrar antes, sus sentimientos se contraponen; el abrazo lo hizo feliz, pero también le asustaba.


—Yo...— comienza el mayor, decidiendo que no era justo su comportamiento con Otabek, no sin darle una explicación. El Omega sonríe como aquella tarde que pasaron juntos; diciendo lo que sentía sin palabras—. Hay algo que no sé cómo decir, aunque suene raro en mi— Ríe suavemente; Otabek le sonríe de la misma manera


—No eres el único que no sabe que decir— dice Otabek, manteniendo la distancia para asustar al otro—, pero tengo claro lo que siento.


El Omega comprende las palabras, el significado implícito en ellas: uno igual a lo que el oculta en las suyas; las dudas no deben tener lugar, no cuando Otabek le mira dulcemente con sus ojos oscuros.


—Bueno, supongo que solo nos queda aceptar eso que no sabemos decir— Se encoge de hombros el canadiense, sin dejar que su sonrisa se vaya.


—¿Estás seguro de lo que dices? — Otabek no quería preguntar, deseando que sus temores no aparecieran.


—Arriesgarse es lo mío, ¿Verdad? — Jean no retrocede cuando Otabek se acerca, cauteloso de no asustarle—. En la final, si gano el oro, hay algo que tengo que decirte. Aunque te aseguro que me veras en la final, soy JJ después de todo.


El Alfa solo asiente, ansioso de cruzar ese límite delgado que aún existe, aquello que el kazajo sabe, es algo importante para Jean, y que podría explicar la distancia entre ellos, puesta por el canadiense.


Pasearon en silencio, bajo las luminarias de los caminos del parque. El Omega muestra su pose usual, girando ligeramente para ver el rostro de Otabek; los miedos de revelar a alguien aquello que oculto desde su niñez aparecen, aunque pequeños, se muestran resistentes a alejarse.


Sin embargo, para Otabek por el lenguaje corporal de Jean, y lo que hablo con Victor, entreviendo en las indirectas de sus palabras, sabe que hay algo diferente;al igual que aquella parte natural, del instinto dentro de él. Sus sentidos se concentran, detectando una esencia suave, imperceptible casi, pero que, en ese instante, se muestra clara, dulce y estremecedora por los anhelos, como afectos que genera.


Con la respuesta en su mente, una que su Alfa comienza a esclarecer, se detiene haciendo que Jean se gire estando frente a él.


—A mí también me gusta tomar riesgos— El Alfa le sonríe, apareciendo la sorpresa en el rostro del otro—, no eres el único; así que puedes decir ese secreto, o cualquier cosa, no cambiara mi decisión.


—Oh, vas aprendiendo a ser más seguro de ti, Beka— Responde Jean, sin miedo esta vez.


Sin darle tiempo, u olvidando ser sutil, el Alfa pasa su brazo por los hombros firmes del canadiense, sacando su celular, y poniendo la cámara.


—Una foto, para asegurar que estaremos en la final.


—Yo estaré, tenlo por seguro— comenta Jean, posando para la cámara.


Y Jean decidió, que si aún el oro no llegaba a sus manos; diría la verdad a Otabek, le revelaría quien era en verdad, aquella parte que le dolía fingir frente al mundo.

Notas finales:

Estos dos, van entendiendo que quieren, y Jean ha tomado una decisión.


Los quiero <3


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