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About me and beyond [Omegaverse] por soreto

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De ojos grandes y alegres, que complementaban un rostros de rasgos infantiles, Livier Smith, normalmente llamada Livi,  paso su mano por sus oscuros cabellos en frustración. Ya sabia como terminaria la situación por la que estaba pasando en ese momento.

— No, no, ¿que intentas hacer? — le cuestiono nervioso un Alfa alto, de buen porte, alguien con quien llevaba saliendo unos meses, que lo miraba medio confundido, y vestido—. Quiero que entiendas, de ninguna manera permitiría esto; ¿Estás loco? ¡soy un Alfa!

—¡No es una locura!—gritó Livi, furioso por la eterna justificación de: soy un Alfa; ¿Que se pensaban? ¿Que el por ser un Omega no tendría lo que quería? ¿Que no podía tener libertades en algo como el sexo?—. ¡Yo también puedo hacer lo mismo que tu! ¡En la cama o donde sea!

Ese era el punto, el no era ningún inútil; si no se sentía cómodo bajando la cabeza y obedeciendo no lo haría, si no se imaginaba dejándose en algo que parecía tan mundano como la posición cama por ser un Omega, ¡no lo iba a hacer!

—Liv, se que hemos salido unos meses, pero creo que deberíamos distanciarnos…

—Livier para ti, y no creo que debemos distanciarnos—comentó con un tono condescendiente.

—Pero Livi…

—Creo que deberíamos romper, no tengo ganas de estar con alguien que ni siquiera está de acuerdo en cambiar el tipo de camisa que usa los viernes.—Escribió algunas cosas en su celular, y sonrió ampliamente—. Listo, ya no te molestare con mi comportamiento agresivo, según tu: te he bloqueado.

—¿Qué locura dices…?—Todo estaba mal desde el momento en que entraron en la habitación, decidiendo tener su primera vez en lo que llevaban saliendo; no contaba con que Livi lo empujaba con fuerza sobre la cama, y temería por su integridad cuando este sacó una botellita proporcionada por el hotel, para facilitar las cosas.

Y el como Alfa ni lo había visto, no se supone que esa botellita sería usada, no con un Omega, mucho menos que este último lo usará con él.

—¿Sabes que?, mejor dime Smith, que tengas buena noche señor Alfa—dijo terminando de vestirse—. Yo pago la habitación, cuidate—Cerró la puerta más suavemente de lo que hubiese esperado, con lo enojado que estaba.

Ahora que el enojo se estaba desvaneciendo, y con una margarita en mano, se sentía triste; llevaba tantas veces siendo rechazado, que había perdido la cuenta.

—Estupidos Alfas, siempre lo mismo—Entrecerró los ojos para ver, las ya un poco borrosas facciones por las margaritas, del cantinero—. ¿Qué ves?

—Creo que no le caería bien más bebida...—respondió el hombre con una sonrisa tensa.

—Pareces un Alfa, ¿Por eso te preocupas? ¿Por instinto?—Reclamó, ya comenzando a balbucear.

—No...soy un Beta, por cierto—Levantó las manos, buscando calmar al Omega.

—No te voy a escuchar por más que seas un Alfa…

—Que soy un Beta...—repitió preocupado por el estado del Omega.

—Disculpe...—Se aclaró la garganta un hombre alto, en buena forma, daba la sensación de ser un Alfa, sin embargo su dulce esencia, confirmaba que era sin duda un Omega—. Vengo por el.

La mirada del recién llegado era penetrante, afilada cuando se fijaba en algo; el Beta se sintió cohibido cuando este se acercó a la barra, sentándose junto a un, ebrio, e irritado Livi.

—Te llame hace horas para que me acompañaras—reclamo Livi, arrastrando la voz.

—¿Qué pasó ahora?—Suspiró, y con una breve mirada al intimidado cantinero, decidió pedir algo.

—Lo de siempre, un Alfa siendo un terco, Benjamin—Tomó lo que había pedido su amigo—, como este cantinero.

—Soy un Beta—repitió—. Creo que sería bueno que lo llevará a casa, señor.

Benjamin solo asintió, y jalo de un brazo a Livi, para hacer que este se recargara en el como apoyo.

La escena que ambos daban, era por demás peculiar: Livi, con un cuerpo pequeño y menudo, se veía todavía más pequeño junto a Benjamín. Ambos eran Omegas, sí, sin embargo eran en extremo diferentes, Livi era la escenificación tradicional de su segundo género, Ben, por otra parte, solía intimidar hasta a los más firmes Alfas.

Siendo tan buenos amigos, y con a casa de Benjamin más cerca, fueron ahí mientras el alcohol se le bajaba a Livi. Aquel evento no era raro, Ben había sido testigo de lo que pasaba siempre con su amigo después de ser rechazado.

—¿Y si cedes un poco?—dijo Ben, pasándole una pijama demasiado grande a su amigo—, quiero decir, no es que sea tan importante la posición al estar con alguien; además es la naturaleza de un Alfa: te la estas poniendo difícil.

—Ben, no me ayudas mucho—murmuró, se sentía terriblemente mareado—. No es por alguna clase de fetiche raro o nada de eso, es solo que…me parece injusto que en una relación no seamos iguales, ¿me entiendes?—explicó el Omega, dejándose caer en la cama de de su amigo, que estaba junto a su ropero.

—No del todo, pero te doy la razón en lo de ser iguales—admitió el Omega más alto, quitándose algunos cabellos negros de los ojos—. Que no soy el mejor para opinar, no he tenido mucha suerte tampoco; no entiendo porque se asustan conmigo…se que soy muy alto, pero…—dijo sentándose junto a livi, y bajando los hombros triste.

—Ellos son Alfas patéticos, ya veras que todo saldrá bien— le guiñó un ojo el más pequeño—. Lo que quiero decir Ben, es que yo también quiero experimentar lo mismo que con los Alfas que salga, no me veo como ellos me quieren ver— siguió, palmeando la espalda baja de su amigo para animarlo; su apariencia daría miedo, pero era la persona más dulce que conocía—. ¿Cómo haces algo en lo que no puedes ni imaginarte? Y bueno quisiera intentar con Betas, pero me gustan los Alfas.

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Livi trabajaba como publicista en una compañía que iba expandiéndose poco a poco, gracias a algunos aciertos en apoyar a pequeñas marcas que se volvieron enormes con el tiempo, además de apoyar a actores y cantantes. Ben trabajaba en la misma compañía, sin embargo, estaba en una parte más administrativa.

Y la eventualidad, o la mala suerte según se le preguntara a uno de los involucrados, en una de sus campañas donde Livi estaba encargado, lo llevaría a encontrar su oportunidad en algo tan maravilloso, a veces desafortunado, como lo era el romance. Dicha eventualidad consistía en dos cosas: un joven actor resbalando por un poco de agua en el suelo, y Livier Smith amortiguando su caída de manera espectacular.

—¡Maldición, quítate!—Fue la tranquila respuesta del Omega, que estaba preocupado si tenía algo roto; al menos si tendría moretones por toda la espalda.

—Lo siento, lo siento—respondió un hombre rubio, de fuerte esencia a madera: un Alfa, uno algo extraño. Con gafas de montura gruesa al borde de su nariz, y un postura que hablaba de alguien gentil, se paró inmediatamente.

—¿Estas bien?—Sonrió, y estiro su mano en un gesto caballeroso; la presencia de aquel Alfa era calma, extrema serenidad, algo sumamente extraño, ya que un Alfa era más parecido a la sensación de una tormenta.

—¿Tu que crees?—Aquel Alfa tendría los ojos de un verde profundo, pero el cuerpo le dolía como si le hubieran tirado un costal de cemento.

—Pregunta tonta, lo siento—Se disculpó nuevamente—. Déjame invitarte algo en compensación; después de llevarte con un doctor claro.

—Grandioso—respondió sarcástico—. Talvez tengas que cargarme, ¡Te caíste encima de mí!—gruño furioso, que contrastaba de manera—. Lo último que quiero es comer con la persona que me aplasto por unas gotas de agua en el suelo.—Normalmente Livi era alguien risueño, de actitud confiada y alegre; pero la posible contractura de su espalda era insoportable.

—Entiendo, no es necesario alterarte.—Alzó ambas manos, como si se cubriera el rostro—. Mi nombre es Frank Mills, encantado.

—Livier—Respondió jadeando por el dolor, fantástico.

Livi aceptó ir al médico, pero rechazó que el Alfa le diera una mano para que se apoyará, tal vez camina chueco por el dolor en un pie, ¡pero lo haría sólo!

Que el Alfa lo dejará en su casa después, no lo haría llamarlo amable.

_______________

—¡Muy bien equipo!—Exclamó Livi con una sonrisa enorme—. Las propuestas de diseño con las fotos han sido aceptadas, ¡A terminar!

Un Omega no solía tener gerencias, o puestos de mando; le tomó un par de años, y enemistad con Alfas del área, pero ese proyecto tenía que ser suyo.

—Livier—Se aclaró la garganta su amigo, aquel Omega atrapado en cuerpo de Alfa—. Ha venido a verte...él.

Su actitud de fanfarrón desapareció, como si nunca hubiera estado una sonrisa en ese rostro, no cuando aún le dolía la espalda.

Y uno puede decir una cosa, ser terco con las palabras, sin embargo, la perseverancia a veces es el punto débil de la necedades; también, puede contribuir un buen amigo, aunque no fuera intencional.

— Livi, Ben—los saludo Frank una tarde, al terminar una larga sesión de fotos—. ¡Tiempo sin verlos!

—Hola Frank—correspondió Ben, con esa intimidante mirada tan propia.

Livi arrugó su nariz, molesto por la insistencia de esa Alfa en hablarle.

—¿Y tú cuándo te volviste amigo de él?—reclamó a su amigo.

—Trabajamos en la misma campaña, Livi.—El Omega más alto dio un vistazo a su amigo.

—Bueno, bueno—interrumpió el Alfa—, no discutamos, los invitó a cenar, ¿que les parece?

—Lo siento..., pero el jefe me ha pedido que le ayude con algunos ajustes de las fotos—contestó Ben—. Vayan ustedes, nos vemos—finalizó el Omega, siendo llamado por otros compañeros para el encargo.

Traidor. Fue lo que pensó Livi inmediatamente.

Y si bien no fue intencional, Ben fue el responsable de muchos de sus encuentros solos; podría decirse también, que el resultado de un par de meses después, tenía el crédito.

—No entiendo como pasó...—murmuró Livi, almorzando con su amigo.

—Fue extraño, la verdad que si—concordó el otro—, sin embargo, creo que se ven bien juntos—opinó con esa expresión tosca, que no concordaba con su personalidad.

En algún punto, Livi y Frank comenzaron a salir; a Ben, tampoco le quedaba claro cómo sucedió.

El momento que más temía Livi llegó: el sexo. La verdad era, que se había enamorado de Frank, y le aterraba que pasará como con sus otras parejas.

—Si estás asustado, lo entiendo—susurró Frank depositando un beso en su mejilla—. Sea ahora, o después, no hará que te quiera menos.

—No tengo miedo, no a esto—Negó suavemente con su cabeza.

Livi le explicó, todos sus anhelos y ambiciones; el porqué algo como representar su papel en la cama, le era tan terrible.

—Hablan de que los Omegas tenemos un destino; y quieren recordarlo también en el sexo; ¿Que no podemos ser iguales en todo sentido?

Esa fue una de las razones por la que se alejo de sus padres, ambos Alfas; una mujer orgullosa, y un padre con altas expectativas. Ambos, tenían la vida de Livier planeada, claro que ninguno esperaba que este se fuera en cuanto pudiera; no fueron malos padres, pero querían que su hijo viviera acorde a su plan.

—A mi eso de la posición en la intimidad no me importa—dijo Frank, acariciando la mejilla de Livi, este lo abrazó con fuerza—. Ambos debemos ser felices, esa es la relación que quiero; una donde ambos seamos capaces de experimentar todo: dar y recibir. Debe ser un acto especial para ambos—Sonrió.

Frank después le confesaría, que su madre fue una Omega con sueños abandonados; su padre no se dio cuenta, hasta que aquella mujer que amaba por sobre todo a su familia, murió.

Comprendía a Livi, y no podía negar esos deseos, esa voluntad de no sentirse atado a un atributo biológico.

Y Livi, comprendió que había encontrado una persona con la que podía ser libre, ser feliz.

 

Notas finales:

Gracias por leer, y disculpen, se me había olvidado subir los demas relatos que ya tengo.


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