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Lo que el viento nunca se llevó por Aphrodita

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Notas del fanfic:

Saint Seiya no me pertenece, todo del magnánimo Kurumada.

Notas del capitulo: ¡Por fin! Si, ya sé que había prometido el Shiryu x Seiya, hace cinco fics que lo vengo prometiendo. Pero esta vez va en serio, traigo este fic y después el cochino Dragón x Ponny >.<

Advierto que este fic está catalogado como NC-17, aunque no habrá lemon al principio. Pero están advertidos, menores por favor abstenerse de leer ¿?. De más está decir que los personajes y Saint Seiya no me pertenecen en absoluto (que más quisiera yo u_u)
La muchacha de cabello morado se pase impaciente por toda la extensa Mansin, no pudo, aunque lo intent, ocultar su sonrisa.
Su larga melena no haba variado en longitud y volumen a pesar de los aos, ms su rostro profesaba el paso del tiempo.
Vestida con su solero estampado de delicadas violetas, sali al exterior, para ver si de esa forma lograba calmar sus ansias. La noche se encontraba serena, las estrellas en todo su esplendor y la luna iluminando el agua quieta de la piscina.

Escondi el secreto porque ella amaba las sorpresas; aunque los otros inquilinos de la Mansin sospechasen que algo ocultaba, la Diosa se las ingeni para no soltar bocado. Sobre todo frente a un insistente y persuasivo Seiya.

Con su gran sonrisa camin por el amplio jardn atestado de rosas blancas. Una sonrisa que se plasm en sus labios desde que haba recibido la noticia de Shiryu.
Se entretuvo, desde entonces, a imaginar cmo serian sus vidas una vez todos reunidos.
Aunque la rutina era muy tranquila, luego de la batalla contra Hades, a su vez se haba tornado aburrida y porque negar que extraaba horrores volver a verlos juntos?
Quizs precisamente ella no haba tenido una buena relacin con los muchachos, pero ese cario, por todos las momentos vividos y las pruebas superadas, consigui que anhelase poder estar as: congregados, como cuando eran nios, en la Mansin de su abuelo.

Su difunto abuelo Cuntas noches le haba rezado para que el milagro ocurriese?...

Un milagro, ya que no haba grandes probabilidades de que los chicos volviesen a reunirse Por qu? Porque ya no eran los mismos, las guerras, el sufrimiento, la tristeza los haba cambiado; eran “otros” por un lado, aunque no dejaban de ser ellos mismos. Algo de contradiccin.

Respir profundo, agradeciendo al cielo la inminente llegada del Dragn. Poco a poco, los hermanos Kido volvan a juntarse.


***

El castao apag la consola resoplando con fastidio, no tena gracia jugar solo o contra la mquina. A decir verdad casi todo haba perdido inters para el aguerrido Santo del Pegasus, tal vez debido a lo que los adultos llaman “Crisis de la adolescencia”; Que le haba llegado un poco tarde, empero en el ltimo tiempo todo le generaba apata.

Se ech sobre su cama, simplemente a mirar el techo blanco de su cuarto. Odiaba estar peleado con Shun! Porque cuando rea con l senta an ms desgano No tena con quien hablar!

Revis su celular, notando la pantalla encendida por un mensaje entrado hacia algunas horas. Aborreca tambin a su celular! por no tener la opcin de personalizar el tono, y el simple “clic” que casi nunca —por no decir nunca— escuchaba.

Cmo ests?

Profesaba el mensaje enviado por Seika. Los ojos de Seiya se aguaron por un instante.

Seika...

Luego de Hades su vida haba dado un vuelco importante con la llegada de su hermana a sus das. Su querida, perdida hermana mayor. Haban pasado algn tiempo juntos, hasta que inevitablemente la vida los distancio; fsicamente hablando, puesto que ese sentimiento fraternal nunca los abandon, por el contrario se acrecent con los aos de caricias y cuidados ausentes.

Es que desde la separacin con ella el castao siempre estuvo necesitado de afecto y contencin; aunque no lo confesaba abiertamente, sus grandes ojos de avellana hablaban por l.

Estoy bien Y t?

El Pegasus envi el mensaje y dej el aparato sobre su mesa de luz. A veces senta unas irrefrenables ganas de tomar su pequeo bolso de mano y partir, rumbo a Grecia, a su lado. Pero cuando se detena a analizarlo dos segundos se daba cuenta de que careca de sentido.
En Japn l lo posea todo: la Mansin, la comida, su gente. Tena muchas cosas “por perder” al irse a otro pas, o eso crea... La verdad era que se mora de miedo al imaginarse solo y sin sustento.

Hay que admitirlo, era un Santo de Athena, en desuso pero lo era; sin embargo sin su apellido no era nada, no haba finalizado sus estudios y en su vida haba trabajado. No se imaginaba a los 18 aos prcticamente solo contra el mundo.

Adems Seika era solo su hermana y ella estaba muy bien donde se hallaba. La distancia era simplemente geogrfica, ya no era como antes, l ahora saba con exactitud donde se encontraba su hermana y como dar con ella... Eso le dio una paz que crey perdida.

Clic.

Mensaje nuevo

Bien. Te extrao mucho

Ahora s, sus ojos se empaaron y una lagrima amenaz con descender su mejilla... Y esa pregunta que rondaba su cabeza desde haca dos aos Qu carajo estaba esperando para mandarse a mudar?

Tanto tena por perder?

O mejor dicho Qu estaba esperando? No lo supo, y quizs no lo supiese nunca, pero as como haban pasado dos aos, seguiran pasando otros hacindose la misma interrogacin.

Se quit la ropa, se coloc su pantaln deportivo que usaba como pijama y se acost en su cama apagando la luz del velador. Le cost conciliar el sueo, dio vueltas unas cuantas horas hasta que por fin se qued profundamente dormido en la quietud de la inmensa y abandonada Mansin.


***


El hombre de pelo largo subi las escalinatas de la Mansin con sigilo, lleg a la planta alta donde se encontraban los cuartos y con una sonrisa algo picara abri con cuidado la puerta de Seiya. Lo conoca a la perfeccin: aunque desfilase una orquesta por el cuarto del menor, Este no se despertara.

Lo observ dormido en la cama, destapado y todo despatarrado, con las sabanas cadas a un costado, sobre el suelo, y la almohada a punto de sufrir el mismo destino, de no ser porque el rostro del Pegasus la mantena aprisionada contra la mesa de noche.
Una mano y un pie colgaban tambin de manera desordenada a un lado del lecho, la boca del castao ligeramente entreabierta, quizs babendose. Ante esta idea el Dragn aguant la risa y armndose de coraje camin entre las ropas y revistas desperdigadas por el piso hasta llegar al amplio ventanal. Abri las cortinas dejando entrar la luz que impact de lleno el rostro del castao... Este ni se inmut, dio la vuelta quejndose dormido y sigui su sueo.

—Arriba Santo del Pegasus! —exclam con voz grave cual Saga de Gminis—Qu es eso de quedarse dormido en plena batalla?!
—Eh?! —despert de sbito—DONDE EST HADES?!

El Dragn no soport ms la situacin y rompi a rer con estrpito. A veces las reacciones del pequeo Kido eran muy previsibles. No haba nada que pudiese interrumpir el sagrado sueo del Pegasus, salvo cuando se trataba de su Diosa. Saori poda estornudar y as despertar al castao, mientras que poda explotar una bomba a su lado sin lograr el mismo efecto.

—Shiryu?

Seiya se tuvo que frotar los ojos, acaso Estaba soando? Era su amigo en verdad o slo sus ansias de tenerlo all?

—Shiryu?!

El Pegasus se puso de pie, sobre su colchn, al mismo tiempo que el aludido asinti con una sonrisa en sus labios.
Como cual nio, el Pegasus salt de la cama y se arroj a saludar efusivamente a su amigo y medio hermano. No caba en su cuerpo de la emocin.

— Shiryu! Cundo llegaste?!
—Recin —. Sacudi la castaa cabellera del otro—Ha pasado tiempo No?

Ambos estaban cambiados, no solo en apariencia; y aun as ese cambio era mnimo comparado al interno, pues la cabellera del Dragn sigui igual de extensa, quizs un poco ms dadivosa, pero era su rostro el que reflejaba sus diecinueve aos.


***


Kotek, Este de Siberia


El joven ajust su campera marrn y se coloc la capucha de la misma para evitar que la nevisca humedeciese su rubia cabellera. Observ la rosa roja que haba depositado segundos antes sobre el hielo y emprendi su retorno al pueblo.

Lleg a la entrada de la cabaa y limpi sus zapatos cubiertos de nieve y barro, abri la puerta y salud al nio de doce aos que detrs del mostrador le regal una sonrisa:

— Hola Jacob Alguna novedad?
—Ninguna... Quieres que te prepare algo caliente de beber?
—No te molestes, yo me lo har—. El Cisne fue hasta la pequea cocina y tomando la tetera de la hornalla se prepar la infusin—. Dime Han llegado las provisiones?
—Si, Nadezhna ha ido por ellas.
—Por qu no me esper? Yo le dije que iba a ir.

Hyoga dej de lado su t y volvi a tomar la campera, no poda dejar sola a la muchacha con las pesadas cajas; pero cuando lleg a la puerta esta se abri dando paso a una joven de enrulada cabellera negra, recogido con una hebilla, dejando algunos bucles librados al azar que adornaban su ovalado rostro.

—Nadezhna... —reproch el mestizo—Me hubieses esperado...
—No te preocupes, Hyoga—interrumpi enseguida—, me han ayudado...

Por la misma entrada, un hombre maduro de contextura enorme y cara redonda dej una pesada arca junto a la puerta, para luego quitar su sombrero y saludar a los dos muchachos.

—Muchas gracias Stephen, no se hubiese molestado.
—No hay de que Hyoga, te deba una por la lea...
—Eso no cuenta—neg el aludido pues en su situacin cualquiera lo hubiese hecho.

Sin embargo Stephen no olvidaba ni olvidara jams el sacrificio que tuvo que realizar el Cisne para alcanzarle un poco de lea a l y a su familia en la ltima gran nevada.
Los caminos, en ese entonces, se hallaban cortados por culpa del temporal, y la lea escaseaba... Para un Santo de Athena un clima de esas magnitudes no significaba nada, al igual que restar un poco de madera a las provisiones de las cabaas. Stephen era un hombre pobre y muy humilde de corazn, con seis hijos y sin esposa, se las apaaban para sobrevivir en una regin tan remota y olvidada como era Kotek.

Cuando se quedaron solos, la joven observ el rostro del rubio. Con los aos transcurridos haba aprendido a reconocer las expresiones de su amigo y supo que la decisin an no la haba tomado.

—Qu hars, Hyoga?
—No lo s... —respondi abriendo las cajas para comenzar a separar la mercadera.
—No debes preocuparte por mi y por mi hermano, estaremos bien... Stephen nos ayudar y a cambio nosotros tambin lo ayudaremos pagndole con provisiones.
—Lo s Nadezhna, es que...
—Estaremos bien—reafirm tomando entre sus finos y delicados dedos el rostro del Cisne.

Pero a decir verdad Hyoga no poda irse tranquilo dejndolos solos; aunque supo que contaban con la ayuda de Stephen, aunque estaba seguro de la capacidad de la mujer para administrar las cabaas y de la madurez de Jacob... No pudo evitar sentir esa sensacin de culpa.

—Debes ir, Cisne —susurr perspicaz; era una de las pocas personas, junto con Jacob, que saban en el pueblo, quien era l en realidad.
—No es que deba ir —contradijo agachndose de nuevo para seguir con los cajones.
—Quieres ir, te mueres de ganas por volver.

Eso era verdad, agonizaba por verlo con que necesidad negarlo? Empero nada le aseguraba hallarlo en la Mansin Y si no estaba? Y si haba partido como l? No lo supo, fue el primero en irse y desde haca unos meses se le haba anidado en el pecho el imperioso deseo de volver.

Nadezhna dej la conversacin all, deba realizar el inventario de la mercadera recin entrada, sin embargo antes de desaparecer por la puerta lateral, acot firme:

—Para el sbado a la maana... No quiero hallarte en tu cama Entendido?

Nadezhna era una muchacha muy ambigua: dulce cuando se lo propona o cuando las cosas le afectaban, pero a su vez rgida y segura... Profesaba esa misma seguridad con las que sus palabras haban salido de su boca.

Hyoga lo supo, era una chica muy capaz, se las apaara sola con su pequeo hermano; adems aun estando l, ella hacia todo ya que era muy independiente. No tuvo opciones, cuando su madre falleci dejndolos abandonados a su suerte, necesit serlo para mantenerse en pie y darle una vida digna a Jacob.

La hostera era lo nico que les quedaba y era un buen sustento econmico aunque pocos viajeros parasen all. Gozaba de buena fama: la comida era exquisita y era atendido por una mujer hermosa, que antes era la madre de Nadezhna (otra cosa que haba heredado de su difunta madre)

Al final las palabras de la muchacha surtieron efecto. Para el sbado, cuando Nadezhna fue a despertarlo por el desayuno no lo encontr en su cama, s en cambio una nota que profesaba un escueto pero sincero “Gracias”.

Corto, conciso, as era Hyoga: Hombre de pocas palabras, pero palabras que valan mucho. Por lo menos para ella. Con una sonrisa, la joven dio la media vuelta y cerr la puerta, en su interior siempre supo que ese no era el “sitio” del Cisne. Y l deba hallar su lugar en la Tierra.


***


El adolescente de esmeraldina cabellera se encontraba impaciente, supo —aunque no se lo quisieron confirmar— que alguien ms, aparte de Shiryu, llegara a la Mansin. “Como regalo de cumpleaos” Le haban dicho, y ese nueve de septiembre se le hizo eterno, largo, desesperante.

Para colmo la visita se hizo rogar, Hyoga no pudo hacer ms rpido y lleg justo a la hora de la cena. Ingres el amplio portn de la Mansin observando con detenimiento el largo camino que lo conduca a la entrada. A simple vista todo segua, en exactitud, como lo recordaba.

Lleg a la puerta y toc timbre, un torbellino verde fue rpidamente a abrir, con una sonrisa en sus labios que desapareci un instante al notar al Cisne del otro lado. El recin llegado advirti esta expresin en Andrmeda y una punzada atraves su corazn, sin embargo Shun se lanz a sus brazos y lo recibi con alegra.

S, esperaba a su hermano mayor de sangre, el da de su cumpleaos. Seiya se dio cuenta de ello al ver el gesto de decepcin en el rostro de su mejor amigo; y en su interior maldijo a aquel hombre ausente por causar esa tristeza.
Es que acaso Ikki haba olvidado por completo a su querido Shun? El Pegasus no esperaba que volviese por ellos, la verdad, pero al menos s por Andrmeda.
En apariencias el Phoenix se encontraba en perfecto estado sin saber nada sobre su hermano menor, y le dola ver como Shun esperaba y esperaba, pacientemente su llegada.

—Lo siento Shun, no pude comprarte nada —se disculp el recin llegado.
—No importa Hyoga, con que ests aqu para mi es ms que suficiente —rememor los cumpleaos pasados y el gran gesto del Cisne al mandarle todos los aos un regalo.

Y de su idolatrado niisan? Ni una llamada. O bueno, eso s... Pero Andrmeda necesitaba verlo, ya casi estaban todos, slo faltaba l.

—Que inesperada sorpresa —Coment el cumpleaero interrumpiendo sus propios pensamientos—; hace menos de una semana que lleg Shiryu, y ahora tu... Faltara solo Ikki...

No pudo evitar que lo ltimo se escapase de su boca como una no tan secreta confesin. Hyoga frunci su frente, algo molesto por ver la congoja de su compaero y no poder hacer nada al respecto.

Impotencia, por no tener con que consolarlo.

Lo observ, de arriba abajo, notando que ya se haba convertido en todo un hombre con sus diecinueve cumplidos. Esboz una escueta sonrisa y profiri un clido:

—Feliz cumpleaos Shunny.

El aludido observ el rostro del otro y tomndolo de un brazo lo llev a la sala donde todos esperaban para comenzar con la cena. Se sum otro plato y el festejo dio inicio. Todos hicieron lo posible por hacer de ese cumpleaos uno inolvidable para el agasajado.

La verdad que lo fue, despus de cuatro aos volver a verse haba sido lo que Andrmeda dese durante ese tiempo como obsequio, y aunque no estaba completo, se sinti feliz de poder ver otra vez el rostro de sus compaeros de batallas.


***

Las luces de los altos faroles en aquella avenida acompaaban e iluminaban su lento paso. Se detuvo un instante para encender un cigarrillo y sigui su camino.

Los autos pasaban a su lado a una considerable velocidad, se senta cansado, en verdad agotado de dar vueltas y ms vueltas. Necesitaba detenerse, parar. Pero sencillamente no poda, as era l.

Luego de un buen trecho encontr un telfono pblico Por fin! Pareci ser que el destino haba conspirado para hacerle el da ms difcil, sin embargo al observar la hora en su reloj dej el tubo y sigui adelante.

Era muy tarde, seguramente ya se encontraba dormido. Y aunque no fuese as, ya era 10 de septiembre, careci de sentido realizar la llamada. Bueno, lo cierto es que odiaba escuchar el tono desahuciado de su pequeo hermano al otro lado de la lnea, abominaba escuchar su voz quebrada y ser l, el motivo de desconsuelo.

No poda con su genio.

Apag el cigarrillo cuando encontr un hotel de mala muerte en donde pasar la noche. Las luces de nen titilaban con suma dificultad, indicndole el camino.


***

Un nuevo da en la Mansin Kido y una nueva visita; Jabu nunca fue santo de devocin de ninguno, pero fue el colmo ver las caras de decepcin de sus compaeros... Estaba bien, intuy acertadamente que esperaban a Ikki, pero no era forma de recibirlo.
Haba tenido un viaje largo y agotador desde Oran, para llegar a su supuesta casa sintindose un invitado Maldicin! l no era uno de los “desertores”.

Aun as, puso la mejor cara, en el fondo —muy en su interior— le alegraba ver al equipo casi unido, aunque a l no lo considerasen parte de esa unidad.

Se entretuvo en la tarde comentndole a Saori como haba sido su ao en Argelia, era casi con la nica persona que se senta realmente cmodo. La Mansin era enorme y pareciese ser que esa misma distancia, entre cuarto y cuarto, lo distanciaban de Seiya y Shun.

Con sinceridad, esos dos ltimos mencionados tenan una amistad envidiable que rayaba lo dudoso. El Unicornio no esperaba menos de esa dupla, haban combatido juntos un centenar de veces, incluido todo lo que fue la Batalla de Hades.
No poda pretender ser parte del “grupo” si el mismo se apartaba. Como un Ikki cualquiera: pasaba un ao fuera de la Mansin y otro en la Mansin, as senta menos esa distancia; total, cuando volva a “su” casa, Seiya y Shun seguan en las mismas.

A simple vista resultaba ser el nico que no haba cambiado por dentro... S, segua portando el mismo orgullo que antes, ms mesurado, no obstante, en esencia era el Jabu que todos conocan.

Del resto? Poco y nada se supo despus de Hades, June se haba instalado tambin en la Mansin, pero como sola decir Jabu: No toleraba ver que su candidato preferido patease para el mismo lado. Traduccin: Odiaba ver que Shun le diese ms importancia a Seiya que a ella.

Cosa de chiquilines, pero bueno, era un motivo ms que valido para la Amazona de Bronce que le permita mandarse a mudar al igual que el resto. Desde ya que cada uno tuvo sus motivos para hacerlo. Los nicos que no movieron un pie fuera de la Mansin fueron, evidentemente, Seiya, Shun y Saori.

De Saori siempre lo tuvo en claro, siendo la Mansin de su difunto abuelo y no teniendo a donde ir, era lgico que se quedase en su casa. De Shun pudo adivinarlo sin dificultad: Su niisan. Ya que no poda ir con l, por lo menos se quedaba cual princesa enamorada esperando la llegada de su prncipe (peli) azul.

Slo con Seiya nunca tuvo la certeza. Luego de las Guerras haba estado un ao entero con su hermana, en Grecia y un buen da, sin motivo aparente, regreso a la Mansin para quedarse. Por qu? Por quin? El Unicornio jams pudo descubrirlo.


***


June lleg una semana despus disculpndose lastimosamente con Shun por no estar el da de su cumpleaos. Aunque la Amazona se quejase de que Andrmeda prefiriese jugar a los videojuegos con Seiya antes que estar con ella, al muchacho se le iba la vida por su amiga.
En buena medida, Shun siempre fue muy devoto y atento con aquellos que consideraba amigos. Se sinti contento de poder tener en la Mansin a su buena compaera, aunque nunca entendi sus repentinos viajes, huidas, escapes.
Es que acaso Haba algn problema con l? Por qu todos los que l quera terminaban por abandonarlo? Sonaba extremista, pero as lo sinti por mucho tiempo, acaso por eso adoraba tanto a Seiya sembrando la duda en los dems. Porque bien o mal, el Pegasus siempre estuvo, siempre... No se mandaba a mudar como su hermano, como Hyoga o como June. El castao aguant durante esos cuatro, o mejor dicho tres aos, todas sus crisis, que las tenia, desde ya, cuando Ikki no apareca ni daba seales de vida, cuando Hyoga no le responda las cartas, cuando June lo trataba mal por telfono gritndole eufrica “Vete con Seiya entonces!”.

Y pese a que no lo demostrase de una manera franca, haba desarrollado un cario fraternal hacia Jabu. Maldicin! Que los nicos que rondaban su vida eran ellos, contando a Tatsumi.

Hasta Tatsumi era ms cercano a l que su propio y ausente pariente de sangre! El mayordomo de la casa —que mas que mayordomo era un inquilino y de la familia— estaba al tanto de sus problemas, de sus alegras, de sus cosas.
Apostaba su cadena a que ni Hyoga, ni Ikki ni June saban que su sabor favorito de helado era el chocolate. En cambio el seor Tokumaru s lo saba... Y muchas otras cosas ms que slo se conocen con la convivencia.

***

Fue Tatsumi, que desde el stano haba escuchado el timbre sonar, quien subi las escaleras refunfuando y cuasi maldiciendo a los inquilinos de la Mansin, que muy cmodos se hallaban en sus cosas sin inmutarse por la molesta meloda.

—Maldicin, son todos unos vagos perezosos... —Lleg a la puerta cuando el timbre volvi a sonar —Por Zeus si me pagaran, en verdad, por todas las veces que abro la puerta, tendra mi propia Mansin... Ya va! Maldicin.

La puerta se abri dejando ver a un ojeroso muchacho de pelo azulado con cara de pocos amigos quien, raudo, espet de malos modos:

—Tuve que saltar la reja porque no me reconoci la clave y encima me qued esperando en la puerta...
—Seorito Ikki! —interrumpi alegre?—Es que han cambiado la contrasea seorito...
—Qu? Por seguridad? —investig risueo, ms sereno por la inesperada reaccin del hombre.

Ingres a la Mansin con su bolso sobre su hombro:

—Me imagino lo que un ladrn podra hacerle a Santos de Bronce, Diosa incluida... Un desastre.
— Ikki! Qu alegra verte! —exclam la Diosa, de pie en la sala, por un instante iba a darle un abrazo pero record quien era y se qued en su lugar con una sonrisa.

Aquel grito femenino llam la curiosidad de un siempre curioso Seiya, con su tostada en la boca sali de la cocina encontrndose con ese tipo en la sala de su casa. Su rostro lo dijo todo, haba llegado un “poquito” tarde al cumpleaos de su familiar ms cercano.

—Seiya, que grande te has venido—reconoci el recin arribado, observando la fisionoma del otro sin tapujos.

No supo porque, pero el Pegasus se sinti incmodo con aquella invasin visual Que era su cuerpo! Qu tena que andar mirndolo ese pollo salido del Averno?! No obstante era cierto, haba dejado de ver al grupo cuando el menor de los Kido —el castao— tena nada ms que catorce aos... A diferencia del resto, Ikki no haba tenido viajes espordicos de retorno, y verlo con sus dieciocho aos de golpe le pareci ver a otro Seiya: extrao y ajeno, hasta cierto punto.

—Ikki? —investig una voz sumamente masculina.
—Shiryu —correspondi el mencionado, sorprendido, no esperaba verlo all—. Hyoga —su tono fue un poco ms fro, pero de asombro al fin.

Ambos mencionados por el Phoenix bajaron las escaleras para sumarse al desconcierto del resto.

—Cuando Shun sepa que estas aqu, va a entrar en crisis —sentencio el Cisne.

Eso Era bueno o malo? A Ikki le qued la duda.

—Dnde est mi hermano?
—En su cuarto —respondi Saori, sin embargo, desde el descanso de la escalera, June se les adelant.
—Shun! —dio la media vuelta corriendo hasta el cuarto de su amigo—Shun, est aqu!

Ni que fuera el Pap Noel japons, o el ratn Prez* asitico, en ese caso, el ratn Kido. Era Ikki Kido, o sea... Era Ikki! El mentado Santo se aturdi, en apariencias no era como l pensaba, y s, lo haban extraado. Aunque lo disimul bien, le hizo sentirse querido aquel gesto, hasta Hyoga pareci contento de verlo, y ya que Tatsumi lo estuviese, era preocupante.

Shun fue el nico que se arroj a sus brazos saludndolo con verdadero amor fraternal, aunque estaba algo afligido y quizs enojado por el abandono, no pudo evitar explotar de felicidad. Y la crisis de la que habl Hyoga, se torn realidad: Shun no caba en su cuerpo de la emocin y ni hablar correctamente poda. Le cont los ltimos cuatro aos a su niisan, en cuatro minutos. Y no porque no hubiese hecho mucho en ese tiempo, sino por la desesperacin; a ver si todava se iba de nuevo, por otros cuatro aos.
En pocas palabras, Andrmeda acapar al Phoenix durante todo ese da y se haba convertido en una especie de hombre de las cavernas el cual, ante la amenaza de que le quitasen su presa, mostraba los dientes acompaado de sonido gutural Era su hermano de sangre! tena el derecho exclusivo de mantenerlo encerrado en un cuarto para l solo. A pan y agua lo tuvo.
Igual Jabu no tena intenciones verdaderas de hablar con Ikki, menos enfrentarse a un guerrero tan territorial. As que se mantuvo ajeno, lo salud, cuando pudo verlo horas despus de enterarse de su llegada, al paso y sin emocin alguna en sus palabras. O sea... Era loco tenerlo a Ikki all de vuelta pero no se iba a poner a gritar como Shun. Ni por el Phoenix ni por nadie.

Ninguno lo dijo, pero todos sintieron lo mismo: Estaban juntos otra vez... Despus de tanto tiempo.


***

Haban pasado los das, y las revoluciones de Shun haban decrecido, sin embargo Saori como mujer not que uno, solo uno, a diferencia del resto, se encontraba entristecido. Y le dio curiosidad que justo sea el ms alegre de los Kido.
Lo hall sentado en el banco del jardn, muy pensativo y serio, adems de callado (que ya de por si eso era alarmante). Se sent junto a l y guard unos segundos de silencio hasta que murmur:

—Qu sucede Seiya?
—Nada —aleg con tono tranquilo, aparentando normalidad.
—Desde que lleg Ikki has estado algo... Ausente, cabizbajo Por qu?
—No es por Ikki —se defendi de inmediato, no quiso dar esa impresin errnea—. Me alegra ver que han vuelto.
—Entonces?
—Es que... —elev sus hombros—No s.
—Si sabes, que cabeza dura eres Seiya, dime.
—Es que desde que Ikki lleg para Shun no existo—realiz un mohn infantil de disgusto.

Ante esa declaracin Saori rompi a rer sin malicia, es que aquellos dos ya se pasaban de la raya con su amistad.

—Hay Seiya, me haces rer—aclar por si haban quedado dudas al respecto.

La joven se puso de pie:

—Por qu no hablas con l? —Ante la negativa de su guerrero propuso otra opcin—: Por qu no sales con ellos dos?
—No, Shun quiere estar con Ikki, y eso yo lo respeto—frunci su ceo, la verdad que le incomodaba tener que andar con el Phoenix.
—No creo que le moleste a Shun que salgas con ellos.

El castao silenci, ya no tena ms argumentos slidos; por eso la joven Diosa cambi la actitud alborozada a una de abatimiento, no le gustaba verlo as, no a Seiya.

—Cambia la cara Sei.
—No puedo. Es la nica que tengo, llegu tarde a la reparticin de rostro... —brome adusto, con tanta seriedad que le arranc otra carcajada a la joven.

Por eso Saori siempre lo quiso tanto, porque el Pegasus sencillamente “era”. Toda su persona, su transparencia, su humildad, su tozudez, su calidez lo hacan la persona autentica que era, y por momentos, no se poda negar, desesperante.

La dama de pelo lila dej en soledad a su Guerrero, para comenzar la bsqueda de otro; lo hall leyendo, en la sala de la mansin, con la luz diurna que entraba por la ventana iluminando su rostro tenuemente. Se qued all, escondida gracias a la escalera, en silencio, espindolo. Hasta que fue l quien not la presencia de su Diosa; como si fuese complicado para Shiryu adivinar de quien se trataba.

—Saori Qu sucede? —una dbil sonrisa se instal en su faz, buscando en vano no dejarse al descubierto.
—Simplemente... —no supo que exponer—Me aseguraba que todos estn cmodos.
—Como en casa —pronunci mordindose con sutileza su labio inferior, Nervios, incomodidad?

Aquella respuesta le dio el pie que Saori buscaba para poder entablar un dilogo con el pelilargo.

—Cre que tu hogar se hallaba en los Cinco Picos, junto a Shunrei.
—Mi hogar ser aquel lugar donde est la gente que amo—contradijo observndola de una manera que Athena se vio obligada a descender su vista—. No quiero decir que a Shunrei no la quiera, o a Dohko, pero ellos dos estn muy acostumbrados a la soledad de aquel sitio; no me necesitan aunque no niego que me echen de menos tanto como yo a ellos.

Lo que quiso explicar Shiryu fue que su lugar siempre haba sido en la Mansin, aunque hubiese vivido gran parte de su vida en Rozn, motivos atesoraba para decidir quedarse all, si bien no los haca pblicos.

Siempre su corazn estara dividido entre China y Japn.

Ante el silencio que se instal entre los dos, luego de las palabras del Dragn, Athena se vio obligada a preguntar por el Cisne:

—Hyoga?
—No estoy muy seguro, pero creo que fue a mandar algo por encomienda a Siberia—volvi a su libro, pero luego de un breve intervalo pregunt—Necesitas algo en lo que te pueda ayudar?
—Oh no... Lamento importunarte, se que ests leyendo.
—No es por eso —se sinti mal al darle la falsa impresin de que atosigaba—, cre que buscabas a Hyoga para algo.

Saori neg con su cabeza y sonri. Enseguida un cicln verde baj las escaleras con una mochila a sus espaldas, en ese momento la dama record al Pegasus:

—Shun Sales con Ikki?
—Aj... —reconoci sin demasiado inters, sin siquiera mirarla, ajustando el broche de su cinturn—. Al cine y a comer algo.
—Por qu no te lo llevas a Sei? —musit en su odo.
—Qu? Est molesto?

Saori ri por lo bajo ante esa pregunta, como si Seiya fuese algn nio caprichoso.

—No, lo digo porque est algo aburrido —intent no darle las causas verdicas, porque consider que as traicionaba al castao –Ya sabes, no tiene con quien jugar a los videos, se aburre fcilmente.

Pensativo Shun asinti. El mensaje, comprendi Athena, haba llegado.

—Claro, siempre y cuando a Ikki no le mol Este —acot la Diosa perspicaz.
—Qu cosa debera molestarme? —indag el “invocado” a mitad de las escaleras luego de or lo dicho.
—Vamos con Sei, niisan—decret con una sonrisa compradora.
—Si el pony quiere —realz sus hombros restndole valor al pormenor.

Cuando Shun sali al jardn en busca de su querido aliado, lo hall jugando con la pelota junto a Jabu. Pareca ser que encontraba reemplazo de l muy fcilmente, pese a que el Unicornio no saba jugar tan bien a los juegos como Andrmeda.

Un par de palabras, y aunque Seiya no se sinti muy seguro de querer ir con el pollo y su buen amigo, termin siendo convencido por un insistente Andrmeda, dejndolo solo al pobre Jabu que no encontr mejor pasatiempo que coquetear descaradamente con una June despechada y olvidada.

Aunque claro, June no le dara cabida al unicornio, no era esa clase de chicas, segn profesaba la misma Camalen, aunque le diverta la situacin.


***

Seiya fue todo el trayecto en silencio, oyendo las melosas conversaciones de los hermanos. En realidad las palabras de Shun cada dos “niisan” y las escuetas respuestas de Ikki. Y sobre todo sospechando de Saori... Despus le decan boca floja a l!

En pocas palabras se sinti algo penoso, aun ms que ignorado. Se pregunt varias veces si el carcter cortante del Phoenix hacia su hermano se deba a su presencia. Quizs a solas, con su adorado Shunny(mote ms Gay, a Hyoga no se le pudo haber ocurrido), fuese ms transparente y natural.

Haber aceptado la invitacin de Andrmeda, haba sido un error, sinti el Pegasus. Pero ya, estaba en el cine sentado al joven de cabellera verde que no paraba de hablarle a su hermano mayor. De vez en cuando se acordaba que el castao exista y le diriga una o dos palabras. Lo que no not Seiya, por estar ensimismado en sus pensamientos fue que Shun le hablaba a Ikki en exclusividad de l.

Que “Seiya me acompa a averiguar sobre el curso de pintura Verdad Seiya?

Que “Seiya juega muy bien a los videos Deberas jugar con l niisan!

Que “A Seiya le gustan las pelculas de catastro y seguro que esta le gustar

El Pegasus se encontraba hundido en su asiento, Shun recin se call cuando la pelcula comenz; el peliazul haba mantenido la boca cerrada desde haca rato; es que no le daba pie para hablar comentndole cosas sobre Seiya, prcticamente no lo conoca: ahora sabia que al castao le gustaba escribir, algo que jams imagin verlo hacindolo al menor de los Kido.

***

Shiryu se puso de pie para estirarse un poco, mucho tiempo holgazaneando en el silln para su gusto. Camin por la Mansin sintindose aburrido, inslito dado que l estaba acostumbrado a la soledad.

Se detuvo ante una puerta, que siempre supo, era la sala de informes, un lugar restringido, donde en una poca funcionaba la seccin ms secreta de la Fundacin Grad. Abarrotadas de computadoras y tecnologa de ltima generacin, capaz de encontrar una aguja en un pajar y de estar al tanto de cada gobierno en el mundo. En la actualidad no era ms que un cuarto de cosas sin utilidad.

El Dragn fren su paso al sentir una turbacin en el cosmos de su Diosa, no por curioso, sino preocupado se qued espiando por la puerta entreabierta.

Ella, cobijada en aquel lugar, sintindose segura de su soledad, derramaba gruesas lgrimas de pesar.
Amaba estar all, porque de alguna manera esa gran habitacin le recordaba a su abuelo. Es muy comn, para los humanos, relacionar las cosas con las personas.
El seor Mitsumasa, cuando se encontraba con vida, pasaba la mayor parte del tiempo encerrado en la sala, escuchando posibles novedades, preocupado, a su manera, por el bienestar del mundo. Saori era muy pequea, empero le gustaba estar a su lado, observando su porte erguido y su rostro formal que variaba de acuerdo a cada informe.

Por eso tal vez, le agradaba permanecer horas enteras encerrada all. Se senta protegida, pese a que sonase irnico teniendo a sus Santos ms leales bajo el mismo techo, no obstante se consideraba no slo resguardada, sino amada. Sola hablarle a su abuelo, consultarle cosas personales que nunca haba confesado a personas vivas. Era su santuario personal.

El pelilargo arrug su ceo Por qu lloraba Saori? Siempre le pareci una muchacha muy vivaz y segura, crey que no tena motivos para hacerlo. Dio un paso al frente, con el fin de ingresar al cuarto, situarse a su lado y consolarla, pero se fren a mitad de camino, no era prudente que l, siendo “nadie” en la vida de una Diosa, se atreviese a realizar tal osada. El Dragn sinti que estaba invadiendo la privacidad de la joven sin derecho alguno.

Se advirti contagiado por ese sentimiento arrebatador. No era la primera vez que l, como hombre, experimentaba ese dolor, desde haca aos se haba anidado en su pecho, destruyndolo con lentitud y en vida. No tuvo tiempo de tomar una decisin correcta, en cuanto escuch los pasos de Hyoga por el pasillo, dio la media vuelta y desapareci.

—Shiryu —llam cuando se cruz con su amigo—Ha vuelto Shun?
—No, creo que an no... No lo s —respondi dudoso.
—Qu te ocurre? —lo not perturbado.
—Nada —neg con falsa naturalidad —A que fuiste al correo? —curiose para cambiar el rumbo de la conversacin pero luego se sinti irrespetuoso—; lo siento, no es que quiera meterme en tu vida slo es curiosidad.
—Pues fui a enviar dinero... A Rusia —hombre de pocas palabras, el rubio no acot nada ms y ni tampoco tuvo tiempo ya que la puerta de entrada se abri dejando ver a un feliz Shun ingresando del brazo de su hermano y su mejor amigo.

Cuanto le doli esa escena al ruso, si mal no recordaba el mejor amigo de Andrmeda siempre haba sido l. Ante ese pensamiento infantil lanz una carcajada muy interna, ya se estaba pareciendo a June con sus desplantes personales.

—Shun —prorrumpi Hyoga desde la parte alta de la escalinata—ahora te toca salir conmigo—se burl.
—Ups! —espet el susodicho—Le promet a mi niisan que le mostrara mis dibujos.
—Djalo en paz media hora y vayamos por un helado, tengo mucho por contarte—no se dara por vencido.

Ante la acotacin de “dejarlo tranquilo” a su hermano mayor, Shun pleg su frente mosqueado y se cruz de brazos. Ikki a su lado no acot nada y se perdi por las escaleras, Seiya a su vez por la cocina. Acaso estaba siendo muy sofocante? De repente el muchacho se sinti mal consigo mismo; y el Cisne, que repar en esto, bajando las escaleras pronunci:

—Era broma Shunny... Solo que desde que llegu no hemos podido hablar.
—Mi hermano va a terminar odindome —analiz cabizbajo.
—Ikki? Odiarte a ti? —abri sus ojos sorprendido por la mera idea de que el otro diese lugar a ese pensamiento.
—O por lo menos va a terminar odindose a s mismo por haber decidido regresar.
—Naaa —neg tomndolo por los hombros para llevrselo fuera de la Mansin.

No coment nada ms al respecto, y eso le dio mucho por pensar al joven de cabellera esmeralda, quizs lo mejor sera tranquilizarse un poco y no estar pegado a su hermano como chicle al zapato. Suspir y se dej conducir por el Cisne hasta la heladera ms cercana, la verdad que no tena ganas de comer helado pero acept para no despreciar la salida con su amigo.

Caminaron un buen trecho; la heladera ms cercana, no quedaba precisamente cerca, pero no sintieron las cuadras ya que fueron hablando sobre sus vidas.
Durante los aos que Hyoga se mantuvo alejado de todos, en Kotek, se comunicaba solo con Shun mediante carta, en ellas intentaba contarle como era su vida all, as que Andrmeda estaba bastante al tanto, o por lo menos el nombre Nadezhna y Jacob no le eran ajenos.

—Te quedars? —indag con afabilidad—Por siempre?
—No lo s —tom aire antes de responder, y observando de reojo a su compaero admiti —: La verdad que no me fue fcil dejarlos solos.
—Lo entiendo.
—Pero Nadezhna siempre me dice que Kotek no es mi lugar... Y estoy empezando a creer que es cierto pero...

Un silencio se instal entre los dos, Shun lo alent a seguir hablando:

—Pero?
—Pero es que... Cmo saber cul es mi lugar?
—Con la gente que amas Hyoga—indic seguro de sus palabras.
—No es fcil Shunny, no es tan fcil.

En ese punto siempre, pero siempre haba comprendido a Ikki, quien sin dudas amaba a su hermano menor, sin embargo era claro que todava no haba hallado su lugar en el mundo, quizs por eso vagaba sin rumbo fijo. Y al Cisne le pasaba algo similar.

—Por qu no es fcil?... —investig algo molesto—. Yo no los entiendo a ustedes—espet ms bien enojado—A Shiryu si, entiendo que su corazn est dividido entre China y Japn pero tu e Ikki... —neg con su cabeza.
—A eso apuntaba, Shun —dijo con delicadeza, intentando no herir los sentimientos de su amigo—Ikki te adora, eres lo nico que tiene en el mundo, sin embargo no est aqu no porque no te ame, sino porque hallar el lugar de uno no es un camino fcil.
—El lugar de uno es donde est la gente que uno ama, justamente—sigui insistiendo, con su cabeza gacha, observando sus zapatillas.
—Sucede que hay cosas o motivos que te arrastran a escoger un determinado camino, te puedes equivocar, como no... Te puede ir muy bien, pero si no lo intentas nunca lo sabrs —meti sus manos en el bolsillo del buzo—; y cuando las cosas te salen mal, es bueno tener un lugar a donde ir, a donde regresar... Creo que por eso entiendo a Ikki.
—Quieres decir que t?...
—Llegamos, De qu quieres el helado?
—An no llegamos, respndeme —exigi.
—Falta una cuadra pero ve pensando el gusto—desvi de nuevo.
—Chocolate, ahora respndeme.
—Chocolate solo, chocolate con pasas al run, chocolate blanco, chocolate con... ?
—Hyoga! Respndeme: Porque no permaneces en la Mansin?
—No s.
—Amas a Nadezhna?
—Por Dios Shun! No! —neg como si el otro le hubiese dicho alguna aberracin.
—Entonces? Hyoga explcate —volvi a requerir parndose frente a su amigo para evitar su huida.
—No a la amo a Nadezhna, la quiero, al igual que a Jacob, me he encariado con la gente de Kotek y me necesitan. En la Mansin nadie me necesita, y s que si las cosas me van mal en Kotek que puedo volver con ustedes. Listo? —dijo firme.
—Entonces mi hermano...
—No lo s, Shun —interrumpi siguiendo su camino, ya haban llegado frente a la puerta de la heladera—No quiero hacer especulaciones sobre Ikki, l tendr sus motivos. Cada persona es un mundo.

Comieron el helado cambiando el rumbo de la conversacin, le toc el turno a Shun de explicar cmo haba sido su vida en esos aos; en sus labios cada dos palabras dichas sala el nombre “Seiya”, y no era para menos si con l nico que haba convivido era con l y con su Diosa.


***

Ikki se encerr en su viejo cuarto, que se haba mantenido tan sobrio en esos aos como l lo haba dejado, nada ms que ahora se le sumaba el polvo del tiempo. Se acost en su cama y sac debajo de la almohada una tela maltratada por los aos, se qued observndola como si ese trozo harapiento le pudiese decir algo.

No era una persona que se apegase a los recuerdos o a cosas materiales, pero ese trozo de tela que haba usado, hace ya aos, su querida Esmeralda para curar una herida, era una de las pocas pertenencias valiosas que atesoraba el poderoso Phoenix.

No era ms que una venda, no era ms que un objeto sin vida. Pero de tan solo saber que Esmeralda la haba tenido entre sus dedos era motivo suficiente para conservarla.

Sola torturarse imaginndose como hubiese sido la vida de la joven de haber cumplido con su promesa. Una promesa que le pes al peliazul toda su vida. Un juramento roto por una muerte temprana.

…l se la iba a llevar, iba a mostrarle el mundo, la nieve, el mar, las montaas, el aire puro. …l la iba a hacer feliz. Sin embargo no pudo... No pudo cumplir su promesa y eso era algo que jams se lo perdonara.

Decidi que ya era suficiente martirio por un da, guard la tela en el mismo lugar de donde la sac y se puso de pie. Un bao de agua tibia le hara bien, todava no se explicaba porque demonios se encontraba all en la Mansin, pero aunque no lo quiso reconocer, le haca bien estar entre los suyos.

Camin por los pasillos con la ropa limpia bajo su brazo, se top con una escena graciosa en uno de los cuartos y no pudo evitar detenerse a observar.

—Eres pattico Jabu. Ja! Te gano siempre —se jactaba Seiya sentado en unos almohadones frente al televisor.

El Unicornio no saba jugar tan bien como Shun.

—Obvio que me ganars, yo no me la paso como t, todo el puto da jugando a los videos, tengo vida —objet profundamente molesto y sin poder disimularlo, la bronca escapaba por cada uno de sus poros.
—No te preocupes, yo te ensear y te sacar bueno, ya vas a ver.

Ikki aguant la risa, aquellos dos, si bien haban dejado sus diferencias de lado, no dejaban de ser los mismos. Pelando por algo tan estpido, como si el honor estuviese en juego. El Unicornio no dejaba de ser el orgulloso rubio que siempre fue y el Pegasus no dejaba de ser el mismo necio que todos conocan.

No pas mucho hasta que notaron la presencia de un tercero en aquel cuarto, cuando por fin dejaron de pelear, fue Jabu quien advirti al intruso de pie bajo el marco de la puerta, y sin saber que decir seal el aparato entre sus manos invitndolo:

—Quieres jugar?
—Oh no... Ya pas la pubertad. Gracias — rechaz incoherente ? —. Me voy a baar—y desapareci, muy divertido con la escena.

Es que s, en el fondo, muy en el fondo le gustaba estar all. Le gustaba saber que tena un lugar a donde regresar cuando se encontraba muy cansado de vagar sin rumbo fijo, sin tener un destino concreto.

Jabu detestaba pelear con Seiya, le crispaba los nervios, como nunca nadie lograba sacarlo de sus casillas. Es que era fastidioso cuando se lo propona y le daban ganas de sacarle la prepotencia a golpes. Se cans de mariconear con l y se fue, era mejor jugar slo con la pelota; a los videos con el castao, lo confirm, era imposible. Es que le ganaba siempre! Y no soportaba discutir con l por algo tan trivial.


***

En las afueras de la Mansin, Shiryu se encontraba cautivado observando a su Diosa montar el corcel negro. Desde pequea Saori se haba inclinado a la equitacin y aunque era muy buena nunca quiso participar de eventos.

La Diosa se acerc a su Guerrero bajo la luz diurna y con una sonrisa lo invit a pasear junto a ella:

—En mi vida he cabalgado —se excus el Dragn no muy seguro de poder hacerlo, o mejor dicho con el temor de hacer el ridculo frente a la dama.
—Hay una primera vez para todo —pronunci sonrisa mediante—Adems A qu le temes, Dragn? —investig desafiante, rodendolo con el caballo.

El pelilargo no pudo negarse al pedido de Saori, as que se encamin al establo en donde la muchacha le cedi a Diamante, una yegua muy dcil que no lo tirara al suelo.
Como todo, al principio le cost acostumbrarse, pero luego de unos minutos el joven encontr muy placentero aquella relacin jinete – caballo. Comprendi porque muchas personas dedicaban su vida por entero a aquella labor, era un pasatiempo fabuloso que llenaba de energas, as tambin como agotaba. Ni el ms duro entrenamiento con el Antiguo Maestro se comparaba a una hora de cabalgata al trote; exagerando, claro.

Mientras tanto, en la Mansin, Seiya se encontraba paseando por todos lados con su nueva adquisicin: Jabu. Juego de nios al que el Unicornio se prestaba. No pas mucho hasta que la bomba explot, porque si el fin era ponerlo celoso a Shun, lo consiguieron.

Porque Shun estaba muy ocupado con su niisan, demasiado ocupado como para jugar una msera pelea en los videos. Por lo tanto el Pegasus se encontraba “entrenando” arduamente al rubio para que cumpliese esa tarea.
Pero no fue el fin verdadero del castao mosquear a su amigo, solamente busc con quien perder el tiempo mientras su mejor amigo se encontraba entretenido con la visita, que dicho sea de paso ya no era ms visita puesto que ya haba pasado casi un mes. Es que la emocin No se le iba a ir nunca? pronto empezaran a rendir los exmenes y con quin ira Seiya?

Cuando Shiryu y Saori entraron a la Mansin, escucharon los gritos masculinos desde la parte alta de la casa, el Dragn observo a Hyoga quien sentado en el silln mirando la televisin elev sus hombros.
Shun pas cual tolvanera verde por la sala acusando un “Eres un idiota y nunca dejaras de serlo!” Dieron todos por hecho que se refera a Seiya. El Cisne sali detrs de Andrmeda en su bsqueda al mismo tiempo que Saori neg con su cabeza sobrepasada con la situacin, no le gustaba que peleasen.
Ikki de pie en el pasillo se qued observando al castao, y este, ante el temor de una reprimenda por parte del hermano mayor dio la vuelta ignorndolo. Sin embargo se pudo notar en sus ojos la bronca y el abatimiento. Un “Qu pas?” de June, quien sali de su cuarto alarmada, dirigido a Jabu... Este baj su mirada al suelo sin responder.

—Tsk, lo mismo de siempre —murmur Tatsumi al paso, bajando las escaleras.

Lo mismo de siempre” Cuando Shun y Seiya peleaban cual pareja de enamorados arda Troya en la Mansin, Saori y Tatsumi estaban bastantes acostumbrados aunque no curados, ya que era espantoso convivir en un ambiente tan tenso.

Seiya se encerr en su cuarto, la mayora permaneci como espectadores, salvo la Diosa que subi rpidamente las escaleras en busca del Pegasus:

—Seiya, abre la puerta, soy yo —exigi golpeando con insistencia.
—No!
—Abre la puerta —intent girar el picaporte pero Este no cedi—Qu pas ahora?
—Nada!

Shiryu tambin subi con calma y acompa a su Diosa.

—Sei, soy Shiryu, abre la puerta —demand con voz tan firme que se escuch del otro lado movimiento.

A los pocos segundos la puerta se entreabri dejando asomar una cabeza castaa.

—Si? —pregunt el refugiado como si se tratase de un comerciante. “Que necesitan, que van a llevar?
—Qu pas con Shun?
—Cosas nuestras —afirm el menor frunciendo su frente y cerrando luego su puerta de un portazo.

Hyoga hall a Shun hecho una furia en el jardn de la Mansin, primero intent tranquilizarlo, luego sentarlo y luego pedirle que le cuente lo ocurrido, pero Andrmeda estaba tan ofuscado con el Pegasus que al final, el ruso, no entendi nada.

Ikki en el pasillo se rasc la cabeza y baj a la cocina en busca de cerveza.

***

Luego de la tensa cena, cada uno se fue por su lado, pero cuando Ikki apareci a la sala se encontr con Seiya sentado en el silln junto a la chimenea encendida. Con un semblante ceudo, ms bien desconsolado. Dubitativo el Phoenix se acerc a l.

El Pegasus gir su cabeza cuando sinti al peliazul acercrsele, con sinceridad, despus de la pelea con Shun, no tena ganas de escuchar el reproche del hermano mayor. Suspir maldiciendo en voz baja su suerte. Sin embargo las palabras que surgieron de la boca del mayor, lejos fueron las que el castao imagin:

—Cmo ests?

El menor volvi su vista a su compaero guardndose el asombro, aparentemente el ogro de la familia Kido s posea sentimientos.

—Bien... supongo —dud a lo ltimo.

El Phoenix tom asiento en uno de los sillones individuales, dejndole el de tres grandes cuerpos al otro y se tom su tiempo para seguir hablando:

—T lo conoces a Shun —asegur —; es algo posesivo con quienes estima.

Seiya lanz una pequea risa ante esa veraz acotacin, el peliazul lo secund con una escueta y fugaz sonrisa.

—Lo s...
—Cuestin de tiempo hasta que se le pase —sigui el mayor.
—No se trata de eso —quiso explicarse, levantando sus piernas sobre el silln para acomodarse a lo largo como si estuviese en el consultorio de algn psiclogo—. Es que... No s... No me gusta discutir con l...
—Por qu?

Buen pregunta. El castao busc al otro con su mirada, no tuvo con certeza la respuesta, por eso salieron las palabras de su boca, algo trabadas:

—Porque l es mi amigo; no me gusta discutir con nadie, aunque no sea mi amigo... —tom una gran bocanada de aire, ahora observaba sus dedos entrelazados—No me gustan las cosas que a veces, enojado me dice, pero yo tambin le digo cosas horribles.
—Cmo qu?

Seiya no se haba olvidado de que se encontraba hablando con Ikki, por eso con precaucin respondi:

—Nada, pendejadas... Es que l es muy criticn —asever frunciendo su frente.
—Lo s.
—Si... Y siempre me anda retando por todo como si fuese mi padre. Qu sino estudio, que si no ordeno... Problema mo!
—Le importas —acot con tono de obviedad.
—Por eso. Lo s, pero hay maneras y maneras de decir las cosas.
—Eso es muy cierto.
—Y el precisamente no es perfecto para andar buscndome los defectos a m, que s perfectamente —elev su dedo ndice acotando solemne–que yo soy el seor de los defectos, pero no es justo. Igual... —finaliz notando que estaba hablando de ms, como siempre—ltimamente est ms extremista.
—Est celoso de Jabu —confes aguantndose la risa.
—Por eso se que tambin es mi culpa —se sonroj apenas, bajando el tono de su voz—Pero no fue mi intencin molestarlo.
—No?
—No—refut con ahnco—. El estaba muy entretenido contigo como para jugar a los videos conmigo... Jabu si tiene tiempo para jugar...

Pareci el reproche de un nio, as lo sinti el mayor.

—Ahora para colmo vienen los exmenes —se quej—, y Shun est cabreado conmigo Cmo voy a hacer para cursar con l?
—Se le pasar —tranquiliz.
—Parece que no lo conoces... Se le pasar, s... el ao que viene.
—No falta mucho... 4 meses —brome para aplacar los nimos.

Se produjo unos segundos de silencio, el joven de cabellera azulada vio que ya era tiempo de seguir con lo suyo y se puso de pie para alejarse, pero Seiya lo fren, simplemente para profesarle un tmido pero sincero “Gracias”. El otro simplemente asinti como respuesta y se fue por donde haba llegado, olvidando a que haba bajado a la sala.

En la soledad de aquel lugar, el Pegasus se perdi en sus pensamientos. En apariencias Ikki no era como l crea; un poco, al menos un poquito de sensibilidad posea. Y pensar, que apenas un da atrs, no poda ni ver al Phoenix de la bronca que le produca la situacin, porque por todos esos aos fue l quien tuvo que consolar a Shun cuando su niisan ni siquiera gastaba energas y dinero en un msero llamado navideo.

Crey tontamente que no slo tendra que soportar la furia de Andrmeda, sino la consecuente clera del hermano. Pero obvio que no iba a ser as, todo lo contrario, y fue bueno haber hablado con el mayor, Seiya se encontraba mucho ms sereno en su interior.

Esa misma noche, en ese mismo momento, Shun se encontraba en el cuarto de Hyoga tocando sus cosas sin permiso, como sola decirle el mismo Cisne; hablando sobre el Pegasus, el ruso escuch los motivos del enojo de Andrmeda con dicho Santo, notando y sacando una escalofriante revelacin, por lo menos escalofriante para el rubio.

***

Pas semana y media, tal como haba dicho Seiya, Shun sigui sin hablarle. Ikki lo comprob, aunque su hermanito ya no estaba enojado, estaba dolido y eso, conocindolo a su conejo, era peor para l.

Qu se haban dicho en verdad el da de la discusin? Nadie lo supo con certeza. Pero aun se mantenan distantes. Haba llegado el da en el que Andrmeda y el Pegasus deban ir a averiguar los das y horarios de sus exmenes finales, pero ni por eso el muchacho de pelo esmeralda cedi al menos un poco.

Avis que a las seis de la tarde ira hacia el colegio donde cursaban un secundario a distancia (A distancia entre comillas, no iban nunca y por eso rendan libre) Y ni siquiera se lo dijo a Seiya, desde ya, no tuvo intenciones de ir con l... Que el mismo castao fuese por sus horarios (Que eran casi los mismos aunque diferentes materias)

Cuando se hizo la hora, Shun se prepar, fue en busca de una campera de tela y con desinters le pregunt a su hermano si lo acompaaba. Ikki acept y aprovech aquello para invitarlo al Pegasus:

—Vienes?

Shun escuch las palabras de Ikki cuando se encontraba abriendo la puerta de entrada, dio la vuelta observndole con un enojo mal disimulado.
El castao se meti las manos en los bolsillos del pantaln y jugando nervioso con su pie respondi:

—No s...

Andrmeda tom aire y volvi a dar la vuelta para irse; que el otro hiciese lo que se le viniese en regalada gana.

—Vamos, tu tambin tienes que ir a averiguar sobre tus exmenes O no? —anim el Phoenix con una excelente excusa, a ver si de esa forma aquellos dos se reconciliaban y volva la jodida paz a la Mansin.
—Si, pero no hace falta que vaya hoy...
—Vamos mierda carajo! —espet el mayor perdiendo su inexistente paciencia—. No te voy a rogar pony—le hizo un gesto bastante obvio sobre que era su oportunidad.
—Bueno, pero voy por una campera.
—Naaa, ests bien as—extrem el Phoenix, el otro se encontraba con una camiseta gris suelta.
—Pero estoy con pantalones deportivos—se observ, su atuendo era el famoso “entre casa” con su pelo revuelto como si se lo hubiese hecho en “Pili peinados”.
—Niisan! No te espero ms. Me voy!

Ikki tom al ponny de dicha camiseta, por el hombro y lo arrastr con ellos al grito militar de “Camina!” Es que tampoco el Phoenix no estaba para esas cosas. Iluso si crey que su gran, genial, estupenda, magnifica, brillante, incomparable e insuperable idea funcionara a la perfeccin... Pues hizo una cuadra y se arrepinti profundamente.

El ambiente estaba tan denso, que se poda cortar con un cuchillo. Desde ya que Ikki iba en el medio, a su derecha su hermano y a su izquierda Seiya. Los tres en silencio como si fuesen camino a un velatorio.

Qu saldra de todo eso? En su interior, el Phoenix no quiso saberlo.
Notas finales:

* Ratón Pérez: No sé como se llama en otros lugares (Papá Noel es Santa Claus) Pero es el famoso (Por lo menos aquí) Ratón materialista que anda dejando dinero a cambio de dientes a los niños. Siempre me pregunté ¿Para que quieres los dientes? No me acuerdo la leyenda, pero para algo los debe querer ¿No? Yo cuando era chica siempre dejaba mi diente bajo la almohada n.n

** Pili Peinados: Este pocos lo sacarán. Hay un programa televisivo en la Argentina, llamado “Cha cha cha” que es comedia, y tenía un segmento sobre una peluquería donde hacían peinados raros “Pili peinados” Tipo propaganda de televisión, parodiando a dichas propagandas, y eran peinados re locos y re fumados, con una percha en la cabeza, una meseta., Etc. Una boludez pero que me hacia cagar de la risa.

  Eso es todo... Cualquier duda pregunten que respondo. Perdón, sé que no pasó mucho en este capitulo (ni parece un Ikki & Seiya u_u) y que es un bodrio, pero al ser el primero tenia que presentar la historia. Quise traer esto para ponerme con el Shiryu & Seiya que le vengo prometiendo a Eleniel desde hace dos décadas mas o menos.

Nos leemos, gracias por leer (valga la redundancia)

Escuchando Make Up de fondo n.n El compilado “Saint Seiya Boys Be”.

Pido perdón, pero por falta de tiempo no puedo subir todos mis fics aquí ni responder comentarios debidamente, es por eso que les digo que si quieren saber de mi (aun vivo y respiro) pueden ir a mi foro --> www.pegasusfantasy.creatuforo.com

 

Besos!

19 de Septiembre de 2007 “ Argentina.


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