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52. Him Chan (05) por dayanstyle

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—¡No puedo hacerlo! —dijo Jong Up exasperado—. Si paso un minuto más encerrado en el ático, ¡me voy a volver loco!

—No puedes salir —advirtió Dae Hyun.

Era extraño cómo las tornas cambiaron, pero Jong Up se estaba volviendo loco. —Que Wheesung intente cualquier cosa. Tan nervioso como estoy, ¡patearé su culo de un extremo al otro de la ciudad!

Dae Hyun negó con la cabeza mientras caminaba hacia Jong Up, con un brillo decidido en sus ojos. —Quédate adentro, Jong Up.

—¡No! —gritó antes de que Jong Up corriera hacia la puerta. Estaba harto. Si miraba por la ventana de cristal una vez más, iba a gritar.

Dae Hyun lo derribó antes de que Jong Up pudiera llegar a la puerta, sentado sobre su pecho, cerrando sus manos sobre su cabeza. —No te vas a ir.

—El hombre puede entrar en la casa. ¿Cómo estoy más seguro aquí que fuera? — Jong Up se resistía, pero Dae Hyun no lo liberó. El hombre era fuerte. A Jong Up le iba a llevar un montón de tiempo quitársele de encima—. Por favor, Dae Hyun. Sólo quiero un poco de aire fresco.

—Y la última vez que yo quise aire fresco, estaba drogado.

—Prometo no aceptar dulces de extraños o meterme en camionetas sin ventanas. — Estaba siendo una mierda, y lo sabía. Pero, maldita sea, tenía que salir y explorar. Si leía un libro más o miraba a la gente caminar una vez más, iba a destrozar este maldito ático.

Dae Hyun entrecerró los ojos. —Muy gracioso.

Jong Up gruñó mientras tiraba de sus brazos, pero Dae Hyun le agarraba como el acero. — ¡Déjame, imbécil!

—No —dijo Dae Hyun mientras negaba con la cabeza—. No estoy siendo el imbécil. Cálmate.

Jong Up levantó las piernas, tratando de bloquearlas en el cuello de Dae Hyun, pero su compañero fue más rápido, moviéndose a un lado, evitando el movimiento por completo. Una vez que las piernas de Jong Up estaban de vuelta hacia abajo, Dae Hyun cambió su peso, evitando a Jong Up de hacer el mismo movimiento una vez más. —Respira, cariño.

—¡Quiero salir! —Iba a salir. Dae Hyun tenía que ir a dormir alguna vez. Mirar las mismas cuatro paredes no era algo que Jong Up hubiera soñado. A pesar de que tenía un sentido de pertenencia ahora y un lugar al que poder llamar suyo, no había pensado en convertirse en un prisionero en una jaula bien diseñada.

Dae Hyun embistió con la cabeza contra Jong Up, ganando su atención. Cuando miró a su compañero, fue para ver la suavidad de los ojos marrón whisky de Dae Hyun. —Te he protegido mi completa vida. No voy a perderte porque tengas claustrofobia.

Jong Up sabía exactamente lo que su compañero estaba haciendo. Estaba usando su enlace en su contra. Eso le molestó. Puede que pensara racionalmente en este momento, pero eso era bajo. Saltaba con su cuerpo al mismo tiempo que rasgaba con las manos libres. Jong Up se empujó de Dae Hyun mientras rodaba, levantándose a sus pies.

Dae Hyun estaba sobre él en cuestión de segundos, llevándolo hacia abajo una vez más.

Jong Up le dio una patada, aterrizando su pie en el muslo de Dae Hyun.

—Eso estuvo demasiado cerca, Jong Up. —Abordó a Jong Up alrededor de su cintura.

Jong Up gruñó mientras bajaba. No estaba tratando de dañar a Dae Hyun, pero quería su libertad. No estaba acostumbrado a estar encerrado, aunque fuera en un ático de lujo.

—No me hagas darte una patada en el culo —advirtió Dae Hyun—. Han pasado años desde que he tenido la mano en tu culo y no quiero hacerlo ahora, pero lo haré si no dejas de mirarte el ombligo.

El desafío encendió algo profundo dentro de Jong Up. Cambió, efectivamente separándose de Dae Hyun. Le gruñó con brusquedad a su compañero, y le advirtió que se quedara atrás.

—Eres muy inteligente, idiota. Ahora, ¿cómo vas a girarla manija? —La pregunta fue hecha con petulancia.

Jong Up retrocedió hacia la puerta, dejando al descubierto sus caninos todo el tiempo hasta que su trasero golpeó la puerta. Se movió y giró el pomo, gritando de frustración cuando encontró a Him Chan en el otro lado. —¡No!

Los ojos de Him Chan ardían mientras miraba a Jong Up. Conocía una mirada de enojo cuando la veía. Demasiado malo. Jong Up quería salir. Trató de eludir al líder demonio, pero Him Chan era demasiado grande para sortearlo. No era voluminoso, con los músculos, pero su presencia era algo que no se podía negar.

—Vuelve, Jong Up.

—No —dijo con un puchero—. Necesito aire fresco.

—¿En cueros? —La ceja de Him Chan se levantó una fracción—. Yo creo que no. Maldición, se había olvidado de cambiar y perder sus ropas. Afortunadamente Him Chan les había comprado un armario entero de ropa recientemente o estarían atascados sin nada que ponerse. Pero no estaba dispuesto a ir al armario a buscar algo de ropa. Estos dos le harían una  barricada si lo hacía.

A la mierda. Iría desnudo si tenía que hacerlo.

—Te aconsejaría que dieras la vuelta, Jong Up. —La orden de Him Chan no admitía discusión, pero Jong Up era tan testarudo. Sobresalía su barbilla, mirando a Him Chan, los ojos desafiantes reuniéndose con fuego ardiente.

—¿Y qué?

—Idiota —murmuró Dae Hyun detrás de él.

Him Chan entró airadamente en el apartamento con una zancada mortal, haciendo que Jong Up retrocediera. El cuerpo del líder era de magros, y vigorosos músculos moviéndose graciosamente mientras cerraba la puerta detrás de él. Tenía la mandíbula apretada, pero una pequeña sonrisa torcida apareció en sus labios. —¿De verdad quieres que te responda a eso?

Pensándolo bien, no realmente. Jong Up estaba empezando a calmarse bajo la mirada amenazadora de Him Chan. Era una mirada que prometía castigo si Jong Up desobedecía.

Pero Jong Up nunca iba a echarse atrás ante un desafío. Puede que fuera el sensato entre él y Dae Hyun, pero tenía sus momentos de locura. Y cuando esos momentos se hacían cargo, no tenía control. Lo tenía su locura.

Y ahora su locura le estaba diciendo que saliera de la casa y disfrutara. No importaba lo que su sentido común le decía. Su sentido común no tenía el control en estos momentos.

—Entonces llévame a algún lugar, a cualquier lugar, pero no esperes que me quede encerrado en este ático. —Mira, podría llegar a un arreglo.

—Vístete.

Jong Up se quedó allí un momento, sorprendido. ¿Him Chan simplemente accedió a su demanda? ¿Era un truco? No estaba seguro de qué pensar. —Prométeme.

—Sólo dijo que te llevaría.

Jong Up se dio la vuelta, apuntando con el dedo a su compañero. —No te metas en esto, Dae Hyun.

—Apunta ese dedo sobre mí otra vez y no será Chaniie quien tendrá que preocuparse.

—La amenaza era clara, y Jong Up sabía cuándo Dae Hyun iba en serio y cuándo le estaba tomando el pelo. El hombre no estaba bromeando.

Bajó la mano, volviéndose hacia el líder demonio. —Prométeme. Him Chan inclinó la cabeza en un movimiento de cabeza. —Te lo prometo.

¿Por qué Jong Up no le creyó? Tal vez porque había un brillo travieso en sus oscuros ojos, un brillo que no prometía nada que a Jong Up le gustara. Miró a Him Chan un momento más antes de ir a la habitación para vestirse.

Con los vaqueros y camisa en la mano, Jong Up entró desde el armario y se congeló. Him Chan y Dae Hyun estaban de pie en medio de la habitación, con sus culos completamente desnudos. Sabía lo que estaban haciendo, y tanto como quería protestar, sus ojos rasparon sobre cada pulgada deliciosa de los cuerpos de sus parejas.

Ambos eran la masculinidad perfecta, y ambos estaban duros como una baqueta.

—No es justo —susurró.

—Nunca afirmé jugar limpio —dijo Him Chan mientras se acercaba a Jong Up, presionando el calor de su pecho en la espalda de Jong Up, sus manos rozando sensualmente sobre los hombros de Jong Up. El toque hizo temblar a Jong Up mientras permanecía allí, mirando a Dae Hyun en su forma bellamente desnuda. El hombre había impresionado siempre a Jong Up. Ahora no era diferente.

Su polla llena, de pie justo tan erguida como las de sus compañeros. Dae Hyun caminó seductoramente hacia Jong Up y luego se dejó caer de rodillas, tomando la polla de Jong Up en su boca caliente y húmeda. Los escalofríos le recorrieron la espalda, rodeando su ingle cuando su compañero le pasó la lengua como un sueño húmedo. Músculos puros se envolvieron alrededor de los brazos de Jong Up, sosteniéndolo en su lugar cuando Dae Hyun tomó la polla de Jong Up abajo en su garganta.

Estaban compinchándose contra él, y Jong Up no iba a pelear esta vez. No cuando la boca de Dae Hyun se sentía como un paraíso. Los párpados de Jong Up se agitaron cuando Him Chan pasó los nudillos por la mejilla de Jong Up, murmurando suaves palabras. No eran lo suficientemente altas como para que Jong Up las distinguiera, pero el fuerte acento estaba de regreso, y el tono era profundamente ronco, lleno de pasión y promesa.

Dae Hyun puso una mano cálida en cada muslo, extendiendo las piernas más separadas de Jong Up. Si no fuera porque Him Chan le sostenía, Jong Up se habría desmoronado por el asalto que Dae Hyun le estaba organizando.

Cuando Dae Hyun lo miró desde debajo de sus pestañas, Jong Up tragó por el calor fundido en sus ojos marrón whisky. La mirada no era nada sino posesión. Dae Hyun iba a consumir a Jong Up. Ser asaltado de esta manera no hartaba a Jong Up. Le encendió hasta el punto de que su cuerpo le dolía de la cabeza a los pies.

Los brazos de Him Chan se apretaron alrededor de él, recordándole a Jong Up que tenía dos amantes con los que lidiar. Eso era algo que nunca podría olvidar. Pasó las yemas de los dedos sobre los brazos fuertes de Him Chan, diciendo a su compañero que era muy consciente de que estaba detrás de él.

Podía sentir el hambre oscura construyéndose en Him Chan. Estaba encendiendo al guerrero ver a Dae Hyun chupar la polla de Jong Up. Sabía cómo el hombre se sentía. También podía sentir la erección de Him Chan cavar en su baja espalda. El hombre estaba preparado y listo.

El corazón en la garganta, Jong Up vio que Dae Hyun sacó su polla libre, lamiendo desde la punta hasta la base, sus ojos aleteando  cerrados en éxtasis. La pura sensualidad se dibujó en el rostro de Dae Hyun, convirtiéndolo en la más hermosa criatura que Jong Up había visto nunca.

—No me hagas correrme de esa manera —rogó en voz baja a Dae Hyun.

—¿Cómo quieres correrte? —susurró Him Chan en su oído, su cálido aliento cosquilleando a Jong Up.

—No así.

Dae Hyun se alejó, dirigiéndose hacia la cama. —Entonces ven aquí antes de que termine lo que empecé.

Jong Up contuvo la respiración cuando la mano de Him Chan se alisó sobre su pecho, la aspereza de su piel raspando sobre sus sensibles pezones. Gemía, su cabeza rodando hacia atrás, apoyada en el ancho pecho de Him Chan.

—Creo que alguien está esperando por nosotros. —Las palabras eran bajas, burlonas, e inflamaron el deseo de Jong Up.

Se apartó de Him Chan, incluso si no hubiera querido hacerlo. Simplemente estar en los brazos del hombre se sentía tan bien. Jong Up se sentía seguro cuando Him Chan lo sostenía. Le gustaba esa sensación.

Una sonrisa muy masculina curvó los labios de Dae Hyun mientras se arrastraba hacia la cama, sacando el lubricante y arrojándolo a su lado. —Ven aquí, para que pueda prepararte para mí.

Jong Up podía ver ahora que Dae Hyun iba a alargar esto. El hombre sabía que lento no estaba en el vocabulario sexual de Jong Up.

Him Chan ahuecó el culo de Jong Up, amasando los montículos carnosos mientras animaba a Jong Up más cerca de la cama.

Jong Up se unió a Dae Hyun en la cama, pero antes de que pudiera ponerse en posición, Him Chan dio la vuelta a Jong Up sobre su espalda y tomó su polla abajo en una muy apretada garganta. Jong Up saltaba y gritaba, las sensaciones abrumándole. Sintió hundir dos dedos en el culo. Pertenecían a Dae Hyun. Conocería esos dedos en cualquier lugar. Se movía arriba y abajo en la invasión cuando Him Chan abrió más, tomando la longitud total de Jong Up dentro. Sus dedos se clavaron en el pelo de Him Chan, tirando de los mechones mientras olas de placer se apoderaron de él.

Him Chan dio un gruñido gutural mientras retrocedía. —Más duro.

Jong Up empujó su polla profundamente en la boca de Him Chan mientras tiraba de los mechones sedosos. Los dedos de Dae Hyun se movieron a un ritmo más rápido, como si supiera que Jong Up estaba cerca. Y así era. La sensación dual le tenía tan cerca que Jong Up colgaba al borde del abismo. El placer lo barrió bajo y era el relámpago y la furia, el calor y el hambre. Jong Up se corrió duro, su culo con espasmos cuando su semilla disparó de su cuerpo en forma de fuertes pulsos.

Him Chan se retiraba hacia atrás y Dae Hyun quitó los dedos. Jong Up se quedó abandonado en un lío saciado mientras yacía allí, tratando de recuperar el aliento. Pero no había terminado, no era poco probable. Him Chan pasó la mano por el estómago de Jong Up y Jong Up se arqueó en el toque, disfrutando de la sensación de Him Chan pasándole la mano por su piel.

—Ponte de manos y rodillas para mí, cariño —dijo Dae Hyun, la indulgente sensualidad de su tono haciendo que Jong Up se diera la vuelta. Jong Up gimió cuando sintió una boca en su culo. Era pura demanda y calor áspero mientras una lengua le lamía.

—Por favor —rogó.

Oyó una suave risa y sabía que era Dae Hyun. Al hombre le encantaba bromear. Pero Jong Up no tuvo que esperar mucho tiempo. Caliente, duro y dominante, Dae Hyun se deslizó en el interior de Jong Up y cabalgó con fuerza. Era una reclamación, pura y simple.

Cuando Dae Hyun se desaceleró, Jong Up miró hacia atrás. Sus ojos entornados cuando vio a Him Chan detrás de Dae Hyun, entrando en su cuerpo. Los ojos de Jong Up se cerraron cuando el ritmo volvió a aumentar, una lluvia de emociones bombardeándole cuando Dae Hyun lo llevó de la manera más salvaje. Su agarre en las caderas de Jong Up era más estricto, casi doloroso.

—Vente para mí, Jong Up. —Un oscuro susurro, un soplo de aire a través de su exquisitamente sensible carne.

Jong Up echó la cabeza hacia atrás y gritó, su agujero palpitando cuando su simiente se vació sobre la cama. Dae Hyun lo montaba rudamente a través de su orgasmo, haciendo a Jong Up girar fuera de control. Nunca antes había caído en la inconsciencia de tener relaciones sexuales, pero podía sentir los bordes de su visión emborronarse. Dae Hyun no le le iba a la zaga, tampoco.

Jong Up dejó caer su cabeza, sus colmillos alargándose cuando su pareja se hundió más profundamente en su interior. Podía sentir una fuerza extra detrás de los empujes de Dae Hyun y sabía que era Him Chan. Era como si ambos estuvieran dentro de él, ambos reclamándole.

Dae Hyun se tensó y gritó al mismo tiempo que Him Chan daba un fuerte gruñido y gutural. Antes de que Dae Hyun pudiera liberarse, Jong Up estaba cayendo a la cama, exhausto, saciado, y más loco que la jodida con la que estos dos hombres lo habían engañado.

 

 

 

—¿Cómo te llamas?,— preguntó Hyun Sik mientras observaba al pequeño hombre. El tipo estaba mirando por la ventana, con el cuerpo rígido.

—Il Hoon.

A Hyun Sik le gustaba ese nombre. Definitivamente era único. Se ajustaba perfectamente al hombre. —Soy Hyun Sik.

Il Hoon lo volvió a mirar, dando a Hyun Sik una desinteresada mirada. —Eso es agradable.

Hyun Sik dio un gruñido. El hombre no tenía que ser un idiota. No era como si pensara en estar de vuelta en Remtin. Si fuera por él, haría desaparecer este lugar del mapa. No había un grato recuerdo que tuviera de esta ciudad. Y eso era una lástima, teniendo en cuenta que se crió aquí en las ásperas calles. Aprendió a temprana edad a cuidar su espalda y no confiar en nadie.

¿Por qué entonces confiaba en Il Hoon? El hombre podría estar trabajando para esos demonios. Hyun Sik no le conocía de nada, pero estaba sentado en el apartamento del chico, esperando con impaciencia que la puerta no fuera arruinada por una turba de enojados demonios.

Tenía que salir de aquí. Sus costillas estaban todavía doliéndole tanto y su brazo seguía siendo una herida abierta, pero aquí sentado esperando que el enemigo llegara no era un movimiento muy inteligente.

Hyun Sik se empujó desde el andrajoso sofá, silbando de dolor.

—¿A dónde vas? —Il Hoon se volvió desde la ventana, una mirada desesperada en sus ojos color índigo.

Hyun Sik se quedó quieto. ¿Por qué alguien que acababa de conocer parecía tan preocupado? Una sensación progresiva barrió su columna vertebral. Algo no andaba bien.

—A casa.

—Pero —comenzó Il Hoon, mirando a su alrededor frenéticamente—, estás herido. Necesitas descansar.

Ahora Hyun Sik sabía que algo andaba mal. Sus sentidos de peligro estaban hormigueando. —¿Qué has hecho?

Las lágrimas llenaron los ojos de Il Hoon mientras negaba con la cabeza. —Me matarán.

Gruñendo, Hyun Sik se acercó al pequeño demonio. —Yo no creo que tengas que preocuparte por ellos. Si traicionaste mi confianza, tratar con esos gilipollas, es el menor de tus problemas.

—Por favor —susurró Il Hoon—. No lo entiendes.

—No —admitió—, no lo hago. Confiaba en ti, y eso no es algo que haga a la ligera.

—Entonces sal de aquí —dijo Il Hoon desesperadamente—. Date prisa antes de que lleguen. —Las palabras salieron rápido como una bala, sus ojos muy abiertos.

—¿Qué hay de ti? —Hyun Sik no estaba seguro de por qué le importaba. Il Hoon le había entregado, sin embargo, estaba preocupado por el pequeño demonio. ¿Cómo la había cagado así?

—No te preocupes por mí. No me matarán.

Pero hay cosas peores que la muerte. Hyun Sik sabía esto. Había pasado por ello. A veces, la muerte era una cosa bienvenida cuando estás en manos de los enemigos. Ni siquiera estaba seguro de por qué le importaba una mierda, pero lo hacía. Hyun Sik tenía la corazonada de que Il Hoon era sólo un peón en todo esto. —Ven conmigo.

Il Hoon negó con la cabeza, retrocediendo. —No puedo.

—¿No puedes o no quieres?

Il Hoon se volvió, mirando por la ventana una vez más. —Nunca lo entenderías. Hyun Sik resopló. —No tienes idea de lo que entiendo. —Su vida no había sido fácil.

Lejos de ello. Sabía lo que era estar bloqueado y sin salida.

—Pégame.

Hyun Sik ladeó la cabeza, ignorando el dolor. —¿Qué?

—Pégame. Es la única excusa que van a aceptar para tu desaparición.

Hyun Sik no iba a golpear a este tipo. Tal vez pesaba cincuenta kilos. Hyun Sik le destrozaría la crisma al hombre. —No.

Observó a Il Hoon cruzar la habitación, con una mirada determinada en sus ojos. Antes de que Hyun Sik pudiera detener al hombre, Il Hoon dio a Hyun Sik un puñetazo seco en sus costillas.

—¡Hijo de puta! —gritó. El sudor se desató en todo el cuerpo cuando Hyun Sik se tambaleó hacia atrás—. Te patearé el culo por eso.

Il Hoon se inclinó. —Adelante.

Hyun Sik siseó, tratando de pasar el dolor. Podía ver lo que estaba haciendo Il Hoon, y no iba a funcionar. —No.

—¡Vamos! —gritó Il Hoon—. ¡Golpéame, maldito cobarde!

—Eres un pequeño cachorro retorcido.

—Soy un superviviente.

Hyun Sik no iba a discutir. No había manera de que fuera a poner una mano sobre el pequeño demonio. —Ven conmigo.

—No.

 

—Entonces estás sólo. —Hyun Sik caminó hacia la puerta, cada paso tan lleno de dolor como el último. No quería dejar atrás a Il Hoon, pero no iba a golpear al hombre tampoco.

Tenía su honor.

—Por favor —rogó Il Hoon de nuevo.

—No te voy a golpear, Il Hoon.

—Entonces estoy muerto.

 

 

 

continuara...

 

 


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