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Nacido para ser uke por Aphrodita

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Notas del fanfic:

Disclaimer: GB y el Kamasutra versión moderna no me pertenecen, todo de sus respectivos autores.

Notas del capitulo:

Un poco bastante atrasado, le quiero dedicar este fic a Yageni por el día del amigo. Aunque la llamé ese domingo (Y no taba *o*) no pude regalarle nada como me hubiese gustado (Algún día tendré trabajo) por eso este es mi humilde obsequio obsceno xD. A ver que tal me sale.

—Ban...

El aludido solo respondió con un sonido gutural que se asemejaba a un “Qué” profesado con desgano; su barbilla apoyada en la palma de su mano y el codo sobre la barra de Honky Tonk, su cigarrillo se consumía lentamente en su boca, y quizás por eso no había podido articular correctamente.

—Dime... —Ginji era de parlotear, pero extrañamente, ese día, un mutismo atípico lo había embargado.
—¿Qué cosa?—Sus ojos se desviaron apenas para prestar atención al porte confuso de su amigo; este solo se limitaba a observar el té que reposaba en su taza que ambas manos sostenían.
—Pues...

Ban suspiró, en otra circunstancia le hubiese agradecido a Buda la falta de elocuencia en su compañero, pero a esas horas de la mañana, no estaba para tanto misterio y comenzaba a perder su escasa paciencia.

—Sí... —Alentó Midou ahora sí prestando entera atención a Amano.
—Yo... Si bueno... —Balbuceo de manera inconexa—Me preguntaba como... Como era... Cuando... Si... En...
—¡Ya Ginji!—Gritó el portador del Jagan al borde de una crisis de nervios.

Paul bajó apenas su periódico algo asombrado, pero inmediatamente, al ver que no había sangre, volvió a su lectura.

—Bueno es que... —El rubio tomó aire y prosiguió—Como es... Digo, si duele cuando... Cuando lo haces con alguien... Me pregunto como es...
—¿Hacer que cosa?—El moreno frunció su frente, y el mismo gesto pudo ver en su amigo, enseguida creyó comprender—Ah.—Abrió ligeramente sus ojos y con tacto continuó—Te refieres a cuando tienes relaciones... Sexuales... A ¿Cómo es?
—Ajá—Respondió el rubio tímidamente bajando su vista al suelo, incapaz de poder mantener un contacto visual con el telépata.
—Bien... Pues... Doler, duele un poco. La primera vez, al menos—Contestó torpemente.

El muchacho de pelo puntiagudo se sorprendió con esa pregunta; si de algo nunca había hablado con el Emperador Relámpago era de chicas y de sexo, algo raro, teniendo en cuenta que eran dos amigos varones, pero Ban tuvo sus motivos, ahora... Los de Ginji ¿Cuáles fueron?. Quizás inexperiencia, pudo dilucidar Midou en ese momento.

—¿Mucho?—Se animó a susurrar Ginji sin poder torcer el dialogo en la dirección que pretendía.
—Pues... —Tosió, signo inequívoco de nerviosismo e incomodidad—¿Nunca antes lo has hecho con una chica?
—S—Sí... —Respondió entrecortadamente.
—¿Entonces?—El telépata dudó de la afirmación de su compañero.—Supongo que en la Fortaleza Infinita has de haber tenido un tropel de chicas detrás de ti.
—Es cierto... —Admitió Amano elevando sus cejas—Pero nunca me interesaron.

Con esa frase, Ban se sintió completamente perdido, acaso ¿Qué significado tenían? ¿Había algo detrás de esas palabras? Una confesión, ¿quizás?.

—No fue una experiencia muy grata.—Continuó el rubio explicándose, posando apenas un segundo la mirada en Midou.
—Bueno, entonces ya sabes como es. La primera vez duele, por igual para ambas partes, tal vez a las chicas mas pero... Ya la segunda vez no es tan traumático.
—Igual... Yo no me refiero a eso... Yo quería saber sí... Bueno... Como es que se hace.
—¿Qué cosa?—Ahora sí que el telépata estaba completamente perdido, y algo exasperado respondió—Ya sabes: El pene en la vagina.—Muy gestual con sus manos.

Paul detrás de su periódico rió sutilmente mientras que Natsumi se le quedó mirando con cara de pavor. Es que hasta ese momento, el dialogo lo venían llevando en voz muy baja, pero las ultimas palabras de Ban, dichas con algo de euforia, se escuchó en todo el café.

—Ya sé como es... —Se molestó el Emperador relámpago sonrojado de pies a cabeza.
—Entonces explícate, por el amor de Dios, que no te entiendo—Pidió Midou apagando su cigarrillo en un cenicero.
—No me refería a ese tipo de sexo... convencional... sino al otro.
—¿Sexo oral?—Preguntó el telépata con calma, dejándole al otro por sentado que el sexo en todas sus variantes era un tema conocido para él.

Ginji negó sutilmente para luego inclinarse un poco y así susurrarle a su amigo:

—El otro.
—Ooooh... —Expresó Ban sintiendo que su corazón latía con furia.—Bueno eso es... Un poco distinto.
—Lo sé, por eso... ¿Duele mucho?
—Sí... Las primeras veces, sí... —Ahora era Midou el que no podía mantener un contacto visual con su compañero.—Pero con paciencia y con saliva—Bromeó riendo de puro nerviosismo.
—Me imagino que sí.—Dijo Amano solo por decir algo y así evitar que un silencio embarazoso se instalase entre los dos.
—Hay que tener mucho cuidado con la otra persona a penetrar.—En ese momento tuvo MUCHA curiosidad al respecto: ¿Ginji penetraría o... ?—Hace falta mucha lubricación y dilatar bien.
—Me imagino que sí—Volvió a repetir el rubio sintiendo un sudor frío recorrer su espina dorsal.
—Igual... —Sentenció el telépata con energía estirándose en su asiento—Te conviene comprarte un libro... Uno de sexo que te oriente mejor que yo.
—Sí... te agradezco.

La charla finalizó de una manera abrupta, el silencio del que tanto habían buscado huir los dominó y sin temas de conversación, el Emperador Relámpago se puso de pie cuando Ban manifestó que Hevn no aparecía y que aparentemente no lo haría.

—Yo saldré a dar una vuelta.—Pronunció Ginji sin darle tiempo a su compañero de ruta de colarse en la salida o al menos ofrecerse en llevarlo con el auto a donde fuese que iría.

Midou no era idiota, notó con las palabras de Amano que este buscaba estar solo... A decir verdad, últimamente no vivían pegados como calzón de vieja (Como solía decirles Wan), el Emperador Relámpago, a pesar de no serlo en realidad, en ese ultimo tiempo le había dedicado tiempo y un par de visitas a la gente de la Fortaleza Infinita.
¿Los motivos? Desde que dicho lugar había sido liberado del grupo de expertos, y aunque Makubex se encargaba de todo, Ginji buscó ser un poco mas participe de la mejora del sitio. O al menos eso creían todos: que las visitas que Amano le dedicaba al chico “sin nombre pero con apellido” eran puras formalidades, para mantenerse al tanto de todo.

***

Ginji caminó con un paso decidido, firme, inquebrantable... Seguro de lo que pensaba hacer, pero en cuanto llegó a la puerta de la librería esas energías se disiparon por completo. La empleada vio a través del vidrio a un joven en la puerta deteniendo la salida y la entrada de los clientes, por ello Amano se vio en la necesidad de decidirse de una buena vez.
Ingresó al local, dio un par de vueltas, ojeó algunos libros, se tomó todo su tiempo hasta que finalmente se animó a ir a la sección que en verdad buscaba. En cuanto vio a la misma joven acercándose a él, espetó un rudo:

—Estoy mirando.

La muchacha de pelo corto, negro azabache, asintió y volvió al mostrador. Pasados unos cuantos minutos, el rubio pudo sentir la mirada de la misma empleada en su nuca, era hora de dejar de darle vueltas al asunto. Se dirigió a la caja y cuando le tocó su turno, con mucha sutileza, pronunció:

—Dígame... Estoy buscando un libro pero no lo encuentro en su sección.
—Si ¿Cuál busca?

El Emperador Relámpago tragó grueso y en un susurro inentendible respondió:

—El Kamasutra Gay.
—Sí. Lo tenemos—Sonrió la dama luego de chequear en su computadora.—No debe de haber quedado ninguno como muestra pero en el deposito seguro queda.
—Bien... —Ginji sonrió complacido sin dejar de susurra.
—¡HEY! ¡TOSHI!—Espetó la dama gritando cual camionero—¡UN KAMASUTRA GAY!

Amano palideció en ese momento, y sin ningún tacto, el otro empleado que se encontraba acomodando libros que retiraba de un cesto respondió:

—¡KAMASUTRA GAY! ¡AHÍ VA!

El rubio se empequeñeció literal y metafóricamente (Nada raro teniendo en cuenta su alter ego chibi Ginji). Una gota de sudor recorrió su frente y con un torpe temblequeó le pagó a la dama. Una anciana a su lado lo observaba como quien observa a un depravado sexual, aun así, El Emperador Relámpago no dejó de sonreír estúpidamente.

—Me lo envuelve para regalo—Solicitó a lo ultimo cuando el libro ya se encontraba sobre el mostrador.
—Por supuesto—La muchacha puso manos a la obra y con una expresión picara acotó—Un regalo para un amigo ¿No? Eso dicen todos.

Ginji nada acotó, quería huir cuanto antes de ese lugar y no volver nunca más a pisar una librería en lo que le quedase de vida. Se fue con el libro envuelto bajo su brazo y siguió su camino, rumbo a la Fortaleza Infinita.

***

Cuando llegó, un grupo numeroso de chicos corrió a recibirlo con notable alegría, se entretuvo un rato con ellos y hasta se vio tentado en jugar a la pelota, pero recordando porque estaba allí se disculpó y siguió camino, sin sospechar que iría a encontrarse con Shido y Emishi escasos metros antes de lograr su objetivo.

—¡Shido-kun, Emishi-kun!—A pesar de su creciente nerviosismo, lo disimuló bastante bien—¡Que sorpresa!
—Que sorpresa verte a ti aquí—Respondió Fuyuki con un tono neutro de voz, su espalda apoyada contra una destruida pared.
—¡Ginji-san! ¡Tanto tiempo sin vernos!—Saludó Haruki poniéndose de pie—¡Algo así como!—Observó su reloj y acotó—¡Veintidós horas!

A decir verdad, Amano se encontraba en el bloque este, zona liderada por Emishi, lo cual era tan probable encontrar al bromista en ese lugar, como encontrar un japonés en Japón.

—¡Waouoo!—Expresó Haruki notando el paquete fino debajo del brazo del rubio—¡¿Para quién es el regalo?!
—Esto... Eh... —El emperador relámpago observó el paquete como si nunca lo hubiese visto, incapaz de poder idear una buena mentira respondió—Es para Makubex.
—¿Makubex?—Se extrañó el domador de bestias—¿Es su cumpleaños o... Algo así?.
—¡¿Qué es?! ¡¿Que es?! ¡¿Que es!?—Investigó Emishi curioso intentando tomar el paquete pero Ginji lo alejó de su alcance.
—Un libro... —Recordando la pregunta de Shido continuó—Es que... Le debía su regalo de cumpleaños del año pasado.
—¡Un libro!—Exclamó Haruki—¿Makubex le gusta leer? ¿De que trata? A mi me gusta leer.
—Pues es... Un libro... sobre nombres.—Notó la extraña mirada que Fuyuki le estaba dedicando, supo que había notado algo raro en todas sus vacuas explicaciones e incomodo intentó escapar—En fin, se me hace tarde... luego nos vemos chicos.
—¡Para mi cumpleaños prefiero una revista!—Gritó el bromista a la distancia—¡Una de chicas! ¡Desnudas! ¡Anótalo!...—Luego, se dirigió a su amigo que aun seguía cavilando sobre el porte de Ginji—Y tu también Shido, anótalo.
—Psh... Si no te gustan las chicas.—Realizó un mohín gracioso de incredulidad, solo le gustaba aparentar que sí.

***

Como no era de extrañarse... Ginji se perdió. Llegó ante la puerta de Makubex dos horas después de lo pactado, pero conociéndolo a SU emperador relámpago, al chico computadora no le sorprendió. En cambio, en cuanto lo vio, profesó un tembloroso.

—¿Lo tienes?

Amano asintió efusivamente y mostrando el libro que guardaba receloso bajo su brazo, su amigo lo dejó pasar.
Guardaron silencio unos cuantos segundos, hasta que Makubex quebró la atmósfera pesada que se había creado, ofreciéndole al rubio, una taza de té negro que el otro aceptó solo por complacer a su compañero.

—Bueno... —Pronunció el castaño una vez sentado luego de darle el té a Ginji—Ábrelo.

Sin perder mas tiempo, Amano lo hizo. Rompió la envoltura del libro y lo dejó sobre la pequeña mesa ratona. Ambos se quedaron nuevamente en silencio observando la tapa cual hallazgo científico. Nada revelador, solo se podía observar el nombre escrito en romano y una foto muy sutil de las piernas de dos hombres en una posición muy pecaminosa.

—¿Ya lo has visto?—Preguntó Makubex curioso.
—Aun no, quería hacerlo contigo.—Luego de sus palabras, rápida y torpemente aclaró—Leerlo... Quería leerlo contigo.
—Bien—Canturreó el chico sin nombre tomando el libro primero.

El Emperador Relámpago, como un rayo, se sentó a su lado en el sillón de dos cuerpos, pero analizando la situación sugirió.

—¿Porque mejor no lo leemos en tu cama?—El rubio se sintió avergonzado por la propuesta, temió quedar como un violador serial desesperado por una nueva victima.—Digo... —Acotó dejando las palabras flotando en el aire.

Makubex en respuesta sólo sonrió, tranquilizando, automáticamente, a su futuro amante. Asintió y se puso de pie. El té... había quedado relegado a segundo plano, intacto se enfrió y a Ginji no le importó.
Llegaron a la cama y como si fuesen dos buenos amigos se sentaron uno al lado del otro para comenzar a leer. El que tomó el libro primero esta vez fue Amano y abrió la primera hoja con impaciencia.

Letras...
Palabras...
Frases...
Oraciones...
Párrafos...

¿Dónde estaba lo interesante? Se saltearon la primera parte, imprudentemente, y fueron directo a los capítulos de las posiciones. Digo “imprudentemente” porque les hubiese servido de MUCHO las correctas y oportunas explicaciones y consejos. Pero así son los jóvenes a esa edad, impacientes y hormonales.

—La catalana—Leyó el Emperador Relámpago en voz alta—Recostado boca arriba con las piernas abiertas...
—Espera—Interrumpió el friki—¿No tendríamos que quitarnos la... ropa?
—Cierto.

En escasos segundos los dos jóvenes se encontraban como Dios los trajo al mundo, intentaron dejar el pudor de lado, y por suerte la curiosidad pudo más. Así que el rubio continuó leyendo.

—Bien... Continúa—Alentó Makubex.
—Recuéstate boca arriba con las piernas abiertas.

El chico hizo caso y obediente ofreció toda su desnudes.

—¿Así?—Un rubor cubrió sus mejillas, le daba pavor estar en esa posición.

Ginji se perdió en su mundo observando los redondeados glúteos de su amante contra el colchón y su mata de vello algo escaso y oscuro cubrir sus genitales. La situación comenzaba a asustarle. Sí, a asustarle. No sabía si podría llevar bien las riendas.

—Bien, sigo leyendo—Tragó saliva y acotó—¡Ah! Yo me tengo que poner de rodillas—Con el libro en una mano gateó hasta el chico sin nombre situándose entre sus piernas abiertas—No entiendo—Expresó con sinceridad apoyando el libro sobre el pecho de su compañero.
—¿Qué cosa?
—Tengo que apoyar tus nalgas sobre mis muslos.
—Mira el dibujo—Sugirió, quizás podría ayudarlo.
—A ver.—Tomó la cintura de Makubex y apoyó las nalgas sobre sus muslos—Así.—El leve contacto de piel erizó sus vellos, su pene, semi dormido quizás por el nerviosismo y la frialdad de la situación, ahora se encontraba a pleno.
—¿Ahora?
—Dice que tengo que rodear con ambas piernas tu cintura.

Aquello los desconcertó, era físicamente imposible.

—Déjame leer eso.—Pidió el peligris impaciente y algo molesto con el libro—Bsbsbsbsbs—Leyó en voz baja hasta llegar a la dura conclusión de que Amano iba por buen camino—Probemos otra.

El Emperador Relámpago asintió convencido y salió de su posición. Intentaron por más de media hora posiciones que a simple vista, por los dibujos, eran mas fáciles. Una pierna por aquí, otra por allá. Muslos arriba, cadera abajo. Parecía mas una clase de gimnasia que otra cosa.
¿Tan complicado era el sexo? Agotador, extenuante... Estresante. Y pensar que a la gente le gusta hacerlo. Para colmo, cuando lograban hallar una posición medianamente sencilla, no todo era mas fácil... Al rubio le costaba penetrar a Makubex porque sino le dolía a uno, le dolía al otro, o a los dos al mismo tiempo y nunca llegaban a nada... Sus miembros se quedaban dormidos y no querían despertar, al lograr revivirlos, otra vez la ardua lucha de encontrar otra pose mas convincente.

—Se me atoró el reloj en la sabana—Pronunció el chico computadora al borde del llanto.

Ginji tuvo que salir de la posición, soltó la pierna de Makubex y este se liberó. Tomaron aire, suspiraron y se quedaron sentados sin decir nada frente a frente en la cama. Luego, sin darse por vencidos, volvieron a la carga.
Amano profesó que lo mas conveniente era leer las posiciones enteras, o sea, no solo la parte explicativa, sino el preámbulo y el final.

—¿No habrá un kamasutra para principiantes?—Preguntó Makubex pero su amigo elevó los hombros en señal de desconocer ese dato y siguió leyendo.
—Una variante singular de esta postura acrecienta la sensualidad: el que está echado flexiona una de sus piernas y apoya la planta del pie sobre el pecho del otro, como si lo empujara.—La cara de desconcierto de los dos dejó por sentado que sería otro fracaso, pero el rubio no amedrentó—Este jugueteo de deseo y rechazo aumenta el tono morboso del contacto; uno busca profundizar la penetración con firmeza, adelantándose, mientras el otro parece resistirse, dando a la pierna un movimiento de muelle. Pero como los une un mismo deseo, le toma el pie y la rodilla con ambas manos, para dominar la situación y marcar el ritmo, a la vez que el otro cede para sentir en su interior toda la potencia del pene erguido. Así se inicia un coito intenso y profundo—Realizó una pausa para tomar aire, releer y analizar las cosas—En esta posición, el penetrado puede llevar sus manos a las nalgas del amante y continuar la sinuosa caricia hasta el perineo y el ano, mientras siente la excitación que le provoca el que penetra al rozar su rostro, excitar sus tetillas y su vientre.

Una vez finalizado pronunció un “bien” de satisfacción y se quedó mirando a Makubex para ver si este había entendido, sin embargo el chico computadora solo profesó un:

—¿Qué es el perineo?

Silencio. Pesado e incomodo. Arqueando sus cejas, el Emperador Relámpago se sinceró:

—No lo sé.—Volvió su vista al libro y lo cerró vencido.

Otro silencio, mas embarazoso que los anteriores; fue Makubex, quien cansado de probar posturas que eran todo un desafío para cualquier acróbata licenciado susurró:

—Bueno...
—Creo que esto no va a funcionar.—Ginji le había leído la mente a su amigo.

El peligris bajó su vista derrotada y comenzó a llorar sutilmente preso de una impotencia que lo superaba.

—Ya... No es tan terrible.

“Seguro hay amantes peores que yo” Pensó Amano sin decirlo, y lo abrazó buscando su rostro para besarlo. Luego de consolarse mutuamente y de prometer que su pequeño fracaso moriría con ellos, llevándose el secreto a la tumba, se vistieron con tranquilidad y en la puerta se saludaron.

—Fue todo un gusto.—Dijo Makubex estrechando con candor la mano del Emperador Relámpago.
—Nos vemos mas adelante—Sentenció el rubio con una sonrisa.

Escondió el libro bajo su chaqueta y siguió su camino cantando por lo bajo. Había resultado un desastre, pero por suerte la cosa había sido de a dos. No... No se trataba de que él no había “podido” o de que su “amiguito del sur” había fallado. Makubex tampoco se había mostrado muy cooperativo cuando Ginji le pedía que colgase su pierna del ropero.
Es que para una primera vez, no había libro que valiese, por muy bueno que este fuese.
Intentó ponerle buena cara al mal tiempo, y aunque había resultado todo mal y la relación con Makubex había terminado como empezó: Fugazmente, en un abrir y cerrar de ojos. Llegó sonriendo parcamente.
Saludó a Paul cuando entró a Honky Tonk, luego a Natsumi y subió las escaleras rumbo al cuarto que compartía con Ban, quien, vale recalcar, se encontraba algo impaciente y exaltado. La conversación con su amigo esa mañana lo había dejado a mil, cual aspiradora en hi, como si hubiese tomado Speed mezclado con una aspirina, coca cola y café.

—Hola Ban—El rubio intentó mostrarse lo mejor posible, ya que Midou tenía la facultad de descubrir con facilidad sus estados de animo.
—Hola Gin... —Correspondió acotado en su cama leyendo un libro, apagó su cigarrillo sobre una tapita de cerveza, cenicero improvisado.

Se reservó para sí la pregunta ¿Dónde había estado su amigo? Le pareció inoportuno en ese momento.

—Iré a bañarme... ¿Necesitas usar el baño?—Huyó rápidamente.
—No.

Cuando comenzó a sacarse la chaqueta recordó que tenía el libro escondido. Echó una rápida hojeada a lo que estaba haciendo el ojiceleste y notando que se encontraba de espaldas revisando el estante de los libros, rápidamente se desprendió de su chaqueta y dejó el libro bajó la misma, escondido. Luego tendría tiempo con el telépata lejos del cuarto, para encontrarle una guarida mejor a su sucio libro. Se quitó su remera, su pantalón y desnudo caminó hasta el baño.
Abrió el grifo de agua caliente y la reguló con la fría. Necesitaba de una buena ducha para sacarse la mala suerte con la que cargaba.

¡¿D”NDE?!

¡¡¡¿Dónde estaba esa morsa que lo meaba desde el cielo?!!!

***

Mientras tanto, en la habitación, Ban buscaba que leer, se sentó nuevamente en su cama con un libro en su mano y por cosas del destino, guió su mirada a la chaqueta de su amigo que descansaba sobre la otra cama. En realidad, la punta de algo que pareció ser otro libro, le llamó poderosa y peligrosamente la atención. Con curiosidad, se estiró y tomó esa punta jalándola suavemente.

—Oh... Mi Dios... —Profesó Midou con sus ojos bien abiertos al ver la tapa.

Se lo hubiese pedido prestado, el ya tenía ese... El Kamasutra lésbico (Uno nunca sabe si alguna amiga puede necesitarlo) el Kamasutra para ellos, para ellas y el de sexo oral. Lo dejó de lado y ahora mas decidido que antes, mandó todo al re carajo y se puso de pie.

—Que el señor esté conmigo.—Susurró melodramático y exagerado antes de decidirse del todo.

***

Su cabellera rubia rápidamente se humedeció al contacto con el agua, cerró sus ojos y se dejó llevar. A pesar de su rotundo fracaso como amante, se encontraba aun algo emocionado. Tantas poses, tantos roces, tanta saliva...

—¿Ahora vienes a reaccionar?—Le dijo ofendido a su miembro como si este le fuese a responder.

Siguió lavándose, preguntándose en que había fallado, pero cuando su mano llegó a su pene, rozándolo cálidamente, una descarga eléctrica recorrió su columna. Lanzó un gemido apagado y vergonzoso, echó su cabeza hacía atrás y comenzó a masturbarse lenta y distraídamente... Como si no lo estuviese haciendo realmente ¿? Le faltaba silbar.
Pero en lo mejor, en el summun de la masturbación culposa, algo, o mas bien alguien: sentir una presencia y una respiración pesada prácticamente en su nuca, lo llevó a abrir sus ojos y... ¡Oh!... ¡Sorpresa!... ¿Con que se encontró?:

—B—an... ¡Ban!—Dejó de zarandear su hombría de aquí para allá y posó su mirada aterrada, en su querido amigo.

Pensó en decirle, en reprochar que él ya le había ofrecido el baño antes de meterse, ahora que esperase su turno. Pero los ojos, la libidinosa mirada de Midou no profesaba su interés en el inodoro, sino en el Emperador Relámpago.
Sin mediar palabras, porque estas sobraban, el telépata se acercó cuidadosamente hasta donde su compañero de ruta se encontraba aturdido, observándolo. Le dio, así, tiempo de soltar alguna queja que jamás llegó a oídos del pelinegro.
La pequeña e insignificante barrera que le impedía llegar hasta el rubio era la minúscula pared de treinta centímetros de alto nada más, que bordeaba la bañera, útil solo para que el agua quedase donde debería quedar.
Elevó un pie, luego otro, y sin importarle el detalle de que se estaba empapando bajo la lluvia de la ducha, llegó hasta Ginji, posó tembloroso su mano sobre su mejilla y con la otra acercó su cintura.
No quería echar todo a perder, estimaba a Amano, mucho más de lo que cualquiera osó imaginar o pudo alcanzar a vislumbrar. Una atípica relación que no se da con facilidad entre los seres humanos.
Cauteloso, descendió la mano que anteriormente había acariciado la suave mejilla del Emperador relámpago hasta la altura de su pecho, realizó una breve pausa apenas perceptible por los sentidos y siguió camino, hasta su ombligo y más tarde su pubis, de donde se asomaba una mata de vello castaño, opaco, como el verdadero color de pelo que debería llevar su dueño de no teñirse.
Lo miró fijamente, para asegurarse de que iba por buen camino, pero el rubio no mostraba ningún sentimiento negativo en su rostro y gestos, pero tampoco positivos. Neutro, inerte, sorprendido, excitado... Aun, su hombría se encontraba erguida y anhelante de caricias. Ban no se hizo rogar y tomando la ultima pizca de coraje, abrazó con su palma abierta, el miembro de Ginji. Este gimió y cerró sus ojos, sus manos cobraron vida aferrando el cuerpo de Midou, incitándolo a más.
La intensidad fue regulada por el experto telépata, acarició, estiró y apretó un poco el pene que palpitaba furioso, cálido e impaciente en su mano. No pasaron muchos segundos hasta que Amano explotó. Ya se encontraba bastante a tono, mucho antes de que su amigo irrumpiese en el baño.

—Ban...

Esta vez, su nombre no fue pronunciando con sorpresa, sino con deleite, placer y extremo cariño. Hasta se podría decir que con un tono de agradecimiento.

—Te quiero, Ginji.

Le fue necesario a Ban decirlo antes de seguir, para dejar bien en claro con esa frase, lo que buscaba realmente del emperador relámpago. Este sonrió y salió de la bañera junto con Midou quien guiándolo de la mano hasta la cama, lo arrojó con deseo de poseerlo cuanto antes... El Kamasutra, descansaba al lado, en la otra cama, observando a los amantes.
El telépata con suma prisa se deshizo de su camisa blanca y de su musculosa, para luego quitarse las medias con mas premura si era posible. Deslizó el cierre de su pantalón quitándoselo y liberando así a su miembro del tortuoso encierro. Ginji le dedicó una mirada cargada de terror, abrió sus ojos tan grande como platos lo que causó la risa de Ban.

—¿Te gusta lo que ves, Ginji?—Preguntó sensual, gateando en la cama, hasta llegar encima de Amano.

No contestó, era innecesario hacerlo. Midou se acostó sobre el cuerpo del rubio y besó su cuello, lanzando un gemido de éxtasis cuando sintió su suave piel y el delicioso aroma, su cuerpo mojado, había empapado las sabanas y el colchón, pero era lo que menos le importaba al telépata en ese momento.
Iba a hacerle el amor al emperador relámpago en su cama... Como tantas noches había fantaseado. ¿Qué importaba tener que dormir sobre un colchón húmedo, entonces?
Ban levantó su vista y se encontró con los ojos cerrados de Ginji.

—Abre tus ojos—Solicitó con energía pero calidez a la vez, y cuando Amano obedeció, besó sus labios, primero dulcemente hasta tornarlo un beso apasionado y violento.

Tomó los brazos del rubio y los enredó en su cuello, posó sus manos en sus caderas y las elevó para hacerle sentir la proximidad de su miembro. Contrario a lo imaginado, Ginji no temió el dolor a la invasión, si no que se encontraba ansioso, y excitado nuevamente.
Midou, luego de rendirle homenaje a su cuerpo: besándolo de pies a cabeza, lubricándolo con paciencia, volvió a hacerse dueño de su cintura. Colocó una almohada bajo sus glúteos para facilitar la penetración y ubicando su miembro comenzó con la ardua y gratificante labor.
Le costó acostumbrarse al principio, su cara solo reflejaba dolor, pero poco a poco, la imperiosa necesidad de sentirlo al telépata en su interior, sublimó toda tortura, o mejor dicho, la tortura se mezcló con el placer. Ayudó a su amigo elevando una pierna, de esa forma la penetración se hizo más profunda. Midou soltó un gemido algo escandaloso y aferrando esa misma pierna que Ginji había elevado, colocándola en su hombro, irrumpió del todo su intimidad, tomando un brevísimo descanso para volver a la carga.
Con los segundos, Amano acompañó los jadeos y gemidos del telépata, al mismo tiempo que sus caderas acompañaban su rápido y desesperado vaivén.
Hacía tanto tiempo que lo deseaba al rubio, que por mas intento de retrasar su orgasmo, no lo logró, y eyaculó deliciosamente en el cuerpo del emperador relámpago, sin dejar de aferrarlo y de besarle con amor y devoción.
Cuando Ban salió de su interior, Amano experimentó un vacío inexplicable junto con una punzada de dolor en su parte más inexplorada –al menos hasta ese momento–. Se acostaron uno al lado del otro, sin decir absolutamente nada, por el temor a quebrar el momento. Pero el rubio necesitó saber algo:

—Ban...

El aludido se incorporó apenas, quedando de costado, apoyando un codo sobre la almohada y su cabeza sobre su palma abierta.

—¿Qué es el perineo?

Midou rompió a reír, acaso ¿creyó que su amigo le diría bonitas palabras de amor? O al contrario ¿Expresaría un hondo arrepentimiento por lo ocurrido?.
Se tomó su tiempo para responder:

—¿Quieres saber lo que es?—Preguntó juguetón, el rubio asintió efusivamente y el telépata descendió por su cuerpo hasta llegar a su entrepierna, ocultó su cabeza y con su lengua buscó esa zona muy pocas veces tomada en cuenta.
—¡Oh! ¡Mi Dios!—Gimió Ginji y todo volvió a comenzar.

Esa noche Ban debió dormir en la cama de Amano, ya que su colchón se encontraba empapado... Y las siguientes noches también, a pesar de que ya se había secado con el correr de los días.
El Emperador Relámpago pudo encontrar en Midou, no solo amor y contención, si no todas las respuestas que un simple libro no le había dado y que jamas se las daría.

…l había nacido para ser uke.

Fin
Notas finales: Espero que te haya gustado Yage chan... :P ¡Bien, lo terminé! Como siempre, mis fics terminan, antes, después o durante, siendo un Ban x Ginji xDDD. ¡No lo puedo evitar!. Quiero aclarar con este fic que ningún personaje ES por ley universal y/o mística uke, seme o suke... A pesar de que la frase final que utilizo en este fic da por sentado una terminante idea, soy de creer que los fanfickers no debemos cerrarnos a eso. Cualquier personaje puede y debe ser uke o seme, dependiendo de las ganas que tenga el ficker de hacerlo de una u otra forma, de la historia que está escribiendo, o lo que quiera mostrar/reflejar con su fic. Es bueno variar y no encerrarse ciegamente en una cosa, y hablo en general, no sólo del tema de “quien se la pone a quien” xD.  Lamentablemente me he cruzado con muchas personas en el fandom que cree que un personaje DEBE estar sí o sí con otro personaje determinado por sus gustos personales, como si esa fuese una verdad universal e irrefutable; o que un personaje DEBE uke o seme por motivos muy vagos. Está bien tener gustos personales, yo misma no salgo del Ban x Ginji y no me gusta el Juubei x Katsuki, así mismo me gusta verlo a Shido de seme únicamente. Pero no consideraría a un fanficker desastroso por ponerlo a Ban con Paul o a Ginji con Shido, ni tampoco mataría a nadie que escribiese sobre Juubei y Katsuki, ni defenestraría a quien le guste hacerlo a Shido de uke. Tampoco buscaría convencer a las personas de que le gusten las parejas que a mi sí me gustan.Está bien, también, que no nos guste una pareja o casi todas, pero el fanatismo desmedido es algo muy triste y lamentable.  Por suerte en el fandom de Get Backers no he conocido personas así, pero en Saint Seiya O.O... Madre mía... hay que tener cuidado y mucho tacto (cosa que yo no tengo y así me llevo con la gente xD) Visitar los foros de SSY con el escudo del Dragón y estarse preparado para recibir comentarios extremistas que te dejan ¡WTF! O.o En la vida real las personas, es decir los hombres homosexuales o bisexuales, no son pasivos o activos por la edad, el aspecto, o la forma de ser. No quiero extenderme mucho con esta idea, así que para hacerlo más fácil, les dejo este link y ya --> http://pegasusfantasy.creatuforo.com/seme-vs-uke-personalidad-vs-preferencias-tema364.html Muchísimas gracias por leer y acompañarme. Nos leemos dentro de años luces. 20 de Septiembre de 2008Merlo Norte, Buenos Aires, Argentina

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