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109. El Deseo de Navidad de Mino (13) por dayanstyle

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—Voy a hacer pedazos su culo flaco —dijo Mino cuando se levantó de su silla, su pareja aún en sus brazos después de que Jelly-P se marchara—. ¿Quién coño se cree que es dándonos órdenes de esa manera?

—Por favor —dijo Taehyun mientras se ponía rápidamente los pantalones—. No hagas un escándalo. Necesito el dinero.

Su pareja no le miró. Las mejillas de Taehyun estaban sonrojadas y sus manos temblaban. Mino salió al pasillo, fuera del alcance del oído antes de decir, —Lo que hiciste ahí dentro fue asombroso. No te arrepientes, ¿no?

 

Sólo estaban comenzando, pero Mino estaba ansioso por conocer a Taehyun. No quería ningún obstáculo entre ellos.

—Nunca he hecho nada como eso antes, —admitió Taehyun—. Y nos atraparon.

Mino se rio entre dientes. —Eso es lo que lo hizo tan divertido y sexy.

—No fuiste el que tenía su polla colgando —dijo Taehyun—. Ahora bájame.

A regañadientes Mino bajó a Taehyun. Pero se mantuvo cerca mientras vagaban por los pasillos. —¿Este lugar no tiene un mapa o algo? — preguntó Mino.

Cuando observó el balanceo del culo de su pareja, Mino necesitó alivio. Hacer que Taehyun llegara al orgasmo había puesto dura su polla y caminar alrededor de extraños no hizo nada para que se le ablandara.

—No necesito uno —dijo Taehyun cuando entraron en el núcleo central.

—Fue suerte que encontraras el núcleo central.

Su pareja sonrió y robó el corazón de Mino. —Lo fue.

 

 

 

Jelly-P estaba de pie en el centro de la habitación, hablando con uno de los guardias de seguridad. Mino se tensó y se preguntó si tendría que matar a la mitad de la gente aquí para mantener a Taehyun a salvo. Miró por encima del lugar y sonrió por lo festivo que era. Aunque había estado sufriendo melancolía, Navidad era su época favorita del año. Sólo había necesitado a alguien con quien compartirlo.

Y ahora que tenía a ese alguien, sentía como si su deseo de Navidad se hubiera hecho realidad. Sin importar a donde mirara, sus ojos seguían vagando de regreso a Taehyun. Aún se sentía irreal y Mino tenía miedo de que en cualquier segundo, el pequeño humano se desvaneciera. Con ese pensamiento, se acercó más, casi chocando con la espalda de Taehyun.

—Por aquí —dijo Jelly-P rígidamente cuando levantó la mirada y notó a Taehyun y Mino.

—Lo juro, si comienza a gritar, ese esponjoso bolígrafo va a...

—Para —siseó Taehyun cuando comenzaron a caminar—. Te lo dije, necesito el dinero.

—No necesitas el dinero —discutió Mino—. Tengo suficiente para ambos para vivir cómodamente durante mucho tiempo.

Taehyun se detuvo y se dio la vuelta. Miró fijamente a Mino con el ceño fruncido. —Echa el freno, amigo. Puede que me haya llevado bien contigo, pero te estás moviendo a una súper velocidad. Necesitas frenar las cosas. Y rápido.

Los humanos eran tan frustrantes cuando no sabían sobre el mundo no humano. Mino puso las manos en sus caderas. —Soy un vampiro, Taehyun. Tenemos parejas. Tú eres mi pareja. Estamos destinados a estar juntos, ¿de acuerdo? Así que echar el freno no es una opción.

La piel bajo los azules ojos de Taehyun se crispó. —Te gusta quitar la tirita de un tirón, ¿no? —Dio un paso hacia atrás—. Es posible que quieras ir a toda marcha, pero me gusta a pasitos de bebé.

Taehyun se alejó y con un bajo gruñido, Mino fue tras él. —¿Dejarás de intentar alejarte de mí?

 

—Estoy siguiendo a Jelly-P, y si no lo has notado, es bastante rápido.

—Taehyun aceleró su paso.

—Y no quiero que te alejes de mi lado hasta que sepa que este lugar es aceptable —dijo Mino—. No confío en la gente que tiene nombres extraños o sonríe todo el tiempo. Es inquietante.

Taehyun se rio. —Es el taller de Santa. Aunque aún estoy intentando que me entre en la cabeza, ¿qué daño pueden hacer? Trabajan para Santa.

—Por favor, dime que no eres tan ingenuo.

—No, pero no necesito un guardia personal. Puedo cuidar de mí mismo si las cosas se ponen feas.

Mino echó un vistazo a los robustos guardias de seguridad y supo que su pareja no podría enfrentarse a ellos, pero se quedó callado. Taehyun sólo discutiría y Mino necesitaba arreglar las cosas.

 

Sacó el teléfono de su bolsillo. Tenía que llamar a su amigo J.Jun. No haría daño conseguir alguna información sobre este lugar. —Maldición —murmuró cuando vio la pantalla.

—¿Qué? —preguntó Taehyun cuando se dio la vuelta para mirar a Mino.

—No hay cobertura. —Lo que hacía que confiara en este lugar incluso menos. A Mino no le gustaba estar atrapado sin una manera de llamar a alguien.

—Es otro reino —señaló Taehyun—. ¿Qué esperabas?

—El reino demonio tiene cobertura.

Taehyun se detuvo y se dio la vuelta, jadeando ante Mino. —De acuerdo, no más revelaciones sorpresa. Aún no estoy preparado para descubrir nada más.

—Hay demonios, vampiros, cambiaformas, hadas, elfos y un montón de otras cosas por ahí.

—¿No te pedí que no me lo contaras?

Mino se encogió de hombros. —No me gusta que mi pareja no sepa esas cosas. Deberías ser consciente de lo que te rodea.

 

 

—Me estás dando dolor de cabeza. —Taehyun se dio la vuelta y siguió caminando.

Fueron a la oficina de Jelly-P. Mino esperaba que fuera rosa con destellos y gatitos arcoíris en todas partes. Estuvo un poco decepcionado cuando fue una habitación con un simple escritorio y un ordenador. —

¿Dónde está la explosión y el resplandor?

—Discutiremos mi explosión y resplandor más tarde. —Jelly-P cerró la puerta detrás de ellos—. Tomen asiento, por favor.

—Prefiero estar de pie. —A Mino no le gustó el tono de voz de Jelly-P. Tomó una postura protectora detrás de la silla de Taehyun cuando el elfo le miró y luego tomó asiento detrás su escritorio.

 

—Pensé que fui perfectamente claro de que resolverían su tensión sexual en la casa. No dije nada sobre ponerse en plan pervertido en su estación de trabajo. Hay reglas que seguir y cuando las reglas no se siguen, sobreviene el caos.

—¿Qué caos puede provocar hacer cosas pervertidas? — preguntó Mino.

—Lo siento —dijo Taehyun.

—Yo no —espetó Mino—. Es mi pareja.

Jelly-P gimió cuando se pellizcó el puente de la nariz. —¿Y acabas de descubrirlo?

—¿Hay algún problema con eso? —preguntó Mino.

—Complica las cosas —dijo Jelly-P cuando golpeó el escritorio con su puño.

Por Dios, alguien despertó en el lado equivocado del arcoíris esta mañana, pensó Mino.

—Ustedes dos van a estar demasiado ocupados intentando follarse mutuamente en cada oportunidad que tengan en lugar de rellenar esas listas.

—Movió un dedo hacia Mino—. No montarás al humano mientras estén en el taller.

—¡Oh, Dios mío! —Taehyunse volvió de un rojo profundo. —¿Podemos cambiar de tema? Lo entiendo alto y claro.

—Bien, podemos cambiar de tema. —Mino cruzó los brazos sobre el pecho y le dio a Jelly-P una mirada aduladora—. ¿Este curro viene con beneficios y coche de empresa?

Jelly-P parpadeó hacia él varias veces. Su expresión decía que Mino se había vuelto completamente loco. —Aquí no tenemos coches. Utilizamos trineos.

—¿Qué hay de un paquete de beneficios? Un hombre tiene que cuidar sus dientes si los necesita por un tiempo muy largo. Además, tengo una loca y sexy sonrisa y quiero mantenerla en buen estado.

—¿Demasiado ego? —murmuró Taehyun.

 

Jelly-P abrió un cajón, lo revolvió y luego lo cerró. Levantó la mirada hacia Mino con una sacudida de cabeza. —Sólo los empleados de larga duración tienen ese tipo de ventajas. Ustedes son temporales. —Puso un paquete de chicles en su escritorio—. Aquí, este es el único plan dental que conseguirás.

Taehyun se rio. Mino no lo encontró divertido. Un vampiro tenía que cuidar malditamente bien de sus dientes ya que los necesitaba para el resto de la eternidad.

—Entonces, ¿qué coño saco de esto? —Demandó Mino—. No trabajaré por un paquete de chicles.

Jelly-P recogió su portapapeles y comenzó a escribir algo con su mullido bolígrafo. —Como todos los temporales, serán recompensados monetariamente por su trabajo.

—No necesito el dinero —argumentó Mino.

—Entonces, ¿qué es lo que quieres? —preguntó Jelly-P cuando dejó el bolígrafo a un lado, dando toda su atención a Mino.

Al diablo con todo, Mino iría a lo grande. ¿Cuántas oportunidades tendría de estar en el taller de Santa? —Hay un rumor de que Santa tiene el mejor stock del mundo y quiero unas botellas para llevarme a casa conmigo.

—De todas las cosas que podrías pedir, ¿pides licor? —Taehyun miró fijamente a Mino con incredulidad.

—No hay trato. —Jelly-P balanceó la mano en el aire—. Nadie, y repito, nadie, toca su reserva oculta. Serás puesto en su lista de los que se portan mal de por vida si incluso piensas en robar una botella.

—No voy a robarla —dijo Mino—. Me la vas a dar.

Jelly-P salió disparado de su silla y golpeó las palmas de sus manos contra su escritorio. —No voy a darte una mierda, bestia.

Mino ignoró el arranque de Jelly-P. —¿Realmente tiene una graduación de doscientos?

—No voy a decir nada más.

 

—Eso está bien, lo descubriré cuando me des dos botellas. —No había manera de que dejara el Polo Norte con las manos vacías. Esta era una oportunidad de una vez en la vida y Jelly-P no iba a cruzarse en su camino. Tenía ganas de reír como un maníaco. Eso sólo hizo que Mino sonriera.

—Esta discusión termina aquí. —Jelly-P se dejó caer de nuevo en su asiento—. No más montar al humano en su estación de trabajo.

—¡Por Dios! —Taehyun se puso más colorado de lo que ya estaba cuando se levantó. Se detuvo en la puerta, sólo rondando ahí, viéndose avergonzado. Mino pensó que el rubor era sexy como el infierno. Tendría que hacer que su pareja se ruborizara más profundamente cuando estuvieran solos.

Jelly-P ignoró la obvia incomodidad de Taehyun. —Si no puedes evitar estar en celo, entonces maldición, haz lo que todo el mundo y escabúllete en el cuarto de baño.

Mino se rio entre dientes. —Ya me gusta este lugar.

—Ahora fuera y regresen al trabajo. Y quiero decir trabajar, no jugar. Tendré un ojo en ustedes.

 

Mino tiró a Taehyun más cerca, colocando la espalda de su pareja en su pecho. Le guiñó un ojo a Jelly-P cuando envolvió sus brazos alrededor de Taehyun. —Llaman a la gente como tú voyeur. Antes tuviste un obsequio, pero no te dejaré que mantengas un ojo en nosotros mientras follamos.

Jelly-P ladeó la cabeza hacia un lado. —Te caíste sobre tu cabeza de niño, ¿no?

—¿Y si así fue?

—Ahora largo.

—Tenemos que irnos. —Taehyun se liberó y agarró la mano de Mino.

—Bonita charla —dijo Mino mientras era sacado de la oficina—. Esperaré la siguiente.

 

Jelly-P le sacó el dedo medio cuando Taehyun cerró la puerta. Mino se puso rígido, esperando que su pareja le echara una bronca, pero en su lugar, el humano se echó a reír. Le gustó esa reacción mucho más.

—¿Qué es tan divertido?

—Tú —dijo Taehyun entre ataques—. Creo que me va a gustar estar a tu alrededor.

Eso derritió a Mino sobre el suelo. Rio como un tonto y probablemente se ruborizó—. ¿Vas a ayudarme a conseguir algo del licor de Santa?

La risa de Taehyun le relajó. —Pensé que no ibas a robarlo.

—Tenía que quitar a Pinkie de mi camino. —Acarició con la nariz a su pareja—. ¿Qué dices acerca de nosotros como Bonnie and Clyde y esa reserva oculta?

Taehyun le miró horrorizado. —¿Vas a disparar a alguien? Que hombre tan tonto. —No, robar una botella.

—No soy un ladrón.

—Yo tampoco, pero maldición, esa es la reserva oculta de Santa Claus ¿Cuándo tendremos una oportunidad como esta de nuevo?

—No soy Bonnie —argumentó Taehyun.

—Bien, yo seré Bonnie —dijo Mino—. Pero no llevaré un maldito vestido.

Taehyun le miró. —Eres una mala influencia.

No realmente. —Normalmente soy el único que disuade a la gente de hacer estupideces. Ya era hora de que hiciera algo salvaje y loco.

No iba a mencionar que solía ser un mercenario de alquiler. Tenían el resto de sus vidas para la completa revelación.

 

Una sonrisa comenzó a florecer en el rostro de Taehyun cuando se encogió de hombros. —Qué demonios. Nunca fui bueno para permanecer en la lista de los buenos de todos modos.

Jelly-P sacó la cabeza por la puerta de su oficina y miró a su alrededor. Mino y Taehyun no estaba en ningún lugar a la vista. Estaba dispuesto a apostar toda su colección de brillante ropa interior que esos dos iban a intentar tomar algo de la reserva oculta de Nick. Jelly-P no podía permitir eso. Era un tiquismiquis de las reglas y la regla ocho era que nadie tocaba el bourbon de Nick.

Iría el mismo al jefe, pero había un problema con esa idea. El compañero de Nick era un maldito bastardo al que no le gustaba la compañía en la casa. También era un hombre loco de celos. Si pensara que alguien le estuviera haciendo ojitos a su hombre, Dick lanzaría una rabieta de clase mundial.

Jelly-P se estremeció ante el pensamiento. Había visto a Dick enfurecido y no fue un espectáculo agradable.

Tendría que vigilar a Mino y Taehyun él mismo para asegurarse de que no estuvieran planeando un atraco. No sería la primera vez que alguien hubiera intentado poner sus manos en la reserva secreta de Nick y no sería la última.

 

 

 continuara...

 

Notas finales:

Tenía ganas de reír como un maníaco. Eso sólo hizo que Mino sonriera.

 


estoy imaginado esa expresion justo en este momento jajaja

dejen rw


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