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74. Tuyo por Siempre (08) por dayanstyle

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Kyu Jong revisaba la sección de clasificados del periódico, decidido a encontrar otro trabajo cuando su mamá y Hwe Seung entraron. Supo de inmediato que algo no estaba bien.

—Sube las escaleras y acuéstate —le dijo a Hwe Seung. Kyu Jong observó cómo su hermano pequeño subía las escaleras sin su despedida habitual. Hwe Seung se veía cansado y arrastraba su muñeco detrás de él, como si no le importara la cosa.

Y Hwe Seung amaba sus muñecos.

 

La mamá de Kyu Jong se sentó ante la mesa, cruzando las manos frente a ella. Las lágrimas llenaron sus ojos, pero ella no las dejó caer. Miraba a todas partes pero no a Kyu Jong.

—¿Mamá?

 

Su madre se aclaró la garganta y le dio a Kyu Jong una débil sonrisa. —Los resultados de la prueba de Hwe Seung estuvieron hoy.

Kyu Jong dejó el periódico a un lado. Podía sentir su corazón latiendo más rápido mientras tragaba. Si los resultados de su hermano hubieran sido buenos, su madre tendría una sonrisa de oreja a oreja. No lo eran. Sus ojos tenían la verdad y Kyu Jong no se atrevía a preguntar.

—Tengo que preparar la cena. —Se puso de pie, mirando alrededor de la cocina, como si nunca hubiera estado allí antes. Kyu Jong se quedó allí en silencio mientras su mamá colocaba una olla en la estufa y luego la retiró. Ella la bajó de golpe, y luego la golpeó de nuevo.

 

Pero ella no lloró.

 

Soltando un suspiro, fue al fregadero y sacó un poco de limpiador, poniéndolo sobre el mostrador. Miró alrededor de la cocina. —Este lugar es un desastre.

La cocina estaba impecable.

 

Kyu Jong tragó sus miedos y se levantó, acercándose a la mujer que lo había criado, que le había dado un hogar y todo el amor que un niño pudiera pedir. Puede que no fuera su sangre, pero era todo el mundo para él. —Mamá, habla conmigo.

Ella acarició su mejilla, frotando su pulgar sobre su piel.

—Dime por qué siempre encuentro pelo de mascotas en la habitación.

Kyu Jong se sintió temblar. Nunca supo que ella entraba allí. Él hacía todo lo posible para mantener su cuarto aspirado, sabiendo que su lobo blanco soltaba una gran cantidad de pelo. Pero ella no había limpiado su habitación en años. Él quería mentir, negarlo todo. Su temor a que ella lo rechazara llegó corriendo, haciendo que la boca de su estómago se girara causándole dolor.

—Eres diferente —afirmó—. Una madre sabe estas cosas. —Ella acarició su mejilla—. Pero eso no significa que voy a amarte menos, Kyu Jong. Te he amado desde el momento en que puse los ojos en ti y nada va a cambiar eso.

Ella evitaba decirle lo que pasó con el médico. Kyu Jong podía verlo. Su mamá estaba agarrándose a otra cosa, para negar lo que fuera que ella sabía.

—Respóndeme y te responderé —le dijo—. Lo prometo.

 —Yo-yo no puedo —logró decir con voz temblorosa, e inestable—. Si lo digo en voz alta, entonces significa que es verdad.

 

Kyu Jong conocía esa manera clínica de pensar. Era lo mismo que él utilizó cuando se convirtió en un lobo. La primera vez que cambió, pensó que si no admitía lo que había pasado, entonces no sería real. Pero así no es cómo funcionan las cosas. El esconder la cabeza en la arena no evita que la verdad sea la verdad. —¿Mamá?

Como si el piso se hubiera movido entre ellos, su madre cayó, abrazándose las rodillas a sus pechos mientras se balanceaba de atrás a adelante, dejando escapar sollozos. Kyu Jong se arrodilló a su lado, apartando el cabello a un lado y sintiéndose tan malditamente desvalido.

—Regresó —exclamó—. El cáncer de Hwe Seung regresó y el médico dice que esta vez es demasiado agresivo.

Kyu Jong sacudió la cabeza. —¿Qué significa eso?

 

—Eso significa que mi bebé va a volverse más débil y luego..., y luego... —Ella volvió a sollozar, meciéndose mientras negaba con la cabeza. Kyu Jong la envolvió en sus brazos, abrazándola con fuerza.

—Vamos a luchar contra esto —susurró—. Vamos a encontrar una manera de salvarlo. —Kyu Jong deseó estar diciendo la verdad, pero no tenía ni idea de cómo salvar a su hermanito. Hwe Seung era demasiado joven, demasiado lleno de vida para que les fuera quitado. Kyu Jong besó la mejilla de su madre y luego le susurró—: Soy un shifter lobo.

Su madre asintió mientras se secaba los ojos. Tomó la noticia como si la gente le confesara ese tipo de cosas a diario. Aclarando su garganta, ella le dio un pequeño apretón antes de ponerse de pie. Ella se tragó su pena y estaba dispuesta a comerse el mundo. Kyu Jong la amaba por su fuerza, pero sabía que se estaba muriendo por dentro.

—Eso explica muchas cosas —comentó ella mientras se agarraba del mostrador—. ¿Cómo sucedió eso?

 

La cabeza de Kyu Jong giró ante su cambio de actitud. Ella estaba allí de pie hablando con él como si no se hubiera venido abajo hace apenas segundos. Sacudió la cabeza. — No lo sé. Cuando cumplí los dieciséis años, solo sucedió.

Su madre tomó su rostro y lo miró a los ojos. —¿Esto es algo de lo que tengo que preocuparme?

Kyu Jong se apartó. —Si te preocupa que vaya a atacar a tus hijos…

La cabeza de Kyu Jong se fue hacia atrás cuando una bofetada resonó en la cocina. Nunca la había visto tan enojada antes. —¡Nunca te apartes de esa forma de nuevo! —Y entonces ella lo abrazó—. Tú eres mi hijo y me preocupa cada maldita cosa de ti.

Kyu Jong estaba tan confundido que se quedó allí, inmóvil, con miedo de moverse. Nunca en su vida su madre lo había golpeado. Ella lo había amenazado con palmearle el trasero y a Hee Jun cuando crecían, pero nunca les levantó una mano. No estaba seguro de si debía estar enfadado, llorar o sentirse aliviado de que ella estuviera dejando salir un poco de su ira sobre Hwe Seung.

Sus ojos se abrieron y luego empezó a llorar. —Lo siento mucho, Kyu Jong.

Ella lo abrazó, repitiendo lo arrepentida que estaba y Kyu Jong se quedó allí y escuchó. Aparte de saber que podía cambiar a un lobo, este tenía que ser el día más extraño de su vida.

—Deseo que tu padre estuviera aquí. Él sabría qué hacer.

Kyu Jong se separó de sus brazos. —Vamos a resolver esto.

 De nuevo ella entrecerró los ojos. —Estás en muchos problemas por ocultarme esa verdad, señor.

Kyu Jong no estaba seguro de por qué, pero se echó a reír.

Se agachó y sostuvo sus rodillas mientras se carcajeaba, sintió un golpe en la parte posterior de la cabeza, no duro, y luego su madre también empezó a reírse.

Estaba bastante seguro de que no tenía ni idea de por qué se estaba riendo, pero se sentía bien y podía ver en sus ojos que ella también estaba disfrutándolo. Ambos se calmaron y se veían uno al otro antes de que Kyu Jong apartara la mirada.

—¿Qué clase de lobo? —le preguntó su mamá.

 

—Blanco —respondió.

 

Ella asintió. —Cuando estés listo, me gustaría ver a este lobo tuyo.

La mandíbula de Kyu Jong cayó mientras su madre salía de la cocina.

Hee Jun apareció en esos momentos en el umbral, mirándolo. —Siempre supe que eras un poco raro.

—Que te jodan, Hee Jun. —Kyu Jong le dio la espalda a Hee Jun y comenzó a guardar los artículos de limpieza.

—Eso no es lo que quise decir —dijo Hee Jun—. ¿Qué tan genial es cambiar a lobo? Yo todo lo que puedo cambiar es a un vago.

—Noticia de última hora —dijo Kyu Jong cuando se dio la vuelta—. Siempre has sido un vago. No hay ningún cambio allí.

—Entonces traes a casa un cadáver que resulta ser un vampiro y ahora me entero de que mi hermano mayor puede cambiar a un lobo. —Hee Jun se rascó la cabeza—. ¿Por qué me siento como si me hubieran estafado?

 

—Confía en mí. Ser capaz de convertirse en un lobo no es tan bueno como parece.

 

Hee Jun se encogió de hombros. —Pero tienes esa opción. —Él hizo una mueca—. No puedes contraer  pulgas, ¿verdad?

 

—Eres un idiota, Hee Jun. —Kyu Jong subió las escaleras y se encontró a Jung Min sentado en un lado de la cama. Su seria mirada lo decía todo. El hombre había escuchado todo.

Tomando asiento al lado del hombre, Kyu Jong le preguntó:

—Puedes usar tu sangre de vampiro para salvar a Hwe Seung, ¿verdad? —Simple o no, tenía que intentarlo.

 

—Puedo —Jung Min admitió, por lo que la esperanza llevó a Kyu Jong a las nubes. Pero sus siguientes palabras llevaron a Kyu Jong a caer de vuelta a la tierra—. Pero si convierto a Hwe Seung, permanecería de cuatro años para toda la eternidad. Eso no sería justo para él.

La lógica de Jung Min tenía sentido, pero Kyu Jong sólo medio oía al hombre. —Pero estaría vivo.

Poniendo su brazo alrededor de los hombros de Kyu Jong, Jung Min lo acercó. —¿Y qué clase de vida tendría, nunca envejecería, nunca sabría cómo es ser un hombre adulto? Su mente maduraría, pero su cuerpo siempre sería el de un niño. ¿No crees que crecería resentido por lo que le hiciéramos?

 

Por primera vez desde que escuchó las noticias acerca de Hwe Seung, Kyu Jong sintió que las lágrimas caían por su rostro. Odiaba el hecho de estar llorando delante de Jung Min, pero no podía detener el flujo de las lágrimas que bajaban por sus mejillas. —¿Qué podemos hacer? Tiene que haber una manera de salvarlo.

—Quizás la hay —dijo Jung Min—. Pero no esperes demasiado hasta revisar la posibilidad.

 

Kyu Jong no podía perder la esperanza. Si lo hacía, ¿qué le quedaría?

  

Jung Min tuvo un impulso de poner los ojos en blanco cuando bajó las escaleras para encontrarse a la patrulla del barrio. Los cuatro hombres estaban vestidos de negro, agarrando máscaras negras en las manos. Jung Min hizo un gesto con la mano hacia sus ridículos trajes. —¿Qué es esto?

Vick le mostró a Jung Min su máscara. —Escuchamos actividad sospechosa en la casa Phillips y pensamos que querías venir.

Hal soltó un bufido. —Viste que las luces se encendieron en esa casa. Eso no califica como actividad sospechosa.

—¿Sí? —preguntó Vick—. Si no me crees,    entonces, ¿por qué estás vestido como un ninja?

 —Porque nos dijiste que íbamos a jugar con láser —dijo Bob—. Dijiste que vistiéramos de negro para hacer las cosas más interesantes.

—Yo   estoy   interesado.   —Siwoo   elevó   la voz—. ¿Podemos ir a atrapar al chico malo o qué? 

—No hay un chico malo —dijo Hal con los dientes apretados.

Siwoo se sentó en el sofá y olfateó una lata de papas Pringles. —Para ser honesto, extrañamos salir contigo, Jung Min.

—No se suponía que dijeras eso —dijo Vick—. Nos hace parecer un grupo de niños en el patio de recreo que extrañan al chico cool.

 

Siwoo volcó el bote y empezó a comer las papas.

Jung Min se quedó escuchando a los hombres discutir. ¿Cómo terminó siendo el chico cool? Eso estaba más allá de él, pero los cuatro hombres parecían decididos a hacer de Jung Min uno de ellos.

«Eso no sucedería»Preferiría que sus colmillos fueran extirpados quirúrgicamente. —Con lo halagado que estoy de que piensen en mí, tengo problemas más apremiantes en este momento.

—¿Por qué no puedes ir con nosotros? —Lester casi parecía molesto y volteó la lata para luego sacudir las manos—. Eres como nuestro caballero de brillante armadura.

—Sí, a veces un caballero no es más que un idiota vestido con papel de aluminio —murmuró Hal.

—¿Qué fue eso? —preguntó Vick—. ¿Estás insultando a Jung Min?

—No he dicho nada —defendió Hal.

 

—Porque yo podría jurar que llamaste idiota al hombre —respondió Vick.

 —Caballeros. —Jung Min señalo hacia la puerta principal—. No esta noche.

Las cejas de Vick se levantaron. —Oh, ya veo. Eres demasiado bueno para nosotros.

¿Por qué cada vez que Jung Min estaba alrededor de estos humanos comenzaba a formársele una migraña? Estaba empezando a lamentar haberse alimentado de ellos.

Tenía que encontrar una manera de ayudar a Hwe Seung y no necesitaba esta distracción. Jung Min podía pensar en una sola forma de ayudar y estaba tratando de evitar llamar   al doctor de los lobos. Lo último que quería era que alguien supiera dónde estaba.

 

Pero Jung Min podía oler la enfermedad en Hwe Seung y sabía que lo que Jin Hee había dicho era verdad. El pequeño humano estaba volviéndose más débil, la enfermedad lentamente lo estaba matando. No podía mantenerse al margen sin hacer nada. Jung Min no iba a fallar en proteger a esta familia — incluso de una enfermedad mortal.

—Sólo una vez —dijo Lester, rogando a Jung Min con la mirada—. Sólo ayúdanos esta vez y nunca te molestaremos de nuevo.

—No puedo ser atrapado irrumpiendo en una casa — Bob dijo mientras comenzaba a caminar de un lado a otro—. ¡Saben que aún tengo problemas en la corte! Estoy bastante seguro de que el juez no vería con buenos ojos que irrumpiera en una casa.

—Amigo. —Vick se pellizcó el puente de la nariz, recordándole a Jung Min a Jongin con ese movimiento—. Fuiste a la corte por infracciones de estacionamiento. Actúas como si fueras a un juicio.

—¿Conoces a mi esposa? —Bob preguntó—. Se trata de ese juicio.

Toda esta situación era más que ridícula, pero Jung Min podía ver su necesidad de encajar, de darle sentido a sus vidas. Estaban usando esta situación para hacer frente a sus problemas personales. Pero ellos nunca iban a enfrentar sus miedos y fracasos huyendo.

Ese pensamiento hizo que Jung Min se detuviera. Pero su situación era diferente.

La esposa infiel de Vick no lo pondría en el sol para que se quemara vivo como el Ultionem haría con él. Ninguno de ellos  tenía  que  preocuparse  o  preguntarse  si  el Consejo dejaría caer toda la fuerza de sus leyes en él.

 

—Nos ayudará a apartar la mente de las cosas —dijo Kyu Jong junto a Jung Min.

—Sí, lo dijo el pequeño niño —Vick estuvo de acuerdo.

 

—No me llames pequeño niño —Kyu Jong bufó.

 

—Tranquilo. —Vick levantó las manos—. No quise ofenderte. No me burlaba, lo juro.

—Una noche —dijo Jung Min—. Les daré esta noche para resolver su crimen. Después de hoy seguirán por su propia cuenta.

—Trato. —Vick comenzó a moverse hacia la puerta—. Vamos a ser héroes.

 

Kyu Jong miró fijo a Jung Min. —¿Realmente crees que se ha cometido un delito?

—No. —Jung Min negó con la cabeza—. Pero tengo la sensación de que si no los ayudamos, estos hombres van a terminar en la cárcel o algo peor.

Kyu Jong agarró la mano de Jung Min y lo llevó afuera. Ambos evitaron entrar en la camioneta estilo equipo de futbol de mamá, eligiendo caminar por la calle.

—Deberías cambiarte a negro, pequeño —le gritó Vick a Kyu Jong antes de cerrar la puerta de la furgoneta.

—Estoy a cinco segundos de darlo a comer a todo lo que hace los ruidos en el bosque —Kyu Jong refunfuñó.

Jung Min se había olvidado de las preocupaciones de su pareja. Ese era otra cosa que tenía que atender. Si los ruidos eran rebeldes, entonces tendría que destruirlos. Si la fuente era un humano, entonces planeaba descubrir lo que estaban haciendo. De alguna manera, Kyu Jong dejaría de tener miedo.

La camioneta se estacionó justo en frente de la residencia Phillips. Jung Min sólo podía sacudir la cabeza. Esos idiotas estaban decididos a ser capturados. Encontró a Hal y Vick discutiendo en el camino de entrada, mientras él y Kyu Jong llegaban.

—Hay que estacionar la camioneta en otro lugar —Hal le gruñó a Vick.

—No importa si los descubrimos esta noche — respondió Vick.

Hal y Vick eran un desastre. Jung Min sonrió para sus adentros, sabiendo que Jaehyo patearía el culo de esos dos. Pero, Hal y Vick eran muy entretenidos. Jung Min no tomaba nada de esto en serio, pero sabía que Kyu Jong necesitaba la distracción. Su pareja había estado serio desde que habló con su madre.

Y Jung Min no culpaba al hombre en lo más mínimo.

 

Moviéndose frente a la patrulla del barrio, Jung Min se asomó a la ventana de atrás. Un hombre grande estaba allí con un cuchillo en la mano, algo rojo en la punta. Una mujer estaba sentada en una silla llorando mientras el hombre gritaba.

¿Qué infiernos estaba pasando?

 

—¿Qué ves? —preguntó Vick. El chico se movió junto a Jung Min y contuvo el aliento—. ¡Lo sabía!

Jung Min intentó entrar en la mente del señor Phillips, pero fue cerrada inmediatamente. Eso era muy raro. El hombre levantó la cabeza y él y Jung Min se miraron a los ojos.

 

—Joder. —Vick se agachó—. ¿Nos ha visto?

 

—Sal de aquí —Jung Min ordenó. No estaba seguro de lo que era el señor Phillips, pero no iba a permitir que Vick y sus hombres vieran nada de otro mundo.

—Por supuesto que no —dijo Vick—. Esta es nuestra investigación. No tendrás todo el crédito. ¿Está a punto de atacar a su esposa y quieres que corramos?

—Soy bueno con las investigaciones. —Bob comenzó a moverse hacia la entrada—. Me gusta saber cómo funcionan las cosas.

—¡Regresa aquí! —Vick jaló a Bob de vuelta hacia el grupo—. Estamos en esto juntos.

—¡Ahí viene! —Siwoo susurró su grito—. ¡El señor Phillips! ¡Por la puerta lateral!

 

—Es hora de irnos. —Hal tomó a Bob de las manos de Vick y los dos se fueron. Siwoo miraba a Jung Min y a Vick, una mirada incierta en su rostro.

—Váyanse —dijo Jung Min, empujando la orden a Vick y Lester, pero ninguno de los dos se movió. No entendía cómo estos hombres eran inmunes a sus sugerencias, pero no tenía tiempo para resolver las cosas.

La puerta lateral se abrió y el señor Phillips apareció en el patio trasero. —¿Qué están haciendo aquí? —les preguntó a los cuatro hombres.

—¿Necesito hacer pis? —Siwoo ofreció voluntariamente.

Jung Min ladeó la cabeza hacia un lado y olió el aire. Casi se echó a reír cuando se enteró de lo que realmente era el señor Phillips.

Un shifter.

 

Y el cuchillo olía a comida humana, no a sangre. El grupo se había equivocado.

 

—Te llamaré de nuevo, Tom. —El señor Phillips presionó el botón del extremo del Bluetooth en su oído. Ahora Jung Min lo entendía completamente. El chico había estado gritando a esta persona Tom, no a su esposa.

—¿Dónde está tu hijo? —Vick preguntó mientras sacaba el pecho.

—¿Quién infiernos eres? —preguntó el señor Phillips. Miró a Jung Min y luego a Kyu Jong y la comprensión llenó sus ojos oscuros.

—Ciudadanos preocupados —respondió Vick—. No hemos visto a tu hijo en más de una semana. —Vick hizo un gesto hacia el cuchillo en la mano del hombre—. Vas a acabar con tu esposa, ¿verdad?

El señor Phillips frunció el ceño ante la acusación de Vick, pero mantuvo los ojos fijos en Jung Min.

—Él es mi hermano —respondió el señor Phillips. Él cambió el peso a la otra pierna antes de preguntarle a Jung Min—: ¿Eres realmente un...?—Lo soy —respondió Jung Min. Por lo que Kyu Jong le había dicho, no había demasiadas personas paranormales por aquí.

El señor Phillips sonrió. —No muy a menudo me encuentro con un hombre como tú.

—¿Qué está diciendo? —preguntó Lester.

 —Gay —Kyu Jong respondió sin perder el ritmo.

 —Oh —dijo Lester mientras miraba entre los hombres que estaban a su alrededor—. No tengo ningún problema con eso.

 

El  hombre no debería. Jung Min había imaginado  que Lester soltaría la palabra “soy gay”El tipo era tan gay como Kyu Jong y Jung Min. Pero parecía que sus amigos no tenían ni idea de Lester.

Vick resopló. —Como si me importara eso. Lo que quiero saber es por qué tienes ataúdes en el sótano.

El señor Phillips no se veía muy feliz de saber que la patrulla había estado husmeando en su propiedad. —Tienes cinco segundos para salir como del infierno de aquí antes de que llame a la policía.

—Llámalos. —Vick se golpeó el pecho—. No tengo miedo de la policía. Tú eres el que tiene esos ataúdes y un cuchillo ensangrentado, no yo.

El señor Phillips se giró hacia Jung Min. —¿Es en serio?

 

—Me temo que sí. —Jung Min contuvo su sonrisa—. Pero él es inofensivo.

—Es como el hermano de mi esposa, pero aún mantengo un ojo sobre él. —El señor Phillips levantó el cuchillo y lamió la punta cereza con los ojos fijos en Vick—. Serás el siguiente si no te largas.

Kyu Jong se inclinó e inhaló profundamente, sus ojos se abrieron en   shock. —Pero yo fui a la escuela con su   hijo. ¿Cómo no lo supe?

 

El señor Phillips bajó el cuchillo, dándole a Vick un gruñido. —Jack se desarrolló tarde.

—No estoy muy familiarizado con su forma de vida, pero mi pareja está en necesidad de consejos. ¿Sería mucho pedir si pudiera venir un día, y aprender lo que significa ser... quién es? —Jung Min le preguntó al señor Phillips.

—¿Qué  significa  eso?  —preguntó  Vick—.  ¡Deja de hablar en código!

 

El señor Phillips se mostró sorprendido. —¿Él no lo sabe?

 

—Hola, aquí estoy. —Kyu Jong levantó la mano—. Y para responder a tu pregunta, no.

El señor Phillips se rio. —Claro, ven cuando quieras. Mi esposa estará encantada de que Jack tenga a alguien con quien hablar. Pero deja ese trabajo atrás. —Señaló a Vick.

—Que te jodan, amigo —respondió Vick—. Es mi trabajo asegurarme de que este barrio siga seguro.

El señor Phillips señaló con el cuchillo a Vick. —Ahora te recuerdo. Eres el tipo que me seguía en la tienda de comestibles.

Vick movió sus ojos a Jung Min. —No, no lo soy.

 —No se cometió ningún crimen aquí —Jung Min le dijo  a Vick.

 

—Toma a Siwoo y váyanse. Alguien tiene que calmar a Bob.

 

—¿Quién es Bob? —preguntó el señor Phillips.

 

—Es una larga historia —Kyu Jong respondió mientras seguía mirando al señor Phillips. Jung Min sabía que su pareja se estaba muriendo por preguntarle qué raza de shifter era el hombre, pero se mordió la lengua porque Vick y Siwoo aún estaban presentes.

Vick lanzó sus manos al aire. —Está bien, vuélvanse amigos del asesino. No me llamen cuando los mate.

Jung Min vio cómo los dos humanos se retiraban y luego se giró hacia el señor Phillips. —Tengo que pedirte un favor.

 

 

 

Continuara...

 


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