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Es solo una cuestión de actitud por Aphrodita

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Notas del capitulo:

¡Jas! Ya sé que tendría que estar escribiendo el Aldebarán x Muu, pero para que me salga la porquería que me iba a salir si me sentaba a hacerlo, prefiero mil veces torturar a mis musas con un pollonny, porque ellas trabajan más a gusto con esta pareja que con cualquier otra... Por eso las compré u_u lógico ¿?. Eso nomás. Después sí me pongo con el aldemuriano (Y prometo seguir con “Lo que el viento nunca se llevó”).

El título del fic es el título de una canción de Fito Paez que nada tiene que ver con la historia del fic (No es songfic) Pero me apreció acorde (Además, de que como siempre, no se me caía una idea para el título)

Va dedicado a Gadya, porque hace mucho que no le dedico algo... Y bueno, teniendo en cuenta que fue una de las que más escribió sobre esta pareja, la tengo ahí, en un pedestal y le prendo velas y esas cosas que hace la gente. Gracias Gadya por tu sano apoyo.

Es solo una cuestión de actitud


Aphrodita





One Shot / Lemon:


Abrochó su campera de jean, botón por botón, una vez afuera y emprendió su marcha... Un caminar lento, pausado, decidido. Metió sus manos dentro de los bolsillos y bajó su cabeza al suelo. Era su primera vez, sí... Y a decir verdad desde hacia tiempo que sentía esas cosquillas bajas en su vientre que aumentaban sus ganas y curiosidad, sólo que antes no estaba tan maduro para hacerlo.

Ahora, con sus 19 años, Ikki por fin se sentía libre en ese aspecto... Libre siempre lo fue, hacía lo que quería cuando quería y como quería. Llegó ante la entrada y sorpresivamente, a pesar de lo pensado, no se sintió incomodo ni nervioso. Si alguien lo veía entrando a ese lugar, así fuese su madre, le daba igual, era bien hombre y hacia lo que se le venia en gana.

—Una. —Sentenció en la boletería como todo un macho.

El empleado cortó el ticket y se lo cedió aceptando a cambio el dinero para luego acotar con desgano:

—Sala 1, por la derecha, ya está comenzada.

Es que acaso ¿Había mas de una sala?. Era un cine de aspecto pobre y desprolijo, aunque limpio, no había mugre en el suelo, pero se notaba que era uno de los cines viejos de aquel barrio. Quizás en un pasado había sido uno de esos “respetados” cines; ahora no era mas que uno porno...

Ikki tomó la entrada y caminó ansioso hasta la sala, una ansiedad que disimulaba muy bien, aunque su cuerpo lo delataba. Sí, su “amigo del sur” no tuvo mejor idea que reaccionar ante sus pecaminosos pensamientos. Mirar una película pornográfica, en un lugar repleto de otros hombres ya entonados le subía la lívido de una manera que daba pavor.

Porque para colmo no era un cine pornográfico nada mas, ¡era uno gay! Siempre le había dado curiosidad ese tipo de lugares y luego de leer en una revista, obviamente pornográfica, que en los cines de ese tipo se solía conseguir sexo con facilidad, no lo dudo mas y decidió ir. Le tomó un año hacerlo, pero ya lo tenía decidido desde entonces.

No era que tuviese miedo, no... Era el Phoenix y nadie ¡Nadie! le iba a hacer el culo o siquiera forzar a hacer algo. Lo cierto que lejos de lo que él pensaba, en un cine porno no precisamente ocurrían cosas desagradables. Aunque la seguridad era inexistente, el empleado en la entrada de la sala no estaba de adorno.

La obscuridad del antro era parcial, desde ya, la pantalla ofreció la luz necesaria para ver algunos rostros, por no decir todos. El cine se encontraba relativamente vacío, aunque el “olor” a hombre era suficiente con los pocos especímenes masculinos que había allí. Volteó una vez para observar la película, como buscando cerciorarse que era el lugar al que había decidido ir, y sí... Hombres y ninguna mujer... Muchachos haciendo lo que él hacia tiempo había querido hacer ¡cuanta envidia! Se aguantó las ganas que tuvo de morderse los nudillos. Volvió su vista a las escaleras, buscando un lugar donde sentarse; lo mejor era el centro.

A sus costados no había nadie, pudo notar un poco más adelante una pareja besándose y acariciándose fogosamente, se entretuvo con esta vista en vez de mirar la película, pero luego posó sus ojos sobre la pantalla.

Comenzaba a entonarse y a entrar en confianza, buscando con la mirada algún joven atractivo y muy pero muy, muy puto, dispuesto a tener algo con él sin compromisos. Sin embargo, sí... algo tenia que pasar esa noche, la llegada de un nuevo joven acaparó la atención no solo del Santo de Athena, sino de varios hombres hambrientos de sexo. Al Guerrero no le llamó la atención porque fuese alguna celebridad caminando por la alfombra roja, o alguien demasiado atractivo o llamativo sino porque ese “alguien” era muy parecido a Seiya.

Solo un detalle: ERA Seiya. El peliazul se quedó de piedra ¡¿Qué mierda hacia ahí el ponny arruinándole su noche?! Con un carajo. Hizo lo que cualquiera hubiese hecho en su situación: Se escondió. Metió su cabeza prácticamente entre sus piernas echándose cobardemente al suelo (que asco, lo que debe de haber ahí abajo)

Con su corazón latiendo furioso se sintió diez veces estúpido y volvió a su lugar... No tenía porque andar escondiéndose de él. Lo buscó con la mirada, primero por arriba, pero no lo halló en aquella dirección. Afortunadamente, el castaño, había decidido sentarse tres filas mas adelante.

Ikki se quedó con su frente fruncida, observando su cabellera cual fósforo apagado; al igual que todos, Seiya se entretuvo observando la película. Sin embargo, pasados unos segundos, minutos, horas, años, no lo supo a ciencia cierta el Phoenix, un hombre se sentó junto al Pegasus.

—¡Ah, no!. —Exclamó el Phoenix de una manera tan poco sutil que los hombres sentados en la fila de adelante voltearon a verlo.

Acaso ¿Fue de envidia? ¿Porque Seiya consiguió a alguien mucho más rápido que él? No, a esas alturas el peliazul había olvidado porque se encontraba allí. Su “amigo del sur” se encontraba casi muerto y ni con una resucitación o con una respiración boca a boca podría revivirlo. Fue demasiado para él ver esa asquerosa situación (Asquerosa para él) Olvidándose de todo y de todos se puso de pie con sus puños cerrados y caminó decidido hasta donde se encontraba el escuincle ese ¡Justo antes de que ese hombre! ¡Que podría ser su condenado padre! ¡Le pusiese una mano encima y seguramente alguna otra cosa!

—¡QUE CARAJO, PONNY DE MIERDA!
—¡¿IKKI?!

En ese momento Seiya murió, resucitó, volvió a morir, y volvió a resucitar para llegar a la lucida conclusión de que volvería a morir pero en manos de su pseudo amigo.

—¡Vete de aquí viejo sucio y asqueroso!. —Le gritó al buen hombre que pobre, su único pecado había sido cruzarse con dos Santos de Athena locos por una guerra.
—¡¿Qué haces aquí?!. —Exclamó nuevamente el Pegasus ignorando la ridícula huida del tipo que se le había acercado minutos antes: arrastrándose por el suelo.

Buena pregunta. ¿Qué le decía? El Phoenix frunció su frente y se cruzó de brazos.

—¡¿Que te piensas?! ¡He venido a buscarte pendejo!.
—Por favor, retírense. —Acusó una voz con tono firme.
—¡¡Mierda, sácame la puta linterna de la cara!!. —Se quejó el peliazul enceguecido por la luz —¡O te la meteré en el culo como enema!

Ya una vez afuera de aquel antro, en los pasillos, la discusión siguió su marcha.

—¡No soy Shun, no eres mi niisan afortunadamente, ni mucho menos mi padre!. —Aseveró el pequeño elevando su dedo índice. —¡Así que ve a darle nalgadas a tu otouto por mirar pornografía en Internet y visitar sitios yaoi! —Esta bien, se le había ido la mano, pero la situación lo sobrepasó.
—¡Mocoso insolente, tienes 17 años nada más! ¡¿No sabes leer burro tonto?!... —Gritó señalando el cartel en la entrada —¡PARA MAYORES DE 18!
—¡JA!... —Rió Seiya incrédulo ante lo que estaba viviendo. Como si la gente respetase las normas.
—¡¿Desde hace cuanto que frecuentas este asqueroso lugar?!. —Preguntó haciéndose el “yo no, gracias”
—¡¿Pero que te crees que soy?!. —Casi gritó ofendido hasta la medula, su amigo dio la media vuelta y caminó hasta la calle, justo frente a la boletería, sin embargo Seiya lo siguió detrás para defenderse de tal agravio —¡¿Qué estas insinuando?! OBVIO que es la primera vez.
—Nos vemos el fin de semana que viene, Seiya... —Saludó el boletero inocente.

Seiya miró al boletero, luego a Ikki, Ikki miró al boletero, luego a Seiya, Ikki y Seiya se miraron... El boletero los miró, se rió y todo fue una confusión.

—Que noche de mieRRrrrda... —Espetó el Pegasus dando la media vuelta para irse.

Ikki lo siguió, una cuadra atrás... Ya no tenía sentido quedarse en la calle, a decir verdad, para él también había sido una noche de mierda. Llegaron ambos a la Mansión, aunque no precisamente juntos, pero casi al mismo tiempo.


***

Los días siguientes en la Mansión fueron tensos, Ikki y Seiya no se miraban siquiera, ni al caminar (Así que se chocaban como autitos chocadores ¿?). Quizás por vergüenza, culpa, remordimientos, lo que fuese, pero era más que suficiente para buscar evitarse.

Sin embargo, por su parte, Seiya llegó al punto de experimentar una culpa desgarradora. Rememorando esa fatídica noche llegaba a la conclusión de que se había excedido con sus palabras, además algo no le cerraba.

Fue el fin de semana siguiente, en el cual, como todos los viernes, los Santos de Bronce se reunieron en la sala de juegos para ver una película, que el Pegasus decidió disculparse y a su vez quitarse algunas dudas. Por eso que se ofreció, gentilmente, a ir en busca de Ikki.

—Ya casi está... Shun ¿llamas a tu niisan? —Propuso Hyoga de pie con el cable del televisor.
—Voy yo. —Se apuró el castaño sorprendiéndolos a todos y desapareció por las escaleras rumbo a los cuartos.

Como siempre había actuado sin pensar. Una vez frente a la puerta del Phoenix se dijo mentalmente “¡¿Qué hago?!” Iba a dar la media vuelta, para regresar con una mentira y que fuese Andrómeda en busca de su niisan, pero ya de espaldas el dueño de aquel cuarto abrió la puerta encontrándose con el menor.

—¿Qué? —Espetó Ikki aparentemente molesto aunque en realidad esa era su forma de hablar.
—Perdón. —Le surgió a Seiya de la nada, volteando rápidamente –Perdón por molestarte, pero te estamos esperando para ver la película.
—Esta bien, voy al baño y bajo. —Se cruzó de brazos, intuyó que el otro tenia algo mas guardado porque no se iba y en cambio estaba parado con cara de cachorro hambriento.
—Perdón.
—Eso ya me lo dijiste, tres veces, ponny tonto.
—No es que... —Tomó aire y soltó lo que tenia adentro —Perdón por tratarte tan mal esa noche.
—Pero tenias razón, no soy tu niisan... —Respondió rápidamente comprendiendo a que se refería su compañero —AFORTUNADAMENTE. —Remarcó sumamente ¿herido?
—Lo siento, fui un idiota es que...
—Lo sé.
—Si, soy un idiota... Gracias por... por... ¿cuidarme?... Pero no soy un niño, suficiente tengo con Shiryu que me regaña como si fuese mi padre porque tomo leche del pico de la botella, para que tu...
—Ya ponny, no soy tu jodido psicólogo. Te perdono. —Pasó junto al Pegasus y desapareció por la puerta del baño.

Al final se había disculpado, pero no había sacado nada en claro de esa noche. Lo que no le cerraba al castaño era un detalle quizás estúpido, pero si Ikki fue a buscarlo ¿Por qué apareció por la parte de arriba del cine? ¿Por qué no lo vio llegar? Si desde su lugar tenia una buena ubicación de la puerta. Aun mas raro, Ikki se había ido de la Mansión al menos 45 minutos antes que él. Negó con su cabeza y se fue, la culpa comenzaba a abandonarlo pero no la incertidumbre.

***

Ahora el que se sentía culpable era Ikki, pero a diferencia de Seiya el no se molestó tanto, simplemente ignoró ese sentimiento. Sin embargo algo que a él no le gustaba, entre muchas cosas, era la hipocresía y él se estaba convirtiendo en la personificación de dicho defecto.

Durante esa semana el Pegasus se mostró menos molesto y mas ¿agradecido? con el Phoenix lo cual crispaba los nervios ya que lo hacia sentir aun peor... Aunque el peliazul lo disimuló muy bien.

El fin de semana siguiente no hubo quórum para ver películas, esa noche, ese viernes, saldrían a divertirse. Sin embargo, el antisocial peliazul que había dicho desde antes que no iría, al salir de su cuarto se encontró con la luz encendida de la habitación del ponny, le llamó poderosamente la atención que este no quisiese salir con el resto.

La Mansión se hallaba en silencio, como dormida, ni siquiera una mosca volaba, y el “toc, toc” de la puerta retumbó en los pasillos.

—¿Quien?. —Investigó Seiya innecesariamente... innecesariamente ya que no había nadie despierto en la Mansión y el estaba cien por cien seguro, pues antes de decidirse a no salir, se cercioró de ello.
—Tu puta hada madrina. —Respondió Ikki.

Su hada madrina, juró el Pegasus, era travesti... No la recordaba con una voz tan gruesa.

—Pasa, está abierto. —“Como otra cosa”, pensó el inocente castaño.
—¿Qué pasa ponny? ¿No sales?
—Pues... no. —El aludido se arrodilló en su cama, con su piyama puesto.
—¿Por qué?
—No tenia ganas... —Mintió el menor, en parte ya que algo de verdad hubo en sus palabras.

Shiryu ya había avisado que no saldría pues al otro día tenia que levantarse temprano; y ni ganas de estar en el medio de Hyoga y Shun para ver como se besaban sin reparos en algún bar gay de mala muerte. Cosa que Ikki no sabia y que el Pegasus, por su salud física, no pensaba decir.

—¿Qué sucede?. —Investigó el castaño notando el mutismo en su compañero.
—No soy bueno con estas cosas ponny. —Dijo el peliazul de la nada, incomodo, bajando su vista al suelo —Pero me comporté como un patán.
—Todo el tiempo. —Aseguró Seiya en un murmullo.
—Bueno... —Canturreó Ikki molesto —No me obligues a golpearte —Acusó con su dedo índice.
—Esta bien. —Pronunció el castaño con una fugaz sonrisa —¿Hay algo mas que quieras amenazar? ¡Digo! ¿Decir?
—Pues, no. —Se rascó su cabeza.

Sin embargo se quedó de pie en ese cuarto. Al darse cuenta de su actitud dio la vuelta para marchar, pero el menor llamó su atención.

—Ikki...
—¿Qué?
—Si tu fuiste a buscarme ¿Cierto?
—Cierto. –Una gota de sudor frío recorrió su espalda.
—¿Por qué no te vi llegar?

El Phoenix abrió su boca, sin saber bien que responder.
¡Mierda! Era un hipócrita y apestaba serlo. Pero tontamente Seiya se le adelantó.

—Ya sabias que iba a ir.
—Exactamente. —Tosió nervioso e intentó huir.
—¿Pero como lo sabias?

Nuevamente el peliazul abrió su boca, en ultima instancia, si no sabía que responder, podría salir con algún insulto y/o amenaza, eso siempre funcionaba.

—¡Aaaah!. –Se adelanto el Pegasus otra vez —Me seguiste otras veces.
—Si.
—El miércoles anterior a esa semana ¿No? Me estuviste espiando, me viste ingresar.
—Claro... Bueno ponny, tengo cosas mas interesantes que hacer que estar aquí en tu cuarto, así que me voy a mirar el canal del tiempo.

Con su corazón latiendo a mil por hora, el peliazul desapareció de aquel cuarto. Si, era un hipócrita, pero solo él lo sabia así que todo estaba bien. Carajo, estuvo a punto de delatarse y quedar como todo un marica frente al buchón de la casa.

Seiya se quedó en su cuarto riéndose maquiavélicamente; después el “idiota” del grupo era él. Con esa conversación la situación se aclaró. Ikki no lo había seguido, había ido al cine y justo combinaron esa salida, pero eran todas mentiras del Phoenix... Ya que el, el miércoles, había ido con Hyoga y Shun a un cine común.

***

Inquieto en su cama, se quedó boca arriba observando el techo de su habitación y las formas de las sombras que la luz del velador ofreció. La música de su equipo sonaba ajena, lejana, se había perdido en sus pensamientos.

Ponny puto ¿Iba siempre a ese cine? Ikki se lo esperaba de cualquiera, hasta de Shiryu, pero no del Pegasus. ¿Por qué? Ni el lo supo, pero sencillamente creyó que aun el castaño mojaba la cama. Jejeje, se rió estúpidamente ante este pensamiento.

Y si era así ¿A que iba siempre a ese cine? Respuesta obvia, hasta cierto punto. ¿Iba en busca de lo mismo por lo que había ido él esa noche? Un poco de sexo casual. Llevó sus brazos detrás de su nuca y cerró sus ojos.

—Ikki ¿estas despierto?
—Depende. —Respondió este.
—¿Quieres ver una película?

El Phoenix abrió un solo ojo y observó al castaño de pie debajo del marco de su puerta.

—Bueno, has lo que quieras. —Apuró el Pegasus impaciente —Estaremos abajo.
—Ahora voy.

El “Estaremos” le indicó al peliazul que Shiryu se encontraría allí, o que bien Hyoga y Shun habían regresado... ¡Un momento! ¡¿El pato sarnoso y asqueroso y su otouto habían salido solos?!... ¡Con un carajo!, un poco tarde había reaccionado.

Algo furioso consigo mismo se puso de pie, se calzó las pantuflas y bajó a la puta sala de televisión, o de juegos mejor dicho. Pero contrario a lo imaginado el Ponny se encontraba solo preparando todo.

—¡¿Mi otouto no regresó?!
—¡Hay! ¡No grites!. —Se sobresaltó el castaño llevándose una mano a su pecho para detener a su corazón.
—Perdón... Mi otouto y ese ganso pecho frío ¿Regresaron?
—¡No!.
—La puta. —Soltó el mayor sentándose sobre los almohadones. —¿Y la lagartija jurásica? ¿No va a ver la película?
—No, al final se acostó a dormir, mañana tiene que rendir un examen. —Mintió descaradamente, ya que ni siquiera le preguntó; poniendo la película en la videocastera tosió nervioso.

Para ser sinceros, estar a solas con Ikki lo ponían mas que nervioso, expectante y alerta.

—¿Qué alquilaste?... ¿La película de “Mi pequeño Ponny”?... —Rió ante su estúpida acotación mientras el otro se limitó a mirarlo de costado —¿Winny Pooh?... —Siguió Ikki pero sin recibir respuesta —¿Las Tortugas Ninjas? ¿Los Power Rangers?... Ya ponny ¿Qué mierda alquilaste?
—Ninguna... —Respondió harto, había sido una muy mala idea ver una película con el Phoenix —La saqué de mi videoteca.

El menor se sentó a su lado. La sonrisa del peliazul se borró de sus labios, cuando la película comenzó a andar. Con sorpresa y algo de pavor notó que no era una infantil o de aventuras. No pasaron ni cinco segundos que en la pantalla los actores, todos hombres, ya se encontraban desnudos.

Se mantuvieron los dos en un silencio desgarrador por largos cinco minutos. Seiya muerto del miedo por la posible reacción del mayor y este sorprendido porque lo que menos hacia el ponny, aparentemente, era chuparse el dedo... Y sí otras cosas. Giró su cabeza hasta posar sus ojos sorprendidos en el menor de los Kido.

—Ponny ¿Qué onda?

¿Sabía Ikki o al menos sospechaba cuanto le calentaba a Seiya que le dijesen ponny?

—¿Qué?. —Se desconcertó este —¿Qué tiene? Digo, ya que no pudimos ver la película en el cine. —Elevó sus hombros, todo inocente él.
—¿Vas seguido a ese cine?. —Investigó Ikki casual frunciendo su frente.
—Si. —Respondió el Pegasus sin aparente importancia.
—¿A que?. —Perspicaz el mayor, una media sonrisa surcó sus labios.

En el ambiente ya se podía respirar los altos niveles de testosterona u olor a huevo, si prefieren. Las luces apagadas, iluminado el lugar con la luz de la televisión y en la misma aquellas imágenes candentes y obscenas, sin restarle participación a los gemidos masculinos.

—Voy... —Pronunció lentamente el menor disfrutando de cada palabra dicha --Por lo mismo a lo que fuiste tu esa noche.

¡A la mierda! Se la mandó a guardar. Ikki tragó grueso y perdió su mirada en la pantalla. El castaño por dentro se reía desaforadamente. Habían llegado a un punto en el que uno de los dos debía avanzar o echarse atrás, ¡pero algo y pronto!.

—Era mi primera vez. —Se defendió el peliazul ofendido.
—Esta bien. —Dijo Seiya —No puedo ser tan hipócrita de acusarte.

Otra vez... Se la había mandado a guardar. Seiya Kido 2, Ikki Kido 0.

—Esta bien... Seré hipócrita, pero no tan mamón...
—¿Eh?
—Eres un cobarde, incapaz de ser sincero y juegas como un chiquilín... ¿Porque no vas de frente?

Eso había sido duro. ¡Seiya Kido 2, Ikki Kido 1!

—¿Qué insinúas? —Seiya se incorporó en los almohadones sumamente furioso.
—¡Vamos ponny! ¡Me invitas a ver una peli porno gay un día en el que estamos solos! ¡Dilo de una vez!... —Cerró sus ojos y se cruzó de brazos autosuficiente —No te culpes, es inevitable... Pero admite lo evidente, te mueres por tener algo conmigo.
—¡Narcisista!
—¡¿Qué significa esa palabra?! ¡¿Eh?!. —Desafió el Phoenix sabiendo que el otro no sabía, valga la redundancia.
—¡No importa lo que significa!. ¡Lo eres y punto! —Shiryu siempre lo acusaba al peliazul de ello cuando salía con algo similar, así que le pareció acorde. --¡Hipócrita se lo que significa! ¡Y tu lo eres! —Acusó con su dedo tembloroso, su cara transformada por la ira.
—¡Me tienes harto pendejo!... —Aclaró el peliazul con un grito masculino tomando bruscamente a su compañero por los hombros para tumbarlo.

Seiya ya se vio entrelazado en un feroz combate con el Phoenix, pero contrario a lo pensado, este se le fue al humo, inutilizando sus brazos, apoyando todo el peso de su cuerpo en el suyo para poder ¿Golpearlo? No ¡Para poder besarlo!

—Puto. —Insultó Ikki cuando soltó aquella boca.
—Puto reprimido... —Contraatacó Seiya cuando se vio librado de ese violento beso.

Otra vez, Ikki se le fue al humo para silenciarlo, solo que a diferencia de antes interrumpió la boca de su compañero con su lengua. Si el ponny quería “guerra”, se la daría; por atrás y en la boca.

Poco a poco las fuerzas de Seiya comenzaron a ceder, en realidad desde el inicio no quiso evitar aquello, porque de haberlo querido realmente, por empezar, no lo hubiese invitado a Ikki a ver una película pornográfica.

Pero a pesar de que el Pegasus ya no forcejeaba, el Phoenix no dejó de besarlo con furia, en castigo, enojado con él... Hasta llegar al punto de causarle un pequeño sangrado en el labio que se encargó de limpiar con su lengua.

Ya no había vuelta atrás, el miembro atrapado dolorosamente en el pantalón del peliazul necesitaba meterse en cierto lugar y calmar sus ansias... Y el castaño estaba entonado desde hacia rato por no decir días.

El mayor se distanció un poco del cuerpo del menor para poder desabrocharle los botones de la parte de arriba del piyama... sus manos actuaron torpes, ansiosas por redescrubir esa piel morena. El pecho de Seiya subía y bajaba con rapidez, agitado por tanta desesperación en el otro. Los ojos grises de Ikki daban miedo.

Cuando las tetillas del Pegasus hicieron su aparición, el Phoenix se encargó de chuparlas, besarlas, lamerlas y morderlas. Dos pequeños botones con una superficie irregular, endurecida y áspera. Así logró arrancarle los primeros gemidos, apenas sonoros.

—Quítate el pantalón. —Apuró el peliazul escuchando de fondo a los actores de la película gozando exageradamente.

El castaño no se hizo rogar, obedeció las ordenes del mayor pero con una lentitud que a Ikki lo arrastró al borde de la histeria, lo ayudó en esa labor, dejándolo solamente vestido con unos pantaloncitos de color verde claro.

El Phoenix observó con lascivia las largas piernas de su compañero de batallas, las acarició con fuerza, sobre todo en la parte interna de los muslos, notando el gracioso respingo de la hombría del menor ante el rudo contacto.

El peliazul aun se encontraba vestido, pero en pocos segundos solucionó ese inconveniente quedándose solo con su piel desnuda. Seiya tragó grueso, a decir verdad el mayor tenia un cuerpo aun más infartante del que había imaginado, surcado por viejas heridas, desarrollado con el tiempo. Su virilidad erguida en su totalidad le indicó que le esperaba una noche larga y dura.

Ikki notó la mirada de su amigo en aquella parte santa, bajó su propia vista a su propia hombría notando la cabeza ligeramente humedecida y el tronco hinchado a más no poder. Sin mediar palabras se acercó a Seiya tomándolo de los cabellos y lo jaló, apasionadamente, sin buscar causarle daño, para que su cara quedase frente a su palpitante pedazo.

Por inercia, instinto, lo que fuese, el Pegasus abrió su boca y engulló aquel miembro, saboreando con deleite la suave y salada textura. Su forma alargada se deslizó fácilmente por su boca hasta llegar a su garganta, no quiso provocarse arcadas, así que aguantó hasta ese punto, lo retiró y lo volvió a engullir, así varias veces.

El Phoenix cerró sus ojos y tiró su cabeza hacia atrás... No recordaba cuando había sido la ultima vez que le habían dado una mamada. No sabia si el castaño estaba haciendo maravillas o era un experto, dada la situación para él era más que suficiente, lo estaba arrastrando al borde del orgasmo. Por eso retiro la cabeza del menor para ponerse de pie y obligarle al otro a hacer lo mismo.

Seiya al principio se desconcertó, cuando su amante lo puso de espaldas, pero la excitante voz de Ikki se hizo oír en un suave murmullo.

—Quítate la ropa interior.

Temblando de placer y curiosidad, el Pegasus nuevamente obedeció y en un solo segundo (era rápido el chico) el pantaloncito desapareció. El Phoenix ahogó un gemido ronco al ver, gracias a la débil luz del televisor, las redondeadas y bien formadas nalgas de su buen amigo.

—Que linda vista. —Pensó... Lo dijo; el peliazul no lo supo. —Muéstrame mas.

El menor interpretó aquello ultimo y con sus dos manos abrió sus nalgas mostrándole sin tapujos su parte mas privada e inexplorada, al menos por el resto de los humanos, el mismo Seiya si se había “explorado” y muy bien.

Ya había tenido suficiente, si no introducía su miembro cuanto antes, acabaría a raudales sobre los almohadones y teniendo a un amigo muy puto a su merced y dispuesto a recibir no pensaba dejar pasar esa oportunidad.

De pie como se encontraban, Ikki abrazó por atrás a su compañero mordiendo su hombro y apoyando su hombría en sus glúteos. Seiya supo lo que buscaba el Phoenix, por eso se arrodilló en los almohadones colocando las palmas de su mano sobre la alfombra.

El peliazul tomó su propio miembro y la guió a la entrada del Pegasus pero este se inclinó levemente hacia adelante para decir en un susurro:

—Espera.

¡Dioses! No era momento para decir eso. El mayor se quedó helado al oír aquello, pero el castaño no le dio tiempo a protestar ya que acotó:

—Ponte un preservativo.
—¡No tengo! —Se quejó Ikki al borde de una crisis de nervios acompañado de llanto ¿Podía ser posible? ¿Qué el ponny arruinase tanto el clima?

Pero el menor rápidamente buscó dentro del bolsillo de su piyama un condón. Aquello sorprendió al Phoenix pues ¿Hasta que punto Seiya estaba preparado? Sonrió de medio lado, motivado nuevamente. Pero no, tenia que ponerse esa cosa de porquería en su sagrado pene. Y mientras el Pegasus le decía que era mas sano e higiénico el peliazul luchaba con el preservativo.

Aquello comenzaba a enfriarse, pero nuevamente Seiya actuó con rapidez (Ya dije que el chico era rápido) y gracias a lo aprendido en las ciento de películas pornográficas que había visto y en las revistas de relato que había leído, se las ingenió para colocarle el condón con la boca.

No quiso admitirlo, pero ese detalle casi lo obliga a eyacular sin haber comenzado siquiera a penetrar. Una vez listos, el Pegasus volvió a su posición, con las rodillas sobre los almohadones y las palmas de sus manos sobre la alfombra. Ikki apoyó la punta de su miembro en la sagrada entrada y antes de empezar a empujar... Si... ¡Fue interrumpido otra vez! Pero contrario a lo pensado, en esta ocasión la interrupción valió la pena, ya que debajo de los almohadones el Pegasus sacó un pote que cedió a su amante. Este, entre sorprendido y excitado hasta la medula, acotó al mismo tiempo que untaba la vaselina en su pedazo:

—Tenias todo fríamente calculado ¿No? ¿Ponny?

Arrojó el pote a cualquier lado y volvió a su lugar.
Así que el ponny degenerado había planeado todo para quedarse a solas con él ¿Qué quería? ¿Qué se lo “montara”? Era evidente.

—¿Querías esto? ¿No?... —Murmuro casi inentendible al mismo tiempo que el largo tronco de su pedazo se abrió camino a través del interior del menor.

Este hundió su rostro en los almohadones ahogando un grito. Era bien hombre y un Santo de Athena, se aguantaría el dolor. Lo cierto es que Seiya terminó viendo todas las constelaciones habidas y por haber.

Era muy estrecho el Pegasus, comprobó Ikki cuando llegó con dificultad hasta el final. Se quedó allí un buen rato, no sólo para disfrutar de la calurosa y agradable sensación, sino para evitar acabar tan rápido. Pero ya, no lo pudo evitar.... Comenzó a meter y sacar, primero lentamente... Lo que le dio la posibilidad al castaño de acostumbrarse a la invasión de su cuerpo y al dolor. Luego la situación se volvió insostenible y fogosa. Los gemidos opacaban los del televisor, que ya había quedado olvidado relegado no a segundo plano sino a cuarto.

Seiya cerró sus ojos y trató de disfrutar, y vaya que lo estaba haciendo, por fin tuvo lo que por tanto tiempo había buscado sin éxito; hasta ese momento, claro. Acompañó los gemidos de su amante, con unos tímidos sonidos guturales. Ikki no aguantó más y dando un sonoro golpe con su mano en la nalga izquierda del menor se descargó en su interior llenándolo de abundante y espeso semen.

La respiración del Pegasus estaba agitada, y él todo alborotado y excitado. Notando la situación del castaño y compadeciéndose de él, cuando pudo recuperarse, el Phoenix quitó su miembro del interior de su amigo y lo volteó para poder tragar su miembro. No pasaron ni cinco segundos que el menor explotó, pero no en la boca del peliazul, este hábilmente se retiro casi a tiempo, casi porque un insignificante chorro de semen dio en su cuello.

En silencio se desplomó al lado de Seiya, escuchando el jadeo de este y su dificultad para respirar. Se quitó el preservativo que tenia puesto, le hizo un nudo, lo dejó escondido en el envoltorio para tirarlo mas tarde y no se movió del lugar.

Afuera, en la cálida noche, los grillos “cantaban” y cuando la televisión se apagó luego de estar encendida varios minutos sin imágenes, el Phoenix tomó la cintura del Pegasus y buscó sus labios para besarlo en la obscuridad con tanta dulzura que pareció ser otro sujeto. Se quedaron allí, desnudos, abrazados, sin decir palabra alguna, disfrutando de la cercanía y de la piel del otro.

El castaño no se animó a decirle que esa había sido su primera vez con un hombre, por mas seguro que estuviese el peliazul en la experiencia del menor; pero en las noches siguientes, cuando repitiesen aquel acto y los sentimientos se afianzasen y cobrasen formas, se animaría a decirle ese pequeño secreto y cuanto lo había deseado desde sus quince años, cuando descubrió lo mucho que le gustaba espiarlo mientras realizaba sus abdominales nocturnas.


FIN
Notas finales:

Ains, terminó semi romántico. Gracias por leer. Nos vemos con un aldemuriano si las musas quieren (Carajo). Sino no sé, me pondré con la continuación de “Lo que el viento nunca se llevó” o con un Kanon x Milo para Irivinte.

Dirán ¿qué tienen que ver el titulo del fic con la historia? Mas allá de que no se me ocurría ninguno y siempre es bueno plagiarle a Fito ¿? Lo de Seiya fue solo una cuestión de actitud. Ok o.O

Pido perdón, pero por falta de tiempo no puedo subir todos mis fics aquí ni responder comentarios debidamente, es por eso que les digo que si quieren saber de mi (aun vivo y respiro) pueden ir a mi foro --> www.pegasusfantasy.creatuforo.com

 

Besos!

¡Besos!

9 de octubre de 2007 – Argentina.


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